Mi ex, mi primer amante y nuestro ultimo polvo

Mi ultimo polvazo con quien para entonces era mi ex novio y mi primer amor se remonta a cuando tenia 18 años, me inicie precoz al mundo del sexo, a los 13, pero hoy con 27 ya para los 28, casada y creo que bien corrida, puedo decir que fue el mejor amante entre todos

Entre mis recuerdos, me encuentro yo en mi habitación, cuando recibo una llamada poco habitual, reconocí la voz de inmediato, Diego, mi primer amate, a quien inocentemente me le entregue en brazos como si fuese un refugio a los 13, toda una niña inocente, pero ya para ese tiempo no lo era, lo único que había sabido de ese joven de 15 años en esa época era que había optado por una carrera militar en caracas, la capital del país.

Y bueno, allí estaba yo entre mi impacto y mis demonios, mis fantasmas. Después de tanto tiempo quería verme, me cito ese mismo día, se había graduado de la militar y ahora tenia 20 años, me mando a ir a el bar de su familia, solos el y yo, como en los viejos tiempos y el tendría la única copia de la llave, sabia que jugar pool no quería, pero a mi me carcomió la idea de enseñarle a quien fue mi maestro todo lo que en 6 años el no me había enseñado.

Me puse unos hilos negros, una falda que apenas cubría mis muslos, unos sostenes transparentes y una blusa de tirantes, tome un taxi me prepare para el ataque.

Llegue a la puerta y al abrirla encontré un camino con las fotos que a el le encantaba tomarme desnuda en los viejos tiempos y esas llevaban a la mesa de pool donde perdí mi virginidad, allí estaba en semi desnudo acostado a oscuras en el bar, el entrenamiento militar le habia sentado MUY bien, tenia sus bíceps marcados, el es blanco, pelo negro y ojos negros, es alto y con una sonrisa simplemente encantadora, sus ojos se posaron en mi dandome la bienvenida:

Hola, bonita -ese era el sobrenombre que me había puesto- cuantos años y cuan bella- dijo levantandose de la mesa y sentándose en el borde- sabes, cuando llegue lo primero que hice fue venir a este bar, la única mujer a la que he traído aquí es a ti -dijo haciendome una seña para que me sentara a su lado-

Si -recuerdo responderle timidamente- hace un tiempo.

¿Que pasa bonita? ¿no te han sabido llevar como yo? -dijo con tanta arrogancia que aparte mi timidez y despertó mi diosa interior-

¿Que te hace sentir tan seguro de que eres el mejor polvo en la cama? -le dije en tono de reto-

El hecho de que nadie mas antes que yo estuvo dentro de ti y que nadie mas rozo tu piel como lo hice yo -me dijo levantandose y poniéndose en frente- Y si no fuera así, ¿que haces aquí?

Vine porque como mi maestro era un guarro, la alumna con el tiempo se convirtió en una guarra -dije plantándole un beso, en ese momento me di cuenta que lo extrañaba tanto, me hacia falta volver a mis inicios-

Mis manos surcaron su espalda, fue buen acierto de su parte esperarme solo en pantalón, asumí que quería impresionarme con su cuerpo bien formado, pero a mi ha esa edad a menos que fuese una polla extremada mente grande no es fácil sorprenderme.

En fin, mis manos llegaron a ese culo bien formado, pero las jaenes ya empezaban a molestar, así que me propuse a despejar la zona, abrí la cremallera y allí estaba, mi desvigador ja, ja, ja. 15 cm de puros recuerdos, mi palo de oro, estaba bien erecto y yo quería recordarlo así que me dispuse a tragar cuento pude, pero en ese momento, el me levanto me cargo en brazos y me monto en la barra del bar, me halo la parte de abajo e hizo un gesto para que ahogara mis gemidos, abrió mis piernas y se dispuso a meter su lengua en mi coño afeitado, recorría y lamia y valla que ya veo porque me pidió que me callara, su lengua recorría mi clítoris con una agilidad excelente, sus dedos de abrieron paso entrando y saliendo mientras mis manos apretaban su cabeza contra mi vagina, el hacia presión sobre mi clítoris con sus dedos y ahora era su lengua la que me penetraba quizá mejor de lo que lo ha hecho un pene, una ola orgasmica recorrió mi cuerpo y me dejo allí tirada en la barra.

Pero conociéndolo como lo conozco, el quería mas, cuando me dispuse a bajarme el subió, se recosto y me miro con una cara de: Te follare la boca. Tomo mi cabeza y me propuse a terminar la tarea, mi mano tomo tu miembro y comencé a masturbarlo mientras recorría el glande con mi lengua haciendo pequeños círculos y luego, me lo trague completo, uhmm.. ese sabor característicamente sabroso, salado, quería impregnar mi lengua de todo ese sabor, mis uñas recorrían su falo mientras le lamia los huevos, su pene entraba y salia de mi boca y podía ver como el se mordía los labios y cerraba los ojos de pura extinción, de pronto, me halo por los cabellos sacandome el miembro de la boca, me despojo como loco de mi blusa y sostén, me pidió que le hiciera una paja y acabo en mis senos.

Me miro con una sonrisa burlona, limpio mis senos, los olío y me dijo: Ricos, sabrosos, hielen rico y son el deleite, tienen que ser tuyos. Comienzo a subcionarme los senos y a masajear el pezón de la otra, no había parte de mi cuerpo que el no conociera, su mano bajo hasta mi coño el cual estimulaba dando pequeños pellizcos a mi clítoris, yo estaba que desbordaba en jugos, me dio a probar un poco y me volteo.

Me puso en cuatro y me pidió que le pusiera el condón con la boca y asi hice, destape la bolsita, lo acomode en mi boca y lo deslice por su miembro viril,  hizo un pequeño suspiro, me pidio que me acomodara, me nalgueo y me dijo: Ahora bonita, te follare.

Sus palabras nunca se me van a olvidar, introdujo su pene en mi chochita y comienzo un frenético mete y saca, sus manos apretaban mis muslos, sus manos recorrían mis pezones duros como una roca, ahh esa sensacion orgasmica es inolvidable, mis músculos se entumecieron. me cargo con su pene dentro y me puso en una silla, donde se sentó y me puso en cima de el, ahora yo estaba a cargo, el me tomaba por la cintura mientras yo lo cabalgaba:

Ahhhhh me vengoooooo, decía el mientras apretaba mi cintura y besaba mi cuello, me quito de el, y literal mente era un rió de leche.

Ese día sentí como si el tiempo no hubiese pasado nunca entre el y yo, como si siguiese siendo la niña inocente que había desvirgado en una mesa de billar.

Me confeso que era su despedida de soltero, al dia siguiente se caso y jamas volví a saber de el