Mi ex me cojió como nunca
Es una historia verídica sobre mi ex pareja y yo. Envíen sus impresiones.
La experiencia que voy a narrar es absolutamene verídica y sucedió hace un poco mas de dos años. Despues de una larga convivencia de 15 años, decidí separarme de mi esposa por cuestiones que no vienen a cuento.
Lo que sí voy a decir es que en todo ese tiempo, si había lgo en lo que no llevábamos ningún problema era con el sexo. En realidad, en ese sentido la pasábamos muy bien. Generalmente teníamos relaciones a diario y no tan frecuentemente mas de una vez por día. Desde que nos conocimos, ambos resultamos muy calientes y abiertos respecto a la sexualidad. Típicamente, probamos casi de todo salvo un trío aunque en realidad mas de una vez lo hablamos sin llegar a concretarlo.
Mónica nunca tuvo dificultades para llegar a sus orgasmos ni para lubricarse y mas de una vez pasaba por esas experiencias de orgasmo múltiple, especialmente los días posteriores al final de su período cuando disminuíamos nuestras relaciones amorosas.
Típicamente cualquiera de los dos iniciaba el juego. Siempre dormíamos desnudos tanto en verano como en invierno en la acostumbrada posición de la "cucharita". Por ello es que a veces ella empujaba con su culo haciendo vaivén a lo que yo respondía de inmediato. Como resultado del movimiento, yo le levantava una pierna ligeramente y entraba en su concha que siempre estaba húmeda y comenzaba a empujar suavemente hasta que la calentura hacía que me pidiera que la llene de leche.
Como Mónica tenía cruzada las trompas no había inconvenientes en que yo la llenara de mi leche en cualquier momento lo que ella siempre disfrutaba con grandes gemidos y una característica especial que era apretarse contra mi verga cuando sentía el liquido salir. Siempre era como si quisiera que entrara al fondo de su vagina y quedara para siempre. En ese movimiento yo sentía el cuello de su útero tocar mi cabeza y latir al compás de mis eyaculaciones. Después nos quedábamos dormidos..
Lo cierto es que nos separamos y lo que voy a contar sucedió despues de esa separación. Hacia un mes aproximadamente que cada uno vivía por su lado cuando, tuve necesidad de llamarla y preguntarle si podía pasar a recoger unos documentos a lo que asintió.
Cerca de las 5 de la tarde, estacioné en la puerta de la casa y toque el timbre. Me atendió por el portero eléctrico y me franqueó la entrada. Ya en la casa, me gritó desde el baño del fondo que la aguardara un instante que estába terminando de ducharse.
Al momento salió envuelta en su toallón y descalza como era usual. Este espectáculo no me llamó la atención pues después de tanto tiempo conocía muy bien sus costumbres.
Mientras se secaba el cabello, se acercó y nos saludamos como si tal cosa. Nos dimos un beso como habitualmente y nos dirigimos a la cocina a tomar un café.
Mónica iba adelante y al verla se me cruzó por la mente ese culo del que tanto había disfutado. Se lo toque riendo y diciendo que estaba lindo como siempre.
Ella se dio vuelta y me dijo algo que sonó bien raro:
-Tengo que decirte algo aunque me da mucha vergüenza- explicó.
-Todos estos días te estuve necesitando. Me he masturbado varias veces por día e incluso utilicé el vibrador pero sigo caliente. Me da verguenza decirlo pero quiero pedirte que me cojas un poquito aunque sea-
La besé con ternura mientras dejaba caer la toalla en el pasillo donde habíamos quedado detenidos.
Besé su cuello y sus enormes pechos que tenían los pezones inusualmente duros y frescos por la ducha.
Ella sin decir palabra me aflojó el pantalón jogging y se arrrodilló hasta mi verga que se había puesto durísima. De un movimiento se la tragó hasta el fondo y comenzó a sobarla como hacía tiempo no lo hacía.
Luego de unos minutos, la hice levantar y le pedí ir al dormitorio. Mónica estaba roja de calentura y yo apenas había contenido mi eyaculación en su boca.
La empujé en la cama y cayó con las piernas abiertas. Sus muslos brillaban de la cantidad de jugo producido y emanaban un excitante olor. Se había depilado completamente y se veían sus labios gruesos y oscuros palpitar. Bajé hasta su concha y separé con mis manos los carnosos labios. Por un momento quedé quieto. En todos esos años juro que jamás había visto su clítoris tan rojo y duro. Tanto que parecía un pene pequeño.
Primero le pasé la lengua a lo que Mónica gritó, y luego empecé a sorberlo como si me estuviera mamando una pequeña verga.
Ella se revolvía gimiendo, gritando y tirándome del cabello. Un instante después acabó en mi boca en un orgasmo largo y profundo. Luego me pidió un 69, pero yo estaba tan caliente que mi semen empezaba a chorrear de a gotitas.
Acerqué mi cabeza a su vagina y la introduje sin ninguna dificultad hasta el fondo. Mónica gritó de nuevo y volvió a acabar.
Era como si un orgasmo no hubiera terminado antes que el otro comenzara.
Demás está decir que en cuanto toque el fondo de su vagina caliente me vacié completamente en ocho o nueve chorros de caliente semen. Mónica alzó las piernas al tiempo que me agarraba de mis nalgas para sentir el jugo todo adentro.
Luego convulsivamente comenzó a vibrar y su vagina a apretarse en espasmos.
No me permitió salir de dentro suyo y mientras nos girábamos para que quede encima mío me decía "Te acordás de la película Atame. Bueno sigamos"
Y comenzó a subir y bajar con esos increíbles espasmos de concha. La cuestión es que entre gemidos y groserías no dejó que mi verga se aflojara hasta que un rato después los dos volvimos a acabar.
Mi semen y sus jugos se salían y me mojaban todo el vello, el vientre y el cobertor de la cama. Luego de acabar, Mónica se bajó con dificultad y se tendió a mi lado. Yo volví a tocar su clítoris que aunque no tan duro aún era impresionante..
Nos acariciamos un rato mas hasta que luego se levantó y me dijo:
Hoy no me lavo tu leche. Y quiero repetirlo.
Yo me levanté, fui al baño, me vestí y tomando los documentos me despedí.
Juro que este polvo no me lo olvido mas. Será que las relaciones entre ex parejas son todas asi?