Mi ex-compañera Sonia 2
Continuación de mi aventura con mi ex-compañera
Cuando al cabo de un buen rato nos relajamos, Sonia se incorporó un poco y me dijo
¿Qué tal, cariño? ¿Lo has pasado bien?
Mucho. Hacía tiempo que no me corría con tanto gusto como hace un rato. Ha sido tremendo. ¿Y tú? ¿lo has pasado bien?
Mmmm, muy bien. Yo también he gozado mucho
La verdad es que pensaba que serías muy fogosa, pero no me imaginaba que fueses tan…
¿Tan calentorra? Siii, me encanta el sexo y practicar casi de todo. Lo cierto es que soy un poco guarrilla. Oye, estoy hambrienta, ¿comemos algo?
Desde luego. Voy a lavarme un poco y enseguida preparo algo
Después de asearme y vestirme un poco, y mientras lo hacía Sonia, me fui a la cocina y saqué lo que tenía preparado para cenar allí mismo. Al cabo de un ratito apareció Sonia. Se había puesto un camisón muy cortito, de tirantes, por donde se asomaban sus enormes pechos y que dejaban al aire sus gruesos muslos. Estaba muy sexy y mi deseo empezó a crecer de nuevo, pero tocaba comer y nos pusimos a ello.
Mientras comíamos y charlábamos no dejamos de mirarnos con cierta lascivia. Estaba claro que ambos disfrutábamos mucho con el sexo y que la situación se centraba en ese aspecto casi exclusivamente. Pensé que íbamos muy aprisa y ya que nos habíamos desfogado un poco, había que ralentizar la cosa para no desgastarnos en exceso. Por eso le dije
Dime Sonia, me imagino que te quedarás todo el fin de semana ¿no?
Si, tenía pensado marcharme el domingo, ¿te viene bien?
Pues claro que si, pero te lo decía porque creo que vamos muy aprisa
Si, eso creo yo, pero es que soy muy fogosa y veo que tu también, y es difícil contenerse
Es cierto, pero es mejor que intentemos frenar un poco o acabaremos rotos
Vale, frenemos un poquito, pero no demasiado, que quiero sacarle partido al finde. No sabemos cuando podremos repetir esto y hay que aprovechar
Eso es verdad, yo también quiero aprovechar la situación
Lo cierto es que la conversación me estaba poniendo caliente, así que me levanté y me puse a recoger los restos de la cena. Mientras tanto, vi como Sonia salía de la cocina. Cundo terminé me fui al salón pero Sonia no estaba allí. Supuse que estaría en el baño así que esperé a que volviese. Cuando regresó, Sonia me encontró sentado en el sofá. Ella se acercó y se sentó a horcajadas encima de mí, medio abrazándome y poniendo sus grandes tetas a la altura de mi cara. Me dijo
- Sabes, parece que me vuelven las fuerzas después de comer, ¿y a ti, te pasa lo mismo?
Yo no le contesté y en su lugar empecé a meter mis manos por debajo del camisón y así pude comprobar que no llevaba nada debajo. Sonia sonreía por lo que entendí que lo que quería era volver a las andadas, así que comencé a acariciar su cuerpo mientras notaba como sus pezones se erizaban y se clavaban en la tela del camisón. Subí mis manos hasta sus tetas y comencé a acariciárselas, y después de sobárselas un rato llegué hasta los pezones lo que hizo que Sonia pegase un respingo de placer y mi poya se empezase a poner dura dentro del boxer.
Sonia notó el bulto del boxer y acercó sus caderas hasta que su coño quedó tocándome el paquete, al mismo tiempo que se quitaba el camisón y sus tetas quedaban libres. Aquello me puso más caliente aún y mi boca se fue hasta sus tetas, donde mi lengua comenzó a lamer aquellos grandes pezones duros como piedras. Sonia gemía de placer mientras movía sus caderas y mientras mi lengua seguía chupando y mis dientes le daban pequeños mordisquitos en los pezones, una de mis manos bajó hasta su coño para tocárselo. Noté que estaba muy caliente ya y quería seguir con aquello, pero entonces Sonia se levantó, tomó un cojín y se puso de rodillas delante de mí.
Sonia alargó sus manos y agarrándome el boxer empezó a quitármelo, dejando al descubierto mi poya que ya estaba tiesa como un palo. Entonces una de sus manos me cogió el pene y comenzó a sobármelo, muy despacio, casi una caricia, mientras sus tetas no paraban de rozar mis muslos. Después de un ratito de caricias, Sonia acercó su boca y comenzó a chuparme la poya lentamente. Yo no dejaba de mirarla y entendí que no quería hacerme correr, sino disfrutar de la mamada, por lo la deje hacer a su gusto.
Aquella situación duró un buen rato, en la que Sonia alternaba una suave mamada con unos pequeños mordisquitos en el glande y con una suave masturbación. Llegado un punto vi como Sonia llevaba una de sus manos hasta su coño y comenzó a masturbarse y mientras me chupaba la poya gemía de gusto por el placer que ella misma se proporcionaba. Al cabo de un rato sus gemidos se intensificaron y pensé que estaba a punto de correrse. Entonces dejó de chupármela, se incorporó, se sentó encima de mí, tomó mi poya y se la metió en su ardiente coño hasta el fondo.
Aquello me pilló un poco de sorpresa y le dije
- Tengo condones ahí, espera que me pongo uno
Y Sonia, con voz entrecortada y si dejar de moverse arriba y abajo, me dijo
- Déjalo… no hace falta… ya he tomado yo precauciones… créeme… no me interesa lo más mínimo… quedarme preñada.
Aquello me puso más cachondo aún, pues prefería no usar el condón, así que no dije nada y la deje hacer. Sonia estaba muy caliente por la paja que se había hecho, por lo que al cabo de un momento de estar follándome, noté como aceleraba el ritmo y pegando unos tremendos gemidos se corría, mientras le sobaba las tetas para aumentar su placer y aguantaba mi propia corrida.
Entonces hice que Sonia se quitase de encima y le dije que se pusiese de rodillas encima del sofá. Ella lo hizo y yo me puse por detrás, agarrándole su enorme culo con una mano y masturbándola con la otra. Sonia volvió a gemir y a decir
- Mmm… siiii… que rico… dame más… dame más…
Entonces le metí de nuevo la poya en su coño húmedo y ardiente y comencé a follarla con ganas, mientras ella no dejaba de gemir y dar grititos de placer. Así estuvimos un ratito hasta que me dijo
- Mmm… más rápido… que me corro… que me corro…
Yo no podía aguantar más, así que aceleré un poco el ritmo y en un momento me corrí dentro de Sonia mientras le pegaba unos buenos empujones y la llenaba de semen, y noté como ella volvía a correrse entre gritos de placer. Cuando el placer cesó, le saque la poya y me tiré literalmente en el sofá, haciendo ella lo mismo. Estábamos agotados así que le dije
No puedo más. Voy a dormir un rato para recuperarme
Yo también dormiré un poco, hay que recuperar fuerzas
Y ambos nos medio abrazamos y nos fuimos al dormitorio. Caímos redondos en la cama y enseguida perdí la consciencia y me dormí. Cuando desperté era de madrugada y noté que Sonia no estaba en la cama. Fui hasta el salón y me la encontré sentada en el sofá. Se había puesto una bata cortita y parecía estar muy relajada. Me acerqué al sofá, me senté a su lado, y le pregunté
¿Qué, como te sientes preciosa?
Mmm, muy bien. Lo cierto es que estoy disfrutando mucho
De eso se trata, de disfrutar a tope
Y para eso te estaba esperando, para seguir disfrutando y espero que hayas descansado
Y mientras decía esto último, Sonia se levantó del sofá, se desabrochó el cinturón de la batita y se la quitó. Entonces pude ver que llevaba puesto un bikini tan pequeño que apenas le tapaba los pezones dejando al aire el resto de las tetas y la braguita le cubría escasamente el coño. Aquella visión hizo que empezase a ponerme cachondo y mi poya se empezó a poner dura debajo del slip. Sonia me miró el bulto y me preguntó
¿Qué, te gusta lo que ves?
Mucho, me pones como una moto
Pues venga, demuéstralo, hazme gozar
Ante semejante reto me incorporé y me acerqué a Sonia, y abrazándola me puse a besarla en la boca, metiéndole la lengua y comiéndole la suya, mientras mis manos recorrían suavemente todo su cuerpo. Luego mi boca bajó hasta su tetas y separándole un poco el bikini comencé a chuparle los pezones mientras mis manos le agarraban fuertemente el culo. Sonia comenzó a gemir de gusto y después de estar así un buen rato me arrodillé, le separé un poco la braguita del bikini y me puse a chuparle su dulce coño, que a esas alturas estaba más que húmedo.
Sonia disfrutó de aquella chupada un buen rato entre gemidos de placer, hasta que llegado un punto se apartó un poco he hizo que me incorporase. Su mano se fue directamente al bulto de mi slip y me lo sobeteó un poco, luego metió la mano dentro y me agarró con fuerza la poya que estaba dura a mas no poder. Entonce me cogió de la mano y echamos a andar hacia el dormitorio. Cuando llegamos Sonia se sentó al borde de la cama y yo me quedé de pie frente a ella. Me cogió el slip y me lo bajó hasta quitármelo, luego acercó su boca hasta mi poya, sacó su lengua y se puso a darme largos lametones, desde los huevos hasta el glande. Aquello me puso más cachondo aún y comencé a gemir de gusto mientras le decía
- Mmm,… que rico… así… así…
Sin dejar de darme lametones vi como Sonia se quitaba el sujetador del bikini y luego paró para quitarse las braguitas. Una vez se quedó desnuda me dijo
- Venga, túmbate en la cama
Así lo hice y entonce Sonia de montó encima de mi pero al contrario, poniendo su coño a la altura de mi boca y dejando su cara a la altura de mi poya. Entendí que quería que nos chupásemos los dos, así que si esperar más saqué mi lengua y me fui en busca de su clítoris, mientras noté como Sonia se metía mi poya hasta dentro. Aquello fue la locura de gusto y ambos comenzamos a gemir y jadear mientras que nuestras bocas no dejaban de funcionar y seguían chupando y chupando. Después de un buen rato de intenso placer oí como Sonia gemía más fuerte y supuse que estaba a punto de correrse, y como yo estaba a punto de hacer lo también aceleré el ritmo y noté como ella hacía lo mismo. Al cabo de un momento Sonia empezó a correrse en mi boca, lo que hizo que yo también explotase y me corriese en la suya, originando un torbellino de grititos, gemidos y jadeos. Aquello resultaba tan placentero que ninguno de los dos dejamos de chupar y lamer, así que el orgasmo se prolongó hasta que volvimos a corrernos de nuevo.
Cuando paramos nos echamos en la cama medio abrazados y sin decirnos nada no fuimos quedando dormidos de nuevo.
Continuará
Alex196169@hotmail.com