Mi ex. ❤️🔥
Era una de esas noches calurosas de verano en las que te tumbas en la cama a pensar en la vida y a mirar al techo toda la noche. Y yo, pensaba en sexo, concretamente con mi ex.
Era una de esas noches calurosas de verano en las que te tumbas en la cama a pensar en la vida y a mirar al techo toda la noche. Y yo, pensaba en sexo, concretamente con mi ex.
Imaginaba como empezaba besandome lentamente como solo el sabía hacer. Recoriendo con sus cálidos labios cada parte de mi ser. Mi boca era su lugar preferido, mi boca y mis pezones. Hacia mucho que no nos veiamos, yo había estado con otro chico, con el cual acabo de cortar hace unas semanas. Estoy destrozada. Lo amo con mi alma, pero ahora no quería pensar en el, era una forma muy masoca de autolastimarme, había sido una pelea tonta y aún tenía la esperanza de poder arreglarlo con él, pues ambos habíamos tenido la culpa.
Mientras tanto, quería evadir mi mente pensando en algo que no fuese él, mi ex novio, anterior a este último del que estoy enamorada, era mi mejor opción.
Entre el y yo ya no había nada, salvo una bonita amistad y una enorme atracción sexual, la atracción de dos personas que estuvieron juntos en su mas tierna adolescencia y que nunca llegaron a tener sexo. Era algo que me mataba, amo con toda mi alma a Adrián, y a estoy dispuesta a luchar por el para recuperarlo las veces que sean necesarias, pero era la primera vez que estaba soltera en años, nunca habia traicionado a mi novio y ahora no podía desaprovechar la oportunidad que me brindaba la vida para saldar mi cuenta pendiente.
Lo llamé, ya llevaba un par de años en contacto con él, estaba al corriente de toda mi vida sentimental y en parte, era mi confidente y mi paño de lagrimas, pero ese día, cuando lo llamé diciéndole que Adrián y yo lo habíamos dejado temporalmente, no pudo evitar alegrarse. Sentí su respiración entrecortada. No sabía que decir.
Adrián y yo habiamos decidido dejarlo no por infidelidad, ni falta de confianza, todo eso era clave en nuestra relación, pero somos dos personas que chocan continuamente y llevábamos una mala racha de broncas de la que ambos nos habíamos saturado, no estabamos en nuestro mejor momento, tal vez era la vida, el destino me estaba indicando que había algo que no había hecho y tenía que hacer.
Yo: hola, estoy hecha mierda.
Él: ¿qué ha pasado cielo?
Yo: Adrián y yo lo hemos dejado hace un par de semanas, llevabamos unos meses agobiados y con discusiones continuas, ambos hemos quedado en volver a intentarlo, pero necesitamos ver a otras personas, hacer cosas diferentes, vivimos en una monotonía desde que cumplimos 18 y ni él ni yo sabemos lo que es tener sexo con otras personas. Me duele no tenerle cerca pero intentaré tomarlo como unas vacaciones espirituales donde por unas semanas no haya normas, celos, nada. Donde pueda explayarme sexualmente.
Él: entiendo, y...¿ Tienes alguien en mente?
Lo conocía como a mí misma, al fin y al cabo, crecimos juntos, y yo sabía que a pesar de haber sido un idiota que no aprovecho su oportunidad, estaba deseando que lo eligiese a él, y así fue.
No quería volverme una puta ahora que estaba "soltera" ni mucho menos, solo quería quitarme esa espinita que tenía con él, no lo podía negar, era un imbécil que me encantaba.
Yo: pues... Había pensado en quedar contigo, hace mucho tiempo que no te veo y sinceramente, eres la persona más cercana a mí, no tengo ganas de estar con alguien con quien no me sienta del todo cómoda ahora mismo.
Era la madrugada del jueves al viernes, nos desvelamos hablando hasta que se hizo de día, pero eso es muy habitual en nosotros, podemos hablar durante horas sin que se nos acaben los temas de conversación, es mi otro yo pero en chico, es conexión.
El viernes me levanté cansada, apenas dormí la noche anterior, pero sonreí al recordar que había quedado con el esa noche para dar una vuelta, quería ponerme guapa. Me decante por ir cómoda pero sexy. Llevaba un top negro corto y unos vaqueros ajustados, con mis adidas, como siempre. Me planché el pelo y decidí no pintarme, sabía que así le gustaría más. Por debajo decidi llevar lencería negra de encaje transparente, me quedaba espectacularmente sexy, me veía una diosa y me encantaba.
Por fin llegó la hora de vernos, hacia muchísimo que no lo veía y no pude evitar estar nerviosa, cuando ya estaba a pocos metros de mi lo vi sonreír y agachar la cabeza. El estaba igual o más nervioso que yo, me dio dos besos, pero el y yo sabiamos que esa noche ibamos a aprovecharla y sin pensármelo me puse de puntillas, alcancé su boca y lo besé.
El no lo pudo evitar, inconscientemente dejó caer sus manos sobre mi culo, lo había echado tanto de menos... Por fin volvía a sentirlo suyo y eso le encantaba. Nos besabamos con mucho deseo, eran muchos años sin sentirnos el uno al otro y mucha la nostalgia por los viejos tiempos. Después de diez minutos de deliciosos besos en los que yo acariciaba su nuca con las yemas de mis dedos y el acariciaba mi culo por debajo de los vaqueros, decidí apartarme, mirarle y sonreír, efectivamente estaba ahí, no era ningún sueño.
Él: estas preciosa
No pude evitar ponerme roja, siempre me pasaba, me encantaba oir eso y más si venía de él, decidimos dar una vuelta, la noche estaba perfecta y por suerte no había mucha gente, podríamos disfrutar de la intimidad para contarnos mil cosas y besarnos entre medias.
Yo: adoro besarte, es como transportarme a otro mundo, es triste que dos personas que congenien tan bien no sirvan para estar juntos, pero al menos quiero que sepas que te quiero, y esta noche no solo te quiero, también te deseo, y quiero que seas todo mío.
Él: yo también te quiero enana, y también te deseo, te voy a desear siempre.
Es tan dulce, esa conexión hace que diga justo lo que quiero oir en el momento más apropiado, me tenía atontada, sentía que había retrocedido en el tiempo y volvía a ser una quinceañera, pero ya no eramos niños, eramos adultos con deseos de adultos, y ambos necesitamos más. ya no nos conformabamos con besitos, yo quería sentirlo, tocarlo, besarlo. Quería gozar hasta quedarme sin voz, quería llegar una y otra vez al orgasmo, quería hacer de esa noche algo inolvidable para ambos, pues tal vez fuese la última vez...
pero la calle no era un lugar dónde quisiese explotar mi sexualidad, así que nos cogimos una habitación doble hotel. Llegamos y tras entrar por la puerta del dormitorio me cogió en brazos y mientras me besaba y agarraba mis nalgas me llevó a la cama, me tiro y se subió encima de mi, su piel estaba ardiendo y su erección era más que notable. Me besaba mientras nos quitabamos la ropa, no íbamos con prisa, la noche era muy larga y yo quería disfrutarla al máximo, y las prisas no son las mejores aliadas del placer, así que le quitaba la ropa mientras acariciaba su piel, recorría su espalda con mis manos, siempre que amado su espalda, tenía la piel de gallina y se dejaba llevar, estaba disfrutando como nunca.
cambiaron las tornas, lo tire a la cama y me subí yo encima de el, sentandome sobre su dura polla. Acerque mi boca a su cuello, como me encanta besar su cuello, y como se retuerce él de placer cuando se lo hago. Es una sensación indescriptible, mientras beso su cuello meto mi mano por dentro de sus boxer, por fin volvía a sentirla en mi mano, primero la acaricie, después empecé a masturbarlo lentamente, el no podía más, parecía que iba a explotar de placer, mis besos por el cuello fueron bajando por el pecho, el estomago, el abdomen, casi estaba ahi, besaba el límite entre su piel y sus calzoncillos y el se retorcia sin parar, estuve a punto de meterme su polla en mi boca cuando me separó de ella, el sabía que si no paraba iba a correrse y era lo que menos quería, el aun no había tenido la oportunidad de hacer nada y no quería ser menos, volvimos a cambiar de posición, yo se nuevo abajo y el arriba, desabrochó mi sujetador de lencería negro y primero se quedó observándolas un momento embobado, si, eran tan bonitas como recordarba, no tardo acto seguido y en abalanzarse sobre ellas, chupandolas, lamiendolas, pellizcandolas mientras yo gritaba de placer de una manera incontrolable.
Ya estábamos ambos en un nivel de excitation que ninguno podiamos controlar, así que decidí dar el paso y me subí encima de él, a fin de cuentas, yo ya no era virgen y el si, debía tomar un poco la iniciativa. Le baje los calzoncillos dejándolo completamente desnudo y me subí encima de el, agarré su polla y me la fui entrando poco a poco dentro de mi, sentía un ligero dolor pero mucho placer, la anchura su polla era considerable y mi vagina no estaba acostumbrada a ella, pero finalmente entró, el sintió la gloria, por fin estaba follando, mis paredes estrechas apretaban su polla haciendolo sentir aún más de lo que ya sentía, una vez había entrado toda me incliné para besarlo y comencé a mover las caderas para la penetración, el al principio estaba algo timido, no sabía muy bien como moverse, pero mientras mas le sacudia la polla con mi movimiento de caderas más se excitaba y más se soltaba, empezó a ser el quien me daba a mí cada vez mas fuerte y agarraba mi culo para meter la mayor cantidad de polla posible, yo ya estaba en el cielo, era la primera vez que sentía una polla distinta de la de Adrián y me encantaba que fuese él, el fue mi primer amor y también la primera polla que probé, y ahora el me estaba follado sin piedad, sacó su polla y me puso en cuatro, me agarró con una mano el pelo cual puta, con la otra me dio un azote en el culo y acto seguido, de una sola embestida volvió a meter todo su miembro dentro de mi, mis piernas tiemblaban y mi vagina chorreaba de placer, los fluidos iban derramandose por mis muslos, por fin consiguió lo que nunca antes había conseguido, se corrió dentro de mi, una gran cantidad de semen salió disparada a chorros llenandome por completo, por fin lo habíamos hecho, habiamos saldado nuestra cuenta.
Los dos exhaustos nos tumbamos en la cama a acariciarnos y nos quedamos profundamente dormidos abrazados.