Mi etapa en la universidad pública
Ahora si tenía la intención de estudiar mucho, para recuperar el año perdido y para sacar la carrera, pero tenía que combatir con mis deseos, con mis ganas, y yo no siempre ganaba
Manuel me seguía llamando e invitándome a salir, pero me propuse que iba a estar sólo con Tomas, mi novio. Con Tomas viví lo que era un noviazgo más o menos como debía ser, no solo lo hacíamos, íbamos al cine, a comer, a cenar, a andar paseando, en lo que nos sobraba de tiempo porque también pasábamos mucho tiempo entregándonos a nuestra pasión. Con el fui a ver la del Titanico, ahí seguía notando que algo no estaba bien en mi, en lugar de gustarme Jack me encanto Cal, todavía en las noches me imaginaba hacerle sexo oral a ese actor, hincada frente a él, con su aire de superioridad, y yo sumisamente complaciéndolo con mi boca. Incluso cuando Tomas me tomaba en 4 me imaginaba que estaba con Cal, que era el que estaba detrás disfrutando con mis nalgas. Pero si llegue a querer a Tomas, cuando no estaba con el realmente lo extrañaba, y también deseaba el momento en que tuviera en mi boca su serpiente, me encantaba, aun dentro de su fealdad, la encontraba totalmente deseable, una cosa que deseaba siempre besarla, lamerla, y recibir su semen en mi boca. Pero Manuel me llamaba y me llenaba los oídos de erotismo, de lujuria, del tipo de deseo que no sabía que pudiera yo provocar. Me decía que daría lo que fuera por volverme a besar, por sentir mis labios en los suyos, que me deseaba hasta que le dolía, que solo pensaba en mis piernas y en mi trasero. Tomas no me hablaba así, solo me decía que estaba yo preciosa o que le gustaba mucho, pero Manuel si me decía cada vez más cosas más subidas, que quería hacerme el amor, quería besarme toda, quería ver mis senos y pasar su lengua por mis pezones que decía se los imaginaba riquísimos, que incluso extrañaba mi aroma porque olía según el delicioso. Y me encendía cada vez más, me daba curiosidad saber si realmente me lo haría con tanta pasión, si estaba realmente dispuesto a besarme toda, porque extrañaba horrores cuando el ingeniero me hacia sexo oral. Y Tomas, por alguna razón no se animaba a hacerlo.
Fui a la universidad pública a hacer el examen de admisión y por supuesto me aceptaron, empecé a ir a clases y fue otro cambio radical. El nivel económico de la mayoría de los que estudiaban ahí era notoriamente bajo, había pocas chicas guapas y las pocas que había vestían muy sencillo, sin sacarse partido, y la mayoría de los hombres eran medio naquitos, feos, se veían corrientitos, pocos que fueran atractivos. Y en ese medio sentí que yo destacaba de entre todas porque la mayoría de los compañeros y profesores me trataban bien, amablemente, queriendo quedar bien conmigo. Empecé a juntarme con unas compañeras, Viridiana que era blanca y rubia, no tan bonita, pero llamaba la atención por lo blanca que era, aunque yo en el fondo sentía un poco de envidia y pensaba que era güerita de rancho. E Isabel, que era alta de más o menos buen cuerpo, aunque tenía tendencia a vestir ropa corriente y en ocasiones se veía vulgar, era medio boba, más que yo incluso. Decía que estudiaba en plan mmc, mientras me caso, Viridiana si era más independiente. Les decía que tenía mi novio que vivía en otra ciudad, Isabel si andaba fijándose en todos, a la mayoría los encontraba guapos y era coqueta por naturaleza, siempre encontraba quien le ayudase con las tareas y trabajos. Y Viridiana si iba con más ganas de estudiar. Y yo supuestamente también, quería recuperar los dos semestres que había perdido en la uni particular. El caso es que las tres llamábamos mucho la atención, me imagine que así se sentía Gaby en la prepa, sabiendo que no había alguna más bonita que ella. Así empecé a sentirme y a perder un poco el piso, igual pensando que quizás no la más bonita pero si era yo de las más bonitas de todas las cerreras. Pero intentaba portarme bien, pensando que le iba a ser fiel a Tomas. Manuel se ofrecía a ir por mí al final de clases hasta que de verdad si fue por mí. Acepte que me llevara y antes de llegar a la casa me pedía que le diera un besito, si ya nos habíamos besado antes porque ahora no. Me rehusé, y como que se puso de malas, no quería que se enojara entonces le dije que solo un beso, claro fueron varios besos pero no quería que pasara algo más, me sentía mal por engañar a Tomas, y Manuel se seguía desesperando ese día porque quería tocarme, le dije que ya y me mostro a través de su pantalón la erección que tenia, me dijo –mira como me pones mi amor, me vas a dejar así? ves que mala onda eres?- al mirar como su pene erecto levantaba su pantalón sentí curiosidad por tocarlo, me seguía diciendo –quieres verme el miembro? acaríciamelo, ándale no seas malita....- pero en medio de la calle como a las 2 pm si sentí pena. Pero me asegure que nadie nos viera y empecé a acariciarlo, se sentía ancho, como me gustan, caliente a través de la tela, rico, y Manuel me decía –ves como si te gusta? dale un besito, bájate por los chescos amor....- no entendí lo último, le pedí que me explicara y ya me dijo claramente –quiero que me la mames.....con esa boquita linda mi amor....- pensé que Tomas no podía enterarse, y me metí entre el volante y su panza para besarlo, el no perdió oportunidad y me acariciaba el trasero, saque su pene y tal como lo imagine era una cosa gruesa, cabezona, aunque me encantaba meterme a la boca el pene de Tomas por momentos extrañaba los gruesos como el de el ingeniero o de Oscar. Y para mas tenía ya unas gotitas transparentes en la punta, que se me antojo probar, al besarlo se me quedo en los labios como la baba de los nopales, no aguante mas y empecé a mamársela, riquísimo, delicioso, un miembro muy bien puesto. Para eso ya sabía que podía tener la cabeza en la boca y con la mano frotarlo masturbándolo, se la mame hasta que me dejo la boca llena de su semen. Igual que aquella ocasión con Omar, Manuel como que se sorprendió de ver lo que hacía con su semen y me dijo que linda era yo. Me pidió que lo fuera a visitar a su taller como a las 8 ya que se hubieran ido sus chalanes, que me iba a dar mucho amor, que quería hacerme suya, que necesitaba tenerme, que me deseaba demasiado. Y acepte, sentí no tener opción.
Ya empezaba a sentirse frio de invierno entonces fui bien tapada, era un taller con varios tornos y otras maquinas, sucio, lleno de grasa por todos lados, refrescos a medio tomar por aquí y por allá, un cuarto que era como la oficina de Manuel donde había un calendario de mujeres desnudas voluptuosas, pero feas, con pinta de vulgares. Manuel estaba solo, al verme llegar se le ilumino la cara y me dijo que tenía miedo de que no llegase, que me hubiera arrepentido. Cerro la cortina y fuimos a su oficina, Manuel estaba casi eufórico, muy alegre, decía que desde que me conoció se había imaginado estar así a solas conmigo, me beso en la boca muy rico, sentí su cuerpo, su calor, su mano me acariciaba el trasero y se concentraba en mi región anal, me quito el suéter, estuvo un momento acariciando mis brazos, diciendo que eran lindos, suaves, recordé que Martha e incluso Liliana tenían puntitos rojos en los brazos, pero mis brazos no tenían ese tipo de puntitos, sentí que los míos eran más bonitos, además que casi siempre los traía sin vellitos. Deje que desabrochara los botones de mi blusa y el brasier que tenia broche al frente, me gusto mirar sus ojos, como se iluminaban y llenaban de deseo al mirar mis senos, que sin esperar mucho empezó a chupármelos, a morderlos con mucha pasión, casi toscamente, en ocasiones me mordía mas o menos fuerte lastimándome, le dije que no me mordiera tan fuerte pero me dijo que quería comérselos. Yo estaba de pie recargada contra la pared, después el siguió hasta abajo besándome y quitándome el pantalón, mis cacheteros, me besaba las caderas, los muslos y luego empezó a lamerme el pubis, que lleve rasurado y me dijo que le encantaba así, luego sentí su lengua entre mis labios, abriéndolos con sus dedos y metiendo su lengua lo más profundo, rozando con su bigote mi clítoris deliciosamente, yo estaba gimiendo con simples -ahhhh....ahhhh...- desde el ingeniero nadie más me había hecho sexo oral, podía ver su bigote humedecido con mi lubricación, sus ojos cerrados, aspirando mi olor que se ve que disfrutaba mucho. Sentí que era muy bonita, y pensé otra vez en los tipos de la escuela que me miraban y que se veía que yo les gustaba, pensé cuantos quisieran hacer lo que Manuel, cuantos lo habían imaginado, pensé en los pocos guapos a los que dejaría hacerlo, en los más o menos simpáticos que quizás tuvieran la oportunidad, en la mayoría de feos que no tendrían ninguna oportunidad. Se incorporo como desesperado ya y se bajo el pantalón y su trusa corriente para meterme su pene así, de pie, levantando una de mis piernas y buscando ansiosamente mi entrada, mi pierna izquierda la sostenía firmemente con su mano y mi otra pierna era tocada por su muslo más o menos grueso, pero se sentía tan bien. Luego recargada contra la pared tomo mi otra pierna y siguió penetrándome así, el de pie y yo recargada contra la pared, con sus manos sosteniéndome firmemente, y su pene dentro de mí, uno más dentro de mí, duro por mí, erecto y firme porque deseaba estar dentro, porque por alguna razón mi sensualidad, mis piernas bonitas, mis senos y mis pezones despertaban en este hombre Manuel las hormonas que lo hacían ponerse así, y desear depositar sus espermatozoides en mi vagina. Porque me deseaba y quería cogerme, de ser posible toda la noche. Los meses anteriores sentía haberme portado bien porque solo lo hacía con mi novio, y porque aunque empezaba a tener varios admiradores en la escuela no había sido coqueta con alguno, pero ahora sentía portarme mal, por tener a ese hombre casado metido entre las piernas, por engañar a mi novio, por dejarme manosear toda, pero me sentía bien porque era el tipo de erotismo, de sentimiento de lo prohibido que posiblemente necesitaba. Y faltaba la parte sucia, que le parece asquerosa a varias de mis amigas y a algunos hombres que se sorprendían al verme hacerlo. Me hinque frente a él, desnuda, y su pene dejo en mi boca otra descarga espesa y pegajosa de semen. Me daba cuenta que no es que me fascine el sabor, es el hecho, el llenarme la boca de un pene duro, ardiente y palpitante, el hecho de recibir su semen, de tragarlo, el hecho por sí mismo es totalmente erótico.
Manuel me llevo a su sillón y ahí estuvimos acurrucados un momento, me piropeaba mucho, no me quitaba las manos de las piernas y yo de su pecho, más o menos velludo, y me encantaban sus ojos y su mirada. Saco de su cajón una botella de ron y me dijo que tomase unos tragos, para quitarme el sabor del semen de mi boca. Después de eso nos besamos apasionadamente, largos besos, mucha saliva, mucho contacto de nuestras lenguas, mucha pasión. Sentí su erección otra vez, me hizo sentarme sobre ella y lo deje penetrarme así, sentada sobre él, haciendo sentadillas leves para sentir el grosor de su miembro entrando y saliendo de mí otra vez. Sin sacármela se levanto y me tuve que recargar con las dos manos del escritorio, dándole las nalgas. No tenía el vigor ni la fuerza de Tomas, pero sus palabras me llenaban de erotismo –ay mi amor para esto te quería......muévete mi vida, muévete......que ricas nalguitas mi amor, te amo Ely, te amo.....- tal vez por eso, me hizo alcanzar un orgasmo. Esta vez eyaculo dentro, ni él ni yo pudimos controlarlo esta vez. Así nos quedamos hasta que perdió la erección, yo le había dicho que no me la sacara. El tenía que llegar a su casa con su esposa entonces nos dependimos pronto, los dos nos fuimos contentos, satisfechos. Pero pronto empecé a sentirme mal, por Tomas, acostada sentí un poco de dolor en los pezones, y ligeramente adolorida de las piernas por las sentadillas, y un poco preocupada porque eyaculo dentro. Pensé en los espermatozoides en los que había pensado mientras me la metía, pensé que quizás en ese momento estaban esforzándose por embarazarme. De tanto pensar me di cuenta que yo tenía una necesidad muy grande de sentirme admirada y deseada, y que unas palabras o miradas que me hicieran sentir deseada eran suficientes para mirar al hombre en plan diferente. Intente contar a los hombres que me habían tenido, Raúl, Daniel, Saúl, Luis, Roberto, Ernesto, Armando, Oscar, Erick, Carlos, el ingeniero, Tomas y ahora Manuel, aun era una lista larga, casi un promedio de un hombre diferente por mes, decidí acortar la lista solo a los que me habían hecho sentir muy bien, Luis, Roberto, Oscar, el ingeniero, Tomas y ahora Manuel. Ya no se veía tan mal pensaba, solo 6, lo malo es que 2 habían sido casados. Y la verdad es que de los 13 me había tragado su semen. Sabía el riesgo el sida y las ets y los embarazos. Pensé que ya debía parar, controlarme, que me estaba arriesgando mucho. Al otro día había quedado con Tomas, fuimos al cine y después le dije que no me sentía bien como para ir a un motel. Se saco de onda y como que me miro con sospecha. Justificadas, los pezones creo los tenia morados incluso, y las piernas embaradas.
En ocasiones entre en serio y en broma Tomas me preguntaba que cuantos me había acostado, yo solo contaba a los que habían sido mis novios, Luis y Carlos si acaso, pero como que se quedaba con la desconfianza. En una ocasión después de hacerlo él estaba acostado, su pene semi erecto se había ido de lado y yo lo acariciaba y miraba detenidamente, se me salió decirle que tenía el pene como algo raro, me pregunto que si había conocido muchos penes ya, me quede en silencio por un segundo porque me di cuenta que como que me había delatado sola y le dije que no, pero como que quedo con mas sospechas. Me decía que me quería, que se estaba empezando a enamorar totalmente de mí, que le gustaba yo mucho, pero también era algo celoso. Me preguntaba de mis nuevos compañeros, si había alguno que me gustara, y la verdad es que no. Después de ese día lo note más serio, luego me pregunto que si había andado con algún casado, le dije que menos. Me dijo que el hermano de Martha le había contado que la secretaria de uno de sus vecinos le había dado una lista a la esposa de su vecino de las llamadas telefónicas que había hecho ese señor desde su oficina, y que su hija checo los números y le pregunto a Martha si sabía de donde era una lada que no conocía, y Martha se dio cuenta que había varias llamadas a mi casa y que ahora sospechaban que su vecino andaba conmigo, o había andado. Le dije a Tomas que sí, que ese señor me había pretendido pero que no había andado con él. Me dijo que le habían llegado rumores también del día del viaje al de de que había pasado algo con Erick, y de Carlos. Para todo intentaba justificarme, le dije que había tomado con Erick y que solo nos habíamos dado unos besitos, y de Carlos que tampoco había pasado de besos. Pero cada vez como que me miraba con mas desconfianza.
En la escuela para llegar a la cafetería teníamos que pasar por el edificio de los de ingeniería civil, la mayoría eran hombres y tenían fama de borrachos y vulgares, cada que pasábamos los tres nos chiflaban y nos llovían piropos. Isabel sonreía, Viridiana y yo permanecíamos serias pero en el fondo a mí me gustaba que me mirasen. Viridiana luego prefirió que diéramos una vueltota para no pasar por ahí porque decía que no le gustaba que la vieran como un objeto. Isabel estuvo de acuerdo aunque cuando andaba sola si pasaba por donde estaban los civiles, y pensé que yo, al contrario que Viridiana, me encantaba que me mirasen como un objeto de deseo. Teníamos una materia con un profesor que es el tipo más feo que he conocido, el ingeniero Ezequiel, ya como de 50 anos, chaparro, moreno, cabellos lacios y necios, con acné, ojos chiquitos, trompudo, que cuando se reía enseñaba las encías, y cuando daba clase y hablaba y hablaba se le llenaban las comisuras de los labios de saliva que se veía como blanca de la espumita que se le formaba. Era medio alcohólico parece y era soltero. Luego se acercaba mucho conmigo en mi lugar para explicarme algo, sentía su respiración muy cerca. Y cuando iba en minifalda siempre se paraba de tal forma que pudiera mirarme las piernas, que me las miraba en ocasiones descaradamente. Todos se daban cuenta de eso y empezaron a decir que yo era su consentida, y me pedían que en los exámenes llevase minifalda para distraer al ingeniero y que no se diera cuenta como copiaban. Me parecía gracioso eso y si me llevaba falditas muy cortitas. Me daba asco el tipo pero me gustaba que se quedara casi petrificado cuando miraba mis piernas. En alguna ocasión nos dijo a Viridiana y a mí que fuéramos a su casa para que nos explicara mejor de su materia. Le dije a Viridiana que si íbamos a ir y ella medio sorprendida me dijo que era impensable, que lo único que quería el tipo era ver que podía sacar en su provecho. Me invitaba a salir pero nunca acepte, me quería llevar a cenar, a un bar con música en vivo, y lugares así que no me interesaban, además que si me daba asco el tipo. Años después iba a re encontrarme con él, pero en aquel entonces me parecía que jamás iba a tener nada con el pobre tipo. Como teníamos que hacer una actividad extraescolar entre junto a Isabel a vóley ball. Hacía mucho que no jugaba e íbamos a entrenar una vez a la semana, varias andábamos en short y varios tipos iban a vernos jugar, sentía que iban para mirarnos las piernas y me sentía bien yo, me sentía en ese tiempo tan sexy, bonita y deseada.
Después de una práctica me fui así de regreso, sentí flojera de cambiarme y el sol como de invierno quemaba a esa hora, pase por el edificio de los de civil con Isabel y nos mandaron muchos besos y piropos, pensé otra vez en el deseo de esos tipos, pensé que cualquiera de ellos estaría dispuesto a hacérmelo, me iba poniendo caliente y decidí que sería bueno ir a visitar a Manuel a su taller, no estaba pero uno de los que trabajaban ahí me paso a la oficina donde estuve esperando como ½ hora, Manuel llego y me sonrió, cerró la puerta, corrió las persianas, y sus varios chalanes se sonreían entre ellos, seguramente pensando que Manuel me iba a coger. Y si estuvimos cerca de dos horas ahí, haciéndole sexo oral y dejando que me la metiera. Al salir también los chalanes aquellos dijeron cosas vulgares –mira lo que se come el jefe....y no convida....- y otro tipo de tonterías –ya se va la vaina del patrón!-, no me sentía incomoda, quizás hasta gracia me causaban.
Había dos tipos en la escuela que me miraban tan intensamente que me daban miedo, uno de ellos era alto, ya grande como de 28 anos, de esos que tomaban mucho y que me dijeron que consumía droga, me daba miedo porque luego caminaba hacia mí como si me fuera a atropellar y se detenía poco antes, sin decir nada, mirándome casi agresivamente, y otro de civil gordo, corriente, también con cara de borracho que si me llego a hablar, y me invitaba a salir, me decía que él era el tipo de hombre que una mujer como yo necesitaba y cosas así, casi diciéndome que me quería llevar desesperadamente a la cama. Pero para entonces el presidente de la sociedad de alumnos me empezó a pretender, Federico, era guapo, no muy alto, más o menos blanco de cabello negro, de facciones no perfectas pero se veía bien, con bigote. Era de esos tipos que antes de entrar a estudiar había trabajado en fábricas y en otros estados, para entonces ya iba a cumplir 26 años y apenas estaba terminando la carrera, y siendo el presidente me sentía importante yo, solo me invitaba a desayunar o me llevaba a la casa en su coche viejo. En ocasiones nos quedábamos platicando en su coche durante varios minutos, me trataba bien, aunque sabía que era de un barrio conocido por ser de los más inseguros, uno de sus hermanos había tenido problemas y se había ido y ni Federico sabía donde andaba. Federico me decía que ahí tenían que ganarse el respeto a golpes, y me mostraba algunas cicatrices que tenía en la cabeza cuando lo descalabraron en alguna ocasión o que lo golpearon con un bate en la cara. Sentir que fuera así como muy rudo y bravo me hacía sentir interesada, pensé que sería igual muy fuerte a la hora de hacer el amor. Pero entre que si y que no lo bueno fue que los otros dos tipos tomaron distancia y ya no me sentía acosada por ellos. Le decía a Federico que tenia novio, Tomas, a quien realmente seguía viendo, y bueno, también veía de vez en cuando a Manuel. Me sentía relativamente bien porque solo lo hacía con mi novio, y contadas veces con Manuel, que decía seguir fascinado conmigo. Tomas cada vez se ponía más raro, hasta que una vez que fui a verlo me lo dijo claramente, que me quería pero que tenía que dejarme porque ya le habían dicho Erick y Carlos lo que habían hecho conmigo, como me gustaba hacer sexo oral y que me los tragaba. También el hermano de Martha le conto que la esposa del ingeniero lo presiono de tal forma hasta que acepto que sí, que se había acostado con la amiga de Martha, y que según ya andaban viendo lo del divorcio. Tomas dijo que habría aceptado eso pero que lo que más le había desagradado es que yo le haya mentido. Me hizo sentir mal porque según había sentido que yo era la mujer de su vida y que por momentos pensó en casarse conmigo. Pero que no podía confiar en mí y que ahí quedase todo. Me regrese triste, sintiéndome mal, iba con una faldita muy coqueta y me regrese sin siquiera un beso. No es que quisiera seguir con él, si le tenía cariño pero había cosas que no me gustaban, pero si me sentí triste. Regrese a la ciudad y con ese pretexto fui al taller de Manuel, no había nadie pero estaba abierto y me metí hasta la oficina, pensando que tenía como el derecho de estar ahí. Se ve que regresaron de comer los chalanes y pude escuchar lo que decían, no se fijaron que yo estaba ahí. La mayoría eran tonterías, hablaban del america, del baile que iba a haber, de unas viejas que conocieron y que quedaron de volver a ver, decían que estaban chidas, que una era parecida a la nalguita que se andaba cogiendo el jefe. Empezaron a decir que como habría hecho su patrón para ligarse a la flaquita aquella, que parecía que estaba flaca pero que tenía un culito rico y unas tetitas paraditas, y que se veía bien fresa. Bromeaban que billete mata carita, uno dijo que se llamaba Elizabeth la vieja esa, y algún otro dijo que quien fuera el jefe para tenerla de perrito, otro dijo que se veía que se la tragaba toda, el que parecía llevarse mejor con Manuel menciono que se tomaron unas cervezas y si, Manuel le dijo que la Ely daba unas mamadas de verga deliciosas, y que le gustaba tragarse los mecos, en ese momento hicieron varias expresiones varios de ellos, del tipo -mmmhhhh, ahhhh imagínate esa boquita así en la riata dándole besitos!-. Yo estaba atenta, medio apenada por la forma en que se expresaban, pero interesada en saber cómo me deseaban. Uno menciono que se le antojaba darle por detrás a la Ely, que debía estar bien apretadita del aniceto, dijo otro que se lo mamaba en su mes, empezaron a expresarse mas gráficamente, -imagínate esas piernas así en los hombros y dándole para adentro mmmmhhh, que ricas cogidotas no le daría a esa pinche vieja!-. Llego Manuel y ya se separaron y empezaron a trabajar, al entrar a la oficina Manuel sonrió con cara de que era una sorpresa agradable y me beso con cariño, me dijo que tenía que hacer unas cosas y lo esperase un momento. Le dije que quería platicar porque acababa de terminar con mi novio y trato de escucharme tal vez fingiendo interés. No le dije porque, solo que era muy celoso. Me dijo que no me preocupase, que yo podía conseguir al novio que quisiera. Para eso me acariciaba los muslos, como queriendo que fueran caricias de consuelo, pero por su mirada obviamente no lo eran. Terminamos besándonos, acariciándonos, me la metió el sentado en su silla y yo sobre él, solo hice a un lado la tanga que llevaba. Ese fue mi consolación del rompimiento, al verme salir finalmente los chalanes ahora no dijeron nada, se quedaron mudos al darse cuenta que había estado ahí y que podía haber escuchado como hablaban de mi.
No me sentí mal porque el ingeniero se fuera a divorciar, yo habría sido el detonante solamente, ellos ya estaban mal de por sí. Pensé en los chalanes de Manuel, ninguno era ni remotamente atractivo pero pensé que se masturbaban pensando en mí, imaginando todo eso que dijeron. Pensé en el tipo que según quería metérmela por el ano, medio sorprendida porque deseara hacer eso en una parte que en aquel entonces no sabía que podía inspirar tanto deseo en los hombres.
En los semestres avanzados había un chica que era del norte, alta, blanca, guapa, ya mayor que la mayoría, y es que según era divorciada y después entro a estudiar. Se juntaba mucho con uno de sus compañeros, era un tipo no guapo, tenía que usar bigote porque se vería trompudo si no, moreno, pero se veía fuerte, de buen cuerpo. Supe que iba a hacer pesas y daba clases de natación como servicio social, en ese momento supe que el siguiente semestre iba a cambiarme de vóley ball a natación. Juntos se veían bien, era obvio que lo hacían aunque cada uno de ellos tenía sus parejas, que no estudiaban en la misma escuela.
Extrañaba a Tomas, aunque en un inicio veía feo su pene ahora extrañaba mucho meterme esa cosa en la boca, sus piernas durísimas, la manera tan fuerte en que me golpeaba las nalgas cuando me tenía en 4. La forma en que ansiosamente me llenaba los pezones de su saliva, de su lengua desesperada lamiendo la piel de mis senos. Pero como sea me sentía bien por ser el centro de atención de varios hombres en la escuela, del ingeniero Ezequiel, del presidente de la sociedad de alumnos. Un día pareció como el día en que Tomas me lo hizo por primera vez, todo se acomodo de tal modo que me sentí extremadamente deseada, como si las estrellas se alinearan de tal forma que ese día tenía que coger. Teníamos examen con Ezequiel y lleve mi faldita, estaba contestando con las piernas cruzadas cuando se acerco a mí y me pregunto –ya terminaste?- y paso su mano ligeramente por mi muslo, no le dije nada y al terminar me fui pronto, le conté a Viridiana y me dijo que lo acusara en la dirección, pero preferí no meterme en problemas. Luego Federico me llevo a la casa en su coche, no le dije lo de la caricia solo que el ingeniero me invitaba a salir y me dijo que había habido varias quejas de acoso sexual en su contra, pero que no pasaba de ahí el tipo, que no me preocupase. Ese día estacionado en su coche me puso la mano en la rodilla y me dijo que le gustaban mucho mis piernas. Para entonces de tanto usar minis y shorts ya se habían bronceado y tenían un color bonito, no solo porque yo lo dijera sino porque varios compañeros me las piropeaban y muchos hombres en la escuela o en la calle me las miraban fijamente. La caricia de Federico me agrado, ya estaba por terminar la carrera y me decía que se iba a ir al norte a trabajar, que ya tenía un puesto seguro con un amigo suyo en Cd. Juárez. En ese momento no pasó a más, pero pensé que había sido muy amable conmigo y que se estaba ganando una buena despedida. Al fin era poco probable que nos volviéramos a ver. Federico me dejo en la casa y andaba yo inquieta, andaba con short en la casa y veía la tv en la cama aburriéndome, mire mis piernas sintiéndome orgullosa de que fueran tan admiradas y deseadas, pensé que no debería estar ahí, sola, pensé que podría estar recibiendo caricias placenteras en mis muslos, y besos en mis labios. Eran como las 4 de la tarde y decidí ir a ver a Manuel, hacia unas 2 semanas que no nos veíamos y para entonces ya era una necesidad, una necesidad de caricias y de tener en mi boca un miembro viril. Me puse el pantalón del pants y salí caminando hacia el taller de Manuel, sin avisarle ni nada, quería darle la sorpresa. Me quite el pantalón y llegue en short, pase directo a su oficina mientras sus trabajadores intentaban no distraerse pero era obvio que notaban mi presencia. Al mirarme Manuel no se le iluminaron los ojos como otras veces, me dijo que su esposa había quedado de pasar a verlo para ir a comprar un regalo porque iban a ir a unos XV anos el fin de semana, y que ya no tardaba en llegar, me senté como decepcionada, me miro con ternura y se hinco junto a mi acariciándome las piernas, me dijo que lo perdonara por esa ocasión y que para la próxima íbamos a un motel con jacuzzi para estar muy rico. Junto su erección a mi rodilla para ensenarme como lo ponía solo con mirarme según decía, al sentir su contacto sentí muchas ganas de metérmelo en la boca, le dije que si me daba tiempo de al menos darle unos besitos ahí. Se levanto, saco su pene, y me lo metí en la boca sin perder tiempo, me hinque para estar más a gusto, lo estaba disfrutando mucho, concentrada en acariciar con mi lengua delicadamente su cabeza suave, lamiendo el tronco, besando sus testículos, pensando que nadie en la escuela se imaginaba tampoco que fuera capaz de hacer esas cosas, le pregunte si no iba a cerrar la puerta y me dijo que sus chalanes ya sabían que no debían molestar cuando estuviera yo. Seguí concentrada en lo que hacía, llevando su pene hasta mi garganta, dándome cuenta que podía mantenerlo así varios segundos sin sentir ahogarme como antes, llenándome la boca de un calor ardiente y palpitante, cuando oí unos pasos decididos dirigiéndose a nosotros, apenas cuando abrí los ojos sentí como con las dos manos me jalaron el cabello horriblemente hasta ponerme de pie y casi de inmediato recibí en la cara una bofetada con mucha fuerza, era la esposa de Manuel, con los ojos desorbitados, mostrando los dientes sin poder decir una palabra, yo me cubrí la cara cuando vi que quería seguir golpeándome, Manuel trato de controlarla abrazándola por la fuerza y ella me empezó a gritar cosas muy feas, furiosa, totalmente fuera de sí –pinche piruja te voy a partir la madre! deja en paz a mi marido puta asquerosa!- en cuanto Manuel pudo medio contenerla aproveche para escapar corriendo, todavía seguí escuchando sus gritos cuando ya iba por la puerta –lárgate perra! y tu cabron hijo de la chingada suéltame pendejo!- corrí sin parar como 5 cuadras, con el corazón latiendo a mil, espantada, saladísima de onda, con ganas de llorar porque me abrió el labio y me dolía la cabeza por el jalón tan fuerte que me dio, prácticamente me levanto del suelo de los cabellos. Y me puse a llorar, medio en silencio, por el susto y por las cosas que me había gritado, me sentía terriblemente apenada por la situación tan patética que había protagonizado, sintiéndome morir si alguien de mi familia pudiera enterarse, sintiéndome totalmente avergonzada. Tuve que llegar en short a la casa porque deje el pantalón del pants en la oficina de Manuel, me acosté y no podía dormir, por el dolor en la cabeza y pensando que las cosas se me habían salido de control, no era un juego andar vistiendo así y entregarme a hombres que por cualquier razón me resultaran atractivos. Pensé que ahora sí, debía controlar mis deseos, mis ganas de sentirme deseada, mis ganas de tener sexo con hombres casi por el simple hecho de que yo les resultara atractiva o porque me tuvieran un poquito de atenciones.
Ya no me inscribí a natación al siguiente semestre para no ver al tipo y evitar tentaciones, y en vóley ball nada mas compre un balón y ya deje de ir a las prácticas, me vestí ya no mostrando mucho y me concentre en estudiar. Manuel no volvió a llamarme ni yo lo llame, aunque de vez en cuando pasaba por su taller y no veía nada fuera de lo normal, aunque no lograba verlo. Federico y yo nos empezamos a alejar, quizás pensó que no le iba a hacer caso porque según él me veía bien fresita y el era de otro nivel. Supe después que si se fue al norte y le va muy bien allá.
Empecé a extrañar las miradas, la atención que recibía. Entraban nuevas chicas a la escuela y los compañeros decían que iban a ver el nuevo ganado, regresaban diciendo que estaba flaca la caballada aunque si entraban cada vez mas jovencitas y bonitas. No tenía un pretendiente en forma, solo un amigo que me acompañaba a todos lados pero que casi no me decía nada que me hiciera pensar que quería conmigo, solo de vez en cuando me miraba como con tristeza, como sabiendo que no le iba a hacer caso. Viridiana e Isabel me hacían burla que era mi amigo vio pero nunca paso nada con él. Isabel ya había cambiado como 3 veces de novio en la misma escuela e Viridiana andaba con uno que igual ya iba a terminar, se veían mas como una pareja aunque sabía que a Viridiana moría por un tipo de civil, blanco y cabello negro, con buen cuerpo, medio serio, no andaba de borracho como la mayoría de los de civil y tenía pocos amigos al parecer. Tenía una novia medio felicita pero llevaban mucho tiempo ya, e Viridiana no perdía oportunidad en coquetearle aunque al parecer no le hacía caso el. A mí también me gustaba pero no tanto. Empecé a extrañar todo, el deseo, las caricias, los besos, hacer sexo oral y que me lo hicieran, el sabor del semen, la penetración. Otra vez lo sábados me vestía sexy, ya no armaba los penes de plastilina pero pasaba mucho tiempo pensando en eso, me masturbaba pensando en Federico, que habría sido rico mamársela, satisfacerlo con mi boca, o con el tipo de las clases de natación. Me imaginaba que si me hubiera inscrito y me hubiera visto en traje de baño me habría querido coger, y me imaginaba que estábamos haciéndolo, en 4, o hincada frente a el haciéndoselo oral y acariciando sus muslos que a través de su pantalón de mezclilla se veían bien fuertes y gruesos. Pensé que podría ir a visitar a Roberto un día, pero me entere que ya se había casado con su novia. O a Daniel u Oscar, estaba casi segura que no me rechazarían. Pero todo se me iba en imaginarlo y en masturbarme, entre las sabanas, sudando un poquito, imaginando estar con un hombre ahí debajo de las sabanas. Viridiana alguna vez comento que lo último que haría seria andar con un casado, e Isabel según decía que tampoco andaría con un casado. Yo me quede en silencio sin atreverme a contarles lo que me había hecho y dicho la esposa de Manuel y porque, ni que el ingeniero se iba a divorciar por haber confesado que se acostaba conmigo. Igual dije que no andaría con un casado, no especifique que ya había andado no con uno, sino con dos.
En el ciclo de conferencias anuales nos pidieron ser edecanes, Viridiana no acepto pero Isabel y yo sí, teníamos que estar con nuestro trajecito negro, falda arriba de la rodilla y medias. Fue refrescante porque en mayo el calor es intenso como para andar con pantalón, y porque pude probar otra vez un poquito lo que es recibir las atenciones, y las miradas. Uno de los que fue a dar una plática fue el presidente municipal, un señor de casi 50, que después fue candidato a gobernador, y no gano. Era un poco el tipo del ingeniero, fuerte, de bigote, con pinta de ser muy hombre aunque como político siempre era muy atento y diplomático. Después de la plática que dio y de las mejoras prometidas para la universidad lo acompañe al estacionamiento, era muy amable y atento, me dijo que lo acompañara junto a su chofer y que me llevaban a mi casa. Acepte y me iba haciendo platica, la falda se me subía un poco pero nada que ver con las faldas que usaba antes que con las piernas cruzadas se me veía casi hasta la nalga. Ahora apenas ensenaba arriba de las rodillas sentada, pero el tipo me las miraba cada que tenia oportunidad y me hacía sentir bien. Dijo que le caía muy bien yo y que quería invitarme a comer un día, o a su rancho donde tenía caballos y que me iba a ensenar a montar. Le dije que sí, que me llamase. Indague un poco sobre el después, era casado, tenía una amante ya grande también aunque se veía muy guapa aun, como de 45 anos, y era conocido el caso en que su vecina una vez que fue presidente municipal y se enfilaba a la gubernatura le presento a su hija de 20 años, como ofreciéndosela. Y él la había atendido después. Bueno el caso es que el tipo le gustaba la buena vida y las mujeres así que si aceptaba salir con el seguramente después iba a querer algo más. Pero por otra parte era un político bien colocado y con el apoyo de Beatriz Paredes, y de una de las familias más adineradas e importantes del estado. Y me sentí como importante saber que se sentía atraído por mí. Si me invito a comer y acepte, temiendo que fuera yo a ceder, me gusto que mande a su chofer por mí, me sentí halagada. Me llevo a comer a un restaurante carisisimo, el me decía que pidiera lo que quisiera pero yo estaba sorprendida por los precios. Otro día si me llevo a su rancho, fue la primera vez que monte a caballo y anduvimos paseando por el campo, iba con pantalón de mezclilla apretado y blusa de manga corta, me consiguió un sombrero y decía que me veía preciosa. En cuanta tenia oportunidad me acariciaba los brazos, y me lanzaba muchas flores. Aquel día con el sol y todo lo verde que nos rodeaba como que era ideal para un poquito de romance, pensé que al fin ya me merecía algo porque habían pasado meses eternos sin recibir nada, y ahora este hombre influyente y poderoso se sentía atraído por mí. Y paso que nos besamos, pensé que solo iban a ser los besos, después beso mis senos y mis pezones e igual pensé que ahí deba parar todo ya, cuando toco mis nalgas pensé que no podía mas, y fue muy rico, me lo hizo ahí en el campo, medio incomoda por el pasto, la tierra y las piedritas que se me clavaban en la espalda, pero por fin después de tanto tiempo sentí otra vez lo que era tener un pene dentro mi vagina, pero me quede con las ganas de tenerlo en mi boca, pensé que iba a pensar que yo era demasiado fácil. No fue totalmente satisfactorio por lo incómodo para mí pero él estaba muy contento. Al otro día al regresar de la uni encontré 5 arreglos florales grandes que me había mandado, en la casa me preguntaban que quien me los había enviado y yo solo les dije que un admirador. Pero sentí el ambiente de preocupación de mis papas y estaba casi segura que iban a poner a mi hermano a investigar. Y él como que estaba ansioso por encontrar algo sucio y morboso para decirles a mis papas, ya me imagino, embarrarles en la cara que su consentida, seria y estudiosa realmente era una querida de alguien. Me propuse no volver a salir con el licenciado, y al parecer el tampoco tuvo mayor interés en buscarme, Quizás para el también era arriesgarse mucho, tenía su esposa, su amante, y la hija de su vecina, que todos en la ciudad sabíamos que la recibía en su oficina y salía horas después. Tampoco vote por él cuando hubo elecciones, y por dentro me alegre al saber que había perdido. Y es que sentí que todas sus atenciones y halagos fueron de dientes de fuera, solo quería cogerme, pero ni siquiera quiso repetir al menos una vez. Fue solo como para darse el gustito, y es que había pensado en no verlo pero de alguna forma poder quedar con él para que mi hermano o quien mandaran de la casa a investigarme no tuvieran forma de darse cuenta. Pero ni siquiera hubo necesidad. Años después lo vi en un café, quizás no me reconoció, o quizás de plano ni siquiera se acordó de mí porque no me saludo ni siquiera de lejos. Y yo pensé que ni siquiera debía ponerlo en mi lista de hombres con los que había estado. Pero si extrañe su pene, era grueso también, y me quede con ganas locas de metérmelo en la boca.
Para entonces se empezó a popularizar el internet, mi hermano tenía su computadora y de vez en cuando me dejaba usarla, entre a una sala de chat y me gusto que pudiera conocer a gente de lugares tan remotos, las primeras 3 veces platique con un muchacho de Australia, de Irlanda, y de Canadá, me gustaba la idea. Pero la siguiente vez no falto quien me empezara a enviar mensajes con contenido erótico. Primero me saco de onda un poco, luego les seguí la corriente. Y cuando me di cuenta ya estaba casi amaneciendo y yo había estado teniendo cybersex con varios que conocí en una noche, toda mojada. Me puse de buenas otra vez, al principio me pedían una foto y yo no tenía alguna digitalizada pero les prometía enviárselas. Hombres de Argentina, de España, de Colombia y por supuesto de México eran con los que más hablaba, y me fascinaba la idea. Los argentinos decían querer llenarme la concha de leche y romperme el orto, los españoles quieran echar un polvo conmigo o darme su polla para que la mamase. Y los mexicanos, tantos, del de, del estado, de Veracruz, de Monterrey, de Guadalajara, decían querer cogerme, una tras otra vez. Luego les empezaba a pedir su foto, algunos guapos, la mayoría algo comunes, y luego les pedía fotos de sus penes, y la mayoría me las enviaba. Varios recuerdo claramente, unos miembros que se me antojaba metérmelos por todas partes. Creo que los argentinos eran los más calientes, se sorprendían que nadie me hubiera hecho la cola como decían, aunque nunca faltaba el que decía que mejor se masturbaba antes que metérsela a una negra india. Nunca faltaban los pesados pero la mayoría eran bien cachondos. Pasaba noche tras noche en el chat, y en clases ansiaba que terminasen para llegar a la casa y poder chatear otra vez, como tantos hombres me llenaban el monitor con mensajes calientes, algunos vulgares y agresivos, y otros de tan galantes me aburrían. Creo que durante un breve periodo estuve describiendo a mas de 100 hombres como hago sexo oral, como me gustaría hacérselos a ellos, y como disfruto tragarme la lechita. No sabía que en los cookies o en los temporales se quedan las imágenes. Y por suerte mi hermano tampoco, cuando las descubrí casi me desvanezco de pensar en la posibilidad de que alguien las encontrase.
Me urgía tomarme fotos para que me conocieran, y porque un hombre de Rosario en Argentina decía estar muy interesado en mi y quería conocerme, me pidió una foto donde pudiera ver mis piernas, les sugerí a Viridiana e Isabel que nos tomásemos fotos y aceptaron, esa vez si fui en minifalda para verme linda, nos tomamos varias juntas, y en algunas me subía la falda a propósito o me bajaba el escote para ensenar mas. En cuanto pude las escanee y se las enviaba a mis cybernovios, la mayoría decía que estaba yo súper linda y que me cogerían noches enteras. Yo me ponía caliente, casi todos los días y varias noches. Eso duro casi año y medio, pero me sirvió para controlarme un poquito, pero tenía fantasías y momentos que iban a explotar en algún momento. Me gustaba que después de ver mi foto me enviaran correos del tipo –te quiero cogerrrrrrr!!!!!-, y me gustaba que me dijeran que se iban a masturbar mirándome. Un tipo de España guapísimo hizo un zoom con mi foto y en mi cara en el monitor acerco su pene erecto como si yo estuviese a punto de hacerle sexo oral y me encanto la puntada. Y si cada vez sentía que me iba a ser incontrolable otra vez, mantener mis deseos guardados. El tipo de Rosario me dijo que podría viajar para que nos conociéramos, el era casado pero no creí que realmente pudiera viajar y le decía que sería encantador que de verdad pudiéramos estar juntos y hacer todo lo que decíamos en el chat que haríamos. Pero nunca paso. Conocí a tantos y le daba mi correo a tantos que luego no me acordaba quien era quien, si me mandaban un correo diciéndome cualquier cosa medio ardiente yo les pedía una foto para conocerlos, y si podían también de su pene. Varios me mandaban lo que les pedía. Un tipo me mando una foto mía impresa y su pene encima, se veía que había eyaculado sobre mi foto, y la idea me fascino. Me sentía tan deseada, tan especial pensar que tipos de países tan lejanos estaban masturbándose pensando en mí. Pensar que por mi se estaba derramando semen en varios lados del mundo, me ponía cada vez mas y mas caliente.