Mi Esposo se Entregó (03)
Capítulo final... qué harán, Kike y Laura, después?
Mi Esposo se Entregó 03
Kike salió de mi cuarto con cara de vergüenza, los ojos mojados y sin saber en dónde esconderse. Tuvo que reconocer que no tenía argumentos en mi contra. Y si lo0s tenía, de qué le servía dármelos.
Volví a llorar en la cama, pero esta vez era de ira y rabia. Me mareé un poco, por lo que me tomé una prenatal y decidí mejor salir, ya eran como las 6:30 y yo no había ni almorzado. Encontré a Kike sentado en un sillón, desnudo, sudoroso, con la mirada vidriosa y triste, pude notar restos de semen en sus labios. Una lágrima resbaló por sus mejillas cuando me vio.
Me hice la fuerte y no le puse atención, en realidad lo que no quería era seguir llorando. Entré a la cocina y me dirigí directamente al refrigerador, encontré bastante comida y restos del almuerzo. También estaba Javier, desnudo.
Su marido le dejó comida entre el horno
Mmmmm gracias le respondí escuetamente.
¿Qué le dijo a Kike? me preguntó a quemarropa y en una actitud como de novio celoso.
Disculpe, esas son discusiones que solamente nos atañen a nosotros. yo solita me impresionaba por la frialdad con la que le respondía.
Mire como lo puso se suponía que pasaríamos un fin de semana felices y
¡Yo no veo que haya sido de otra manera! Han cogido como conejos y, aparentemente, a mi esposo ya hasta se aficionó al sabor del semen y a ser reventado por el culo.
¿Y por qué se enoja? Usted estuvo de acuerdo en todo esto desde el principio. golpe bajo.
Si, lo estuve ¡y ahora me siento como la mujer más estúpida del planeta!
Salí de la oficina y me encerré en mi habitación para comer. Mientras me dirigía hacia allí, nuevamente Kike solo me veía de reojo, incapaz de sostenerme la mirada.
Comí, a lo, lejos oía una discusión, que poco a poco se fue apagando. La noche llegó y yo aun estaba encerrada en mi habitación, tenía miedo de salir, de encontrarlos otra vez haciendo el amor, pues eso era lo que hacían, no era sexo, ellos hacían el amor.
Salí al baño, toda la casa estaba apagada. A lo lejos vi que la puerta de la habitación de Javier estaba entreabierta. No pude resistirme, y avancé hacia ella. Acerqué el oído y los pude escuchar, estaban cogiendo y duro. No lo pensé, de todas maneras ya no había nada más que perder, abrí y subí, despacio y en silencio.
Javier tenía a Kike sobre la cama, boca abajo, apoyándose en el colchón, con las piernas a los lados del cuerpo de mi esposo, clavándole la verga violentamente. Kike tenía las piernas cruzadas una sobre la otra, y se separaba las nalgas con las manos para facilitarle la entrada a sus entrañas a su amante. Su rostro estaba enrojecido y deformado, completamente tenso por el esfuerzo que su ano tenía que hacer, en esa posición que estrechaba considerablemente su conducto. Mi esposo gemía enloquecido, pidiéndole más, diciéndole que era suyo, que era su puta y su amor, revolviéndose frenéticamente debajo del imponente cuerpo de Javier, que no lo quería dejar vivo esa vez. Y en cierto momento Kike abrió los ojos y levantó la mirada, me vio. Su mirada excitada y lujuriosa cambió a una de dolor profundo, inacabable, de vergüenza, de miedo de miedo hacia mi. No paró la acción, dejó de pedirle más a Javier pero no paró, no podía hacerlo, ya no.
Y yo, no me había dado cuenta de que estaba llorando con un profundo semblante de sufrimiento. No le dije nada, solo me di la vuelta y me fui, entré a mi habitación, me tapé la cabeza con una frazada y me abandoné al dolor, llorando, hasta que no aguanté más y me quedé profundamente dormida.
Desperté como a las 10 a.m. del día siguiente. Me asusté mucho al abrir los ojos, pues por un breve momento pensé que todo había sido una horrible pesadilla y que mi esposo estaría acostado a mi lado. Pero no, todo era muy real.
Me levanté y salí, la puerta de la habitación de Javier continuaba justo como yo la dejé, pensé que tal vez estarían durmiendo, así que subí. Aun estaban allí, teniendo sexo, Kike estaba acostado sobre el cuerpo de Javier, ensartado en su largo mástil, que entraba y salía de su ano, que se veía enrojecido, dilatadísimo. Mi esposo estaba bañado en sudor, se le veía pálido y agotadísimo, con unas ojeras grandísimas, seguramente no pegó un ojo en toda la noche.
No quise quedarme a ver eso, la verdad estaba asqueada y sorprendida, ¡¿acaso mi marido era una puta ninfomaniaca?! Volví a mi habitación y pasé vegetando el resto del día, mi mente estaba como volando de un sitio a otro, sin posarse en un punto específico nunca, supongo que tan solo quería evadirme de todo por un rato.
Bueno, llegamos a la tarde, hora en la que se cumplía el plazo del trato. Salí del cuarto hasta que Javier me llegó a tocar la puerta.
Laura, ¿puedo pasar un momento?
Si
Laura, ¿cómo le va? no le quise responder Bueno, como bien sabrá se acaba de vencer el período de tiempo que ustedes debían pasar en mi casa.
¿Ya? ¿Qué hora es? pregunté sorprendida, es que ya había perdido la noción del tiempo.
Son las 4 de la tarde nos pasamos un poquito ahora, están en total libertad para irse. me dijo con cierta amargura en los ojos.
Gracias le contesté mirando hacia el suelo, con cara estremecida y perturbada.
Laura quiero pedirle disculpas por lo que le dije en la cocina, de verdad que lamento haber sido tan insensible, sé que era inevitable que usted se sintiera mal y estuviera enojada conmigo.
Se le agradecen sus disculpas pero en este momento son tan inútiles como
Y le recuerdo que usted estuvo de acuerdo en todo esto. me hizo callar nuevamente Mire, comprendo su dolor, de verdad, pero no es solamente usted. Kike está muy mal también, jura que usted lo va a dejar, a abandonar.
¡Pero es que nunca me imaginé esto de el, jamás! No lo entiendo, no lo entiendo
¿Qué cosa no comprende?
¡Que se haya dejado coger con usted como una ramera ninfómana, eso! Javier me vio con gesto apenado, triste y compasivo.
Mire Laura, la vida me ha enseñado muchas cosas. Yo he vivido mucho más que ustedes 2, mucho más, a mis 47 años podría contarle un montón de cosas. A usted le duelo sentir que nunca conoció a su esposo, que la persona que estuvo conmigo estos últimos días no era Kike. Siente como si toda su historia nunca hubiese existido en realidad, y eso es horrible, yo lo sé bien. parecía que me estuviera leyendo la mente Pero la realidad es que es imposible que usted conozca todo sobre alguien, porque ni siquiera ese alguien sabe todo sobre si mismo. Ni siquiera usted podría jurar como reaccionaria en alguna situación extraña o terrible. ¿Alguna vez se imaginó haciendo algo, sabiendo en ese momento que su marido estaba con otro hombre, teniendo relaciones?
No nunca me pasó nada de esto por la cabeza
Por lo tanto no podría haberme dicho como reaccionaría, no lo sabía. Laura, ustedes están aquí porque de lo contrario, la vida de sus 2 hijos estaría en peligro, punto. Es cierto, me aproveché de eso, pero es que no podía dejar la oportunidad de estar con Kike
¡Y vaya que la gozó!
No lo voy a negar, desde hace mucho lo deseo, mucho y ahora creo que será peor. me asusté Pero no se preocupe, el va a regresar con usted. Solo le diré una cosa más, hay cosas en la vida que no se deben dejar perder por más que algo nos duela. Kike, es un hombre maravilloso, es cierto, actuó como una puta conmigo, pero tome en cuenta que yo lo induje. Y aunque la decisión final era de el, usted no podría decir como habría reaccionado en su lugar. El mismo descubrió cosas de su persona que no conocía, es bisexual, siempre lo fue, pero el nunca se dio cuenta. Por favor Laura, no tire su matrimonio al diablo, que habrán muchos lobos solitarios queriendo llevarse los restos entre ellos, estoy yo, si Kike se queda solo, no dudaré ni por un momento.
Javier se despidió besándome la mano. Minutos después me atreví a salir, Kike estaba parado afuera, al lado del caro. Nos vimos pero no nos dijimos nada, no sabíamos qué. Enfilamos camino a nuestra casa, Javier había quedado en mandarle el ganado a mi esposo a nuestra finca al día siguiente.
Al llegar a la casa hablamos, el, llorando como un niño, me pidió perdón, no sabía qué le había pasado, era como si otra persona se hubiese apoderado de el, que jamás se imaginó terminar así en las manos de otro hombre. Yo me quedé callada, trataba de contenerme, pero acabé llorando horriblemente también, los 2 quedamos unidos en un fuerte e intenso abrazo.
Así comenzaron a pasar los días, ambos pretendíamos que todo había regresado a la normalidad, que nada había ocurrido. Kikín gracias a Dios no se enfermó fuerte otra vez, el tratamiento daba resultados. Y yo terminé mi embarazo satisfactoriamente, dando a luz a una preciosa nena a la que pusimos Estelita. 2 meses después vendimos el nuevo ganado a un excelente precio, salimos de varias deudas y Kike compró nuevos chivos, por fin nuestro futuro dejaba de verse solo cuesta arriba.
Pero como dije, pretendíamos que ya todo estaba bien, pero no era así
No sé si no nos dábamos cuenta, o que no queríamos hacerlo, pero desde que regresamos de la casa de Javier, nuestros encuentros íntimos se fueron haciendo cada vez más raros, más esporádicos. Primero encontramos la excusa de que por mi embarazo no era conveniente (que no era mentira, ya saben que era un embarazo riesgoso) luego, que por los 40 días que teníamos que dejar pasar luego de haber dado a luz. Pero la verdad es que algo se había ido, era es chispa que nos hacía vernos constantemente con la tentación de llegar y tocar al otro. Perdimos esa atracción física tan fuerte que teníamos, y por lo tanto, la magia comenzó a morir lentamente.
Pronto nos vimos envueltos en un oscuro abismo de soledad, en el que nos moríamos por besarnos, por amarnos, pero ninguno de los 2 se atrevía, yo por un dolor y una tristeza indecible, el por vergüenza. Pero así, vimos como nuestra relación peligraba, las peleas eran cada vez más frecuentes y cada día que pasaba nos sentíamos más miserables.
Entonces, un día, llegué a la casa después de visitar a mis padres, los 2 buscábamos la manera de pasar el menor tiempo posible en nuestro, antaño amado, hogar. Vi su carro estacionado enfrente pero no le puse atención. Entré y fui directo al cuarto, la puerta estaba entreabierta. Me asomé y lo vi son pantalón, arrodillado en el suelo frente a la cama. Se estaba masturbando mientras se metía un dedo entre el culo y le daba vueltas. Parecía ansioso, nervioso, infeliz, y lo pude escuchar decir: "Laurita, ¿cómo haré para que me perdonés?".
En ese momento me di cuenta que era yo la que tenía que dar el primer paso. Recordé nuevamente las palabras de Javier, yo sabía perfectamente a qué iba mi esposo con el y estuve de acuerdo. Kike no se me acercaba por vergüenza y miedo al rechazo, sabía que me había roto el corazón y que no lo podía perdonar. Pero si no lo hacía, mi matrimonio se iba a terminar y yo no quería eso por nada del mundo.
Salí e hice como que volvía a entrar, haciendo bastante ruido para que me pudiera escuchar. Salió a recibirme, vestido y con las manos lavadas, pues estas olían a jabón. Y yo ya traía en la mente lo que tenía que hacer
El viernes siguiente (esto pasaba cuando ya tenía como 3 meses de haber dado a luz) fuimos a la capital, a comprar algunas cosas para la hacienda. aunque íbamos con mi suegra y cuñadas, me las arreglé para salir a solas. Ya había visto en un periódico un anuncio de una sex shop y tenía la dirección. Les juro que pocas veces me puse tan roja como cuando entré a ese sitio.
¿Le puedo servir en algo? me preguntó el dependiente.
Si este quería comprar algo
¿Qué cosas?
Algo que parezca pene me puse más roja todavía.
Me mostró varios consoladores, elegí uno negro al final, de unos 15 cm y con textura rugosa. Luego me interesé en un vibrador verde, metálico, de baterías. Y al final vi algo que definitivamente tenía que llevarle. Era una especie de tanga/arnés, que constaba de una fina tirita negra atrás, y un enorme pene café adherido en el frente. Era justo lo que necesitaba, me gustó también porque las dimensiones de ese miembro artificial, eran más o menos las mismas que las de la paloma de Javier, se imaginarán para qué lo quería.
Regresamos al día siguiente a la casa, arribamos como a las 4, me duché y, aprovechando que Kike se iría a ver a su cuñado enfermo, lo dispuse todo para la noche. Dejé a los bebés con mis padres, les dije que ya teníamos bastante de que Kike y yo no salíamos y compartíamos tiempo de calidad, así que aceptaron sin peros.
Me desvestí y me puse un bellísimo baby doll blanco, con encajes, muy ceñido a mis redondeses, que son muy pronunciadas, lo compré en la capital. A todo esto, nunca les he hablado de mi: a pesar de mi corta estatura (1.62) poseo un cuerpo precioso, la envidia de muchas de mis amigas. Soy de piel morena, labios carnosos y ojos grandes y redondos, oscuros. Chata de nariz, mis finos rasgos me hacen ver como una muñeca con cabello negro rizado hasta media espalda. Mi cuerpo es muy delgado aunque no lo cuido demasiado (tiendo a adelgazara por naturaleza) y mis senos son grandes y redondos, con una pequeña desviación hacia los lados y con un pezón oscuro coronándolos (mido 90 de senos). Cintura bastante estrecha y culito redondo y bien paradito, y todo esto descansando sobre una piernas fuertes y torneadas, preciosas. Por todo esto comprenderán que, en un principio creí que a quien quería Javier a cambio de su ganado era a mi, no sería la primera vez que recibiera proposiciones indecentes. Luego me quedaría fría cuando el me confesó que la proposición era para el. Toso eso ocurrió antes de irnos a su casa.
Pues bien, con el baby doll me miraba divina, mis senos se transparentaban un poco a través de la tela del encaje y se me metía entre las nalgas hasta el fondo, una sensación extraña para mi pues no acostumbraba a utilizar tangas. Y para coronar mi atuendo, me puse la tanga/arnés con el enorme consolador.
Kike llegó como a los 45 minutos. Lo salí a recibir con una bata puesta.
Kike, necesitamos hablar. le dije a quemarropa, noté como se puso de nervioso, el pulso le temblaba y casi estaba temblando - ¿Todavía me amás? le pregunté.
Más que a mi vida me dijo sin dudarlo.
Y después de lo que pasó ¿tu todavía creés que podamos salir adelante? para ese momento yo comencé a temblar mucho también.
Si yo yo no quiero perderte por nada del mundo te amo y te necesito Laura.
Yo también pero las cosas ya no son como antes. Ahora a ti te gusta por la cola.
Si me gusta las cosas ya no son antes definitivamente
Si yo hiciera algo algo como para adaptarnos a esos cambios, ¿creés que funcionaría?
Yo estoy dispuesto a hacerlo todo porque si
Entonces hagámoslo. dije poniéndome de pié y dejando caer la bata.
A Kike casi se le desorbitan los ojos en cuanto me vio. De inmediato supe que me encontraba excitante al notar un visible bulto debajo de su pantalón. Sonará enfermizo, pero por primera vez en mucho tiempo me sentí deseada por el.
Me acerqué y lo besé despacio y tiernamente al principio, y poco a poco dejé que el beso ganara pasión y profundidad, hasta el punto de fundir en una sola nuestras lenguas. Nuestras respiraciones se fueron acelerando hasta acompasarlas en una sola. Y nuestras manos se morían en tocar cada rincón de nuestros cuerpos.
Me abrazó por la espalda y poco a poco me llevó a la cama, en el camino dejé caer mi única prenda, quedando tan solo con la tanga/arnés. Me acomodé en la cama esperándolo, el aun esperó un rato contemplándome, viendo mi cuerpo, su cuerpo en ese día, como siempre había sido. Muy despacio se despojó de su ropa y se tendió sobre mi, acariciando cada rincón de mi cuerpo y diciéndome lo bella que era y lo mucho que me amaba y lamentaba todo por lo que tuve que pasar. Lo hice callar, yo no era la única que sufría.
Amor, quiero ser tuya otra vez le dije.
Se arrodilló frente a mi, y yo me puse con las piernas abiertas rodeándolo, invitándolo a pasar. Tomó mis senos con sus manos, suavemente primero, estrujándolos con delicadeza después, viendo como manaban leche materna, chupándola y bebiéndosela después. Con la otra mano tocaba mis nalgas, las amasaba, las acariciaba y yo me sentía en las nubes, loca del placer recibido. Y cuando me puso un dedo encima de la vulva, ¡ooohhh, que sensación, casi reviento en un orgasmo! Deben saber algo, soy muy multiorgásmica, siempre tengo un promedio de 3 cada vez que estoy con el.
Me penetró, me penetró con desesperación, con unas ansias locas como hacía mucho no lo hacía. Y yo lo sentía dentro de mi ser, hasta el fondo, clavándome su pene amado lo más profundo que podía, con fuerza, con lujuria. Han de saber que no hay mejor afrodisíaco para una mujer que sentirse deseada, me súper calenté y rápidamente alcancé 2 orgasmos.
De debajo de la almohada saqué el vibrador, y sin decirle nada se lo metí entre el culo, le entró como cuchillo en mantequilla. Kike pegó un profundo suspiro y trabó los ojos por el placer intenso que le hice sentir. Se lo empecé a meter y sacar, al ritmo en que el me la metía y sacaba a mi. Así, el se derramó, en medio de gritos y jadeos, en el interior de mi vagina al mismo tiempo que yo berreaba con otro orgasmo. Quedó tendido encima de mi, acariciándome los senos y susurrándome que me amaba. Pasado un rato me dijo:
Esa cosa que tenés puesta, ¿era solo para que yo la viera?
No, era para que la gozaras
Se me quitó en encima y se colocó en 4, dándome el culo. Yo me arrodillé detrás de el, pero me quedaba un poco alto, así que tuve que poner en cuclillas y sostenida de su grupa. Le puse vaselina a la verga y la apunté en medio de su culito, empujé sin piedad. Kike pegó un grito, y luego se puso a gemir como hacía en las manos de Javier, mientras yo lo taladraba con toda la fuerza que me era posible.
Por mi parte, estiré las manos y lo agarré del pelo, me dijo "¡muy bien!" y seguimos, desde que estuvo con Javier le quedó un gusto muy grande por ser dominado. Le di duro como unos 30 minutos hasta que ya no aguanté yo y me derrumbé sobre el. Por su lado, alcanzó el clímax 3 veces por lo menos.
Quedamos acostados uno junto al otro, el me daba la espalda pues no quería que le sacara la verga del culo. Yo alcanzaba el charco de semen que dejó en las sábanas y, con los dedos, le iba dando a beber su propia esperma. Nos dormimos como a las 10 de la noche como unos benditos, ya no seguimos pues quedé muerta del cansancio. Al otro día me esperaba con el desayuno hecho y chocolate caliente.
Después de esa noche, nuestra relación fue mejorando, sanando. No fue por el sexo, no, eso ayudó pero hasta allí. Fue porque al fin pudimos perdonarnos lo que ocurrió. Y aunque nunca la vamos a poder olvidar, por lo menos la recordaremos como algo que pasó en nuestra pasado.
El sexo también mejoró, ahora Kike parece un caballo cada vez que yo aparezco, y busca tener sexo conmigo cada vez que puede. Yo también mejoré en ese aspecto, me liberé y acepté hacer con el cosas que nunca quise, nunca me sentí tan sexualmente satisfecha. Y del sexo anal, los 2 lo practicamos, pero le gusta más a el. Siempre, siempre, que se lo hago, lo empalo con toda la brutalidad que me es posible. Por eso mismo, solo podemos hacerlo cuando estamos solos en la casa, o en algún motel u hotel.
Fuimos reuniendo una buena colección de artículos con el paso de los años, destacando entre esta colección una tanga/arnés de acción doble, que al mismo tiempo que penetro yo, me penetra a mi; y el mejor, un pene artificial con una pequeña válvula. Este curioso aparato se puede llenar de alguna sustancia (siempre huso atol de maicena, por lo viscoso y el color blanco) que sale al accionar la válvula. Es el favorito de Kike pues lo hace sentir como si alguien eyaculara dentro de el , algo que le encanta.
Bueno mis amigos, hasta aquí llega mi historia, espero que les haya gustado. Como siempre, me gustaría leer los comentarios que tengan sobre esta historia a mi correo electrónico, garganta_de_cuero@latinmail.com . Gracias y besos.
Fin.
Garganta de Cuero.