Mi esposo me pervirtió (II)

Despues de la aventura con los franceses, continua mi vida en la putería.

PARTE II

Los días posteriores a la partida de Jean fueron difíciles para Néstor y para mí, yo no podía olvidarlo y mi contacto con mi esposo era frío. En las noches le mamaba el pene pensando en Jean y me llenaba la boca de abundante semen y se dormía. Yo terminaba saboreándolo y masturbándome sola. Todo el día me la pasaba excitándome y me entretenía por las tardes cuidando a mi hija o visitando a mi mamá.

Por las mañanas comencé a entrar a Internet a las páginas porno y me hice un consolador con una pieza de unicel que venía en la caja de una impresora que compró Néstor. Le redondeé una punta, le ponía un condón y me lo metía en la vagina, me sobaba los senos y pellizcaba los pezones hasta que terminaba provocándome un orgasmo con mis propios dedos.

Después de un mes, mi esposo volvió a cogerme casi todas las noches, lo hacía por la vagina, luego por el ano y terminaba en mi boca; pero algo faltaba y comencé a masturbarme con el consolador delante de Néstor hasta que lo excitaba y me cogía por la boca de una manera sucia, diciéndome puta, ramera, lame huevos y cosas por el estilo, lo que a mí me satisfacía enormemente.

Pero yo cada vez deseaba intensamente repetir la experiencia con Jean y Collete, así que una tarde que me encontré a mi comadre Paty, la madrina de mi hija en el mercado, no pude dejar de pensar en convencerla de un intercambio de parejas. Primero la vi de lejos y me llamó la atención verla más llenita y me acordé que a Néstor se le antojaba y que varías veces había descubierto a mi compadre observándome morbosamente. La alcancé y la invité a platicar a la casa para esa tarde. Ella aceptó de inmediato y después de comer llegó con sus hijos, Néstor estaba por salir, pero alcancé a ver su mirada recorriendo todo el cuerpo de mi comadre que con sus jeans ajustados dejaba ver un buen culo. Cuando se despidieron ella le dio un beso en la mejilla y mi marido le respondió con un beso más largo y un abrazo que la hizo sonrojarse.

La tarde pasó un poco lenta. Hablamos de los hijos, de las mamás, hasta que llegamos al tema de los maridos. Entonces dejamos a los niños jugando y nos metimos a mi recámara y le puse en la video una de las películas porno que había estado viendo el día anterior. El tema no podía ser más sugerente, una secretaria tenía sexo con varios hombres en su oficina. La excitación de mi comadre era evidente y aproveché para proponerle una reunión de intercambio con nuestros esposos. Ella quedó de pensarlo y yo esa noche se la mamé como siempre a mi esposo, quien también se entusiasmo con la idea.

La semana pasó igual, pero el jueves Paty me hablo y nos fuimos a tomar un café. Ahí nos pusimos de acuerdo, ella estaba muy animada y yo no le dije que Néstor ya estaba enterado. Fuimos a comprar ropa y nos pusimos de acuerdo de vernos en su casa el sábado por la noche. En la noche Néstor volvió a cogerme rico como antes, subiéndose sobre mí, con mis piernas en sus hombres y se vino en mi vagina.

El sábado llegamos puntuales. Me puse un vestidito blanco corto, escotado, con medias y liguero. Paty traía una falda negra sin medias y una blusita roja. La tertulia comenzó platicando de cualquier tontería, luego hablando de los hijos, el trabajo y ya a media noche nos pusimos a bailar cada quien con su pareja. Entonces Néstor comenzó a fajarme y yo veía a mi compadre que no nos quitaba la vista de encima, hasta que el plan comenzó a surtir efecto.

El compadre me sacó a bailar y me le repegué lo más que pude a él hasta que sentí la verga en mi vientre. Le di un beso en el cuello y le pedí que me besara, al reaccionó normal, me dijo que ahí estaban su esposa y Néstor, pero le dije que queríamos hacer un intercambio de parejas y le agarré el chile sobre el pantalón. Néstor y Paty ya se estaban besando, la tenía ya sin brasier y ella gemía muy fuerte. Yo no me aguanté y besé a mi compadre en la boca, le metía la lengua y sentía la suya respondiéndome muy excitado; él me dejó toda la iniciativa, lo acosté en el sillón y comencé a frotarme la vagina con su rodilla y mis senos en su cara. Sus manos ya recorrían todo mi cuerpo, especialmente mis muslos y mis nalgas.

Nos fajamos riquísimo un buen rato, me mamaba las chichis y me sobaba la panocha, todo iba bien. Para esto, Néstor ya tenía a Paty hincada prendida de su verga y se la bombeaba como a él le gusta, agarrándola de las orejas y ella con la boca llena le decía que así, que más. Fue entonces cuando Federico comenzó a inquietarse, a distraerse y no dejaba de verlos.

Para distraerlo un poco, me monté en el y le puse mi panocha sobre su verga y comencé a moverme al ritmo de la música, era un jazz muy sabroso que había llevado yo, pero él no le quitaba la vista a Néstor y a Paty. Entonces lo solté y dejé que se sentara, estaba absorto viendo a su esposa haciendo un rico 69 con mi marido en la alfombra; entonces me senté en él, le acomodé las nalgas en su verga y comencé a moverme sensualmente, pero nada. Me bajé, le desabroché el pantalón, le bajé la trusa y comencé a lamerle la verga. De inmediato me tiró el chorro de semen en la cara. Se lo lamí lo mejor que pude y tardó en levantársele otra vez porque no dejaba de ver a su mujer mamándole la verga a mi esposo.

Lo desvestí todo, le besé hasta los dedos de los pies, le chupe los huevos, le mamé y le mamé la verga y no le crecía completamente. Entonces llamé a mi comadre para que me ayudara y se lo mamamos entre las dos. Federico se animó un poco pero no podía. Néstor no perdió oportunidad y penetró a Paty. Ella gemía, se retorcía, pedía más, estaba realmente disfrutando a Néstor, pero yo ya me estaba desesperando. Decidí lengüetearle el recto a mi compadre y así si se le paro el pinche pedacito de verga. Entonces Paty se lo comenzó a mamar frenéticamente y yo le metía la lengua en el ano y él se puso realmente cachondo, hasta que Néstor penetró a mi comadre por el culo y ella se puso a gemir y a llorar de placer, sus gritos eran terribles pero le pedía a mi esposo que se la metiera toda.

Entonces Federico se levantó violentamente, yo traté de detenerlo y me agaché para que me cogiera, hizo el intento y no pudo, pero cuando se dio cuenta que mi esposo tenía trabada a su mujer por el culo, me aventó al sillón, me dijo que era una puta, que éramos unos degenerados; Néstor y Paty se separaron pero alcancé a ver que el había alcanzado a venirse en su intestino. Paty recibió un golpe en la cara y nosotros nos quedamos impávidos. Paty recibió otros golpes y trató de vestirse, pero Federico la jaló del pelo y se metieron a su recámara. Escuchamos gritos, sollozos y nosotros salimos tropezándonos, nos subimos al carro semidesnudos y nos fuimos vistiendo en el camino.

Ya en la casa, Néstor estaba desconcertado pero con la satisfacción de haberse cogido a nuestra comadre, yo me quedé con el maquillaje corrido por las gotas de semen que mi compadre me tiró en la cara. Hablamos un poco de la decepción, de la frustración de ambos, aunque Néstor si me comentó la satisfacción de haberse cogido a la comadre y en especial me hizo la observación que ella tiene el culo más apretado que el mío. En esa plática estuvimos bebiendo lo que teníamos en la casa y yo saqué mi guardadito de mezcal, me lo acabé y así me quedé dormida.

Durante la semana me hablo Paty y nos quedamos de ver, estaba un poco golpeada y me contó que Federico estaba muy violento con ella porque nunca lo había hecho así con él y que prácticamente se la estaba cogiendo todas las noches. También me confió que le había encantado la manera en que se la había cogido Néstor. Yo le propuse que hiciéramos un trío y ella aceptó. Tuvimos que reunirnos una mañana en la casa. Paty llegó después de llevar a sus hijos a la escuela, yo estaba sola porque Néstor había ido a checar a la oficina, así que tuvimos tiempo de arreglarnos un poco para él.

Cuando mi esposo llegó ya habíamos tomado casi una botella de tequila, eran como las once de la mañana, así que lo recibimos con fiesta, nos pusimos a bailar con el, nos fajó a las dos y Paty comenzó a besarlo, así que decidí dejarlos. Él se la fajó como me fajaba a mi al principio; se revolcaron besándose en la alfombra hasta que estando ella acostada bocarriba, él se sacó la verga y se la dio a mamar. Ella se atragantó, era evidente que le encantaba la verga de mi esposo, ya me lo había comentado y yo me incorporé un rato a compartir esa verga tan conocida por mí. El nos manoseaba y nos acomodamos de tal manera que nos podía dedear a las dos al mismo tiempo.

Néstor aguanto como buen macho hasta que se vino en la boca de mi comadre y sin pensarlo compartimos sus mocos jugando con nuestras lenguas. Estábamos muy calientes y él nos pidió que nos acomodáramos en el sillón con las nalgas paradas. Nos terminó de desvestir a cada una y se puso a chuparnos la vagina y el ano alternadamente. Mi comadre gemía y se retorcía mientras yo aceptaba esa caricia con un poco de placer. Luego sentí la penetración de mi esposo en mi vagina, me bombeó muy poco y luego me pidió que se la ensalivara pero casi inmediatamente me la sacó para metérsela a ella y se la bombeó aceleradamente, entonces comprendí que el la quería a ella en ese momento.

Resignada me coloqué atrás de él y le lamí el ano y los huevos mientras no dejaba de bombear la panocha de mi comadre; ella escurría sus orgasmos y se retorcía gimiendo como gatita, entonces Néstor la penetró por atrás y yo lo agarré de los huevos, se los acaricié hasta que sentí que se contrajeron y vacío sus mocos en el ano de Paty. Luego lo sacó y yo me vine solita, le busqué la verga y titubeé un poco porque tenía excremento de Paty, pero ella me la ganó y sin importarle se puso a limpiárselo con su boca. Yo recordé la delicia de haber sentido la lengua de Collette en mi culo y busqué el de mi comadre, se lo chupe y me comí parte del semen de mi esposo.

Era ya la una de la tarde, mi comadre debía irse a las dos y me pidió estar sola con mi esposo un rato, me metí a la recámara y me masturbé mientras escuchaba los gemidos de mi comadre y su voz agradeciéndole a mi esposo que se la cogiera así, pidiéndose que se la metiera por atrás; luego escuché un largo silencio y cuando salí de la recámara, estaban ensartados en un buen 69. Los observé mientras me volvía a masturbar hasta que se separaron y los vi con la cara escurriendo de sus jugos. Cuando mi comadre me dio las gracias, el semen de mi esposo le hacía hebritas en la boca. Yo me había quedado a medias

Se vistieron delante de mi, Néstor se ofreció a llevar a mi comadre a la escuela de sus hijos y me dio un beso con sabor a la panocha de mi comadre, yo me quedé sólo con el brasier puesto, pensando en las ganas que se me estaban acumulando y como nunca pensé y desee una vez más a Jean. Prendí la computadora, entré a un Chat erótico y me metí mi consolador en la vagina mientras conversaba con varios hombres que me escribían toda clase de obscenidades y me mandaban fotos.

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