Mi esposita -infiel- ahora con trio

De como mi esposa volvió con lo cuernos, pero ahora con dos amigos.

Mi esposa "fiel" Segunda Parte.

Desde el relato sobre mi esposa, que conté en Mi Esposa "fiel", no he dejado de pensar en lo que escuché por accidente. Y no sólo eso, la he seguido, expío su celular y demás paranoias. De este modo volví a escuchar la conversación de Lissette, mi esposa, quien por cierto está cada día más buena, con Ivonne, su amiga y confidente, imagínense: escondido en el jardín de casa de Ivonne, mientras con detalles mi esposa contaba su segundo encuentro sexual, ya no sólo con Gonzalo, sino el trío que armaron con un amigo de ellos. Paso entonces a transcribir el cuento que ella misma narró a su amiga:

"Gonzalo me estuvo llamando desde nuestro primer encuentro. Yo al principio me negué a vernos, pero un día, aprovechando un nuevo viaje de mi esposo a la capital decidí verlo de nuevo, no se si para terminar con aquella relación o para cogérmelo como aquel día. Lo digo porque me vestí muy sexy, blusa ceñida al cuerpo, falda corta, llevaba el más diminuto y transparente hilo dental y el más provocativo sostén. Y lo más absurdo fue que en vez de citarlo en un sitio público lo llamé y nos citamos en su propio departamento, aquel en el que follamos como locos la primera vez. Al llegar allá me excité más de lo que ya lo estaba camino a su casa, recordando nuestro primer encuentro, por lo que del intento por terminar la relación me olvidé muy pronto. Al verlo con un bóxer similar al de aquella noche y sin camisa, supuse en qué terminaría todo esto. Me sirvió de nuevo un brandy, y conversamos como si nada hubiese ocurrido antes, acompañados de otros tragos más, por lo que no pasaron varias horas para que, sentada de nuevo en el amplio sofá, estuviéramos besándonos apasionadamente. A diferencia de la primera vez, en la que estuve un poco mareada, ahora me sentía casi ebria. Previamente, en medio de la conversación y los tragos, antes de besarnos, me había contado que Richard, nuestro amigo común, se estaba quedando unos días allí, tras su divorcio y mientras se ubicaba en un departamento sólo.

Pero ahora nos besábamos de nuevo como aquel día, con lenguas lujuriosas, con caricias que arrancaban mi ropa, hasta que pronto lo tenía acostado desnudo en el sofá, mientras yo te chupaba la dura polla, giré hasta poner mi vagina en su cara y nos enfrascamos en un glorioso 69 que me iba acercando a mi primer orgasmo de la noche. Tan concentrados estábamos, que ni siquiera escuchamos la puerta. Era Richard, quien por cierto es un hombre de unos 40 años, bien conservado, moreno, alto, de cuerpo atlético. Imagino la cara de sorpresa de Richard, viéndonos en aquella chupadera mutua. Fue Gonzalo quien se dio cuenta del mirón, pero lejos de decir algo le hizo una señal para que se uniera (esto me lo contaron luego, pues yo estaba concentrada en chuparle la polla). Richard se desvistió como un rayo y se integró a la acción. Yo chupaba el pene de Gonzalo, con los ojos cerrados, cuando sentí unas manos acariciando mi cuerpo, mis senos, mi vagina, abrí los ojos y me sorprendió mucho ver a Richard, desnudo, siendo el dueño de esas manos excitantes. No se si fue el alcohol, la excitación o el hecho de que Richard, mi amigo, estuviera buenísimo, pero sólo atiné a decir:

  • Bienvenido a esta fiesta.

Gonzalo replicó sacando la cara de mi concha:

  • ahora vas a gozar el doble de la otra noche

Y así fue. De aquel 69 con Gonzalo, pasé a chuparle la polla a Richard, un poco más delgada que la de Gonzalo pero muy rígida y deliciosa. Luego alternaba la chupadera de ambas pollas, mientras ellos recostados en el sofá, me acariciaban los senos, el clítoris, en fin, en un momento, me acostaron y me llenaros de besos, chupadas, caricias, sólo cerré los ojos y me dediqué a sentir, sin siquiera saber quien me hacía qué cosa. Luego de esa sesión excitante, Richard se subió sobre mí, me penetró con su pene y comenzó a cabalgarme mientras Gonzalo me dio su tronco para que siguiera mamándolo. Gonzalo gimió al rato: "cambio de cancha" y se intercambiaron en la follada. Me volteé sin sacarme el pene de Gonzalo de mi vagina, como aquella noche y me puse a gatas, sintiendo los embates de aquel palo divino, sus bolas sonaban en el choque con mis nalgas. Luego llegó el turno de Richard en esa posición, esperé en cuatro patas su palo, me penetró de un golpe y me levanté un poco para que Gonzalo me chupara los senos y me tocara toda. Allí sentí como me vino un delicioso orgasmo. Sin dejar reponerme por la acabada, Richard sacó su pene de mi concha y lo fue metiendo en el ano hasta que no quedó nada por fuera.

La sensación era fabulosa. Con dificultad, Gonzalo se coló debajo de mí e hizo esfuerzos para penetrarme por la vagina. De pronto sentí que dos miembros viriles me tenían clavada, me sentía llena con esos dos palos calientes, en mi vagina y mi ano. Fue un poco difícil tomar el ritmo para movernos, pero la excitación era inmensa, no importaba el ritmo de los cuerpos sino la sensación que sentíamos. Gonzalo me metía la lengua en mi boca mientras Richard sollozaba como un toro en mi oído, el sudor, el aliento, la presión de esos masculinos cuerpos contra el mío era indescriptible, quería llegar de nuevo, pero el ritmo irregular del trío me lo impedía. Gonzalo repitió con voz entrecortada: "cambio de cancha" y nos separamos para que cambiaran de posición. Richard entró a mi concha, después Gonzalo metió su palo en mi culito. Allí si tomamos un mejor ritmo, los dos se movían dentro de mí mientras yo disfrutaba aquella doble penetración. Tan bien lo hicimos que pronto sentí como Richard eyaculaba con un grito dentro de mi vagina, la sensación de su orgasmo desencadenó el mío, lo que hizo que Gonzalo aumentara el ritmo, acabando en mi ano un chorro de leche abundante. La respiración acelerada, el semen de ambos en mis hoyos, los besos y caricias, estábamos en el paraíso más excitante.

Luego de dormitar abrazados un buen rato, desperté con deseos de bañarme, cuando me duchaba llegaron mis amantes, diciendo que habían cargado baterías. Nos bañamos los tres, entre chupadas, caricias, besos. Eso nos excitó de nuevo y fuimos esta vez a la cama de Gonzalo, donde me acosté boca abajo y levanté el culo esperando ser penetrada. Ambos se alternaban y no sabía cual me follaba en cada momento. En un momento Richard se acostó y me pidió que se sentara en su polla, penetrándome por el culito, su palo se metió hasta el fondo, me acosté sobre él y Gonzalo se subió sobre ambos, metiéndome su pene por la vagina. Allí no pude moverme nada, solo dejar que ambos me follaran, así permanecimos un rato más, hasta que luego volví a chuparles sus pollas, haciéndoles la paja, hasta que acabaron en mi cara, me sentía como una puta de una película porno, lo que creo me excitó más. Después de descansar de nuevo, me marché como la vez pasada, en taxi, dejando mis machos exhaustos y dormidos en la cama".

Después de escuchar esta historia, mi relación con Lissette cambió, procuraba cogérmela mejor, hacerla más feliz en la cama, pero pronto descubriría que su vicio por el sexo prohibido crecería con el tiempo... CONTINUARÁ