Mi esposa y mi amigo Martín

Muchas veces cuando tengo sexo con mi esposa, fantaseo que tiene sexo con otros hombres. Mi amigo Martín sabiendo eso, aprovecha mi ausencia y se coge a mi mujer

oy como muchas mujeres casadas, tengo un marido, que cada vez que tiene oportunidad, me pide que tenga sexo con otro hombre. Incluso me ha llegado a comentar como uno de sus amigos me le antojo.

Olvidaba decirles, mi nombre es Ana y tengo 51 años. Mis mayores atributos, son mis senos, uso brasier 38C y mis piernas. No soy modelo, soy una mujer madura, pero tengo lo mío. Tengo 24 años de casada y mi esposo tiene 48.

No tengo idea de como es que los hombres lleguen, entre ellos a tener ese tipo de conversaciones, pero supongo que en el caso de mi esposo y, su amigo Martín, debe ser común.

Se conocen desde hace años y siempre se han llevado muy bien, además de que se tienen toda la confianza del mundo. He visto en el celular de mi marido como se mandan fotos y videos mujeres.

Mi esposo por su trabajo viaja mucho y pasa mucho tiempo fuera de casa, nosotros vivimos al norte de México.

Sus planes era estar por lo menos una semana fuera. Una mañana que me encontraba sola, mis hijos se habían ido a sus escuelas, me metí a darme un baño. Serian aproximadamente las 10:00 am cuando solo el timbre de la puerta, envuelta en una toalla corrí hasta el interfon de la recamara y pregunte:

-¿Quien?

-Soy Martin, escuche la voz por el auricular

-Te abro, jala la puerta y ahorita salgo, dijo Ana, he hice sonar la chapa eléctrica.

Cuando sentí que había entrado a casa le grite desde mi recamara:

  • Martin, estoy en la regadera. Dame un minuto. Regresé a la ducha para acabar de enjuagarme el cabello y el jabón que me quedaba en el cuerpo. Cerré la llave, me envolví de nuevo en la toalla, me unte mis cremas, me pasé un cepillo por el cabello para darle un pronto acomodo, y salí del cuarto de baño.

De repente escucho la voz de Martín en el pasillo:

-Se puede?

Brinque del susto

  • Espera, le respondí, me estoy vistiendo...

No había terminado de decir eso cuando él ya estaba cruzando el umbral de la puerta. Me sentí sorprendida, pero no asustada, y mucho menos avergonzada. Lo que no les he dicho es que en una ocasión me hospede en el hotel de Marco, agarramos una borrachera que terminamos besándonos y tocándonos a escondidas de mi marido.

Esa es otra historia que jamás le conté a mi marido.

  • Perdona, pero vi la puerta abierta, y pensé que estabas disponible, comento Marco al ver mi cara.

  • No te preocupes, pasa y siéntate en el sofá, yo entrare al vestidor, dije, después de todo ahí estaba mi ropa

  • Puedo encender la computadora? -pregunto-

  • Claro! - la computadora estaba dentro de la habitación, y retirada del vestidor, y según mis cálculos mientras la encendía y checaba su correo, y alcanzaría a vestirme sin problema.

Entre al vestidor, tome las prendas , las puse sobre una silla que había dentro y deje caer mi toalla. Fue en ese momento cuando sentí el aliento de Martín en mi cuello. Se había metido al vestidor, y ahí ¡SI ME SORPRENDIO!

Me tomo de la cintura, y acercó su boca a mi cuello. Mi piel se erizó y mi corazón aumento sus palpitaciones. Tenía una serie de sentimientos encontrados. Martín, según sabía por mi esposo, se sentía atraído por mi, pero tenía fama de ser un pito loco, eso significaba que tenía mucha experiencia y eso me llamaba la atención de él. Además mi esposo, tenía una fantasía, que era la de verme con otro hombre.

En otras palabras; las circunstancias se acomodaron. Lo que paso enseguida, eso si no lo esperaba. Cuando Martín me tomo por la cintura, y acerco su boca a mi cuello fue solo el preámbulo. De repente acerco más su cuerpo y pude sentir su pene, que se encontraba fuera de su pantalón, juntarse a una de mis nalgas. En ese momento algo exploto dentro de mi, sentí como empezaba a prenderme. Su pene rozaba una nalga y se recorría hasta la raya de mi trasero, ahí lo empezó a presionar, y podía sentir como crecía. Volteé rápidamente mi cabeza para decir

  • NO!, pero fue cuando él me beso, y entonces supe que todo estaba perdido, o mejor dicho ganado. No pude contenerme, lo confieso, baje mis manos hasta su pene y lo tome.

Se notaba muy ancho, como el que siempre he deseado. Martín paso de mi boca mi pecho con una agilidad increíble, yo acariciaba su pene grueso.

Lentamente empecé a doblar mis rodillas para quedar a la altura de su miembro. Me urgía tenerlo en mis labios.

Cuando llegue a el había alcanzado su mayor dimensión, empecé a chuparlo, primero con miedo, después con desesperación. Martín se deshizo de su camisa, empezó a desabotonar su pantalón, yo le ayude a bajarlo. Boto sus zapatos, me tomo de la cabeza y volvió a hundir su polla en mi boca, era imposible zafarme, él presionaba mi cabeza para que su verga entrara lo más profundo, pero yo no tenía tal capacidad, sentía que me ahogaba.

Lo empuje para sacarlo de mi boca y poder respirar, mi saliva se escurría por su miembro, y mi vagina también se sentía escurrir por la excitación que sentía. Me tomo de los brazos y me ayudo a ponerme de pie recibiéndome con un beso intenso, caminamos a la cama y me acomodo boca arriba, mis nalgas y piernas habían quedado fuera, solo mi espalda y cabeza estaban postradas. Fue en ese momento cuando levanto mis piernas y las separó dejando expuesta toda mi vagina sin rasurar, se arrodillo y sin dudarlo clavó su lengua entre mis labios vaginales...

  • Ohhhh! exclame. La forma en que me daba el sexo oral me estaba poniendo muy caliente, mi vagina vellosa estaba totalmente mojada..

Sentía como emanaban mis líquidos y se mezclaban con su saliva, podía sentir las gotas que se deslizaban desde la entrada de mi vagina por mi entrepierna, y llegaban a mi ano. Martín no lo pensó más, se puso de pie, y sin soltar mis piernas apunto su gruesa verga hacía la entrada de mi coño, sabiendo que estaba tan húmedo y dilatado me penetró de un golpe

  • AAhhhh cabrón, que rico!!! me salió esa expresión del alma, sentí como se abría paso en mi interior, caliente, venoso, ancho y bien duro. Me bombeaba con maravillosa destreza.

Mientras empujaba su herramienta hasta el fondo de mi vagina, se recostó sobre mi, y me susurro al oído:

  • Le dices dices a tu esposa que ya te cogí y dale detalles de la forma en que te deje ir mi verga. Estará muy feliz de saber que te cogí en su propia cama.

El sugerirme que se lo dijera, me excitaba mucho, me hacía sentir una esposa muy abierta, una hotwife. Pero hacerlo, era un gran riesgo y le respondí

  • Estas loco! Cómo quieres que le diga eso? exclame entre jadeos...

  • Él me ha dicho siempre que su fantasía es que te coja otro, pues bien, ya está cumplida. Dijo Martín.

En ese momento sospeche que mi esposo tenía algo que ver con esto, así que más me compenetré en mi papel de mujer infiel.

Martín se levanto y ahora me dijo:

  • Ponte a cuatro, como la perrita que estás hecha, ya verás como te va gustar.

No lo dude un momento, me puse como me indico, me tomo de la cintura, y me acomodo cerca de la orilla de la cama, él de pie a tras de mi, puso su mano en mi espalda e hizo presión hacia abajo, indicándome de esta forma que parara las nalgas, así lo hice.

Martín se inclino hacía mi, y ahora hizo algo que me gustó muchísimo.

Clavo su experta lengua en mi ano!

  • QUE DELICIA! Dije yo...

Sentía igual de rico, de cuando me hizo el oral en la vagina...

Podía sentir su lengua muuuuy dentro, y como chocaba con las paredes de mi recto. Se incorporo, y volvió a penetrarme por el coño al tiempo que me introducía un dedo en el culo.

Yo estaba muy excitada, su verga en mi vagina y su dedo pulgar en mi culo.

  • En el cajón del buró hay lubricante, le dije

S

sacar su pene de mi vagina, se acercó la vaselina y empecé a sentir como me la untaba en mi ano.

Me la embarra y metía primero un dedo, después fueron dos, sin embargo no retiraba su polla de mi vagina, seguía bombeando y estaba durísima. A estas alturas yo ya había tenido un par de intensos orgasmos, y Martín se había dado cuenta porque soy de las mujeres que no pueden evitar escurrir. Fue entonces cuando escuche a Martín decir:

-Me guarde lo mejor para el final. Te voy a llenar el culo de leche...

Esa siempre ha sido mi fantasía. Acto seguido pude sentir como salía su verga de mi coño y se postraba en la entrada de mi ano. Basto un pequeño empujón de su parte para que la cabeza entrara, pero yo tome mi iniciativa, y empuje las nalgas para que entrara todo su tolete de un golpe.

  • Ayyyyy, cabrón, está grande y gruesa, me duele, pero no la saques por favor!!! Le dije entre el dolor y el placer

  • Te gusta? Pregunto Martín

-¡Me encanta, me duele, pero me encanta! Respondí...

Me bombeo duro, no se cuantas veces, quizá 30 o 40 minutos, en una de esas la clavo hasta el fondo y se quedo engarrotado. Su verga palpitaba dentro de mi, era la señal de que se estaba viniendo. Podía sentir los chorros chocando contra las paredes de mi recto.

  • ESTAN BIEN CALIENTES! Le dije, mientras yo me venía o me orinaba, no se, pero estaba muy caliente y no pude evitarlo...

Estuvimos unos momentos sin movernos, como los perros cuando se quedan enchufados y sudando copiosamente.

M

piernas temblaban, y mis líquidos fluían por mi vagina y piernas. Su verga se fue haciendo cada vez más pequeña, hasta que se salió de mi.

Momentos después empecé a escurrir semen por mi ano que se mezclo con mi liquido vaginal. Martín se incorporo, tomo su ropa y se vistió. Al irse retirando me dijo:

  • No se te ocurra contarle de esto a tu maridito. Si se entera nos mata...

  • No me digas que esto no lo planearon entre los dos? le pregunte

  • Claro que no, yo solo pase a saludarte y a ver si necesitabas algo. Lo que paso aquí fue espontaneo. No se que tipo de emociones me asaltaron al escuchar eso. Según yo estaba cumpliendo la fantasía de mi esposo. La verdad no le sentía traicionada, yo dejé que el me cogiera y me había gustado.

Habrá más oportunidades pensé, después de todo Martin y yo logramos concretar un primer encuentro. Esto fue el principio que facilitaría las cosas que vendría más adelante...