Mi esposa no quiere intercambios - VII
Y empecé a caminar, ese camino que cada día construimos con cada paso. Empecé a caminar, empecé a recorrer el camino, empezó mi nueva vida sexual, recorrí todo el camino y me entregué totalmente...
Mañana iba a ser un día especial, así que quién mejor que mi amado esposo Quique, para afeitarme mi hermoso coño totalmente por primera vez. Ya no tendría un poblado bosque entre mis piernas. Ni siquiera un hermoso y bien cuidado prado. Ni siquiera un triangulo invertido sobre mi Monte de Venus dejando, totalmente a la vista, mis preciosos y lujuriosos labios vaginales, que muy pronto iba a taladrar para ponerme unos preciosos aros de titanio... regalo de mi esposo.
Y mientras Quique, con la navaja que había comprado exprofeso para mí y mi coñito amado, terminaba de afeitarme toda la entrepierna, me limpiaba de los restos del jabón con una toallita húmeda y calentita, y con el aceite calmante me masajeaba toda esa zona tan erógena, mi mente estaba en todo lo que al día siguiente íbamos a hacer y que se resumía en: ¡inaugurábamos parte de nuestras nuevas instalaciones del puticlub! ¡Ya teníamos puticlub propio! Solo eran 3 habitaciones de la primera planta, las dos salitas de espera y la pequeña cafetería para unas 20 personas en la planta baja. Y por supuesto, la zona del parking, cementada, señalizada y ajardinada, de forma que desde la autovía no se viesen las instalaciones ni los coches aparcados. Del resto, paciencia.
Más de dos meses habían pasado ya desde que constituimos la sociedad, pedimos dinero al banco, licencia de obras al ayuntamiento y estas empezaron. Pero las ideas que teníamos se nos fueron de las manos y las obras cada vez eran más importantes y caras. Nuestro local no solo se había constituido como fuente de escándalos entre las mujeres "decentes" de la comarca, sino un polo de atracción para futuras meretrices. Se nos ofrecían mujeres jóvenes y maduras, putas de la zona y de fuera de la zona para trabajar con nosotras, y ya antes de abrir estos locales, nosotras cinco follábamos varias veces al día, repartidas entre la casa de María y la de Roxana, porque Paca no nos quiso alquilar habitaciones en su local para nosotras.
Aunque mis 14 semanas de embarazo no eran lo más oportuno para esos agitados días. A primera hora de la mañana llegué para ver terminar toda esa primera parte de inauguración de instalaciones y apenas aparqué mi coche en el parking, Manoliño vino a saludarme con amplia sonrisa. Él y otro compatriota suyo, también sin papeles hasta entonces, trabajaban para nosotras, me dio un beso en la boca y me dijo que en dos o tres horas estaría todo terminado. Vi a Tongo, muy fuerte pero no tan alto como él, trabajando en la pintura final de una terraza y nos saludamos con la mano. Con estos dos guardianes tan fortachones, nos considerábamos protegidas.
El coche de Ximena estaba también allí y me dirigí a la cafetería, y tal y como me imaginaba, Ximena y su madre María, estaban desayunando con la arquitecta de interiores que dirigía toda esa obra. Apenas entré me quedé quieta mirando esa parte de la obra desde la puerta de entrada. 6 mesas para 4 personas cada mesa, 24 personas. Más dos sofás y dos sillones individuales en cada una de las dos salitas laterales... Más que suficiente para las 5 putas que allí íbamos a trabajar y las solas 3 habitaciones, aunque cada una de las habitaciones eran espectaculares y con su baño privado con un pequeño jacuzzi. Son parte de las ventajas de tener un edificio antiguo con las habitaciones enormes antiguas de techo alto y no las de ahora, que si entra el sol por la ventana, te tienes que ir tú porque no cabemos los dos...
Sonreí abiertamente y me acerqué a las tres sonrientes mujeres que me esperaban. En ese momento, salió Teresa, una de las camareras contratadas para atender ese pequeño bar, las salitas y las habitaciones. Y le encargué otro desayuno completo y me senté frente a Rosalía, la arquitecta, y por lo tanto, entre María y su hija Ximena qué mirándome me dijo:
- Estoy intentando convencer a Rosalía para que se quede esta tarde con nosotras para la inauguración. Y le he ofrecido la posibilidad de convertirse en puta cada vez que tenga un rato libre y se aburra ¡y de que no se entere su marido!
Miré a Rosalía fijamente. Era una preciosa mujer de 38 años, entre 167-170 cm, bonitas tetas, elegante, casada, con un hijo pequeño, muy extrovertida y con unas enormes ganas de triunfar en su pequeña empresa de reformas. Ahora estaba siendo acariciada en su rostro muy, pero que muy rojo, con la mano de Ximena que la deseaba desde que la conoció. Sonreí y le dije a Ximena:
- Ofrécele a Tongo y a cambio de follar con Tongo, que haga dos servicios completos con nuestros clientes, en el mismo día o en días separados.
Y fue decir esto y Rosalía se fue corriendo desesperada al baño ¡se había corrido!
Las tres mujeres allí presentes se quedaron de piedra, muy sorprendidas.
- ¿De verdad no os habéis dado cuenta que está loca por Tongo? -les dije yo- Examina más los brazos, pecho, espalda y demás partes del cuerpo de Tongo, que las columnas, paredes, puertas o ventanas de este edificio.
Y como no venía Rosalía y la causante de este "estropicio" era yo, fui hacia el baño. La puerta estaba junta, me pareció oír un sollozo y entré. Y realmente Rosalía estaba llorando. Muy silenciosamente, muy roja, muy avergonzada. Pero al mirarnos a los ojos, algo dentro de sus pupilas me hizo hacer algo que no pensaba y como buena puta pasé al ataque. Mi mano izquierda cogió su cabeza y la aplasté contra la mía hasta que nuestros labios se besaron desesperadamente. Si amig@s, Rosalía estaba excitadísima y sus besos eran cálidos y muy sensuales. Pero mi mano derecha ¡ay mi mano derecha!
Penetró en sus ajustados vaqueros que ya estaban ligeramente manchados de la corrida anterior, penetró mi mano también dentro de su pequeño tanga y acarició un coño de labios gruesecitos que estaba muy húmedos. Y Rosalía se aplastó contra mí. Y yo la seguí besando y masturbando. Y mis dedos jugaron con su botoncito que no tardó nada en darle una nueva alegría con una nueva corrida silenciosa, pero que hizo que su cuerpo, no solo se pegase a mí, sino que sus brazos me abrazaron. Y así estrechamente abrazadas, seguí masturbándola y comprobando como su cuerpo se entregaba a mí, se abandonaba totalmente, y se volvió a correr besándome como una loca desesperada.
Yo la abracé, la acaricié, la seguí besando en labios y en el rostro, mejillas, ojos, nariz. Sabía perfectamente lo que ella sentía. Sus sentimientos eran similares a los míos de unos meses antes. Mujer casada, sexualmente apetecible, con ganas de follar pero con mucho miedo de hacerlo por el matrimonio, el hijo. Sabía que Rosalía, después de este rato, ya no sería la misma de siempre. No sé quién sería, pero ya no sería la misma.
- Rosalía, la mayoría de los obreros llevan ropa de repuesto por si acaso ¿la llevas tú?
Ella asintió, se separó de mí y por la puerta lateral de la salita salió al parking. Yo volví al bar y me senté para desayunar en silencio. Mis amigas respetaron mi silencio pero estaban expectantes y más, ante la falta de Rosalía. Pero después de lo hecho con esta, necesitaba algo más y terminé el desayuno con un buen orujo. Y apenas me lo puso Teresa en la mesa, entró Rosalía con un nuevo pantalón, se sentó y cogió un cigarrillo mientras decía en voz claramente audible:
Mi primer cigarrillo en cuatro años. Vale, acepto vuestra propuesta, Un buen rato con Tongo y aceptaré acostarme con otros, pero ya sabéis que solo será por vicio.
¿Y cuántos años dices que te quieres enviciar? -le respondí yo-
Hasta las raíces de sus rubios cabellos enrojecieron. Mis amigas me miraban estupefactas sin entender nada, aunque de sobra sabían al mirarla, que Rosalía deseaba en ese momento ser puta, al menos, en algunos de los ratos que su trabajo y su empresa le permitiesen... Sus miradas me daban risa. Y haciendo una señal a Teresa, le dije:
- Teresa, cielo, tráele un orujo potente a esta mujer que lo necesita y se lo ha ganado. Rosalía, todas nosotras hemos estado escandalizando la vecindad y ahora, esta casa que tú estás rehabilitando será el centro de todo ese escándalo. Normalmente las putas no trabajan en donde viven y nosotras sí. Y encima, todas menos yo, son de aquí y de familias conocidas ¿crees que el que tú, de vez en cuando vengas por aquí a ver a estas amigas y dediques un rato a follar cobrando, les vas a escandalizar?
Y dejando aparte los temas sexuales, nos metimos a fondo en la reforma. Lo que inaugurábamos hoy, lo del próximo mes (las otras 3 habitaciones, 2 de ellas más sencillas) y el problema de la buhardilla para hacer un enorme y extraordinario salón para orgías y gang-bangs perfectamente insonorizado, para no molestar a las putas y sus clientes, que follásemos en las habitaciones del piso inferior. Y hablamos del dinero, siempre el puto dinero que tanto cuesta ganarlo y cómo se va de aprisa...
Íbamos a comer allí mismo, pero Rosalía tenía una cita profesional y se marchaba y como me apetecía pasear un poco, la acompañé hasta el coche y... ¡puta causalidad! Tongo iba con otros dos trabajadores a comer a un bar cercano con la camisa en la mano y el musculoso torso desnudo. Su negra piel brillaba con el sudor y sus músculos destacaban poderosamente, miré a Rosalía y estaba más roja que las cerezas del Jerte. Yo la pinché y le pregunté:
- ¿Estás segura que quieres follar con él? Porque dicen que tiene una polla de caballo y una fuerza de Titán. Te hará feliz, ¡pero te destroza segura! -le dije riéndome-
Pero Rosalía no me contestó. Llegamos al coche. Dejó sus cosas en el portamaletas, lo cerró y sin levantar la vista, me preguntó:
- ¿Qué sentiste Yoli la primera vez que follaste por dinero?
Me quedé pensativa un ratito y en voz baja le contesté:
Vergüenza Rosi, mucha vergüenza. No solo tenía el permiso de mi esposo, sino que como sabes, mi esposo deseaba que yo fuese una mujer muy liberal en el sexo y me animaba a pasar fronteras y romper toda clase de barreras. Pero cuando el tipo me penetró, es como si dentro de mí hubiese apretado un interruptor especial. En pocos segundos pasé de ama de casa a puta profesional... y hasta hoy.
Pero ¿molesta mucho o se te hace cuesta arriba satisfacer los deseos aberrantes de muchos clientes?
Yo solo pienso dos cosas cuando follo con ellos: a) satisfacerme a mí induciéndoles a que esa relación sexual sea gratificante para mí... y para eso solo hay que calentarles. Y b) pienso en las cortinas que puedo comprar con el dinero que gano follando con él. O un vestidito para mi hija, o en un regalo para mí, o en donde llevar a cenar a mi esposo pagando con el dinero de mi almeja ¡y lo de la almeja no se te olvide que soy mariscadora además de puta! De verdad Rosalía, si lo haces una sola vez por gusto, por placer, repetirás. Otra cosa es que lo tengas que hacer por obligación, por necesidad.
Y si nos quedáramos preñadas por quien no es nuestro marido, por un negro por ejemplo -me dijo mientras acariciaba mi barriga de preñada-
Pues ya sabes, o abortas o lo tienes. Y yo soy de las que no abortarían. Soy puta, soy consciente de mi trabajo y de mis problemas asociados. Y mi esposo también.
Las dos nos miramos a los ojos, nos reímos intensamente y nos dimos un beso en los labios, ella subió al coche y se marchó. Caminé hasta la entrada donde estaban Mari y Ximena y mientras sonreía les dije:
- No os preocupéis, seguro que vendrá a la fiesta, follará con Tongo y desde hoy follará con otros. Rosalía es de coño inquieto, y algo me dice que será una buena puta. Pocos clientes, pero quedarán satisfechos, ya lo veréis.
A las 7 de la tarde, el parking estaba lleno de coches. Y el bar y las salitas llenas de personas "raras". Putas, clientes de putas, chicas que querían trabajar con nosotras, propietarios de bares y restaurantes de la zona. Maridos como Quique, la madre de Sabela, el yerno de Catuxa, varias parejas con las que hicimos intercambios, incluso algunas parejas que nos preguntaban si allí se podrían reunir para hacer intercambios de parejas... Unas 60 personas, la mayoría hombres. Y vigilándolo todo, Manoliño y Tongo, poderosos en sus uniformes azul marino y azul celeste de vigilantes.
Todo estaba abierto para ser curioseado. Se podía andar por toda la casa y verlo todo incluyendo habitaciones. Además de que todas nosotras, Roxana, Catuxa, Ximena, Sabela y yo, Yoli, nos convertimos en azafatas y guías turísticas. Había un pequeño bufet frío, muchas bebidas y como no ¡una gran queimada! que preparó la propia Mari que además, lanzó unos conjuros "a las buenas Meigas", para alejar la mala suerte de nuestro local y de todas nosotras, sus trabajadores y servidoras públicas. Incluso antes de las 8, se presentó Paca, muy elegante y con cara de mala leche. En esos momentos, habían ya más de 100 personas.
Y poco después de las 8 se presentó Rosalía. Impresionante, guapísima. Peinada, maquillada, uñas, un escote de vértigo sin sujetador. Cuando nos vimos, me miró sonriente, me cerró un ojo y nos entendimos perfectamente. Deseaba follar con Tongo y si podía, esa misma noche se estrenaría en el puterío. Pero fuese esa noche u otra, ella "ya era" puta. Era de las nuestras.
Poco antes de las 10 de la noche, empezamos a echar a la gente para sus casas. Aquello era un puticlub, "nuestro" puticlub, y nos habíamos comprometido a que a las 22h. de ese día, abriríamos públicamente nuestros servicios y nuestras piernas. Y así lo empezamos a preparar. Hasta mi esposo Quique y otros familiares nos ayudaron a desmontar los restos de la fiesta y a empujar a la gente fuera. Pero no contábamos "con el enemigo", es decir, Paca, la dueña del bar de la Cofradía de los pescadores y del puticlub que ella tenía y donde yo empecé a trabajar. Un grupo, relativamente bebido de 6 hombres maduros y fuertes, entraron con ella exigiendo follar sin limitaciones.
Manoliño se puso detrás de Paca, tocó con sus manos un par de hombros de esos "hombres" y al ver su tamaño y ver también a Tongo, se relajaron sin más problemas. Pero deseaban follarnos por parejas. Y Paca designó con sus dedos a las putas que deberían elegir, a mí, a Catuxa, la dueña de la guardería, y a Ximena, la hija de Nuno y María. Y como es muy valiente, una vez designados los objetivos, se marchó.
Cada pareja de hombres vino a por nosotras y nos propusieron lo mismo: 1.000€ a cada una si nos dejábamos follar sin condón y tener una doble penetración anal durante una hora. Yo nunca la había tenido pero acepté. Ximena si lo había hecho ya y aceptó también, pero Catuxa, la cincuentona aún dueña de la guardería nunca lo había hecho, no sabía cómo era eso y no aceptó. Pero aceptó una doble penetración anal-vaginal por 800€. Y estrenamos las habitaciones. Y todo se hizo delante de los que allí quedaban, incluidos mi esposo y el yerno y la hija de Catuxa ¡más putas imposible!
A mí me tocaron dos cincuentones ligeramente más bajos que yo pero fuertes y al desnudarse, con pollas nada despreciables ¡y me prometí divertirme con ellos! Les cobré los 1000€, los metí en el hueco que había adrede en la pared para no ser robados, y me acerqué a ellos mientras dejaba caer mi vestido. Empecé besándoles (por separado) en la boca y acariciándoles el rostro y la espalda, con mis pechos de preñada y mi barriguita pegados a su cuerpo y frotándolos ligeramente. Sus pollas empezaron a crecer y poco a poco me fui deslizando hacia abajo, abrazada al último de los dos, hasta quedarme arrodillada entre los dos que ya empezaban a tener una respiración agitada.
Cogí la polla del que estaba a mi derecha y me la metí en la boca mientras le miraba fijamente a los ojos y le sonreía. Poco a poco, esa polla fue metiéndose más adentro porque mi cabeza avanzaba hacia la base de su polla lentamente. Mis manos acariciaban su culo, sus dos glúteos. Seguí mamando su polla mientras las manos de su amigo masajeaban poderosa y dolorosamente mis tetas y empezaba a ponerme cachonda. Esos apretujones y masajes a mis tetas que empezaban ya a ser lechosas, me calentaban de cojones. Y cuanto más metía esa polla en mi boca, más cachonda me ponía.
Durante las semanas que pasaron desde que dejé el bar de Paca para follar, Roxana, Ximena, Sabela, Catuxa y yo, usábamos indistintamente la casa de Roxana y la de María, la madre de Ximena. Y esos saltos de casa en casa, de horas en horas, de diferentes clases de hombres y de tamaños de pollas, me habían liberado de montañas de prejuicios, y me estaba convirtiendo en una puta realmente pervertida y capaz de hacer barbaridades de cosas si las pagaban bien, nunca nada básico por debajo de los 250€ netos para mí. Y ahora, con estos hombres y en esta habitación nueva, de esta casa nueva que además una parte de la misma y de sus beneficios eran míos ¡me solté! Estaba segura que venían a darme caña y a follarme duro, como una venganza contra mí de Paca ¡y de mi interior empezó a salir esa vena putísima que cada día me gustaba más! Me saqué esa polla de la boca y les pregunté a los dos:
¿Cuántas veces podéis correros? Porque necesito saberlo para que nos lo podamos pasar bien los tres. Ya sabéis que soy puta por vicio, no por dinero y me gusta hacer disfrutar a los hombres.
Podemos corrernos en tu boca, en tu coño y en tu culo seguro... y si eres tan buena como dicen., igual nos sacas más leche de algún sitio. Y ya que no lo haces por dinero ¿no podrías rebajarnos algo?
No. Primero porque os lo paga Paca, ella sabrá por qué. Y segundo, precisamente por ser viciosa cobro más, porque doy más, mucho más que otras putas. Y todas las de esta casa somos caras, por eso, porque damos lo que el cliente pide ¡pedid y recibiréis!
Me volví a meter esa polla en mi boca y ya no fui con lentitud. Le agarré fuerte de su culo y fui dejando resbalar mi boca sobre su polla mirando la base de la misma. Deseando llegar a esa base y tragármela toda. Y él lo notó:
- Sebas ¡la puta esta se ha metido mi polla en su garganta... la noto estrecha! -dijo Alex-
Y el cabrón de Sebas dejó de apretar y martirizar mis tetas y apoyó su mano en mi garganta para notar en ella la polla de su amigo ¡y la notó perfectamente! Pero el cabrón hacía tanta presión para notarla, que casi me ahogaba. Y aceleré la mamada llegando varias veces a la base de la polla de Alex. Y este cabrón aprovechó uno de esos momentos de profunda penetración, para cogerme la cabeza y aplastarla contra su cuerpo dejando toda su polla dentro de mí. Era la primera vez que me cogían así la cabeza y no me dejaba respirar.
Pero recordé aquella vez que casi me ahogo en el mar marisqueando cuando una ola me tiró, se llenó mi vadeador (pantalones y botas de marisqueo) de agua del mar y casi me ahogo. Desde entonces Roxana que como sabéis es vigilante de las mariscadoras, me enseñó ejercicios respiratorios que en las mamadas me venían muy bien y en esta, mejor. Pero no sé por qué, la excitación de Alex y la de Sebas, se me contagió, y el verme así sometida, hizo que yo me corriese casi al mismo tiempo que Alex en mi boca. Disparo tras disparo, toda su carga penetró profundamente tragándome todo el semen que se pegaba en mi garganta, aunque en realidad, me lo metió tan profundamente al correrse, que casi me lo metió en el estómago.
Al sacar la polla de mi boca, les miré a los ojos y vi que entre el alcohol que llevaban y su excitación, estaban los dos casi fuera de sí, y yo también quería más. Así que sin pensarlo dos veces, les dije:
- Sois un par de cabrones ¿realmente queréis guerra? Porque si no estáis borrachos perdidos y queréis guerra, la vais a tener. Quiero que demostréis a mi hijo lo puta que es su madre y lo que sois capaces de hacer con ella ¿tendréis cojones para follarme duro?
Y Sebas no se lo pensó dos veces, me cogió de la cabeza y me ofreció su polla, más o menos de la misma longitud de Alex, pero algo más gruesa, sobre todo el capullo. Se lo lamí lentamente, incluso metí mi lengua en su canal espermático ¡y ya no pudo más! Aplastó su polla contra mis labios, abrí mi boca y entró con una fuerza increíble... y yo lo dejé entrar. Y no perdió el tiempo, estaba muy excitado y quería meterla tan profundamente como su amigo ¡y yo también lo quería! Su grosor me hacía boquear más que con Alex, meterla por los lados para llegar al fondo de mi boca. No se trataba de mamarla, no, ni siquiera lo intentaba. Solo quería meterla hasta que mi nariz se aplastase contra su estómago. Y así pasó.
Creo que no tuve esa polla en mi boca más de dos minutos y en ese corto espacio de tiempo, las manos de los dos se turnaban para tocar mi garganta y ver como se hinchaba al penetrar esa polla. Sus gritos de admiración por el volumen de mi garganta con esa polla dentro, no solo les excitaba a ellos, sino también a mí. Agarraba fuertemente su culo para empujar más que nunca ese pedazo de dura carne, y cuando noté los primeros estremecimientos una pequeña decepción me sacudió. Pero quien realmente me sacudió fue Sebas, porque su descarga de semen fue bastante superior a la de Alex.
Y fue introducida aún más en mi estómago, porque hasta que no vació sus huevos dentro de mí, mis labios estaban pegados a su estómago, mis manos agarraban tan fuertemente su culo que le impedían moverse y su polla estaba totalmente enterrada dentro de mi boca y garganta ¡así es de puta tu madre, hijo mío! Me dije al pensar en ese hijo que ya abultaba en mi barriga.
Les invité a un chupito de whisky, ellos se fumaron un cigarrillo pero yo no quise fumar más, ya lo había hecho esa tarde y quería evitar más nicotina para el feto. Mientras, les acariciaba, les daba besitos y jugaba con sus pollas "delicadamente". Y cuando vi que ya estaban duras nuevamente, les pregunté:
¿Y quién quiere ser el primero en enseñarle a mi hijo como se follan a su madre?
Pero Yoli ¿tan puta eres? -preguntó Sebas-
Ya os he dicho y todo el mundo sabe que soy puta por vicio, no por necesidad.
¿Y serías capaz de hacer cualquier cosa que te pidiésemos?
Dime qué quieres que te haga, yo te diré el precio y si lo pagas, lo haré.
¿Y serías capaz de dejarte preñar por dinero?
Acaricié mi barriguita, sonreí, dejé los vasos de chupitos sobre la pequeña mesa, me fui hacia la gran cama, me tumbé boca arriba, abrí mis piernas, volví a acariciar mi barriguita de 14 semanas y les dije:
- Aún queda bastante para un nuevo embarazo ¿no? Primero tendré que parir este, pero lo que he dicho antes vale para todo. Decidme cuanto pagaríais para preñarme, os diré mi precio y si lo pagáis... Pero ¿habéis venido para hablar o para follar? Porque habéis pagado una hora y el tiempo pasa.
Y primero Sebas y luego Alex, se tumbaron encima mío y me follaron como auténticos salvajes. A mi pobre hijo ¡tan pequeño todavía! lo aplastaron de manera inmisericorde. Se tumbaron con todo su peso sobre mí y nuevamente me di cuenta que mi embarazo era una nueva fuente de excitación sexual. No solo era su peso que me aplastaba dolorosamente, eran también mis crecientes tetas que notaban muy dolorosamente las presiones de sus manos sobre ellas, pero sin embargo, mis preciosos pezones estaban extraordinariamente sensibles y entre las dos folladas, me corrí tres veces.
Ellos habían venido para follarme a gusto, de forma dura y pagados por Paca, quizá con la intención de que me negara delante de todos, incluyendo mi esposo, a esa doble penetración anal y a esa follada vaginal que tan duramente me acababan de hacer, pero que tan dolorosa y gratificante fue para mí. Después de correrse Alex y mientras descansábamos unos minutos, yo pensé que cómo era posible que en menos de un año, yo hubiese pasado de ama de casa y trabajadora autónoma, a ser una puta viciosa y muy bien pagada. Tan viciosa, que ahora y por primera vez, me iban a follar analmente dos pollas a la vez. Fui un momento al baño, evacué mi orina y me dispuse a esa doble penetración.
No sabía muy bien cómo hacerlo, así que recordé algunas de las cosas que aprendí de Ximena y de su vida de orgías y gang-bangs y pregunté:
- ¿Quién de los dos quiere estar debajo de todos? Porque los dos tenéis unas preciosas pollas casi iguales de longitud. El que esté debajo cara arriba, me la mete en el culo cuando yo me ponga encima, y el otro, me folla el culo con la polla de su amigo ya dentro de mí. Eso es lo que yo propongo ¿conocéis alguna otra forma? Y daros prisa que solo os quedan 14 minutos -y les señalé el decorativo reloj de la pared-
Sebas le dijo a Alex que se pusiese debajo porque su polla era más gruesa y así me follaría con más ganas. Alex le dijo que mejor él arriba, porque como su polla era algo más delgada me penetraría más profundamente. Al final quedaron que Sebas me follaría desde detrás, y si quedaban minutos y Alex no se había corrido, se cambiarían para derramarse los dos dentro de mí.
Se tumbó Alex boca arriba, yo me tumbé sobre él boca abajo, me fui colocando y Alex penetró mi culo. Y al hacerlo y notar cómo "tapaba" esa polla casi el anillo anal, me pregunté cómo narices me iba a penetrar Sebas y si la rabia de ver que ese tipo de penetración era cosa de Paca, había sido un desacierto mío el aceptarlo. Pero el cabrón de Alex empezó a jugar con sus dedos sobre mis pezones y mi grado de excitación subió como la espuma de una buena cerveza y deseé ser martirizada y les dije:
- Vamos a ver cabrones, os queda poco tiempo y aún no me habéis roto el culo ¿vais a romperme vosotros el culo o voy a tener que esperar a que unos hombres de verdad vengan a hacerlo por vosotros?
Y antes de darme una respuesta, noté como la polla de Sebas intentaba entrar dentro de mi mismo agujero ya ocupado. Y maldije mi falta de previsión, porque al irme a orinar al baño, podría haberme puesto algo de lubrificante. Sebas me agarró de las caderas y empezó a empujar brutalmente su polla. Y mi anillo anal empezó a gritarme por esa excesiva presión y una dilatación verdaderamente animal.
Pero al mismo tiempo, algo extraño empezó a sucederme. Al agarrarme de las caderas, mi cuerpo sentía la presión descendente de sus manos, es decir, que al agarrarme, estaba empujando mi cuerpo sobre el de Alex. Y lo empujaba en el mismo sitio que yo tenía alojado a mi hijo, con lo que comprimía mi estómago sobre Alex que no se estaba quieto ni un solo segundo queriendo disfrutar de esa doble enculada ¡y fui consciente, una vez más, que mi propio hijo era una fuente de placeres para mí! La presión de arriba y el constante frotamiento con el de abajo, ayudado por los roces de mis tetas y sobre todo de mis pezones, me estaban volviendo loca de placer.
Me olvidé del dolor porque el placer que sentía era superior al dolor. Y me entregué al placer. Y me olvidé del reloj. Y me olvidé que eran unos cabrones enviados por Paca para humillarme y rebajar mi orgullo ¡casi bendije a Paca! Notaba la polla de Sebas ya dentro de mi culo frotándose con la otra, y un dolor como si un cuchillo cortase mis músculos anales. Pero no me importó. Me estaba corriendo una vez, y otra y otra... mientras esas pollas me taladraban ¡dioses de mis antepasados qué placeres más sublimes estaba disfrutando! Con mi cuarta o quinta corrida, se corrió Sebas dentro de mí y casi sin darse cuenta, se le salió fuera. Alex le gritó porque él no se había corrido y ya pasaban 10 minutos de la hora.
Durante unos instantes le besé fuertemente en la boca y le ofrecí mi culo solo para él. Y lo usó divinamente. Y me volví a correr. Los dos se vistieron, los dos prometieron volver a verme pero pagando de su bolsillo sin Paca de por medio, y yo me quedé en la cama un rato. Estaba cansada, mareada, pero muy feliz. Incluso acaricié a mi hijo en mi barriguita por ser parte de mis placeres ¡benditos placeres de putas preñadas!
Minutos después entraron María y Teresa. María para decirme que tenía dos clientes esperando, pero cada uno por su lado, y Teresa, que venía a limpiar la habitación y cambiar la ropa de la cama.
Atendí con sumo placer a estos dos clientes alargando el tiempo todo lo que pude. Disfruté a tope con ellos y haciéndoles gozar de un sexo maravilloso. Al fin y al cabo, con el dúo anterior me había corrido varias veces y estaba deseando seguir en éxtasis. Y bastante después de las 2 de la madrugada, me di una buena ducha y le di un besazo a Quique por esperarme. Nos tomamos unos chocolates bien calentitos y nos fuimos a casa. Y mientras Quique conducía, yo le pregunté:
- Cariño, me han propuesto esta noche follarme uno o varios hombres dentro de un año y dejarme preñada, con la condición que tenga ese hijo "de auténtica puta" y me han preguntado cuanto les cobraría por eso, por dejarme preñar y tener ese hijo de ellos ¿qué crees tú que les deberíamos cobrar?
Quique no me contestó, pero el coche sí. Gracias a la prudencia y a las leyes de tráfico, yo llevaba puesto el cinturón de seguridad del coche, o del frenazo que pegó hubiese salido despedida por el parabrisas. Cuando el coche se detuvo entre una nube de humo y un intenso olor a goma quemada, giré asustada mi cabeza y vi a mi esposo mirándome con ojos desorbitados y la mandíbula caída.
Pero bueno ¿es que los hombres no saben que las putas se quedan preñadas muchas veces y no saben de quien? ¡Dichosos maridos! ¡Con lo bien que se folla preñada y los placeres que se obtienen!