Mi esposa, mi cuñada y yo. ¡Que calor!

Cuando tres personas desean que suceda algo, es muy complicado evitar que suceda.

MI ESPOSA, MI CUÑADA Y YO. ¡QUE CALOR!

Hola, mi nombre es Javier, tengo 36 años y soy el farmacéutico de un pueblecito de castilla la mancha. Estoy felizmente casado con Isabel, economista de 34 años que conocí mientras estudiaba en mi querida ciudad de Salamanca.

Creo que con estas presentaciones es mas que suficiente, pues a diferencia de otros textos que he leído en esta pagina, los nombres si son los originales, pues considero que se tendrían que dar un cúmulo de circunstancias para que alguien nos reconociera, y si así fuera, no dejaría de ser alguien que también disfruta con este tipo de entretenimientos en los que nada malo hacemos a nadie, por otra parte no deja de tener su componente morboso el hecho de que tu vecino, compañera de trabajo o un amigo sepan de tus andanzas sexuales, o no lo sepan, o lo sepan y no se atrevan a comentarte nada.

Tampoco quiero describir a los protagonistas de esta historia pues quienes nos conozcan, si tienen esa suerte, sabrán como somos y si no la tienen, le concedo al lector  la licencia de imaginarnos como le plazca. Solo deciros que, en mi modesta opinión, todos los protagonistas, en especial las protagonistas, poseemos encantos razonablemente atractivos.

Al grano. La primavera estaba acabando y andábamos planeando las vacaciones de verano, que este año si, por fin, íbamos a poder tomarnos después de no pocos años en dique seco por uno u otro motivo. Todo un mes  en una población costera del sur de España, alquilamos un chalet con piscina y capacidad para seis personas a pesar de ser solo una pareja pues esperábamos tener visitas mientras durase nuestra estancia allí. Isa y yo disfrutamos bastante de las visitas de nuestros familiares y amigos, sobretodo durante las vacaciones y aunque damos importancia a nuestra intimidad, las relaciones sociales ocupan un lugar importante en nuestra vida, así es que los dos estábamos entusiasmados con la idea de poder acoger a quienes tuvieran la oportunidad de acercarse por allí.

Sucedió entonces que a un par de semanas de largarnos, su hermana Nieves y su pareja Paco, tuvieron, no una bronca, que eso hubiera sido solucionable, si no una crisis matrimonial en la que decidieron darse un tiempo para reflexionar sobre lo que cada uno de ellos quería y esperaba del otro . Mi mujer fue testigo distante de toda la cuestión y cuando creyó oportuno que su hermana necesitaba su ayuda, no dudo en ofrecerle el pasar las vacaciones con nosotros y de esa forma facilitar el descanso matrimonial que ambos alegaban necesitar. Por mi parte, ningún inconveniente, Nieves siempre me había caído genial, era divertida, inteligente y de trato fácil. Además, con sinceridad, si podía  ayudarla en su vida, era algo que haría gustoso.

El día de partir salió nublado, pero como nos encaminábamos a la costa, no nos importo en absoluto. No fue necesario el ir a recoger a Nieves, pues ya llevaba viviendo con nosotros un par de días por aquello de no alargar más su estancia con Paco: Desde el principio reinó el buen rollo, la complicidad entre los tres crecía cada momento, cierto es que ellas, por ser hermanas, tenían una relación especial de la que me dejaban participar la mayor parte del tiempo aunque como es comprensible tenían sus momentos de conexión familiar que yo por supuesto respetaba. Según nos fuimos acercando a la costa, el sol se hacia notar y reclamaba su reino, empezaba a hacer un calor importante.

Oye!  ¿Porque no nos cambiamos antes de llegar? Que se note el ambiente playero.—comento mi mujer.

Ahora me vas a hacer parar con lo poco que queda. –conteste.

No, hombre no, nos cambiamos como cuando íbamos con Papa al río, que lo hacíamos en el coche, será divertido. –Sugirió mi esposa.

Sin mediar más palabra se pusieron a la tarea. Isa se quito la camiseta que llevaba, el sujetador y  se coloco la parte de arriba del bikini, no sin antes lanzarme una sonrisa picara antes de colocárselo. La muy traviesa retardó mas de lo normal la operación para exhibirse delante de mi y de algún mirón ocasional y aunque esto era poco probable en la carretera, no dejaba de crear cierto nerviosismo esta posibilidad, lo cual hizo que mi miembro reaccionara de manera natural, además con la ropa cómoda que llevaba para el viaje, creció sin oposición alguna, mas si cabe cuando debido a los movimientos que percibía por el retrovisor hicieron que fijara mi atención en mi cuñada Nieves que realizo la misma operación que mi esposa, eso si, sin ser tan pausada, lo que no evito que por un breve instante de tiempo pudiese contemplar sus hermosos pechos. El subidón de mi polla fue grandioso. No sé si mi mujer lo noto, a judgar por su sonrisa maliciosa, pienso que si, pero no hizo ningún gesto de contrariedad ni nada por el estilo. Hablaron después de cambiarse también la parte de abajo, pero supongo que en una mirada cómplice entre ellas decidieron dejarlo por prudencia.

Llegamos a nuestro lugar de destino y nos encanto la casa, situada en la falda de un pequeño monte con vistas al mar, con la vivienda mas proxima a unos 200 metros le daba una tranquilidad y una intimidad adorable. Escogimos habitación colocamos las cosas, hicimos una lista de cosas que necesitábamos y bueno… nos instalamos. Yo no había conseguido quitarme de la cabeza la imagen de los senos de mi cuñada de la cabeza y cuando a la hora de ir a comer se me presentaron las dos con un bikini y un pareo anudado a la cintura volvieron a “subírseme  los colores”. Las ganas de estar a solas con mi esposa empezaban a convertirse en una necesidad. Me puse mis gafas de sol para disimular mi indiscreción que no paraba de mirar a una y a otra, primero las tetas de Nieves que hace un rato pude ver al natural y no podía dejar de imaginarlas detrás de aquella pequeña prenda, luego el culito de mi mujer que tantas veces había disfrutado pero que quizás por la situación lo deseaba de una forma distinta, después el de mi cuñada que dejaba entrever la braguita del bikini a través del pareo en una dulce melodía de seducción, me estaban poniendo cardiaco. Tenia la esperanza que después de comer nos fuésemos a dormir la siesta, pero ellas tenían otros planes, que no eran otros que quedarse en la piscina disfrutando del sol y el agua.

Por mi parte, me tumbe en la terracita del primer piso desde donde pude observar sin ser visto como se encaminan a la piscina, son dos autenticas preciosidades--- pensé. Se zambulleron en el agua, hicieron unos relajantes largos, después salieron e iniciaron una conversación. Están hablando de mí  y de lo sucedido en el coche. Decido no hacer notar mi presencia de la que ellas aun no se han percatado.

---Que capulla has estado con lo de cambiarse en el coche. Le recrimino mi cuñada a mi mujer.

--- ¿qué pasa? ¿Te has cortado?

--- ¿Cortarme? No exactamente. Ha sido…emocionante.

---- ¡Te has excitado! Mírala que… ¡traviesa!—dijo Isa

--- ¡No es eso! Veras, cierto nerviosismo si que he notado, no hacia mas que mirar al retrovisor para ver si estaba mirando y bueno…es verdad que hasta he deseado que me viera--- admitió con cierto vergüenza. Espero que no te moleste cielo, ha sido el momento, no sé.

--- ¡tonta! ¿Porque me voy a molestar?, eres mi hermana, ¿crees que voy a sentir celos de ti? Al contrario eres, quizás la única persona con la que no me importaría compartir a mi Javi. Además, he de confesarte que me puso…ya sabes que el pudiera…

--- ¿verme? Pregunto Nieves.

---No solo que pudiera verte, es que pudiera verte mientras yo estaba allí también, ya sabes, enseñando las dos nuestros encantos. Solo con pensarlo me pongo juguetona---dijo mientras se pasaba la mano por su entrepierna y presionaba con delicadeza.

---Pues a mi me da  en la nariz que me vio.

---yo estoy segura, dijo mi mujer. Mi cuñada a su vez la interrogo con la mirada.---hubo un momento en que se entusiasmo mas de la cuenta y eso fue gracias a ti, no me cabe la menor duda.

--- ¿y eso no te molesta?

--- ¿molestarme? ¡Hija, pareces novata con los hombres! No hay ni uno solo al que le ponga más la sola idea de montárselo con alguna amiga, compañera, vecina y por supuesto hermana, que con la propia mujer. Si no lo hacen es sencillamente por temor a perder el amor y el cariño de la pareja. Pero imagina que le dieras permiso a tu marido a tener cualquier aventura sin que luego hubiera represalias. ¿Qué crees que haría?

--- ¿Tu compartirías a tu marido?

---contigo si. Golfa!!!---dijo echándose a reír, mientras le pellizcaba un pezón y acto seguido se zambullía.

Después fue mi cuñada quien salio corriendo detrás de ella y se tiro a la piscina, empezaron a juguetear intentado quitarse la una a la otra el bikini, cosa  que no tardaron mucho en hacer, al menos la parte de arriba, la de abajo se resistía, pero ellas seguían  intentándolo.

Pensé que era el momento oportuno para aparecer, así las pillaría en topless y podría ver su reacción, pero  como es lógico entre la conversación que había escuchado y  el ver a esas dos bellezas pelear en la piscina, tenia un empalme mas que considerable. Tuve que esperar un poco para que me bajara la excitación y fue mucho mejor de lo previsto pues en este tiempo ambas habían conseguido quitarle la parte de abajo a la otra, yo no conseguí ver nada pues estaban debajo del agua y mínimamente se traslucía el bello púbico de ambas y desde la distancia de la terraza apenas se distinguía nada, eso si, el saber que estaban las dos desnudas hacia volar la imaginación y despertaba mi instinto juguetón. Me levante del suelo para hacerme visible  y me hice notar con un sonoro ¡holaaaa! Ambas giraron la cabeza hacia mí con sorpresa y rápidamente sumergieron su cuerpo hasta el cuello dentro del agua.

--Hola.-- contestaron primero mi mujer y después mi cuñada. Esta última disimuladamente intentaba ocultar sus encantos a mi vista, primero con sus manos, fue una operación muy sutil pero  que me puso a mil, después acercándose a la pared donde se pego dejando sus brazos por fuera e impidiéndome de esta forma la visión de sus pechos. Mi mujer repitió la misma operación pero mas despreocupadamente y dejando sus pechos ante mi vista.

Que bikini mas mono que os gastáis, ¿no?—dije  con toda La picardía que fui capaz. Note El nerviosismo  en  Nieves y La sonrisa picara de mi mujer antes de contestar.

--Pues tendrías que verlos de cerca. ¿Por qué no bajas y te das un baño?—Mi cuñada  se le quedó mirando con la boca entreabierta, no dando crédito a la sugerencia que acababa de hacer mi mujer.

--Eso esta hecho, total es imposible dormir con  estas temperaturas tan  altas.

Baje con cierta parsimonia para darles tiempo a ponerse los bañadores, pero cuando estaba a punto de salir pude ver por la cortinilla de redes como mi cuñada intentaba desesperadamente recuperar su parte de abajo y mi mujer se lo impedía continuando con el juego malicioso que había comenzado anteriormente. En el momento en que salí de la casa fue cuando le devolvió la braga del bikini, entonces Nieves se volvió a pegar a la pared con su braga en la mano, de nuevo con sutileza consiguió ponérsela. Lo supe por los movimientos extraños que tuvo que realizar para ponérsela. El pensar que hace segundos estaba allí desnuda, me calentaba sobremanera, me hacia pensar que su sexo solo estaba oculto por esa minúscula prenda y si no es porque me zambullí  de golpe en el agua habría dado el espectáculo con un empalme del nueve. Cuando Salí a flote me dirigí hacia mi mujer con una sonrisa en los labios que reflejaba y creo que ella así lo entendió, que me había percatado de todo, además, lo corroboró cuando llegué hasta ella y la abracé haciéndola notar  la media erección que aun guardaba por todo lo sucedido.  Ella me devolvió una sonrisa cómplice haciéndome pensar que estas podrían ser unas vacaciones totalmente inolvidables.

Llegados a este punto debería hacer notar que mi mujer y yo en ocasiones hemos fantaseado con situaciones subidas de tono donde intervenía una tercera persona, a veces femenina, otras masculino, en ocasiones conocido, en otras no tanto. Ahora bien, con  familiares nunca habíamos probado. Aun así, yo ya me imaginaba ensartando a mi cuñada por todos sus agujeros y me ponía cardiaco. A esto hay que añadir que con el juego de los bikinis, mi cuñada se había quedado en topless y mi mujer desnuda. Mi cuñada debió pensar que después de haber estado a punto de mostrarse totalmente desnuda delante de mi, no era tan mala cosa el mostrar únicamente sus deliciosos pechos, por lo que los tres dimos por mas o menos normalizada esta situación. No obstante, se notaba que Nieves no se encontraba del todo cómoda, sobretodo cuando yo me arrimaba  a ella, cosa que hice en bastantes ocasiones con objeto de ver mas de cerca aquellos extraordinarios pechos culminados con una sonrosadita aureola perfectamente circular. Fue quizás por esto por lo que trascurridos unos minutos saliera del agua y se pusiera a tomar el sol. Me percate que paso por el lado de su bikini y después de dudar unos instantes, continuó su camino hacia la hamaca sin cogerlo. Supuse que después de haberse mostrado en tetas durante tanto tiempo era ridículo el ponérselo para tomar el sol.

Cuando mi mujer y yo nos quedamos solos en el agua  me arrime a ella con la intención de sobarla un poco, ella no se opuso, al contrario, continuo con el juego.

¿Así que te gusta mi traje de baño?—pregunto.

Me encanta—le dije, añadiendo en bajo para que solo lo escuchara ella—a tu hermana le sienta de maravilla. Me miro con toda la picardía que encontró dentro, aguantando la sonrisa y fijando su mira en mis ojos.

¿Por qué no te lo pones tú también? Me preguntó—Se está la mar de a gusto sin las ataduras del bañador.

--Por mi, si a tu hermana no le importa.

--A mí que me va a importar, estáis en vuestra casa, somos adultos y estamos de vacaciones. Además lo contrario sería ser demasiado retro y aquí no hay nadie así, ya ves mi hermana esta desnuda y nadie se escandaliza, ¿no? Pues eso que no hay ningún problema, vamos, digo yo.

Esta respuesta tan justificativa, no hizo sino confirmarme lo nerviosa que mi cuñada se encontraba.

Me quite el bañador lentamente sin parar de mirar a Nieves, ella me sostuvo la mirada de manera involuntaria, como hipnotizada por la situación, cuando se dio cuenta de esto, aparto la mirada y la dirigió a su hermana, que tenia una sonrisa de oreja a oreja en la cara.

Como supondréis todo esto me había dejado con un empalme descomunal y mi mujer desnuda a un metro de mí. Como es lógico me acerque a ella por la espalda haciéndola notar mi excitación, la abrace y pegue mi poya a su culo al tiempo que descendía una de mis manos desde su pecho hasta su coño para palparlo con firmeza al tiempo que deslizaba mi dedo corazón por su interior. Comprobé que ella tampoco había sido indiferente a  todo lo ocurrido, su sexo estaba tremendamente húmedo y mi dedo se movía dentro y fuera sin ninguna dificultad. Así las cosas, Isa apoyó sus codos en el borde de la piscina, mientras que separaba sus piernas para que yo pudiera meterle mi poya desde atrás. Entro con suma facilidad y hasta el fondo presa de la excitación que teníamos los dos, aunque mas bien debo decir los tres porque, todo esto, había ocurrido ante la atenta mirada de mi cuñada que, si bien no podía ver absolutamente nada, no podía por menos, dejar de imaginarse lo que estaba sucediendo en el agua. Mis embestidas eran profundas pero suaves para no delatar lo que todos  sabíamos y además no dejaba de mirar a mi cuñada mientras penetraba el coño de mi esposa. Esta última reprimía sus gemidos mordiéndose los labios y apretando los puños. Mi cuñada por su parte mostraba un rostro tenso y cargado de deseo, supongo que le hubiera encantado participar o cuanto menos poder acariciarse con libertad pues notaba en el movimiento se su abdomen el ritmo acelerado de su respiración. Fue entonces cuando se levanto y se marchó al interior de la casa dejándonos a mi mujer y a mí a solas, cosa que aprovecho mi mujer para poder estallar en gemidos.

--Aaaaahh— ¡maldito cabrón salido! me has estado follando delante de mi hermana. ¡Aaaaahh! ¿Te ha empalmado verle las tetas? ¿Has disfrutado viendo como se ponía cachonda al mirarnos? – ¡Aaaahh! ¡Cabrón! métemela mas rapido, joder que necesito correrme. Mi mujer estaba completamente entregada al placer y no controlaba ni sus pensamientos ni su volumen de voz que iba incrementando a medida que se acercaba su orgasmo.

¡Fóllame! ¡Fóllame con rabia! ¡Aaaahh! ¡Macho mío! que estoy caliente como una perra ¡como a una perraaaa! ¡siiii! Gritaba, al mismo tiempo que llevaba su mano a la boca para ahogar el grito y mientras acompañaba mis movimientos con los suyos para que la penetración fuese completa.

--- ¡Ya lo estoy notando pedazo de  puta! Has estado jugando con nosotros para ponernos a todos calientes. ¿No te da vergüenza, zorra? ¿Exhibirte desnuda delante de tu hermana?, ¿dejando que te meta la poya delante de ella? Tienes el coño mas encharcado que nunca. Notaba como se estremecía a cada palabra que salía de mi boca. Mientras aceleraba el ritmo de las embestidas e introducía mi miembro hasta el fondo de su ser.

¡Siii!, gritó Isa en silencio, estoy seguro que ahora mismo se esta metiendo el dedo pensando en como follamos nosotros aquí  abajo, hasta es posible que nos este mirando. ¿Te pone verdad? ¿Te pone que mi hermanita te este mirando mientras me metes la poya?  Te gustaría tenernos aquí a las dos con el culo en pompa para poder follarnos primero a una y luego a otra, ¿verdad cabrón? ¿Verdad que te gustaría?

¡Serás Guarra! Vas a hacer que me corra so puta, ¿acaso no te gustaría ver como me la follo? Lo estas deseando, se te encharca el coño solo con decírtelo, ¿verdad perra?  ¡Sí! Te gustaría comerme la poya, ponérmela bien dura para después dirigirla hacia el coño de tu querida hermana mayor y ver como mi poya va desapareciendo dentro de su chocho. Seguro que te has mojado pensando en comerle el coño a ella para dejárselo mojadito y que mi poya entre con mayor facilidad, ¿verdad so guarra?—Me parecía increíble estar diciéndole todas estas barbaridades y que ella no solo no me recriminara si no que, además, parecía ponerse más cachonda con cada una de mis palabras. – ¡Si, puta mía! Le follaría el chocho y la sacaría para que tú pudieras chapármela entre medias y así poder saborearnos a los dos, ¿te gustaría poder saborear los jugos de tu hermana empapados en mi verga?

¡Siiii, hijo de puta!, ¡si quiero que la folles mientras yo os miro!- susurraba entrecortada  mientras estallaba en el mayor orgasmo que le recuerdo, -¡quiero que le partas el coño en dos y te acabes corriendo dentro de ella! ¡Quiero que le viertas toda tu leche en su coño de puta! Aaaahhh, se deshizo al tiempo que le llenaba el coño de leche mientras bramaba en su oído – ¡Sí! ¡Me estoy corriendo en el coño de tu hermanaaaa!.

Caí agotado contra su espalda con dificultad para mantener el equilibrio, pues me temblaban las piernas y me faltaba el aire. No se cuanto tiempo pasamos en esta postura y sin decir nada se que empecé a reaccionar al notar el frio del agua.

Con pausas para recuperar el aliento y la mirada más lasciva que recuerdo, me dijo—Cariño, ha sido el mejor polvo de mi vida. Que traviesos que somos.- y cambió su gesto por una graciosa sonrisa.

--Ya lo creo amor, pero ahora necesito subir y relajarme un poco, pues me estoy quedando pajarito aquí.--

--Si yo también me apunto a eso,-- me contesto.

Verla salir desnuda del agua fue una imagen sublime. Real mente estaba preciosa y solo un pensamiento me llegaba a la mente. Estoy completamente enamorado de mi mujer.

Nos secamos, subimos a nuestra habitación y nos dejamos caer en la cama, no pasaron ni treinta segundos antes de estar placidamente dormidos, desnudos y abrazados el uno contra el otro. No sé el tiempo que estuvimos dormidos, recuerdo que nos despertaron unos golpes en la puerta y la voz de Nieves llamándonos.

--¡Nenes! Ya es de noche. ¿No os apetece ir por ahí a tomar algo?

--uuuhhhmmmm--- si, guapa, danos unos minutos y estamos contigo. —contesto mi mujer mientras se desperezaba. Después nos fundimos en un beso, se levanto y se fue a la ducha, antes de entrar me miro con sonrisa picara y me soltó. — ¿Has disfrutado tirándote a mi hermana, eh? No pude más que devolverle la sonrisa mientras la veía desaparecer detrás de la mampara de la ducha con una carcajada en su boca. Cuando termina y la sustituyo en la ducha paso por su lado dándole un cachete en el culo y diciéndole por  replica. — Has disfrutado tú más sintiendo como me la follaba.

--jajaja, que pillín que eres. —dijo mientras abandonaba el baño.

En la ducha estuve dándole vueltas a todo lo sucedido, la provocación en el coche, la charla de ambas, el juego en la piscina, bañarnos desnudos, hacerlo delante de mi cuñada, realmente ¿a mi mujer le gustaría ver como me follo a su hermana, o seria el éxtasis del momento? ¿Nos habría dejado Nieves a solas para darnos intimidad O se habría ido buscando la suya para masturbarse? ¿Nos habría oído? ¿Nos habría espiado? Y una pregunta por encima de todas me venia a la mente y hacia que mi poya se pusiera rígida,  ¿tenía alguna posibilidad real de follarme a la hermana de mi mujer? Algunas de estas preguntas tuvieron respuestas en cuanto baje ya vestido y listo para salir y pude mirarla directamente a sus ojos. Fui yo quien busco su mirada buscando respuestas y el hecho de que la bajara ligeramente y sonrojara sus mejillas me hizo intuir que si bien no había participado directamente en la función, desde la distancia había sido testigo de lo ocurrido y muy probablemente actriz principal en la intimidad de su habitación.

A partir de este momento y siempre que tuve ocasión durante la velada, sostuve su mirara fijamente con un  tímido aire de superioridad y una minúscula sonrisa, quería hacerla notar que sabia que nos había visto, que sabia que se había masturbado pensando en mi poya y que se había imaginado ensartada por mi. En alguna ocasión intento mantenerla fingiendo que nada había ocurrido, pero era un secreto a voces que ella, mi mujer y yo, sin decirnos nada, conocíamos perfectamente.

Después de cenar tomamos unas copas en uno de estos patios tan veraniegos del sur de España. Mientras yo tomaba mi copa, apoyado en la barra del local, observaba como ellas tímidamente seguían el ritmo de la música, era un placer verlas moverse, de vez en cuando la canción que sonaba era del agrado de ellas y entonces perdían la timidez y bailaban sin descaro contoneándose sugerentemente mientras me miraban invitándome a participar, esto último, sobretodo mi esposa, ya que, como digo, mi cuñada apartaba la mirada en el momento que se notaba descubierta por la mía. En alguna contada ocasión me uní cayendo en el éxtasis de rozar los cuerpos de aquellas dos exuberantes mujeres, las piernas de una, el pecho de otra el culo de ambas. Mis manos se movían lenta, pero hábilmente para acariciar sus cuellos, levemente algún  pecho, la espalda. No bajaba la mano descaradamente a su culo, pero tampoco la retiraba inmediatamente cuando llegaba a tan apetitosa zona. De vez en cuando algún apasionado beso a mi sensual esposa  y vuelta la mirada a mi cuñada.

Todo este juego no se hacía muy duradero, entre otras cosas, porque la erección inmediatamente se hacia notar y no era plan de dar el espectáculo. Si ocurrió que en unos de los lances del baile e hipnotizado por el placer de tan excitante velada el beso fue a parar a mi cuñada Nieves en lugar de a mi mujer, ella ni se inmutó supongo que dejándose llevar también por el hechizo del momento. Fue un beso húmedo, no muy prolongado, pero cargado de pasión y deseo .En ese momento fue ella quien me sostuvo la mirada diciéndome  sin abrir la boca  que si era cierto todo cuanto había pensado de ella , que se había masturbado pensando en mi y que le encantaría follarme allí mismo. Después dirigí la  mirada a mi mujer, quien sonrió, mordiéndose el labio por la excitación del momento. Cuando volví a su lado, me susurró al oído. —Me has puesto a mil, ¡cabrón! En ese instante supe que me follaría a mi cuñada.

Un rato después volvimos a casa, cuando nos quedamos a solas mi mujer y yo nos marcamos un polvo descomunal, donde como no podía  ser de otra forma, la protagonista fue mi cuñada. Nos besamos con lujuria, nos arrancamos la ropa mientras sin gritar pero  con el tono suficiente para saber que Nieves nos oía, cruzábamos insultos.

--La has besado delante de mí ¡cerdo! Estas deseando ponerme los cuernos con mi hermana, maldito salido. ¿Te gustaría que fuera ella quien te comiera la poya ahora mismo, verdad cabrón?—Me preguntaba mientras arrodillada delante de mi me estaba comiendo la poya como si fuera el último día que pudiera hacerlo. Daba lamidas enormes desde la base de los huevos hasta la punta del glande, para luego introducírsela de golpe todo lo que podía para después  retirarse haciendo un efecto succión   que ayuda apretando ligeramente mi poya con su mano derecha mientras la izquierda presionaba suavemente la base de mis huevos, volviendo a repetir una y otra vez la operación.

--¡Serás puta! Has sido tú la que has mojado todas tus bragas cuando me has visto besarla. Admite que te gustaría verla aquí de rodillas delante de mí, comiéndome la poya mientras tú te haces un dedo viéndonos. Admítelo o no te dejo que me sigas comiendo la poya y te quedas con las ganas de que te folle esta noche.  Entonces, le aparte la poya de la boca porque estaba a punto de correrme, cosa que ella interpreto como el cumplimiento de mi amenaza y me dijo algo que aun hoy pensándolo me deja cachondo perdido.

--No mi amor, no me quites tu poya, si es verdad que me muero porque nos folles a las dos, no puedo explicarte porque, pero la posibilidad de que seas nuestro macho que nos utilices a tu antojo, que seamos tus putas y que nos folles cómo y cuando quieras, hace que se me humedezca todo el coño. Pero por favor, mi cielo, fóllame como solo tú sabes hacerlo.

--Pues ponte ahí  a cuatro patas como la buena perra que eres. A partir de ahora cuando te llame perra esta será la posición que quiero que adoptes. ¿Entendido?

--Si mi amor, fóllame como a una perra. —y acto seguido se puso a cuatro patas esperando que yo la penetrara. Cuando lo hice mi poya entro como envuelta en mantequilla caliente, en mi vida había visto a mi mujer tan lubricada, era un manantial inagotable de fluidos que me permitían llegar a hasta lo mas profundo de su coño y a cada envestida un gemido que me hacia sentir como el mas poderoso de los hombres. Le daba pequeños cachetes en su culo que ella recibía con el mayor de los gozos, mientras no dejaba de insultarla— ¡Serás zorra! Mira que pedirme que me folle a tu hermana, ¿es que no tienes vergüenza?

--Nooo!! Soy así de puta. Quiero meterme un dedo en el coño mientras veo como la atraviesas con tu poya, quiero córreme viendo como grita de placer pidiendo que la folles. Vamos cabrón quiero que te corras dentro de mi coño pensando que es el de ella, viérteme toda tu leche como si lo hicieras en ella, quiero que me llames por su nombre cuando te estés corriendo. El ritmo de la follada era violento incluso, tenia mi poya a punto de estallar, entonces la agarre fuertemente por sus caderas y empuje con todas mis fuerzas para meterle mi poya mas adentro de lo que nunca nadie ha estado, mis huevos golpearon contra su pubis y la retuve así durante unos instantes y solté un chorro de esperma como nunca antes había soltado al tiempo que gritaba—Toma Nieves, toma mi leche. Mi mujer apretó los músculos de su vagina para retener mi poya con fuerza mientras estallaba en un apoteósico orgasmo gritando a pleno pulmón--- siii!!! Macho Mio, ¡¡¡córrete en el coño de la puta de mi hermana!!!

Jadeantes, sudorosos, agotados caímos rendidos en la cama. Notaba los palpitos del coño de Isa que apretaban mi poya hinchada aun dentro de ella, restos de semen aun seguían saliendo de mi poya inundando aun más su interior, el pensamiento en blanco, cada terminación nerviosa alerta, notando el mas minúsculo cambio, así se puede percibir como poco a poco va disminuyendo el tamaño de mi miembro hasta hacer que salga por si solo del interior de Isa, que sin inmutarse deja escapar ese pedazo de carne que tanto le ha hecho disfrutar. El sueño nos vence a cada instante, pero un último pensamiento se apodera de mi, seguro que Nieves nos ha escuchado, ¿que habrá sentido?,  ¿se habrá masturbado? ¿Como habrá asimilado la declaración de intenciones de su hermana.? Me vence el sueño.

--Buenos días, amor mío. ¿Que tal has dormido?—me despierta mi adorable esposa por la mañana.

--Como quieres que duerma después de lo de ayer, como un bendito.

--No, si yo también he dormido la mar de a gusto, pero veras, quizás deberíamos hablar de lo que esta ocurriendo.

--Por supuesto, como tú quieras.-- Le contesto.

--Pues veras, no es que no me guste todo lo que esta sucediendo, me lo estoy pasando divinamente. Es solo que no sé como se lo estará tomando mi hermana.  Ayer seguro que nos tuvo que oír y claro—hizo una pausa. –Me molestaría que se sintiera incomoda con nuestro juego. Bueno, ya sabes, ella lo esta pasando muy mal con lo de Paco y que nos vea y oiga a nosotros tan lanzados igual puede resultarle poco agradable. Quizás deberíamos cortarnos un poco, ¿no crees?

Sin darme tiempo a contestar, continuó—al fin y al cabo ella ha venido aquí a “desintoxicarse” y es posible que no la estemos dejando. Si tú estas de acuerdo, creó que deberíamos llevar las cosas mas despacio y no precipitar nada, no vaya a ser que alguien pueda molestarse.

--Estoy totalmente de acuerdo contigo, cariño. —Conteste-- A veces nuestros juegos son demasiado audaces y si atañen a otras personas deberíamos frenar un poco y pensar en estas personas.   Añadí.

No estaba de acuerdo en absoluto con el argumento que había planteado mi mujer. Mi cuñada era conocedora de lo que había ocurrido en la piscina y tanto en las miradas que cruzamos como en el beso que nos dimos, me demostró que era plenamente consentidora de lo que allí estaba ocurriendo. ¿Por qué entonces, me decía Isa todo esto?  Supuse que era ella la que se estaba sintiendo un poco incomoda al haberse comportado de aquella forma, al haberse mostrado tan promiscua. El hacérmelo notar a mí de aquella forma en la que ciertamente, también mostraba su tendencia hacia la sumisión y el que su hermana fuera consciente de todo ello. Supongo como digo, que para ella estaban sucediendo las cosas demasiado deprisa y necesitaba tiempo para asimilarlo. Entendí que debía darle este tiempo, se lo merecía y además estaba convencido que tarde o temprano su verdadero yo saldría a la luz de nuevo.

Durante los cinco días siguientes pasaron pocas cosas que reseñar, días de playa  o piscina, noches de cócteles y copas. Mi mujer y yo hicimos el amor en alguna ocasión y aunque no lo hice notar, no pude más que pensar en Nieves. Me sentí un poco mal porque no lo compartí con ella, pero decidí que era mejor para ambos, el dejarlo así.

Algo importante que si es de señalar fue el comportamiento de mi cuñada. No solo porque al día siguiente de aquella noche loca, estaba tan eufórica como si hubiera sido a ella a la que hubiera follado, si no porque, como Isa dejo de llevar la iniciativa en eso de provocar, fue ella quien a partir de entonces comenzó a mostrase mas lanzada, queriendo bailar conmigo y con su hermana de forma sensual, teniendo conversaciones subidas de tono, intentando desnudar con juegos, a su hermana en la piscina. Parecía que intentaba provocar situaciones que desembocaran en momentos excitantes similares a los  producidos en aquella, ya legendaria noche. A mi me estaban poniendo cardiaco, pero intentaba disimular hasta que fuera mi mujer, la que diera el primer paso.

En estas estábamos hasta que un día por la tarde y de nuevo en nuestra piscina, mi cuñada decide ponerse en topless y anima a su hermana que haga lo mismo. Isa lo duda un momento pero finalmente se decide, al fin  y al cabo ya se ha mostrado desnuda, seria ridículo mostrarse ahora pudorosa. La situación de tener de nuevo a esas dos bellezas en top less ante mis ojos, me producía una lucha entre la sensatez que debía a mi esposa y mi propia lujuria que desataba mi miembro ante la posibilidad real de gozar de aquellas dos hembras.

Todo empezó como un juego. Mi cuñada estaba tumbada, tomando el sol en una colchoneta que habíamos comprado días antes en la playa. Mi mujer llego por detrás y la tiro al agua, estaban ambas luchando por la colchoneta.  A mi me pareció un juego divertido y me lance al agua con animo de recuperar la colchoneta. Lo conseguí rápidamente, tan rápido como ellas volvieron a arrojarme de nuevo al agua. Luego la ocupo mi mujer, la tire, luego Nieves, de nuevo al agua, ahora yo. Esta vez conseguí agarrarme fuertemente, entre las dos intentaron darme la vuelta, pero como la tenía bien sujeta, cuando me daban la vuelta, inmediatamente rodaba sobre mí y volvía a la parte de arriba. Entre tanto empujar girar y resbalar es de suponer que me estaban rozando continuamente con sus tetas, sus culos, piernas y de todo, no es que fuera muy lascivo, pero si sirvió para que el pudor desapareciera del todo. Como decía, en esta ocasión la tenia bien sujeta, pero estaba agotado así que cuando empezaron a hacerme cosquillas, tuve que renunciar a la colchoneta. Me repongo un poco mientras las dos siguen luchando. Es extraordinario ver a las dos en una lucha amistosa, sus cuerpos refregándose el uno contra el otro es una visión sublime que levanta mi miembro descaradamente.

En unos de los lances del juego Nieves agarra el bañador de mi mujer cuando esta se dispone a saltar para ocupar la colchoneta. Mi mujer salta y Nieves sujeta el bañador de Isa bajándolo y dejando su precioso culo al descubierto. Después continua bajándolo hasta quedarse con él en las manos, tirándolo  después fuera de la piscina.

De nuevo entro yo en juego y sin dificultad  tiro a mi mujer de la colchoneta y me tumbo encima. Enseguida mi cuñada quiere repetir la operación y quitarme el bañador, me resisto, pero llega mi mujer y con su ayuda consiguen desnudarme entre ambas. Aun así me siento a caballo en medio de la colchoneta, mi cuñada salta para subirse también, no mide muy bien el salto y queda justo encima de mi, mi poya erecta esta en contacto directo con su bikini, es decir lo único que separa nuestros  sexos es una minúscula tela. Mi mujer salta encima pero por detrás y por unos breves instantes conseguimos estar los tres encima de la colchoneta. Luego perdemos el equilibrio y caemos al agua.

A partir de este momento, el juego cambia, el objetivo es estar los tres el máximo tiempo posible en la colchoneta. Para ello tomamos como modelo la postura que habíamos tenido antes, es decir, me monto yo primero a caballo, mi cuñada se monta sobre mí, esta vez lo hace concienzudamente, colocando su coño sobre mi poya. Estoy totalmente empalmado, ella lo sabe, lo nota, pero no dice nada, no dejo de pensar que si no fuera por esa minúscula tela la estaría follando.

Mi mujer nos obliga a juntarnos más, intentando conseguir el reto. Los  pechos de mi cuñada están en contacto con el mío, por momentos estoy aplastando sus jugosas tetas, su respiración entre cortada al lado de la mía. Tengo unos enormes deseos de besarla, pero se que debo ser paciente y no precipitar las cosas. Mi esposa se sienta detrás y nos abraza para intentar mantener el equilibrio. Me esta clavando sus tetas en la espalda, al mismo tiempo empuja a su hermana contra mi  haciendo que sus tetas se claven un poco mas. Supongo que se trata de una ilusión, pero estoy tan empalmado que puedo notar la entrada de la vagina de mi cuñada  a través de su bañador. Instintivamente inicio un ligero  y suave movimiento de mete y saca, mientras mis manos agarran fuertemente su culo, no consigo nada mas que hacernos perder el equilibrio y caer al agua de nuevo. En la caída desato intencionadamente uno de los lazos del bikini a mi cuñada. Ella finge no darse cuenta.

--volvamos a intentarlo, pero esta vez en la parte menos profunda para tener mas control—dice mi mujer

Esta claro que todos éramos conscientes de lo que allí estaba ocurriendo  y todos deseábamos que ocurriera y si además lo podíamos encubrir a modo de juego pues mejor que mejor.

Me coloco de nuevo a caballo en la colchoneta, solo que en esta ocasión al hacer pie tengo el dominio del equilibrio, mi cuñada vuelve a colocarse encima de mi, solo que esta vez la tela no le cubre totalmente su rajita y parte nuestros sexo están en contacto. Nos volvemos a juntar, de nuevo sus tetas aplastadas contra mi pecho, su aliento en oreja, notando su respiración entre cortada y como sus pechos se hacen mas grades al respirar, mi poya pugna por vencer esa minima resistencia que le aparta del éxito. Mi mujer se monta detrás, sus tetas en mi espalda, vuelve a abrazarnos, mis manos vuelven al culo de mi cunada, esta vez manejo el equilibrio, esta vez amaso a mi antojo el culo de mi cuñada.

Los tres somos un solo aliento, mis manos son dueñas de las cachas de mi cuñada y puedo levantar su culo pero no puedo hacer que desaparezca la fina tela que separa nuestro sexo, mi mujer esta caliente, nos empuja para estar mas juntos y noto su sexo caliente en mi culo. Mi cuñada gime y suspira imperceptiblemente sin siquiera haberla penetrado. En un intento de levantar a mi cuñada, para retirar la tela, noto como el biquini  se desliza con fuerza  por entre nosotros dos. Ha sido mi mujer la que ha conseguido alcanzarlo por detrás, ha tirado fuertemente de él y ha hecho que desaparezca.

Ahora si, despacio pero con seguridad voy acomodando el cuerpo de mi cuñada lentamente sobre el mío. Noto su coño abrirse como una flor al paso de mi poya, que poco a poco, la llena por completo. Su respiración se ha detenido y su boca permanece entre abierta. Sus glúteos chocan contra mis piernas, su bello pubico se mezcla con el mio , la penetración es total y entonces deja escapar el aire de sus pulmones en un gemido delicado. Yo permanezco quieto deleitándome con el momento, mi cuñada ha perdido su capacidad de reacción y solo es una muñequita en mis brazos, es cuando noto el aliento de mi esposa en mi nuca y es ella la que inicia un suave vaivén mientras me susurra al oido.

--Fóllatela, macho mío, hazla sentir  tan puta como a mi. Hazla sentir una verdadera hembra. —Sabía perfectamente lo que mi esposa deseaba escuchar en ese momento y no la defraude.

--Isa, eres una zorra, estas pidiéndome que me folle a tu hermana, eres una puta cornuda. A cada palabra mía su respiración se agitaba. Ven, acerca tu mano, quiero que toques el inicio de  mi  poya—acerco suavemente su mano y comenzó a acariciar mi pene comprobando como se hundía en el interior de Nieves.

Ahora quiero que toques el coño de tu hermana y te des cuenta de cuan abierto lo tiene para que penetre mi poya. —De nuevo acerco su mano y obediente, le acaricio el coño separando sus labios vaginales para comprobar cuan profunda estaba siendo mi penetración. Note como se estremecía, como se apretaba contra mi espalda clavándome sus pechos en la espalda, como su respiración se aceleraba en mi nuca, note la calentura de su sexo pegado en mi culo, como fluían los jugos de su interior.  Acerque mi mano a su vagina e introduje mi dedo en su interior. Soltó un gemido alargado, profundo y se convulsiono espasmódicamente, prueba irrefutable del orgasmo bestial que había tenido con ese simple gesto. Quedó inmóvil con su cabeza apoya da en mi espalda y la mirada fija en la cara de satisfacción que mostraba su hermanita mayor.

Una vez satisfecha mi mujer, me centre en Nieves,  con su mirada perdida quien sabe donde, recibía mis embestidas con la resignación del vencido, le mordí suavemente uno de sus pechos y lanzo un pequeño grito que la trajo de vuelta. Agarré su culo con fuerza apretando su pubis contra el mío para que mi miembro entrase completamente en lo más profundo de su coño. Luego permanecía allí durante unos instantes haciéndola notar todo mi miembro hundido en su interior, para después sacarla levemente y volvérsela a hundir con mas fuerza .Su rostro reflejaba plenitud, como si una daga enorme la hubiera atravesado, aprovechaba los momentos en que sacaba mi verga para respirar para quedar troncada la respiración cuando volvía a hundir mi poya en ella.

--Y tu cuñadita, ¿no te parece indecente estar aquí abierta de piernas para que el marido de tu hermana pequeña te meta la poya como a una vulgar ramera?—¡Mírame! Y contesta, ¡so puta!-- Le grite  mientras le clavaba mi estaca en su coño y mi mirada en sus ojos. Me miro directamente, mordiéndose los labios con fuerza, intentando combatir que la verdad estallara de sus labios. A continuación y tímidamente respondió.

--Fóllame Javier, Fóllame, te lo suplico. —

--No, ¡zorra! Dije pausando el mete y saca. Yo quería disfrutar de ese momento plenamente, sentirme dominador.  —No mientras no admitas tu condición. —Dije mirándola con cierta cara de repulsión. Note como se deshacía en jugos en el interior de su vagina. Estaba claro que ambas hermanas tenían cierta inclinación a la sumisión, así que decidí darle lo que deseaba.

--Dímelo, perra o no volverás a tener este pedazo de carne dentro de ti. Al tiempo que la empujaba con todas mis fuerzas hacia mi y le clavaba mi poya hasta notar el hueso de su pubis contra el mío.

-- ¡Siii, Cabrón!—dijo en un tremendo alarido. --Soy una miserable puta, que esta disfrutando como nunca lo ha hecho en su vida con la poya del marido de su hermana metida en mi chocho. –gritaba ida de su ser, mientras notaba como mi poya ardía de calor por los jugos que derramaba sobre ella  el descontrolado coño de mi cuñada.

--Quiero que me folles todos los días de mi vida, mi cuerpo es tuyo. Quiero, que hagas conmigo lo que quieras, quiero ser tu puta,--todo ello mientras ella misma llevaba ahora el ritmo violento  de la penetración.

--Quiero que me uses, que me hagas obedecer tus deseos. Mi coño, mi culo, mi boca, todo mi cuerpo es tuyo y puedes utilizarlo como te de la real gana. ¡Soy la zorra de tu poyaaa! Gritó mientras se derrumbaba en un colosal orgasmo que dejo mi verga aprisionada entre las paredes de su sexo.  Entonces fui yo el que no pudo aguantar más y tensando todos mis músculos hasta casi dejar rígido todo mi cuerpo explote en el orgasmo más devastador que he tenido nunca. Sentí que me vaciaba que todos los líquidos de mi cuerpo salían al mismo tiempo por la punta de mi poya. Nieves lo notó, su coño debía estar  inundándose de mi esperma y apretó sus uñas clavándomelas en mis hombros mientras me miraba con los ojos mas abierto que he visto nunca.

MI miembro seguía palpitando en su interior, escupiendo los últimos restos de semen que quedaban en mis huevos. Vencido por mis fuerzas, apoyé mi cuerpo contra el borde de la piscina trayéndome conmigo a mi cuñada que aun seguía ensartada por mi poya. Mi mujer entonces se acerco y me dio el beso más lujurioso que jamás me hubiera dado nunca. Se separo y me susurró.

--Parece que ahora vas a tener dos zorras para ti solo. —besándome después con delicadeza en mi cuello.

--Tranquilas, putas mías,  tendréis lo que merecéis. —les dije exultante, mientras les estrechaba fuertemente uno de los cachetes de su culo a cada una de ellas. —Mira cariño, quiero que veas como saco mi poya del coño de tu hermana. —le dije, mientras sacaba mi poya lentamente del interior de Nieves. Senté a mi cuñada en el borde de la piscina, pues estaba agotada y dirigiéndome a mi mujer, le dije. —Ven, trae tu mano. Quiero que veas la enorme corrida que he vertido en el interior del coño de tu hermana mayor. Isa estiró su mano y le tocó el coño a su hermana, introduciendo un par de dedos en su orificio y recogiendo con ellos los restos de mi semen junto con los jugos de su hermana, mientras esta última soltaba un hondo gemido que procedía de sus entrañas.

--Ahora quiero que saborees las consecuencias de la follada que tú has propiciado, puta. —y sin dejar de mirarme se metió los dedos en su boca  y lo saboreo como si fuera el mangar mas rico que nunca probó. –Recoge un poco más—ordene. Volvió a meter los dedos en el coño de Nieves y esta volvió a soltar un gemido. –Ahora dale a probar a tu hermana—y  entonces Isa metió sus dedos en la boca de su hermana mientras ambas sostenían una mirada mezcla de lujuria y deseo. Nieves lamió sus dedos como quien termina se comer un helado de crema. Después, las besé, primero a mi mujer, luego a mi cuñada, las besé con pasión mientras les agarraba un pecho y lo estrujaba hasta que despedían un quejido leve.

--Venga vamos a salir de la piscina, que se queda uno frío aquí. —Efectivamente luego de el ardor sexual se siente uno desprotegido así que salimos de la piscina y aunque ellas también estaban temblando, mezcla por el candor del momento y el ligero frío que hacía, les ordené que me secaran primero a mi.

Fue sublime  verlas con la piel de gallina mientras se afanaban por secarme. Una vez seco aun me recreé en contemplarlas un momento con sus pezones endurecidos, sus pelos erizados por el frío, se las veía tan indefensas, tan sumisas, tan entregadas. Creo, sinceramente, que no hay sensación más placentera para un hombre. Después les dí permiso para que se secaran y rápidamente se envolvieron en sendas toallas. Cuando hubieron terminado de secarse, mi mujer hizo ademán de querer volver a ponerse su bikini pero con un chisteo por mi parte abandono toda intención.

Es maravilloso sentir tal sensación de poder.  Me puse en medio de ambas amarrándolas por la cintura para entrar en el interior de la casa, después deslicé mis manos por sendos culos palpándolos con fuerza y hundiendo mis dedos en su interior, ambas dieron un saltito al notar tal intrusión pero ninguna hizo el más mínimo gesto por separarse. Ante todo esto, mi miembro se había recuperado y estaba en condiciones de volver a la carga, solo que ante la nueva situación que se me ofrecia quería disfrutar al máximo de la posibilidades. Me senté cómodamente en la cama de nuestro dormitorio y pausadamente me les dije.

--¿Quien creéis vosotras que es más puta de las dos?—Ambas se miraron, se sonrieron. Esa misma duda tenían ellas. —No os preocupéis, lo averiguaremos. Acércate Nieves, arrodíllate y hazme una mamada, quiero ver que tal la comes. Entre tanto tú—le dije a mi mujer—cuéntame,¿ por qué te pone tanto que me folle a tu hermana?

--No sé. —Dijo Isa tímidamente--  ella siempre ha cuidado de mí y ahora que soy tan feliz contigo, supongo que quiero que ella tenga parte de esa felicidad.

--¿Y no te da celos que le haya metido mi poya en su coño?  ¿Que me haya corrido dentro de ella? Utilizaba adrede aquellas palabras tan soeces, entendía que las ponía caliente a las dos.  --Mira, está disfrutando metiéndose mi poya en la boca, además ella hace una cosa que tú no me has hecho nunca. –Isa me interrogó con la mirada. —Si, Oohh. Ella intenta meter su lengua en el canalillo interno de mi pene y es una sensación que da mucho placer. Te felicito Nieves, eres una gran comepoyas.

--Gracias Javi,  me encanta que te guste. Dijo Nieves mirándome de rodillas desde el suelo.

--Lo ves, Isa, tu hermana se lo esta pasando pipa con mi poya, es más, yo creo que esta chorreando, ¿te importaría comprobarlo?

Isa se inclinó e introdujo su mano por detrás del culo  de su hermana hasta alcanzar su sexo, se entretuvo un rato en acariciarlo, Nieves soltó unos leves gemidos de placer al tiempo que entrecerraba los ojos. Luego isa saco su mano, brillaba empapada en jugos vaginales. — ¡Pruébalos! Le ordene. Sin dejar de mirarme se introdujo los dedos en su boca  y los relamió-- ¿Te gustan los jugos de tu hermana? Isa asintió con la cabeza incapaz de responder nada. –Bien, mézclalos con los tuyos, inmediatamente Isa se introdujo un par de dedos en su coño, convertido en un autentico manantial de jugos. –pruébalos. Se metió todos los dedos en su boca.

--Estas cachonda, ¿verdad?  Le pregunte mientras le introducía mi mano y acariciaba su sexo.

--Creo que no he estado más cachonda en toda mi vida.-- Contestó. --El ver como mi hermana te mama la poya delante de mí, la cara de vicio que esta poniendo y tú, diciéndome estas cosas, estoy inundada.

--Eso me gusta, me complace que seas tan guarra, putita. Ahora vas a hacerte un dedo mientras observas como me follo a tu hermanita mayor.

--¿Vas a volver a follártela a ella? A mi no me has follado todavía.-- Protestó tímidamente.

--Lo sé, pero como buena perra que vas a ser, debes acatar que tu macho quiera hoy follarse a la nueva mercancía, además intuyo que así, vas a disfrutar más. Levántate puta-- ordene a mi cuñada.-- ¿Lo ves, Mujer? Tu hermana está más necesitada de rabo que tú.-- Dije mientras metía mis dedos en su chocho y  los sacaba relucientes por sus jugos. Luego acerque los dedos a la boca de mi esposa y esta sin decirle nada me los lamio hasta dejarlos limpios.

¿Lo ves, amor? Ésta zorra esta sedienta de rabo.

Observar  la cara de mi cuñada, mezcla de vergüenza y deseo, ver a mi mujer lamer mi mano empapada en los jugos de su propia hermana me ponía a cien, mis pensamientos eran cada vez mas perversos así que no dude en ordenarle.—En mi mano ya no quedan Isa, sácalos directamente de su chocho.  Obediente fue a introducir de nuevo su mano en el sexo de su hermana, pero la detuve. —He dicho directamente. --Dije tajante. Mi mujer me miro con cierta incertidumbre.

--¿Pretendes que le coma el coño a mi hermana? Metí mis dedos en su coño—si, eso mismo es lo que tu macho te está pidiendo, que prepares el potorro de tu hermana para que tu marido se lo pueda follar a gusto.-- Una riada de caldos bajo por su entrepierna mojando mi mano. – ¡Vamos perra! ponte a ello y tú, ¡puta!, ábrete bien de piernas para que tu hermana pueda comerte el coño. Lentamente Nieves fue abriendo las piernas para hacerle hueco a su hermana. Cogí por la mandíbula a mi mujer. —Vamos perrita, a lamer.-- Dirigí su cara al chocho de mi cuñada y despacio comenzó a sacar poco a poco su legua para darle pequeños lametones en el centro de su Chichi, a cada uno de ellos mi cuñada respondía con un temblor de  su cuerpo. Mi mujer paró un instante para mirarme   En su mirada se traslucía la rendición de su voluntad para dejar paso únicamente a la mía. Entonces le metió la lengua a su hermana hasta hundirla en las paredes del interior de su vagina haciendo que ésta se estremeciera de placer, después lamió como poseída por la lujuria, como si temiera decepcionarme si no conseguía hacer gemir de placer a su hermana. Así continuo durante varios minutos sacando jugos del coño de Nieves, tragando algunos y dejando resbalar por sus labios otros. Nieves se convulsionaba, se retorcía mientras apretaba la cabeza de su hermana contra si, gritaba de forma descontrolada.

--¡Oohh!, hermanita que bien lo comes, me estas matando de placer, ¡zorra! Jamás en mi vida podría  imaginarme desnuda delante de mi cuñado, abierta de piernas mientras mi hermanita pequeña me come el potorro, que puta me siento. Dime cuñado, hubieras imaginado alguna vez tenernos así a las dos, expuestas a tus deseos, mi hermana me come el coño para dejarme lista para ti, ¡para que me folles!! Para que me metas tu poyon en mi coño. ¡Chupa Puta! , chupame el coño, déjamelo mojadito para que tu marido pueda metérmela.—

No aguante más. --Tú, dije refiriéndome a Nieves y totalmente salido. — Ponte a cuatro patas que te voy a follar como te mereces. No hizo falta que se lo repitiese , inmediatamente se puso a cuatro patas ofreciéndome la imponente visión de todo su culo expuesto y su coño brillante por los líquidos que emanaba  listo para que lo follara , para ser usado por mi como mejor me viniese en gana.

--Sujeta mi poya—le ordene a mi esposa. Quiero que seas tú quien meta mi poya en el coño de esta puta .Mi mujer, obediente, así lo hizo y mi poya entro con la facilidad que puedes hundir tus dedos en la miel. Un quejido hondo, de lo más profundo del ser de Nieves, se desgarro en el momento de sentirse penetrada. Me agarre a sus fabulosas caderas y permanecí quieto en su interior deleitándome con la sensación morbosa de estar follando hasta los huevos a mi cuñada mientras mi esposa es testigo de tal profanación. Además si me movía en exceso me correría enseguida y quería prolongar aquello el mayor tiempo posible. Fue ella misma la que comenzó un lento movimiento para sentirse penetrada, pero que yo, controlaba con mis manos sobre su culo para evitar que el ritmo se acelerara. Entonces lo sentí, sentí como paulatinamente su interior succionaba mi miembro, como lentamente aumentaba la presión  queriéndolo llevar aun mas a su interior, sentí como el calor invadía mi poya bañada por los jugos que no paraban de manar de su interior, sentí como detenía su respiración paralizada por el intenso placer que estaba recibiendo, unos instante después se derrumbaba dejando escapar todo el aire de sus pulmones al mismo tiempo en un gemido seco. Solo mantuvo su culo erguido y solo porque yo lo asía por sus caderas.

---Métete un dedo en el coño—Le ordené a Isa. Esta no dudo ni por un segundo en obedecerme, además se detuvo para disfrutarlo a conciencia. —Ahora otro más.-- Sin ninguna dificulta se metió dos dedos en su interior y sin decirle yo nada más se introdujo un tercero.

--¡Basta! Ahora métele ese dedo a tu hermana en su precioso culo.-- Sin mediar palabra y mirándome directamente a los ojos fue introduciendo lentamente su dedo corazón en el culo de su hermana. Pequeños gemiditos salían de la boca de Nieves cuando Isa realizaba movimientos relajantes en su esfínter anal. Asentí con mi cabeza para indicarle que introdujera un segundo dedo en el interior del culo de Nieves. No se hizo esperar e introdujo otro dedo. Un quejido más hondo salió de la hipersensible Nieves.

Después de unos momentos que sirvieron para que Nieves recuperase el aliento y su hermana le preparara su culo para mí, le pregunte.

--¿Sabes que va a pasar ahora?__

Si—contestó quedamente.

--Dímelo, o mejor, díselo a tu hermana. Vamos putita, dile a tu hermana lo que va a pasar ahora. Y tú, mi pervertida esposa, pregúntale a tu hermana mayor si sabe que le va a pasar ahora.

--Dime hermanita. ¿Sabes que viene ahora?—Pregunto Isa sosteniéndole con su mano la barbilla. --Dime zorra, dime que estas deseando que pase.

--¡SI! Se lo que toca ahora, toca que tu marido me meta la poya por el culo, que me destroce mi culito virgen.—Ante la expresión de asombro de su hermana, Nieves continuó.-- ¡Sí! Hermanita, nadie hasta ahora me había acariciado tan íntimamente mi precioso culito. Nadie me había introducido sus deditos como tu lo has hecho. Ni se me había pasado por la imaginación que me follasen el culo. ¿y ahora? Ahora estoy deseando que mi cuñado, tu marido, me de por el culo como a una vulgar ramera, eso es lo que has conseguido hacer de tu hermana mayor un puta deseosa de rabo. ¡Vamos cuñado, no te cortes! Méteme la poya por detrás que seguro que lo has deseado en muchas ocasiones. Pues aprovéchate ahora y hazme gritar como a una cerda con tu poya en mi culo.--

No me hice de rogar más y le metí la poya. Quise hacerlo con delicadeza pero era tal la cantidad de jugos que embadurnaban mi miembro que no se pudo detener la entrada, pero tampoco supuso ningún problema para Nieves que enloqueció al sentirse repleta en su interior.

--¡Joder! ¡Qué sensación!—A pesar de ser su primera vez y debido a la lubricada que estaba mi poya después de follarle el coño, aquello entraba sin la menor dificultad. En vista de ello, incremente el ritmo de la follada y por supuesto, mi cuñada lo agradeció. --Esto sí es follar y no lo que he estado haciendo toda mi vida, Javi, me estas haciendo sentirme mujer. Que digo mujer, mas hembra que me he sentido en toda mi vida. ¡Disfrútame cariño! ¡Disfruta de mi culo! porque mi culo ya es solo para ti.—

Sabía que estaba a punto de correrme, por lo que no me lo pensé dos veces y aceleré mis embestidas cuanto pude y me abandone al más sublime orgasmo. Cierto es que después de este vinieron otros muchos y muy buenos pero estar dándole por el culo a la hermana de tu mujer mientras ésta te mira y ves en su mirada que lo esta disfrutando…No imagino un placer mayor.

Me corrí con un alarido que se debió escuchar en kilómetros, perdí la cuenta de las descargas de semen que deje en su interior. Creí que mis huevos se quedaban vacíos de toda sustancia, llegue a creer que parte de mi poya se había quedado en su interior. Me desplome sobre ella sin fueras mientras mis ojos perdían la consciencia y mis oídos solo acertaban a escuchar un aahaaah  mono tono e interminable que procedía de mi cuñada corriendose por enésima vez al sentir mi leche en el interior de su culo.

Cuando recupere mi ser, me aparte lentamente y disfrute de la imagen inmóvil de mi cuñada con sus piernas entreabiertas, su culito enrojecido por la batalla reciente. Mi mujer a nuestro lado acariciándose inquietamente su coño. Entonces observe como por el ano de Nieves resbalaban restos de semen que provenían de su interior sin duda por la gran cantidad vertida dentro. Así que casi sin aliento como estaba le dije a mi mujer—quiero que limpies con tu lengua los restos de la corrida que le he echado a tu hermana en su culo. —percibí en su mirada una lujuria que no había visto nunca, aun así se quedo inmóvil, parecía estar esperando una orden imperativa, no obstante y con una sonrisa muy picara le dije—Hazlo y en su momento tendrás una pequeña recompensa por todo esto. Dicho esto se arrimo al trasero de su hermana y comenzó a lamer los restos de mi semen como si de nata liquida se tratase daba lamentotes lentos y muy amplios. Estaba claro que no iba a dejar escapar ni una sola gota de mi semen, pero también entendíamos que disfrutaba dándole ese placer a su hermana mayor. El culo de ésta brillaba en saliva cuando mi mujer termino su trabajito. Mi cuñada en esta ocasión y supongo que agotada por tan intensos orgasmos ya no emitía sus característicos gemiditos entrecortados y por el contrario respiraba profundamente como lo haces cuando te va a vencer el sueño.

Mi cuñada se acurruco apoyando su cabeza en mi hombro, con lo ojos cerrados trasmitía una profunda paz y sin más se quedo dormida. Mi mujer sin embargo se me quedo mirando con cara de deseo y un ápice de gratitud, creo que en su vida había sido mas feliz que en este instante. Me beso apasionadamente queriéndome devolver todo el placer que había tenido en ése solo beso. Después se deslizo hacia abajo y le dio un beso a mi miembro agradeciéndole supongo el placer que le había brindado a su hermana. Así, con sus labios rozando mi semirrecta poya se quedo profundamente dormida. De nuevo volví a disfrutar de una imagen sublime, dos portentosas hembras rendidas a mi después de haberlas disfrutado en su mas profunda intimidad. Con este pensamiento fui cayendo en un feliz sueño con una sonrisa entupida en la boca y el convencimiento que no existía hombre mas afortunado en la tierra.

Describir lo que ocurrió a partir de este momento seria demasiado intenso, solo resumiros que me desperté y volví a follarme a mi cuñada mientras mi esposa nos chupaba los sexos a ambos. Fue un privilegio sacar la poya del coño de mi cuñada para meterla en la poya de mi esposa y después volver a meterla dentro del coño de Nieves. Tenerlas a las dos a cuatro patas con sus culos expuestos mientras decides en que coño o en que culo metes tu poya, meter tus dedos en sendos coños mientras estas viendo una película hasta hacerlas correrse. Llegar después de darte un baño a la cocina y ver a tu cuñada haciendo la comida, levantarle el vestidito veraniego bajarle las bragas y meterle la poya sin ningún tipo de preámbulo.  Lo mejor es que te la encontrabas lubricada solamente con la situación. Ver como entra tu esposa en ese momento y empieza a hacerse un dedo observando como te follas a su hermana. Estar en la piscina tomando el sol y ordenar a tu esposa que le coma el coño a su hermana y terminen haciendo un fabuloso 69 al que después te unes metiendo tu poya en el agujero que elijas. Llevártelas a tomar unas copas a un patio andaluz y ver la cara que se le queda al camarero cuando se da cuenta que les estas metiendo las manos en sus culos.  Ver como el camarero se pone a cien porque se da cuenta que estas  introduciendo tus dedos dentro de ellas. Hacer que al llegar la noche en la playa te chupen la poya al unísono mientras una pareja pasa delante de ti y se te queda mirando, el uno muerto de envidia, la otra, mitad escandalizada, mitad excitada. Son sensaciones difíciles de explicar.

Todo esto paso en aproximadamente unos quince días que fueron totalmente agotadores y que acabaron por dejarme seco. No soy ningún superhombre y claro, estar quince días echando una media de tres polvos diarios no los aguanta nadie por mucha situación morbosa que busquemos. Así que después de la incandescencia de los primeros días, mi imaginación perversa tuvo que buscar soluciones con rapidez.

Pero esto, si procede lo contaré en otra ocasión.

Espero que les haya estimulado. Lo más grandioso de ello es, que con alguna licencia literaria, en su mayoría fue real y aún hoy existen secuelas de lo acontecido aquel verano. No obstante, me gustaría centrarme en el ámbito literario y me gustaría invitarles a que, de una manera constructiva, tuvieran la libertad, si lo desean, de darme su sincera opinión. Seguro de poder sacar de ello alguna idea que me ayude a mejorar en ésta faceta.

Muchas gracias.