Mi esposa me penetró
También mi esposo cuenta como lo excito
Mi esposa me penetró
Claudia y yo siempre hemos disfrutado de buen sexo, aunque no desde el principio, ella era muy recatada y le causaba algo de pena probar nuevas cosas; sin embargo, poco a poco la he convencido de probar cosas para el placer de los dos, en un principio solo quería hacer el amor tradicionalmente y solo por la vagina, pero para lograr que aceptara todo lo que ahora hace me toco poner mucho esfuerzo e incluso negarme a tener sexo para que lo deseara más y más; comencé por comprarle ropa más llamativa y muy sensual, le compraba faldas muy cortas y ropa interior muy sexy, al principio no quería usarla porque se vería como una “cualquiera”, pero después de endulzarle el oído y decirle lo hermosa que se veía y darse cuenta de cómo los hombres la devoraban con la mirada en la calle, le fue cogiendo gusto, ahora no tengo necesidad de alistarle la ropa para cualquier ocasión, ella misma se viste todo el tiempo muy atrevida, ahora casi nunca usa sostén y le encanta ver como en la calle despierta el deseo de hombres y algunas mujeres, luego en casa me cuenta todo lo que pasó y nos excitamos mucho los dos.
Para empezar a tener sexo anal, le compre un pequeño consolador que llaman rompe ano es de punta muy delgada y se ensancha hacia la base hasta un diámetro un poco más grueso que un dedo, con este aparato y una pomada que hace las veces de lubricante y anestesia local empecé a meterle el pequeño juguete por el ano cuando la tenía bien caliente; ella le encontró rápidamente el gusto y luego me pedía que le metiera el consolador cuando le estaba por llegar el orgasmo, gozaba como loca, yo le fui metiendo también mis dedos, primero uno y después llegué a dos e incluso tres, la verdad nunca creí que lo disfrutara tanto; y yo, claro que gozaba viéndola disfrutar a ella, un día compré un consolador más grande en forma de pene, era un poco más pequeño que mi pene, quería probar a metérselo para luego poder penetrarla yo, así lo hice, ella estaba muy asustada pero le dije que al meterle tres dedos ya estaba más que lista, al fin aceptó y lubricándolo bien logre metérselo todo hasta llegar a la base, ella empezó a gritar y me asuste pensando que era de dolor pero era de puro placer, me pidió que le metiera mi pene que lo deseaba desde hace tiempo pero no estaba segura, no me hice esperar, lo tenía tan duro por la excitación que casi no entra pero ella misma se abrió las nalgas y empujó hacia mi haciendo que la penetrara de una vez todo en su interior, yo me vine con solo sentirme así de adentro, mi pene no decreció seguí entrando y saliendo, ella tenía un orgasmo tras de otro, jamás la había visto así de excitada.
Después de esa noche de tanto placer conversábamos seguido sobre como lo disfrutó, me decía que sentía un calor tan intenso en el ano que quería seguir y seguir sintiendo como la penetraba, incluso empezó a llevar el pequeño juguete al trabajo y se lo introducía en el ano y estaba todo el día así, me llamaba a la oficina y me decía lo rico que se sentía, en la noche siempre me pedía que la penetrara por el ano.
Cuando hacíamos el amor estaba cada vez más deseosa de probar nuevas cosas, un día trato de meterse todo mi pene en la boca, sentí que me moría de gusto al sentir como el glande se apretaba contra su garganta, y aunque era muy difícil meterlo todo intentó varias veces y me decía que lo empujara que quería que se lo metiera todo hasta el fondo, yo la tenía durísima, entonces en medio de semejante excitación me di cuenta que ella tenía tres dedos dentro de su vagina y estaba muy mojada, se sacó los dedos totalmente lubricados y me empezó a tocar el ano; yo di un salto de sorpresa pero el gusto que sentí fue grande, me hacía cosquillas con la punta del dedo índice en el ano y luego empezó a penetrarlo, fue delicioso, me sentí muy a gusto, entonces ella sintiendo mi aceptación, cambio de dedo, me metió el dedo del medio que al ser más grueso me dio más gusto, no sé exactamente que sentía, yo siempre he sido muy liberal pero sentir como me metía y sacaba ese dedo de mi ano y el placer que me causaba no dejaba de sentirme extraño, sin embargo allí estaba yo, disfrutando el que mi esposa me penetrara; entonces sentí que trato de meterme otro dedo y me empujo tanto que mi pene entro más en su garganta y fue tanta la doble excitación que no pude contenerme y me vine en una eyaculación tan abundante que mi esposa se atragantó y soltó mi pene del que seguía saliendo semen y más semen, que delicia.
Luego me pidió que, quería sentir como le penetraba el ano, mi pene estaba un poco cansado y le metí el juguete anal, pero ella me pedía más y más, con esa calentura mi pene cogió nueva fuerza y pude metérselo por el ano sin piedad, ella tomo el otro consolador, el de forma de pene y se lo metió en la vagina y logramos un orgasmo más.
Cada vez disfrutamos más y más, ahora cuando la penetro por la vagina con mi pene le meto el consolador en forma de pene por el ano y le murmuro al oído si le gustaría que ese fuera otro pene, si le gustaría sentir y comerse otro pene; ella siempre en medio de la excitación me dice que si, que quiere un pene pero más grande que el mío más grueso y sobre todo más largo que la penetre bien adentro en el ano, con esta conversación tan caliente nos venimos como locos los dos; por supuesto que compré un vibrador bien grande mucho más grueso y largo que mi pene, quería darle una sorpresa y la sorpresa fue más mía que suya.
Sabiendo claramente lo que mi esposa quería, traté de hacerla sentir bien satisfecha, la siguiente vez que fuimos a bailar, se llevó un vestido de satín sin nada debajo y cuando estábamos bailando la primera pieza me dijo que tenía en el ano el pequeño juguete anal y que quería más, la apreté con fuerza y la llevé a la mesa, metí mi mano bajo el pequeño vestido y efectivamente llevaba el juguete rompe ano bien metido, lo saqué y metí varias veces y le pregunté si no podría salirse y caerse ya que no llevaba ropa interior, me dijo que lo que hacía era mantenerlo bien apretado y así le encontraba más gusto, luego me dijo que quería bailar con algún extraño, le dije que lo hiciera, se fue y se ubicó en la barra, no tarde en verla bailar apretadamente con un hombre joven que le hablaba al oído y que le acariciaba los senos disimuladamente, luego vi cómo le metió la mano bajo el vestido y le hurgaba la vagina, mi esposa estaba que no podía con la cara de la dicha que tenía, al terminar de bailar vino a mí y me dijo que nos fuéramos ya; en el camino me contó como el hombre la había besado en la boca y le había gustado mucho y que le cogió los senos directamente bajo el vestido, y finalmente le metió dos dedos en la vagina y la hizo tener un orgasmo fulminante, cuando llegamos a la casa me dijo que quería hacerlo con el vestido puesto, nos fuimos directo a la cama, me desnudé y saque el consolador en forma de pene que teníamos, luego le saqué el juguete pequeñito de su ano, salió sin ninguna dificultad; me dijo: méteme tu pene en el ano; claro que lo hice, la penetré con mi pene por el ano y con el consolador por la vagina hasta que tuvo dos orgasmos seguidos; que sensación tan placentera.
Luego ella quiso complacerme más a mí y me hizo tenderme en la cama, me abrió bien de piernas y tomando el pene con la boca sin usar las manos lo fue metiendo hasta que llegó a la garganta, sentí que quería más profundidad y metiendo las manos bajo mis nalgas me apretaba contra su cara para que la metiera más y más, me apretaba tanto con su boca, era delicioso, luego sentí que con sus dedos buscaba mi ano, levante la cadera para ayudarla, y sin sacar el pene de la boca me tomo de la cadera e hizo que me pusiera de lado, entendí que quería tener más acceso y me dejé; metió el dedo del medio en mi ano y sentí un placer enorme, luego lo saco y lo volvió a meter, luego nuevamente lo saco y vi que se metía la mano en la vagina para humedecer los dedos; ahora me lo metía con más suavidad, de pronto sentí que metió otro dedo y los movía con desespero dentro de mi ano; me gustaba mucho lo que hacía; metía los dos dedos bien adentro y luego los sacaba casi hasta la punta, y jugaba con el esfínter los giraba los metía solo un poco los giraba los sacaba casi todos y luego me los metía profundamente, sentía su mano pegada contra mis nalgas era muy rico, así siguió mucho rato, mi pene estaba cada vez más duro en su boca, ya me corría y entonces dejo de mamarlo; me dijo: quiero que disfrutes más, no te vengas todavía; tomó el pequeño juguete anal y sin miramiento me lo enterró duro, creí que sería doloroso pero no, me gustó mucho y como ya tenía bien dilatado el ano lo metía y lo sacaba rápidamente, me miraba con tanto deseo y pasión, de vez en cuando corría su lengua por mi erecto pene lo acariciaba desde la base hasta el glande, lo besaba y lo chupaba un poco, solo un poco porque de lo contrario me correría; siguió metiéndome el juguete; lo sacaba y me penetraba con los dos dedos, los alternaba y era delicioso el cambio; no lo vi venir, en uno de esos cambios sentí que me rompía el ano, me metió el consolador grande en forma de pene, fue doloroso pero la sorpresa hizo que mi pene estallara en una eyaculación feroz y larga, ella tomó el pene en la boca solo la punta y lo chupo para tragarse el semen que salía y salía, mientras me seguía metiendo el consolador más y más en el ano; no sé qué me pasaba, pero quería que no terminara, que me lo siguiera metiendo más y más; me vine como nunca y mi esposa mientras chupaba mi semen se corrió nuevamente.