Mi esposa el mesero... y yo
Me acordaba de la cena en casa de Paco, de como el mesero veía a mi esposa, y el comentario de Lucy diciendo; el mesero no está nada mal.
Mi esposa, el mesero y .yo.
Lucy y un servidor nos hemos portado bien, pues Paco e Inés se fueron a Europa a visitar a su hijo, y la verdad algunas cosas de ellos no nos han gustado mucho, como los baños de "agüitas amarillas", el mal trato que Inés le da a Paco.
Un viernes por la tarde que estaba prácticamente sin trabajo en la oficina, pensaba en la cena que tuvimos en casa de Paco hace más de dos meses, recordaba el calentón que le dio Lucy al mesero, los ojos del muchacho como veían los pechos de mi esposa, y la erección que le habían provocado, y el comentario de mi esposa que le decía a Inés, pues no está nada mal el mesero.
Sin darme cuenta tenía un súper bulto en mis pantalones. Que se me ocurre llamar al restaurante y pregunto si Miguel estaba de servicio, me confirmaron que solo hasta las once de la noche, que si quería hablar con él, les dije que solo quería hacer una reservación.
Y luego que le llamo por teléfono a Lucy, le indiqué: Ponte bien guapa y sexy por que te voy a invitar a cenar, paso por ti como a las nueve, ¿que festejamos? me preguntó, nada solo que te quiero mucho.
Cuando llegué a casa Lucy estaba radiante, con una faldita tableada de lana gris Oxford, que le resaltaban sus respingonas nalgas, una blusa negra de cuello alto, medias negras, zapatos de tacón alto, le dije; estás guapísima pero tu blusa está muy seria.
¿Pues qué blusa quieres que me ponga?
Haber enséñame tus blusas, va saliendo una de tela transparente en color negro de inmediato le dije; está, ponte está. Pero mi sujetador está demasiado pequeño y me lo mostraba, sus tetas se veían espléndidas, como desbordaban (34-C), sus pezones apenas los cubría el mini sujetador, perfecto se te ve muy bien la blusa.
No corregía ella; se me ven muy bien . pero las tetas; me voy a poner un saco, por que no me atrevo a salir así a la calle.-
Subimos al auto y me encaminé al elegante restaurante donde trabaja Miguel. Lucy no tenía idea de mis planes, solo le metía mano por debajo de su falda. Entramos al restaurante, escogimos una solitaria mesa en un rincón y pedimos al capitán de meseros unos tragos, me levante con el pretexto de ir al baño. Le pregunté al capitán que si nos podía atender Miguel, sí claro no hay problema.
Un rato después se dirige el mesero a nuestra mesa, al momento de poner las copas en la mesa, reconoce a Lucy exclamando; ¡señora que gusto verla de nuevo!, sus ojos destellaban, señor, sean ustedes bienvenidos, que gusto me da verles, ¿esperan a sus amigos?, No, venimos solos ellos están de viaje. Perfecto, les recomiendo un poco de salmón rosado para picar, sí adelante tráelo, Miguel esbozaba una sonrisa de oreja a oreja.
Lucy me decía:
Eres un cabrón, con razón querías que me vistiera sexy, quieres que le pegue otro calentón y lo seduzca ¿verdad? -
No sé, todo depende de ti, si tú quieras seducir a Miguel Anímate; vamos a ver si te lo tiras, por mí tienes todo mi permiso y le bese la boca, inmediatamente reaccionó, me beso con fuego, y dándole un gran sorbo a su cóctel Margarita me decía: ya me pusiste nerviosa.
Mientras le corría una mano por sus piernas, se terminó la media y sentía la piel de sus muslos, y exclamé; ¡en la madre traes liguero! que rica estás, por qué no te quitas el saco para que entres en acción. No, espera un poco No seas ansioso, brindamos y tomamos nuestro trago a fondo. Inmediatamente se acercó Miguel y nos preguntó; les traigo igual, sí le respondí a los pocos minutos traía la botana y nuestros tragos.
Lucy le indicaba; poniéndose de pié; uf ya entré en calor, podrías llevar mi saco al guardarropa, él se esmeraba en ayudarle a quitarse el saco, sus ojos destellaban y se clavaban en sus pechos, que para ese momento mi esposa los lucia con una gran sonrisa, el tomó el saco para llevarlo a guardar, pero no dejaba de hacer caravanas a mi esposa barriéndole todo el cuerpo con su vista. Brindamos por la travesura, pero notamos que nuestros tragos estaban bastante fuertes, Miguelito también estaba haciendo de las suyas. A los pocos minutos regresó para preguntarnos si todo estaba bien. Y echarse otro taco de ojo, con los pechos y piernas de Lucy.
Le contestó mi mujer todo bien. Muchas gracias, cerrando un ojo. Le preguntaba a mi esposa ¿te gusta?.... Me contestaba; pues no está nada mal, se ve que es muy jovencito, pero lo que más me gusta es como me voltea a ver y se derrite.
Bueno pues brindemos a su salud, mientras metía mano por los muslos de mi esposa hasta rozar su panochita, ella separaba ligeramente sus piernas, su falda estaba muy arriba, Miguel regresó para preguntar si nos traía una copa más, pero siempre se ponía a un lado de Lucy para tener mejor vista de las piernas y tetas, le dijimos que sí y que trajera la carta para ordenar la cena, de inmediato nos contesto.
En un instante estaba de regreso, con los tragos que estaban bastante bien servidos y la carta, no se retiraba. Mientras veíamos la carta, él veía las piernas por que la falda quedó "accidentalmente" arriba y los pechos se le veían impresionantes, los tragos le habían afectado a mi mujer pues estaba más desinhibida. Lucy le pregunta por un platillo y el se desvivía en explicaciones, y le hacía recomendaciones, ordenamos dos ensaladas, un pescado con camarones para mi mujer, unos ostiones a la Rockefeller para mi, y que le comento; son para recargar baterías, y una botella de vino blanco, Miguel reía por mi comentario, en seguida les sirvo.
Dio muchas vueltas con el pretexto de traer pan, mantequilla, aderezos, salsas, copas, cubeta de hielos con la botella, y cambio de platos con el único fin de acercarse lo más posible a Lucy. Sonriéndole cada vez que traía algo.
Le dije a mi mujer, en verdad lo traes loquito, que me contesta ella; y a mi caliente. Voy al tocador. Me levanto y le separo su silla, me da un rápido beso y se aleja contoneando sus nalgas. Cuando regresa, Miguel venía atrás de ella para acomodarle la silla sin perder de vista las nalgas, y avisarnos; enseguida les traigo la cena, nos sirvió el vino y se fue por los platillos.
Voltee a ver a mi esposa y noté que había desabrochado un botón más a su blusa, y que la aureola de sus pezones asomaba un poco fuera de su sostén, que se le notaba a través de la tela transparente de su blusa. Coquetamente me indicaba; a ti también ¿te gustan?.... Las puse un poco más provocativas cuando fui al baño, a Miguel le gustaron mucho cuando me vio salir.
Por fin llegó la cena Miguel se esmeraba en servir a mi mujer, sus ojos ya no disimulaban mucho, le veía las tetas con deseo, luego veía los ojos de mi mujer y los volvía a clavar en sus tetas, regresó a rellenarnos las copas varias veces y terminamos de cenar, le exclamamos que todo estuvo muy sabroso, el insistía en traernos postre y algún digestivo, bueno trae dos copas de anís, yo miraba mi reloj y eran las once veinte, regresó con las copas, y le pido la cuenta, la trajo, le pagué dejándole una buena propina, me daba las gracias.
Que le pregunto que si conocía algún bar tranquilo donde se pudiera bailar música lenta y platicar, él me daba santo y seña, pero yo le decía que no sabía como llegar. Pues si gustan yo les llevo, pero si tú estas trabajando, no para nada, mi turno terminó a las once, solo déjenme cambiarme y estoy con ustedes.
Lucy me decía esta muy jovencito, ¿tú crees que se anime?, pues claro que sí, ve la cara de felicidad que puso cuando acepté que nos llevara. Ahora que subamos al coche le tienes que dar un calentón definitivo, en un momento regresaba con el saco de mi esposa, nos dijo; cuando gusten, salimos a la calle y él se enfiló a la puerta trasera de mi coche, yo le dije vente adelante con nosotros, pues a mi auto es grande solo se le levanta el descansa brazos y el asiento es de banca corrida, Lucy se pegó a mi y subió Miguel, en el camino mi esposa le decía que nos hablara de tú, y que si aceptaría que le invitáramos una copa, él contestaba que encantado.
Más adelante mi esposa puso su mano sobre su pierna, él no sabía donde apoyar su mano, Lucy se la toma y la pone en su rodilla, Miguel nerviosamente me seguía dando instrucciones como llegar al bar, lentamente la mano de mi mujer empezaba a rozar su bulto, el pobre sudaba, y tartamudeaba, para darle confianza le dije; relájate todo está bien, tomé su mano y se la subí hasta arriba del muslo de mi esposa, y le di un par de palmaditas en su mano, él me lo agradecía, mi esposa le besaba una mejilla.
En eso me grito ¡aquí es el bar! Les pregunté ¿quieren entrar al bar?.... O nos vamos a otro lugar más tranquilo. Que decida Miguel, pues si es por mi . Vamos mejor a un lugar más tranquilo. Bueno, entonces arranqué el coche y me pare en una tienda para comprar una botella de Brandy, hielos, refrescos, vasos y algo para picar, cuando regresé al auto los "novios" se estaban besando rozando sus lenguas, mi esposa tenía una teta de fuera de su sostén. Arranco el coche, volteo y tenía su mano bajo la falda, subo la falda y sorpresa, ¡tenía su tanga corrida a un lado y un dedo adentro de mi mujer!, que le digo en broma; hay Miguelito si pareces "zorra en gallinero", si me tardo dos minutos más me la desplumas toda. Reímos los tres.
Me enfilé a un Motel, una vez en el cuarto, servimos unos tragos y los bebimos a fondo, en lo que Lucy bailaba, Miguel con un bultote en sus pantalones no le perdía detalle, yo disfrutaba inmensamente la cara de calentura de Lucy, y la cara de asombro de Miguel.
Mi esposa se va desabrochando la blusa y se la quita, nos decía ustedes también vallan quitando su ropa, los tres bailábamos juntos, Lucy desabrocha su faldita y la deja caer, Miguel de inmediato se agacha a recoger la falda quedando su cara a centímetros de las respingonas nalgas de mi esposa, que las mostraba en toda su plenitud pues solo pasaba el cordelito de la tanga por en medio, parecía actriz porno que rico se le veía su conjunto de lencería.
Lucy seguía bailando, desabrocha su sujetador sus tetas se balanceaban de un lado al otro al ritmo de la música, Miguel estaba pasmado viendo el show solo en calzoncillos, lo animé, le dije; adelante señalándole el camino hacia mi esposa, él corrió y la abrazó sus bocas se unían, luego descendía y mamaba con fuerza y ansias sus pezones, yo aproveché me hinqué atrás de Lucy y le bajaba su tanguita, y le corría la lengua por el culo besando sus bellísimas nalgas.
Un momento después; Lucy se agachaba separando sus piernas sin doblar las rodillas bajando el bóxer de Miguel, y aprovechaba para darle un chupete en la verga, mientras yo le lengüeteaba el coñito que lo tenía blanco de la cantidad de jugos acumulados, luego se levantó, siguió bailando moviendo sus nalgas y girando solo con sus ligas y medias puestas, luciendo al máximo su sabrosa panochita depilada con un mechón de pelitos castaños en el centro.
Yo volteaba a ver la magnitud de la verga de Miguel y noté que prácticamente era del mismo tamaño que la mía, no muy grande como de 17 centímetros, solo que la de él no tenía la circuncisión hecha y era más oscura que la mía, pero la tenía durísima, pues no se le despegaba de su vientre, tenía el glande rosa mojado de líquidos, con el prepucio a la mitad de su cabeza que solo sabía apuntar al techo.
Miguel abrazaba y besaba a mi mujer con mucha pasión, mientras yo la abrazaba por detrás besando su cuello y rozando mi polla entre sus nalgas, al mismo tiempo ella las movía y restregaba su panocha contra el palo de Miguel.
Lucy se sentó en la cama y le acariciaba la polla disfrutando de su pellejo, que se lo corría de arriba a abajo intercalando unas mamadas profundas cada vez que se la pelaba, en eso lo impensable . Miguel empieza a gritar; ¡me voy a correr! A mi esposa no le quedó más que pajear y mamar con fuerza, Miguel se convulsionaba le temblaban las piernas, sus manos se prendían con todo a los pezones de mi mujer, ella se ahogaba con la cantidad de leche que le estaba soltando, sacaba la verga de la boca y la leche le brincaba a la nariz, cejas y mejillas, la boca la tenia repleta, y todavía le soltó como tres chisguetes más en las tetas.
Mi mujer gritaba; ¡que bárbaro que manera de venirte! Me dejaste empapada, y le seguía mamando la verga pues todavía soltaba restos de semen, pero ¡no se le bajó la polla! y seguía bien dura, Lucy exclamaba; ¡que maravilla! ¡Viste Papi sigue con la polla bien tiesa!, ya no puedo más cógeme Mike, mi mujer abría sus piernas, él se fue derechito a su panocha, le daba una tremenda mamada con unos chupetes bien fuertes en el clítoris, lo tenía parado y totalmente de fuera, Lucy movía incontrolablemente sus nalgas del orgasmo tan fuerte que tenía, recogía los restos de leche que tenía en su cara y la saboreaba en la boca. Miguel le seguía mamando con todo y exclamaba; ¡sabes riquísimo, tú sabor me enloquece Humm! (coincidía con los comentarios de Inés) y le mamaba el clítoris como si fuera una polla, el cual le creció como tres centímetros, ¡nunca se lo había visto así.!
El rozaba la punta de su polla con el clítoris, luego buscaba la entrada del coño, un momento lo frené, ponte esto y le di un condón, se lo puso de inmediato, se la acomodó ansiosamente, la empujo hasta la mitad, la saco y se la clavó de un empujón hasta los huevos, le arranco un gemido y un haag a mi esposa, se la dejó hundida a fondo un rato, mientras mi esposa movía sus nalgas bien rápido y tenía una cara de lujuria, le decía; que dura la tienes, parece una barra de fierro.
Yo estaba calientísimo y celoso con lo que veía, pues no tenía oportunidad de participar, ya que se besaban y trenzaban las lenguas como dos enamorados, él gritaba coges riquísimo estás súper apretada, y se lanzó sobre los pezones a chupetes y mordidas los dos jadeaban y gemían retorciéndose a todo lo ancho de la cama, un rato después Miguel le hacía un mete saca a toda velocidad, gritaba; ¡me voy a correr!, detuvo sus movimientos encajándole la verga hasta el fondo, le daba unos empujoncitos profundos jadiaba soltando una buena cantidad de leche, mi esposa gemía tenia otro orgasmo lo agarraba de las nalgas, lo estrujaba contra ella, y rozaban sus lenguas.
Cuando al fin se separó Miguel le dije con tú permiso. Lucy centro mi polla en su coño y se la hundí de un solo empujón, que rica sensación, pues tenía su panocha abierta y calientísima, le preguntaba; ¿que tal coge Mike?, riquísimo pero se viene muy rápido, haag me estoy viniendo otra vez, estoy muy caliente trenzábamos nuestras lenguas.
Un rato después, cuando Lucy se dio cuenta que Miguel nos veía coger con unos ojos de deseo, su verga estaba bien parada y listo, con un condón en su mano, mi esposa me aplicaba su mejor técnica, luciendo la cogida que me estaba dando, retorcía sus nalgas como actriz porno, y le decía melosamente, enseguida estoy contigo.
Aceleraba sus movimientos y materialmente me hacía una paja con su coño, no aguanté mucho jadiamos y nos corríamos al mismo tiempo, le repletaba su coño de leche, Lucy gritaba; ¡que caliente está tu leche mi amor, siento que me quema muy adentro!, déjame ordeñártela toda haag, me besaba y me decía; no se que me pasa pero sigo muy caliente. Papi quiero más, pues adelante le contesté, esta noche eres nuestra puta no te reprimas.
Miguelito mi amor ven, él estaba sacando el condón de su empaque y Lucy lo recostó en la cama y le dijo; con calma tranquilo, le acariciaba su verga jugando con su pellejo, pero que dura la tienes, ¿Por qué estás tan caliente?... Él le explicaba que tenía más de seis meses de no estar con una mujer, pues desde que terminó con su novia no se había acostado con nadie. Que habían durado más de dos años de novios. Con la primera novia nunca tuvo relaciones sexuales, solo calentonas y dediadas.
A sus 22 años casi era primerizo, pues Lucy era la segunda mujer con la que cogía en su vida. No te preocupes le indicaba mi mujer; tú eres la tercera verga que pruebo y tengo 37 años.
Yo les traía unos tragos bien fuertes, que bebimos en la cama, Lucy le acariciaba la polla, le decía; bueno y a ti nunca se te baja. El contestaba que con una mujer así como Lucy la podía mantener parada siempre, que desde la cena en la casa del Sr. Paco me dejaste muy caliente e impactado, me gustaste mucho.
Mi esposa apuró su copa, subía y bajaba el prepucio acercaba su boca lo chupaba con ternura, luego le peló el capullo y le daba una súper mamada profunda, que sobrepasaba su garganta, luego deslizaba sus labios apretados por todo el miembro, hasta que salía de su boca, tomaba aire y lo volvía a tragar todo, dándole unas mamadas profundas haciéndole una paja al capullo con su garganta, Miguel aullaba de placer y masajeaba las tetas.
Mi esposa, tomó el condón y se lo puso, acto seguido se hincó sobre Miguel se centró la verga y se dejó caer hasta que no quedo nada de fuera, sus nalgas se movían de un lado al otro, subía y bajaba por toda su polla, jadiaba y gemía, él le oprimía sus pechos, mientras yo me asomaba por detrás de Lucy, que me mostraba como su coño lo apretaba y se tragaba la verga completa bañándola con sus jugos. Movía sus nalgas de un lado al otro y de arriba abajo. Se me paro la pinga de ver con que grado de putería y con qué pasión se lo estaba cogiendo mi mujer.
Tomé mi saco y saqué un tubo con gel lubricante, me lo unte en mi polla, le lubrique abundantemente el culo a mi señora, que obediente se recostó sobre Miguel, levanto sus nalgas, se quedaron quietos un momento, poco a poco se lo estaba metiendo y sacando, luego de un momento con un orgasmo bien fuerte Lucy movía lentamente sus nalgas, se sentía una barra bien dura que mi mujer tenía clavada en el coño, tomamos un ritmo bien sabroso, un rato después perdíamos el ritmo, pues Miguel empezó a embestir con mucha fuerza, sentía su polla como se rozaba contra la mía, y las fuertes contracciones que tenía, al mismo tiempo gritaba; !que rico coges con dos vergas, me estoy viniendo! Jadiaba y se tragaba la lengua de mi esposa.
Cuando salio Miguel, yo me cambié a su panocha, me cogía a mi esposa con todas mis ganas en posición de perrito, le estrujaba sus nalgas y la bombeaba lentamente disfrutando cada centímetro de su coño que estaba que quemaba, mi esposa movía lentamente sus nalgas, Miguel se había recargado en la cabecera de la cama, para que su verga quedara en la boca de mi mujercita que le estaba quitando el condón inundado de leche, y le limpiaba la verga con su lengua, luego de dejarla bien limpiecita, medio parada, la caliente de mi esposa sacaba más leche del condón, se la escurría en la polla la volvía a mamar a fondo, aprovechando los empujones que le daba, su boca subía y bajaba por la verga de Miguel, ¡la cual ya estaba lista!.
Me calentó muchísimo ver a mi esposa hacer eso, acelere mis embestidas, sus nalgas se movían como baile hawaiano, tenía un orgasmo monumental y exploté, le llenaba de leche su coñito, los tres jadeábamos, cuando me separé de Lucy lo impensable .Saltó a la verga de Miguel y de un sentón se lo ensartó a fondo, me di cuenta que él no tenía condón pero ya no dije nada, mi mujer subía y bajaba mi leche escurría por toda la verga de Miguel, se lo cogía con todas sus fuerzas nunca había visto a mi esposa así de caliente.
Se giraron en la cama y quedó Lucy abajo, abría sus piernas como nunca, Miguel le daba con todas sus ganas, Gritaba ¡que rico se siente la leche de tú esposo! ¡Que sabroso coges!, le mordía los pezones apretaba sus tetas y trenzaban sus lenguas, Mi mujer gemía, y tenía una cadena de orgasmos y gritaba; que dura la tienes, me estoy viniendo que ricoo haag, con sus piernas apretaba las nalgas de Miguel contra ella, él le daba a toda velocidad, en eso el cuerpo de Miguel se tensaba y se convulsionaban los dos en un abrazo y un beso profundo, revolcándose por toda la cama.
Un rato después se separaban, y mi esposa corría al baño escurriendo leche por sus muslos, la cama estaba empapada, y el condenado Mike seguía con su polla medio parada, no puede ser; que muchacho más caliente eres, señalando su polla empapada de leche pareces náufrago. Mientras servía otra ronda de tragos, él trataba de explicarme con sutileza que nunca había estado con una mujer como Lucy, tan distinguida, bella y caliente, que más se puede pedir en una mujer.
Y además excelente compañera, esposa y madre le contesté; ¿tienen hijos? me preguntó sorprendido; sí tres.
No puede ser; si tiene un cuerpazo, su estómago es totalmente plano, sus tetas están bastante duras, sus nalgas son redondas y paradas, además es muy estrecha de su coño, está más apretada que mi exnovia de 24 años. Y según seguían las cualidades de mi esposa su verga crecía, hasta que le dije en broma, ya no sigas con la descripción que me vas a salpicar. Reímos, brindamos, y apenado se cubría la verga con la sábana.
Lucy salía del baño y nos preguntaba de qué se ríen, Pues aquí Miguel que estaba haciendo una descripción tuya, y con cada cualidad que me decía se le paraba más la polla, hasta que le dije que mejor callara, por que me iba a salpicar, Lucy se puso roja y no paraba de reír; incrédula caminó hacia Miguel, levanto la sábana y sorpresa ¡la tenía bien parada!
Lucy exclamó:
Pero si van cuatro veces que te corres como es posible que estés así. Yo estoy agotada, no puedo más.-
Mi mujer tomo su trago y me dijo; me voy a dar un baño rápido por que ya es muy tarde, tengo pendiente por tus hijos, entró de nuevo al baño y abrió la regadera.-
Le dije a Miguel anda báñate con ella y a lo mejor se te hace . Brincó como resorte al baño, escuchaba a mi mujer decirle que estaba muy cansada, él la besaba y la enjabonaba por todas partes, luego le rozaba su polla llena de jabón entre sus nalgas mientras oprimía sus pechos pellizcando suavemente sus pezones, pronto se escuchaban risas, me serví otro trago y regresé al baño, Miguel la tenía arrinconada contra las paredes y se la estaba cogiendo parado, mi esposa lo rodeaba con sus brazos y piernas mientras él le hacía un rápido mete saca, parecía "perro" cogiendo a toda velocidad, mi mujer gemía se notaba que tenía un orgasmo lo besaba con fuego, él le abría y estrujaba las nalgas bien fuerte, un rato después sus piernas temblaban, dejaba su polla encajada hasta el fondo de la panochita de mi esposa, que gritaba y jadiaba con otro orgasmo.
Lentamente se separaron . Del coño de mi esposa escurrían hebras de leche hasta el piso, tomaban un jabón cada uno y se alternaban enjabonadas por todos lados.
Mi esposa y yo nos vestimos, le preguntamos a Miguel si lo llevábamos a algún sitio pero nos dijo que no, que prefería quedarse a descansar en el hotel, por qué era muy tarde para llegar a casa de sus padres, nos dio su número de teléfono celular, para que le llamáramos pronto, que nos invitaba a comer el día que quisiéramos, y le dio un gran beso a Lucy.
Salimos del Motel y yo le decía pícaramente a mi esposa, con voz de cronista deportivo, Miguel cinco, el esposo dos. Te metimos como siete goles, corrección solo seis por que un penalti lo paré con mi boca. Lucy riendo me decía; que puta soy, con razón me duele mi panochita, le contesté no te preocupes llegando a casa te la sobo, no por favor no puedo más.
Como mi esposa quedó muy adolorida Solo puede recibir pajas por parte de ustedes, así que ustedes dicen cuantas le dedican, eso la pone a mil.