Mi esposa cuando salgo a trabajar III
La reunión había transcurrido sin ningún inconveniente y, de hecho, todo había salido tan perfecto que mis colegas y yo decidimos salir a tomar unos tragos a un bar cercano. Eran casi las 8:00 pm y yo había dejado el celular en el hotel por lo que, desde las 10:00 am, lo último que sabía de mi esposa es que estaba siendo follada por un policía en nuestra propia habitación.
La reunión había transcurrido sin ningún inconveniente y, de hecho, todo había salido tan perfecto que mis colegas y yo decidimos salir a tomar unos tragos a un bar cercano. Eran casi las 8:00 pm y yo había dejado el celular en el hotel por lo que, desde las 10:00 am, lo último que sabía de mi esposa es que estaba siendo follada por un policía en nuestra propia habitación.
Sinceramente me sentía con más calma. A decir verdad, había pasado toda la semana posterior a la primera vez que los vi follar, inmerso en un mar de dudas e inseguridades. Realmente me sentía muy fatigado pues el cansancio mental siempre pesa tres veces más que el físico. Pero había decidido no dar más vueltas al asunto y focalizarme en una cosa a la vez.
Al llegar al hotel solo pude tirarme en la cama y quedarme dormido aun con la ropa puesta. Al día siguiente desperté con una resaca leve pero incomoda, además, la incomodidad se acrecentaba debido a que tenía la ropa del día anterior y estaba literalmente durmiendo sobre un desastre de cables, bolsos, papeles etc. Como pude ubique el celular y, como un rayo, todo lo que había pasado las últimas semanas vino a mí de repente.
Me costó un momento asimilar la situación, por un instante pensé que todo había sido un sueño extraño y que nada de esto había sido real; pero como una bofetada, todos los recuerdos llegaron sin misericordia.
Al revisar los papeles que había en la cama encontré el sobre que el investigador me había entregado hace unos días. Revise el contenido y me encontré con la dirección de la casa de Joaquín, su perfil en Facebook e incluso Instagram. Una breve descripción de su trabajo como policía, así como el cargo que poseía y los años de servicio; incluso había una foto de él y sus compañeros, imagine.
Me detuve en la foto de su esposa: Vicmaris Flores, de 32 años. Sus redes sociales también estaban y una tras otra foto, fui observando su perfil detalladamente. Dos cosas eran innegables: Ama a su esposo y a sus dos hijos; y para tener dos hijos y una vida aparentemente normal, sin muchos ingresos ni lujos, estaba muy bien conservada.
¿Qué haría su esposa si se enterase lo que él hace con la mía? –Me pregunte—. No podía saberlo, ni siquiera intuirlo. Lo mejor que podía hacer era obtener información de ella así que contacte con el investigador para organizar una reunión y pedirle que la investigase a profundidad.
Al llegar a mi casa Natalie me recibió con el Almuerzo listo. Sabía que la reunión había sido un éxito por lo que, de regalo tal vez, me hizo mi comida favorita.
Esa noche se me encimo para tener sexo pero alegue que estaba muy cansado. La verdad, todavía me sentía consternado por todo lo que había ocurrido y la imagen que tenia de mi esposa estaba siendo reconstruida completamente en mi cabeza.
Seis días más tardes el investigador me contacto para conversar sobre el pedido que le había hecho.
- Aquí tienes un sobre con toda la información que conseguí sobre ella; en resumidas cuentas: Vicmaris Flores, es la menor de tres hermanas, nació y lleva viviendo toda su vida en el barrio en el que actualmente se encuentra. Allí conoció a su esposo, el policía. Tiene dos hijos: Matías y Leonardo…
- ¿Qué averiguaste sobre lo que te pedí? –inquirí-
- ¿Ah, eso? Pues, es un poco complicado saber si es celosa, si ha perdonado infidelidades de su marido o si sospecha si tiene una. La verdad es todo un reto, imagino que podre conseguir algo al respecto pero por los momentos no tengo nada. Así como también tú segunda petición, un poco más difícil que la anterior, saber si ha sido infiel anteriormente es casi imposible.
Por un momento sentí una leve decepción, tal vez conmigo mismo. ¿En serio pretendía conseguir información acerca de eso? Y de obtenerla ¿Qué esperaba hacer con ella? Claramente era un absurdo y lo peor, es que debía pagarle al investigador por buscar información que obviamente era imposible conseguir…
- No obstante – continuo el investigador- creo que por algo cobro lo que cobro –sonrió--, a ver, Vicmaris sostiene una relación con uno de los compañeros de Joaquín. El de las fotos que te di ¿recuerdas? –dijo mientras sacaba su móvil para enseñarme- él. Su nombre es Argenis, es su compañero pero dentro de la institución, es algo así como su jefe.
- ¿Cómo lo sabes?
- La vi salir y ser recogida por él, y los vi entrar a un motel.
- Vaya, interesante.
- Otra cosa. Joaquín es un animal, según se, constantemente la golpea. No tengo certeza si ella es celosa o posesiva pero Joaquín… Ese tipo si lo es. Si no ha sido denunciado es por sus influencias en la policía y que además, la tendrá amenazada.
- ¿Hay oportunidad de obtener pruebas tangibles de la infidelidad de Vicmaris? –pregunte-
- ¿Qué tipo de pruebas?
- Videos, fotos, audios.
- Podría tomarle fotos al momento de entrar al motel o cuando está siendo recogida por él…
- Preferiría algo más explícito. Videos de ambos teniendo sexo por ejemplo.
- No te puedo prometer nada. Debo investigar y analizar si existe la posibilidad. Pero lo que si te aseguro es que te saldrá costoso, aun si no puedo obtener ese video, te saldrá costoso igual.
- Está bien.
El investigador me miro con cara de consternado, cierto gesto de intriga se notó en sus cejas y ojos.
- Si estoy yendo más allá, discúlpame. Es solo que me intriga un poco pero… ¿Qué pretendes hacer con todo esto?
Había transcurrido más de cuatro meses desde que había visto a mi esposa ser follada por otro hombre en nuestra propia habitación. Cuatro meses en donde había tenido sexo varias veces con ella, habíamos salido a comer, a la playa, a pasar un fin de semana con su familia. Cuatro meses en donde todo parecía ser normal. Yo había comenzado a trotar y hacer ejercicios. A veces lo hacíamos juntos y sí que, en el sexo por ejemplo, se notaba la diferencia de ser alguien sedentario a ser alguien con más resistencia y vitalidad.
Habíamos comenzado comer más saludables, no sé por qué la comida saludable siempre es más costosa y menos deliciosa pero ya le habíamos tomado el gusto y, todas las noches, solíamos comer frutas antes de dormir para calmar las ansias de dulces que vienen después de cenar.
Una taza de fresas y melocotones para cada uno, ambos en pijamas. Yo tenía el mando del televisor, eran las 11:00 PM por lo que el noticiero estaba a punto de comenzar. Natalie revisaba el celular.
El noticiero como siempre, comienza con noticias de política sobre el gobierno y la oposición, titulares acerca de la inflación, desabastecimiento, inexistente producción agrícola etc. A ambos nos cansan ese tipo de noticias, así que Natalie no tardó mucho en pedirme que lo cambiara.
El short de Natalie era una invitación informal a mirarle las piernas. Eran muy suaves, bien formadas por el ejercicio. Fui bajando poco a poco desde el final del short hasta el inicio de sus pies: uno de sus puntos fuertes.
Ella siempre ha sido muy cuidadosa con ellos, le encanta mantenerlos bien conservados. Tenía las uñas pintadas de blanco y una cadena adornaba el tobillo del pie izquierdo. Incluso desde mi posición, a casi un metro y medio de distancia, podía vislumbrar claramente la suavidad de su talón y dedos.
- Si inventas jajajaja
De pronto, sentí como si alguien me propinase un batazo en la cabeza. Un recuerdo llego a mí, tan velozmente que no me dio tiempo de defenderme.
- Voy a acabar en tu pies ¿lo quieres?
- Jajaja lo que tú quieras
- No sé para qué te pregunto. Puedo hacer contigo lo que me plazca. Eres mía. ¿no?
- Sí, soy tuya. Aunque lo preferiría en mi cara en la boca. No se puede desperdiciar así jajajaja
- Tranquila que hay más, hoy te tengo toda la noche
“Toda la noche”. Ese día, Joaquín durmió aquí, Comió de mi comida, se bañó y uso un short y una franela mía; y uso a Natalie toda la noche también.
El día de la junta en la Ciudad de Maracaibo. Lo recuerdo, fue hace casi ya dos meses. Ese día, como todos los demás, me toco dormir afuera y al igual que en Puerto La Cruz, desde el hotel, pude ver nuevamente como Joaquín follaba a mi esposa en mi propia habitación.
Un gruñido de placer salió de las fauces de Joaquín luego de eyacular en los pies de mi esposa. Natalie sonreía y jugueteaba con sus pies y la pija de Joaquín que aún permanecía erecta.
Él se inclinó sobre ella y comenzó a besarla sutilmente para luego recostarse a un lado imagino a descansar. Natalie se levantó al baño. Había sido una sesión corta. Normalmente acostumbraban a durar hasta una hora teniendo sexo, esta vez, habían sido escasos quince minutos. Imagino que por el hecho de que ni Camilo ni yo estábamos en la casa y la tendrían para ellos solos toda la noche.
Aun así, no tardaron ni veinte minutos en retomar y en unos instantes, ya mi esposa estaba desnuda encima de Joaquín besándole el cuello y comiéndole los labios desenfrenadamente mientras este le atenazaba las nalgas y se las magreaba con deseo.
De vez en cuando las nalgueaba fuertemente y podía escucharse el gemido de mi esposa en cada golpe; le encantaba eso. En un abrir y cerrar de ojos ya mi esposa se encontraba haciendo lo que aparentemente le gustaba más: chupar su pija.
Realmente se dedicaba a ello, se esmeraba en introducirlo lo más profundo posible y en juguetear de forma muy sexy pasando su lengua por la polla siempre que podía.
Lo que más me sorprendía era su mirada. Tenía una mirada lujuriosa llena de mucho morbo y deseo, se le notaba realmente excitada, complacida pero al mismo tiempo muy complaciente. Imagino que todo eso que me transmitía estaba intentando transmitírselo a Joaquín pues no apartaba nunca sus ojos de los de él mientras le comía el pene.
Pasaba la lengua por su tronco muy lentamente y sonreía para culminar engulléndolo y chupando. Llevaba haciéndole una mamada alrededor de quince minutos, hasta que Joaquín se levantó y se colocó de pie sobre nuestra cama, inclinando un poco su pelvis hacia adelante en señal de que quería que mi esposa continuase haciendo lo suyo pero esta vez en esa posición: Arrodillada ante él.
Ella no rechisto. Se arrodillo y se introdujo aquel pollon tieso después de lamerlo muy lento como lo venía haciendo, no obstante, Joaquín tenía otros planes. Se enrollo el cabello de Natalie en la mano derecha y comenzó a empujar bruscamente la cara de mi esposa hacia su polla, introduciendo su falo de manera animal en la boca de Natalie.
Natalie trataba de alejarse imagino que producto de las arcadas que le estaba provocado pero Joaquín la tenía bien sujeta de la nuca e impedía la acción.
Cuando por fin se detuvo, un suspiro profundo y casi desesperado de Natalie embargo la habitación, seguido de una tos, además, podía verse que estaba intentando recobrar el aliento.
Cuando lo hizo, lo miro y abrió la boca invitando a Joaquín a que, nuevamente, se la follase con su polla y, Joaquín ni corto ni perezoso, se introdujo nuevamente en ella para continuar disfrutando de la garganta de mi esposa.
Varios hilos de babas conectaban la boca de Natalie con la verga de Joaquín cuando este la sacaba de la boca de ella para que recobrase el aliento. Lo hizo varias veces hasta que imagino se cansó, por lo que se arrodillo y se colocó un condón que había tomado de la mesita de noche.
Natalie inmediatamente se colocó en cuatro con la cara pegada a la cama y ambos brazos extendidos hacia adelante. Movía las nalgas provocándolo y Joaquín sonreía al ver a mi esposa feliz de que sería cogida en su posición favorita. Se introdujo dentro de ella tomándola de la cintura y comenzó con un bombeo tremendo que hacia rebotar descontroladamente las nalgas de mi mujer con cada estocada.
Natalie suspiraba y Joaquín miraba al techo mientras bombeaba con rudeza. Podía ver como las manos de Joaquín apretaban fuertemente las nalgas de mi mujer, como nalgueaban y como las separaba para mirar mejor como entraba y salía de ella.
La tomo del cabello y jalo fuertemente
- Eres toda una puta
- ¡sí!
- ¿te gusta?
- ¡Me encanta no pares!
Joaquín se detuvo y mi esposa volteo sorprendida, él la tomo del rostro y la jalo hacia atrás mientras le decía: “Una puta como tú no me da órdenes a mí”. A lo que mi esposa respondido succionando el pulgar de su amante y moviendo sus caderas en señal de impaciencia y de querer continuar.
Joaquín no la hizo esperar mucho y siguió con un bombeo muy fuerte acompañado de tremendos azotes que seguramente dejarían marcas. Él sabía que tardaría varios días en llegar a casa, ella también. Eran muy precavidos y solo la maltrataba de esa manera si había tiempo para recuperarse de las marcas que le dejaría.
Salió de ella y se tumbó en la cama dejando la polla apuntando al techo. Mi esposa, ni corta ni perezosa, rápidamente se sentó encima de su hombre, cerrando los ojos tras haberse introducido toda la pija completa. Joaquín levanto el torso quedando sentado y dejando su cara a la altura del mentón de Natalie. Ella lo abrazo mientras se movía hacia adelante y hacia atrás a un ritmo no tan rápido.
Era un momento más que salvaje, íntimo. No solo estaban follando, estaban haciendo el amor. Él la tomaba de la cintura, pasaba su mano por su espalda y besaba su cuello. Ella suspiraba y cada vez que podía, lo besaba con pasión.
Poco a poco los movimientos de Natalie pasaron a ser más rápidos. Prácticamente saltaba encima de su amante. Él la tomo del cabello y jalo hacia abajo dejando a mi esposa viendo el techo de nuestra habitación mientras saltaba descontroladamente encima de él. A partir de allí sus gritos inundaron la habitación y condimentaban la imagen de sus nalgas rebotando en cada saldo que hacía.
Ese día lo hicieron cuatro veces, y al día siguiente lo hicieron por lo menos unas dos más.
En otras noticias, un funcionario de la Policía Nacional Bolivariana que respondía al nombre de Joaquín Rojas Jiménez de 31 años de edad
Así como el recuerdo de Joaquín follando a mi esposa ese día había venido a mí como un puñetazo de improvisto. Su nombre en la tele había servido para, con la misma rapidez, sacarme de ese trance en el que me encontraba.
Adscrito a la delegación de Plaza de Toros, en la Ciudad de Valencia, Estado Carabobo. Asesino a su jefe el Inspector Argenis Rodríguez Zerpa de 37 años de edad. Nuestra corresponsal Anna Bacarella con los detalles.
Mi corazón comenzó a acelerarse, es ese Joaquín –Pensé—, aunque no dio tiempo de intentar corroborar puesto que mi esposa lo confirmo con la mirada.
Mi corazón estaba a punto de estallar, tenía las manos frías y un cosquilleo proveniente de mi estómago se apoderaba de mis extremidades. Mi esposa, veía atentamente el televisor, sosteniendo el celular que segundos antes estaba usando, hasta que el nombre de su amante dicho por los periodistas la hizo alzar la mirada. Yo no dejaba de mirarla y alternar la vista de la pantalla del televisor a su rostro. Estaba inmóvil, tal vez consternada.
Estamos en el Motel Brisas del Valle en donde sucedió el hecho. Aparentemente Argenis, quien además de ser el jefe de Joaquín, y un amigo cercano, sostenía una relación con la esposa de este último, y seria aquí, en este lugar, en donde habrían pactado un encuentro íntimo. No obstante, estos dos no sabrían que, Joaquín, los seguiría hasta aquí y terminaría por dispararle a su esposa, Vicmaris Flores de 32 años, quien en estos momentos se encuentra hospitalizada en la Ciudad Hospitalaria Dr Enrique Tejera, y a su jefe Argenis, quien fue también trasladado a dicho hospital, pero quien llegaría sin signos vitales.
Por si fuera poco, Joaquín se sentaría justo en este banco y terminaría por acabar con su propia vida disparándose en la cabeza.
Tras este hecho, trabajadores del motel, quienes observaron lo sucedido, se dispusieron a llevar a los implicados al hospital, puesto que dos de ellos aún continuaban con signos vitales; no obstante, Joaquín, había muerto en el acto. Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas acudieron al levantamiento del occiso así como también comenzaron con las investigaciones pertinentes para esclarecer este caso.
El rostro de mi esposa ya no se podía disfrazar. Su rostro denotaba incredulidad, consternación. Sus ojos abiertos como platos miraban fijamente la pantalla del televisor, y su boca no escondía el asombro que estaba sintiendo en ese momento.
- Digno de una película de Hollywood ¿no? –Le comente--
Sus ojos voltearon a verme y su expresión cambio rápidamente. Tal vez queriendo disfrazar un poco lo que probablemente estaba sintiendo en ese momento. Su rostro, si bien es cierto parecía algo confundido, no se notaba una expresión de sorpresa, tristeza o pesar tan exagerada. Sin embargo, le pregunte por que tenía esa cara, si acaso conocía a “la tal Vicmaris de las noticias”, por lo que rápidamente intento disfrazar su expresión, imagino que por miedo a que me fuese parecer curiosa su reacción. Yo sonreía para mis adentros. En serio estaba disfrutando el momento.
Desde las 2:42 pm, momento en el que recibí el mensaje de confirmación, estaba esperando este instante. No, quizá desde mucho antes, desde que el investigador había conseguido la forma de grabar al jefe del maldito del amante de mi esposa, mientras le follaba a su mujer. Desde ese momento estaba esperando este día, este momento exacto en el que Natalie se enteraría que su amante había cometido un asesinato y estaba preso. Admito que nunca pensé que se suicidaría, pero mejor imposible.
Recuerdo la paja que me hice mirando el video de la esposa de Joaquín gimiendo como puta mientras era follada con salvajismo por Argenis. Recuerdo como apenas entrar a la habitación, se arrodillo y desabrocho el pantalón de su amante con desespero y deseo; para luego engullir su verga. Se le notaba deseosa, no espero ni siquiera que Argenis se deshiciera de su chaqueta o zapatos. Me imagine la cara que pondría Joaquín, tal vez la misma cara que puse yo cuando vi a mi esposa comiéndole la verga a él. Supuse que acotaría lo mismo que yo acote: El desespero de su mujer por chupar la polla de su amante. Reí al imaginármelo hiriendo su propio orgullo pensando en lo guarra que se veía su esposa abalanzándose de una vez al pene de su jefe, sin antes al menos darle un beso. Tal cual como yo herí el mío al escuchar a mi esposa decir que prefería su pene porque era más grande.
Hubiese preferido una conversación entre ellos como esa que mi esposa tuvo con Joaquín. Me fuese encantado escuchar a su esposa decir que prefería ser follada por él que por su marido. Pero bueno, los policías en este país, tienden a creerse la ley. Tal vez en otros países ellos hacen respetar la ley, pero aquí, ellos imparten la ley como les place. Hacen lo que quieren y tocarlos es prácticamente imposible. Pero un hombre con esas características, un hombre que cree que tiene a dios tomado de la barba, como dicen en mi pueblo, es un hombre que jamás podría asimilar con cordura esa imagen de su esposa a cuatro patas mientras es follada por su amigo. Esa clase de hombres actúa; y más si, junto al video, añadimos la dirección del motel en donde, justamente en ese preciso instante, están follando a su mujer.
Mi esposa estaba tomando un baño, tal vez lloro, quiero pensar que sí. Quiero pensar que le dolió. Al salir, me miro a la cara, luego bajo la mirada y se acostó. Apenas entrar a la cama comencé a tocarla. De verdad me sentía bien, me sentía con energía, animado, me sentía vivo. Ese día, a propósito, habíamos pasado todo el día jugueteando. Ambos sabíamos que en la noche tendríamos nuestra sesión de sexo, había pasado todo el día insinuándolo y ella había pasado la tarde provocándome. Imagino que negarse la haría verse sospechosa desde su punto de vista, no lo sé. Se volteo y comenzó a besarme. Rápidamente me deshice de mi short y mi bóxer, quedando empalmado encima de ella, mi pene chocaba con su entrepierna. De un tirón le saque el pantis. Definitivamente se le notaba algo descolocada, a pesar de que intentaba disimularlo.
La tome de las piernas y la jale hacia mí, dejando su chocho abierto y disponible. Llene de saliva mi mano y me aplique en el pene para luego introducirme en ella. Suspiró. Yo la penetraba desde esa posición, de rodillas en la cama con sus piernas en mis hombros y ella boca arriba. Podía ver sus tetas rebotar con cada embestida mía, pero lo mejor, es que podía ver su cara.
Ni de cerca era la cara que usualmente coloca cuando hace el amor. Se le notaba en otro lugar. Yo lo disfrutaba.
Comencé a embestirla con fuerza, mientras que la asfixiaba con una mano. Súbitamente me detuve y la coloque en cuatro, la tome del cabello muy fuerte, al punto de que escuche cierto quejido de lamento, y comencé a embestirla salvajemente.
Jale más duro del cabello, levanto la cabeza quedando con el rostro mirando el techo de la habitación mientras que con la mano libre le propine una cachetada.
Seguí con las embestidas pero esta vez la tome muy fuerte de la nuca. Mientras lo hacía, recordaba cada instante en el que los vi follar mientras yo trabajaba, cada encuentro, cada embestida, recordaba su cara y la cara de su amante al saberse dueño de mi esposa. Cada recuerdo me llenaba de rabia. La rabia que se había acumulado tras estos meses de impotencia comenzaba a canalizarse en la mano que apretaba la nuca y el cuello de mi esposa, cada vez más fuerte, y más.
Natalie intento mover el cuello, tratando de zafarse de aquel apretón, imagino que estaba sintiéndose lastimada, pero fue en vano. Como una tenaza, mi mano aprisionaba su cuello cada vez con más fuerza mientras que mis embestidas ya estaban fuera de control.
- Me duele, amor, me duele. Me haces daño
Sus palabras me hicieron detenerme. Me situé junto a su oído y tomándola fuerte del cuello le dije: “Una puta como tú no me da órdenes a mi”
Natalie volteo y me miro sorprendida. Nunca le había dicho algo así.
- Es así que te gusta ¿no?
Jale su cabello con fuerza acercando su cabeza casi a mi pecho, mientras que le propine una cachetada con mucha fuerza.
- ¿Qué eres? –le pregunte-
Su rostro era un poema, imagino que la sorpresa no la dejaba articular palabras por lo que ante el silencio volví a propinarle otra cachetada, esta vez mas fuerte mientras le decía:
- Dime que eres, esto te gusta ¿no?, que te cacheteen.
Volví a propinarle otra cachetada muy duro. Esta vez ella metió la mano e inclino la cara para no recibirla de lleno. Le di una estocada profunda con el pene, y volví a voltearle la cara para mirarla, mientras le preguntaba:
- Esto te gusta ¿cierto? Que te den cachetadas, y que te ponga a decir que eres mi perra. ¡Dímelo! ¡Dime que eres! Seguramente no tengo el pene tan grande, y como no te lleno toda la boca, por eso no eres mi perra. Bueno, que lastima.
Estaba en shock, solo me miraba con los ojos como platos. Se le notaba asustada, incrédula, sorprendida.
Le solté el cabello mientras empujaba su cabeza contra el colchón, la tome por las caderas y continúe dándole estocadas. Podía sentir como prácticamente ya no había lubricación en su vagina, ya no estaba húmedo, estaba seco. Ella permanecía en cuatro y su cara miraba el colchón mientras yo seguía bombeándola.
Comenzaron a oírse sollozos. Estaba llorando.
Salí de ella y encendí el televisor. Minutos atrás, mientras ella tomaba la ducha, yo aproveche y coloque uno de los videos que tenia de ella con Joaquín.
Podían verse claramente, follando en la misma cama en donde ambos estábamos en ese momento. Natalie ya no solo sollozaba, lloraba a cantaros sentada en la cama. Me vestí rápidamente y deje sobre la cama el sobre con la solicitud de divorcio.
Antes de cerrar la puerta le pregunte:
- ¿Estas llorando porque lo nuestro se terminó, o estas llorando porque él –dije mientras señalaba la pantalla de la TV- se suicidó?
No respondió.
Pido disculpas por retrasarme tanto en subir la continuación de este relato. He estado muy ocupada. Espero poder continuar subiendo más contenido. Me hice una cuenta Twitter para que me sigan y podamos interactuar porque me encantan sus opiniones y sugerencias. Muchas gracias a todos y un beso.
Twitter: Sophia90811644