Mi esposa cuando salgo a trabajar II

Había pasado casi una semana desde que había visto a mi esposa ser follada en nuestra habitación por un hombre desconocido. En todo ese tiempo me fue prácticamente imposible concentrarme en cualquier tarea que me imponía. En el trabajo, en el hogar, incluso mientras hablaba con mis amigos, mi mente me situaba en ese día, viendo detrás de la ventana como mi esposa follaba con ese sujeto con tanta complicidad. Precisamente esa complicidad me carcomía el pensamiento; ¿desde cuándo se conocían? ¿Cómo se conocieron? Y la más importante ¿Desde cuándo esto está sucediendo?

Había pasado casi una semana desde que había visto a mi esposa ser follada en nuestra habitación por un hombre desconocido. En todo ese tiempo me fue prácticamente imposible concentrarme en cualquier tarea que me imponía. En el trabajo, en el hogar, incluso mientras hablaba con mis amigos, mi mente me situaba en ese día, viendo detrás de la ventana como mi esposa follaba con ese sujeto con tanta complicidad. Precisamente esa complicidad me carcomía el pensamiento; ¿desde cuándo se conocían? ¿Cómo se conocieron? Y la más importante ¿Desde cuándo esto está sucediendo?

Obviamente ya me había puesto en marcha para responder esas interrogantes. Había contratado una especie de investigador que encontré en internet luego de buscar al respecto. Tenía honorarios un poco costosos pero sabía que iba a necesitar de ayuda para vislumbrar mejor lo que estaba sucediendo, en especial, la identidad del amante de mi esposa quien tanto me intrigaba.

Suministre la placa de la motocicleta que había visto ese día; así como sus rasgos. El investigador me ofreció la posibilidad de vigilar a mi esposa pero realmente mi esposa no solía salir mucho de casa, indudablemente, había tenido su encuentro ese día, porque pensaba que yo me encontraba en Puerto La Cruz, por lo que pagar una vigilancia cuando yo aún no tendría viajes o ausencias prolongadas era un derroche de dinero innecesario.

Tras casi una semana de haber contratado al investigador recibí un mensaje whatsapp que decía lo siguiente:

“Disculpe la tardanza, quería reunir la mayor cantidad de información sobre el pedido antes de contactarlo. Cuando guste podemos hablar en privado o si prefiere recibir la información por acá solo dígame y se la envió ya mismo”

Pacte un encuentro.

-       Es un policía, trabaja en la policía estadal. Tiene 31 años. Su nombre es Joaquín Rojas. Vive en la zona oeste de la cuidad. Vive con una mujer y su madre aunque no está casado. En este sobre encontraras su foto, la foto de su mujer; la dirección de la casa donde vive, la foto de la fachada. Su cuenta de Facebook e Instagram. También encontraras un resumen de los lugares que más visita y los sitios que más frecuenta.

-       ¿Cómo coño mi esposa conoció a este sujeto? Nunca lo había visto

-       Amigo, así son las mujeres. Cuando realmente quieren engañarte, ni el hombre más astuto podría darse cuenta. Siempre nos fijamos en el amigo del trabajo, el vecino que les cae bien, el instructor de gimnasio, cuando realmente lo están haciendo con quien menos lo esperas. ¿Habías notado algún tipo de cambio inusual en ella?

-        No

-       Bueno, eso quiere decir que te sigue amando. Tal vez solo quería experimentar, eso siempre sucede.

-       Supongo que quieres vengarte –Inquirió— Veamos, tomando en cuenta que es policía, está un poco complicado. Conozco un par de sujetos que brindan servicios de escarmientos exprés económicos y confiables, pero tratándose de un policía… está un poco difícil. Vamos a ver quién va a comprarse el lio de ser buscado por media cuidad.

Tenía razón, aunque más allá de una venganza, realmente me interesaba más conocer como mi esposa lo conoció. Supongo que el hecho de que me estuviese siendo infiel era suficiente para ir en ese momento y confrontar a mi esposa con el nombre del amante en mi mano, contarle lo que había visto y acabar con todo de una vez por todas. El problema es que eso fuese supuesto que mi esposa obviamente se fuera de la casa sin dar muchas explicaciones, tal vez, si el investigador y mis presentimientos tenían razón, ella intentaría pedirme perdón y sea cual fuese mi decisión, al final, nunca sabría de donde salió Joaquín y cómo diablos paso todo esto. Yo quería saber.

-       ¿Puedes investigar cómo se conocieron? Algún nexo, algún amigo en común, algún lugar etc.

-       Amigo no te garantizo nada pero lo intentare. La tarifa seguirá siendo la misma, misma cuenta, mismo procedimiento.

En casa todo siguió siendo igual que siempre. Mi esposa seguía siendo tan amable y detallista como siempre lo había sido, Camilo siendo Camilo y jugando todo el tiempo ¿yo? Absorto en mí monologo interno sobre lo que debía hacer.

Aunque una cosa estaba clara, si quería saber más sobre cómo se conocieron y cuánto tiempo tenían juntos, iba a necesitar echar un vistazo en su celular. Después de todo, nunca he sido un marido celoso así que lo más probable es que tuviese las conversaciones a tiro, ya que sabe que no voy a revisarle nada.

Espere al anochecer para tomar su celular y desconectarlo del cargador. Si se despertaba, la excusa era que necesitaba el número de algún amigo en común el cual había perdido. Me dispuse a encenderlo y me encuentro con el primer obstáculo: El patrón de seguridad. No obstante, lo más probables es que sea un simple patrón que evite que se le desbloquee el celular en el bolso y haga una llamada involuntaria. Debía ser algo fácil y rápido. Luego de probar algunas encontré el patrón ganador: una U. las manos me temblaban y el corazón latía a millón, sentía todo a mi alrededor más frio de lo normal y un creciente nerviosismo se apoderaba de mi ¿qué iba a encontrar? ¿Qué podía ser peor que ver a mi esposa ser follada? Estaba seguro que nada, pero igual me sentía un poco consternado.

Una vez en WhatsApp introduzco en el buscador de contactos el nombre Joaquín. ¡BINGO! Joaquín Rojas estaba allí, era él, Natalie guardaba su número pero extrañamente no había mensajes en el chat. Los había borrado todos.

-       Sí que sabe hacer las cosas –dije para mí—

Volví a conectar el celular al cargador, no sin antes haber anotado el número de whatsapp de Joaquín.

Mi incursión al celular de Natalie había sido infructuosa pero estaba decidido a saber más sobre esa aventura antes de decidirme hacer algo al respecto. Algo me motivaba a conocer más sobres las circunstancias que rodeaban esa infidelidad. Una infidelidad, desde mi punto de vista, no era algo que nacía espontáneamente. Una infidelidad debía ser pensada, debía ser gestada y fraguada con antelación y atención. Sea como fuere, estaba seguro de que conseguiría conocer desde la causa y los motivos hasta el modus operandi.

Pronto tendría que volver a viajar y eso significaba que volvería a verse con él. Tras hablar con el investigador sobre la posibilidad de colocar cámaras en mi habitación este me comento que podría conseguir unas a un buen precio y que instalarlas no sería ningún problema. Bastaría con un par de horas para colocarlas e incluso con WIFI podría monitorearlas desde mi celular a distancia, además de que todo iría a una base de datos que podría bajar a mi ordenador y usar como “evidencia” en cualquier caso. Desde luego accedí y cuatro días antes de mi viaje, el técnico fue y coloco dos cámaras: una dentro de la corneta del ordenador, la cual daba una vista completamente frontal a la cama y otra en una esquina del techo. Como teníamos cielo raso (desconozco el nombre de ese tipo de techos en otros países) bastaba solo con abrir un pequeño orificio en una de las láminas e instalar allí la cámara.

El micrófono estaba dentro del reloj digital encima de la mesita de noche.

El día había llegado. Ese día, el día en el que los vi follar, todo había culminado más o menos a las 11:30 am ya que Camilo salía de la escuela a las 12:30 pm, así que intuí que si me iba un poco tarde, no le daría tiempo de hacerlo ese día, por lo que tendrían su encuentro con más calma al día siguiente. Así que salí de mi casa a las 10:30 am.

Por todo el camino no dejaba de pensar en lo que pudiera estar sucediendo en mi casa. Imagen tras imagen de ese día recorrían mis pensamientos y la impaciencia se dejaba notar en el constante movimiento de mi pie golpeando el suelo del coche.

Ese día transcurrió todo con normalidad. Una vez en el hotel pude conectarme a la red WIFI y acceder a las cámaras de seguridad. Todo estaba normal. A lo largo del día entraba y podía ver a mi esposa simplemente mirando el televisor o simplemente el cuarto vacío. Sabía que lo interesante vendría al día siguiente.

Apenas si pude medio cerrar los ojos en toda la noche. Se notaba en mi cara la falta de sueño. Eran las 5:30 am. La reunión era a las 11:00 am. Todo era perfecto. A las 10:30 debía salir del hotel, tiempo suficiente para verlos en acción puesto que seguramente comenzarían la faena después de llevar a Camilo a la escuela: a las 7:00 am.

Eran las 7:30 am, ya había abierto la aplicación en par de ocasiones pero aun no aparecía nadie en la habitación. Tenía la imagen puesta en el ordenador portátil mientras que me secaba el cuerpo después de haber tomado un baño. Cada cierto tiempo echaba un vistazo en la pantalla pero seguía sin ver nada. Decidí que lo mejor era pedir el desayuno y vestirme para la reunión. De esa manera podría estar preparado ya que seguramente una vez empezada la situación, no iba a darme mucho tiempo de nada.

Tras haber desayunado y haber terminado de ordenar todo lo del trabajo mire el reloj, eran las 8:41 am. Decidí echar otro vistazo y abrí el portátil mientras terminaba de beber el último sorbo del agua con el que había acompañado el desayuno. Una vez abierta la aplicación la imagen me dejo atónito. Desde el ángulo de la cámara situada en el techo, aparecía Natalie en cuatro patas sobre la cama, levantando y colocando el culo lo más abierto posible mientras Joaquín le estaba comiendo el coño desde atrás a su vez le magreaba las nalgas con lascivia y descaro.

Había quedado helado por un instante, la imagen fue como un golpe al estómago por lo que me tomo un instante reaccionar y activar el sonido. Coloque los auriculares y me senté en la cama a observar cada detalle.

Mi esposa seguía en cuatro mientras el bastardo del amante movía su cara dentro de las nalgas de ella con desesperación. Los gemidos de Natalie no se hicieron esperar y rápidamente comenzaron a oírse claramente, al igual que las nalgadas que Joaquín le daba en ciertas ocasiones. Natalie parecía estar disfrutando el momento ya que comenzó a mover las caderas de arriba hacia abajo con sensualidad, imitando una especie de twerk muy lento mientras que volteaba a mirar como la cara de su amante se perdía entre su culo.

No tendrían mucho tiempo de haber empezado. Joaquín aún tenía sus jeans y zapatos. Natalie tenía una blusa y por lo que podía ver, el tanga también. Joaquín se incorporó y bajo de la cama quedando de pie mientras que se quitaba las medias y los zapatos. Natalie no dudo en acercarse y colocarse, aun en cuatro, frente a su hombre para ayudarlo a desabrochar el pantalón y bajar el cierre del mismo. Se notaba el deseo en ambos pues en menos de un segundo ya Joaquín se encontraba con la pija completamente tiesa a centímetros de la cara de mi esposa quien no dudo en comenzar a lamerla con suavidad y erotismo. Su polla apuntaba al techo, estaba realmente muy dura y mi esposa parecía aupar su dureza por causa de las provocaciones que le hacía. Lamia las bolas muy lentamente, Joaquín aprovechaba para restregar su pene en la cara de Natalie quien lenta pero segura, iba subiendo con la lengua lamiendo y dando pequeños besos a cada centímetro de los aproximados 18cm o 19cm de pija que tendría su amante.

No obstante, tal vez tanta lentitud por parte de Natalie en sus caricias lejos de provocarlo, lo impaciento. Bruscamente enrollo el largo cabello de mi mujer en una de sus manos, mientras que con la otra tomaba su miembro y lo dirigía a la boca de mi esposa quien rápidamente engullo casi la mitad de la estaca antes de reaccionar con una leve arcada.

Tomo el pene y lo lleno de saliva mientras la esparcía por todo el largo de la pija a su vez que levantaba la vista para mirarle a los ojos. Joaquín volvió a tomar las riendas de la situación y volvió a empujar su polla hacia la cara de mi esposa quien esta vez consiguió engullir todo el pedazo de carne que tenía en frente.

Un gemido fuerte se escuchó por parte de Joaquín seguido de un bombeo pélvico constante dentro de la boca de mi mujer. Natalie básicamente se dejaba hacer. Le estaban follando la boca con un pene de un tamaño considerable y yo no podía asimilar que mi esposa pudiese engullir semejante pija. El parecía si estar acostumbrado puesto que no dudaba en meter y sacar salvajemente su pene dentro de la boca de mi mujer. Natalie solo atinaba a respirar aceleradamente para recobrar el aliento cuando Joaquín le sacaba la polla de la garganta, pero inmediatamente volvía a abrirla invitándole a penetrarla de nuevo. Su saliva salía a cantaros, la gran mayoría terminaba en el pene de Joaquín quien, en ocasiones, restregaba su miembro viril por toda la cara de mi esposa llenándosela de sus propias babas.

Natalie sin lugar a dudas lo estaba disfrutando, claramente se podían escuchar sus gemidos, sus arcadas, las veces que tosía y en ocasiones se escuchaba a Joaquín suspirar de placer cuando Natalie engullía todo su pene en ella.

Así transcurrieron varios minutos en donde mi esposa no parecía cansarle el trabajo bucal que le estaba propinando a su amante, por el contrario, lo hacía con mucho recelo y dedicación. Procurando siempre demostrarle lo complacida y excitada que estaba al estar en cuatro sobre la cama chupando su enorme falo. Subía la cabeza siempre que podía, sonreía maliciosamente, pasaba el pene por sus mejillas y se daba golpecitos cortos en el cachete antes de introducírselo en la boca nuevamente.

Joaquín, complacido pero no satisfecho, la tomo por el cuello y le alzo su cara para besarla. Una pequeña conversación se escuchó:

-       ¿Quieres que te lo meta puta?

-       Si – Dijo mi esposa entre jadeos y suspiros—

-       ¿Qué eres?

-       Soy tu perra

Mi esposa le miro sonriente mientras le decía esta última frase. A su vez, Joaquín la tiro sobre la cama dejándola boca arriba. En algún momento en el que no me pude dar cuenta, había tomado un preservativo y rápidamente se lo coloco. Ávidamente se metió entre sus piernas quedando completamente encima de ella. Por otra parte ella movía sus caderas tratando de rozar su entre pierna con el pene erecto de Joaquín. Este coloco los brazos de mi mujer encima de su cabeza, dejando indefensos sus senos, aun debajo de la blusa. Introdujo su enorme mano debajo de la blusa y rápidamente comenzó a magrear sus senos con fuerza.

Mi esposa trato de incorporarse para quitarse la blusa pero Joaquín lo impidió, dejándola con la blusa tapándole la cara y los brazos completamente extendidos aprisionados por la misma. Sus senos estaban ahora si completamente desnudos, indefensos y expuestos. Él comenzó a morderlos mientras que los chupaba.

Mi esposa comenzó a reír producto del amarre improvisado que le había hecho su amante y segundos después logro quitarse la blusa para estar prácticamente desnuda debajo de él.

Ella tomo la cobija con la que nos habíamos arropado esa noche y la utilizo para arropar a ambos. Siempre solía hacerlo, era algo que le gustaba cuando estábamos haciendo el amor. No obstante ahora no podía ver mucho más que su cabello despeinado, sus bocas besándose y los brazos de ella rodeándole el cuello a Joaquín.

De hecho no pude ver el momento exacto en el que él se introdujo dentro de ella. Aunque no era necesario saberlo pues, los movimientos pélvicos eran más que suficientes para saber que su polla estaba disfrutando del coño de mi mujer; o viceversa. Los gemidos de Natalie demostraban que ella realmente lo estaba disfrutando.

Ella siempre ha sido de gemir al momento de hacer el amor pero sus gemidos ahora eran diferentes. Sus ojos, su boca, su expresión facial, sus manos, todo al unísono denotaba que no estaba simplemente disfrutando. Estaba extasiada de placer.

En unos pocos minutos ya la cobija no los cubría. Se podía ver el enorme cuerpo de Joaquín encima de mi esposa, moviéndose con ferocidad, chocando su pelvis con la de mi mujer, besando y lamiendo su cuello mientras que se introducía con fuerza dentro de ella.

Súbitamente se detuvo y salió rápidamente de su interior. Mi esposa quedo un poco consternada aunque rápidamente entendió la seña que su amante le hizo y velozmente se colocó en cuatro sobre la cama, dejando el culo completamente a merced de Joaquín que no dudo en amasarlo por un instante antes de introducirse nuevamente en ella y comenzar con las embestidas salvajes. La tomaba firmemente por la cadera, tratando de en cada embestida llegar más profundo dentro del sexo de Natalie.

Con firmeza, la tomo por el cabello mientras detenía el ritmo de las embestidas. Jalo fuertemente el cabello con una mano y con la otra la tomo por las mejillas. En ese instante recordé que, desde el ángulo de la cámara que estaba en la corneta del ordenador, podía verles de frente. Rápidamente abrí la cámara y la imagen de Mi esposa chupando los dedos de Joaquín apareció frente a mí.

Estaba completamente despeinada, tenía los ojos entreabiertos y chupaba su dedo índice con desespero. Joaquín sonreía. Imagino que ver a mi esposa de esa manera le producía un morbo tremendo.

Justo en ese momento jalo con más fuerza, mi esposa hizo un gesto de lamento, tal vez porque le había dolido un poco. Joaquín al verlo le dio una leve cachetada con la mano que segundos antes ella estaba lamiando y chupando. Mi mujer dejo escapar un gemido mientras que se inclinaba hacia atrás tratando de meterse toda la polla de su amante, por lo que indudablemente deduje que le había gustado haber recibido esa cachetada. Desconocía completamente esta faceta de mi esposa. Cuando hacíamos el amor, yo solía jalarle el cabello, no muy fuerte, pero lo hacía. Solía darle nalgadas y asfixiarla pero nunca se me había pasado por la cabeza cachetearla. Para mí eso significaba un insulto, una falta de respeto.

Por ello no podía creer que mi esposa estaba disfrutando ser cacheteada y además, por otro hombre. Si tanto le gustaba, ella pudo habérmelo dicho. Realmente estaba confundido pero no pude detenerme a pensar por mucho tiempo.

Nuevamente Joaquín había comenzado a embestir con salvajismo. Esta vez coloco la cara de mi esposa contra el colchón de la cama. Por lo que mi esposa continuaba en cuatro pero esta vez, con el culo apuntando al techo y su cara aprisionada entre la enorme mano de su amante y la cama. En esa posición Joaquín embestía con ferocidad mientras que nalgueaba constantemente a Natalie quien solo jadeaba y suspiraba.

Tras cada estocada mi esposa se inclinaba un poco hacia adelante y en un momento, prácticamente estaba casi acostada boca abajo, por lo que Joaquín simplemente se tumbó encima de ella y siguió con las estocadas. Aunque esta vez posiciono su brazo alrededor del cuello de mi esposa y con el otro, usaba su enorme mano para apretujarle y magrearle el rostro. El rechinar de la cama y el sonido del choque de su pelvis con las nalgas de mi mujer ambientaban la imagen.

Podía ver claramente a Natalie con los ojos cerrados y prácticamente casi todo el rostro cubierto por la mano de Joaquín. Tenía el ceño fruncido, los ojos cerrados y la boca abierta; el dedo de él estaba dentro de su boca.  Era su expresión facial cuando se quería concentrar para alcanzar el orgasmo, por lo que pude deducir que estaba realmente cerca.

Lo que me sorprendió fue que Joaquín también lo noto. Al verla, aumento la fuerza y la velocidad de las estocadas, lo que provoco que Natalie acrecentara aun la expresión facial que ya tenía e incrementara los jadeos y gemidos.

Tras un minuto de estar penetrándola en ese ritmo, le dio una cachetada un poco más fuerte que las anteriores y mi esposa levanto los pies tensando los dedos al mismo tiempo que apretaba fuertemente con sus pequeñas manos los antebrazos del amante.

Parecía que la cachetada había servido como detonador del orgasmo pero antes de que pudiese desarrollar bien la idea en mi cabeza, los movimientos erráticos y convulsivos de mi esposa me avisaron de que estaba teniendo un orgasmo. Comenzó a jadear y a gemir muy fuerte mientras que movía erráticamente las caderas. Joaquín también comenzó a gemir y sus penetraciones pasaron de ser salvajes a estocadas fuertes pero profundas. Se le veía intentando hundirse dentro de ella cada vez más con cada embestida. Ambos estaban teniendo un orgasmo simultáneo.

Mi esposa comenzó a reír y a suspirar en señal de que había disfrutado y estaba complacida. Joaquín solo mantenía su barbilla pegada al cabello de mi mujer. Tras unos segundos, él se levantó de encima de mi esposa y retiro el condón. Se levantó y fue directo al baño, imagino a botarlo. Ella se incorporó y quedo acostada boca arriba en la cama.

Vi el reloj y eran las 9:12 am. Joaquín se acostó nuevamente y ella se acostó poyando su cabeza en su pecho. Se veía que no solo se trataba de sexo. Definitivamente había algo más entre ellos. Había romanticismo, había complicidad. Por un momento caí en la posibilidad de que estuviese viendo e indagando para saber si realmente se trataba solo de sexo o si en verdad mi esposa me estaba siendo infiel en todos los sentidos. ¿Pero qué coño estaba pensando? ¿Acaso no era suficiente con que se dejase follar por otro para que entrase en la categoría de infidelidad? ¿Qué mierda estaba buscando? ¿Saber si mi esposa me seguía amando? No lo sabía. Deje de hacerme tantas preguntas y me enfoque en escuchar lo que hablaban. Quizá así podría saber de dónde se conocían o si tenían algún amigo en común.

Hablaban de cosas banales. Principalmente era él quien hablaba. Contaba sobre su trabajo, redadas, operativos, enfrentamientos. Mi esposa lo escuchaba y opinaba de vez en cuando en algunas cosas pero nada realmente importante. En un instante Natalie se dio vuelta para tomar el celular de la mesita de noche, supongo que miro la hora y lo dejo en la cama.

Así transcurrieron unos cinco minutos en donde simplemente hablaban de nimiedades como el trabajo, las cosas que habían hecho, etc. En eso mi esposa le pregunta que si quería tomar algo, a lo que el accedió. Ella se levantó y salió desnuda hacia la cocina, dejando la puerta abierta. Un par de minutos después estaba de vuelta con un vaso de algo que parecía ser jugo. Volvió a acostarse y se lo dio. Él se incorporó apoyando el torso sobre el cabecero de la cama para poder beber el jugo mejor. Al mismo tiempo, revisaba su celular mientras que mi esposa revisaba el de ella. En ese momento recibí una llamada: la reunión se había adelantado y en 30 minutos vendrían a buscarme. Volví a mirar a la pantalla sabiendo que tendría que irme dejando a mi esposa en su velada puesto que el sexo de hace rato parecía ser solo el preámbulo.

Yo miraba detenidamente, tenía 30 minutos y quería aprovecharlos para tratar de oír alguna pista. No obstante nadie decía ni una palabra. Él solo bebía su jugo y ella revisaba su celular.

Tras unos segundos así. Mi esposa coloco su celular en la mesita de noche y se deslizo como una serpiente por encima de la cama quedando básicamente con la cara encima de la polla de Joaquín. Este dejo de mirar el celular para ver lo que mi mujer estaba por hacer. Aún estaba flácida, pero ella comenzó a lamer lentamente mientras que le miraba. Él sonreía y ella también. Natalie tomo el miembro y comenzó una lenta paja que acompañaba con lengüetazos y poco a poco el pene volvía a recobrar vida. En breves instantes ya estaba nuevamente apuntando al techo y mi esposa estaba nuevamente subiendo y bajando la cabeza por encima de esa enorme polla.

-       ¿Tanto te gusta chupármela? –pregunto él—

Mi esposa saco el pene de su boca y rápidamente contesto:

-       Me encanta sentir la boca llena ¿sabes? Sentir que tengo que realmente abrir mucho la boca para engullirlo

-       ¿Y tú esposo qué?

Volvió a sacar el pene de su boca y con sus dedos, hizo una marca en el pene de Joaquín al mismo tiempo que decía:

-       Más o menos por aquí lo tiene

Joaquín sonrió y solo se quedó observando a mi esposa disfrutar de su polla.

Hasta este punto obviamente mi orgullo y mi hombría estaban bastante golpeados ya, pero que Natalie dijera ese comentario, no fue sino una patada en el poquito de orgullo que aún me quedaba. ¿No bastaba con serme infiel sino que también se burlaba de mí?

Comenzaba a sentirme realmente enojado. En todo este tiempo, creo que había estado inerte e incapaz de reaccionar. Pero ahora realmente estaba sintiendo que lo que Natalie estaba haciendo no merecía ningún tipo de perdón.

Sabiendo que debía terminar de vestirme para irme, decidí constatar un último interrogante antes de irme. Tome el celular y, mientras la veía haciéndole sexo oral al amante, la llame.

En la imagen pude ver como hizo una seña para que Joaquín le alcanzara el celular y se lo facilitara. Al ver el celular, saco el pene de su boca y contesto:

-       ¿Si amor?

-       ¿Qué haces?

-       Nada, sentada en la computadora ¿y tú?

Sostenía el miembro de Joaquín y con la otra mano sostenía el celular en su oreja. Joaquín tomo la pija y se la coloco muy cerca de la boca, a lo que Natalie reacciono lamiendo y dando pequeñas chupadas suaves a la cabeza.

-       Estoy esperando que me vengan a buscar para ir a la reunión. Estaba pensando que no hemos tenido mucho tiempo para los dos últimamente. ¿Te gustaría un viaje de vacaciones?

-       ¡Claro amor! ¿en serio? ¿Has pensando un lugar en específico?

Sacaba el pene de su boca solo para contestar y nuevamente volvía a introducirlo o a lamerlo.

-       No, no tengo nada en específico. Solo he pensado la idea porque siento que tengo tiempo sin darte algún detalle y pues… se te podría olvidar que te amo.

Se sacó el pene de su boca haciendo un sonido de succión el cual pude escuchar claramente a través del celular.

-       Qué lindo eres. Está bien, pensare en algo.

-       ¿Estas comiendo algo? –Pregunte—

-       Si estoy comiendo un helado amor –Dijo mientras sonreía-

Joaquín tomo el pene y comenzó a pasarlo por toda la cara de Natalie. Su frente, nariz, mejilla, todo su rostro estaba siendo restregado por la pija de su amante mientras que ella lo miraba con cara de lascivia.

-       ¿Me amas? –le pregunte-

-       Te amo mucho –me contesto-

Colgué.

Minutos después estaba de camino a la reunión con las ideas un poco más claras.

Ahora si sabía lo que debía hacer.

CONTINUARA…