Mi esposa, ahora disponible (4)

Prosigo con el tema de la 3ª parte.Recién en el 5º episodio vuelve ella a ser protagonista absoluta.El que avisa no es traidor...

Esa noche en mi casa deseaba abstraerme, recordar las situaciones de la tarde. Estuve muy parco con mi mujer, aduje sueño y apenas si acaricié un poco su cola. Me costó dormirme, los gratos recuerdos se veían asaltados por el temor a que nunca volvieran a repetirse...

Al día siguiente me acondicioné mentalmente para bancarme lo que suponía iba a ser un interminable silencio por parte de mi sobrina.

A eso de la media tarde brincó mi corazón, llamados recibo varios por razones de trabajo pero esa llamada me pareció que podía ser de ella. Acerté.

-Hola tío...

-Hola, mi amor...

-¿Viste como no te fallé? Estoy muy contenta, tío

-¿No te frustraste con este viejo?

-No seas tonto, fue muy hermoso...

-Me lo vas a hacer creer...

-¿Cuándo nos vemos de nuevo, tío?

Convinimos en encontrarnos el miércoles

El miércoles fuimos a un hotel. Yo estaba feliz pero medio insatisfecho conmigo mismo, me sentía como un enamorado, me parecía que me había ablandado todo, que no me brotaba comportarme dominante.

No voy ponerme a contar sino aquellos detalles que añadan algún avance. Me enloquecía lamerla toda. Después de cojer ella me recordó mi promesa de consejos para motivar a su esposo. De mi preguntar deduje que su marido la tenía muy fácil, ella a todo le decía que si, siempre procuraba adelantarse a sus deseos. Le aconsejé un cambio radical de actitud, que el marido tuviera que ganarse su atención.

Mantenete indiferente y si él procura acercarse, encontrá algún pretexto para no permitirle nada (Total, tu tío está dispuesto a sacrificarse por vos) Reticencia y vestite de forma más atractiva y si finalmente cojes, hacelo como con resignación.-

¿Y si no me da bolilla?

Y vos que querés ser? Una mujer sometida, que usa cuando se le ocurre? Si no le interesás, peor para él.

-Sintetizando, sin respeto las relaciones no valen la pena. Si la relación no resiste ser de igual a igual me parece que no sirve.

Dentro del rol de consejero matrimonial introduje, sin reticencia por parte de ella, indagaciones sobre sus costumbres sexuales.-

¿Chupás?

¿ ..?

¿Chupas pija?

-Si.-

¿Te gusta o lo haces porque el te lo pide?

A veces me da gana.- Jorge mucho no me lo pide. Vos tampoco me lo pediste

-Tenés tanto para disfrutar que me tomo mi tiempo, A mí me gusta mas que me chupen la pija que comerme una concha pero con vos es especial. Pero ya te la vas a tragar.- Y Decime ¿Tomás la leche?

Hajj, no , que asco.-

¿Cómo sabes que te da asco si no la probaste?

-No seas tonto, hay muchas cosas que no hace falta probar para saber que son asquerosas.

-En términos generales tenés razón pero en lo que hace a lo sexual la cosa es más elástica.¿Y a vos te come?

No, no le gusta

¿Nunca te lo hizo?

Un par de veces al principio pero vos me lo hacés bárbaro, me lo había hecho otro chico pero nada que ver, con vos es buenísimo.

¿Y la cola?

-Si, eso le gusta bastante

  • ¿ Y a vos?

Se encogió de hombros

¿Te gusta sí o no?

-Poco...

Como estábamos de costado, le apoye firmemente mi miembro en su raja, antes ensalivé la punta y se la restregué suavemente en el esfínter.

-Eso no, tío, la tuya es muy grande me va a doler.-

Parece no haber sido muy afortunada con las pijas que ha tenido, pensé

-Tranquila chiquita, no te voy a hacer nada ahora,, pero en algún momento lo haremos y te vas a llevar una sorpresa como la de comerte. Tenedle confianza a tu tío, alguna experiencia tiene...

Después de un rato, cuando ya nos estábamos por ir, no pude contenerme y llevé su cabeza hasta mi pija, la mamó sin mucha gracia, se tragaba un buen pedazo con decisión pero sin jugar adecuadamente con la lengua, sin ir de menor a mayor. De alguna manera me decepcionó añadido al hecho de que tuve que llevarla hasta mi pene, que no brotó de ella naturalmente.

El tercer encuentro no fue precedido de tantas llamadas gratificantes como el segundo y concurrí como temiendo un enfriamiento en la relación. En razón de ese temor fui con un pote de gel decidido a hacerle la cola antes de que se me pasara la oportunidad.

Me encontré con la sorpresa de que, al contrario de lo esperado, ella estaba muy bien predispuesta y agradecida. Parece que puso en acción las indicaciones que yo le había trasmitido y su marido la atendió adecuadamente aunque me dijo que no se podía comparar con lo que experimentaba conmigo. Esta apreciación no necesariamente me la creo, generalmente las mujeres procuran endulzar nuestro ego.

En nuestros juegos la llevé a que se colocara boca abajo e intensifique mi atención sobre su cola. Aceptó el juego y se prestó a la penetración anal de buen grado, soportando el dolor con suaves quejidos y sólo pidiendo algún momento de tregua. Se la notaba conocedora de esa práctica por los movimientos con que trataba de hacer la cosa más indolora.

La experiencia fue buena pero no espectacularmente satisfactoria. No logré sincronizar la penetración con un adecuado tratamiento de su clítoris y la propia delgadez de ella me hizo extrañar la magnifica y acolchada cola de mi esposa.- Creo que el problema residió en premeditar una situación en lugar que ella deviniera naturalmente.- La explicación de mi actitud creo que tiene que ver con mi experiencia con su madre.

Nos volvimos a encontrar la semana siguiente y tuvimos una magnífica sesión. En la relación con su marido esta vez mis consejos no resultaron muy fructíferos. La calentura con mi sobrina parecía haberse atenuado, lo bueno es que podía concentrar un poco mas de libido en la relación con mi esposa, estaba reencontrando el gusto en la variedad. Se me esfumaba el miedo a perder interés por mi mujer.-

Con mi sobrina cogíamos los martes, con mi esposa los sábados. El problema con mi esposa consistía también en que su macho, pasado ya el primer entusiasmo no la estaba atendiendo con asiduidad.

El viernes recibo un llamado de mi cuñada, la madre de Lisa. Apenas cruzamos un par de saludos estalló.-

Fue algo así como:

-¿A vos no te da vergüenza, degenerado, lo que estás haciendo con Lisa?

Reaccioné con tranquilidad

-¿Que estoy haciendo con ella?

Prorrumpió en más insultos.-

Si bien se notaba que mi cuñada estaba totalmente al tanto de las cosas, traté en principio, de no confirmarle todo lo que me atribuía.

Le dije que lo que pudiera estar sucediendo entre su hija y yo era la relación de dos personas mayores de edad plenamente responsables de sus actos y que su actitud como si yo fuese un violador de menores era una estupidez. Ante su amenaza de contarle a mi mujer le dije que podía contarle a mi mujer y al mismísimo Papa si lo consideraba necesario.

Durante el desbocado torrente de su indignación me acusaba de romper el matrimonio de su hija. Yo no sabía si algo se había precipitado en el matrimonio de Lisa.

Mi cuñada es psicóloga, intenté hacerle ver lo ridículo de todo el planteamiento que me estaba haciendo.

Era un diálogo de sordos, ella parecía una madre de un pensamiento primario. Por mi parte no sentía ni siento la más mínima culpabilidad en la relación con mi sobrina.

Estaba muy tranquilo y volví a apostar, le dije que si le interesaba en realidad hablar de este asunto seriamente, podía encontrarnos y que el encuentro sería en un hotel alojamiento.

A esta altura del relato Uds. deben estar pensando que estoy desvariando o inventando algo sin menor asidero. Les cuento -

La historia con mi cuñada fue así: Ella sí integró mis fantasías, es muy parecida a mi esposa, de hecho mucha gente se las confunde.- En realidad mi esposa es más bonita y más dulce. Antes de casarme una fantasía era acostarme con ambas hermanas simultáneamente, pero en fantasía quedó.

Nuestra relación era la de una familia normal y ya casado nunca me había sentido caliente con ella. Pero...

Estábamos pasando las vacaciones en una casa grande las 2 familias y mi suegra; Mi cuñado viajaba un fin de semana cada quince días.- Un día, mi esposa y mi suegra fueron con los chicos a una excursión que les llevaría casi toda la tarde, Mi cuñada se quedé, no recuerdo con que pretexto; yo me iría a pescar. Al rato de habernos quedado solos bajó Guillermina ( Yiye, en adelante) se había vestido de forma que me resultó muy sexy: Llevaba una blusa de color crudo, de tela tipo hindú y con un lazo en el escote que provocaba a deshacerlo y un pantaloncillo minúsculo y ajustado, no recordaba haberla visto nunca vestida así.

Me pareció que el mensaje era claro y tras cambiar algunas trivialidades, la tomé de pronto entre mis brazos y le abrí la boca.- La respuesta fue franca, sin ninguna protesta ni intento alguno de disimulo. Tuvimos sexo más de dos horas. Lo que recuerdo de ese primer encuentro es que hablamos poco, las lenguas, manos y sexos no se dieron descanso pero casi ni mencionamos nada de la relación familiar, cogimos como 2 extraños que se encuentran ocasionalmente y cogen con pasión.

Después no hubo ningún otro encuentro durante esas vacaciones. Creo haber sentido culpa y no haberme sentido motivado tampoco a intentarlo de nuevo. Fue algo como sacarnos las ganas y nada más.

En meses posteriores alguna vez sentí ganas de volver a estar con Yiye, pero no me atreví a llamarla.

En septiembre me llamó, fue exactamente el 22 de septiembre, era un día después del de la primavera; cuando cojimos por vez primera fue a mediados de enero.-

Apenas cruzado el saludo inicial, me espetó:

¿Quermés que nos veamos?

-Por supuesto.-

-Mañana a partir de las 6

Ella afrontó el encuentro como si fuera una diosa que me estaba dispensando un favor. Esa actitud sumada a la que había mostrado en algún encuentro familiar, me sacó.-

Diría que me avergüenzo de mi comportamiento ese día, pero fue ella la que me sacó de mis cabales. Actué con furia fría. Cuando ya estábamos desnudos de repente le ordené que me chupara la pija, reaccionó como ofendida. Le reiteré la orden y cuando empezaba como a separarse de mí, le tome el brazo y se lo retorcí, obligándola a doblarse hacia mi pija mientras la insultaba. Con igual metodología la penetré analmente. Por razones de comodidad durante esta última acción me limité a actuar sólo sobre su muñeca. Esto lo cuento simplemente para contextualizar todo el relato como para que se entiendan ciertas cosas.- Reitero, me avergüenza lo bruto que fui, lo lamento, fue una imbecilidad. Fue la única vez en mi vida que me comporté así. Por supuesto nunca más se volvió a dar sexo entre nosotros. Pasó bastante tiempo antes que pudiera volver a sostener su mirada.

Con esto que les acabo de contar entenderán a mi cuñada y lo loco de mi pretensión. Me dejé llevar por el morbo de esta situación que se me presentaba de jugar con la madre y la hija.

Volví a sorprenderme cuando a la semana siguiente mi cuñada me llamó y me dijo que aceptaba reunirse conmigo en un hotel. Yo realmente me sorprendí, sentía como que mi propuesta había sido una locura. No encontraba nada de atractivo en mi cuñada en ese momento, sólo había ingresado en una perversa fantasía de hija y madre.

Cabe suponer que uno no se reúne en un telo (albergue por horas) para discutir

Llegados a la habitación la invité a sentarse en uno de los silloncitos alrededor de una mesita y la invité a tomar algo, optamos por dos cafés. Comencé a hablar mirándola a los ojos, ella mantenía la mirada. Yo prácticamente monologaba, ella apenas intercalaba alguna palabra. Nuestras miradas hablaban otro lenguaje, a mí me parecía que sus ojos decían ¿Cuando te animas? En esa suposición yo con mi mirada le decía: Te voy a hacer esperar, te quiero bien caliente.-

No aguanté mucho, me calenté más rápido de lo que suponía. Me levanté y, siempre con mis ojos clavados en ella, le acaricié levemente el cuello, la mejilla, le tendí la otra mano y se levantó, Nos besamos. Hicimos el amor con ternura.

Tuvimos una larguísima charla, tanto que solicité la prolongación del turno. Quizás ella haya tenido la expectativa de otro polvo pero yo noté que no me daba el cuero, venía de estar con su hija un par de días antes y un par de días después tendría que atender a mi mujer.

En las circunstancias que estoy relatando, mi sobrina me sorbía literalmente el coco y me costaba enganchar hasta con el morbo de la relación con mi esposa que, antes de comenzar lo de mi sobrina, disfrutaba a pleno. Sentía hasta cierto rechazo.

En esa primera charla con mi cuñada hablamos sobre el pasado. Me disculpé de mi brutalidad, diría que no me perdonó, me dijo de todo menos bonito. Le expliqué que la actitud suya me sacó pero no me justificó ni mucho menos. Incluso en algún momento pareció que ese reencuentro se frustraba pero finalmente logramos poner a un lado ese recuerdo.-

Cabía preguntarle entonces como era que, pese a lo pasado, hubiese aceptado acostarse nuevamente conmigo. Me contestó con cierta suficiencia que intuyó que no corría peligro.- En el curso posterior de la conversación se deslizó que su hija le había hablado de la gran ternura conque se sentía tratada por mí.

Hago un paréntesis. Comentando los 2 relatos míos anteriores, un excelente y muy agudo observador hace notar el escaso desarrollo que le doy a las reacciones femeninas. Y sí, tiene razón, pero a una natural incapacidad mía yo agrego que a lo largo de mis relaciones me he encontrado siempre con negativas, por parte de cada una de las mujeres que han pasado por mi vida, a explicar determinadas actitudes.

Tomando como ejemplo a mi cuñada, no me brindó ninguna explicación enteramente satisfactoria de ni porque buscó coger conmigo la primera vez, la segunda después de varios meses y ahora aceptar ésta última.

Calentura, boludo, dirán algunos.- Sea, pero yo puedo extenderme sobre cada uno de los pasos que me lleva a acostarme con determinada mujer.

Otro ejemplo, mi esposa, que fue durante años casi absolutamente renuente a darme su cola, se la entrega sin chistar a su primo.- Claro que después de esas demostraciones con él ya pude acceder a su divino ojal, aunque ya no fuera lo mismo.

Esos son dos ejemplos que se me ocurren en este momento pero hay otros muchos donde las mujeres evaden la respuesta con mayor o menor acierto; la mayor parte de las veces endulzándote con alguna demostración de amor o calentura. Me gustaría saber si alguno tiene parecidas sensaciones

Volviendo al relato, después hablamos sobre su hija y su matrimonio y ahí coincidimos bastante. Creo que le quedó claro que yo no había iniciado nada, no pudo menos que aceptar que lo mío con Lisa era una relación que no podía ser vista como nada anormal. Ella también veía que su hija era desatendida por el marido y volvimos a coincidir en un pronóstico pesimista para el futuro de ese matrimonio. Me pidió que no le hiciera daño y allí permitió que aflorara algo de la cuota de morbo que yo fantaseaba obtener de este trío.

Le pregunté cuando había hablado por última vez con su hija de nuestra relación; , me dijo que el día anterior. Indagué como se había manifestado Lisa con respecto al estado de nuestra relación y me contestó que muy contenta.- Entonces le dije que eso podía tranquilizarla si en eso de tratarla bien estaba implícito el temor de que yo repitiera con su hija el trato que en el pasado le había dispensado a ella y que el día inmediatamente anterior a que ellas hablaran yo le había hecho él culo a su hija con su total consentimiento.

Cuando ya nos estábamos por ir, quizás con un destello de esperanza, y sin que yo lo insinuara de la más mínima manera, mi cuñada me prodigó una exquisita mamad. No pude contenerme: - Deberías enseñarle a mamar así a tu hija.-

-¿Y vos no le enseñás?

-Me escucha pero no me hace caso. Se la traga toda desde el primer momento, mama como desesperada.

Deje trunca la cosa ahí, no me pareció conducente ahondar mas en el tema pero se abría la puerta para el futuro.

Ese primer encuentro con mi cuñada terminó cariñosamente. Ese fin de semana vino en mi ayuda un fuerte resfrío de mi esposa que me permitió omitir el cumplimiento de mis deberes. Me quedó la duda de que hubiera pasado, aunque por un lado me sentía con la libido totalmente agotada por hija y madre, me atraía la idea de completar la semana con mi esposa, si me hubiera ido bien hubiera sido fantástico.

Y en este punto del relato comienzan mis lamentaciones. Cuando se daba este juego de madre e hija, el macho de mi mujer empieza a buscar el goce suplementario que se puede obtener del hacer sabedor al marido de la situación.

Alguna leve experiencia he tenido como corneador y aunque ni me aproximé al nivel adonde arribó el macho de mi esposa; en su momento disfruté bastante de la situación.

Les cuento: Fueron dos casos con distinto final. Sucedió durante los años que mediaron entre mis dos matrimonios.

El primer caso fue con un ama de casa de cuarenta y muchos. Ella pasaba diariamente por delante de la tienda donde yo trabajaba y poco a poco nuestras miradas se fueron cruzando con mayor intensidad. Era una típica ama de casa, de aspecto diría mas bien común, cuerpo un tanto grueso pero que luego me resultó bastante disfrutable. Vivía en el edificio lindero, su marido tenía si un aspecto decididamente vulgar, pelado, de bigotes. Para completar la descripción socio cultural luego supe que tenían un pequeño campo que les permitía un buen pasar y por eso vivían en un barrio elegante de Buenos Aires. Su educación era apenas primaria. Tenían un par de hijos de edad escolar.

El intercambio sólo de miradas durante bastante, diría que dos o tres meses; yo no me decidía a abordarla. Fue ella quien un día entró a la tienda y me pidió un artículo que por supuesto le dije que no disponíamos pero que me dejara el teléfono y le avisaba. También por supuesto que en medio de las vaguedades que hablábamos yo ya le expresaba con la mirada de que iba la cosa. Ella estaba turbada y también como que hablaba con vacilaciones y su mirada rehuía la mía. Mientras escribo esto se me torna vívida y harto satisfactoria esa situación, ya con este humilde servidor paladeando esa esposa y madre que me iba a comer.-

El paso siguiente fue sencillo, ella salía todos los días por la tarde a dar un paseo. La seguí hasta bastante lejos de su casa y la abordé con decisión. No me interesa contar sino los detalles que considero significativos

Ella estaba decididamente mal cojida, las falencias eran de ambos. El marido hacía un mete- saca rápido y ella por su parte era bastante pacata. Cojían habitualmente con la luz apagada y sólo le agarraba la pija cuando él le llevaba la mano, chupar se la había chupado muy pocas veces y por atrás se la había hecho una ves sola y luego nunca más se lo permitió.-

La ropa interior que ella usaba, diría, exagerando, parecía diseñada por monjas.

Me jacto de haber hecho un buen y productivo trabajo para ese matrimonio. En primer lugar procedí sin miramientos a usarla, no le permití ninguna negativa. Mamó en el poco tiempo que estuvo conmigo mas que en toda su vida anterior, hasta en una oportunidad le hice tomar la leche- aunque debo confesar en honor a la verdad- que la experiencia resultó fallida, corrió a vomitar y no me quedaron ganas de repetir.

Le hice todo lo que los respectivos machos le hacen a nuestras mujeres aunque a fuer de sincero debo decir que lo que el actual macho le hace a la mía excede en mucho a lo que yo hice como corneador.

Entre lo positivo que dejé para ese matrimonio puede contarse con que de a poco fui mejorando el diseño de la ropa interior de la mujer y el tipo respondió como loco, anotándose enseguida con un incremento de su apetito sexual y pidiendo él mismo que las prendas fueran cada vez más escuetas. Y todo en ese orden de cosas fueron agregando nuevas prácticas etc. etc. El único aspecto que no había mejorado hasta que yo deje de tratarlos fue que siempre continuó siendo el tirador más rápido del Oeste... No era un eyaculador precoz pero si de muy corto aliento.

Con esta pareja el placer de disfrutar la cornudez del marido fue muy limitado pero algo es algo. Todo lo que pude lograr fue que ella lo llamase cuando estaba conmigo para insinuarse mimosa con él. Quiero decir que llegaba hasta insinuarle que esperaba ansiosa que llegara la noche para estar con él. La cosa fue siempre muy acotada por que no había margen; las llamadas se suponía que las hacía desde un teléfono público. A lo máximo que llegué fue a que hablara apenas un par de minutos con mi pija dentro de su culo.

La otra pareja con la que actué como corneador eran un par de novios estudiantes de psicología, muy liberados ellos para esa época. En las reuniones con ellos siempre aparecía el tema sexual pero yo siempre me mostraba con una actitud aséptica; de a poco las miradas con ella me parecieron develar alguna posibilidad y diría que fueron simultáneos mi deseo de cojerla y cornear a su "cancherísimo" novio.-

Ya en la primera vez que nos acostamos le insinué lo de cornear a su novio y se anotó enseguida.-Lo que practicábamos era que ella le telefoneaba desde el hotel y la primera vez se limitó a calentarlo y decirle que estaba tan caliente que daría cualquier cosa por cojer con cualquier tipo.

En las siguientes oportunidades fue incrementando los decibeles y le decía que estaba con un tipo y que el tipo le hacía lo que yo estaba efectivamente haciéndole. El novio enloquecía y le decía que era formidable los visos de realidad que ella conseguía trasmitir.-

En ese entonces estaba seguro que el novio no conocía la realidad, así me lo aseguraba casi con indignación ella; después me entraron las dudas. De todos modos no tiene importancia, los tres disfrutábamos del engaño así fuera simple o doble. Ahora que ya conozco los placeres del cornudo casi desearía que él estuviera enterado.

Cuando empecé la tercera parte del relato intenté hacerlo en forma más o menos simultanea a los acontecimientos pero me resultó imposible. Cuando uno está en plena acción ( eran los meses con mi sobrina) no queda resto para otra cosa, cuando ponés distancia, mejor dicho cuando mi sobrina se recupera del desamor de su marido y del duelo de la separación y se ubica en la realidad y empieza a salir con gente de su edad y me quedo sin ella; encuentro el tiempo y la disposición para contar.

A lo mejor en algún momento vuelvo sobre algunas cosas más con mi sobrina e incluso los dos encuentros más que tuve con mi cuñada pero es hora que les cuente de los momentos que me hacen vivir mi mujer y su macho.

continuará

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