Mi esposa, ahora disponible (1)
Un humilde aporte para quienes aspiren a que su esposa sea usada por otros machos.- De la perseverancia, de la búsqueda de sus debilidades.
No recuerdo la secuencia de los episodios que, al grabárseme, fueron sin duda significativos.-
Un domingo-de seguro la noche anterior debo haber insistido en conseguir algún avance con respecto a mis intenciones-un domingo, digo, observo que al subir al taxi, ella le proporciona al chofer una generosa exhibición de su intimidad.
Fue un cimbronazo, era una apertura totalmente inesperada para mis expectativas. Mas tarde cuando le pregunté como se le había ocurrido y como sabía que yo iba a advertir su maniobra, ella, en medio de mis caricias se jactó de saber manejar ese momento, de que vio que yo miraba por casualidad cuando ella subía y que entonces lo hizo.
En ese cuarto de hora que duró el viaje sé que mil ideas se atropellaban en mi cerebro.- ¿Eso significaba que estaba dispuesta a acceder a mis deseos? ¿La habría visto el chofer por el espejo retrovisor? A mí me costaba tratar de mirarlo a la cara para darme cuenta.- Por un lado lo suponía, me parecía bárbaro que ella lo hubiera hecho pero me avergonzaba. Fugaces miradas me lo mostraban indiferente. Lo que había hecho mi esposa me enternecía como algo que me estaba especialmente dedicado, le pregunté al oído si lo iba a repetir a la llegada y su cara me respondió con un gesto de interrogación . Me atreví a pedirle que lo hiciera mas lento y su mirada era pícara, burlona, divertida.
Y si, fue aún más generosa al bajar y si bien yo no podía ver al conductor descontaba que esta vez, no se lo perdía.- Cuando más tarde le pregunté a ella si el taxista la vio, me confirmó que en ambas ocasiones.
Esa noche fue un polvo magnífico, no obstante cuando intenté que me regalara alguna fantasía, como que lo hacía con otro, se retrajo. De todas maneras me llené de satisfacción y esperanza y la recompensé a posteriori con una salida nocturna la mar de romántica como a ella le gusta y las flores le llovían de mi parte y le hacía el amor con el máximo de ternura.-
Lo de los taxis lo repetimos añadiendo siempre algo; por ejemplo: Ella con una braguita abierta, nunca accedió a hacerlo sin nada; cada agregado costaba conseguirlo cada detalle que agregaba, para mí constituía un avance.
A muchos de Uds. le parecerá una tontería, una insignificancia pero voy en busca de esos pocos, a los que como a mí, tanto nos cuestan las cosas y al propio tiempo le extraemos el máximo a cada pequeña circunstancia.
Para terminar con los taxis simplemente relatar que en ocasiones nos íbamos a cojer a un hotel, sábados por la tarde y en el trayecto le preguntaba a mi esposa a que hora regresaba su marido, a que hora tenia ella que estar de vuelta en su casa. El placer consistía en hacerle saber al conductor que mi esposa era una adúltera y al propio tiempo yo me sentía cornudo ¿Rebuscado o tonto? Cada cual sacará su conclusión.- Más adelante agregué algún comentario al chofer al pagarle, sin que ella nos escuchara, como que el marido la tenía mal cogida etc. Eso me sirvió para afianzarme cada vez mas, al principio balbuceaba luego fui adquiriendo aplomo.
Estas experiencias me permitieron vislumbrar por donde podría encontrar accesibilidad en mi esposa, la cosa podría ir por el lado de su disposición a exhibirse.
En relación a lo anterior algo que me produjo placer fue lo siguiente. Le había comprado a mi esposa unas braguitas blancas transparentes y abiertas en una pequeña tienda que proveía de prendas a bailarinas de strep-tease, la atendía un hombre mayor. Concurrí con un par de polaroids de mi esposa luciendo esas braguitas, las mostré al vendedor y pedí de otro color y ello dió ocasión a que yo, con aceptable soltura llevara la conversación a que esa tanga diminuta había tenido mucho éxito en partys que celebrábamos con otras parejas (todo esto era inventado) finalmente quedé en volver con mi esposa y así lo hice.
¿Habrá algunos que compartan conmigo el placer de mostrar a su esposa ante quien la supone una buena zorra y se interroga sobre la perversión de su esposo? A su vez mi esposa no podía ignorar totalmente que alguna pajería debería significar esa compra. A la noche, antes durante y después de un polvo memorable le conté que había mostrado sus fotos al vendedor y ella se hizo la que no me creía pero ambos sabíamos la verdad y ese juego de disimulo me calentaba y me hacia concebir esperanzas.-
Por supuesto esto fue un zigzagueo permanente, no me parece alentador contarles los retrocesos, los parates; sólo dejo constancia de ellos para que quienes estén en la lucha no se desanimen.
Pero.- ¿ De qué estamos hablando queridos cofrades? Hablamos de mi matrimonio. 54 años yo, 46 ella pero que aparenta muchos menos. Pequeña, ojos celestes, pelo castaño, generosos pechos, colita que pueden apreciar. Profesional, con gusto para vestir, discreta.- Un estilo diríamos, veteranos cofrades, Grace Kelly.- ¿La recuerdan? Parecía modosita, reprimida y volteaba muñecos que daba gusto en Hollywood. Ambos cursando un segundo matrimonio, 2 hijos.-
Esto es todo lo que les voy a mostrar.-
(aquí solicito a todorelatos insertar la foto que va indicada para este relato
Durante los años que los argentinos tuvimos un dólar a la par viajábamos con mi esposa a Europa y mis tremendas expectativas se frustraron en Londres, Barcelona y Madrid, aún las de mínima que se reducían a que mi mujer pudiera ser vista más o menos desnuda desde alguna ventana cercana; pero en París se me dio y ahí sentí que era cuestión de tiempo el que mi adorada esposa se revolcara con otro macho en mi cama.
Sucedió en un viaje que hicimos con nuestros dos hijos menores.- Alquilamos en un Apart-hotel. Las primeras noches no pasó nada pero un día advertí que en otro apartamento con ventana distante de la nuestra unos veinte metros se veía a un par de muchachos de alrededor de 18 años, por su aspecto me parecieron argelinos. Convencí a mi esposa para que como quien no se da cuenta se desvistiera frente a la ventana, lo hizo con cierta reticencia y les aseguro que nos llevó bastante tiempo de espera hasta que pudimos hacer coincidir la presencia de mi esposa y uno de nuestros testigos. Vi con satisfacción que apagaban su luz y que ambos trataban de ver a mi esposa. Esa primera noche mi mujer sólo se dejó ver con Baby-doll y bragas transparentes.- La segunda noche accedió a dejarse ver sólo con una tanga y en una actitud ya como sabiendo que era observada pero al propio tiempo como si no se diera cuenta.- Lo que digo parece contradictorio pero tal vez sólo sea incapacidad para expresarme pero tengo la esperanza que haya alguien a quien pueda transmitirle esa tremenda emoción de ver a mi adorada esposa haciendo cosas de puta.-
Y la tercera noche fue la vencida, a la mañana siguiente muy temprano dejábamos el hotel, durante el día tuve siempre presente que esa noche tenía que conseguir más de ella y estuve extremadamente gentil y cariñoso, ya las noches anteriores la había cogido con gran ternura como a ella le gustaba, mimándola al máximo.
Esa noche entre besos la convencí de brindarles a los argelinos una exhibición completa. Inolvidable ese baby-doll negro. La fui acercando de espaldas a la ventana, besándola e introduciendo una mano por debajo de su prenda. Mi mirada se encontró a la distancia con la de un argelino y no dejé duda de que les iba a brindar una función completa; lo entendieron, encendieron sus luces y se pusieron a mirar sin disimulo pero a su vez mostraban una expresión de timidez que me los hacía aparecer como más adolescentes, sin experiencia.
Al cabo de unos minutos dejé caer al suelo el Baby doll y el cuerpo de muñeca de mi esposa podía ser apreciado con apenas una tira de encaje negro que se bifurcaba en la cintura. Comenzamos una tierna lucha, yo quería girarla y exhibirla de frente, quería que vieran como amasaba sus hermosos pechos como recorría su pancita como bordeaba con mis dedos las negras cintas de encaje como iría bajando el diminuto triángulo negro de su tanga transparente. Le susurré mi súplica a sus oídos y de a poco se fue dando vuelta, sus ojos estaban cerrados, su rostro tenso y ruborizado, indicio de que se sabía observada.
Ya exhibida de frente, me tomé mi tiempo, fui realizando lo que he descripto más arriba pero pese a que me demoré bastante en iniciar el desliz de su tanga cuando lo intenté su mano me detuvo. Volví a ponerla de espaldas como si hubiera desistido de exhibirla de frente, la comí a besos, me arrodillé y humedecí con mi lengua los bordes de la prenda, la parte interna de sus muslos. Traté de introducir mi lengua entre el triángulo de encaje y su pequeño matorral, no pude hacerlo, la besé por encima de la tanga, noté que empezaba ella a humedecerlo. Me elevé hasta sus labios, me pidió que cogiéramos, le pedí un momento mas.-
¿Te animas a chupármela? Se hincó y se aplicó. Lo hacía de espaldas a la ventana, de a poco fui girando para tratar de que se la viera mamando, ella se resistía, dejé de intentarlo, - por lo demás por la perspectiva desde la ventana no creía que pudiera verse muy bien, aunque en verdad los veía ponerse en puntas de pie para tratar de acceder a su mamada.
Traje nuevamente sus labios hasta los míos, la besé, la acaricié, siempre ella de espaldas a la ventana y de a poco retorné a ponerla de frente a amasar sus pechos, acerqué una de sus manos a mi pene, se prendió sin vacilar, se me ocurre que quería acelerar la penetración; yo quería exhibirla, conseguí deslizar las tiras de su tanga hacia abajo, el triangulito delantero, enrollado, ya era apenas una tira un poco más gruesa.
-Quítatelas- Le rogué susurrante.-
No pareció acceder, pero al cabo de algún tiempo cuando ya no lo esperaba, se apoyó un momento de mí y procedió a quitársela.
Ya se exhibía totalmente desnuda, ahora me hinqué yo y mi lengua encontró su conejito totalmente empapado. Después de unos instantes me elevé y mientras ella pugnaba por llevarme hacia la cama le imploré:
-Es lo último que te pido, nada más, por favor mi vida, abrí los ojos y mirá como te devoran.¡Por lo que más quieras..¡
Y el milagro esperado se produjo, ella abrió los ojos y hasta esbozó una sonrisa.- Estaba totalmente ruborizada, no se si fue simplemente producto de mis caricias pero todo su pecho me parecía también arrebolado.
El tiempo que medió entre la exhibición de mi esposa en París y el momento en que finalmente se entregó a otro macho lo recuerdo con fruición; no creo haber vivido otra época de mayor esperanzada calentura.
Mi esposa es maravillosa, cuando percibió lo mucho que favorablemente incidía en mi comportamiento sexual y afectivo la fantasía que había desatado la administró sabiamente y a esta altura de nuestro enriquecimiento sexual me agradece sinceramente el empeño en abrirla a nuevas experiencias.
Regresados a nuestro país fueron frecuentes mis entusiastas alusiones, durante nuestros polvos, a esa caliente exhibición y ¡ Vaya si se notaba en mi desempeño¡ Al propio tiempo yo sentía que estaba cerca de encontrar las llaves para mi sueño.-
Le fuí insinuando, medio en broma, medio en serio, que ahora sólo faltaba
verla disfrutar con otro. Al principio sólo permanecía en silencio y desviaba la conversación. De pronto en una oportunidad me dijo que en realidad lo que a mí me interesaba era verla y no su placer. Le dije que estaba dispuesto a que ella se acostara sin que yo estuviera presente y otra vez el silencio.
En una siguiente oportunidad después de cojer, hablando se suponía que en términos generales, surgió la cuestión de si era mejor que la mujer lo hiciera con un desconocido o con alguien cercano. Dijo que le parecía mejor con un conocido. Aproveché para meter la pregunta de con quien lo haría ella y me contestó riendo que eso si que me gustaría mucho y nuevamente lo dejamos ahí pero yo sentía que estaba en el buen camino.
En la siguiente ocasión -creo necesario aclarar que yo me imponía, como mínimo, pasar una vez sin hacer mención de la cosa para no resultar cargoso- le planteé un juego de adivinanzas a ver quien pudiera ser el posible destinatario de su debut; en medio de risas fueron descartados todos nuestros conocidos y no pude obtener ninguna pista pero, repito, sabía que avanzaba.-
Se sucedieron un par de intentos sin progreso alguno hasta que surgió de ella, sin que mediara una gran presión de mi parte que el posible candidato sería su primo.- Todo esto como si fuera sólo un juego imaginativo. Me sorprendió y no insistí demasiado en ese momento por los motivos de esta elección.-
Al día siguiente me empezó a funcionar la cabeza y como...
Un poco acerca de su único primo. Se trata de alguien casi un par de años menor que ella con quien no sabía de una relación muy cercana cuando eran jóvenes.- Desde hace muchos años vive en Estados Unidos y venía muy de vez en cuando, había estado en casa a cenar y era un tipo que no me caía muy bien porque me parecía muy seguro de si mismo y al comentar sobre alguna relación suya, dejaba traslucir como que la mujer era un mero objeto sexual.
Si bien no advertí ninguna cuestión de tipo sexual entre ellos, a partir de esa mención de mi esposa, empecé a calentarme suponiendo que algo debería haber pasado entre ellos. Casi todos hemos tenido nuestras experiencias más o menos ardientes con primos/as.-
Días después le pregunté a mi esposa si su primo estaba por viajar desde Estados Unidos y se rió, preguntándome el porque de mi interés.- Esta noche te cuento- le dije
Esa noche, en los juegos previos volví sobre el tema y ella me siguió en parte la corriente, sin darme ninguna referencia concreta pero sin rechazo total del asunto. Parecía que hablábamos totalmente en broma pero no tenía dudas que la puerta quedaba abierta. Por otra parte me confirmó que su primo vendría en agosto.
La siguiente vez planteé directamente mi deseo de que ella tuviese sexo con su primo e insistí en no apartarme del asunto, ella intentaba seguir la cosa en broma pero le susurré, cuando estábamos muy calientes:
- Estoy hablando absolutamente en serio, mi vida.-
Y escuché las palabras mágicas, entrecortadas y temblorosas:¿Vos estás seguro, mi amor?
Si, mi vida.- y recuerdo muy claramente que mientras pronunciaba estas palabras me parecía como que me desmayaba, sentía mi mente en blanco, parecía suspendido en el espacio, no acertaba a creer lo que acababa de oír.-
Se que ella se prendió a mis labios y que la amé acariciándola con la máxima ternura.- Cuando terminamos no volvimos a hablar esa noche del tema pero estuvimos muy tiernamente abrazados como cuando algo muy importante nos afecta.-
A la noche siguiente volví al asunto y tras una tenue negativa ella apagó la luz y se puso de espaldas a mi pero me fue contestando de a poco. No recuerdo hasta que punto lo que voy a relatar de esa primera confesión fue exactamente contado entonces, es probable que se me mezclen confesiones posteriores de ella e incluso de su primo, pero mas o menos debe haber sido así:
Según mi mujer, ella fue desvirgada un poco antes de cumplir los 16 años por su noviecito. Ese romance quedó trunco por que la familia del novio se trasladó a Brasil y Eliana quedó muy sentida. Ella se confidenció con su primo y confidencia va, confidencia viene, el primito se la cogió durante un tiempo hasta que Eliana se puso de novia con quien fuera a la postre su primer marido. según su relato ahí terminó todo hasta que mucho tiempo después, al viajar con su marido a Estados Unidos, en un momento en que su matrimonio ya estaba muy deteriorado, allí volvieron a cojer.-
Esta última manifestación de mi esposa abre un rico espacio a la imaginación.-
Su primo me dijo que antes de ese último polvo que confesaba mi mujer, en ocasión de una visita de él a Argentina se habían revolcado toda una tarde.- Eso mi esposa no me lo contó, ni entonces ni después y hasta ahora nunca le he preguntado.- Esa mentira puede hacer suponer mas. ¿Interesante, no? Yo le creo al primo. Hemos llegado a una situación de total confianza a tal punto que me confesó que lamenta estar actualmente divorciado de su esposa pues le hubiera encantado compartirla conmigo.
La pregunta que cabría hacerse es: Si ella le puso los cuernos con Mario a su marido previamente al deterioro matrimonial ¿No habrá pasado lo mismo conmigo? La respuesta por la afirmativa se vería abonada por el entusiasmo con que vi a Eliana cojer con él y el dominio que sobre ella quedó explicitado.
La negativa se vería abonada por el hecho que Mario nunca me lo hizo saber y bien conoce que eso no hubiera sino hecho aumentar mi morbo.
Cuando Eliana me contó esa primera versión me insistió varias veces acerca de que sentía yo y si la quería menos, si me sentía defraudado por no haberme dicho nunca nada y mil cosas mas.- Esas pregunta me las formuló no sólo en las previas a nuestros polvos sino también en los momentos más inesperados, en medio de algún paseo o de tareas cotidianas y mirándome fijamente a los ojos.- En todos los casos mi respuesta fue totalmente comprensiva y cariñosa y era absolutamente sincera, amén del interés que yo tenía para conseguir mis fines.-
Esa actitud mía fue decisiva. Al cabo de unos días ya pudimos ponernos a planear como iba a ser la encamada de ella don Mario. Fue delicioso. Evoco con enorme placer como sellaba con cariñosos besos cada pequeño detalle que consensúabamos.-
En principio Ileana me expresó que deseaba coger con su primo a solas, le pedí que luego me contara en forma detallada y la respuesta quedo en suspenso. Respecto a presenciar un futuro encuentro me dijo con picardía que ya que era mi deseo yo tendría que arreglar eso.
Al preguntarle como iba a seducir a su primo me contestó con picardía si yo no la consideraba capaz de levantar a cualquiera, que no me preocupara.
Cuando llegó Mario a Bs. As. lo invitamos a cenar como lo hacíamos en sus esporádicas visitas. Fue una cena con la presencia de nuestros dos hijos casi adolescentes y en realidad yo no tenía definida una estrategia para lo subsiguiente; mi idea rondaba la posibilidad de una salida a cenar los tres solos y concurrencia a algún boliche donde, como yo no bailo, ello podría propiciar las cosas.
Ileana lucía elegante y discreta una falda negra y blusa blanca abrochada adecuadamente.- Terminada la cena quedamos los tres solos tomando café cómodamente sentados en sillones.- En un momento dado advertí que Ileana había abierto otro botón de su blusa y al servirle el café se inclinó como para ofrecer una generosa vista de su escote. Sentada, de a poco y como quien no se da cuenta, iba permitiendo ver algo de sus piernas.
Desde que Ileana se inclinó ante él, yo pude observar un cierto cambio de actitud en Mario; el mensaje le había llegado. Empecé a levantarme con frecuencia dejándolos a solas, insistía sobre lo bueno que estaba el coñac y yo mismo me servía con asiduidad buscando desinhibirme. En algún momento observaba como mi esposa lo miraba en forma muy directa a los ojos. De rabillo podía comprobar en Mario esa sensación como de quien no sabe que hacer. Con efectos del coñac ya presentes tercié para proponer la salida que tenía in mente y Mario manifestó que a la noche siguiente estaba comprometido. Creo que me sorprendí a mi mismo diciendo:
- ¡Cómo le vas a decir que no a una primita como esta¡- Mientras la abrazaba y besaba juguetonamente.- Si bien no me arrepiento de mi manera de actuar esa noche la recuerdo con un poco de vergüenza, desearía haber encontrado una manera más elegante de ofrecer a mi mujer.- No lo digo por esa expresión sino porque al retirarse Mario, me ofrecí a acercarlo hasta su hotel y ya en el ascensor de casa le dije:
-Se conserva buena tu primita.¿No?
Me contestó afirmativamente en forma mas o menos neutra. Hablamos poco en el coche pero en lugar de llevarlo al hotel paré frente a un bar y le dije que debía hablarle unos minutos.
Ya sentados le espeté: -¿Te gustaría volver a cojerte a tu prima?
Me miró fijo y tras unos momentos: -Claro, ¿Quien no?
Le solté entonces un espiche sobre la amplitud que deseaba darle a nuestro matrimonio todo en forma bastante confusa dada mi "graduación alcohólica".
Al darse cuenta, de inmediato supo aprovechar la oportunidad y como yo había dejado en claro que estaba al tanto de que él ya se había cojido a mi esposa se prendió con todo a la concreción del asunto.
Me dijo:- Noté que mi primita estaba caliente pero no se me ocurrió que estabas de acuerdo; pero la vas a pasar bien, la verás bien gozada.
-¿Estará todavía levantada? Y sin esperar mi respuesta abrió su móvil y marcó.
-Estoy con tu marido y me puso al tanto, venite mañana a las dos al hotel y nos empezamos a sacar las ganas, preciosa.-
Seguramente sorprendida ella debe haber puesto alguna pega porque él la interrumpió:- Dale, vení mañana que te voy a hacer gozar como siempre gozaste conmigo.-
Cuando regresé a casa echamos un polvo, que podría denominar nervioso, como para aliviar la espera.
Al día siguiente fuí al trabajo pero no podía dejar de pensar en lo que habría de pasar y en el mismo Mario. Me molestaba; al propio tiempo de excitarme; la seguridad con que se manejaba con mi esposa, procedía como si descontara que todo sucedería de acuerdo a lo que a él se le ocurriera. ¿De donde sacaba esa suficiencia? Físicamente era insignificante, mediría menos de 1,70 sin llegar a ser gordo tenía un abdomen abultado, un cuerpo tipo romboidal de hombros estrechos, cintura y caderas amplias ( después lo confirmé en todo el tiempo que pasamos los 3 desnudos).
Me desconcertaba y al propio tiempo me tranquilizaba. Debo decir que yo mido 1,74 tengo un buen cuerpo que mantengo gimnasio mediante- sin fanatismo- y soy bastante bien parecido. El ser más fuerte me hacía suponer que las cosas no se me irían de control. De todas formas ¿Qué le veía ella? ¿De donde, esa seguridad y ese dominio que él parecía ostentar sobre Ileana?
Durante la mañana hablamos poco con Ileana y hacia el mediodía volví a casa, no quería perderme los preparativos de mi esposa; además íbamos a estar sólos ya que los chicos estaban en la escuela.-
Quería ver como se vestiría, ver su ropa interior, pero Ileana no accedió a esto último, me dijo que recién a su regreso podría.- Conseguí que me permitiera acompañarla hasta el apart de Mario.
Que perdonen mi poca capacidad expresiva quienes no hayan pasado por momentos como los que viví durante el trayecto hasta el apart. A quienes si hayan vivido algo similar espero traerles a la memoria esa agónica descarga de adrenalina, recuerdo que al bajar del coche me temblaban las piernas, el corazón me saltaba; la boca reseca, en mi cabeza las ideas se atropellaban, me preguntaba si no era una locura si no me arrepentiría, emprendía un camino sin retorno.
Sentía vergüenza, estuve por echarme atrás pero me salvé porque al propio tiempo resultaba muy cobarde sepultar el esfuerzo de tanto tiempo. Si no lo llevaba a cabo no por eso sería menos cornudo, en todo caso, sería además cobarde.
Seré un bicho raro pero me han sacudido casi tan intensamente las instancias previas tanto como el presenciar a mi esposa cojiendo o mamando. Podría parecer un poco exagerado, determinados momentos de acción pura y dura son aún de mayor intensidad; quizás lo que sucede es que si ves a tu esposa realizando una misma acción durante largos minutos se producen lógicamente caídas de tensión en tanto que, cuando todo es pura expectativa, siempre estamos en un "in crescendo"
En el ascensor, tanto como para decir algo, le pregunté a Ileana:
¿Estás caliente?
-Si- me dijo sin mirarme
Mario nos abrió la puerta.- El muy turro vestía tan sólo una robe, sus piernas se veían desnudas, estaba mas que preparado para hacerse a mi mujer.
-Hola.- nos saludó y atrajo con una mano a Ileana y la besó ligeramente en la boca.
El hijo de puta estaba muy aplomado, manejaba la situación, nosotros estábamos medio cortados. Nos miró como diciendo:- Y???
Mi mujer fue la que más pronto reaccionó, se me acercó, me besó y me despidió. Ahí si, se me quemaron los papeles, sentí mi "Alea jacta est" y dejé a mi esposa para que la gozara otro macho
En mi oficina no me podía concentrar. De algún modo me había sorprendido cuando Ileana me contestó que estaba caliente.- De seguro yo habría esperado alguna respuesta más... diplomática, diríamos. Quería también imaginarla desnuda, cojiendo, chupando pero no lo conseguía.
Me volví a casa temprano, estuve un tiempo solo, deambulando por los cuartos; después llegaron los chicos de vuelta del colegio, entonces me recluí en el dormitorio y las horas pasaban; evidentemente Ileana se regodeaba poniéndome los cuernos.
Pasadas las ocho sonó el teléfono:
-Acabo de despacharte a Ileana. Aprovechala, he tenido la deferencia hacia vos de impedir que se lave, lo único que le permití es que se limpiara y encremara el culo porque sangró un poco.
-A propósito, la tenés muy mal cogida a mi primita, no la sabés cojer, desde pendeja siempre al principio se hace la estrecha pero un par de cachetadas, lloriquea un poco pero después queda hecha una seda...
Pero que después de tanto tiempo no se la hayas dado por atrás es increíble...
-Lo hicimos 2 o 3 veces pero se lastimó... Alcancé a intercalar
-Los maridos se creen todo...Pero te la voy a dejar bien abierta. Quien hubiera dicho que un tipo tan serio como vos parecés, tuviera tal vocación de cornudo. De haberlo sabido te hubiera hecho feliz mucho antes. ¿Te gusta que te cuente, primito cornudo?
En verdad esta conversación, mejor dicho el monólogo de Mario me parecía lo mejor que había sucedido hasta ahora. No deseaba sino que él me siguiera contando, se me ocurría que interpretaba perfectamente mi silencio.
-¿Que querés que te cuente?
- Contame en orden...
Creo que antes que llegaras al ascensor ya tu mujercita tenía la falda por la cintura...
-Esperá, cuanto hace que salió Ileana?
-Hará una media hora
-¿Cuándo lo van a hacer conmigo presente?
-Mirá, por mí, yo la cojo delante tuyo, delante de tus hijos, delante de quien quieras, pónganse Uds. de acuerdo y listo.- Mañana no puede ser pero después no hay problema...
En eso oí la puerta de casa.
-LLegó Ileana, después hablamos.-
-Si, no te la pierdas, debe tener gusto a mi pija por todos lados. Cuando no la tenía adentro, hacía maravillas con su lengua.- ¿ A vos, te mama mucho, cabroncito? O eso tampoco te lo hace?
No, Mamar siempre me mamó mucho.-
Eso siempre le gustó mucho.- Te diré que tu mujer fue la primera yegua que me mamó y me sorprendió porque siempre recuerdo que simplemente nos estábamos besando en la escalera del departamento, creo que ni le había acariciado la concha cuando ella me abrió la bragueta y me empezó a mamar con todo. A su vez, su noviecito, que fue el que la desvirgó, me había contado que después que se la hizo probar ya ella se prendía a mamar por su propio gusto.
Corté. Entraba mi mujer, la envolví en un abrazo, le abrí la boca, nuestras lenguas se recorrieron, su boca me parecía mas jugosa. Lo que es la imaginación...
Mi mujer se apartó, se mostraba reacia. Esos momentos tan esperados se mostraban preocupantes, mejor no me extiendo sobre esa situación para no deprimir a los aspirantes. De todas maneras mientras cenábamos, me excitaba pensar que esa misma expresión de desagrado no hacía sino confirmar que la diligente y cariñosa madre que dialogaba, como si nada hubiera pasado, con nuestros hijos; un rato antes recibía en su lubricado coño la pija de su primo. Esa boca que besaba a mis hijos un rato antes estuvo rebosante de la leche de otro macho.
Cuando nos acostamos mantuvo esa actitud distante pero afortunadamente reaccioné y me enojé, le reproché que lo convenido era otra cosa, que yo no la había obligado a nada pero habíamos establecido que obtendría mi placer, en principio a través de lo que ella me contara, de que yo viera como había ido vestida, etc.
Reinó un tenso silencio que parecía prolongarse hasta que nos durmiéramos.
En realidad yo estaba muy ofuscado y me preparaba para de una forma u otra obtener alguna satisfacción. Cuando parecía que esa noche iba a terminar mal y que se habría un rumbo de preocupación, ella me dijo que tratara de entenderla que tuviera un poco de paciencia para procesar lo que habíamos hecho y palabra viene, caricia va, terminamos en un tierno polvo. Más allá de esas historias de la excitación de introducir la pija en la concha recién usada por otro macho debo decir que a mi me produjo cierto rechazo y la realidad es que diferencia alguna pude yo advertir en su chochito.
Su primo, por problemas familiares que surgieron imprevistamente tuvo que dejar nuestra ciudad y días después partió de regreso a Estados Unidos sin tener oportunidad de otro contacto con mi esposa.
Fuimos a despedirlo al aeropuerto y todo se mostró como si nada hubiera sucedido dada la presencia de otros familiares y amigos, apenas si en algún corto aparte de los tres, pude disfrutar la tensión de revivir lo que había entre nosotros.
Estarán diciendo que el relato termina muy abajo y que fue poco lo sucedido pero todo no quedó ahí y luego vivimos experiencias inolvidables, eso queda para otro relato pero les adelanto sintéticamente lo que sucedió.
Empezamos a cambiarnos mails con y convinimos que él vendría durante nuestro verano y que alquilaríamos un departamento en una playa y viviríamos al máximo nuestro trío. Y lo hicimos y ¡ Vaya si exploramos nuestras posibilidades¡ hasta el punto que, en dos ocasiones, llegamos a integrar a un tercer tipo. Pero repito, esa es otra historia.
De todas formas quizás serían pertinentes unas palabras respecto al interesante juego de las pequeñas sociedades de dos contra uno que se dan en los tríos. Se suponía que los tres veíamos todos los mails pero había mails donde yo le brindaba a Mario datos de los que no hacía partícipe a Eliana, a su vez, Mario también me proporcionaba secretos de ella, incluidas las cartas secretas de Ileana. Es un juego riesgoso, por el momento parece que nuestro matrimonio ha salido indemne.