Mi entrenador...

En verano entrenaba a Baloncesto...

La historia se empezó a fraguar a principios del verano pasado, cuando me fui con mis padres a pasar las vacaciones en una pequeña localidad de Tarragona. Una tarde saliendo a entrenar (jugaba a basket) a las pistas que descubrí un día paseando con mis padres. Llevaba mi camiseta retro y mis pantalones cortos del club donde jugaba, mis bambas preferidas y el pelo recojido. Las pisatas estaban ocupadas pero conocí a un chico muy guapo llamado Alfredo. Él era bastante mayor que yo, pues tenía 32 años y yo 20, pero me conquistó con su amabilidad y sobre todo con su impresionante planta, pues medía casi dos metros y era muy fuerte y muy, muy guapo. Jugaba en el equipo de baloncesto de la localidad, y enseguida me invitó a jugar con su panda.

Unas presentaciones rápidas, ya que estaban esperando para empezar el partido. Yo iba con Alfredo y un tal Uri. Sin duda Alfredo, no solo por su físico, era el mas bueno técnicamente. El partido transcurrió muy bien, me pasaban balones y congeniamos muy bien los tres. Como no, acabamos ganando el 3x3.

Al acabar, Alfredo me propuso vernos por las pistas mas al día siguiente. Me comentó que ellos iban a diario en verano. Acepté y me fui muy contenta hacia casa, ya que no solo había entrenado si no que había conocido gente.

Al día siguiente salí de casa una hora antes hacia las pistas. El día anterior había llegado y ya estaban allí así que, posiblemente los encontrara ya jugando. Al llegar la pista estaba desierta. Suerte que llevaba mi balón. Solo había un chico trabajando su físico. Flexiones, dominadas,...

Me puse a tirar en la canasta dónde el día anterior estuvimos jugando. Cuándo escuche mi nombre...

-¿Marta?

Me giré interrumpiendo mi tiro y era Alfredo!!!

-Alfredo!!

-¿Porque no has venido a verme? - Se acercaba a darme dos besos, muy lanzado-.

-No sabía que eras tú...- Mis ojos se clavaban en su torso descubierto y sudado-.

-Bueno, así que, ¿vienes a calentar un rato antes?

-No, que va. Estaba aburrida en casa y, me vine antes.

-Bueno si quieres practicamos un rato antes de que lleguen.

-Estupendo, te lo agradecería. ¿Que juegas profesionalmente?

-Para nada, cobro un dinerillo, pero no me gano la vida.

-Eres muy bueno.

Estuvimos

un buen rato practicando. Incluso Alfredo me enseñó algunos movimientos nuevos. Estaba buenisiiiiismo...que físico, que técnica, que brazos, que tiro, que guapo!!! ¿Me estaba embobando como me pasa todos los veranos del primer tío bueno que me cruzo? Seguramente sí soy así.

Llegaron sus amigos, jugamos el partido de rigor y todos se fueron. Yo me quedé haciendo unos tiros mas, esta vez, había participado poco en el partido, y quería entrenar un rato más.

-¿Que no te vas Martita?

-Quería hacer una serie de tiros antes de irme.

-Venga que te reboteo...

Anda, iba a tener un reboteador de lujo. Fallé mis primeros 10 tiros.

-A ver, tienes que estirar bien el brazo, Marta.

-Es que no estoy acostumbrada a tener a un reboteador tan guapo.

-Jajajajajaja, que salá!!

Todo empezó a ir mejor, al sentir mas confianza con Alfredo. Nos sentamos en el muro de la playa al acabar y estuvimos charlando un buen rato.

-Oie, no esperaba encontrar a una chica tan guapa y tan buena por estos lares...

-¿Buena? Si no me pasáis ni un balón.

-Yo siiii!!!

-Que va que va...

-Yo es que si te soy sincero, quiero tenerte en mi equipo siempre.

-Bueno, eso es fácil, soy la chica, me dejaran escoger.

-¿pero tu quieres ir conmigo?

-Mmmm...Si creo que si, pero no solo en el equipo.

-Eso suena bien...

Los dos nos estábamos piropeando sin parar, mirándonos con unas ganas tremendas. Hubo atracción mutua en el segundo 0.

Alfredo hizo un movimiento para acercarse mas a mi.Para mirarlo bien, tenía que levantar mi mirada y lo tenía cada vez mas cerca.

-¿Así que haremos un buen equipo juntos?

-Yo creo que si...

Le entraban las dudas y me preguntaba cosas absurdas...Y cada vez nuestras bocas estaban mas cerca la una de la otra.

-¿Y dices que no te la paso?

-Podríais pasármela mas...

Hasta que nuestras bocas se juntan y empezamos a besarnos. Primero nuestros labios, luego las bocas se abren dejando paso a las lenguas y se entrelazan entre ellas. Nuestra saliva se mezcla y empiezan los mordisquitos y besos de placer. No tardo mucho en acabar encima suyo, mis piernas rodean su cuerpo y sus manos se apoyan en mis caderas, notando como cada vez van bajando.

Sus palabras interrumpen nuestros besos...

-¿Te vienes a mi casa?

-Encantada...

Solo llegar a su casa, no habíamos ni cerrado la puerta que ya estaba entre su brazos, era mas grande que yo y me cogía con facilidad. Llegamos al sofá sentándonos uno al lado del otro. Seguimos con el beso y nuestras manos frotaban por encima de la ropa con facilidad.

Comencé a acariciarle el pecho, bajando mi mano hasta su pantalón, sorprendida al notar su polla muy grande y ya dura.

Bajé un poco el pantlón y dejé al descubierto su polla.

Aquel miembro era delicioso, grande, gordo, perfectamente depilada y con un capullo grande.

Empecé a masajeárla con mi mano, mientras él cerraba los ojos disfrutando de mis manos en su polla.

Yo disfrutaba de ello, notando su pene duro entre mis manos, y ese glande soltando unas gotas tan ricas, síntoma de que estaba disfrutando también.

No aguanté más y lo besé, bajando con mis labios por su cuello hasta su pezón lamiéndolo, y siguiendo por su ombligo hasta su polla. No dudé en metérmela en la boca, y comenzar a chupársela como si se me fuera la vida en ello.

Me puse sentada a su lado, y quite mi camiseta retro, tirándola al suelo y dejando el sujetador al descubierto, él se mordió el labio inferior, mientras veía como dejaba a la vista mis tetas. Bajé mis pantalones, y me aparte el tanguita, enseñándole mi coñito, y disfrutando de su mirada mientras me lo tocaba.

Me apartó las piernas y me hizo chuparle dos deditos que a continuación introdujo en mi masturbándome, no pude evitar gemir de placer.

Estaba a mil, y no dudé en levantarme, sentarme encima de él e introducirme todo su pene en mi coñito, entrando sin ningún tipo de resistencia por lo cachondita que estaba.

Me agarró de las caderas y empezó a introducirme cada vez más rápido su polla en mi coño, bombeándome bien fuerte.

Me cambié y me puse de espaldas a él, saltando y botando e introduciéndome con fuerza su polla en mi coñito. No podía hacer más que chillar y disfrutar, ya me estaba poniendo demasiado putita…

De esa manera, me acostó sobre él y follándome muy rico hizo que me corriera, mi coño quedo soldado a su cuerpo, no podía evitar mis movimientos enfurecidos. No estaba acostumbrada a sexo tan bueno, con tan solo 20 añitos, aún era una niña buena y me corrí al poco.

Me puso acostada de lado sobre el sofá, y con una de mis piernas levantadas empezó a darme muy duró notando su polla muy dentro de mi, con esa mezcla de dolor y placer. Era un chico muy grande.

Me levantó poniéndome las dos piernas en alto y siguió clavándome su polla, hasta el fondo notándola cada vez mas y mas dentro.

Me puse de pie, y poniendo mi cuerpo a cuatro patitas, le susurré que me follara en mi posición preferida, algo que no se lo pensó dos veces.

Me lo chupó un buen rato en esa posición, mientras me masturbaba para después clavar su enorme miembro, suave y despacio, hasta que al ver que mi coño estaba bien empapado empezó a hacerlo más rápido y fuerte.

De esa manera me dijo entre gemidos que no iba a aguantar mucho más y sacando su polla de mi coño me puso de rodillas en el suelo, me dijo que se corría entre gemidos, cogió mi cabeza y empezó a pajearse delante de mi boquita hasta que note como tres enorme chorros de ese liquido tan bueno, inundaron mi boca…Tragué como si fuese el mejor isotónico del mundo...