Mi entrada al paraiso

Una noche de frio diciembre, una boda, mis mejores amigas y un gran amor enmarcan el relato que a continuacion les contaré.

Mi entrada al paraíso.

Una noche de frió diciembre, una fiesta, mis amigas y mi mujer perfecta enmarcaron la historia de mi entrada al paraíso

Esa noche se casaban unos amigos de Paty, mi mejor amiga, y a esa boda asistiríamos Paty, sus dos hermanas, Jazmin y yo. La fiesta transcurría normalmente, mirones y más mirones, yo por mi parte disfrutaba de un delicioso wisky mientras disimuladamente dejaba que mi mano se perdiera por debajo del mantel y se depositara en las bien formadas piernas del amor de mi vida: Jazmín.

Jazmín se sonrojaba, pues he de aclarar que aunque yo la consideraba mi pareja, ella no aceptaba compromiso alguno hacia conmigo, de mi parte un gran amor…de su parte un gran temor.

En la fiesta Jazmin y yo discutimos un poco por mi manera de beber, una discusión nada grave que resolví dejando la botella a medio vaciar. La fiesta siguió su curso sin ningún altercado importante, ya saben los chistes y comentarios de rutina en una boda.

Esa noche nos quedaríamos a dormir en casa de los padres de Paty, así que de regreso de la boda íbamos todas en un solo auto y camino a casa de Paty yo iba ya casi dormida, ya saben los efectos del alcohol, yo solo repetía que quería llegar a casa pronto para dormir, lo repetía una y otra vez y mis amigas solo reían.

Llegamos ala casa, seguimos el protocolo pertinente, saludamos a los padres de Paty y acto seguido nos indicaron la recamara donde dormiríamos. A Jazmín y a mi, nos correspondía la recamara de la hermana menos de Paty, ya saben monos de peluche y posters por todos lados.

Sin mas preámbulo, me metí en mi atuendo para dormir y me tire literalmente en la cama, yo solo quería dormir, después de 20 minutos aproximadamente, siento a Jazmin recostándose en la cama…y aquí es donde empieza el dialogo.

Jasmin (J) : psst…psst, estas molesta?

Ehh.. ? mmmm no.

(J) :segura ?

mj, no estoy molesta…tengo sueño. (dije realmente somnolienta)

(J): Ok, que descanses.

Después de 2 minutos de silencio absoluto

(J) :Segura que no estas enojadita conmigo?

Zzz…zzz…zzz

(J) : Psst..Psst, segura que no estas molestita?

Y fue justo en ese momento, al notar su clara insistencia que me percate que Jazmín quería mi atención, note que quería mi cariño.

No amor, no estoy molesta, dije mientras me giraba y quedaba de frente a ella, no estoy nada molesta repetí mientras le daba un tierno beso en la mejilla.

(J) : Demuéstramelo me dijo con una cara tan tierna.

Cara tan tierna y traviesa que no pude mas que olvidarme de Morfeo, medio sonreír y por supuesto posarme sobre su cuerpo, empecé a acariciar sus deliciosos senos por encima de su hermosa pijama,, ella con solo esas primeras caricias empezaba a jadear y retorcerse en la cama, poco a poco fui deshaciéndome de su pijama y wow ella lucia genial, por primera vez observaba en ropa intima a Jazmín y he de decir que se miraba divina, ese coordinado en color blanco le quedaba perfecto, verla ahí…así, a mi lado… me encendió, así que me dedique a besar su largo, delgado y bien definido cuello, eso la enloquece, ella solo se dedicaba a disfrutar y gemía y se gozaba discretamente. Poco a poco dirigí mi lengua hasta sus ya descubiertos senos mmmmmhh riquísimos,, duritos, llenísimos y grandes, el tamaño perfecto para que mi boca los disfrutara, los lamiera y los mamara con sutileza, aquello verdaderamente era un manjar de Dioses, mi lengua ofrecía lametazos a sus erectos y rosados pezones mientras mi mano se acercaba cada vez mas a su bella cosita, mmmmhhh…juguetee unos momentos con los elásticos de su calzoncito y después el juego se centro en su perfecto clítoris, durito, jugoso, invitador y seductor, mis dedos lo acariciaban y mi lengua lamía y apretaba sus senos.

(J) : Ahhhh…ahhh..mmmm (Gemía ella)

Te gusta bebe?

(J) : Me haces sentir tan mujer bebe, solo tú me has hecho sentir esto, soy toda tuya bebe, eres genial.

Y sus palabras entrecortadas por su respiración acelerada, me excitaban aun más y me generaban las más pasionales ideas para amarla.

Después de unos bellos instantes, me recosté en la cama y le pedí que se hincara con sus piernas abiertas sobre mi rostro, con ciertas dudas, ella acepto. Imagino que estaba pasándola muy bien, de otra manera se hubiese negado rotundamente. Así que ahí la tenia con su bella, jugosa y aromatizada cosita justo frente de mi rostro, me dedique a lamerla, pero solo por encima de su calzoncito pero aun así ella parecía disfrutarlo, se movía como tratando de acomodarse y en ese instante con mis dedos ansiosos, deslice hacia un lado la delgada tela que cubría su cosita y entonces mi lengua lamió la sensible piel de su cosita, ella elevo repentinamente sus caderas, pero al parecer le gusto porque volvió a depositarse sobre mi lengua y en una lucha frenética entre el sigue y el detente, mi lengua se encargo de decidir por ella y se entrego entera a mi.

Pero tengo que confesar que mi princesa continuaba moviéndose con la intención de amoldarse mejor, cosa que me apena decir…no consiguió y confieso que no fue su responsabilidad, sino responsabilidad del cansancio de la erecta lengua de una servidora. Bueno pero tras la frustración, una bendita solución, así que la recosté en la cama y eleve sus piernas, me rendí ante su lubricadísima cosita y ahí mi lengua no tuvo problema alguno, parecía pez en el agua moviéndose generosamente, rítmica y placidamente, mmmmh…eso era el cielo, por primera ocasión me deleitaba con las mieles de mi bella princesa, con mis manos me encargaba de abrir mas y mas sus muslos, con mis manos me encargaba de abrir mas y mas las puertas del paraíso y ella me recibía así, jadeante, agradecida, pero sobre todo orgásmicamente estallante.

Después de esto podrían pensar que pasaron 1 o 2 horas, verdad? Pero están lejos de la verdad, cuando menos pensamos, los rayos del sol nos daban los buenos días, así es…definitivamente mi princesa y yo nos habíamos vivido la noche amándonos en secreto y ¡Que manera de vivirla!

Tal vez el hecho de que la recamara de nuestro idilio quedara justo en medio de la recamara de los jefes de tan honrosa familia y al lado de la recamara de una de nuestras mejores amigas, nos brindaba cierta sensación de aventura.

Y los novios? Ojala y hayan tenido una noche como la mía, aunque lo dudo.

Una cosa si es verdad, esa noche fue la primera de tantas ocasiones que la princesa de mi cuento de hadas me lleva al paraíso.