Mi enfermera es mi tía

Una semana en casa de mi tía, mi tia me cura de mis dolores y calenturas de una manera especial.

MI ENFERMERA ES MI TÍA

A la edad 13 años, mi madre solía dejarme en casa de mi tía Sonia cuando tenia que salir varios días acompañando a mi padre que era representante de ropa y viajaba por toda España. Una vez me quedé durante una semana entera coincidiendo con el inicio de la edad de las calenturas, en esa época solo pasaban por mi cabeza las chicas, las mujeres, las faldas, los culos, las tetas, etc. Recuerdo que me pasé un día entero observando a mi tía que tenía 30 años y estaba de miedo, un cuerpo de película, faldas cortas, escotes anchos, pelo moreno melenita, labios gruesos...... y calor, mucho calor.

Al segundo día estaba sentado en el sofá y ella pasó limpiando la mesa, se agachó con toda naturalidad abriendo las piernas cómodamente y dejó ver las braguitas a través del cristal de la mesita, eran muy pequeñas, apenas cubrían su pubis, dibujaban la forma de su raja dejando ver por los lados un poquito de sus labios vaginales con el vello rizado incluido, unas piernas preciosas.

Duró muy poco, se levanto de inmediato y se fue hacia la cocina. Yo estaba acalorado, excitado y calenturiento, algo me hervía en mis testículos, como pude me duché y se me pasó un poco, pero de podía dejar de pensar en lo que había visto. Mi tía pasaba por delante de mí todo el día con ropa ligera, yo hacia como si estudiase pero mis ojos solo miraban aquel cuerpo sensual con un culo que decía cómeme. Por la noche ella se acostaba con su marido en un dormitorio lejos del mío, la calentura me hizo ir a espiar el dormitorio pero ella no estaba allí, miré en la sala de estar, allí estaba mi tía Sonia medio dormida con la tele enchufada tendida en el sofá boca abajo, con las piernas abiertas, se veían las braguitas y su culo espléndido. La estuve mirando un rato hasta estornudé y salí corriendo hacia mi cuarto, me acosté rápidamente. A los pocos segundos llega mi tía, que se ha dado cuenta de llevo todo el día espiándola, se me acerca y me pregunta:

¿Que te pasa Raúl, te encuentras bien?

No sé, ...... algo raro me pasa

¿Que te notas, te duele algo?

Me toca la frente, me coge la mano, pregunta ......., al final me mira y se da cuenta del paraguas que forma mi pene erecto debajo de la sábana, sonríe y abraza con la mano el montículo con sabana incluida y lo acaricia con las dos manos, mirándome a la cara dice

Pobre Raúl ......., mi niño está con fiebre, la tía Sonia te curará.

Aparta la sábana y me acaricia con la mano por encima del slip, me baja el calzoncillo dejando mi pene al aire, llegado ese momento yo estoy fuera de control, inmóvil, ruborizado y sin decir nada.

Mi niñito pronto estará mejor.

Con una mano me acaricia el pene lo levanta y retira el prepucio dejando ver el capullo que está totalmente brillante y tenso, se sienta a mi lado en la cama, me abre las piernas y empieza a mover la piel de mi pene de arriba abajo lentamente, con la otra mano me acaricia los testículos doloridos por la larga excitación de todo el día. Sin dejar de masturbarme me dice.

Levanta un poquito el culito cariño.

Yo obedezco sin rechistar y colocándome la mano por debajo de los testículos con el dedo llega hasta el orificio de mi ano, que masajea dentro y fuera al mismo ritmo que me está moviendo el pene. En esa posición no puedo aguantar mucho y me viene el orgasmo, Ella lo nota con antelación porque la primera contracción de mi ano en su dedo la avisa y detiene súbitamente el movimiento del pene, se pone el dedo pulgar en la boca, lo moja de saliva y masajea lentamente la parte inferior del capullo, allí donde está el frenillo, al mismo tiempo que sale un chorro de leche que sube en el aire y cae en mi pecho, mi tía tapona con la otra mano la boca del capullo pero no consigue reprimir los otros chorros que se derraman en sus manos. Es entonces cundo me entra un sentimiento de culpa y vergüenza, pero mi tía me da un beso, me limpia con un pañuelo y me dice:

¿Estás mejor?, verás que bien duermes.

Mi tía se fue a la cama a dormir con su marido y yo dormí plácidamente toda la noche.

Al día siguiente, sábado, salgo a desayunar con mis tíos

Buenos días Raúl

Buenos días tíos

Mi tío se toma el último sorbo del café y sale a la calle, hoy tiene que trabajar, nos quedamos solos mi tía y yo. Desayuno tranquilamente, mi tía sigue limpiando en la cocina, lleva solo el camisón, hace calor. Cuando me termino el desayuno, mi tía me quila los cubiertos y la vajilla, coloca una silla delante de mí y se sienta.

¿Cómo se encuentra mi chiquitín? ¿Dormiste bien?.

Le contesté, no se como pude, puesto que la vergüenza me comía por dentro

He dormido muy bien, pero "esto" no se baja.

¿Cómo puede ser?. Déjame ver

Me desabrochó el pantalón y lo bajó hasta las rodillas lentamente y sin dejar de mirarme a la cara, me bajo el slip... y mi pene salió disparado hasta ponerse plantado totalmente, con el glande rojo casi morado de la presión del calzoncillo. Mirándolo, mi tía dijo:

Si que es verdad, "esto" necesita mas cuidados..... probaremos otra cosita.

Me quitó los pantalones y el slip del todo, pero no la camiseta que la levantaba yo con mis manos, se arrodilló entre mis piernas beso el glande y se lo puso entre los labios, empezó a rodearlo con la lengua dándole abundante saliva, cogida a mis testículos empezó a chupar, fue una sensación nueva, me deshacía en placer, ella notó por mis suspiros la cercanía del orgasmo y se apartó rápidamente, me puso el dedo pulgar tapando el agujero del glande con fuerza y dijo:

¡Aún no, espera!

Me levantó de la silla y me llevó hasta mesa de la cocina, y me dijo.

Inclínate sobre la mesa, que quiero curarte bien.

Me colocó el pecho sobre la mesa con las piernas abiertas, dejando el culo a su vista y con el pene colgando por debajo de la mesa, me pareció una postura un poco ridícula pero la excitación me empujó a hacer lo que me pedía, ella se colocó arrodillada detrás de mí y me abrió los glúteos con las manos inspeccionando mi ano y dijo:

¡Abre mas las piernas cariño!........, quiero ver bien visto tu agujerito.

No pude decir nada, obedecí sin rechistar, entonces noté su lengua hurgando en mi ano, mojada, el placer era inmenso, tenia el culo totalmente abierto y ella pudo soltar los glúteos, cogió con una mano mi pene y con la otra los testículos empezando a moverlo con un vaivén lento pero constante, subiendo el ritmo y sin dejar de chupar mi ano con ganas, entonces mi pene se estremeció y con varias contracciones de mi ano, derramé una buena cantidad de semen en el suelo bajo la mesa.

Mi tía seguía empujando con su lengua en mi agujero cuando se oyó el ruido de la puerta del garaje que se abría, mi tío que volvía. Me puse rápidamente el pantalón, guardé el calzoncillo en el bolsillo y me senté el la silla. Mi tía se levantó rápidamente y con voz nerviosa preguntó:

¿Quién es?

Soy yo cariño, me han llamado cuando estaba de camino para decirme que no hace falta que vaya hoy al trabajo, aprovecharé para limpiar el jardín.

Entró y le dio un beso en sus labios aún húmedos de chupar, mi tía me miró de reojo y yo bajé la cabeza instintivamente, aún llevaba la bragueta abierta y sin calzoncillos. Mi tío abre la nevera saca la botella de agua bebe un sorbo y la deja encima de la mesa pisando las gotas de semen que se pegan a su zapato, se gira y se dirige a la salida del jardín dando un resbalón sin llegar a caer al suelo.

¿Qué es esto............... casi me mato?.

Cariño, se me derramó el yogurt y no lo he limpiado todavía, ..... perdóname

Mi tía cogió un pañuelo de papel y le limpió el zapato de semen. Mi tío salió definitivamente al jardín y los dos respiramos profundamente.

Por la tarde mi tío retomó los trabajos en el jardín pasando la cortadora y yo me senté en mi cuarto a estudiar, con la sensación de tener los testículos vacíos por fin. Al rato entró mi tía en el cuarto con cara de darme una reprimenda, tras unos segundos, cruza los brazos y dice

Tu salud casi me cuesta un disgusto con tu tío, ... ¿como te encuentras.... ya estás bien del todo?.

Si ahora me encuentro perfectamente.

Pues ahora es tu tiíta la que necesita ayuda de su pequeño sobrinito....... anda ven conmigo.

Me da la mano y de puntillas me lleva al dormitorio de matrimonio, que es el mas alejado de la puerta de entrada y desde allí se oye el abrir y cerrar de puertas hasta llegar él. Me hace sentar en la cabecera de la cama, y ella se sienta a la parte opuesta de la cama, de frente a mí, con las piernas, las rodillas dobladas y el camisón arremangado hasta la cintura, deja su almeja cubierta por la braguita a la vista y me dice:

Ahora va a se su niño el que va a ayudar a tu tía que está muy acalorada, ¡Quítate los pantalones! ......, ¡ahora la camiseta1 ......., ahora mi niño se quitará el slip y me dejará ver su rabito.

A lo cual fui obedeciendo orden tras orden con las mejillas enrojecidas por el rubor. Estaba desnudo en la cama con el pene semierecto, ya que las eyaculaciones anteriores me habían dejado casi secos los testículos.

Desde el dormitorio se oía perfectamente el ruido de la segadora en el jardín, lo que nos daba tranquilidad. Mi tía se baja la braguita hasta los pies, la saca y la deposita en el suelo, abre su vagina con las manos y me la enseña mirándome fijamente a los ojos, pone una mano por de bajo de la pierna y llega hasta la abertura de la vagina metiendo dos dedos en su interior, con la otra por arriba de la otra pierna, se acaricia el clítoris, ...... unos segundos después habla:

Mira a tu tía, como tiene su chochito de calentito, tu tía tiene un color sofocante justo aquí ......, mírame aquí, justo arriba del agujerito......, aquí donde me toco, ayúdame por favor ....., tócate tu rabito para que lo vea tu tiíta, menéatelo quiero ver como te lo meneas.

Estas palabras hicieron que se me ponga totalmente dura, mi tía se bajó el camisón dejando ver sus senos perfectos, el camisón se había convertido en un cinturón, mirándome a la cara se levanta y se acerca a mí se agacha en cuclillas abriéndose su vagina y acercándola a la punta de mi pene que yo guiaba con mis manos para el encuentro, se agacha un poco mas y se la clava lentamente dentro de la vagina, hace dos o tres vaivenes doblando las rodillas, sacándola y metiéndola lentamente y se deja caer sentada encima de mí a horcajadas, mueve su culo hacia delante y hacia atrás aumentado la velocidad progresivamente. Yo le acompañaba con el movimiento rítmico, la sensación de tener el pene dentro de su chochito calentito y suave era irresistible, pero el hecho de haberme masturbado con anterioridad me hizo durar increíblemente. Mi tía seguía susurrando a mi oído

Mi niño, sigue, muévete dentro de mí vagina, así,..... ,me gusta mucho.

Después de unos segundos se separa de mi cuerpo, se da la vuelta se coloca de rodillas de espaldas a mí apoyando el pecho y la cabeza sobre la cama, con las manos se aparta los glúteos y me enseña la raja y ano totalmente abiertos diciendo:

Aún me duele, aquí, aquí cariño, ayúdame por favor, la saliva lo cura todo.

Me acerqué de rodillas y empecé a chupar toda su rajita hasta llegar al ano donde metí mi lengua y empecé a moverla de dentro a fuera con velocidad, con una mano me cogí a los glúteos y con la otra busque su clítoris totalmente mojado y empecé a moverlo, tras unos segundos ella gritó y apretó su culo en contracciones largas y cortas alternativamente, entonces me levanté, acerqué mi glande a la entrada de la vagina que estaba levantada y mojada y empecé a follarla con desespero, solo aguanté unos segundos mas y me corrí dentro, aun no habían terminado las contracciones de su orgasmo que se fundieron con las mías. Nos quedamos inmóviles unos segundos y cuando me aparté, acompañando la salida de mi pene cayó un chorro de semen de su vagina sobre las sabanas de la cama de matrimonio.

Mi tía se levantó, recogió las sabanas y la ropa, me miró con complicidad, se paró un segundo a escuchar la máquina cortadora y se fue al baño y yo a mi dormitorio.

Pasó un mes sin ver a mi tía pero un sábado vinieron ella y su marido a cenar a mi casa con mis padres, los saludé con un beso y me fui al dormitorio a oír música, al cabo de unas horas ellos ya habían cenado, me fui a la cocina a beber un poco de agua, cuando entré allí estaba mi tía tomándose un vaso, cuando me acerco a la nevera, ella me coge de la cintura y me aprisiona contra la nevera detrás de la puerta mirándome fijamente con cara maliciosa me puso la mano entre las piernas y bajándome la bragueta, me sacó el pene y me dio abrazo, apartándose un poco, se levantó la falda lo suficiente para bajarse las bragas hasta la rodilla, y dirigiendo mi pene a su vagina, sin mas dilación se la envaina hasta lo mas profundo, con una serie de movimientos rítmicos y sin temer que nos pillen mis padre o su marido, me besa en la boca y aprieta todo su cuerpo contra mí follándome con desesperación, solo un minuto y nos corrimos los dos a la vez sus contracciones vaginales eran tan fuertes que notaba como si mi pene se ahogase dentro, el semen le embadurnó su vagina y se derramó en sus bragas que estaban aún en sus rodillas. Con la respiración excitada se sube las bragas untadas de leche, se baja la falda y me da un beso diciendo:

  • A ver cuando vuelve mi niño a mi casa, que su tía está muy malita.