Mi encuentro soñado.

Meses después de habernos encontrado en una sala de chat de D/s por fin nos conocemos en persona y damos rienda suelta a nuestros deseos.

¡Por fin llegó el día!, este día que tanto soñé. Todo comenzó con el inevitable amanecer, me levante de la cama al ver en mi excesivamente ordenada mesa de noche la hora que marcaba el reloj, daban las 7:00 a.m, estaba el cielo nublado y aunque pocas personas saben esto, yo lo prefería así, me sentía con más confianza en esos días grises, por supuesto, eso ya tú lo sabías, me conocías muy bien… Veía por la ventana de mi viejo apartamento detenidamente a la gente que pasaba caminando, a los carros en ambas direcciones y era increíble que todas esas personas fuesen ajenas a la increíble emoción que vibraba dentro de mí, me hacía sentir rara, me hacía sentir bien. Al ser tan temprano contaba con mucho tiempo gastado en arreglarme para ti, la ropa sería lo último, lo más importante era mi cuerpo, tenía que preparar mi piel para satisfacerte, al entrar al baño fueron muchos los pensamientos que llegaron a mi mente, mezclando emociones: nervios, ansiedad, miedo, alegría, sentía que iba a estallar y todavía faltaban 5 horas para encontrarnos pero debía ponerme linda, no quería que te arrepintieras de haber venido a conocerme.

Tomé mi cera depilatoria y la repartí por varias áreas de mi cuerpo para tener mi piel más suave al tacto, quedando prácticamente sin vellos, sólo un pequeño triángulo encima de mi vagina, sabía que te gustaba así, luego sin prisas me di un baño de espuma con varias esencias aromáticas que me ayudaron a relajarme calmando así mi ir y venir de pensamientos que se anticipaban a lo que podía ser. Al salir del baño fui secando cada parte de mi cuerpo delicadamente pensando que tal vez en mi próximo baño serías tú quien me secara con una toalla o si estoy de suerte, con tu boca, la dirección que tomaron mis pensamientos me hicieron verme en el espejo y sonrojarme tontamente, aun no podía creer que estaba ahí, preparandome para verte. Me dispuse a secar mi cabello, alisando un poco mi flequillo pero dejando mi pelo largo suelto con sus ondas naturales, sabia que así te gustaba.

Salí del baño y era una locura, ya habían pasado dos horas, el tiempo esta vez pasaba corriendo, esperaba que no fuese así cuando por fin estuvieses a mi lado. Termine poniendo crema corporal en todo mi cuerpo y fui a mi armario pensando en que me pondría, con este día oscuro no iba a poder usar el vestido de verano que tenía planeado así que opté por algo simple, y lo peor, nada sexy; unos jeans de mezclilla un poco ajustados llamaron mi atención, acompañados de unas botitas marrones de cuero y una blusa blanca de mangas algo cortas, me llevaría un suéter por si llovía, no tenía muchas ganas de cargar un paraguas. Ya escogida la ropa principal me fui a ver mi gabinete de ropa interior, pensé en algo sencillo también pero al mismo tiempo algo sensual, así que escogí un conjunto de tanga tipo bikini y sostén , ambos de encaje en color beige, con mi color de piel quedaba muy bien y realmente deseaba que todo aquello te gustará tanto como a mí, teniendo ya todo seleccionado comencé a vestirme, al terminar y verme en el espejo me gustó como me veía y mucho más lo segura que me sentía, ya sólo me faltaba un poco de maquillaje y estaría lista para la tan esperada "cita." Por fin terminado mi proceso de preparación vi una vez más el reloj ¡Ya eran las once y yo aún no salía del apartamento!…

Bajé corriendo y me monte en mi carro, salí disparada hacía la calle vía a ese restaurante que había sugerido para nuestro primer encuentro, había tráfico pues ya empezaba esa lluviecilla inoportuna para la ocasión, detenida en un semáforo un rugido de mi estomago me recordó que aún no había probado bocado en lo que iba de día, era la primera vez que nos íbamos a ver en persona y yo iba a estar con un hambre voraz, (En el momento ese pensamiento no me causaba tanta gracia como ahora). Con cierto esfuerzo pude llegar al lugar planeado marcando las doce menos un cuarto, le di las llaves al valet parking y me dirigí a la entrada, supuse que aún no habías llegado así que le di tus características al portero del sitio y le señale en que mesa estaría para que te guiara al llegar, pasé y me senté a esperar, desde donde estaba podía ver igual la gran puerta que se abría y se cerraba a cada segundo y cada vez que eso pasaba sentía como mi corazón latía más y más rápido, hasta que ahí en esa puerta donde miles de personas han entrado y salido apareciste tú, oh sí, eras tú, sentía la sangre corriendo por mi venas, una sensación de adrenalina en mis extremidades, mariposas en la boca de mi estomago,en mi vientre y entre tanto sentir no me di cuenta que ya te tenía parado frente a mí. Sacandome de mis pensamientos con un simpático "Hola, acaso no me piensas saludar", me di cuenta que todo era verdad, que estabas aquí, que por fin estábamos juntos, después de tantos meses hablando por internet, conociendonos a través de ese infierno que se convirtió en el cielo sólo porque en él estabas tú, te vi a los ojos y sin dudarlo más me paré y simplemente te abrace, me amarré a ti para dejarte claro que no quería dejarte escapar de ningún modo y de ninguna manera, tú me devolviste ese gran abrazo con ese amor que yo esperaba, los dos lo necesitábamos, era vital para ambos. Luego de esas demostraciones excesivas de cariño en público decidimos sentarnos en una mesa más apartada y privada, requeríamos de algo más de intimidad, me da risa recordar tú cargando con tu gran maleta que hasta ese momento no había notado que existía. Había una luz tenue y una canción muy agradable sonando, si mal no recuerdo era "Peacetime Resistance" de Kings of Convenience, sin pensarlo mucho tomaste mi mano y un cosquilleo hizo que toda mi piel se erizara, tú lo notaste, te diste cuenta de lo que causabas en mí, pero en ese momento preferiste ignorarlo. Pedimos al camarero la carta, aún con mis nervios no se me pasaba el hambre y al parecer tu también querías comerte algo, pero no estaba muy segura si lo que te provocaba era comida. Estuvimos hablando de tu viaje, de tu turismo de aventura en el trayecto desde el aeropuerto hasta el rest., riendonos, recordando cosas de nuestras conversaciones de horas y horas por esas ya no tan adoradas videollamadas, por un momento me di cuenta de que comíamos quizás con algo más de prisa, creo que los dos en lo único que pensábamos era en disfrutar nuestro postre. Al terminar nuestro primer almuerzo juntos nos vimos a los ojos y los nervios que pensaba que ya había controlado invadieron mi cuerpo, todas esas cosquillas en mi vientre ahora me estremecían, ya lo habíamos entendido, era hora de salir de ahí así que nos paramos y pagamos directo en caja, sentíamos entre ambos, aunque ninguno de los dos decía nada, la ansiedad y el deseo de por fin estar juntos en una cama (o en cualquier lado de mi viejo apartamento). Salimos del restaurante tú con tu maleta en mano y yo con el ticket del valet parking en cual de inmediato fue a buscar el carro, ese tiempo lo aproveché para verte con esa luz que me obsequiaba aquel día gris, tú tampoco dejabas de mirarme y eso ponía mis mejillas más rojas de lo que creí posible alguna vez, yo no podía apartar mi mirada de ti era como si mis ojos hubiesen tenido algún tipo de magnétismo hacía tu cuerpo, ver tus ojos cafés, tu mirada profunda revelando todo ese deseo y esa calentura que llevabas por dentro me hacia vibrar por dentro, tenias puesta una remera negra, jeans oscuros y unos zapatos negros también, ibas informal y eso me encantó.

Cuando luego de pocos minutos llego el coche fuimos hasta el disimulando el apuro que sentíamos, guardamos tu maleta y entramos, ya sentados te pregunté qué querías hacer o a dónde querías que te llevara, yo veía hacia el frente, ahora con mis ojos pasaba todo lo contrario que hace un momento, no podía sostenerte la mirada, sabía lo que venía y la excitación ya empezaba a instalarse dentro de mi cuerpo. Con tu mano izquierda giraste mi cara hacia ti y con tu pulgar acariciaste mi labio inferior, viendome los labios me diste mi primera orden de las muchas, que en ese mismo momento supe, que vendrían, "llevame a tu casa, ya es hora de que pruebe esta boquita." Escucharte decir eso fue arrollador para mí, estaba tan desorientada por la carga de erotismo que llevaban tus palabras que no sabía como iba a hacer para poder manejar hasta ese edificio antiguo que lleva 2 años siendo mi hogar. Con mi manos temblando logramos llegar, estacioné, tome mis llaves y nos dirigimos al ascensor, ya sin tantas prisas y a penas las puertas se cierran frente a nosotros me tomaste de la cintura y de un jalón me acercaste a tu cuerpo, tus manos me apretarón fuerte y sentía como nuestras respiraciones se aceleraban, tu nariz la pegaste a la mía y yo sólo esperaba que dieras el paso, esperaba que me besaras, como si leyeras mis pensamientos uniste tus labios a los míos y en un reflejo mis manos fueron directamente hacía tu cara, necesitaba hacer de ese beso más profundo, tú sentiste mi urgencia y noté como tu lengua se abrió paso entre mis labios y yo tímidamente acerque la mía, fue un contacto exquisito, soñé ese momento tantas veces y fue justo como lo había visto en esas noches donde tú eras el protagonista, mis manos acariciaban tu cabello, tus mejillas, tu cuello mientras tus manos se deslizaban por mi espalda hasta llegar a mis nalgas y agarrarme fuerte. De repente el sonido del ascensor anunciando su llegada al piso deseado hizo que nos separáramos, un poco tímida y con mi cabeza gacha, saqué mis llaves de un bolsillo y con torpeza conseguí abrir la puerta. Pasaste detrás de mí y nos dimos cuenta que habíamos dejado tu maleta en el carro, jajaja qué distraídos estábamos, luego la buscaríamos…

Fuiste al baño y yo fui hasta el cuarto, estaba muriendo de nervios, no sabía que esperar, aunque algo era seguro, lo haríamos, después de tanto tiempo deseandolo estaba a punto de pasar. Saliste del baño y te veía un reflejo de sonrisa, por dentro esperaba que ese gesto lo hubiese causado yo, te acercaste a mí y mirando directo a mis ojos me besaste de nuevo, este beso fue más calmado, más de reconocimiento, comenzaste a acariciar mi cuerpo lentamente, mi espalda, brazos, cuello, mejillas, cabello y te diste cuenta de que el deseo había invadido mi cuerpo, yo era pura excitación y calentura, al notarlo me tomaste del cabello con tu mano derecha y separaste mi boca de la tuya, observandome así jadeante, sedienta. Tú también estabas muy excitado, podía notarlo en mi vientre, me deseabas tanto como yo a ti, quise dirigir mis manos hacia tu erección, pero me detuviste jalando un poco más de mi cabello.

-Qué rápido la quieres la quieres, ¿No crees?.

Mi calentura no me dejaba pensar, pero tenía que decir algo.

-Sí, la estoy deseando.

-¿Sí, qué? Putita. -Me dijiste y me di cuenta de que esto no sería una tarde de sexo ordinario.

-Sí amo.

Yo te quedé viendo esperando tu reacción, pero tu cara no reflejaba nada, no estaba segura de haberlo hecho bien, hasta que un suspiro me devuelve a la realidad.

-Muy bien, pero no hay apuros putita primero quiero verte desnuda.

Me sueltas del cabello y yo me separo un poco de ti para que puedas ver todo mi cuerpo. Comienzo poco a poco a desnudarme, sacando las botas, los calcetines, la blusa blanca y cuando empiezo a desabrochar mis jeans me detienes.

-Espera, mirame a los ojos mientras terminas de desvestirte.

-Sí amo.

Fijo mi mirada en tus ojos profundos, me intimidaron un poco, veía en ellos todo ese deseo de poder y al mismo tiempo esa calentura que te tenía atrapado, como a mí. Continué con mi tarea y ya sólo en ropa interior llevé mis manos hacia mi espalda y suelté el broche de mi sujetador, dejando que los tirantes cayeran por mis brazos y con mis manos sosteniendo las copas hasta que lo dejé caer a mi lado con el resto de mi ropa. Tú no dejabas de verme a los ojos y eso me calentaba muchísimo más, sin pensarlo llevé mis pulgares a cada lado de mi cuerpo y los metí debajo de mi última prenda, notaste mis dudas y me ordenaste que lo hiciera, yo bajé mi tanga lentamente sin quitar mis ojos de los tuyos, que divina esa sensación. Parada frente a ti ya sin nada de ropa, con mi cabello aún suelto me acerque a donde estabas y me tomaste en tus brazos con agilidad, tocando mis nalgas desnudas, mis tetas coronadas por unos pezones durisimos de pura excitación, los que pellizcaste suavemente haciendome gemir de forma exagerada.

-Uhmm, ¿estás caliente, no? Sabía que serías una buena perra.

Esas palabras me hicieron mojar mi zona intima.

-Sí amo, quiero ser su perra favorita. - Ni yo misma me reconocía diciendo eso, pero era lo que realmente quería, moría por ser tuya, tu puta, tu perra o lo que sea que quisieses.

-Así me gusta, ven aquí.

Con tu mano agarraste mi cabello e hiciste que me pusiera de rodillas delante de ti, el olor de tu verga caliente me embriagaba, ese sería mi más delicioso regalo, el que más había esperado. te miraba atentamente y ví como tu mano izquierda se dirigió al botón de tu pantalón, lo soltaste y luego bajaste el cierre y con él tu bóxer azul, dejando al descubierto esa polla dura, caliente y hermosa, no puedo quitar mi vista de ahí, la atracción magnética había vuelto y lo único que quería era probarla.

-Ven, perrita. Veamos que hace tu boca.

Leíste mis pensamientos, y con tu mano aún tomandome del cabello me acercaste a tu polla dura, yo saque mi lengua y la rodee con ella… Uhmm su sabor me encantó, la lamí todo lo que puede, desde la punta hasta la base y volviendo al glande abrí mi boca y la empece a meter, que experiencia tan deliciosa sentir tu verga en mi boca, la metí lo más que pude llevandola hasta mi garganta y sentiste mi primera arcada, al notarla jalaste mi cabello y me la sacaste toda de la boca.

-¿Eso es lo que te gusta putita?, ¿Sentir una polla dura en tu garganta?.

-Sí amo, por favor, folleme la boca. No dijiste ni una palabra más, me llevaste directo a por ella, la metiste totalmente en mi boca hasta mi garganta haciendo que mis arcadas fuesen mayores, casi no podía respirar pero me encantaba, era lo que quería, quería que me follaras la boca fuertemente y así lo estuviste haciendo largo rato.

Tus dos manos alrededor de mi cabeza guiaban mis movimientos, cada vez más rápidos y profundos, sabía que pronto ibas a correrte y pensar en el sabor de tu leche que ya venía me hacia agua la boca, lo que hacía más fácil alcanzar profundidad dentro de mí. Me avisaste que te corrías al mismo tiempo que clavaste tu polla en mi garganta presionandome contra ti, me dijiste que no me moviera y que tenía que tragarlo todo, que si no lo hacía me castigarías.

Hice caso y aunque no podía respirar no me moví, sentí en mi garganta como chocaban los chorros de semen que salían disparados, yendose unos directos a mi estomago y otros acumulandose en mi boca, sacaste despacio tu polla y viendo tus ojos lo trague todo. Te acercaste de nuevo poniendo tu polla aún dura cerca de mis labios y ya sabía que hacer antes de que me dijeras algo.

-Limpiala. -Ordenaste.

La introduje nuevamente en mi boca y la limpie toda, tragando los restos, me fascinó poder hacer eso.

Al terminar me hiciste pararme y me acostaste en la cama, tomaste una cinta negra que tenías en un bolsillo de tu jean y poniendome boca abajo amarraste mis muñecas para que estuviesen juntas en mi espalda baja, hiciste que doblara las rodillas y me ordenaste quedarme así, apoyada a la cama sólo con mis rodillas y mi cara. Tenías toda la vista de mi culo y mi vagina que ya sentía como chorreaba flujos de lo caliente que me puso tener tu polla en mi boca. Acercaste tu cara a mi intimidad y sentí como aspirabas mi aroma, al parecer te encantó mi olor a perrita cachonda, me moviste para que quedará al borde de la cama y te paraste detrás de mí y con tus dos manos comenzaste a sobar mis nalgas, primero lento y suave y luego cada vez más rápido y fuerte, apretando, hasta que sin esperarlo me soltaste una nalgada con tu mano derecha, no sé que me sorprendió más, si el dolor del azote o el gran sonido que causo, lo hiciste y luego sobaste suavemente esa zona y repetiste la acción, así lo hiciste 3 veces y luego lo mismo con tu mano izquierda, azote, caricia, azote y esa era tu técnica, termine jadeante con lagrimas en los ojos y mi piel de esa área ardiendo, te agachaste y pude sentir como tu boca repartía besos en esa zona herida, besos delicados y pausados que se fueron acercando a mi vagina húmeda, uhmmm era delicioso sentir tu boca tan cerca, sacaste tu lengua y jugabas con ella por mis labios, mi ano y sin hacerte rogar mucho tu lengua acaricio la extensión de mi coñito dispuesto, dedicandose mayormente en mi clítoris, lo lamías, lo chupabas, lo mordías tan sutilmente que era un castigo esa caricia, me estabas llevando al límite, sabías que en cualquier momento podía correrme y te detuviste, dejandome a medias con ganas de más, nuevamente te pusiste de pie y tu mano recorrió mi espalda, te acercaste más a mí y pude sentir como tu polla estaba dura otra vez, en un movimiento rápido me tomaste del cabello con fuerza y me levantaste, al mismo tiempo y con la misma rudeza me clavaste toda tu verga caliente en mi coñito hasta lo más profundo, sin darme tiempo de reaccionar la sacaste a la volviste a meter fuerte, ahh me estabas matando pero con el mayor de los placeres, estuviste así un rato sacandola toda y metiendo de nuevo hasta el fondo con fuerza, sentía que me iba a desmayar por lo intenso de las sensaciones, cuando con tu otra mano me pellizcabas los pezones y los jalabas para luego bajar hasta mi clítoris y moverlo con fuerza en círculos, no podía aguantar más, me iba a correr y era inevitable…

-Amo, por favooor. -Dije entre jadeos y gemidos.

-Correte putita, correte ya.

Sólo escuchar tu voz fue el detonante de ese glorioso orgasmo, intenso, fuerte, maravilloso. Mi amo, mi amor, sintiendo las contracciones de mi coño apretando su polla constantemente no pudiste soportar más y también te corriste dentro de mi, llenando mi vagina con tu semen caliente. Me soltaste el cabello y luego desanudaste mis manos, te acostaste a mi lado y me abrazaste con ternura, yo me volví para verte, besarte y agradecerte…

Esto fue sólo el principio, aún te quedaba una semana acá y tu maleta y sus sorpresas seguían abajo en mi carro...

Es mi primer relato, si se me saltó algún error por favor disculpenme y si desean que continue con esta historia, comenten y así será. Besos.