Mi encuentro con un hetero famoso (1)

Quedo con un tío por el chat y tenemos varios encuentros morbosos en mi casa

Hola a todos, me llamo Nacho y os voy a contar mi experiencia quedando con un hombre hetero en Madrid hace unos años. Tengo 28 años, trabajo de fisoterapeuta, mido 176, nada de pelo en el cuerpo, un poco marcado y con buenas piernas.  He tenido alguna relación con chicas pero siempre me ha molado morbosear con tíos y aunque no tengo mucha experiencia cada cierto tiempo quedo con alguno.

Todo comenzó un sábado estaba muy aburrido en mi casa y decidí entrar en un chat para ver si encontraba un poco de diversión. En principio buscaba un tío para un rato de morbo y hacernos unas pajas con una porno. Después de descartar a mucha gente y ya cuando había perdido las esperanza empecé a hablar con un tío que vivía muy cerca de mi casa y que buscaba lo mismo que yo. Era un poco mayor de lo que estaba buscando pero me pareció muy majo y su descripción prometía mucho. 45 años, 183cm, 80 kilos, fuerte y con novia. El problema surgió cuando le pedí que me mandara una foto o vernos por skype y se negó en redondo. Me dijo que hacía unos años había sido un presentador muy conocido, que aún salía por la televisión y que no quería que nadie pudiese hacer pantallazos o enseñar sus fotos por ahí. Me ofreció que nos viéramos en la calle y que si nos molábamos subía a mi casa. Intenté convencerle diciéndole que había estado mucho tiempo fuera y que apenas veía la televisión pero no coló y después de mucho pensarlo acepté porque la curiosidad me podía.

Quedamos justo debajo de mi casa. Me vestí rápido con unos pantalones cortos y una camiseta y bajé en el ascensor. Cuando salí allí estaba, con unos pantalones de chándal grises y una sudadera verde con capucha tal y como me había dicho. Efectivamente lo reconocí al instante y claro que lo había visto por la tele, estaba tremendo y aunque habían pasado unos años seguía siendo muy atractivo. Me acerqué, me miró, le miré y me preguntó si subía y evidentemente le dije que sí.

Subimos en el ascensor y se quitó la capucha. Me preguntó si sabía quién era y para que no se sintiera incómodo le dije que no. Aunque le herí un poco el orgullo se quedó más tranquilo y al llegar pasamos al salón de mi casa. Le pedí que se pusiera cómodo y encendí el ordenador para que pusiera alguna escenilla para calentarnos. Nos sentamos en el sofá bastante cerca y me preguntó por la camilla que había en la otra habitación. Le conté que era fisió y entre chistes  me hizo prometerle que le haría un buen masaje si volvíamos a quedar. Después de charlar un rato yo estaba megacachondo porque no me podía creer que ese tiarrón estuviera en mi casa y que fuera tan majo, llevábamos un rato juntos y estábamos de risas y cogiendo confianza.

Mientras buscaba en una web se quitó la sudadera y las deportivas y me contó que vivía justo enfrente con su novia y que buscaba  mucha discreción. Rápidamente le tranquilicé y le dije que estuviera relajado que solo buscaba pasarlo bien sin malos rollos y  me quité la camiseta. Al verme él hizo lo mismo. Como ya os digo se notaba que habían pasado los años pero seguía estando muy bueno, tenía un poco de pelo en el pecho, unos brazos enormes igual que sus piernas. Se recostó y puso una escena de una orgía donde varios hombres se follaban a dos chicas.

Yo empecé a sobarme el paquete y él hizo lo mismo, a mí se me escapaba una y  otra vez la mirada para su cuerpo y alguna vez cuando le miraba a la cara nuestros ojos cruzaban y nos reíamos. Se notaba que estaba nervioso y que no había hecho eso mucho. Yo la tenía como una roca y la situación me estaba dando tanto morbo que me quité los boxers dejando al aire mi polla durísima y empecé a pajearme. Él me vio e hizo lo mismo pero al volver a sentarse se  pegó más a mí, lo que me puso todavía más cachondo. Los dos ya estábamos pajeandonos y resoplando ( su polla era un pelín más pequeña que la mía -18cm- pero más gorda) yo me hubiera lanzado a comérsela pero no quería asustarle, intentaba que él tomara la iniciativa y ver hasta donde quería llegar.

Después de un rato pajeandonos y rozando nuestras piernas, él paró y me sobó un poco el pecho con la excusa de que no tenía nada pelo y en forma de broma me apretó un pezón. Yo le seguí la broma y le dije que me había hecho daño, le aparté y empezamos  a jugar y a pelearnos hasta que yo acabé sentado en sus piernas y nuestras pollas rozándose. Le cogí las muñecas y las apreté contra el sofá y  le pregunté - ¿Y ahora qué? y mirándome muy fijamente se soltó y agarró nuestras pollas y empezó a pajearlas. Yo estaba en la gloria y no paraba de rozarme contra él. Mientras su manos nos pajeaba yo me acerqué más y le abracé susurrandole al oído que estaba a punto de correrme, él me dijo que también y que quería hacerlo a la vez y siguió pajeandonos mientras apoyaba su cara en mi cuello. Resoplando me dijo que se corría y en ese momento varios trallazos de leche se desparramaron por su manos, nos corrimos a la vez. Después de unos segundos en esa posición, él se echó hacia atrás en el sofá y apoyó sus manos en mis muslos sobándomelos.

  • bufff tío, vaya corrida, hacía mucho que no me corría así.

  • ya, ya lo veo jajajajaa.

Los dos estábamos mega pringados de lefa por todo el pecho, manos, e incluso un poco en el cuello. Yo me levanté y le ofrecí mi baño para que se limpiara, estuvo un rato y salió en pelotas.  Yo no podía dejar de mirarlo pensando en todo lo que había pasado y sobre todo por el buen rollo que teníamos. Se empezó a vestir y me dijo que se tenía que ir sin antes recordarme que le debía un buen masaje. Yo me eché a reír y le dije que cuando quisiera a lo que respondió que el domingo no tenía nada que hacer... continuará