Mi encuentro con el placer [Apasionada29]
Perdió su inocencia de la forma que menos esperaba pero a los 19 años conoció a quien le abriría un mundo de lujuria y placer entregándola a un destino desconocido.
MI NUEVO DESTINO MI ENCUENTRO CON EL PLACER
La cuidad estaba en crisis y mi familia había perdido casi todas las tierras que tenía
Mi padre, un hombre muy llevado a sus ideas y controlador, hizo todos los preparativos para emigrar a Francia en barco, allá teníamos familia y a la vez, también había arreglado un matrimonio para mí así podríamos seguir manteniendo la farsa que llevábamos, ya por demasiado tiempo.
Había llegado el día, el día donde empezaría mi nuevo destino, una vida escrita por otros para mí, una niña aún de 19 años, a la que casarían con un hombre bastante mayor y peor aún en contra de lo que siempre desee.
Ya en el barco, empecé a mirar a mi alrededor y así ver quienes serían mi compañía por el largo viaje. Quisiera decir que la vista me había alegrado, pero no fue así, al contrario y más aún, todo estaba pasando sin que yo no pudiera hacer nada, pero tenía que aceptar también el bienestar de mi familia estaba en juego.
El viaje era agotador y ya me sentía aburrida, desanimada y unas lágrimas rodaron por mis mejillas, no había notado que el contramaestre me miraba desde hace un buen rato y al darse cuenta de mi sentir, extendió su mano con un pañuelo y una sonrisa. Al recibirlo y sentir sus dedos tocar los míos, una extraña sensación recorrió mi cuerpo, mis mejillas se sonrojaron y sólo se me ocurrió correr a mi cuarto. Me tendí en la cama con el corazón algo agitado, por la mirada tan atractiva de aquél hombre, no se algo hizo que mi ser se pusiera tan sensible, mis pezones se pusieron erectos y al tocarlos, una electricidad recorrió cada poro de mi piel. Seguí el recorrido que llega a mi sexo, mis manos se posaron en mi valle, el cual latía de una forma muy diferente, un calor emanaba fuertemente y me asusté, ya que era algo nuevo para mí. Mientras más me acariciaba, mi respiración aumentaba su ritmo, cual galope de un caballo en la pradera corriendo libre hacia un lugar desconocido.
De pronto sentí una llamada a mi puerta, avisándome que ya era la hora de cenar. Traté de calmar aquella sensación extraña que mi cuerpo estaba experimentando y salí a la cubierta del barco para refrescarme un poco e ir a cenar con mi familia. No me había dado cuenta que el día se había escurrido, ya era de noche y el viento comenzó a dar señales, que una no muy agradable tormenta se nos aproximaba el barco empezó a moverse de una forma muy peligrosa, las velas que no soportaban más, el viento que se sentía, era muy fuerte y estremecedor. El capitán de nuestra nave, ya había notado lo que se nos venía y les ordenó a sus marineros proceder a sus labores, también nos dijo que tratáramos de amarrarnos como pudiésemos y así evitar caer al oscuro mar. Fue una noche muy larga, pero poco a poco fue menguando la tormenta y al sentirme tan agotada, me quedé dormida recordando el miedo y la desesperación, acompañado de los gritos de los pasajeros. Después de un tiempo, no se cuanto había pasado, pero un candente sol golpeaba mis ojos, lo cual me despertó, taré de buscar a mi familia mientras me desataba, sólo me tranquilicé al encontrarlos bajo las velas destrozadas esparcidas sobre la cubierta me acerqué a ellos y los abracé feliz, estaban bien.
Miré para todos lados y me di cuenta que estábamos desolados, íbamos al garete, sin nada y el palo mayor destrozado, los alimentos cayeron por el fuerte movimiento del barco en la tormenta y la poca agua que nos quedaba, teníamos que compartirla entre todos los que estábamos con vida y esperar que algún otro barco pasara cerca o llegara la ayuda que el capitán había pedido antes de caer por la borda estuvimos casi dos días naufragando, en medio de la nada, mi boca estaba cada vez más seca, ya que preferí que el agua que me tocaba, la bebiera mi familia. De pronto, sentí un grito del vigía de nuestro barco, avisando que algo se acercaba a nosotros nos alegramos mucho, ya que necesitábamos comida y medicinas. Ya cerca, el otro navío se ubicó de tal forma que pudiesen tender la pasarela y así empezaron a abordar unos hombres muy desaliñados y sucios, pero lo más extraño de todo, es que subieron armados y eso me puso muy nerviosa, por lo cual me vi obligada a tomar una actitud muy a la defensiva. Uno de ellos, el más alto y mejor presentado, se puso en frente y nos dijo:
-Veo que lo han pasado muy mal, pero si no colaboran con nosotros, lo pasarán mucho peor. Necesito que dejen en el suelo, todo lo de valor que les queda y a cambio les daremos comida y agua mientras los rescatan _dijo aquél hombre (lo más seguro era el capitán)
Mientras el capitán se paseaba por la cubierta, los otros mafiosos empezaron a recoger lo poco que nos quedaba y a arrancar de los cuellos de las señoras, los collares bruscamente. No pude seguir resistiendo, cuando le arrebataron a mi madre, de un jalón sus aretes.
-Pero como se atreven a faltar el respeto de esta manera, no se dan cuenta por lo que hemos pasado _dije casi gritando por la ira y la desesperación que me producía aquel atropello.
-¡Vaya! Nos encontramos a una revoltosa y bastante bella, no me costaría nada tenerla como adorno en mi barco y que me sirviera en mi castillo (refugio del capitán en el barco). Además hace tiempo que no como carne tierna y mis marineros tampoco. Así que cierra tu linda boquita o te la callo de otra forma _me dijo el capitán mirándome y recorriendo todo mi cuerpo, mientras se pasaba la lengua por sus labios.
-¡No! No es que quiera ser revoltosa, pero el trato que nos dan deja mucho que desear, exijo un poco de respeto a las damas _le respondí tratando de acomodar mi ropa desgreñada, por lo que habíamos pasado.
-¡Aquí nadie exige nada! ¿No te has dado cuenta de lo que somos? Somos piratas de mar abierto y nos iremos con todo lo de valor que encontremos. Les dejaremos sólo lo necesario mientras vienen por ustedes y quizá me lleve a este tesorito _me dijo mientras agarraba fuerte mi cabello y me estampaba un apretado beso en los labios.
La impotencia me llevó a escupirle en la cara, él me sonrió y no alcancé a darme cuenta, cuando un fuerte golpe de su cara me botó al suelo, sólo alcancé a escuchar a mi padre gritándoles que no me hicieran daño y me desmayé. No se cuanto tiempo estuve así, pero cuando reaccioné, estaba con mis brazos en alto atada a un poste, mi falda estaba rasgada y mi blusa se caía por mis hombros, dejando a la vista casi todos mis pechos y ocultando sólo mis pezones.
-¿Y ahora?...¿Te crees muy potra?...No te portes como yegua sin domar, que aquí nadie te va a socorrer. ¡Aquí ando yo! Y si quiero, fácilmente sería comida para mis marineros _me dijo el capitán, quitándome mi cabello largo de la cara.
-¡Por favor no me haga daño! ¿Dónde estoy?...¿Qué le ha hecho a mi familia?...Por favor dígame algo _le supliqué llorando desesperada.
-Estás en el Albatros, mi barco y tu familia debe estar bien, le dejé buen alimento por la joyita que me traje. Eres lo mejor que me he robado _me dijo sonriendo y acercándose para besarme. Le di vuelta la cara bruscamente, demostrándole mi rechazo
-No, no , no, no te pongas chúcara, que no sabes con quien estás. He domado fieras muy peligrosas y una hembra no me las va a ganar, además con un silbido, varios de mis hombres te pueden bajar los moños. ¡Que pechos tienes potrita! Grandes y duritos. ¡Que boca te gastas! Dan ganas de morderlos de tan carnuditos e hinchaditos que son _me decía jalando mi cabeza hacia él con una mano, mientras con la otra enorme y áspera apretaba mi boca, pasó su lengua por mis labios y mi cara.
Me dejó ahí amarrada aún y salió del pequeño cuarto horrible donde me tenían. Me sentía cansada y me dormía a ratitos cortos, despertando exaltada. Tenía los ojos cerrados, en un trance entre dormida y despierta, cuando empecé a sentir un hormigueo en mi vagina, abrí los ojos y vi una cabeza casi perdida en mi conchita que aún estaba virgen. Un asqueroso pirata me estaba lamiendo desesperada, su lengua áspera sabía lo que hacía, pero ¡No!, mi cuerpo era mío. Cerré las piernas lo más brusco que pude, pero aquel hombre era demasiado enérgico y las volvió a abrir. No podía soportar lo que sentía, era algo delicioso y nuevo para mí, pero comencé a luchar lo más que pude para separarlo de mí cuerpo.
-¡No!...por favor no siga, déjeme en paz _le decía entre súplica y goce
-Déjate llevar preciosa, no seas mala conmigo _me decía aquél sucio criminal, casi desesperado por degustar mi conchita.
De pronto, empezaron a acercarse dos hombre más, uno sobándose una gruesa y corta polla, caminando directamente hacia mi boca y el otro se preparaba para chupar mis grandes y duros pechos. Sentía como aquel maloliente pirata, quería meter su pico en mi boca, empujaba su verga contra mis labios y en un arrebato abrí mi boca para que la introdujera y se la mordí, a lo que él respondió con un fuerte golpe en mi cara.
Alguien se aproximaba a la puerta del lugar y los tres hombres se miraron pasmados, se alejaron poco a poco de mi mientras cubrían sus miembros; uno de ellos me hizo una señal con su dedo en la boca, para que no dijera nada de lo que allí había ocurrido. Ellos salían y al mismo tiempo entraba el capitán, me vio tendida en el suelo, tratando de pararme como podía por las amarras de mis manos, les dio una sola mirada a sus marineros y ellos desaparecieron, casi echando humos con sus piernas. El capitán se acercó lentamente y me tomó la cara, de mis labios caían unas gotas de sangre, por el golpazo que me había dado. Tenía miedo y el lo notó, muy despacio posó un suave beso en mi boca y con su lengua lamió la sangre que goteaba de mis labios. Mi cuerpo temblaba y mis ojos no demoraron en producir lágrimas de desolación e incertidumbre, sabía que mi vida estaba en las manos de él.
Me miró y quitó de un jalón la poca ropa que cubría mis pechos, mi corazón empezó a latir rápidamente, por la vergüenza de sentirme desnuda por primera vez frente a un hombre y también por los sentimientos encontrados que me producía este personaje, un ser misterioso y cruel, pero ahora demostrando un leve toque de dulzura. Mis pechos estaban a su vista y siguió besándome cada vez más intenso, sus manos comenzaron a masajear mis tetas intercalando a suaves apretones en mis pezones, lo cual me produjo una mezcla entre dolor y placer no pude evitar que un gemido se me escapara desde lo más profundo de mi ser. Al sentirme gemir se desesperó y apretó mi cuerpo contra el de él, acercó su cabeza a mi cuello y empezó a oler mi piel, besarme y morderme sutilmente, mi cuerpo comenzó a entregarse lentamente ya no podía seguir luchando contra un inmenso manantial de sensaciones exquisitas, pero mi espíritu no estaba dispuesto a tolerar, que le resultaran las cosas tan fáciles.
-Aléjate de mi, suéltame animal asqueroso. Que te crees que soy para que sepas, soy una mujer de familia, con estudios _le dije al mismo tiempo que esquivaba sus caricias.
No aguantó mis brincos de señorita de sociedad, me agarró sin compasión y muy fuerte del cabello, lamió toda mi cara y después se dirigió a mis pechos, succionándolos como animal desesperado.
-Ya no sirven tus alegatos de niña mimada, ahora vas a ser mía y nadie ni nada te podrá librar de ello _me dijo con la mirada fija en mis ojos, sacó una navaja de su pantalón y cortó la cuerda que sujetaba mis manos al poste, sin que ellas se desaten y me tiró al suelo.
Sólo la falda quedaba en mi cuerpo, pero no demoró en quitarla y ahí, en aquel solitario y sucio cuarto, quedé desnuda completamente para ser degustada por ese hombre tan extraño. Separó mis piernas y se ubicó en medio para quedar más en contacto con mi cuerpo, besaba mis pechos los mordía, lamía mi abdomen y empezó a bajar hasta mi vagina. Traté de alejarlo empujándolo con mis piernas, pero su fuerza se impuso. Rápidamente se levantó y cogió un balde que tenía agua, me miró nuevamente y una sonrisa traviesa se apoderó de su cara. Levantó el recipiente y me lo lanzó al cuerpo, esto hizo que me agitara por la sorpresa y así lograr que me tranquilizara.
-¿Se te quitó lo rabiosa potranca?...¿O quieres que te castigue de otra forma? Tú dime solamente y te aplico una pequeña tortura, que mucho no te va a gustar _me dijo mientras se quitó toda su ropa, dejando a la vista su cuerpo definido y esbelto, quedándose sólo con las botas puestas
No pude evitar no mirarlo, ya que jamás en mi vida había visto a un hombre sin ropa, mis ojos no podía quitar la fijación de su miembro, ya que este comenzó a crecer cada vez más apuntando hacia el techo lo cual me causó risa por la vergüenza de semejante espectáculo. Estaba toda mojada y en eso incluyo mi conchita, ya que al verlo tan imponente frente a mí, me causaba una sensación que me gustaba
Se agachó y sus manos recorrieron toda mi desnudez, sus manos grandes y ásperas hicieron que mordiera mis labios para no demostrarle que me gustaban sus caricias. Se ubicó otra vez en medio de mis piernas, besó mi abdomen tembloroso y se acercó ante mi conchita abriendo con su boca mis labios carnuditos. Un calambre recorrió mi ser, su boca besaba desesperada y su lengua jugaba con mi clítoris, que ya estaba duro pujó contra mi orificio, lo cual me dolió y exclamé un quejido confuso.
-¿Te gusta zorra chúcara? Parece que te gusta, tus gemidos te han delatado. Ya no quieres huir como antes _puso su pene duro en mi zorrita y lo empezó a rozar por todo mi sexo colocando su glande en la entrada de vagina pujando fuerte
-Por favor no sigas, no me hagas esto _apenas terminé de hablar, ya que había metido la punta de su verga de un viaje dentro de mí un dolor muy intenso me hizo dar un gemido fuerte y mis lágrimas brotaron mientras mis uñas se clavaron en su espalda, me miró con una sonrisa intrigante
-¡Eres virgen potra!..._me dijo mientras me acariciaba los pechos manteniendo su pene dentro de mí
-¡Lo soy!, por favor déjame, suéltame. Me duele lo que me haces _le dije casi gritando gemidos y tratando de alejarme de él
¡Que delicia!, relájate preciosa que tu hombre te va a llevar a otra vida, que rica es tu zorra potra, apretada y deliciosa siento que me la cortas de tan que estás mamita _me dijo mientras entraba lentamente en mi conchita, el dolor se hacía cada vez más intenso mientras más me penetraba
No paró de introducir su verga hasta que sintió mi tope, terminando su entrada triunfal con un beso al cual le respondí sin pensar, mi mente estaba apoderada de una mezcla entre miedo, dolor y algo muy extraño que comenzaba a gustarme. Empezó a moverse lentamente sin sacarlo de mi conchita, me abracé a su cuello fuerte para mitigar un poco mi dolor, sus embestidas cada vez más rápidas y sus palabras al oído diciéndome que mi conchita era deliciosa, que era la primera vez que desfloraba a una mujer, hicieron que mi cuerpo empezara a entregarse y mi mente a reconocer un placer nuevo y delicioso. Lo miré fijamente mientras él penetraba mi zorrita y acerqué mi boca a la suya pasado mi lengua por todo el rojo de sus labios.
-Cosa rica, estoy en ti putita, estoy bombeando tu concha y siento que me derrito con tu ardor, estoy clavado en tu vagina y no quiero salir jamás, tus paredes me tienen atrapado y el latir en tu interior me succiona delicioso. Tus labios potra me enloquecen, me tienes desesperado, te quiero atravesar y al mismo tiempo temo hacerte daño _me dijo atrapando mi boca con sus labios apasionadamente Sus palabras hicieron eco en mis sentidos y sin dudarlo más le susurré en el oído
-¡Hazme tuya! Quiero sentirte todo, enséñale el placer a esta mujer, quiero sentir todo lo que antes jamás probé. Deja tu marca en mí, posee mi cuerpo como nunca nadie lo ha hecho, me encanta lo que haces y quiero más, mucho más _lo agarré de sus nalgas y lo apreté hacia mi para sentir todo su miembro en mi cueva ardiente, ya el dolor no estaba, sólo había en mí una lujuria desconocida que me tenía casi en el borde del éxtasis
Lo que le dije fue como combustible para sus sentidos, empezó a masajear mis pechos como si los moldeara para sus manos, lo que le era casi imposible por el tamaño de ellos; entraba y salía suavemente metiendo hasta el fondo de mis entrañas su verga dura y ágil, mis caderas parecían que se iban a desarmar, cada vez que él me embutía su pedazo de carne asquerosa de un principio, pero que me otorgaba en placer tan envolvente y profundo que no podía comparar con nada, ni con los manjares más exquisitos que probé en los años buenos de mi familia Lo quería en mí, ¡Si que lo quería! de eso estaba completamente segura, ya su cuerpo me era necesario y no podía escapar de esa sensación tan intensa que me entregaba, lo miraba fijamente cada vez que entraba en mi cueva que estilaba, no se como podía meter todo dentro y no romperme, antes temía meter uno de mis dedos y él me introducía hasta casi los testículos, su pelvis rozaba la mía dándome un cosquilleo desesperante en mi clítoris, lo apreté como pude con mis manos aún atadas enterrándole mis uñas en su culo y así tenerlo más dentro de mí
-¡Que puta te has puesto! Me quieres comer entero, tu zorra pide el pico que la desfloró y yo no voy a negarle ese privilegio ¿Lo quieres sentir todo potrita? Entonces vas a sentir como mi polla te destruye la concha de placer, me tienes caliente con tu cara deseosa y temerosa de lo nuevo que estás sintiendo y eso es lo que más me excita. Eres una mujer deliciosa y te voy a enseñar lo que es bueno _me dice mordiendo y lamiendo mis labios partidos por el golpe que me habían dado, me agarró del culo y se levantó conmigo atornillada en su pico
Me subía y bajaba para que sintiera como salía y se desaparecía su verga en mi cueva, yo con mis manos le rodeaba su cuello y así ayudaba a ese placer tan delicioso que era sentirlo clavado en mis entrañas. Miedo ya no tenía, era otro sentimiento el que me invadía deseo, ganas y desesperación de sentir más de él mis gemidos profundos acompañaban sus embestidas, la fuerza con la que me penetraba era tanta, que su boca apaciguaba su goce succionando mi saliva y mordiendo mis pechos, los cuales se los entregaba inclinándome hacia atrás y sujetándome de una pared a la cual se había apegado cuando me levantó del piso y comenzó su penetración de pie con mis caderas clavadas en las suyas algo estaba pasando en mí, no comprendía que era pero mi cuerpo parecía que iba a estallar, mis músculos se pusieron tensos y la respiración galopaba tan rápido que creí que el corazón se me saldría
-¿Qué me está pasando? Tengo miedo, algo dentro de mis entrañas quiere explotar y siento que mi mente escapa de mi cuerpo ¿Qué me pasa? Estoy desesperada y es delicioso _le digo subiendo y bajando lo más rápido que podía de su polla que latía al compás de los míos
-¡Estás acabando putita! Que rico potra, dame tu orgasmo y no te asustes, vas a sentir algo que jamás olvidarás, moja mi verga con tus jugos calientes, entrégate a lo que sientes que es exquisito _me dijo sujetándome con una mano por el culo ayudándome con mis montadas y con la otra golpeaba la pared para controlar lo que sentía dentro de él
Unos calambres extraños y espectaculares estallaron en mi conchita y en mi cuerpo entero, mis gemidos ya fueron gritos de placer, lo apreté fuerte y cerré mis ojos para disfrutar del momento exquisito me envolvía por completa. Mi conchita lo apretaba y lo soltaba, como si quisiera cortárselo y quedármelo adentro
-¡Que rico siento!...ahhh, ohhh, mmm, que delicioso y profundo, siento que me muero y toco el cielo, pero estoy clavada en ti y no quiero salir jamás _le dije y apretando mi boca a la de él y así poder controlar los gemidos intensos que se escapaban de mi ser
Me abrazó fuerte y me desmontó de su verga aún erecta, mis piernas temblaban y me agaché para descansar un poco. Bajó su mano hasta su bota y sacó una navaja la imagen me dio miedo y más cuando se acercó a mi bruscamente, tomó mis manos y de un solo corte, las amarras desaparecieron. Mis ojos brillantes se posaron en su pico que apuntaba hacia mi boca, él sonrió y comenzó a masajearlo frente a mi
-¿Quieres lamer y sentir el sabor de tu concha con sabor a mi polla?...así me podrás compensar lo que te regalé dale muñeca, abre tu boquita y siente como es el sabor de un hombre y el sabor de tu conchita, dame ese gusto ya ves que te he soltado _me dijo sobando su verga y acercándose hacia mi boca
Sin pensar abrí mi boca para que metiera un poco de su carne latiente dentro de mis labios, el sabor que tenía era intenso y estaba bañado de mis jugos me encantó lo tomé del tronco sin saber como hacerlo y mi lengua lamió todo lo que había salido de mi cueva. Su mirada no se alejó ni un segundo de mi, sus piernas temblaban, parecía que caería de rodillas sus gemidos me excitaron y un leve quejido escapó de su boca
-Me has clavado los dientes muñeca, sólo atrápalo con los labios y con tu lengua rodea mi glande, como si degustaras un caramelo así preciosa, abre tu boquita jugosa y lame tu verga latiente _hice tal cual me enseñaba y su desesperación se apoderó de él, parecía un animal en celo, me levantó rápidamente y me volteo, dejándome de espaldas hacia él
Lamió mi espalda y con sus manos abrió mi culito sobando su pico por toda mi concha y clítoris, continuando con una brusca incrustada en mi vagina, agarró mi cabello y empezó una nueva embestida, pero ahora con más fuerza. Me levantaba con cada penetrada y con sus manos apretaba mis pezones, mis pechos no pude evitar llevar mi mano hasta mi clítoris y acariciarlo, pasando por sus testículos grandes y apretando ligeramente de ellos arrancando unos gemidos, que hacían que mi piel se llenara de escalofríos mis dedos jugaban con mi sentir y él bombeaba mi conchita las contracciones en mi interior asomaban nuevamente, acompañadas por del latir de sus venas, unas clavadas cada vez más intensas y palabras que me hicieron estremecer
-Cosita rica, ya no puedo más voy a estallar dentro de tu concha apretada, voy a llenar esa cueva caliente con mi leche que quema ya no puedo luchar con lo que siento, me voy potrita, exploto dentro de ti ahhh _apenas le salieron las palabras, me dio unas clavadas profundas y su leche estalló esparciéndose por todas mis entrañas Sentí como algo caliente golpeaba en mi útero, unos borbotones de líquido bañaban la profundidad de mis entrañas, lo que me hizo volver a sentir deseos de disfrutar de esos fantásticos espasmos que mi cuerpo había disfrutado El cuerpo de él temblaba, sus piernas casi se quebraban del cansancio y saciedad. Se apoyó de mi espalda agarrado de mis pechos, su corazón latía rápido, lo sentía en mi cuerpo latiente
-¡Que delicioso fue sentirte! Eres exquisita mujer, tu interior me derrite y tu piel es un manjar para mis manos, me encantas y me envuelves con tu cuerpo _me dijo casi sin respiración besando y acariciando todas mis curvas
Algo en él había cambiado, sus palabras ya eran suaves hacia a mí, me miraba de otra forma, lo cual me producía un deseo que casi no podía controlar mi conchita quería más y más, algo en mí había despertado, un hambre de placer sin límites establecidos
Me tendió en el suelo y se abrazó a mí por detrás acariciando mis hombros, se sentía delicioso su cuerpo sudado cobijando el mío hubiese estado así por largo rato, pero se levantó bruscamente y se vistió salió de aquél cuarto sin decir una sola palabra
Mi cuerpo seguía encendido, acariciaba con mis manos mi piel y una sensibilidad deliciosa me cubría. Me puse de espaldas con mis ojos cerrados, mis dedos jugaban con mi clítoris que estaba erecto otra vez, era delicioso disfrutar del hormigueo que se apoderaba de mi vagina
Sin sentir ningún ruido delatador, abrieron lentamente mis piernas y comenzaron a lamer mi conchita deseosa, que exquisito sentía esa lengua y esa boca devoraba mi cuevita. De pronto unas manos agarraron mis pechos y abrí los ojos, ya que las caricias eran muy diferentes
-¡Que zorra más deliciosa! Está hinchada de tanto culiarse al capitán, esta si es comida era un marinero que lamía mi concha metiendo luego uno de sus dedos. También había otro acariciando y mordiendo mis pezones, que ya estaban demsiado sensibles
-¡Mi capitán ya la volvió puta! Yo le muerdo los pezones y tú le devoras la concha y ella no dice nada le gusta mira como goza la perra caliente _dijo el otro
Fue ahí cuando noté que eran los mismos que me abordaran antes que el capitán me desflorara. Pero esta vez no pude alejarlos, mi cuerpo quería sentir y mis gemidos les mostró mis ganas El que lamía mi concha sacó su verga y la empujó lentamente en mi cueva, la introdujo hasta las bolas, yo estaba estilando con mis jugos y con la leche del capitán, eso hacía que esa polla más corta y gruesa entrara rico en mi El otro sacó la de él y se preparó para llegar a mi boca, en eso le ayudé y se la agarré para acariciarla Que placer sentía en mi concha, sus embestidas me tenían en el borde de otro orgasmo, que no demoró en llegar mis piernas lo apretaron hacia mi concha y el otro metió su pico en mi boca, la cual chupaba con desesperación por el placer que mi cuerpo disfrutaba
-¡Está acabando la putita! Es una perra caliente _decía el marinero, sacó su verga de mi concha y se dispuso a meterla erecta en mi boca
Me arrodillé y mis lamidas se repartían entre esas dos pollas asquerosas, pero estaba demasiado caliente. Mi chupadas y lamidas hicieron que esos palos escupieran en mi boca y en toda mi cara No me había dado cuenta y menos aquellos piratas, pero el capitán estaba detrás de ellos
-¡Fuera de aquí perros malagradecidos! Gritó el capitán y los dos hombres se escabulleron como ratas y salieron del cuartucho en casi un abrir y cerrar de ojos
Ahí quedé yo arrodillada ante él, limpiando el semen de mi cara, con otro orgasmo más y toda sudada se acercó a mí con paso firme, sin dejar de mirarme y me agarró del cabello muy fuerte
¡Eres una puta! Si una puta caliente e insaciable. Te habías comido mi verga y quisiste más _me dijo y sus palabras volvieron a ser agresivas como antes
Yo no decía nada, sólo lo miraba con deseo, su postura agresiva hizo que mi cuerpo no se apagara al contrario, mis ganas se hicieron mucho más firmes sólo atiné a morder mis labios y a sobar su polla por encima de la ropa. Lo miraba con lujuria, mi cuerpo pedía placer y no podía controlar mis ansias de sentir más y más le sobaba su verga que comenzó a dar muestras que su sangre ardía
-¡Abre tu boca! Tienes hambre y te daré comer _me decía al mismo tiempo que sacaba su pico del pantalón, esa verga que había incendiado mi cuerpo y lo convirtió en un abismo de deseo
Lo tomé de la base y mi lengua lamió todo su hermoso anillo carnudo, toda su carne comenzó a penetrar mi boca una y otra vez, la cual se abría complaciente para recibir sus embestidas y sobar con mi garganta su glande latiente con sus brazos fuertes me agarró y con mucha habilidad hizo que mi cueva quedara al disfrute de su boca, era incómodo pero disfrutaba de su lengua y labios que besaban delicioso mi ardiente zorrita. Estuvimos así por un momento y luego me bajó, comenzó a desvestirse mientras lamía su verga deliciosa y mis dedos se perdían en mi caliente concha lo quería dentro de mí entero y duro, quería volver a sentir como perforaba mis entrañas
-¡Penétrame por favor ahora! Quiero que me claves tu pico en mi concha, ardo de deseo y quiero que apagues esta calentura con tu leche deliciosa hazme tuya de nuevo como la primera vez, mi cuerpo tiene un hambre que sólo tú puedes saciar _le decía casi suplicante mientras él posaba su cuerpo en el suelo...
Me acerqué hasta su cuerpo y me senté en su pico el cual él sobaba, abrió mi culo para meter toda su polla dentro de mi conchita, así la sentí toda dentro de mí dura y deliciosa arrancando un suave gemido de goce que rico se sentía ser clavada por su pedazo de carne, entraba y salía mientras mis jugos lo bañaban completamente. Él acariciaba mis pechos que se movían por las cabalgadas que le daba gustosa, mis gemidos subían de grado a la vez que mi placer, sus besos eran exquisitos y me sentía completamente extasiada De pronto siento como sus dedos acariciaban mi culo, no sabía lo que quería hacer
-¿Qué haces? Le pregunté sin dejar de montar su verga y sin dejar de besarlo
-¡Quiero perforar tu culo! Quiero entrar en todos tus orificios, deja que te prepare para meter mi pene dentro de este hoyito apretadito, lo vas disfrutar te lo aseguro, tú sólo entrégate a mi _me decía al mismo tiempo que me ponía de lado apoyada en el suelo
Sacó su pene de mi conchita y lo puso apuntando en la entrada de mi culo, empujándolo lentamente. No sabía que decirle ya que me ardía de una forma extraña, me dolía y traté de alejarme de él, ya que no era como cuando me desfloró, lo que hacía me dolía. Él me agarró fuerte por la desesperación de meterlo en mi culo y sentí como si me rompieran cuando introdujo todo su glande le decía que no siguiera, que me dolía y él sólo me dijo que pronto iba a sentir un placer que jamás olvidaría, que me relajara y me entregara a sentir y que pronto el dolor se mitigaría. Cada vez entraba más en mi culo, mientas sus dedos acariciaban mi clítoris lo cual hizo que olvidara un poco el dolor mi cuerpo se entregó a sus caricias y el dolor ya no me importaba, la verdad ya no lo sentía, ahora quería que sólo lo metiera y me hiciera sentir más
-¿Te gusta lo que sientes? Ves que ahora ya no te duele zorrita, ya eres toda mía tu boca, tu concha y ahora tu culo apretado, que rico te siento mujer y disfruto demasiado como te entregas a mí que rico potrita golosa, que delicioso es tu culo, siente potrita y siente rico, ya que yo casi exploto _me decía gimiendo de una forma diferente, más extasiado y eso me tenía casi en el borde, sentirlo como casi elevaba gritos de placer con cada una de sus embestidas, hicieron que mi placer alumbrara el orgasmo más intenso que había tenido
-¡Clávame el culo, clávalo entero! Quiero sentirlo todo dentro de mí, perfora mi culo cosita, quiero que me atravieses que rico se siente tenerte dentro de mí, ya no puedo más, siento que mi cuerpo estalla, dame todo dame con fuerza _le gritaba desesperada sus dedos perforaron mi concha y desde ahí me empujaba hacia su pene, haciendo que se perdiera en mi culo
Mi orgasmo llamó el de él y ambos dimos un grito profundo, él me embutía su pico y yo le movía el culo haciendo círculos en su glande, esto hacía que su orgasmo fuera más fuerte y el mío también nuestros gemidos eran intensos y el orgasmo no paraba, era largo y delicioso, sentía que me desfallecía, pero su verga me sostenía en la realidad cada vez que me penetraba
Nos quedamos tirados en el piso, sintiendo el vaivén del barco por el mar, cansados y extasiados por tanto placer. Apoyé mi cabeza en su brazo, el cual se aferraba a mi pecho agitado. Cansada por tanto disfrute, me quedé dormida en sus brazos, sólo me despertó su voz Abrí mis ojos y él ya no estaba a mi lado, se había vestido y de pié me dijo
-No puedo quedarme contigo, no puedes seguir en el barco, debo dejarte ir no podría estar tranquilo, sabiendo que en cualquier momento uno de mis marineros va a querer poseerte y no permitiré una rebelión en mi barco. En la primera isla segura que avistemos te dejaré ir _se acercó a mí, me dio un beso y salió del lugar sin decir nada más
Y así fue hizo todos los preparativos para dejarme en una isla que se avistaba cerca, me subía a un bote y un pirata que me observaba me llevaba hasta mi nuevo destino. Mi capitán miraba como me alejaba y yo con miedo a lo nuevo le devolvía la mirada, pidiéndole que me dejara a su lado, pero no fue así Llegamos hasta la orilla y me bajé de aquél bote, el sucio pirata se alejó, dejándome agua y fruta Tenía miedo y miré hacia todos lados, de pronto mi mirada se detuvo en una pequeña cabaña, donde se asomaban unos misioneros acompañados de unos nativos pero esa es otra historia
Apasionada29