Mi empleado, mi amante

Mi esposa me hizo jurar que no iba a tener mas aventuras con mujeres,yo sabia que no iba a poder cumplir pero nunca imagine que seria con un hombre.

Mi empleado, mi amante.

Hacia 3 años que estaba casado y mi esposa me hizo jurarle, después de haberme descubierto, que era la última vez que tenia una aventura con otra mujer, yo sabia que no le iba a poder cumplir pero jamás imagine que mi próxima aventura iba a ser con un hombre, y que ese hombre era un empleado de mi empresa.


A los 24 años tenia una vida económica muy sólida, un muy buen pasar producto de una empresa de ventas al por mayor de materiales para la construcción, herencia de mis padres, ubicado en una provincia enclavada entre valles y montañas, una provincia con clima tropical y alejada a una distancia de 1200 km. de la ciudad donde vivía con mi familia, mi esposa de 23 años y una beba hermosa de 2 años.

Esa situación, la distancia que había entre el lugar donde estaba la empresa y mi casa, hacia que repartiera mi tiempo, 15 a 20 días los pasaba en la empresa alejada de mi familia, y solo el resto del mes estaba con ellos.

Siempre me gustaron mucho las mujeres, y cuantos más jóvenes mejor, y en ese pueblo de provincia donde tenia el comercio, y donde se dormía la siesta y se alargaban las noches, me encontraba solo, lejos de mi familia, y un poco porque tenía mi pinta y un poco más porque tenía un buen pasar, eran varias las mujeres que me buscaban y a las que yo no dejaba de atender, sobre toda una jovencita de 19 años con la que comencé a salir y que me volvía loco.

El pueblo donde estaba el negocio era alejado del centro de la ciudad y no había hoteles cerca para alojarse, por lo tanto yo alquilaba una habitación en una casa lindera al comercio, una casa grande y hermosa con todas las comodidades y con unos jardines enormes donde tomábamos algo en las noches de verano y que a uno le quitaban las ganas de ir a un hotel, la propietaria una señora mayor, Dolores, muy buena persona y muy culta además del alojamiento preparaba la comida, era una compañía agradable en esos día que estaba lejos de casa, eran habituales las largas charlas después de la cena donde tocábamos todos los temas, sabíamos reírnos mucho compartiendo las anécdotas de cada día.

La casa tenia solo tres habitaciones, cada una con su baño, en una estaba Dolores , yo ocupaba otra, y en la tercera habitación estaba alojado un empleado de mi comercio, Lucho, un hombre de 40 años que no tenia donde vivir, a el lo tenía como mi mano derecha y se ocupaba de las cosas más importantes del negocio en los días que yo no estaba, el costo de su alojamiento estaba a mi cargo, el había sido un empresario muy importante pero cayo en desgracia y había perdido todo, empresa, familia, dinero, llego recomendado por gente que lo conocía bien, y desde que lo tome siempre estuvo muy agradecido por la mano que le estaba dando, era el empleado más fiel que tenia, pero siempre guarde distancias cuestión de poder poner limites y mantener autoridad.

Se acercaba la primavera y en los jardines de la casa florecía todo, el clima en esa provincia era verdaderamente tropical, su imponente vegetación donde proliferaban las plantas de mango, bananeros, palmeras, recreaba un ambiente casi salvaje, en esas noches tibias y húmedas se colaba en las habitaciones el aroma de los azares y los jazmines, en esta época Dolores comenzaba a arreglar la casa, le gustaba dejarla impecable, esa noche después de terminar de cenar Dolores nos dijo que en unos días iban a venir los pintores, que perdonáramos la molestia, pero que ese año quería pintar las habitaciones, el resto de la casa la había echo pintar el año anterior, adorábamos a esa viejita y mientras con Lucho tomábamos el café que nos había servido con unos bombones entre risas le decíamos que la única molestia seria que no nos hiciera más la comida exquisita a la que nos tenia acostumbrados.

En dos semanas comenzaron los trabajos, Dolores nos dijo que a partir de ese día teníamos que compartir habitación ya que mientras retocaban las paredes de una de ellas y luego la pintaban no se iba a poder estar adentro, pedí que fuera la mía primero y le dije a Lucho que compartiríamos la habitación de el, así lo hicimos.

Llego esa primera noche en que deberíamos compartir la habitación y caímos en la cuenta de que no había dos camas, sino que cada habitación solo tenia una cama de dos plazas, tipo matrimonial, y que para peor eran tan grandes que no entraban dos en una misma habitación, buscamos alternativas pero no las encontramos, dejamos la solución para el otro día ya que Dolores se había ido a dormir y decidimos por esa noche compartir también la cama, algo que no me agradaba mucho, una cosa era compartir la habitación y otra compartir también la cama y con otro hombre que además era empleado del negocio, era una situación que achicaba esa distancia que yo había puesto, pero me dispuse a aceptarla por esa noche para no causar resquemores.

Así lo hicimos, primero me bañe yo, una buena ducha con agua bien caliente para relajarse de las tensiones del día, y enseguida me acosté, luego se baño Lucho e hizo lo mismo, me puse a leer un libro como para hacerle notar que estaba en otra cosa mientras el veía un poco de televisión, hizo algunos chistes con respecto a la situación que estábamos pasando, los dos durmiendo en una misma cama, decía que parecía nuestra luna de miel, yo apenas se los festejaba y se el quedaba en silencio, así paso la hora hasta que decidimos dormir y apagar las luces de los veladores.

Dormíamos sobre las sabanas porque era una noche templada, la habitación estaba calida, en el ambiente se respiraba el aroma de las flores del jardín que invadían toda la casa, una tenue luz que venia de la luna pegaba sobre el cuerpo de Lucho, de repente y no se porque me puse a observar su cuerpo, tenia puesto solo un slip igual que yo, sus piernas eran largas, su vientre chato y su pecho tenia bastante bello. Lucho era un hombre grandote de espalda ancha pero sin músculos ni siquiera en los brazos, su rostro no era muy agraciado ya que tenia una nariz bastante prominente, unos labios demasiados gruesos y un cabello entrecano, su piel de un color dorado medio tostado se notaba suave y se la veía brilloso, su apariencia era la de un hombre bastante mayor que sus verdaderos 40 años, así y todo tenia una noviecita bastante linda y bastante mas joven. El se había quedado dormido boca arriba.

Me di vuelta en la cama dando la espalda hacia mi compañero, trate de dormir mientras mis pensamientos volaban hacia otro lado, la noche era silenciosa, sentí que Lucho se movía y cambiaba de posición, no se el tiempo que había pasado cuando de repente note como que algo me había rozado, paso, pero al rato nuevamente tuve la misma sensación, algo me apoyaba en el culo, me quede tieso, sin moverme, pero eso que me rozaba comenzó muy, pero muy lentamente a apretarse mas contra mi, ya podía sentir sobre el slip un bulto tibio que palpitaba apoyado y haciendo presión justo entre mis nalgas, sentía que mi respiración se agitaba, me costaba creerlo pero no me quedaban dudas, ese bulto provenía del cuerpo de Lucho que al darse vuelta se había arrimado al mío, y aunque todavía estábamos un poco separados, como se le había parado la verga esta le quedaba apoyada justo contra mi culo, no se si esto lo hacia de manera conciente ó inconciente, yo seguía inmóvil y sin saber que hacer.

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Fueron unos momentos muy tensos yo seguía ahí quieto, la situación y el calor de la noche me estaban haciendo sudar, tal vez tendría que haberme corrido de lugar pero vaya a saber porque no lo hice, Lucho se movió y se arrimo mas, ya podía sentir el calor que salía de su piel, al instante y sin mediar palabra comenzó un lento y muy, pero muy suave movimiento con su pelvis, hacia rozar contra mi culo ese bulto del cual sobresalía una punta dura, yo tenia que reaccionar o seria demasiado tarde, de repente Lucho demostró que no estaba dormido, y como si hubiera adivinado mis pensamientos se adelanto a cualquier reacción mía, paso un brazo sobre mi cuerpo y me tomo de la cintura, podía sentir la piel de su mano tocando mi piel desnuda.

"Lucho, por favor que estas haciendo", fue mi débil ruego.

De el solamente salio un pequeño suspiro y deslizo su mano hacia mi vientre, yo permanecía quieto sin reacción, su mano me toco por varias partes y luego se introdujo por debajo de mi slip explorando entre mis piernas, acaricio mis muslos, mis testículos, mi pene, sus caricias comenzaron a subir por mi cuerpo, podía sentir su piel tibia y suave acariciando cada palmo de la mía, toco mis nalgas, paso por mis caderas, por mi cintura, me apretaba un lado del pecho como si estuviera tocando el seno de una mujer y rozaba con sus dedos el pezón, así hasta llegar a la altura de la cara, allí uno de sus dedos toco mis labios, su piel húmeda se deslizaba entre ellos, los palpaba y los fue abriendo, para cuando quise darme cuenta ya lo había introducido en mi boca, no podía creer lo que estaba pasando y menos el porque yo seguía ahí inmóvil, Lucho estaba haciendo que su dedo se moviera en el interior, se frotara contra mi lengua y luego lo volvía a poner entre los labios mojándolos, yo lo dejaba hacer y ahí comencé a perderme y abandonarme a sus manos.

No se si era ese clima caliente, salvaje, que hacia que uno estuviera siempre excitado ante el mas mínimo estimulo, estimulo como lo podría ser en este caso dos cuerpos desnudos rozándose al calor de la noche sin importar el sexo, ó sensaciones que estaban reprimidas y ahora salían a flote.

Sin darme cuenta me encontré chupando el dedo de Lucho, todo mi cuerpo se estremecía, ya no había vuelta atrás, el se apretó mas contra la espalda de mi cuerpo apoyándome con todo el suyo, movió una de sus piernas desnudas, la metió entre las mías y yo las abrí dejándolo hacer, sentía la piel caliente de sus muslos rozándose con los míos, y mientras le seguía mamando el dedo yo también comencé a tener una erección.

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No largaba su dedo, lo hacia deslizar entre mis labios, lo frotaba con mi lengua, se lo seguía chupando y me di cuenta que estaba lanzando unos tenues gemidos, por suerte Dolores dormía en una habitación lejana a las nuestras.

Lucho retiro despaciosamente el dedo, me agarro del hombro y me dio vuelta colocándome boca arriba, comenzó a besarme por todos lados, sus gruesos labios y su lengua mojada se frotaban y recorrían cada centímetro de mi piel, fue bajando hasta llegar a mi vientre, se incorporo, me abrió las piernas y se coloco entre ellas, se inclino y prácticamente se acostó arriba de mi cuerpo, arrimo sus labios a los míos, podía sentirlos carnosos y húmedos, su lengua recorría y mojaba mis labios de punta a punta procurando abrirlos, cuando logro su cometido busco mi interior, su lengua se enredaba con la mía, se juntaban nuestras salivas, lo abrasé y comencé a acariciarle la espalda, fui bajando mis manos, pasando por su cintura, sus caderas, las introduje en su slip y lo tome de sus nalgas, eran suaves y redondas, lo atraje apretándolo con fuerza contra mi cuerpo, quería sentir contra mi piel toda la piel desnuda de ese hombre que estaba acostado arriba mío.

"Que estamos haciendo", le dije con una voz que era una respuesta en si misma,

"Nada, solo lo que sentimos, yo quiero tenerte, quiero que seas mío, hace tiempo que te quiero coger, y quiero que voz me sientas adentro tuyo"

Se levanto, se quito el slip quedando totalmente desnudo, ante mis ojos apareció su miembro erecto, duro, con sus venas hinchadas y palpitando, sus testículos se veían gordos, rellenos, y comenzó a quitarme el mío, lo fue haciendo lentamente como gozando ese momento en el que dejaba al descubierto mis partes más intimas, mi cuerpo quedo tendido sobre la cama y mi piel desnuda se veía más blanca que nunca al lado de la piel del cuerpo de lucho, el se tendió a mi lado acostándose boca arriba, un impulso extraño que no se de donde salio me hizo tomar la iniciativa, me puse a su lado y comencé a explorar su cuerpo con mis manos, con mi boca, mis labios se pegaban a su piel mientras que mi lengua absorbía la humedad que le brotaba y a medida que bajaba aumentaba mi excitación, llegue a su vientre y observe de cerca su verga, era bastante grande, gruesa, y la tenia totalmente parada, su piel en esa parte a pesar de que había poca luz se le notaba como de color rosado, contrastando con el color del resto de piel de su cuerpo, abrí sus piernas y me acomode entre ellas, acaricie sus muslos y se los bese, arrime lentamente mis labios a su miembro, moje con la lengua la cabeza de ese tronco de carne dura, la piel en esa parte era suave y al besarla se pegaba en la piel de mis labios, de a poco la fui deslizando hacia mi interior, la sentía caliente y sus venas palpitaban, mi lengua se frotaba contra ese mástil haciendo gemir a Lucho, la colocaba entre los labios y la recorría toda subiendo y bajando, subiendo y bajando, chupaba toda esa carne y movía la boca masturbándolo, parecía todo un experto a pesar de que era la primera vez que estaba mamando una verga, en un momento en que pase la lengua por la cabeza del pene y se lo succione con toda la boca, sentí como se impregnaba de un liquido pegajoso de sabor amargo, eso no me agrado y despacio comencé a sacarla de adentro de la boca.

Me recosté a su lado, éramos dos hombres totalmente desnudos sobre las sabanas de esa cama, la noche seguía calida, serena, la habitación seguía iluminada por la tenue luz de la luna, y un aroma dulce que venia de las flores flotaba en el ambiente.

"Esta noche tiene que ser inolvidable, quiero que seas mío, te quiero penetrar y llegar a lo mas profundo de tu cuerpo y ahí darte todo lo que tengo adentro, vaciarme en tus entrañas", la voz de Lucho sonaba dulce en mis oídos.

Pero esas palabras me daban un poco de temor, aunque también mucho placer, creo que ninguna mujer me había dicho que me deseaba tanto como me lo había dicho el, aunque la verdad eran deseos bastantes distintos en todo sentido, pero al menos eso me hacia sentir menos culpable por lo que estaba pasando.

Me pidió que me acostara boca abajo, le obedecí, me di vuelta y extendí mi cuerpo, abrí las piernas, y apoye la cabeza en la almohada, en ese momento sentí un placer casi morboso al saber que ahí estaba mi empleado mirando mi desnudez, sabia que sus ojos recorrerían mi espalda, mis caderas, el montículo de carne que formaban mi culo, y que vería todas mis partes más intimas como jamás imagino poder vérselas a su patrón.

Lucho jugaba con mis nalgas, las acariciaba, las apretaba, deslizaba su mano muy, pero muy suavemente pasando por el medio de ellas, con los dedos casi tocaba la entrada de mi ano, eso me ponía mas que caliente, cuanto mas cerca sentía la piel tibia de esos dedos rozando mi orificio dorado mas loco me ponía, y sin darme cuenta estaba arqueando la cola como para que el dispusiera de ella, Lucho se bajo, con sus dos manos abrió mis nalgas y sin mas vueltas empezó a besar ese agujero que era la puerta de entrada al interior de mi cuerpo, ahora podía sentir sus labios apoyados en los suaves pliegues de piel que formaban la redondez de mi ano, la punta de su lengua me mojaba con saliva y comenzó a hundirse en mi carne tratando de abrir un pequeño hueco, la metía y la sacaba, toda esa parte mía comenzó a latir, lo apretaba tratando de atrapar con el músculo a esa lengua carnosa, y también me aflojaba para permitirle que entrara más adentro, yo gemía por el placer que me producía lo que me estaban haciendo.

"Lucho no se que me pasa, pero ya no doy mas, aceme lo que quieras, pero acémelo ya, necesito sentirte adentro mió, esta noche quiero ser tuyo". Mi voz sonaba como un ruego, casi suplicando le estaba pidiendo a Lucho que me cogiera.

El se levanto y volvió trayendo un pote que contenía crema humectante para el cuerpo, descargo un poco en mi agujero, dejo el envase en la mesa de luz, se sentó a mi lado y con sus dedos fue metiendo la crema adentro de mi culo, muy despacio esos dedos fueron traspasando mi ano y se metieron en mi cuerpo, los sentía explorando lugares míos que nadie había tocado, los movía adentro lubricando las paredes interiores y yo se los apretaba para sentirlos mas y mas y deseaba que no me los sacara, el lentamente quito los dedos y se arrimo contra mi, me rodeo con sus brazos, y así como estaba yo acostado boca abajo me levanto de la cintura, me dejo arrodillado con el cuerpo flexionado hacia delante, los brazos extendidos hacia abajo y mis manos apoyadas en la almohada.

Yo había quedado desnudo y de rodillas, como se dice vulgarmente en cuatro patas, Lucho se ubico atrás, abrió mis piernas y se arrodillo entre ellas, me tomaba con sus manos de la cintura y apoyaba su cuerpo frotándolo contra el mío, la temperatura de mi piel y la de el iban en aumento, su verga rozaba mis muslos y se metía entre mis piernas, y yo movía mis caderas para sentir mis nalgas apoyadas contra su vientre, contra todo ese bulto de carne que buscaba a mi culo, podía sentir hasta su vello pubico rozando mi entrada, con una mano abrió una de mis nalgas y con la otra dirigió su miembro a mi ano.

No podía pensar en lo que estaba pasando y en el porque, solo quería gozar de ese momento, arqueaba mi cintura para dejar bien parado el culo y me abrí bien de piernas, el miembro de Lucho se movía entre mis nalgas, ya estaba apoyada en el agujero y empezaba a entrar, sentía su punta gorda de piel suave pero caliente tratando de abrirse paso, los pliegues de piel que cubrían el músculo redondo de la entrada de mi agujero anal, se abrían y se cerraban al compás de ese músculo gozando a esa carne que trataba de traspasarla, la cabeza de esa verga dura que pugnaba por entrar empujaba esos pliegues y los empezaba a abrir más allá de lo que podían aguantar, como queriéndolos violar, como queriéndolos romper.

Lucho seguía prendido con sus manos de mis caderas moviéndose suavemente y balanceando su cuerpo hacia atrás y hacia delante tratando de meter su verga mas adentro, de a poco lo fue logrando, a cada embestida suya ese trozo de carne dura se enterraba mas en mi culo, cuando termino de entrar la cabeza, redonda y gorda, mi músculo anal y la piel que lo recubrían se habían estirado tanto que no resistieron, era la primera vez que me entraba algo por ese lugar, no se si me lo rompieron o si simplemente me lo abrieron y agrandaron, lo cierto es que ese momento me dolió mucho, solté un pequeño grito, y mordí la almohada.

A mis 24 años me estaban desvirgando, ahí estaba yo arriba de una cama, desnudo, de rodillas y abierto de piernas, y atrás mío, mi empleado que era un hombre bastante mayor que yo, me estaba cogiendo por el culo y me tenia ensartado con su verga, ese que siempre recibía ordenes mías en ese momento me estaba echando un polvo, no se porque en esos momentos pensé en lo que diría mi esposa y otras mujeres con las que me había acostado si me vieran ahí en esa situación.

Mi empleado no tenia oposición, en ese momento el era el dueño, y entonces de manera suave pero firme fue metiendo su pene hacia el interior de mi cuerpo, gordo y carnoso iba entrando centímetro a centímetro atravesando el músculo de mi ano, resbalaba en mis entrañas rozando mis carnes lubricadas, varias embestidas fuertes y lo metió hasta lo mas profundo de mi humanidad, los empujones que me pegaba con esas embestidas hacían que mi cabeza se hundiera en la almohada que sostenía con mis manos, la verga de ese hombre que me estaba cogiendo se había abierto camino hasta atravesarme todo el culo y enterrarse en mis intestinos, Lucho había logrado lo que quería, con sus manos agarrando mis caderas, con todo su cuerpo apoyado contra el mío entre mis nalgas abiertas, me había terminado de empalar, su miembro se movía adentro mío, podía sentir esa carne caliente latiendo adentro de mis cavidades intestinales, por momentos sacaba de adentro de mi culo la mitad de ese tronco de carne que me había metido y nuevamente la hacia resbalar hacia adentro ensartándola hasta el fondo y haciéndome gemir de placer.

Después de cogerme durante un largo rato en esa posición me la saco y se acostó a mi lado boca arriba, la desnudez de su cuerpo brillaba en la penumbra y su pene parado parecía una estaca, me tomo de la cintura y así como estaba yo en cuatro patas me hizo subir sobre el abriendo las piernas, quede a caballito sobre su cuerpo y sentado sobre su pelvis, el se encargo de tomar mis nalgas, acariciarlas, apretarlas, me levanto un poco para apoyar la cabeza de su miembro duro en el agujero del culo, no tardo en ir incrustándose en mi cuerpo, me incline sobre el y nos dimos un beso de lengua que me lleno la boca, sus manos acariciaban mi culo y lo sostenían bien abierto para poder meterla, no le hacia falta, yo solo me fui sentando muy despacio sobre su verga , dejando que nuevamente entrara ese pedazo de carne en mi cuerpo, el músculo de mi ano, desgarrado y dolorido, se abría lentamente, mientras que ese tronco, como si fuera palo enjabonado se iba enterrando en mis entrañas, quede nuevamente sentado sobre su pelvis pero ahora con todo ese pedazo de Lucho adentro mío.

El con sus manos abría mis nalgas y yo cabalgaba arriba suyo, mis caderas subían y bajaban sobre esa vaina de carne gruesa y húmeda que salía y volvía a entrar, Lucho me penetraba y gemía del placer que le estaba produciendo la cogida que me estaba dando, empezamos a separarnos, a medida que yo me levantaba me fue saliendo toda esa carne que tenia metida adentro, cuando salio del todo sentí que mi agujero estaba dilatado, abierto, y no se me cerraba.

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Me pidió que me acostara boca arriba, por un rato nos quedamos quietos, sudados y con los cuerpos entrelazados sobre las sabanas revueltas, después el se incorporo y se ubico delante de mí, me abrió las piernas, las tomo con sus manos, las levanto y las flexiono doblándolas hacia atrás en dirección a mi cabeza, yo las tome con mis manos a la altura de las rodillas para que no se bajaran y no se volvieran hacia adelante, coloco una almohada debajo de mis caderas para que quedaran levantadas y mis nalgas totalmente abiertas, el se arrodillo adelante mío, se notaba que sabia lo que estaba haciendo, mi agujero anal quedaba totalmente expuesto y a disposición de el.

"No sabes como estoy gozando, siento que esta noche tu cuerpo es mío, te voy a coger con todo, me quiero vaciar adentro tuyo".

"Si Lucho por favor dámela toda, quiero volver a sentir tu verga, dame la leche, ayyyyyyyy así cogeme"

Lucho volvió apoyar la cabeza de su verga en el agujero de mi culo, y ese miembro duro y lubricado empezó a resbalar hacia mi interior abriéndose paso entre los pliegues de la piel que formaban mi anillo anal, abriendo y estirando nuevamente a ese músculo que ya no ofrecía resistencia, ese pedazo de carne empezó a moverse adentro mió, carne de verdad del cuerpo de ese hombre que me estaba cogiendo, mi cuerpo lo recibía con placer, lo apretaba, lo estrujaba para sentirlo mas y mas, deseando que llegara hasta el fondo.

Cuando ya la había ensartado del todo empezó a mover su pelvis, a veces me serruchaba metiendo y sacando ese miembro duro, yo gozaba cuando sentía como mi ano se abría y se cerraba al paso de esa carne caliente de la verga que entraba y salía, otras veces el buscaba mantenerla bien adentro y hacer movimientos circulares, cuando hacia esto ultimo era cuando mas me excitaba, podía sentir la cabeza de ese tronco dando vueltas, rozando, hurgando, revolviendo mis partes interiores, aunque con esos movimientos mi culo se abría cada vez mas.

Cuando ya se acentuaban los jadeos de Lucho, cuando el estaba llegando a su punto máximo de éxtasis, me afloje y deje que mi cuerpo se relajara para permitirle a el que se adueñara de la situación, para que pudiera explotar a su gusto en lo mas profundo de mi cuerpo, imagine lo que vendría en pocos instantes mas y me prepare para recibirlo en mi interior, la leche tibia y gelatinosa que se estaba preparando adentro de ese hombre que me estaba haciendo suyo.

Al rato esos líquidos de Lucho bajaron desde el interior de su cuerpo y salieron a chorros brotando a través de su verga hinchada, se sentían tibios, mojaban mi interior regando mis carnes y se depositaban en mis entrañas.

En esos momentos sentía que no éramos dos cuerpos, sino que éramos dos mitades pertenecientes a un mismo ser, unidas por un pedazo de carne que salía de una mitad, el cuerpo de Lucho, y estaba enterrada en la otra mitad, que era mi cuerpo.

Su semen caliente que recorría mis entrañas nos unía más y más, mis intestinos como es natural extraían algunas sustancias de esos líquidos que llegaron hasta su interior y los incorporaba definitivamente a mi cuerpo.

Lucho acabo con todo, se vació adentro mío y se recostó sobre mi entre mis piernas levantadas, se quedo así sin sacarla por un rato largo, yo lo abrazaba, acariciaba su cuerpo y lo apretaba con mis piernas que estaban alzadas en el aire, podía sentir en mi interior su verga quieta, mi culo abierto y lleno de carne y un liquido tibio moviéndose por todos lados, hasta que el se levanto y saco suavemente su miembro de adentro mío, salía despacio, yo sentía como salía cada centímetro, cuando salio del todo note que mi agujero nuevamente no se cerraba, quedo abierto y no se por cuanto tiempo seguiría de ese modo, el se recostó boca arriba, yo me quede como estaba, baje las piernas y las estire sobre la cama, me dolían por la posición en que las tuve que mantener mientras Lucho se echaba el polvo.

El me miro y me dijo que jamás se había echado un polvo tan bueno, que le encanto como yo cogia y que le gustaría en adelante ser mi amante, no le conteste ni tampoco le pregunte el porque esa noche me había buscado en la cama para cogerme, si era porque el creía que a mi me gustaban los hombres , o si era porque yo le gustaba a el y eso lo calentaba, ó si había sido otro el motivo, yo estaba cansado y confundido , el ambiente en la habitación estaba calido, perfumado, me dolía todo el cuerpo y sentía como me latía el interior del culo a causa del polvo que me habían echado, me levante, fui al baño y primero ante de ducharme me senté en el bidet para sacarme toda el semen que tenia adentro, me ardía el ano y lo sentía abierto, la leche de Lucho empezó a salir, yo miraba como caía ese liquido blanco y espeso, y en ese momento no podía creer que una persona como yo que se había acostado con tantas mujeres, que había tenido tantas aventuras amorosas, estuviera allí sentado viendo como salía del culo toda esa gelatina blanca que me habían dejado depositado en las entrañas, esa noche un hombre me había cogido en todas las posiciones que quiso, metió su verga hasta lo mas profundo de mi cuerpo y me echo un polvo, ese hombre que era empleado mío me había desvirgado y se había vaciado largando todo su semen adentro de mi cuerpo, yo lo había aceptado y hasta gozado, evidentemente algo cambiaria a partir de todo esto.

La noche se hizo larga e interminable, Lucho también se baño, nos quedamos acostados uno al lado del otro, desnudos pero sin tocarnos, yo me sentía como avergonzado por lo que habíamos echo y principalmente por haber dejado que mi empleado me rompiera el culo, me seguía doliendo el cuerpo y principalmente mi agujero anal que latía y me ardía, lo sentía tan abierto que hubiera jurado que en esos momentos se me podía ver todo el interior, el se arrimo, me hizo girar dándole la espalda y se apretó contra mi cuerpo, puso una mano en mi cadera acariciando mis nalgas, no me opuse, al contrario levante bien el culo para dejarlo apoyado entre sus piernas, sentía que mi cuerpo le pertenecía a ese hombre que me estaba abrazando, el lo desvirgo y lo había echo suyo, nos dormimos sin hablar de lo que había pasado, a la mañana nos levantamos y después del aseo personal nos sentamos a desayunar, Dolores nos pregunto como la habíamos pasado y Lucho le contesto que mejor imposible, yo me reí y le dije que bien, pero que para la noche prefería que nos consiguiera dos camitas, aunque en mi interior sabia que estaba mintiendo.

Salimos a la calle y seguimos con nuestra vida normal, como si nada hubiera pasado,

Pero no era así, algo iba a cambiar, ó más bien algo nuevo se iba a agregar a nuestras existencias.

Yo seguía con la rutina de mi vida igual que antes de este episodio, unos 10 días en casa disfrutando de la familia, viendo como mi hija crecía, saliendo con mi esposa y teniendo en la cama con ella muy buen sexo, y otros 20 días del mes en la provincia donde tenía mi otra vida.

Allí tenia mi actividad en la empresa, algo que me apasionaba y me encantaba, seguía saliendo con esa niña de 19 años que era un infierno en la cama y a quien yo ayudaba pagando sus estudios, también de vez en cuando tenia algún desliz con otras lugareñas muy bien dotadas, pero el centro de mi vida estaba en esa casa donde alquilaba una habitación, desde esa primera noche en la que mi empleado me había echo suyo yo regresaba a su cama y me entregaba a el.

Se termino de pintar las habitaciones y cada uno ocupo nuevamente la suya, en las noches y después que Dolores se duerme yo me cruzo hasta la habitación de Lucho, duermo con el y a mi cama la dejo toda revuelta para que a la mañana cuando Dolores ordene las habitaciones no se de cuenta de que yo no había dormido en la mía, hasta hoy no se como calificar mi conducta, bisexual, gay, adicto al sexo, no lo se porque me siguen gustando cada vez mas las mujeres, y ni pienso y ni tengo en cuenta ni siquiera en sueños el tener sexo con hombres, pero tengo una extraña debilidad con este que es mi empleado, Lucho se ha convertido en mi amante, me espera todas las noches durante esos 20 días que estoy en la provincia y en su cama me entrego a el para que haga lo que quiera conmigo, como empleado en la empresa me sigue respetando y obedeciendo como el primer día, pero en la cama el es el dueño de la situación y usa mi cuerpo como si fuera el cuerpo de una mujer, yo lo dejo hacer y cada vez que lo siento adentro mío me dan ganas de que no salga mas, cuando siento su semen moviéndose en mis entrañas lo retengo y lo gozo y más de una vez he pasado toda una noche sin sacármelo, también con el paso de los días conseguí disfrutar tanto la verga de Lucho cuando la tiene adentro de mi culo, que mientras me la mueve yo también llego al éxtasis y puedo acabar y largar mi semen sin masturbarme, como buenos amantes nos contamos todas nuestras intimidades, el me cuenta sobre la novia que tiene y yo de mis aventuras amorosas, con el paso del tiempo ya tenia incorporada esta situación y no me la planteaba como un problema existencial, y hasta la tensión que se producía cuando estábamos con Dolores por el temor de que ella se hubiera dado cuenta de algo también había desaparecido, es mas creemos que Dolores con la experiencia que le dan sus 75 años no seria ajena a lo que estábamos viviendo, alguna que otra sonrisa picara de parte de ella junto con alguna insinuación así nos lo hacia presentir.

Hasta el día de hoy afuera de ese lugar nuestras vidas siguen iguales, y adentro también, cuando estoy en esa provincia cada noche que estamos juntos nos seguimos encamando, Lucho me sigue cogiendo y cada polvo que me echa parece mejor que el anterior.

En esa cama donde tuvimos nuestro primer encuentro, donde el me hizo suyo por primera vez, prácticamente cambiamos los roles que tenemos cada uno en la vida afuera de esa casa, ahí ni yo soy su patrón ni el es mi empleado, yo me convierto en su mujer y el en mi hombre.

Lo ayude para que se compre una casa pero el prefirió guardar el dinero y seguir en la habitación de esa casa que sigue siendo nuestro refugio y que lo va a seguir siendo por mucho, pero mucho tiempo.