Mi ejecutiva de cuenta 3
Ahora estoy trabajando en otra empresa y también ella me provee
Bien amigos y amigas, luego de casi cinco años de no escribir, me he animado a relatarles otra pequeña aventurilla, como dicen los amigos comentaristas, nada fuera de lo común.
Pues verán, en la línea del tiempo, esto hará que sucedió a los seis meses de que nos fuimos a esconder al motel, para este tiempo yo pretendía seguir una relación de lo más normal con mi mujer, ella siempre con sus cosas de mojigata y de hacerse la de la concha-pequeña, jaja. Esto haciendo un paréntesis, me volvía loco porque cuando éramos novios, no había semana que no pasásemos de echarnos al menos casi que uno o dos polvos diarios. El día que no podíamos, nos lo cobrábamos al siguiente, eh ahí porque lo de uno o dos polvillos.
Regresando a Wendy, le contaba que yo renuncié a la empresa donde me encontraba para cuando nos conocimos muy íntimamente con ella. La verdad la paga era muy buena, pero casi no tenía tiempo de nada, mis hijas y mi esposa, digamos siempre me reclamaban a que no les hacía caso y no les ponía atención. Por otro lado el estrés me estaba haciendo de un humor insoportable, en fin creo que por una razón saludable me despedí de ese lugar.
Inicié labores en un centro educativo, con un internado, más o menos a dos horas de distancia en automóvil. El lugar era muy bonito, tranquilo, el campo, el silencio, y el trabajo que no demandaba mucha exigencia de horario y prontitud. Ahí tuve necesidad de contratar nuevos asuntos tecnológicos, y por supuesto que mi verga se paró otra vez, rápidamente pensé en Wendy y en la oportunidad de hacer negocios y mis comisiones calientitas, chido no?
Un día de tantos, le digo a mi asistente, “voy a la ciudad a traer unos suministros, ya regreso”. Salgo calculando el tiempo para que ella pueda esperarme en su oficina haciendo tiempo extra y cuadramos con el horario, movimos los autos a otro parqueadero y en el mío nos dirigimos a un lugar más íntimo para platicar, cuando ohhh sorpresa!! Me dice mi chaparrita que tiene la mensual y que no vamos a poder hacer nada. Yo le digo que eso no es inconveniente que solo platicaremos como buenos amigos y así nos encaminamos al motel.
Entramos, el calor insoportable, me saco el pantalón para quedarme más comodo en bóxer, ella por su parte, no mas se quita el saco y sus mega-tetas quedan atrapadas por una pequeña camiseta de tirantes, como de esas para hacer ejercicio, casi se me para el corazón (la verga estaba bien parada solo de imaginarme solo y con esa belleza). Charlamos algo, tomamos un par de cervezas y al calor de los tragos, nos hemos calentado nosotros, nos besamos, nos acariciamos completo.
La saco la blusa, sus pezones rosados están apuntándome y me invitan a besarlos y darles pequeños mordiscos, ella mientras tanto ha cogido mi pene que esta goteando y con la yema de sus dedos esparce el líquido seminal sobre la cabezona púrpura que tengo ahí, mmm delicia, se agacha, y me la comienza a mamar, yo siento que estoy en el cielo…… pero ella……..cuando siento se ha quitado la falda y con su tanga se pone en cuatro frente a mi……
Me dice: “se recuerda la otra vez… que le pedi que no se fuera a equivocar de entrada… pues, hoy quiero que me la meta por atrás… estoy menstruando pero mi culito quiero estrenarlo con usted, estoy muy caliente..”
Me quedo quieto y sorprendido, de la propuesta eyaculé en su espalda solo imaginando eso. Como aún estaba bien empalmado (juventud…), me tomado la molestia de esparcir mi semen sobre su ano y tratar de iniciar una penetración con mis dedos suavemente, para lograr dilatarlo. Mientras tanto ella, gimiendo de placer me suplica que sea tierno, su novio lo ha querido hacer antes pero que no lo han logrado por la impaciencia de él. Para mis adentros estoy de lo más encantado, con mi esposa nunca lo hemos hecho por ahí, es más ni siquiera me deja que le pase un dedo por su agujerito negro ni por fastidiar. Me tomo la verga por la cabeza y suavemente termino de lubricar como haciendo un violincito, hacia arriba, hacia abajo, ella se esta pajeando, con sus propias manos se estimula el clítoris y se mete los dedos a la boca, ya no aguanto más, inicio con la cabeza (la verdad es que creo que soy de lo más normal, algo cabezón talvez), se resiste algo, le sale un aire a la pobre, ni modo, vuelvo a salir, no aguanto la calentura, vuelvo a entrar, me quedo quieto….. poco a poco entra y sale, entra y sale, le tomo sus tetas, le muerdo la nuca, le doy nalgadas, ella me aprieta la verga con su culo, que rico….. al fin de un buen tiempo… me vengo, le lleno sus entrañas traseras de mi leche, al perder flacidez me salgo y al baño ambos.
Como final feliz, ya en la ducha me dice, que es una pena que haya estado menstruando, yo le digo, “tranquila mi chaparra, cuando el semáforo da luz roja, hay que dar la vuelta y entrar por atrás.”