Mi dulce Viviana (03)

Nuevas sorpresas de Vivana...

MI DULCE VIVIANA (III)

Viviana se ha ido, me siento un momento para recobrar las fuerzas y pensar sobre lo que está pasando, resulta que tengo una relación inesperada con la nueva ayudanta, lo que me hace sentir muy bien, no solo por el sexo desinhibido que practicamos, sino también por el cariño que me demuestra, por el trato amable que tiene conmigo y por el deseo permanente de darme todo lo que pido, y aun lo que no pido.

Me doy cuenta de lo difícil que me resulta despedirme de ella, aun sabiendo que regresará al día siguiente, solo esto me sirve de consuelo.

Creo que me estoy enamorando de mi ayudanta.

Para alejar un poco de mi mente estos pensamientos, me dedico a los diseños gráficos inconclusos, hasta que llega toda mi familia y retomo la rutina de todos los días.

Miércoles.-

Despierto temprano, cuando todos todavía están dormidos, prendo mi PC y doy los últimos retoques al diseño, dándolo por terminado lo remito por e-mail a mi jefe.

Me arreglo y voy preparando el desayuno para todos, mientras hierve el agua aprovecho en salir a comprar el periódico.

Al retornar están sentándose a tomar desayuno, yo también lo hago, conversando con mis hijos sobre el día que tuvieron ayer y sobre lo de hoy día.

Mi esposa, está contenta con lo que va avanzando en el trabajo, tiene una serie de ideas para apoyar el trabajo de las Pymes que le bullen en la cabeza, espera poder aplicarlas pronto, concluido el desayuno, nos despedimos y se van todos, dejándome solo y en espera de Vivi.

7.59 AM, estoy detrás de la puerta, esperando que ella toque, cuento los segundos pasar, mi pulso se acelera más a cada momento.

Tocan por fin, abro y me siento en el cielo, allí está la cosita más rica del mundo. Conteniéndome a duras penas, la hago pasar y cierro la puerta colocando el seguro.

Al darme vuelta, Vivi me salta al cuello ahogándome a besos y estrujándome todo el cuerpo con sus delicadas manos, no se detiene un segundo, le correspondo con igual intensidad, sus manos se dirigen presurosas a mi pene al que liberan rápidamente y empiezan a sobarlo rítmicamente, me deja de besar para poner sus labios sobre mi miembro, que ya está recto al máximo, está de un rojo intenso por la sangre acumulada, los delicados labios de Vivi envuelven mi glande, su lengua juguetea con él, su boca esta empezando a engullir todo el largo de mi tranca, lograr meterse toda, una vez adentro su lengua juguetea con mis testes, ahora empieza el mete y saca de rigor; sus manos no se mantienen quietas, una yá encontró mi ano y dos de sus dedos estan jugando dentro de mí, la otra esta recorriendo mi vientre y tetillas, jugueteando con ellas.

Es fabulosa la maestría para chupar pingas que tiene Vivi, cuando ella siente que me voy a venir, no se detiene, al contrario, aumenta el ritmo recibiendo mi semen en lo más profundo de su garganta, los chorros salen incontenibles de mi pene, ella los recibe con gula, no desea perder ni una gota, cuando termino mi descarga, retira mi miembro y empieza a lamerlo, aseándolo totalmente.

Concluido este se pone de pie y dice:

  • Buenos días mi amor, ¿qué tal amaneciste?

  • Bien, pero ahora me siento mucho mejor. ¿Y tú como vas?

  • Excelente, me gusta la leche caliente de desayuno, por lo que todo va muy bien.

Me toma de la mano y se dirige al dormitorio, mientras caminamos voy metiendo mano en sus duras nalgas.

Me indica que me acomode en la cama y se empieza a desnudar.

Una vez fuera su ropa de calle, veo que está toda de blanco, tiene puesto un corselete de tenue encaje, con copas balconet, que dejan medio seno al descubierto, sus aureolas y pezones están casi libres, las ligas sostienen sus medias de seda blanca, que envuelven sus piernas que se apoyan en unos zapatos de taco de hebilla al tobillo.

Terminada de desvestir, me pide que la imite.

Mientras lo hago, veo que va sacando algunas cosas de su bolso, le pregunto que son, solo me dice:

  • Ya lo veras mi amor.

Me pregunta por un tomacorriente, se lo señalo, tomando un aparato que ha sacado de su bolso, lo conecta y se dirige a mí:

  • Hoy voy a depilarte el pubis, me da cosa verte con tanto pelo alrededor de tan linda pieza, mientras calienta la cera, me indicas como lo quieres.

  • No tengo nada pensado, lo dejo a tu elección.

  • Bueno, entonces será a la brasileña, como la mía.

Diciendo esto, me echa un poco de talco en mi pubis y con una espátula esparce la cera derretida tibia, sobre mis vellos, acabado esto deja que enfrié y dice:

  • Muerde este palito mi amor, te ayudará.

Lo hago, aunque con cierto miedo. Ni bien acabo de hacerlo cuando siento que retira de golpe la primera de las aplicaciones, ni me da tiempo para gritar, pues el jalón ha sido tan rápido que el dolor fue mínimo, pero cuando jala el segundo, ya estoy sobre aviso y ahora si siento dolor, gracias al palito no grito, pero maldigo a las once mil vírgenes, ¡si que duele carajo!.

Me aplica una crema humectante y con cuidado retira los que quedaron.

Va al baño y trae mi maquina y crema de afeitar, así como una toalla húmeda, me dice que separe las piernas y procede a afeitarme los testículos, dejándolos tan suaves como los de un bebe.

Después de lo cual me acerca un espejo para que aprecie su trabajo, me veo raro pero me gusta estar igual que ella.

  • Ahora sí puedes ponerte mi regalo.

  • ¿Regalo, cual regalo?, digo.

  • Este, y me extiende un envoltorio.

Lo abro y adentro encuentro varios hilos dentales, de varios colores y materiales, hay de Lycra, seda, powernet, algodón lycrado, etc., pero todos tienen en común la minúscula tira en la parte posterior.

  • Ponte este, dice mientras me alcanza uno blanco de redecilla, muy coqueto él.

Me lo coloco y siento que me queda perfecto, no molesta en nada y aprieta moderadamente mi paquete.

Da un paso atrás y me pide que modele, lo hago pero solo consigo un gesto de desaprobación.

Al verlo digo:

  • ¿Qué pasa, no me queda bien?

  • ¡No es eso!, solo que falta algo más. Sácatelo y échate boca abajo, mi amor.

Lo hago y siento que me echa talco en las nalgas y entre ellas. No aguanto la curiosidad y hago una pregunta estúpida.

  • ¿No me iras a depilar el culo?. ¿No?

  • Mirá mi amor, estas dejando al aire algo que nunca has mostrado, por lo que debemos liberar de todo rastro de vello, por la estética ¿viste?. (Me salió medio argentina la hija de puta.)

Mientras decía esto me aplica la cera, y sin mucho preámbulo me la retira de golpe, liberando de vellos mis nalgas.

  • ¿Ya terminaste mi amor?, pregunto con lagrimas en los ojos.

  • ¡No!, todavía falta lo mejor.

Me pide que ponga el culo en pompa, y al acomodarme un almohadón debajo de mis caderas deja abierto el canal entre las nalgas. Sin decir nada me aplica la cera tibia, molesta un poco, pero lo aguanto bien, al poco momento siento como la retira violentamente. Esto si duele, pero aguanto como macho.

Me da un beso en el ano, lamiéndolo con mucha suavidad, y aplica un poco de crema humectante, con un delicado masaje. Se lo agradezco pues lo necesitaba.

  • Ahora sí mi amor, estas con el culo suave como debe ser. Ponte tu hilo.

Le hago caso y modelo nuevamente, ahora si recibo gestos de aprobación, aplausos incluidos.

Me toma de la mano y me acerca a ella, mientras empieza a ronronear, se da vuelta y poniendo sus nalgas contra mi pene empieza a sobarse acompasamente, mis manos están posadas en su cintura y masajeando bajo hasta las nalgas, que empiezo a estrujar, mi pene no pierde tiempo y despierta de su letargo, sin perdida de tiempo, retiro su hilo dental y sacando mi verga de su encierro la coloco en la entrada de su ano, ella siente lo que estoy haciendo y procede a encularse toda mi verga de un solo viaje, siento como se abre paso por los lubricados pliegues de su esfínter, el cual se dilata sin mucho esfuerzo, engullendo mi miembro erecto.

Puedo ver su rostro reflejado en el espejo de la cómoda, está gozando plenamente, su respiración se acelera, a la vez que apoyándose en la cómoda se empuja aun más adentro mi verga. Ya tiene adentro mis 22 centímetros de verga y parece que no le bastan.

Estamos cachando parados por unos 10 minutos, mis piernas ya quieren fallar, hay que cambiar de posición por lo que le retiro mi pene, ella protesta, aun falta para que llegue a su primer orgasmo, pero la calmo mientras le doy vuelta y echándola en la cama, pongo sus piernas en mis hombros, esto deja expuesto su dilatado ano para continuar mi tarea. Se la empujo de un solo golpe, y empiezo a cacharla a la vez que me banqueteo con sus tetas. Me doy cuenta de lo que me estaba perdiendo, sus tetas son en verdad gloriosas, plenas de vida y sensibles al estimulo, nada mas besarle los pezones y ya estos se ponen duros como roca, desafiantes con sus casi des centímetros, reciben gustosos mis mordiscos y apretones.

Ella no puede mover sus caderas, pero su esfínter no para de masajear mi tranca.

Una de sus manos continua con su masaje de clítoris, mientras la otra juguetea con sus tetas y pezones, alternando entre uno y otro.

Yo sigo maltratándole el ano, es un hueco realmente sin fondo, por mas que meto pinga, ella me sigue pidiendo más y más, es ahora cuando me acuerdo de mi socio, el siliconado. Lo saco del bolso, y sin miramientos reemplazo mi pene por el artificio, es de dimensiones mucho más generosas que la mía, pero no le tengo piedad y se la meto hasta los huevos.

Tiene adentro los 30 centímetros de la prótesis de casi 5 centímetros de diámetro y ella sigue pidiendo más, por lo que procedo a llenarle la concha con mi verga, previa limpiada oral.

Ahora ya está más tranquila, tiene las dos vergas en sus agujeros y mi lengua en su boca, siento como empieza a venirle la oleada de orgasmos, que se van sucediendo interminables uno detrás de otro.

Acompañando el último, descargo mi leche en los mas profundo de su vagina, llenándole hasta los ovarios de caliente semen.

Caímos rendidos por las sensaciones y abrazados, damos un pequeño sueño, despertamos al poco rato totalmente relajados y con unas ganas de refrescarnos. Vamos juntos a la tina, donde nos damos un baño mutuo.

Ahora ya estamos lo suficientemente agotados como para hacer las tareas de la casa.

Como siempre con la mínima indumentaria; ella: aretes e hilo dental; yo: hilo dental.

Acabada la tarea, nos sentamos a comer algo, de paso que conversamos algo de nosotros.

Ella no reclama nada, solo desea estar conmigo, de la manera que sea.

Al escuchar esto decido contarle que este viernes salgo de viaje, soy expositor a la Reunión Anual de Diseñadores Gráficos de la empresa donde trabajo, van a ser cuatro días de reuniones y exposiciones, los expositores podemos llevar a un invitado. Mi esposa ya me dijo que no va a poder y como deseo ir acompañado la invito a que me acompañe.

Acepta muy gustosa, preguntándome en donde se va a realizar.

  • Mancora.

  • ¿Mancora, en Tumbes? ¿Sol y Mar todo el año?, excelente, adoro el sol y el mar.

  • Bueno si es así, vas a tener bastante de ambos.

  • Pero, ¿cómo es el ambiente entre tus compañeros?

  • Mira, todos estamos entre los 35 – 40 años, pero todos tienen esposas mucho más jóvenes, casi de tu misma edad, por lo que no vas a sentirte fuera de ambiente, ademas son muy liberales y no se hacen problemas con las "acompañantes". En lo que es ropa, ellas se visten muy simple, como jóvenes que son, usando la ropa de moda, a propósito todas usan hilo dental como ropa de baño y algunos de mis compañeros también, de eso nada más saca tus conclusiones.

  • Excelente, pero no vayas a tener problemas por llevarme, por tu esposa me refiero.

  • No es problema, nadie conoce a mi esposa, pues ella nunca a querido ir a cualquiera de nuestras reuniones, por lo que podrías pasar tranquilamente como si fueras ella.

  • Bien, pero no digas que soy tu esposa, si no es necesario, claro está.

  • Si tú lo deseas, así será.

  • Tengo un par de ropas de baño, hilos dentales claro está, que me gustaría estrenar, mañana los traigo para que me des tu opinión. ¿Sí?

  • Si lo deseas, aunque confio en tu buen gusto.

Nuestros labios se encontraron y empezaron su juego erótico.

Ella entretenía sus manos sobre mi pene, mientras que yo ponía sus senos en mi boca.

  • Se me ha antojado una cubana, le digo.

  • Luego es tarde, hagámoslo, me dice ella.

Sacando mi verga erecta, la pongo entre sus senos, que ella empuja de tal manera que apresan a mi miembro, dejando que yo me masturbe con ellos, gracias al movimiento de caderas que imprimo, cuando mi verga esta toda adentro, el glande sobresale hacia su cara, de tal manera que ella aprovecha a meterselo en su boca y darle una succionada rápida y profunda, es tan agradable sentir que sus senos rodean blandamente mi miembro y su boca estimula mi verga, que eyaculo rápidamente con fuertes chorros de semen, ella se esfuerza por recibir en su boca mi descarga, logra beber la mayor parte, pero varios chorros caen sobre sus senos.

Limpio a besos sus senos y labios, donde aun quedan gotas de semen.

Nos damos un último baño, no sin rematar la faena con algo de sexo anal, a pedido de ella.

Juego con ella a vestirla como si fuera mi muñeca erótica, acomodándole su tierna humanidad entre los encajes y blondas de su lencería, me gusta como luce vestida para ser desvestida.

Pensando como haremos para que falte el viernes al trabajo, sin que mi esposa sospeche algo, pensamos que la única solución es buscar una reemplazo.

Ella se encargará de eso.

Nos despedimos con un beso, quedando para mañana temprano.

Mas tarde llega mi familia, como es costumbre los espero con la cena, durante la cual nos contamos las novedades del día.

Después de todo, pienso que mejor...., ¡Imposible!.