Mi dulce Viviana (02)

Continua mi aventura con Viviana.

MI DULCE VIVIANA (II)

Hola amigos de Internet, soy Luis, regreso para continuar contándoles sobre mi bella ayudanta, recordaran que en mi anterior relato les conté de cómo conocí a Viviana, la nueva ayudanta.

Debido a que mi esposa empezó a trabajar tuvimos que buscar alguien que hiciese los trabajos de la casa.

Es así como llega a casa Vivi, una bella chica de 25 años, tez canela, ojos color miel, con 50 kg y 170 cmts de alto y 98-60-100 de medidas, la que resultó ser en verdad una maquina del sexo, aficionada a la lencería erótica y adicta al sexo total, que desde el primer momento practicamos.

Después de tener nuestra primera sesión de sexo en la sala y en la ducha, tenia aun pendientes las tareas de la casa, que para hacérselas llevadera le ayudé, pero sin llegar a vestirnos, por lo que entre pasar la aspiradora, tender las camas, lavar los trastos, etc. continuaban nuestros mutuos toqueteos y arrumacos, chupadas de ano y clítoris, metidas rápidas de pinga, magreado de ano, pene y chucha, estrujada y chupeteo de pene y tetas, etc.

Resultando las tareas "hogareñas" más gratas y divertidas que he realizado.

Una vez terminadas, nos dimos un baño en la tina, teniendo mas sexo anal nuevamente. Es allí que ella me confiesa que sus mejores orgasmos son los que tiene cuando mi pene está en su ano, aunque, dice ella, el recibir mi semen le resulta siempre totalmente agradable, sea donde sea la descarga.

En verdad esta confesión me agradó mucho, pues su placer y arte de amar por el culo, la maestría que tiene en controlar su esfínter y las exuberantes nalgas que se maneja, conforman una combinación erótica difícil de rechazar, creo que esto me agrada aun más pues siempre he querido practicarlo, esto se me vuelve obsesión desde la vez que se lo sugerí a mi esposa, pero lo único que conseguí fue una discusión con el correspondiente ayuno sexual, negándose desde ese día a que siquiera le bese el ano (beso negro), o siquiera se lo toque; y si por descuido lo hacia durante el acto sexual, abruptamente daba este por terminado, sin reconsideración alguna.

Bueno, al terminar nuestro baño, me pide que le elija la ropa interior de mañana, pues quiere que sea de mi total agrado, al decir esto me va mostrando el contenido de su bolso, revelando un muy buen gusto para lo que es lenceria.

Me decido por el color rojo, un conjunto de wonder-bra de media copa, micro hilo dental de gasa lycrada por delante con una delgada tira por detrás, medias de red con blonda en el muslo y un portaligas a tono. Lo demás será como lo de hoy, solo que en blanco.

Creo que me será difícil esperar hasta mañana.

Acabada mi selección, la visto, colocándole con sumo cariño sus minúsculas prendas interiores, pero usando la misma ropa recatada con la que vino.

Una vez acabada de vestir, no se nota el cuerpo de fantasía que esconde ese conjunto de color tan serio, sus ojos ocultos tras unos lentes de montura gruesa, su cara sin maquillaje alguno. En verdad que resulta totalmente increíble el cambio producido en ella.

Nos despedimos con un beso en los labios, susurrándonos palabras de cariño y deseo, quedando para vernos al día siguiente.

Cerrada la puerta, me derrumbo en el piso, las experiencias vividas en estas horas, son tantas y tan intensas que estoy en verdad agotado, mi cuerpo pide un descanso y una recarga de minerales urgente. He tenido siete eyaculaciones en este día, superando ampliamente cualquier record anterior, aun considerando los años de mari-novio con mi esposa.

Llega la noche y con ella mis hijos y mi esposa, cuando estamos cenando les cuento (lo contable) de la nueva ayudanta, pues están gratamente admirados por la eficiencia en su trabajo ("Yo también, ¡me dejó satisfecho!, pienso").

Mi esposa me dice:

"No la dejes mucho tiempo sola, hasta que la conozcamos bien, no nos vaya a dar amargas sorpresas, además con lo que se le está pagando debe cumplir a cabalidad su trabajo".

"No te preocupes amorcito, que estoy tras ella siempre" ("Y lo seguiré haciendo, sí me sigue atendiendo como hasta ahora").

Después de cenar salgo a dar una vuelta, aprovechando de acercarme a una farmacia, tengo que reponer los minerales perdidos, compro un mega suplemento vitamínico, "especial para recién casado", según el dependiente, y después de describirle ligeramente mi nueva experiencia me recomienda consumir Maca Andina, pues es un increíble reconstituyente energético rival del Viagra, le creo y compro un pote.

Regreso a casa caminando despacio, aprovecho para hacer mis ejercicios de Kegel, para distender la próstata que debe estar todavía echando humo, y al llegar a casa y antes de echarme a dormir tomo mis pastillas y a descansar.

Mi esposa, tiene trabajo que hacer y se va a quedar despierta un rato más, se lo agradezco en mi interior, no se le vaya a antojar tener sexo y eso es lo ultimo que deseo hoy, solo quiero dormir temprano.

Martes.-

Al dar las 6:30 AM, me despierto totalmente alerta, como nunca antes lo he hecho, sintiéndome realmente descansado, Marina ya está con los hijos preparados para ir al colegio.

Cuando estoy en la ducha me gritan el adiós y se van todos a sus tareas. ¡No me dieron mi beso!. ¡Será para la noche, que se va a hacer!.

Me preparo un suculento desayuno, tomo mis pastillas y reviso lo que tengo que hacer en el diseño pendiente, avanzo lo que pueda antes de que llegue Vivi y empecemos nuestro encuentro del día.

Cuando son las 8.00 AM en punto, suena el timbre y casi volando abro, estoy nervioso como si fuese mi primera vez con una mujer, es una sensación que me agrada mucho y que hace mucho tiempo no sentía. Al terminar de abrir la puerta, la veo parada en medio del pasillo, Vivi esta esplendorosa, mis ojos aprecian su belleza, la que no logra ser ocultada por sus serias ropas.

La invito a pasar con cortesia, cerrando la puerta tras ella.

Una vez echo, me doy vuelta y recibo de ella un beso húmedo mientras dirige su mano a mi entrepierna, donde encuentra lo que buscaba, mi erecto pene que desea salir de su encierro. Mis manos se apoderan de sus nalgas, estrujándolas y logro distinguir el hilo dental incrustado entre sus prominencias, al bajar por sus muslos siento el portaligas que sostiene sus medias a la vez que la textura de ellas bajo la falda. Mi lengua, introducida en lo profundo de su boca a empezado a jugar con la suya, realizando una danza erótica. Siento que sus manos aprietan mis nalgas, jalándome, pegándome aún más a ella, de tal manera que mi pene se clava contra su monte de venus, que desafiante se levanta entre sus muslos, siento el calor que emana su vagina, siento el deseo que se eleva sobre su piel.

Sin dejarnos de besarla, la levanto en mis brazos y la llevo a mi cuarto, depositándola en la cama, aun desarreglada, no hemos pronunciado palabra alguna, pero nuestros ojos no pueden ocultar nuestro inmenso ardor por estar fundidos con el otro. Buscando dominarme me retiro un poco y empiezo a desnudarla, besando suavemente cada rincón de su cuerpo, primero desabotono lentamente su blusa, gozando con cada boton que libero y que a medida que avanzo me permiten ver sus deliciosos senos.

Una vez que los descubro apresados en su cárcel de seda, les doy tiernos besos en su nacimiento, estos tiemblan y sus pezones se erizan al estimulo de mis labios.

Intento continuar, pero Vivi me detiene con mucha suavidad y delicadeza, me dice que quiere cambiarse, que quiere ponerse algo más cómodo y de mi agrado.

Quiero protestar, pero me detiene poniéndome un dedo en mis labios, me pide que tenga paciencia, que no se demora.

Accedo y la dejo ir al baño.

Mientras se cambia, arreglo un poco el dormitorio, cierro las cortinas, oscureciendo el dormitorio para darle un ambiente intimo, y voy a la cocina por una botella de vino y copas, cuando regreso está esperándome, parada en la ventana de espaldas a mí, viendo con disimulo por la cortina semi-cerrada, mostrándome su cuerpo vestido para el sexo, con su desnudes ligeramente cubierta por la lencería que adorna su deliciosa piel que brilla iluminada por la poca luz que se filtra, sin decir nada enciendo la lámpara de la cómoda, ella se sobresalta y se da vuelta, ahora puedo apreciar totalmente su joven cuerpo.

El wonder-bra eleva aun más sus poderosos senos, dejando al descubierto la mitad de sus rosados pezones, que están erectos buscando escapar de su encierro. Su breve cintura sostiene al precioso portaligas de seda, que sostiene delicadamente las medias de red que adornan sus torneadas piernas y que descansan sobre unos hermosos zapatos de taco con hebilla al tobillo. Sobre el portaligas y en franco contraste con el color canela de su piel, esta el hilo dental más minúsculo que he visto, cubre a la justa los escasos vellos que quedan en su pubis angelical, noto que ahora estos son pelirrojos, me parece en verdad un detalle muy coqueto. Con un gesto de mis dedos, le indico que de un giro, haciéndolo muy despacio, me descubre sus bellas nalgas entre las cuales se pierde su hilo dental.

  • La lencería no es nada sin el bello cuerpo que lo luce. Estas bellísima, Vivi.

  • Gracias por el elogio, pero te tengo una sorpresa.

  • ¿Otra?

  • ¡Sí!, y me alcanza una paquete, diciéndome:

  • Ponte esto para mí.

  • ¿Qué es? No muerde ¿No?.

  • Abrelo, pontelo y lo sabras.

  • Bueno, si lo deseas.

Me dirijo al baño, donde abro el envoltorio, descubro un pequeño hilo dental de Lycra roja y una especie de babero con la apariencia de una camisa de gala.

Me desnudo y me pongo mi "atuendo", me resulta difícil acomodar dentro del hilo mi semierecto pene, pero como la Lycra cede lo consigo, aunque con dificultad, una vez acomodado siento como lo mantiene en verdad apretado y firme en su sitio, mi verga resalta aun más por la opresión que sufre, después de darme un vistazo aprobatorio en el espejo del baño, salgo al dormitorio.

Soy recibido con pequeños aplausos y silbidos de aprobación de Viviana, que desde la cama me hace la fiesta por mi vestimenta, me pide un paseíllo de modelaje, lo hago con gusto porque en verdad el hilo me queda bien, no incomoda tanto como podría pensarse.

Terminado mi paseo me acuesto junto a ella, que no pierde tiempo y empieza a besar mi velludo pecho, se entretiene con mis tetillas que se erectan por el chupeteo que reciben, mientras tanto sus manos están meneando mi paquete que crece aún más a cada momento, yo mientras me regocijo tocando sus pezones que me están pidiendo que los bese.

Ella hace que me siente en la cama, con la espalda apoyada en el respaldar, mientras se sitúa sobre mi entrepierna, una vez acomodada sobre mi empieza a mover las caderas, en un rítmico vaivén sobando su entrepierna sobre mi paquete, a la vez que me besa y juguetea con mi lengua, mis manos recorren todo su cuerpo, presiono sus nalgas, sigo las tiras del hilo dental, que bordean sus caderas y me llevan al canal entre sus nalgas, llegando a palpar su caliente y palpitante ano, ahora es cuando acelera sus movimientos de cadera, ante su inminente primer orgasmo, me dedico a sus pezones que están duros como piedra y con casi dos centímetros de largo, sin dejar de besarme estira la mano a su bolso que está en la mesa de noche y sacando un pote de crema chantilly, me lo alcanza, no hace falta más y la uso sobre sus pezones, pero su sensación aceitosa me dá una idea por lo que después de untar mis dedos con esta, empiezo a pasarlos sobre su ano, introduciendolos suavemente, ella ayuda relajando su esfinter.

Una vez con tres de mis dedos adentro, Viviana empieza un largo e interminable orgasmo, mientras tanto yo estoy haciendo esfuerzos sobrehumanos para no eyacular, pienso en el trabajo, las cuentas de la casa y cuanta cojudes se me ocurre para "enfriarme" un poco, lográndolo muy a duras penas, ella a terminado una serie de orgasmos, que la dejan totalmente relajada, se deja escurrir en mis brazos acurrucándose en ellos.

Toma mi mano y retirandola de su ano, empieza a limpiar mis dedos, recogiendo todos sus jugos mezclados con crema, la limpieza es tan esmerada que quedan perfectamente limpios.

No satisfecha aún, se dirige a mi pene, liberándolo recien de su prisión y lo empieza a besar despacio y con cariño, este reacciona al estimulo y se erecta al máximo, empieza a recorrerlo con sus labios, metiendoselo poco a poco hasta lo mas profundo de su garganta, siento que le dan arcadas, pero no se detiene y logra introducirse todos sus 22 centímetros, tanto así que empieza a dar lenguatadas a mis testículos con toda mi verga en su garganta.

Siento su caliente garganta rodear a mi pene, dándome una sensación de calidez increíble, empieza a succionarlo en toda su longitud, después sigue con un mete y saca a profundidad, haciéndome el amor con su garganta, cuando siento la inminencia de mi eyeculación retiro mi pene, ella no quiere en un principio, pero cuando le digo que se la quiero dar por el culo, ella acepta gustosa y manteniendose sentada sobre mi, se da la vuelta, dandome la espalda, mostrándome su terso ano, aparto el hilo dental y le acomodo la cabeza en la entrada, y le dejo el trabajo de introducirse ella sola mi caliente barra de carne, ella opta por hacerlo de un solo envión, sentándose sobre mi estaca, una vez adentro se detiene un momento para relajarse, empezando un acompasado sube y baja, alternando con un vaivén, rematando con un giro y contragiro. Es fabuloso su movimiento de caderas, controla su esfínter de tal manera que la presión dismuye cuando entra y aprieta cuando sale, literalmente ordeñando mi pene. Esto es en verdad demasiado para mí por lo que no puedo controlarme mas y empiezo a soltar torrentes inagotables de semen, llenando sus entrañas de mi leche, ella siente mi descarga y empieza a tener un nuevo orgasmo, seguido de otro y otro.

La visión de su culo que baja y sube sobre mi pene es alucinante, sus redondas nalgas y su cintura estrecha completa una perfecta forma de pera, que considero mi prototipo de mujer.

Su ano es en verdad suave como un guante, apresa con firmeza mi miembro, ella goza como loca al tener dentro de sí mi erecto pene, yo gozo al sentir su verdadero gusto por tirar por el culo, se podría decir que es una perfecta mujer anal.

Después de mi descarga ella se queda sobre mí, recostándose sobre mi pecho, sin llegar a sacarse de sus entrañas mi verga, desea tenerla más tiempo dentro de sí, siento su esfínter contraerse rítmicamente, realizando una especie de ordeñado.

Mientras estamos en esa posición, me entretengo con sus senos, a los que libero del brassier, le despojo del hilo dental rompiendolo, dejándole únicamente el portaligas y las medias, por la posición en que estamos tengo a mi alcance su pubis y clítoris, los que empiezo a masajear suavemente, ella me agradece el masaje con ligeros ronroneos de gata en celo, que acompaña con un ligero movimiento de vaivén y giro de sus caderas.

Este movimiento despierta nuevamente a mi fláccido pene, el cual siento que va recobrando dureza dentro de ella. Mis dedos no se detienen en el masaje a su clítoris, estoy dándole una señora paja, se la estoy haciendo con una mano, mientras que con la otra recorro sus tetas y abdomen.

Con susurros entrecortados por su inminente orgasmo me pide que saque lo que está en su bolso, lo hago y resulta ser un miembro viril de silicona, es un real monstruo de casi 30 CMS, una copia fiel de una verga humana.

Lo toma de mi mano y lo humedece con un poco de crema chantilly, para después introducirlo en su hirviente vagina, toma mi mano y me dice:

  • Solo sostenlo firme con tu mano derecha, la izquierda que quede en mi bichito (clítoris), el resto es mi trabajo, mi amor.

Hago lo que me dice, mientras ella reanuda su movimiento de caderas. Está empalada por el ano y por la concha, su clítoris parece un pequeño pene por lo desarrollado y ella esta gozando como loca.

¡Que tal cachera a resultado Viviana!.

Logra su tercer y cuarto orgasmo, mientras que yo vuelvo a regar su intestino con una segunda descarga, que me deja fatigado pero no rendido.

Nos dejamos caer de costado, aun con mi pene en su ano y "mi socio" en su vagina, me pide que no los saque aun, pasan unos minutos y me dice:

  • Vamos a la ducha, me quisiera asear un poco.

La levanto de las piernas sin dificultad y manteniéndome dentro de ella camino al baño, una vez en la tina retiro mi pene, que al destapar su intestino deja salir un chorro impresionante de semen y heces, que felizmente caen dentro de la tina, su ano a quedado completamente dilatado, lo veo claramente por que se ha agachado a limpiar el derrame.

Hago correr el agua caliente y despues de desnudarla completamente, empiezo a enjabonarle todo su cuerpo sudoroso, me tomo mi tiempo en sus senos, pubis depilado, nalgas y espalda, voy con suavidad en su ano pues esta muy sensible todavía, la enjuago suavemente y le cedo el turno.

Ella empieza por mi pecho y pubis, recreándose con mi pene, el cual enjabona muy suavemente, se podría decir que tiene miedo de romperlo, me hace dar vuelta para enjabonarme la espalda y nalgas, encuentra mi ano, el cual recorre muy despacio, logrando introducir dos de sus dedos enjabonados, la sensación resulta agradable en verdad, se detiene y empieza a enjuagarme. Me dice:

  • Me gustaría depilarte el pubis y nalgas, se verian mejor sin vellos.

  • ¿Depilar?, ¿cómo?

  • A la cera, es lo más efectivo, aunque un poco doloroso.

  • ¿Que va a pensar mi esposa?.

  • ¡Que piense lo que quiera!, pero le puedes decir que lo has hecho por comodidad, que prefieres tener el pubis y culo depilados, que con menos pelo te sientes mejor.

  • Bueno, pero ¿cuándo lo hariamos?

  • El viernes, de paso que tu aprendes para que me depiles después a mí. ¿Sí?

  • Vale, así quedamos.

Sellamos el trato con un beso y poniendonos unicamente nuestros hilos dentales, procedemos a la limpieza de la casa. Claro que aderezada de mucho juego y toqueteo.

Ya me resulta más fácil empujarle la pinga por el culo cuando se pone a tiro.

Cuando estamos en la lavanderia, ella se recrea besando mi pene, mientras controlo el proceso de lavado, a la vez que me controlo, pues todavia falta la despedida anal. Durante el secado le rindo los honores a su chucha, me gusta el sabor tan especial que tiene que aun no logro identificarlo, acabado el lavado pasamos al aseo final.

Después de la ducha y sexo anal de despedida, se empieza a vestir muy despacio, yo gozo del espectáculo, sentado en la cama, pensando en lo grandiosa que es mi suerte.

La despido con un beso, quedando que mañana nuestro color será el blanco.

Al cerrar la puerta, pienso, que considerando que el sueldo de Viviana es pagado por mi esposa, no esta mal el negocio, ¿no?.

Concluyo que, ¿Mejor? ...., ¡¡¡¡IMPOSIBLE!!!!!.