Mi dulce quiosquera: Un placer sin igual

El regreso de Patri a nuestras vidas vino acompañado de un nuevo aprendizaje, en la culminación de todas nuestras pasiones, y en el clímax final de una época maravillosa...

MI DULCE QUIOSQUERA: UN PLACER SIN IGUAL

(Continuación de "M.D.Q.: Otra Sorpresa". Por favor no leer este relato sin antes haber leído al anterior. Fin de la pentalogía)

El tiempo transcurrido con Blanca fue revitalizador. Los días que antes pasaban como nubes grises de tormenta eran ahora nubes de algodón y azúcar. Su cuerpo me enseñó placeres que Patri ignoraba y que me hicieron gritar de placer. Con sus continuas enseñanzas y cuidados, el dolor que sentía por lo de Merchita fue pasando poco a poco, hasta casi desaparecer, algo que agradecí, ya que me estaba destrozando por dentro como una plaga maligna. Aparte de su compañía, Blanca me contó, poco a poco, todos los secretos del "asunto de yerba": como cada chica fue poseída por al menos dos chicos a la vez como mínimo, y como tanto los dos perros como el pony hicieron su trabajo con alguna chica(ella incluida). Aquellas historias servían para encendernos, y nos calentábamos tanto que nuestra pasión nos quemaba las entrañas. Pasión que sofocábamos como bestias en celo entre gritos de lujuria desenfrenada. Si al principio solo estuvimos Blanca y yo dándonos placer sin tregua, luego Moni se introdujo, y ver aquellas dos lobas en plena acción lésbica era impresionante, magistral. Fue un buen tiempo en el que recuperé la alegría de vivir y los ánimos entristecidos por lo ocurrido con Merchita. Pero, finalmente, Patri volvió de sus vacaciones, y además por sorpresa, encontrándonos a Blanca y a mí en el quiosco, abrazados sobre la silla que había, y hablando más como amigos íntimos que como amantes.

-Pero bueno-dijo-…¿Qué es esto?.

-¡¡¡PATRIIIIIII-grité eufórico-!!!....

-Ven aquí mi niño. ¡¡Mi niñoooooooooo!!....

Fui corriendo a echarme en sus brazos, encontrándome tan feliz que mi corazón no cabía en sí de felicidad. Me era imposible soltarla. Ellas dos se miraron, y en Blanca vi cierta mirada de reproche. No tardé en saber lo que era, ni Patri tampoco.

-¿¿¡¡Cómo pudiste decirle en la carta lo del asunto de yerba!!??.

-No te ofendas, Blanca, por favor-respondió Patri-. Lo hice por un motivo

-¿¿¡¡MOTIVO!!??. No tenías derecho a decirle nada, ¡nada!...

-Te recuerdo que yo también estuve allí y pasé lo mismo que tú. Tengo perfecto derecho a callarlo si quiero y a decirlo si me da la gana. Y tenía un motivo

-A ver, dime que motivo era ese-preguntó cruzándose de brazos-.

-Ya me respondisteis al veros sentados juntos ahora al entrar-repuso irónica-.

Ambos nos quedamos bastante sorprendidos por aquello. Desde luego no era una respuesta que uno pudiera imaginarse.

-¿¿Lo hiciste adrede para que ella y yo lo hiciésemos-pregunté atónito-??.

-Ay mi niño-rió Patri divertida-. Sé como funciona tu mente y conozco muy bien a mi primita. Sabía que buscarías el modo de llegar a un acuerdo.

-¿Entonces lo hiciste para que él y yo nos liáramos-preguntó Blanca-?.

-Sí, desde el principio-respondió-. Él necesitaba de un cariño que yo no podía darle, y tú de volver a disfrutar algo la vida después de año y algo a base de abstinencia. Y veo que ahora estáis mejor. ¿Me equivoco acaso-preguntó en tono retórico-?.

Lo cierto es que no se equivocaba. Tanto Blanca como yo llevábamos una mala racha, ella por una ruptura dolorosa(lo del asunto de yerba provocó la ruptura con su novio), y yo por lo de Merchita. Ninguno supo responder. Patri continuó abrazándome y me besó con una alegría que ya echaba de menos, pero me extrañó que cuando Blanca y Patri se besaron, lo hicieron en los labios, por un segundo, pero no le di importancia pensando que eso sería lo normal de su familia, un antiséptico beso de saludo.

-¿Me habéis cuidado bien el negocio en mi ausencia-preguntó Patri-?.

-Sí-respondió Blanca-. No ha faltado clientela y he mimado mucho a tu niño, así que no tienes queja.

Los tres nos reímos con fuerza, aunque también me sonrojé un poco por aquello. En aquel momento me encontraba en el paraíso. No podía pedir más.

-Blanca, ¿te quedarías unos días más con mi niño y conmigo?. Durante el camino de regreso estuve dándole vueltas a una idea que quisiera llevar a cabo.

-¿De nuevo con tus perversiones-preguntó Blanca con el ceño fruncido-?. La última vez un pony me perforó hasta reventarme. No es algo que se olvide fácilmente.

-¿¿¿Lo del asunto de yerba fue cosa tuya-pregunté a Patri sin creérmelo???.

-Tuvo la idea original-repuso Blanca con un tono frío y despectivo-, y luego el resto se improvisó sobre la marcha. Aunque bueno, las dos estábamos bebidas

Por un momento miré a Patri como si no la conociera. Nunca imaginé que tuviera un lado tan retorcido. Nadie lo diría viendo su carita de ángel. Patri fue a Blanca y le susurró algo al oído, que hizo que Blanca se riera con fuerzas. Luego me miraron con expresión extraña, como si todo estuviese decidido. Su mirada me hizo sentir como el sacrificio de alguna ceremonia ritual. Patri cogió un papel y sacó un bolígrafo del bolso que llevaba, escribió algo y luego me lo dio.

-Esta es la dirección de mi casa-me dijo-. Ven esta noche a eso de las 10 de la noche, diez y media como muy tarde. No faltes, por favor.

-¿Él no sabe donde vives-preguntó Blanca perpleja-?.

-No-contestó Patri-. Siempre lo hemos hecho en el quiosco, porqué nos excitaba el que pudieran descubrirnos, pero para esto que he pensado hace falta intimidad.

-Allí estaré. Ya me las arreglaré con mis padres, pero estaré.

Ambas se sonrieron, y me fui al lado de Patri, quien me acarició el pelo con una cara de felicidad que me hacía olvidar todos los problemas que tenía.

-Tendrás que aguantarte-me dijo-. No me tendrás hasta esta noche. Luego serás todo nuestro. Y te lo aseguro amor mío, no habrá piedad-me dijo con tono perverso-

Un pequeño escalofrío me recorrió al oírla hablar así, y para colmo, Blanca tampoco se dejaba, así que me fui de allí totalmente caliente, y por primera vez desde el verano, tuve que vaciar "manualmente" yo mismo mi leche retenida. Al irme con los amigos notaron mi ansiedad, pero les dije que solo era alegría por haber superado la reciente depresión(que, por supuesto, no expliqué con todos sus detalles). Ya esa noche, pude convencer a mis padres y recorrí el pueblo corriendo, deseando llegar a toda prisa. Comprobé la dirección un par de veces(aquella parte del pueblo no la conocía bien) y finalmente llegué, viendo que Patri vivía en una casa de dos pisos, con un gran jardín y un valla con matorral. Llamé al timbre, se abrió la puerta de entrada y me metí en lo que prometía ser algo muy especial. No me equivocaba: Patri, Blanca y Moni estaban esperándome en la salita, hablando tranquilamente, con aspecto de haber cenado allí y estar de debate. Me senté junto a ellas, que me pusieron en medio suyo.

-¿Sabes en donde que te acabas de meter-me preguntó Moni-?.

-¿Tienes idea de lo que acabas de sellar al entrar aquí-continuó Blanca-?

-¿Comprender que vas a vivir algo totalmente único-siguió Patri-?.

Me quedé algo asustado. ¿Qué se propondrían hacerme?, me preguntaba mirándolas sin parar. Moni y Blanca hablaban conmigo continuando su debate, aunque no me enteraba de mucho, ya que hablaban sobre si la humanidad era el resultado de algún experimento alienígena. Patri, mientras tanto, se había ido y volvió con un bote de espuma de afeitar y dos hojas desechables. Las tres estaban entusiasmadas.

-¿Para que traes eso-pregunté con una inocencia casi infantil-?.

-Bueno-me respondió-, es que queremos que nos afeites

-Pero si sois mujeres. No tenéis barba ni bigote

Las tres estallaron en carcajadas al oírme. A mi me costaba seguirles el juego, pero ellas estabas encantadas con mi inocencia. Yo solo podía sonreír.

-Ahí no tonto-me espetó-. En otra parte, un poco más abajo

Su insinuación de mirar con picardía fue suficiente para mí, y abrí los ojos de par en par. No podía entender que se traían entre manos.

-Pero os puedo hacer daño, o cortaros, ¿y por qué queréis que haga eso?.

-Eso ya lo sabrás-me dijo Moni-. Tú solo hazlo. Con 17 años yo creo que te afeitarás bastante, ¿verdad?. Pues esto es lo mismo. No te preocupes. Confiamos en ti

Tragué un poco de saliva y respiré. Iba a responderlas, cuando llamaron al timbre de la entrada. Tanto ellas como yo pusimos caras de perplejidad, de modo que era alguien no esperado por ambas partes. Fue Patri quien salió a ver quien era, dejándonos con la miel en los labios. Luego volvió con nosotros, con cierto aire de satisfacción. Sonreía con cara de chica mala.

-Creo que esta noche la vas recordar durante toda tu vida-acabo diciéndome-

-Créeme, hay muchas noches de este verano que recordaré siempre-bromeé-.

-¿Y alguna como ésta-me preguntó una voz detrás de mí-?.

Me di la vuelta para ver quien era, y tanto ellas como yo quedamos atónitos. Desde luego no imaginaba que ella pudiera haber acudido aquella noche.

-¡¡¡LARA-exclamé-!!!. ¿Pero que diablos haces aquí alma de dios?.

-Aprovechar la última oportunidad de tener entre mis piernas-me respondió-. Patri me lo contó todo y simplemente no aguanté más después de escucharla todo el verano lo mucho que la hacía disfrutar. Yo también quiero mi trozo del pastel.

Tras decir esto, se fue con las demás, y una sensual atmósfera empezó a inundar aquella casa. Nos fuimos desnudando sin prisas, y una a una, comencé a pasarles espuma por entrepierna, escuchando gemidos de placer, para luego ir quitando todo el pelo, sin prisas ni atropellos, con mucho mimo, hasta que aquellos cuatro sexos quedaron lisos y suaves. Luego, con la otra hoja, me lo hicieron a mí, con más cuidado aún de no lastimarme. Al cabo de una hora, los cinco estábamos afeitados, y ver aquellas mujeres me excitó muchísimo. Parecía que tenía a cuatro niñas delante de mí. Estuve erecto en pocos minutos y se rieron al verme tan cachondo. Me cogieron entre todas y me llevaron a la cama. No veía la hora de sucumbir ante sus caprichos. Nos echamos una crema para evitar las irritaciones, y sentir aquella superficie lisa era como tocar a una niña pequeña, era maravilloso.

-Vas a aprender una gran lección amor mío-me dijo Patri con aire solemne-. Queremos enseñarte a hacer gozar a una mujer, pero sin que tú "Sr. Pito" nos riegue.

-¿Por qué-pregunté entre risas por su comparación-?.

-Porqué si no riega, no perderá dureza, y sí experiencia, y con cuatro como nosotras, aprenderás. Serás un alumno muy aplicado, muchísimo

Fue Lara la primera que vino hacía mí, mientras Moni se dirigió a Patri para entregarse a ella. Las otras no opusieron resistencia, dado que ella nunca me había tenido antes. Me tiró sobre la cama y pegó su boca a la mía. La carnosidad de sus labios me quemaba al contacto con los míos, sus manos ansiaban mi piel y me recorrían por todas partes. Sus pequeños pero deseables pechos fueron tocados, acariciados, apretados y explorados por mí durante todo el rato, a la vez que sus manos me provocaban para endurecerme tanto que dolía. Por su lado, Moni y Patri estaban entregadas la una a la otra, sin fijarse en el resto, y Blanca se conformaba con mirarnos, de momento, pero se le veía que quería participar. Antes de darme cuenta, Lara estaba sentada sobre mis rodillas, y poco a poco, cogió mi sexo y comenzó a penetrarse, mientras Blanca, ya sin poder resistirse, vino a sentarse en mi cara, con sus piernas separadas de par en par.

-Vamos semental-me dijo-, devórame, penétrame con la lengua…degústame

-Y tú me vas a hacer muy feliz-continuó Lara-…pero que muy feliz

Estaba rodeado de dos mujeres ardientes, que comenzaron a cabalgarme sin pausa ni demora. Mientras Blanca comenzaba a humedecerse y chorrear sobre mi cara, Lara me tenía aprisionado entre sus muslos, mientras jadeaba como una posesa, clavándose mi sexo en sus rebosantes entrañas. Me costaba hasta respirar del esfuerzo. Tanto que debía parar mi lengua para tomar aire y luego volver a la acción. Me ayudé con una mano para hacer incursiones con mis dedos, apurando un clímax que parecía ser tan demencial que me parecía estar soñando, pero era real, muy real.

-¡¡¡OOOOOHH!!!, ¡¡¡CONTINUA, CONTINUA!!!, ¡¡¡NO PAREEEES!!!...

-¡¡Dame fuerte-dijo Lara después de Blanca-!!, ¡¡dámelo todo, TODOOOO!!...

-¡¡QUE BIEN, QUE BUENO EREEEEES!!, ¡¡ME VAS A DEJAR SECA, ME VAS A DEJAR RENDIDA!!, ¡¡SI PARAS TE MATO!!, ¡¡MMMM!! ¡¡OOOOHH!!

-¡¡QUE POLVOOO!!, ¡¡ES LA GLORIA, ES LA GLORIAAAAAAAA!!...

Me retorcía en todas partes, y buscando aferrarme, los pechos de Blanca estaban a mi disposición. La sujeté con fuerza, mientras Lara estaba más que fija a mí. Aceleramos nuestros deseos, y entre incontenibles jadeos, los tres estallamos juntos, logrando, con un esfuerzo titánico, no "regar" a Blanca con mi leche ardiente, pero Lara me gritó que no me retuviera, esa vez no, y exploté en su interior con un ronco grito. Me derrumbé extasiado, pletórico, Blanca acabó hundiéndose derrengada del esfuerzo, y Lara se estremeció, quedando inmóvil. Patri y Moni, en un 69 delicioso, también se dieron prisa y los tres vimos como niños fascinados como acabaron gozando, con sus manos y bocas empapadas de sus propios jugos. Aun con fuerzas, Patri me dijo que me retuviese a partir de ese momento, y le dije que así sería: Lara se fue con Blanca para devorarla con lengua, Patri se empezó a acariciar por sí sola, y Moni vino conmigo. Aquello sí que era espectacular. Tanto me excitó que la tumbé debajo de mí sin vacilación ni preparación, y me hundí en sus entrañas. Emitió un gemido de dolor, para luego cogerme por la espalda para que llegase hasta el final, bombeando tan fuerte como un martillo pilón. Sentir como me hundía en ella a la vez que notaba su ausencia de vello púbico era embriagador. Apreté los dientes, la cogí por la cintura para darle tan fuerte que Moni comenzó a soltar lágrimas de dolor. La penetré con fuerza y brío hasta que la sentí gozar e hice fuerzas para retenerme. Costó trabajo pero lo hice, mientras escuchaba los gritos de placer de Moni, consumida por su orgasmo brutal. Literalmente le dejé sobre la cama casi muerta de cansancio, mientras mi sexo brillante y duro pedía más. Patri vino detrás de mí, y me susurró "vete a por Blanca y tíratela hasta que la revientes". Me giré para ver a Patri, y en sus ojos vi complicidad y malicia. No lo dudé y me abalancé sobre Blanca, que se abrió de piernas a mí como flor de primavera. Poco a poco, siempre con Patri detrás mío, fui penetrando a Blanca, tras unos minutos de tocamientos mutuos para sentir nuestra excitación. Me hundí en ella hasta que la llené del todo, y cogiéndome de las caderas, Blanca movía las caderas poco a poco, y yo las mías, empezando a bombearla son suavidad.

-Fóllame con fuerza. ¡No me des tregua ni piedad!. Lo quiero fuerte, sin cariño. Usa ese martillo como tú sabes. ¡¡¡Reviéntame por dentro amooooooooor!!!.....

-¿¿Lo quieres duro, eh??, pues duro lo vas a tener. Vamos, con fuerza

-¡¡Sí, sí, síiiii!!. Asíiii sí, dame más, dámelo todo. Que polvoooooo….

-Pero que zorra eres, como te gusta. Voy a triturarte tus entrañas

La embatí con más fuerza, tanto que casi la cama entera se agitaba. Las demás iban a lo suyo, y Patri, detrás de mí, comenzó a gozar cuando Lara la asaltó para llevarla a un nuevo orgasmo. Mi sexo, por su parte, perforaba con furia asesina a Blanca, que ya babeaba y gemía sin control, retorciéndose entre mis piernas que era una delicia verla.

-¡¡Ya me llega!!. ¡¡Lo siento!!, ¡¡lo siento en mi interior!!, ¡¡me vieneeeeeee!!...

-¡¡Eso es zorra!!, ¡¡gózalo!!, ¡¡gózalo todo!!, ¡¡todo para tíiiiiiiiiiii!!...

-¡¡Aaaaaaah!!, ¡¡aaaaaaaahh!!, ¡¡aaaaaaaaahhh!!, ¡¡AAAAAAAAAHHHH!!...

-Te reviento…te fuerzo…siéntelo ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!...

Ambos explotamos en oleadas ya desatadas por completo, arrasándonos como ola gigante. Me derrumbé cayendo junto a ella, quien estaba sudando por todas partes. A pocos segundos escuché gritos de placer de Patri y Lara, que acabaron mojando la cama de los jugos que soltaron. Como último premio, todas, rodeadas junto a mi entrepierna, comenzaron a masturbarme a cuatro manos, en un frenesí que me tuvo loco entre sus caricias y verlas tocándose a la vez, hasta que ya no pude resistirme más y descargué por chorros enteros todo lo que llevaba retenido, que procuraron repartirse para dejarse algo a cada una. Luego los cinco quedamos dormidos abrazados entre sí.

Cuando desperté a la mañana siguiente, lo hice abrazado a Patri. La demás se habían ido, y ver a Patri dormida era algo único. Fue entonces cuando descubrí un placer sin igual, insuperable. No importa con cuantas mujeres se acueste uno(u hombres en el caso contrario), que cada supera el despertarse abrazado a la persona amada. Tanto me emocioné por estar así junto a ella, que gemí unas cuantas veces para evitar llorar, y ella despertó. Me sonrió tan dulcemente que me llenó el corazón.

-Hola mi niño. Muy buenos días, ¿has dormido bien?.

-Mejor que nunca. Te quiero Patri. Te quiero mucho.

-Yo también a ti. Ven a mí. Ayer de noche te quedó alguien con quien estar.

-¿Lo hiciste adrede, verdad-pregunté con expresión picaresca-?.

-Sí-me respondió-. Porqué ahora eres mejor que antes, y eres todo mío. Nadie volverá nunca a compartirte mi amor. Nunca

-Cásate conmigo.

Patri se rió con fuerzas, y me sentí muy bien viéndola así. Verla feliz volvía a ser mi principal prioridad. No quería hacer otra cosa en la vida que hacerla feliz.

-¿Por qué estropear algo tan hermoso con un compromiso?.

-Porqué no quiero que nadie más te tenga, solo yo

-Pero que precioso es mi niño, que lindo-me dijo tiernamente-.

-Quiero ser siempre tu niño, y tu amor. Quiero serlo todo en tu vida.

-Y lo serás-me sonrió-. Siempre lo serás vida mía, siempre

Se acercó y me besó, con una delicadeza y una dulzura, que de inmediato se me olvidó todo lo ocurrido a largo de aquel verano. Solo estábamos ella y yo, como antes, como si nada hubiera ocurrido. Nos entregamos a un juego de caricias prolongadas y sensuales, y luego hicimos el amor como auténticos enamorados. Aquella mañana no salimos de su casa, haciendo el amor una y otra vez, usando lo que tanto habíamos aprendido, para ser, por unas horas, totalmente libres. A los pocos días comencé el último curso, y lo hice más sereno y maduro que nunca, con una calma que solo tienen los hombres experimentados. En todo el tiempo siguiente, nunca se repitió lo de aquel verano, y la vida no igual para ninguno de los que lo vivieron, pero el recuerdo es imborrable, y su huella muy profunda.

Cinco largos años han pasado desde entonces, y nada ha vuelto a ser lo mismo: Blanca se enamoró de una amiga suya llamada Celia y se fueron a vivir juntas. Aun hablamos a menudo y nos contamos nuestra vida; de Merchita solo supimos que un día se fue del pueblo y nunca volvió a ser vista; Lara se fue a la ciudad, y solo supimos que había encontrado un novio formal, pero nada más, y Moni se echó un novio que consiguió satisfacer todos sus deseos más salvajes, de los que fui participe en alguna vez. ¿Y de Patri y de mí?. Por desgracia, nunca conseguí casarme con ella…pero sí estamos juntos desde entonces. Unidos el uno para el otro, y dando gracias por estar juntos, los dos recuperamos, con el tiempo, la alegría de aquella primera época, donde Patri fue y será, por siempre, mi maestra, mi amor, mi amiga, mi dulce quiosquera