Mi diosa de mármol

Sobre cómo conocí a mi diosa de mármol y las aventuras que vivimos juntos.

Hace algunos años yo  aún vivía en la ciudad donde estudié mi carrera pero habiéndola terminado todavía tuve que quedarme tiempo más para tramitar mi título universitario y uno de los requisitos fue cumplir con un número preestablecido de horas en una institución pública haciendo servicio social. Trabajé como psicoterapeuta en una institución que daba apoyo psicológico y legal a mujeres víctimas de violencia doméstica.

Aunque no recibí salario por el trabajo me resultaba interesante y muy educativo por lo que me desenvolví fácilmente… Hasta que ella llegó ahí.

Sally era un paciente de la institución y venía conmigo a consulta cada miércoles a las 10 de la mañana. Era una mujer que aparentaba estar apenas entrando en los 30’s y muy atractiva. Nunca pensé que me atraería una mujer que me llevara tantos años pero Sally era excepcional. Parece ser que siempre venía saliendo del gimnasio por su indumentaria. Ella vestía regularmente una camisa de algodón algo suelta pero aún así se le notaban un par de senos grandes y firmes. Llevaba su cabello recogido en una cola de caballo debajo de una gorra aunque de vez en cuando se lo soltaba y entonces era evidente una melena muy rizada y pelirroja. Pero lo que nos volvía locos a todos (y digo nos porque todos los hombres que estábamos en la recepción cuando ella llegaba inevitablemente volteábamos a verla) eran sus nalgas enfundadas siempre en un short corto de licra. Sus nalgas eran redondas, firmes y tan perfectas que parecen haber sido esculpidas en mármol. Debajo de ese par perfecto estaban unos muslos y pantorrillas blancos y musculosos, en fin, sus piernas parecían las de una diosa griega y no mostraba ningún pudor al mostrarlas descaradamente con sus pequeños shorts. Yo, siendo trabajador ahí tenía que hacer acopio de toda mi voluntad para no comérmela con la mirada cuando pasaba a mi lado para dirigirse a consulta. Su piel era muy blanca aunque con un leve bronceado y sus ojos eran de un color miel hipnotizante. A veces me pareció que ella me miraba seductoramente pero nunca tuve la certeza, hasta un tiempo después.

A pesar de lo perturbadora que me parecía, en consulta fue una paciente más. Supe que tenía 35 años, que efectivamente, acostumbraba ir al gimnasio todas las mañanas y que era instructora de Spinning, de ahí esas piernas y trasero de ensueño.

Ella acudía a la institución porque estaba cerca de su gimnasio y por que al ser de consulta gratuita ella podía ocultarle sus visitas a su esposo con quien tenía una relación muy problemática. Al parecer ya no sentían afecto entre sí pero ella seguía con él por su apoyo económico y porque tenían un hijo que iba entrando en la adolescencia, aunque en consulta había estado juntando el valor para separarse. Sally se vengaba de las infidelidades de su esposo consiguiéndose amantes ocasionales pero sin llegar a nada serio. Tenía gusto por lo hombres jóvenes y por ese entonces yo tenía 24. Eso me tentó por supuesto, pero me pesó mi ética profesional y decidí enfocarme en ayudarla. A lo largo de varios meses ella logró separarse de su esposo pero seguía en contacto con él por su hijo. Ya para el final de su tratamiento nos enfocamos en que buscara un empleo más estable que le permitiera independencia económica. Terminamos el tratamiento debido a que la institución sólo podía dar un número limitado de consultas por persona debido a la constante llegada de gente. Le di mi correo electrónico para que siguiéramos en contacto en caso de que necesitara consulta privada.

Habiendo terminado el tratamiento nuevamente me sentí tentado a intentar algo más con Sally pero sabía que aún así no sería del todo honesto y decidí esperar, no sabía qué pero esperar.

Yo ya había terminado mi servicio social y seguíamos en contacto por MSN. Poco a poco nuestras charlas fueron pasando de lo formal a lo casual. Así supe que una vez separada de su marido pasó un año bastante conflictivo por presiones económicas y que había sido incapaz de establecer una relación nueva porque aún tenía demasiada cercanía con su esposo que le rogaba hasta el cansancio volver y porque su hijo le absorbía demasiado tiempo y energía. Al final decidió volver con su esposo pero de manera casi simbólica. En ese tiempo ya nos habíamos tomado más confianza y ella había admitido cierta atracción hacia mí y hasta coqueteamos un poco así que me decidí a dar el siguiente paso.

-Azrael: ¿Sabes preciosa? He estado pensando en algo muy tentador.

-Sally: ¿Qué?

-Azrael: Invitarte a salir.

-Sally: Sabes que estoy muy ocupada. Entre mis clases, mi hijo y mi marido ando muy atareada.

-Azrael: Vamos preciosa, algún espacio tendrás donde pueda entrar yo, jejeje.

-Sally: Jejeje, qué coqueto andas hoy, ¿Andas con calentura o por qué ese repentino interés en que nos veamos?

-Azrael: La verdad es que siempre me has puesto así pero hasta ahora me atrevo a invitarte a salir.

-Sally: Muy halagador lo admito pero en serio he estado muy ocupada. Qué más quisiera que darme una escapada con alguien pero últimamente se me ha hecho muy difícil y para serte sincera yo también ando con ganas. Hace un par de meses que nada de nada.

-Azrael: ¿En serio? ¿Y tu marido?

-Sally: Pues por eso te digo, nada de nada, jeje, Bueno, unos ratos con él de vez en cuando pero nomás me usa y ni me da tiempo de disfrutarlo, sólo me deja con más ganas.

-Azrael: Te prometo que haré todo lo necesario para complacerte, anda, créeme que no te arrepentirás.

-Sally: … Está bien, hay una oportunidad. Este fin mi marido planeaba llevarnos a todos con la familia de su hermano a una ciudad cercana. Podría “enfermarme” lo suficiente como para que tenga que quedarme. Pero déjame te confirmo mañana en la noche.

Al día siguiente, viernes Saira y yo hablamos de nuevo.

-Sally: Eip. Lo logré.

-Azrael: ¿En serio? Eres divina mujer. ¿Fue difícil?

-Sally: Primero me hice la enferma y no me creyó pero ya sabes que él y yo ya con cualquier cosa tronamos, pues la ventaja es que yo ya sé que decir para que se enoje rápidamente y así logré comenzar un pleito que duró toda la tarde. Finalmente se fue azotando la puerta y se llevó a mi hijo, justo como quería.

-Azrael: Entonces, ¿Me vas a enseñar tu casa?

-Sally: No cómo crees, es muy peligroso que alguien nos vea. Mejor veámonos en una hora en un lugar por mi casa y paso por ti en mi carro para tomarnos un café.

-Azrael: Hora y media, necesito arreglarme y tardaré en llegar.

-Sally: Hecho.

Me arreglé lo mejor y más rápido que pude y tomé un camión al lugar acordado. Estuve esperándola unos minutos y pasó por mí en su auto. Ambos estábamos nerviosos al vernos después de un año y ahora con unos ojos muy distintos.

Sally vestía unos zapatos de tacón bastante pronunciados que la hacían lucir alta. También vestía un pantalón de mezclilla que hacía lucir preciosas sus nalgas de mármol además de una blusa ceñida turquesa con un escote discreto.

Le di señas de cómo llegar a mi departamento y en cuanto entramos ella me besó. Sally olía tan bien y besaba tan apasionadamente que me sentí en la luna.

-Sally: Vamos a tu cuarto.

-Azrael: Vaya, tú no pierdes el tiempo.

-Sally: ¿Alguna queja?

-Azrael: Para nada, vamos.

En cuanto entramos la ropa cayó en el suelo. Yo ya estaba desnudo mientras Sally aún tenía un  brassiere y unas pantys muy sexys con encaje y de color rosa. Definitivamente ella se exponía mucho al sol por que ya debajo de la ropa su piel era tan blanca como la de América (Otra amiga con la que también tuve ciertas aventuras). Esa piel tan blanca y la visión de ese cuerpo perfecto entregándoseme hicieron que en ese momento pensara en ella como mi diosa de mármol

Cuando le quité el brassiere contemplé con asombro un par de hermosas y blancas montañas coronadas con una areola y pezón rosados. Sus pechos eran grandes pero firmes. Al tocarlas me di cuenta de que eran naturales y al chuparlas de que eran deliciosas. Ella acariciaba con ternura mi cabello mientras mamaba de sus senos como un bebé hambriento. Seguí bajando hasta tener su sexo frente a mi cara y lentamente deslicé hacia afuera su panty. Su vagina estaba cuidadosamente depilada y su pubis tenía una cuidadosa y bien recortada línea de vello púbico vertical de un color castaño claro, casi rubio justo en el centro.

-Azrael: Tienes un bonito color natural, deberías dejártelo.

Mi diosa de mármol sin responderme tomó mi cabeza y hundió mi cara en su vulva. Su sabor era salado y fuerte. Ella ya estaba muy húmeda y dilatada. Unos lindos labios menores rosados ya se asomaban por su sexo para invitarme a besarlos.

Comí su sexo por un buen rato centrándome especialmente en su clítoris pero sin dejar de saborear toda su deliciosa vulva hasta que sentí un estremecimiento y oí un suave gemido. Su primer orgasmo fue suave y dulce.

Ella se quedó acostada en la cama y yo me hinqué sobre la cama poniendo mi pene ya bastaste erecto frente a su cara. Mi diosa de mármol me vio seductoramente y sin que le dijera nada lo tomó y se lo llevó a la boca. Lo devoró salvajemente metiéndoselo y sacándoselo rápidamente de la boca sólo deteniéndose de vez en cuando para pasarle la lengua en toda su longitud. No quise venirme tan rápido y la detuve. Me subí en ella y cuando iba a entrar de misionero Sally me pidió que me detuviera.

-Sally: Espera, ponte un condón, rápido.

Haciendo gala de toda mi voluntad me levanté de ella, saqué un condón del cajón de mi cabecera y me lo puse en un santiamén. Entonces rápidamente volví a donde estaba y la penetré sin contemplaciones. Sally suspiró con alivio cuando me tuvo adentro. Después de un tiempo en posición de misionero decidí que tenía que aprovechar sus nalgas perfectas así que la volteé y la puse de perrito para seguir metiéndosela mientras acariciaba sus nalgas duras como piedras. Después de penetrarla de esta manera durante algunos minutos ella levantó el torso sin sacarse mi pene quedando hincada frente a mí y comenzó a subir y bajar mientras tomó mis manos y las llevó hacia sus senos para que los amasara. Los amasé al ritmo de la penetración y noté que se detenía y suspiraba estremeciéndose ligeramente.

-Azrael: ¿Todo bien?

-Sally: Sólo me estoy viniendo otra vez. No te detengas.

Sally ahora tomó mi mano y la llevó a su clítoris para masturbarla mientras ella seguía subiendo y bajando de mi pene. Ella tuvo otro orgasmo de esta manera y yo sentí que ya estaba cerca del mío así que la coloqué nuevamente de misionero pues quería venirme viéndola a los ojos. Miré a su sexo para ver mi pene entrando y saliendo de mi diosa de mármol cuando noté algo: El condón no estaba. Asustado me salí de ella y comprobé. No tenía puesto el condón. Metí un par de dedos en su vagina y lo saqué del fondo. Parece ser que al ponérmelo con el pene húmedo de su saliva y con tanto cambio de posiciones me lo había quitado sin darme cuenta. La miré con duda.

-Azrael: ¿Qué hago, me pongo otro?

-Sally: Ya me vale madres, métemela ya.

Cegado por el deseo volví a penetrarla con un deseo aún más salvaje al saber que la sentía plenamente. Amasaba sus senos y la besaba metiéndole la lengua hasta la garganta.

-Azrael: Estoy a punto mi diosa de mármol, quiero llenarte.

-Sally: Espera, no te vengas adentro por favor

Pero de nada sirvió su ruego, yo me moría de ganas de llenarla de mi semen así que seguí hasta sentir ese delicioso espasmo desde mi sexo y que recorrió toda mi espina dorsal. Mi pene se hinchó al máximo y escupió fuertes y gruesos chorros de semen hirviendo hasta el fondo de su templo sagrado. Sally, contrario a lo esperado, en cuanto sintió mis contracciones abrió los ojos y la boca como si se estuviera asfixiando, arqueó su espalda y dio un gemido de placer muy sonoro y prolongado mientras levantaba sus piernas todo lo posible y tomaba mis nalgas empujándome los más profundo posible dentro de ella. Estuve tal vez un minuto eyaculando adentro y cuando por fin se lo saqué la besé profundamente y me acosté a su lado. Cuando mi semen comenzó a escurrir fuera de su vagina ella jugó con él embarrándoselo con los dedos en toda su vulva y finalmente llevó esos mismos dedos a su boca y los chupó hasta dejarlos bien limpios.

Nos quedamos abrazados en la cama hasta que recuperamos el aliento.

-Sally: Eres un desgraciado, te dije que no quería que te vinieras adentro.

-Azrael: Eso no fue lo que me dijiste con tu cuerpo cuando me estaba viniendo. Qué rico orgasmo tuviste en ese momento.

-Sally: La verdad es que lo que más me excita del sexo es sentir ese momento cuando el pene se hincha y vibra dentro de mí, me imagino el semen llenándome escurriendo en mi interior y cuando lo siento escurrir hacia afuera y deslizarse por mis piernas me vuelve loca. El calor y la sensación de sentirme llena son únicos y es como de otro mundo hacerlo sin condón pero me asusta mucho como me pierdo con eso y claro, un posible embarazo o que me contagien de alguna enfermedad.

-Azrael: Mira yo estoy sano así que al menos por enfermedades no debes preocuparte.

-Sally: De todas formas es un riesgo… Pero la verdad me gustó mucho.

-Azrael: Y a mí me encantó llenarte preciosa. Dime Sally, ¿Hace cuanto que no sentías que se vinieran dentro de ti?

-Sally: Si te lo digo no me vas a creer.

-Azrael: ¿Cuánto?

-Sally: Tres años.

-Azrael: ¿En serio?

-Sally: En serio. Mi esposo siente terror de embarazarme por lo que siempre se pone condón y nunca antes me había atrevido a hacerlo a pelo con uno de mis amantes.

-Azrael: Ahora entiendo por qué te pusiste así cuando me sentiste venirme. Realmente tenías ganas atrasadas.

-Sally: Desgraciado, todavía de que te aprovechas de mí te burlas, jeje.

Nos besamos un rato hasta que estuve listo de nuevo y volví a montarla esta vez ya sin preocupaciones ni condón. Ella me besó y acarició la espalda además de abrazarme con las piernas mientras la penetraba hasta que de nuevo exploté llenándola de mi leche caliente. Parece ser que venirme adentro la puso mucho muy romántica. Dormimos abrazados esa noche y con su vagina bien llena de mí.

Me convertí en su amante de planta y seguimos viéndonos durante los siguientes meses prácticamente malabareando nuestros tiempos para seguir cogiendo. Tengo que admitir que el hecho de sentirla prohibida mezclado con su belleza hizo que me enamorara como un adolescente. Sally a su vez se enamoró de mi semen llenándola. No es de extrañarse entonces que en cada uno de nuestros encuentros nos cegamos en nuestro deseo y no tomamos precauciones, hasta que pasó lo lógico. Nos tomábamos un café cuando ella me dio la noticia.

-Sally: Estoy embarazada.

-Azrael: ¡QUÉEEEE!

-Sally: Estoy embarazada.

Mé quedé en shock sin saber qué decir. Después de un minuto de silencio traté de reponerme y hablar.

-Azrael: ¿Qué vamos a hacer?

-Sally: Tú nada, yo ya me encargué del asunto, sólo te estoy avisando.

-Azrael: ¿Cómo que ya te encargaste?

-Sally: Hace un par de semanas que me enteré así que a pesar del desagrado que siento por mi marido usé todas mis artimañas para seducirlo y le desaparecí sus condones para que me cogiera a pelo. No será difícil convencerlo de que es suyo.

-Azrael: ¿Cómo me dices eso? ¿No te pasó por la idea que yo pudiera querer hacerme responsable? Me encantas Sally y si tú me lo hubieras pedido yo hubiera accedido a ser papá de nuestro hijo.

-Sally: Tú también me encantas Azrael pero tienes que admitir que nuestra vida se complicaría demasiado. No estás económicamente estable para hacer eso y no sé de qué sería capaz mi marido. No sólo me refiero a pegarme sino a irse al fin del mundo con mi hijo además de dejarme en la calle.

-Azrael: Bueno pero…

-Sally: Pero nada. Yo ya tomé una decisión. Eso no significa que vamos a dejar de vernos, yo quiero seguirte viendo pero será como hasta ahora.

Yo me molesté mucho con ella por unos días por tomar esa decisión sin consultarme pero terminé aceptándolo y seguimos con nuestros encuentros. Realmente era el paraíso estar abrazado de ella después de dejarla bien llena de mí, acariciar su vientre gestante con mi semilla y amasar sus senos que ya goteaban leche al apretarlos. Pero todo lo bueno tiene un fin y dejamos de vernos cuando ella tenía siete meses de embarazo pues se volvió demasiado complicado porque su marido no la dejaba en paz. Parece ser que a fin de cuentas sí se emocionó de ser papá de nuevo aunque eso no arregló en nada sus problemas maritales. Sally tuvo una niña preciosa idéntica a ella aunque con mi cabello y unos meses después de tenerla finalmente se decidió y dejó a su esposo definitivamente aunque para ese entonces yo ya me había ido a vivir a otra ciudad. Seguimos en contacto por MSN, por eso me enteré de lo que ha sido de su vida después de que dejamos de vernos. Ahora ella está empezando una relación con un tipo de su edad y parece que está muy contenta. Yo le deseo la mejor de las suertes aunque no dejo de sentir cierta nostalgia por el tiempo que le rendí culto a mi diosa de mármol y que mi diosa me correspondió. Saludos desde México.