Mi Diario (IV): de Prosperidad a Libertad

Diario de una mujer que describe como ha degenerado el mundo en el que vive. Como se ha visto atrapada en una situación terrible. Un diario de desgracia, traición, humillación… Aunque también habrá amistad, solidaridad e incluso placer.

Isla de Prosperidad:

9 de septiembre de 2051. El barco atraca. No sabíamos el destino, ni la duración del viaje… Ahora sí lo sé… “Isla de la Prosperidad”, vaya nombre. Se trata de una isla africana en el golfo de Guinea. Antiguos nombres: “Fernando Poo”, “Bioko”...

El caprichoso desbarajuste climático de la tierra, el deshielo, los cambios en corrientes marinas… todo eso ha hecho que algunas regiones africanas sean lugares fértiles y de clima templado. Esos son los actuales graneros del mundo… No hay mucha población que alimentar pero muchos viven gracias al trigo, el arroz y las patatas cultivadas aquí.

Poco a poco, fueron abriendo los almacenes en los que viajamos y nos llevaron por los pasillos a una pasarela que descendía hasta el muelle.

Allí empezó un rito macabro. Un marinero, todavía en el barco, nos quitaba los grilletes. Pudimos disfrutar de un momento de “libertad” cruzando la pasarela.

Nada más pisar el muelle nos hicieron entrar en una especie de cobertizo, estaba dividido en dos partes… Una para cada sexo. Allí tuve que desnudarme… sólo era quitar el camisón azul y las bragas.

Me dieron otro camisón… esta vez gris. De nuevo tenía tirantes sujetos con botones, detrás y delante. La braga era como la de un bikini, de las desmontables, con cordones anudados a los lados.

Entonces vino lo peor… Me obligaron a arrodillarme. Al oír ruido metálico, comprendí lo que iba a pasar… Me colocaron grilletes metálicos en los tobillos. No pude evitar mirar mientras lo hacían… No había llave ni cerradura, iban sujetos con remaches. Recuerdo el ruido de la remachadora como si me estuvieran crucificando a martillazos.

No contentos con eso, nos pusieron un collar metálico al cuello. Todavía llevaba la cadenita con el código. Con otra máquina grabaron el mismo código en el collar. Usaron la remachadora para fijar el collar.

Al final, me dieron un cordel para hacer de cinturón y una especie de chanclas con base de esparto.

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La vida es dura en “Properidad”... ¿Qué sádico macabro le puso el nombre? Nos hacen trabajar cerca de diez horas al día. Arañar la tierra, cuidar a ganado que vive mejor que nosotras. Apenas nos dan de comer… un poco de pan por las mañanas… después nos llevan a las plantaciones. Apenas hay maquinaria, cultivamos la tierra como en época de los romanos… como los esclavos de los romanos. Comemos la bazofia que nos dan en la misma plantación… Vuelta a las cabañas, más bazofia para cenar, después intentar dormir.

Las cabañas están organizadas en poblados… Al menos todas mis amigas estamos en el mismo. Nos dejan convivir a hombres y mujeres… nos explotan por igual. Nos dejan elegir con quien compartimos la cabaña… Podemos tener sexo… es el único lujo. Los domingos no hay que trabajar… creo que lo hacen porque saben que moriríamos sin un día de descanso.

Los poblados están rodeados por una valla metálica… Las noches y los domingos cierran las puertas. Si no trabajamos, no nos dejan salir del poblado.


Castigo:

Media tarde en el campo… calor, sudor… cavando la tierra, haciendo grandes surcos para plantar patatas. Si por lo menos, pudiéramos comerlas fritas… Pero sólo nos van a dar unas gachas repulsivas, un tipo de engrudo…

Frente a mí trabaja esa perra. Pedazo de puta, es repulsiva y engreída… Se cree la gran jefa del poblado. Y lo es… ha montado su pequeña mafia, ella trabaja poco, come más que nadie y se cree que te puede chulear. La “madama” se llama a sí misma.

Ella era la que se peleó con XPTO a su llegada al barco. Ella me lo contó, la madama ya era así en la cárcel local.

A mí me cogió ojeriza desde el principio… Debe tener algo que ver que XPTO duerme conmigo… Ella la ha deseado desde el principio.

Mis amigas tampoco le caen bien. Parece que no le gusta que se monten un cuarteto sexual siempre que pueden. Sí… 464, 469 y 475 son 3; pero se les ha unido 271… 271 es el fornido muchacho de color que conocimos detenidas en la estación de tren.

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La “madama” comenzó a meterse conmigo… me llamó de todo: enana, deforme, inútil, mala trabajadora… perra, zorra, puta… Lo hacía cuando los guardias no miraban. Siempre nos vigilaban de cerca… con las porras y las esposas listas.

Aguanté mucho rato pero finalmente caí… cuando me dí cuenta le había echado una palada de tierra a la cara.

La muy cabrona sonreía mientras me llevaban esposada a las celdas de castigo… Usaban esposas semi-rígidas, con bisagra en vez de cadena.

Me las pusieron delante, bien apretadas… me arrastraron tirando de ellas hacia la zona de los cuarteles. Por supuesto, caminaba con los grilletes remachados en mis tobillos. Me encerraron en una celda semienterrada, minúscula… el sol brillaba con fuerza fuera pero en aquella mazmorra sólo entraba por un ventanuco minúsculo. Extrañamente, allí dentro hacía más calor que fuera, o eso me parecía.

No me quitaron las esposas… las llevé por una semana. Con ellas puestas, hice mis necesidades en la letrina sucia que había en una esquina del calabozo. Con ellas puestas, comí la bazofia que me daban. No me pude lavar. Así comprobé como eran los castigos allí… Se aseguraban de que fuera peor que trabajar bajo el sol.


El sindicato:

A la salida del castigo estuve una semana casi sin hablar con nadie. La sensación de impotencia e injusticia tirada en aquella celda me había dejado baldada. Había borrado la poca alegría y dignidad que me quedaban…

Aquella palabra: “dignidad” comenzó a obsesionarme. ¿Cómo podíamos recuperar un poco? Conseguir que, al menos, los guardias respetaran unos límites. Y, de paso, impedir a personajes como la “madama” campar a sus anchas…

Un día se lo comenté a las demás y la idea corrió como la pólvora… de barracón en barracón, de poblado en poblado. En toda la isla, de forma callada, se creó un sindicato de presos dispuesto a actuar conjuntamente.

¿Qué podíamos hacer? Quedamos para intentarlo el primero de enero. Un día que siempre había sido festivo, nos llevaron a trabajar como cualquier otro día. Ya llevábamos casi cuatro meses aquí.

Nadie se negó pero todos… todos y todas comenzamos a trabajar lentamente, a dejar caer mercancías a romper herramientas y cercados. Los guardias comenzaron reaccionando con gritos, con porras levantadas, con castigos… Pero a media mañana ya se hizo patente nuestro pequeño poder… simplemente, no podían castigar a todos.

Conseguimos el objetivo… Los mandos negociaron. La comida mejoró, los castigos disminuyeron, la producción volvió a la cantidad habitual.

Estuve a punto de pedir que nos retiraran los grilletes… eso iba a ser un farol muy alto. Me conformé con pedir una libreta y un par de bolígrafos… Volví a escribir un diario. Cuánto lo había echado de menos… Empecé en el día que había dejado de escribir… 1 de agosto de 2050, el día que pedí el crédito animada por Julián. A partir de ese día, las preocupaciones no me dejaron escribir… En un año todo fue a peor, fueron los grilletes los que me impidieron volcar mis recuerdos en el papel.


El interrogatorio:

1 de agosto de 2052. Casi un año aquí… El sindicato ha aliviado mucho nuestras vidas. La producción es alta. Aun así el jefe de la guardia se niega a retirarnos los grilletes de los tobillos. No quiere que lo hagan responsable de ninguna fuga… ¿Quién se va a fugar de una isla? Hay veinte millas de océano hasta la costa más cercana, las corrientes son fuertes, ni un campeón olímpico lo lograría… “Con los grilletes evitaremos que alguien lo intente y se ahogue”, fue la última respuesta del coronel…

¿Qué? Hoy han relevado al coronel… ya casi tenía convencido al vejete de sesenta años. Parece que lo jubilan… Ha venido un “joven” de cuarenta años, veterano de guerra… Tiemblo al pensar que deberé negociar con un tipo nuevo, que es probable que venga en actitud dura.

Haga lo que haga, en breve sabré de él… espero que para bien.

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Han pasado dos días… salimos del poblado hacia las fincas. ¡¡¡Ehhh!!! Dos guardias me abordan. Debo ir con ellos… ¡¡¡Qué remedio!!! La fuerza del sindicato no llega a tanto.

¿Qué?, ¿Es necesario esto? ¡¡¡Ay!!! Es la primera vez en meses, que me llevan esposada al despacho del coronel. Me lo temía, este tipo va de duro… quiere demostrar quien manda.

¡¡¡Ehhh!!! Una habitación vacía, paredes blancas, azulejo blanco en el suelo, una bombilla desnuda en el techo, un taburete sin respaldo debajo… Esto va de mal en peor, es la sala de interrogatorios. Me sientan en la banqueta, me quitan las chanclas… me quedo allí sola, descalza, bajo la luz de la bombilla sintiendo el suelo frío en las plantas de los pies.

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Después de casi una hora (o eso conté mentalmente) aparece el nuevo coronel. Uniforme de diario, pelo rapado, hombros rectos… Lleva bien la edad. No es del todo feo. Bueno, no quiero reconocerlo pero me parece atractivo. Se coloca frente a mí, me mira de arriba a abajo. Miro al suelo, quiero parecer sumisa… Camina lentamente, sus botas militares paran a un centímetro de mis dedos desnudos.

  • ¿Qué es eso de un sindicato de prisioneros? -dice, tranquilo pero autoritario.

No sé qué decir… Hasta yo reconozco que ha sido un atrevimiento. Él sigue hablando.

  • Si prometes disolverlo, volverás ahora mismo con tus compañeras.
  • No puedo disolverlo…
  • ¿Por qué?
  • Porque es lo que hace que no nos tiremos al mar… lo único que nos permite seguir siendo personas.
  • Me han enviado para que lo disuelva.
  • ¿Y qué harás?
  • De momento, retener a su líder.
  • ¿Reternerme?
  • ¿Recuerdas tu semana de castigo en el calabozo?

No contesto… la recuerdo como una experiencia desagradable…

  • Esto será peor -añade...

Estamos un rato en silencio… Por fin, decido romperlo.

  • Pues sea...

Me ordena levantarme. Obedezco. Sin ser alto, él me saca una cabeza. Veo como saca un par de esposas… son de cadena, sólo dos eslabones. Usa un candado para unirla al collar de mi cuello. El collar es un grillete redondo del que cuelga una argolla. De esa argolla ahora cuelgan los grilletes de las esposas.

Hace lo que me temía… Me suelta una mano pero sólo para sujetarla a las esposas que cuelgan de mi cuello. Hace lo mismo con la otra… ¡¡¡Ahhh!!! Creo que es la sujección más incómoda que me han aplicado nunca… y ya voy teniendo experiencia.

¡¡¡Qué!!! Suelta los botones… los que sujetan los tirantes de mi infame camisón… la prenda cae al suelo sin más… Intento taparme… Al menos la posición de mis manos, juntas sobre el esternón, me ayuda a tapar los pezones.

Retira el vestido de mis pies… ¡¡¡Noo!!! Ahora desata los nudos de la especie de braga desmontable… ¡¡¡No, no quiero quedarme desnuda y encadenada ante tí!!! Cierro los muslos, intentando tapar la entrepierna…

Me sienta en la banqueta. Noto mi cuerpo temblando… Tengo miedo, mucho miedo, siento frío… Comprendo que puede hacerme lo que quiera… A ninguno de sus jefes le importará… ¿Qué podría hacer un general romano con una esclava desnuda y encadenada? Lo que quisiera… violarme, pegarme un tiro… Siento un nudo en la garganta…

Ahora agarra las esposas y tira. Lo hace firmemente aunque con cierto cuidado, podría ser más brusco, podría hacerme más daño. Cogida por el cuello y con las manos aprisionadas lo sigo cojeando… Al llevarme rápido, los grilletes de mis tobillos dan un tirón a cada paso, me obliga a ir casi a saltitos, sintiendo dolor…

Atravesamos pasillos, descendemos escaleras…

Llegamos a un corredor oscuro, conozco esas puertas metálicas, son las celdas de castigo. Una guardiana esperaba al principio del pasillo. Al vernos llegar nos sigue… caminamos hacia la única puerta abierta. Ella habla:

  • El calabozo más oscuro, más húmedo… frío por la noche, un horno a mediodía.

Me arrastran dentro… apenas se ve nada, el ventanuco es apenas un agujero redondo. El suelo es húmedo, frío…

  • Fuera la esterilla…

En mi anterior semana de castigo tuve que dormir en una esterilla áspera. Ahora la mujer se la lleva, me tumban en el suelo… es un suelo duro, parece cemento pulido… transpira agua.

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Llevo horas aquí… tumbada en el suelo, inmóvil a la fuerza, temblando, no puedo evitar temblar… de miedo, de frío… Por el día hacía calor a pesar de lo frío y húmedo del suelo. A pesar del calor en el aire, mi cuerpo sentía frío… como si se estuviera congelando, sentía el calor fuera y el frío dentro al mismo tiempo.

Es noche cerrada, oscuridad total… Poco a poco se ha ido enfriando el aire. No he bebido, no he comido… imposible dormir… sólo puedo retorcerme sintiendo como me martirizan los grilletes.

Ruido metálico… chasquidos, se acaba de abrir el candado de la puerta. Las bisagras chirrían.

¡¡¡Ehh!!! Noto una mano cálida en mi espalda. Oigo una voz suave, susurrante:

  • Disuelve el sindicato.
  • ¡¡¡Noooo!!!

Era el coronel… hablaba con gran suavidad. Yo me seguía negando… Me sentía sin fuerzas pero me seguía negando.

Él me da la vuelta, me tumba sobre la espalda. ¡¡¡Ehhh!!! Me suelta las esposas. Me alivia las muñecas con un paño húmedo. Enciende una luz azul… suave. Me devuelve el camisón… Yo me tapo con él sin ponerlo.

  • Vale, no lo disuelvas pero tengo una propuesta.
  • ¿Qué? -respondo alucinada.
  • Tenía que comprobar cuánto podrías aguantar.
  • ¿Qué?
  • ¿Has oído hablar de “Los Libertadores”?

¿Qué? Sí… un grupo considerado terrorista. Dicen luchar contra el nuevo orden mundial. No aceptan los castigos por algunos delitos como las deudas… Pero todos los tienen por cuatro locos desorganizados. Hay algún ex-militar pero no han hecho mucho más que poner petardos en la puerta de algún banco…

  • En un mes, haremos nuestro mayor golpe.
  • ¿Sí?
  • Escúchame bien… Estoy con ellos. Todos los soldados del último reemplazo estamos con ellos. Aun así no somos mayoría… vendrá un contingente por mar. Tomaremos la isla. El territorio productivo más rentable… Lo convertiremos en una república democrática, de las que existieron en el siglo XX. Los países dictatoriales tendrán que negociar.
  • Pongamos que te creo… ¿Cuál es la propuesta?
  • Que suavices las actividades del sindicato, que parezca que te he doblegado… Necesito que los jefes estén tranquilos. Y necesito que nos ayudéis el día del ataque…
  • ¿Cómo? Estamos encadenados, dormimos encerrados…
  • El día previo al ataque quiero el mayor motín que haya habido nunca en una colonia penal. Eso me permitirá distraer a la tropa que no está de nuestra parte.
  • ¿Y cómo sé que no mientes? ¿No aprovecharás el motín para encerrarme a mí y a la dirección del sindicato en agujeros como éste?
  • No lo vas a saber… Pero si quisiera encerrarte no hubiera venido aquí por la noche… Ya estabas encerrada, ¿NO?

Sí.. pero si suavizo el sindicato para, después, organizar un motín puede tener la excusa perfecta para encerrarme y tirar la llave. El resto de presos me verían como una persona poco de fiar… por qué hacer una cosa y luego la contraria.

No sé muy bien por qué pero en el fondo lo creo… Me parece que sus maneras suaves y amables de ahora son las auténticas, que el interrogador cruel era impostado.

  • Ven… tendrás hambre y sed...

Me coge la mano para levantarme… sigo desnuda… instintivamente, me levanto, el camisón cae… quedo desnuda ante él.

No sé qué hago… no sé por qué… abro los brazos… lo abrazo… lo beso… ¡¡¡Ahhh!!! Noto su lengua, húmeda, caliente…

Ahora noto como tiembla él… me abraza con una mano… Me besa los pezones…. ¡¡¡Ahhh!!! Me toca con la otra mano. Me masturba lentamente… Me noto húmeda, caliente…

Cierro los ojos… sigo notando sus dedos en mi sexo… su lengua en mi boca… su brazo a mi alrededor. Me abandono… Su cuerpo es cálido, suave y fuerte a la vez…

¡¡¡Ahhh!!! Se ha arrodillado… me masturba con la lengua… ¡¡¡Ahhh!!! Me encanta que un hombre me haga esto. Me retuerzo, quiero chillar pero me contengo… Tengo miedo de que me oigan otros militares. Abro las piernas… ¡¡¡Mierda!!! Los grilletes de los tobillos siguen ahí… remachados.

Me tumba… me da la vuelta… Sé que de frente no entrará…

  • ¿A cuatro patas o de lado?

Me gustan las dos formas… A cuatro patas es salvaje, animal… Hoy prefiero suave…

  • De lado…

Me coloca de lado. ¡¡¡Ahhh!!! Me penetra suavemente… Busca la penetración total sin hacerme daño… ¡¡¡Ahhh!!! Ha llegado al fondo… empezó despacio, con timidez. Ahora va fuerte, penetrando al máximo… ¡¡¡Ahhh!!! ¡¡¡Ahhh!!! Siento el líquido caliente.


Libertad:

Hice lo planeado… no me fiaba mucho pero lo hice. Convencí a mis compañeros de que trabajaran más, protestaran menos… Todos los guardias parecieron más felices.

El día señalado lo hicimos… un motín… nos plantamos en los campos. Resistencia pasiva, nadie trabajando. Los guardias que intentaron imponerse fueron apresados… Total no iban armados y teníamos ventaja numérica.

Los soldados nos rodearon y apuntaron con sus armas… No, no podían disparar. Acabarían con toda la mano de obra. Eso pensaba… Eso seguí pensando durante todo el día… tenso como ninguno.

Al anochecer ocurrió… oímos disparos, explosiones. Un contingente de revolucionarios desembarcó en las playas del lado este de la isla. Los soldados que nos rodeaban se empezaron a mover inquietos. Corrían, gritaban, no sabían qué hacer… El motín en la zona central los había dejado descolocados.

Entonces supe que el coronel no me había mentido. Otro grupo de soldados, el más reciente apareció por el lado oeste. Pillados entre dos fuegos, los soldados se rindieron. La isla cayó sin apenas resistencia.

Desde entonces es Isla Libertad. República de Isla Libertad. A los pocos días, llegó un contingente de barcos con nuevos esclavos. Los barcos fueron apresados, los marineros también…

La nueva república revisó todas las condenas…

  • Las personas condenadas por deudas (como yo misma) fueron liberadas.
  • A 475 también la liberaron… No consideraron la prostitución un delito penal.
  • 469 no tuvo tanta suerte… el robo sigue siendo delito. Aun así, recalcularon la pena con un código penal más civilizado y aplicaron atenuante por ayuda al estado durante el motín. En un par de años saldrá.
  • 464 lo tiene peor. El tráfico de drogas es más grave… Con atenuante y todo, van a ser más de diez años…
  • XPTO… ¡¡¡Querida XPTO!!! Voy a verla a la zona penal siempre que puedo… Homicidio involuntario, omisión de socorro, intento de fuga… Partía de perpetua, anularon el último cargo. En cinco años será libre.

La mitad de la isla es la zona penal… Con penas revisadas, pero ahí siguen casi la mitad de los presos. Ha habido un gran debate sobre si se deben seguir usando los grilletes o no… La solución fue la de Salomón… sólo presos/presas violentos.

Todos los guardias que no participaron en la rebelión fueron acusados de “delitos contra los derechos humanos”... Ahora ellos cultivan la tierra en la zona penal, la mayoría encadenados.

Los marineros de los barcos apresados corrieron la misma suerte. Ví a Julián entre ellos… Sólo lo vi de lejos.

Los prisioneros que venían en esos barcos vieron sus penas revisadas de la misma manera… Muchos liberados. No me lo podía creer al ver a mi “amiga”... La que intentó tener sexo conmigo. La que me denunció… La han condenado a perpetua por trapichear con droga. Una cantidad considerable, más que 464… No hay atenuantes… No sé si debo hacerlo. Duermo con el coronel… eso es una influencia importante… lo hago, me arrepentiré pero se lo digo… se mantiene la perpetua.

Iba a prepararlo para que la declararan peligrosa… la quería arrastrando cadenas. Pensé en el momento en que me las pusieron… en el momento en que me las quitaron… No lo hice…

Estamos intentando crear zonas industriales en el este de la isla. La zona penal sigue siendo productora de alimentos.

La “Sociedad de Naciones” (esperpento heredero de la ONU), ha declarado a Isla Libertad un estado criminal, un país no reconocido…

Pero los productos se venden cada vez mejor… Es el lugar más próspero del mundo ahora…

Hay planes para extender la libertad a otras zonas habitadas… Quiero participar….

FIN (NO SE DESCARTA LA CONTINUACIÓN)...