Mi Diario de un Despertar Zombie -Viaje y Sangre
Disculpen la tardanza entre capítulos, pero a sido el más largo de la serie, espero les guste, y no se olviden de comentar! ADVERTENCIA: ESCENAS FUERTES
Viajar a la playa con mis amigas siempre fue algo que deseaba y disfrutaba de principio a fin, en primera porque amo las costas de mi país, su hermoso azul y blancas arenas, y en segunda porque mis amigas son mi familia, prácticamente lo único que tengo en este mundo, por lo que pasar el tiempo con ellas es para mí la felicidad.
Pero me veo a mi misma en esta camioneta y comprendo que ya nada será igual, no solo mi país está hecho una mierda, con zombies, saqueadores y lunáticos en cada calle, todas las personas que vamos en este viaje estamos quebradas emocionalmente, con heridas que nunca podrán cicatrizar.
Cassandra está descansando, el viaje desde Caracas hasta Adicora son aproximadamente seis horas, pero evitando zombies y una ciudad con tanta población como Valencia, ha sido una verdadera pesadilla, teniendo que sortear las vías principales, por lo que llevamos más de siete horas, y no llevamos ni la mitad del viaje.
Juan por otro lado no ha pegado el ojo desde que salimos de Caracas a pesar de estar tan herido, siempre buscando caminos alternos, o avisándome de algún peligro que no haya podido constatar.
Anni por otro lado le ruega que descanse, además de que se nota lo mucho que odia a Cassandra por ser parte de quienes le provocaron ese daño, pero es inteligente y sabe que si queremos mantenernos con vida, debemos depender de ambos.
Estábamos entrando en un pueblito, de esos pueblos de solo unas veinte casas, una calle principal, y un par de calles paralelas a la carretera, Juan que también lo diviso, y se incorporo para mirarlo bien. -Debemos pasar con lentitud, estos pueblos apartados no deben estar afectados todavía, si tenemos suerte, podemos tener refugio para pasar la noche y continuar mañana con la luz del día.- Dijo pensativo, pero con dificultad.
-Tienes razón.- Dijo Cassandra.- De noche somos presa fácil, cualquiera que quiera hacernos daño vera las luces de ambos carros a kilómetros.- Termino de decir.
-Bueno, tú tienes experiencia en eso de hacer daño, si lo dices es por algo.- Le dijo Anni, como liberando por fin las ganas de decirle algo así.
-No lo niego, soy buena haciendo daño, pero no lo hice por las razones que piensas, y aunque entiendo que estés molesta, si quieres sobrevivir, debes superarlo.- Contesto Cassandra con pasmosa tranquilidad, sin dejar de mirar al pueblo desde el asiento trasero.
-Ya chicas, no quiero peleas mientras Lissett este cerca, si quieren cuando nos bajemos se matan a golpes.- Les dijo Aura con Lissett durmiendo en sus piernas, con voz baja, pero al mismo tiempo autoritaria.
Desde el espejo retrovisor vi la sonrisa picara de Cassandra, y tengo que aceptar, que ver a esta hermosa chica de piel blanca, cabello corto y muchos tatuajes sonreír de esa manera, me provoco un calor repentino en mi cuerpo.
-Pendiente Rosy, ojos siempre en el camino.- Las palabras de Juan me sacaron de mis pensamientos, mientras con su mano me señalaba a varios ancianos que se habían puesto en todo el medio de la calle.
Baje la velocidad, y me acerque hasta ellos, una de las ancianas cargaba un pequeño cachorro, por lo menos zombies no eran.
-Cassandra, te quedas dentro del carro, ten lista tu pistola.- Le ordeno Juan, que antes de que pudiera refutarle le explico.- No sabes tratar a las personas, y esta gente de pueblo es muy delicada, Rosy, Flor, vayan ustedes, con cuidado, y pídanles refugio por esta noche.
Cassandra le hizo caso de forma inmediata, como un soldado que entiende y acepta su orden, martillo su pistola y tomo posición, yo por otro lado, no estaba muy emocionada por bajarme de la camioneta.
El pequeño carro que Paula manejaba se freno detrás nuestro, pero antes de que pudiera divisarla vi a uno de los ancianos asomarse con un rifle largo de caza como el que Flor había dejado dentro de la camioneta, aunque se notaba que en sus manos, era un arma mucho más letal.
Ambas levantamos las manos, y pude ver a Cassandra apuntar al viejo desde dentro de la camioneta, -Arriba las manos!- Grito el anciano.
La tensión del momento se disparo, pude imaginar a Cassandra ya lista para disparar, pero una voz dulce se rompió esa vibra -Santiago por favor, baja ese rifle, que son solo unas niñas.- Le reclamo la anciana que cargaba el cachorro.
El señor al vernos bien, termino de bajar su rifle y con unos perfectos modales de caballero de pueblo nos hablo.- Disculpen mis bellas damas, pero el mundo está cambiando demasiado rápido para estos lentos viejitos, por lo que no está demás cuidarnos, yo soy Augusto.
-No se preocupe señor Augusto.- Le dije mientras me acercaba para estrecharle la mano.- Mi nombre es Rosy, ella es Flor, y entre ambos carros tenemos un hombre herido, dos niños cansados y seis chicas más, por favor, les suplico que nos dejen quedarnos esta noche.
-Por el amor de dios no diga más, los ayudaremos a bajarse y que tomen y coman algo, este humilde pueblo está olvidado por el hombre, pero no por dios, considérenlo su casa.- Me contesto el anciano del rifle mientras todos los demás se acercaban para ayudarnos.
La señora con el perro se me acerco para presentarse.- Mucho gusto Rosy, mi nombre es Celina, en este pueblo solo estamos nosotros, cuando el ejercito vino a evacuarnos para llevarnos a la ciudad, nosotros decimos quedarnos.- La voz de la anciana era muy dulce, y me transmitía mucha tranquilidad.
-Fue una buena decisión.- Le conteste.- por lo que hemos visto, estos lugares apartados son los más seguros.- Termine de decir, mientras mire a Paula y María bajarse del carro divertidas, y una ola de celos me golpeo de nuevo.
-No puede ser, pensé que esto sería solo un mal momento, pero parece que se perdió de control.- Me contesto la señora, al tiempo que apretaba contra sí misma el cachorro.- Mi hija vive en la isla de Margarita, hasta hace unos días, estaba bien, pero no supe más de ella luego, bueno, ni de nadie más.
-Si están en Margarita, existen muchas posibilidades de que este a salvo.- La voz de Cassandra me sorprendió desde la espalda, que a dios gracias, se había guardado el arma quien sabe dónde. –Así que tenga calma, cuando esto mejore, estoy segura que se reencontraran.- Francamente, me sorprendieron sus palabras, no sabía si las decía en serio, o solo actuaba, y si fue esto último tiene talento, porque incluso le brindo una sonrisa y una caricia en su hombro.
-Ojala mi niña, que tierna eres, esos tatuajes y ese pelo corto dan una mala impresión de ti.- Le contesto la Señora Celina, yo no pude reírme para mis adentro por haberla llamado “tierna”.
Doyexi se bajo con su hermanito, algo perdida, pero Aura y su hija se acercaron hasta ellos para hacerles compañía.
Juan que se había bajado de la camioneta con la ayuda de dos de los ancianos más fuertes, el del rifle dio indicaciones para que lo acostaran dentro y buscaran remedios y agua caliente para cuidarlo.
Nos permitieron usar dos de las casas abandonadas más hacia la entrada del pueblo, una más grande que la otra, no tenían electricidad, pero usaban un sistema de aguas por pozo que les permitía contar con el preciado líquido en cantidades industriales.
Antes de acercarnos a las casas para dividirnos, Cassandra se acerco a mi.- Rosy, de verdad quiero quedarme donde tú te quedes.- No había visto a Cassandra preocupada, pero note ese sentimiento.- No quiero tener que pelear con tus amigas, y menos que me maten mientras duermo.- Termino de decirme con algo parecido a terror en sus ojos.
No pude evitar reírme y mirarla a sus hermosos ojos negros como la noche.- Tonta, ellas son más que mis amigas, son mi única familia, tal vez te quieran matar, pero jamás serian capaz de hacerlo.- Le dije, haciendo una pausa mientras miraba a María y Paula acercarse a nosotras.
-Bueno, para serte sincera, no me molestaría que tu entraras a mi cama esta noche a intentar hacerme lo que tú quieras.- Me contesto Cassandra haciéndome trastabillar, parece mentira, pero los zombies como que me hicieron una mujer deseable, porque nunca tuve tanta suerte con las mujeres.
-Ejem… pues esa chiquita hermosa que viene allí es mi novia, así que será mejor que respetes.- Le dije sin mirarla, mientras veía a Paula y María seguir riendo y tocándose mientras se nos terminaban de acercar.
-Tal vez sea tu novia, pero la buenorra de tu amiga María, está muy “amena” con ella.- Me termino de contestar por lo bajo Cassandra antes de que terminaran de llegar hasta nosotras.
-Mi vida.- Me dijo Paula antes de abrazarme y darme un tierno beso en los labios.- ¿Cómo te sientes?- Me pregunto.
-Como la mierda.- Dije secamente, antes de mirar fijamente a María que hacía lo propio con Cassandra.
-Mi Jefecita.- Prácticamente grito María abrazándome y plantándome un largo beso en la comisura de mis labios.- ¿Qué haces con esta tipa, te molesta acaso?- El rostro de Paula era de rabia y sorpresa, era extraño lo que esta María causaba en todas nosotras.
Cassandra que parecía divertida por la situación se enserio de golpe y encaro a María.- Mi querida, si quieres conservar esa hermosa sonrisa que adorna tan exuberante cuerpo, será mejor que no vuelvas a llamarme “tipa”.- Por un momento ambas prácticamente estaban rostro con rostro, en una especie de pelea de miradas.
Pero a pesar de que María era fuerte, y había pasado por muchas cosas, Cassandra sin duda era más dominante, por lo que fue mi pasante la que termino cediendo.
-Lo siento, pero no creas que voy a olvidar lo que le hiciste a mi Jefa y a Juan tan fácilmente, así que cuídate la espalda.- Le respondió María dándole la espalda.
Cassandra que se quedo mirando a María desde su cabello hasta sus pies, luego se quedo fija en su enorme y sexy trasero.- Querida, la única espalda que tengo que cuidar, es la tuya, que me brinda ver ese tremendo culo que te gastas.- Esta vez, fue María quien trastabillo, por semejante comentario.
Cassandra se alejo de nosotras para entrar en la casa pequeña más alejada, Aura, Lissett, Doyexi, su hermanito y Flor entraron en la primera de las casas, donde habían llevado a Juan para entenderlo mientras Anni lo acompañaba.
Por lo que imagine que no quedaría de otra que compartir casa con esas tres mujeres, al entrar me di cuenta que a pesar de ser pequeña, cada una de nosotras podría tener su propio cuarto si así lo deseaba, lo malo, es que solo tenía un baño con regadera.
Cassandra que se había adelantado a todas, estaba ya bañándose mientras María rabiaba fuera de la puerta, yo por otro lado solo quería quitarme esta ropa pegada de sudor.
Entre al cuarto más alejado y sin cerrar la puerta me quite toda mi ropa, quedándome completamente desnuda, mis glúteos y muslos ardían por los azotes que me había dado Cassandra, y no soportaba mis pezones.
Pero sin duda lo peor era mi culo destrozado por el enorme acostumbrador con el que me había penetrado como tortura, por un momento me empecé a adormitar, pero la suave caricia de una mano conocida en mi espalda me hizo espabilar.
-Esa maldita te hizo demasiado daño.- Me dijo Paula que se acostó a mi lado en la cama, mientras seguía recorriendo mi espalda con sus dedos.
-Sí, fue una maldita, pero cuando le conté lo que paso, nos salvo la vida, así que deja el odio, que si yo que tengo todas estas heridas la perdone, tu puedes hacerlo.- Le conteste a Paula sin mirarla.
-Estas molesta conmigo, te conozco desde hace más de diez años, no hace falta que me lo digas para darme cuenta.- Agrego Paula sin dejar de acariciarme.
-No es eso, solo que pensé que estarías acomodando tus cosas en el cuarto de María.- Le dije con tono cortante, de verdad no tenia ánimos para pelear, y deseaba con toda mi alma seguir sintiendo sus caricias, pero los celos pudieron más.
-Soy yo la que debería estar celosa.- Me reclamo Paula dejando de acariciarme y parándose de la cama.- Es verdad que me cae bien María, y no te lo niego, me atrae en muchos sentidos, pero somos novias… no podría montarte los cuernos, y menos en la situación en la que estamos.- Termino de decir Paula con lagrimas en los ojos.
Un sentimiento de remordimiento me invadió, pero antes de que pudiera salir del cuarto para pedirle perdón, Paula estaba en la puerta de la casa.
Cassandra que había estaba saliendo del baño solo con una diminuta toalla, le grito.- Chica tonta, no salgas de la casa, está oscureciendo y si te pierdes no te encontraremos en mil años.- Paula solo se limito a mirarla, pero no le hizo caso y término saliendo de la casa.
María se había quedado mirando a Cassandra esta vez, la diminuta toalla solo ocultaba parte de sus glúteos y dejaba ver sus numerosos tatuajes, fácilmente, tenía más de treinta.- ¿No te dolieron?- Le pregunto mi pasante mientras tocaba con un dedo uno de los tatuajes en la espalda de mi torturadora.
-Eeeee no… voy a vestirme, tengo que ir a buscarla, Rosy, quédate y descansa, deberías bañarte, María, cuídala bien.- Le contesto Cassandra al tiempo que dejaba caer su toalla dejando a la vista su desnudo cuerpo atlético, y su sexo cubierto de fino vello.
Me causo gracia como María volvió a trastabillar, al ver semejante mujer, pero estaba demasiado preocupada para disfrutarla también.
Cassandra saco rápidamente unos pantalones deportivos, una sudadera, se puso sus Convers y agarro su pistola, de golpe, ambas se voltearon y se quedaron mirándome, lo que me hizo recordar que estaba completamente desnuda.
-Dejen de joder, ambas me han visto desnuda ya.- Les dije acercándome al baño.- Busca a Paula por favor Cassandra.- Termine de decir cuando cerré la puerta del baño tras de mí.
-Tranquila Rosy.- Escuche a Cassandra decirme desde el otro lado de la puerta, mientras salía de la casa también.
-Soy privilegiada, vivo con una Rambo sexy, una pecosa hermosa y su novia igual de linda.- Comento María, aunque no tuve ánimos de contestar, por lo que solo me metí en la regadera para que el agua me ayudara a recuperarme.
El contacto del agua en mis pezones heridos por las pinzas, y en mis glúteos marcados por los azotes fue doloroso al principio, pero al paso del tiempo empezó a relajarme.
Pude sentir algo diferente al dolor en mi piel por primera vez desde que fui prisionera del Coronel, que por cierto me daba terror imaginar que sería capaz de hacernos si nos llega a conseguir, creo que sería capaz de matar a su propia hija.
Por otro lado Paula… tengo miedo de perderla, ojala Cassandra pueda traerla de vuelta antes de que se les atraviese algún Zombie, últimamente no hemos tenido mucha suerte.
Salí de la ducha con cuidado al escuchar sonar la puerta.- Rosy, ¿puedo pasar? No tienes ni ropa ni toalla.- Me dijo María, yo realmente no me había dado de cuenta.
-Sí, tranquila.- María entro al baño para darme algo de ropa, básicamente una piyama, me vestí rápidamente, y estaba a punto de decirle algo sobre Paula cuando un par de disparos llamo nuestra atención.
-Esa no es una pistola como la de Cassandra.- Dijo María al tiempo que salía del baño para buscarme unos zapatos. –Sonó más como una escopeta.
Me sorprendió un poco que María supiera diferenciar un arma, pero ha vivido toda su vida en uno de los barrios más fuertes de Caracas, así que sabe de esto, termine de ponerme los zapatos y agarre el arma que Cassandra me había dado.
Nada más salimos vimos una camioneta como la nuestra en la entrada del pueblo, al acercarnos pude ver bien a Cassandra que estaba arrodillada sangrando profusamente por su boca frente a su hermano, mientras Paula estaba siendo usada como escudo por otro de los escoltas del Coronel.
El señor Augusto había disparado al aire y justo ahora apuntaba al hermano de Cassandra.- Suelten sus armas y aléjense de las señoritas.- Les grito el señor Augusto con voz autoritaria.
-Por favor mi viejo, solo queremos llevarnos a unas chicas que llegaron en esos carros, y no habrá pasado nada.- Les dijo el Capitán completamente tranquilo, como si no tuviera un rifle apuntándole entre ceja y ceja. – ¡Niña!, es un gusto poder verte de nuevo.- Me dijo al verme, mirándome con esa pasmosa calma y ojos sádicos que tanto su padre como su hermano muerto tenían.
-¡Rosy! Vete… ¡nos mataran a todos!- Grito Cassandra antes de que su hermano le pateara su estomago con sus botas, haciéndola escupir sangre.
-¡Cassandra!- Grite mientras apuntaba al Capitán dispuesta a meterle una bala.
-Tranquila, tranquila, si no quieres que las mate, quédate donde estas.- Me advirtió apuntando con una pistola a su propia hermana.
Flor salió de la otra casa con su largo rifle, junto a Anni y Doyexi, Juan por otro lado se quedo en el umbral apuntando también con su fusil.
-Somos más, tal vez puedas matar a tu hermana y a nuestra amiga, pero te descoceremos a tiros antes de que puedas voltear.- Le dijo muy calmado Juan, que en esos momentos no parecía herido.
-Tiene razón, pero ambos sabemos que si me voy, traeré el infierno conmigo más tarde, solo queremos a Cassandra y tu amiga Rosy.- Le contesto el Capitán cruzándose de brazos.- Es un precio justo para su tranquilidad.
-Pues es un buen trato, pero no dejare que te lleves a ninguna señorita, y por mí, puedes traer a quien quieras, total, solo somos viejos que no nos importa morir.- Le dijo para mi sorpresa el señor Augusto.
-¡Déjalos en paz! Tu no eras así hermano.- Le dijo con voz ahogada y jadeante, con mucha sangre en su boca Cassandra desde el suelo.
-No seas tonta.- Le respondió el Capitán mientras pisaba una de sus manos con sus botas provocando el grito de Cassandra.
De la nada, el Capitán y en fracciones de segundo se volteo y tirándose al suelo le disparo al señor Augusto en el estomago, Juan disparo como pudo, pero por sus heridas no pudo apuntar bien, Flor por otro lado si pudo dispararle en la pierna al Capitán, pero este logro disparar hacia las muchachas.
Yo por otro lado aproveche la distracción para sorprender al tipo que tenía agarrada a Paula y como pude le dispare en una de sus piernas, lo que la hizo soltarla y darme un segundo disparo para conectarlo directamente en el pecho.
María se abalanzo como una jugadora de rugby directamente contra el distraído Capitán, y usando toda su fuerza le conecto varios golpes sobre su rostro, pero el Capitán estaba curtido en el cuerpo a cuerpo, por lo que no tardo en ponerse en ventaja, cambiando de posición y dejando a María contra el suelo.
El Capitán tomo de nuevo su arma, y apuntaba a María, pero logre llegar a el por su espalda, y pegando mi arma contra su cabeza, le volé la tapa de los sesos haciendo que este cayera como un saco de papas en el suelo.
Justo cuando pensé que todo había acabado, levante mi vista para ver a Flor, Doyexi y Juan sobre el cuerpo de Anni, corrí hacia ella, solo para verla con un disparo directamente en su pecho.
-Lo… lo siento... creo que nunca he sido una chi… ca de acción mi Juan… - La voz de Anni estaba ahogada por la sangre que salía de su boca a borbotones.
Juan que tomo su mano la llevo hasta sus labios para besarlas.- No te preocupes princesa, todo saldrá bien, esto solo es un rasguño, mañana despertaremos juntos.- Le respondió Juan con lagrimas en sus ojos.
-Cuida a las… chicas… yo te voy a esperar… ya estoy cansada, Te amo… siempre.- La voz de una de mis mejores amigas… mi hermana… se apago para siempre.
Me deje caer al piso sin dejar de gritar, mientras Juan abrazaba el cuerpo sin vida de su amada, los ancianos del pueblo se acercaron hasta el cuerpo sin vida del señor Augusto, incluyendo la señora Celina, que no paraba de llorar.
María intentaba ayudar a Cassandra, que estaba muy dolida por los golpes que le dio su hermano, Paula por otro lado, me llego por la espalda y me arropo con su abrazo.
-Lo siento Anni, no pude dispararle bien… fue mi culpa.- Decía Flor que también lloraba.
Juan de la nada se levanto, con lágrimas en los ojos, pero con fuerza como si no estuviera herido.- No digas tonterías… Anni y el señor Augusto murieron por culpa de ese maldito, listo, les debemos vivir y mantenernos fuertes por ellos… estamos en otro mundo, si nos detenemos y morimos, habrán muerto en vano.- Las palabras de Juan pegaron duro en todas nosotras, y en los ancianos del pueblo.
De pronto, Doyexi grito cuando vio a por lo menos cinco zombies acercarse por la entrada del pueblo, sin duda atraídos por el alboroto que se había armado.
-Flor, Anni, no disparen más, solo atraerán a más zombies.- Nos dijo Juan antes de tener que sentarse en el suelo por cansancio y dolor.
Flor y yo nos incorporamos, tome el rifle que había sido del señor Augusto, y nos entrompamos contra esos seres para golpearlos usando la culata de los rifles como arma.
Justo cuando uno de esos seres me agarraba mi camiseta, María usando el fusil de Juan de la misma forma, tumbo a mi atacante.
Rápidamente entre las tres, logramos calmar la situación, acabando con esos seres, que pudimos ver venían de alguna ciudad, por que usaban ropas elegantes, una mujer y dos hombres maduros, bastante descompuestos.
-Lleven a Cassandra dentro y atiéndanla.- Ordeno Juan desde el suelo, visiblemente afectado, física y emocionalmente, pero igual todo el mundo, incluyendo los ancianos, le hicieron caso inmediatamente.
-Rosy, quedas al mando mientras nos recuperamos Cassandra y yo, no puedo más.- Dijo Juan antes de caer inconsciente en el suelo, justo al lado del cuerpo de su amada.
Entre Flor y Aura que había salido cuando todo se calmo por cuidar a los niños, metieron a Juan dentro de la casa, mientras María y Paula hacían lo propio con Cassandra, la señora Celina nos brindo toda la medicina que necesitábamos.
-Alguien debe montar guardia parte de la noche, y que la releven luego de unas cuatro horas. –Les dije a todas luego de que dejamos a los heridos descansar.
-Yo voy primero.- Dijo Aura.- Los niños están durmiendo, y siento que no he hecho nada por ustedes, se los debo.
-No seas tonta, cuidas a los niños, eso es suficiente.- Le dije apretando su hombro con mi mano.- Pero luego de Juan y Cassandra, solo tú puedes disparar correctamente una de estas pistolas, así que está bien, pero ten cuidado.- Termine de decir con sinceridad, mejor ella que nadie para detener cualquier amenaza.
-Yo hare la segunda guardia.- Agrego María.- También puedo usar un arma, y si no, puedo pelear mejor que un hombre.- Todas asentimos.
-Ok, yo me iré a acostar, avísenme cualquier cosa.- Termine de decir, mientras me daba cuenta que empezaba a hablar como Cassandra y Juan.
Tome la mano de Paula y la lleve conmigo hasta el cuarto, cuando las chicas se fueron.
-Pensé que no querías que estuviera contigo.- Me dijo Paula al entrar al cuarto, mientras cerraba la puerta.
-No quiero que seamos novias, por lo menos no mientras esto siga así, pero eres mi mejor amiga, y por mucho la mujer que más quiero en este mundo… te necesito a mi lado…- Mi voz salió con un hilo al igual que mis lagrimas, y Paula me brindo el más dulce abrazo, seguido de un tierno beso en mis labios.
-Te entiendo, tal vez en otro momento todo hubiera sido diferente… pero sabes que te amo, y siempre lo seguiré haciendo.- Me dijo Paula suavemente al oído.
-Yo también te amo Paula, y lo digo desde mi corazón, me hace feliz estar en tus brazos.- Le termine de decir, antes de acostarnos abrazadas, mientras llorábamos a nuestra hermana hasta quedarnos dormidas.
….. Por Siempre… Anni…
Guía de Personajes
Rossana/Rosy: Escritora del Diario, es una pecosa chica, blanca y delgada de 27 años, sin atributos vistosos, abiertamente lesbiana que recientemente tuvo un accidente en el que murió su novia, lo que la obligo a escribir el diario para ayudarla a recuperarse, es huérfana y compartía la residencia en Caracas con sus amigas/familia, Paula, Anni y Flor.
Paula/ Pau: Mejor amiga de Rosy y actualmente mantienen una especie de relación con ella, es igual de delgada y de baja estatura que Rosy, y trabajaba en una trasnacional Rusa, por lo que se entero de lo que pasaba mucho antes de la mayoría.
Anni: Huérfana igual que Rosy es la Única heterosexual de las compañeras de residencia, mantiene una relación con Juan, adicta al gym, esta morena a pesar de no tener grandes atributos tiene un cuerpo fibroso de mucha energía.
Flor: Por mucho, la más fuerte del grupo, capaz de enfrentarse a cualquier zombie y siempre fiel a sus amigas, abiertamente lesbiana, le ha tocado ver convertida en Zombie a su pareja, es algo menudita pero muy bella, y es capaz de usar la escopeta de caza con facilidad.
Aura: Vecina de las chicas, era la esposa de un policía que se convirtió en zombie, aunque fue salvada por Rosy y Flor, alta, con un cuerpo hermoso, y larga melena, son sus señas de comparación.
Lisset: Hija de Aura, es una niña apenas, aunque valiente y decidida.
Juan: Militar novio de Anni, escapo de su puesto en el aeropuerto para estar con Anni, alto, fornido, es el único que maneja realmente armamento, y a pesar de su juventud ha demostrado ser un buen líder.
María: Fue pasante de Rosy, hasta que su jefe intento asaltarlas a ambas, siendo ella quien tomara la iniciativa y las salvara, morena, voluptuosa, abiertamente lesbiana y de origen humilde, vivía con su pareja hasta que esta se convirtiera en zombie.
Coronel: Padre del chico que intento violar a Rosy, Aura y Flor, pero fue muerto por Juan, hombre de poder con un pequeño ejército a su disposición.
Casandra y Capitán: Hijos del Coronel y hermanos de uno de los asaltantes de Rosy, muertos por a manos de Juan, con la colaboración de la misma Rosy.
Doyexi: Chica de unos 18 años, Parte de un grupo que nos conseguimos en nuestro viaje, y hermana de un chiquillo de la misma edad de Lisset.