Mi Diario de un Despertar Zombie Cap Paula 2
Segunda parte de esta narrativa de Paula, con algunas sorpresas no muy agradables para nuestros protagonistas... Sigue este Diario Zombie en Venezuela!
Con mi cuerpo ardiendo de cansancio, entre al cuarto mientras prácticamente arrancaba la ropa del cuerpo, busque una crema caliente en mi gaveta y me tire en la cama boca abajo, mientras esperaba a Rosy, que me había prometido un rico masaje relajante.
Casi estaba a punto de quedarme dormida cuando siento unas deliciosas manos calientes acariciando mi espalda desnuda, suavemente fue recorriendo cada centímetro, mientras aumentaba cada vez más la presión del masaje.
Sencillamente me sentía en una nube maravillosa, por momento se entretenía en la parte baja de mi espalda, prácticamente en mis glúteos, y luego subía hasta mis hombros, brindándome una hermosa sensación de liberación.
Mi sexo ya se estaba humedeciendo por esas caricias, y mis glúteos brincaban pidiendo caricias cuando sus manos a penas se acercaba a ellos.
De pronto sentí unas manos llenas de caliente crema, subir lentamente por mis pantorrillas, la cara interna de mis muslos, y detenerse en mis glúteos separándolos completamente, dejando ver el botón de mi culo, y haciendo que mi sexo rápidamente reaccionara.
Por un momento me deje llevar con la caricia, pero cuando entendí que esta doble estimulación significaba que eran dos las personas que estaban conmigo en ese cuarto intente incorporarme, solo para ser detenida por las manos de María, que era quien me estaba dando el masaje en la espalda.
Se me acerco al oído, diciéndome.-Tranquila cariño, tu novia no tiene problemas en compartir, y la verdad… te mereces estos mimos por salvarme la vida.- Su voz era casi seda que hizo que mi cuerpo se estremeciera completamente, y justo cuando termino, agarro el lóbulo de mi oreja con sus labios y lo mordió ligeramente haciendo que se me escapara un suave gemido.
Pude escuchar la risa juguetona de Rosy quien acercaba sus caricias cada vez más hacia la cara interna de los muslos, incluso llegando a tocar los labios de mi sexo ya empapado, y presionando con sus pulgares mi esfínter cuando me abría los glúteos.
María comenzó a devorar mi cuello, al tiempo que sus manos acariciaban mi espalda, yo solo tenía los ojos cerrados, todavía con sorpresa, pero en cada momento más entregada al placer que me estaban dando.
Rosy levanto un poco mi culo metiendo una almohada en mi vientre, y antes de que pudiera darme cuenta, su rostro estaba metido en mi entrepierna, su boca experta devoraba mi sexo como si de un manjar se tratara, mientras yo me estremecía de placer con cada movimiento de su lengua.
María dejo de devorar mi cuello, y buscando mi boca probé esos deliciosos y dulces labios, en un rápido beso, ella se incorporo, y bajando el short de su piyama y su pequeñísimo hilo, su cuerpo voluptuoso era de escándalo, Rosy y yo parecíamos niñas a su lado.
María se sentó frente de mi rostro con las piernas abiertas, permitiéndome detallar su sexo, grande, carnoso y hermosamente depilado, brillaba con los jugos producto de la excitación, y con el clítoris más grande y palpitante que he visto en mi vida.
No aguante ni un segundo más y mi lengua fue al encuentro de ese palpitante sexo deseoso de placer, en ese momento Rosy me penetro con dos de sus dedos mi sexo, en un brutal vaivén que me estaba llevando al límite.
Pero justo cuando iba a estallar en un orgasmo, alguien empezó a golpear la puerta del cuarto.- ¿Quién es?- Pregunto María que era la única con la boca desocupada.
Pero en vez de alguna respuesta los golpes se hicieron más fuertes y se escuchaba una especie de gemido lastimero fuera del cuarto, las tres nos incorporamos, pero fue Rosy quien todavía tenía su ropa puesta la que abrió la puerta.
Rosy no había terminado de abrir el pomo de la puerta cuando esta se abrió de par en par tumbándola, Juan, Anni y Flor se abalanzaron sobre Rosy mordiéndola salvajemente y arrancándole de un tajo su rostro.
-¡ROSY!-Pude gritar, antes de que unos tres bichos más entraran también en el cuarto, María intento frenarlo, pero la sometieron rápidamente mientras hincaban sus dientes en ella.
Justo cuando estaba punto de correr, la pequeña Lisett me sorprendió sosteniéndose de mis muslos, y mordiendo mi vientre desnudo, como pude la golpee intentando separarme de ella, pero me tropecé y caí.
De golpe cerré los ojos y empecé a gritar… cuando siento unas suaves manos alrededor de mi cara, y unos dulces labios posarse en mi frente.- Mami, cálmate, es solo una pesadilla.- La voz de María me termino de despertar, con lagrimas en mis ojos y prácticamente temblando todavía.
-Lo siento, fue un horrible sueño, ¿los desperté?- Pregunte ruborizada al darme cuenta de la cercanía del rostro de María.
-Tranquila, la chica ruda está completamente rendida, y tu amigo militar apenas si ha dormido vigilando fuera del carro.- Me respondió María, sin dejar de verme a los ojos.
-Con tantas cosas, he olvidado presentarnos, yo soy Paula, esta piedra que duerme adelante es Flor, y pues el militar es Juan, estábamos buscando algo importante en el centro de Caracas, pero no pudimos regresar a nuestra residencia, por lo que buscamos vías alternas.-Le dije yo algo intimidada por esos hermosos ojos verdes.
-A ok, ahora todo tiene sentido, mientras dormías me nombraste a mí, a tus amigos y a una tal Rosy.- Cuando María dijo esas palabras mi rostro perdió el color, ya que incluso pude sentir las bragas húmedas por el sueño, así que si fui capaz de decir esos nombres, probablemente dije muchas cosas más.
-A si, fue un sueño horrible, lo bueno es que no lo puedo recordar muy bien.- Mentí descaradamente, pero no quería decir nada más.
-Por lo menos pudiste dormir, yo no he pegado el ojo en toda la noche.- Me dijo al tiempo que se arropaba con mi chaqueta.- Por cierto, yo conozco a una Rosy, es tu ami…-María no pudo terminar de decir la oración cuando Juan entro corriendo al carro.
- Maldita sea, vienen al menos veinte de esos zombies por la carretera, no podremos regresar por donde vinimos, ojala podamos conseguir algún camino de regreso.- Dijo Juan mientras encendía el carro y arrancaba a toda velocidad.
Rodando algunas horas, conseguimos retornar por los “caminos verdes”, a una zona relativamente cercana a la residencia, Flor ya se había despertado en su totalidad, me sorprendió ver zonas tan densamente urbanas, prácticamente desiertas.
Parecía que todo el mundo se había ido de Caracas hacia el interior, y aunque nos conseguíamos de vez en cuando a un par de zombies, solo nos conseguimos con un par de carros y varias motos que rodaban en dirección opuesta a nosotros, saliendo de la capital.
Ya estábamos a un par de calles de nuestra residencia, cuando una camioneta acompañada de un par de motos nos tranco el paso, las chicas y yo gritamos mientras Juan maniobro para evitar envestirlo.
De pronto se bajo un señor mayor, seguro pasaba los sesenta años, alto, delgado, calvo y con un largo bastón, acompañado de un par de hombres que seguro eran sus escoltas fuertemente armados.
-Coño, esto no pinta bien, no salgan del carro hasta que yo se los diga, e intenten no desviarles la mirada nunca.- Juan preocupado abría la puerta con cuidado mientras levantaba las manos.
-Buenos días joven.-Exclamo el viejo con voz suave y despreocupada, pero aun así, su mera presencia asustaba, su aura desprendía una extraña oscuridad.-Puedo preguntar, ¿Hacia dónde se dirigen?
Juan muy calmado respondió.-Buenas Don, estamos rumbo a nuestra casa, que está muy cerca, salimos buscando comida, pero realmente hay demasiados de esos bichos por allí, no pudimos conseguir nada.
-A caramba, lo siento mucho, nosotros estamos buscando a mi hijo y su mejor amigo, ellos quedaron en venir por esta zona a un encargo que tenían, pero perdimos contacto con ellos hace algunos días.- Cuando ese viejo dijo esas palabras un escalofrió paso por mi espalda, y estoy segura que escuche a Flor tragando grueso, tal vez eran los tipos que intentaron violarla.
-Ese viejo se parece mucho al tipo al que Rosy le arranco el pene de un mordisco.- Dijo Flor muy por debajo, yo había escuchado que el tipo era la maldad reencarnada, y si ese tipo era su padre, no le perdió ni el más mínimo detalle.
-Santo dios, que mal escuchar eso, nosotros también perdimos a una persona que no pudo llegar a nuestro hogar a tiempo.- Hablo Juan usando unas cualidades histriónica que no tenían nada que envidiarle a cualquier ganador del Oscar.
-Estamos en un mundo lleno de tragedias, y justo ahora parece que es peor.- Respondió el viejo antes de acercarse a Juan, abrazarlo y decirle algo al oído, luego se separo y mirándonos a todas.- Un placer señoritas, me dicen Coronel, estoy a sus órdenes.- Sus expresión era muy suave, pero sus ojos oscuros eran del mismísimo demonio, volvió a mirar a Juan y termino diciéndole.- Estamos en contacto sargento.
Tan rápido como aparecieron, la camioneta y las motos se perdieron de vista, Juan tuvo que accionar su arma contra un Zombie que estaba por alcanzarlo, y se monto rápidamente en el carro arrancándolo quemando cauchos.
-Ese tipo es uno de los chivos más pesados de este país, puede decirse que el manejaba el narcotráfico en la capital, nunca lo conocí en persona, pero estoy seguro que su hijo era el tipo que intento violarlas.- Nos dijo Juan visiblemente alterado.- Hasta donde sé, ese chamo era un enfermo, estamos hablando de la peor calaña de gente.
-¿Y qué te dijo ese tipo cuando te abrazo?- Pregunto María, sin duda, a esta chica no se le escapaba nunca nada.
-Que mi carga era muy preciada y debía cuidarlas mucho, porque hay mucho loco en este nuevo mundo.- Le contesto Juan mirándola por el retrovisor.
El resto de las calles estaban fue casi un paseo, pero no dejaba de pensar en ese tipo.- Debemos salir de Caracas lo más rápido que podamos.- Atine a decir justo antes de que llegáramos fuera de la urbanización.
-Lo haremos, porque como consigan averiguar a donde fueron su hijo y el amigo, sabrán que fuimos nosotros quienes los matamos, y créanme algo, ese tipo no juega carritos.
Cuando entramos en la residencia, Rosy y Anni esperaban sentadas en el porche, ambas se les veían muy preocupada, por lo que no aguante y corrí a abrazarla y darle un gran beso en sus tiernos labios, Juan hizo lo propio con Anni.
-Buenas tardes Licenciada Rossana, que casualidad encontrarla por estos lares.- Dijo María haciendo que detuviéramos nuestro beso.
-¡María! Pensé que estarías muerta.- El rostro de Rosy fue de pura alegría cuando vio a nuestra invitada.
-¿Es que ustedes se conocen?- Fue lo único que atine a decir en esa situación, las únicas mujeres que en mi vida me han gustado, y resulta que son amigas… lo que me espera…