Mi Diario de un Despertar Zombie Cap 7
Puede que Venezuela este viviendo sus ultimas horas de "paz", mientras que nuestra protagonista se prepara con sus amigas para sobrevivir cualquier cosa, o bueno, eso piensan ellas... 7ta entrega de mi peculiar diario, espero les guste y comenten!
8-Enero 2015
Increíble como el mundo parece estar acabando y yo acá perdiendo el tiempo con este diario, claro no lo voy a negar, en los pocos días que tengo escribiendo le estoy empezando a agarrar el gusto. Incluso creo que me calma, porque realmente estoy muy preocupada.
Hoy en la madrugada como a la 4am hablo Maduro con las ojeras más grandes que en mi vida le he visto a un presidente diciendo que la misión de apoyo que fue enviada a Rusia tuvo muchas bajas, en lo que el definió como un “ataque terrorista neoliberal contra nuestros hermanos rusos”.
Supuestamente no manejaba con certeza las bajas, pero los heridos y sobrevivientes ya estaban camino a nuestras tierras para ser atendidos, claro, con extremas medidas de cuarentena por las “armas químicas” que se desimanaron por el accidente.
A mi esa noticia no me gusto nada, en Venezuela no se logro contener el Chikunguya, y ahora ¿van a controlar algo que incluso puede ser un virus zombie? No sé qué pensar, pero estoy viendo este conflicto mucho más cerca de lo que hubiera imaginado y preferido.
Paula casi llego con cuando Maduro empezó a hablar, por lo que vimos esos anuncios juntas con mis compañeras de residencia que también estaban pendientes de verlos, ella estaba hecha polvo y con un rostro preocupado espero pacientemente que terminaran los anuncios de la cadena para apagar la Tv y hablarnos.
-Chicas tengo que decirles algo, pase casi toda la noche en casa de Pedro intentando comunicarme con él, su familia tenía un teléfono satelital y solo en la madrugada parecía tener conexión.- dijo con cara seria y preocupada.
-Cuando estábamos a punto de darnos por vencidos el logro llamar desde el edificio de oficinas donde trabajaba, parece que al ser muy alto y estar casi en el último piso no tenía muchos problemas, nos dijo que estaba bien, que estaba con otros dos compañeros de trabajo, que habían juntado toda la comida y bebidas de las maquinas expendedoras, y que estaban esperando que alguien los rescatara.- Las lagrimas casi brotaban por sus ojos.
Flor que nunca se ha caracterizado por guardarse algo le pregunto. –Epa Paula, pero de que se están ocultan?-
Paula tardo apenas unos segundos en contestar, pero realmente parecieron minutos enteros. –Zombies Flor, son Zombies, él personalmente vio como un niño mordía al seguridad del edificio en las piernas, mientras ellos huían hacia los pisos superiores.-
Creo que todas nos helamos al escuchar esas palabras, siempre he visto películas de zombies, incluso soy fanática de The Walking Death, pero pocas veces se ven zombies niños, así que imaginarme a un pequeñín corriendo tras de mí para devorarme no fue una imagen agradable.
Todas quedamos en que no iríamos a trabajar para empezar a atrincherarnos como es debido, comprar alimento, agua embotellada y si podíamos algo para defendernos, además de buscar quien montara el tanque de agua súper grande (ni idea de cuantos litros) que Flor compro con el dinero que su papa le había transferido.
Así que Flor quedo con su súper amiga/novia para que le consiguiera a alguien que montara el tanque de agua, además de conseguirle un poco más de alimentos enlatados, por lo que tendría que quedarse en casa.
Paula se quedo para dormir un poco y luego ir al terminal de pasajeros para averiguar por pasajes para su tierra, si la cosa se pone fea planeábamos irnos las 4 a pedir asilo con su mama, creo que cualquier lugar es mejor que en plena capital.
Solo quedábamos Anni y yo, por lo que bien temprano ya estábamos en la calle haciendo colas en los mercados para comprar, particularmente hoy esas colas estaban terriblemente largas y en ellas ya nadie hablaba de política o deportes, ahora todo el mundo hablaba de lo que pasaba en Europa.
Anni aunque no los aparenta tiene 26 años, es psicóloga laboral, de todas en la residencia es la única 100% heterosexual, y a pesar que ha salido muchas veces conmigo y Flor a discos de ambiente, nunca le hemos visto atraída por otra mujer.
Aunque proposiciones no le faltaron nunca, su piel morena y su cabello corto azabache resaltan en un cuerpo atlético de alguien fanática al gym, claro, sin nada especialmente voluptuoso, pero con un trasero bien fibroso, senos medianos y un abdomen de piedra.
Además de unos ojos color ámbar que ha dejado varios enamorados tras de ella, incluyendo a su novio, un militar de sin que me quede nada por dentro, es muy atractivo… el la quiere muchísimo y está esperando estabilizar su situación para pedirle matrimonio y llevársela de la residencia, bueno, eso lo sé porque lo converso primero con nosotras.
Anni y yo tenemos muchas cosas en común, ambas somos huérfanas, aunque ella mucho más recientemente que yo, intentamos apoyarnos mutuamente siempre, y como ya he dicho, todas somos familia ahora.
El clima de por si tenso que en mi país se siente día tras día, ahora se había multiplicado, todos corrían nerviosos y en su rostro empezaba a verse una especie de desesperación, Anni llamo a su novio para preguntarle como estaba, y aunque no le pudo contestar la llamada le mando un texto explicándole que estaban encuartelados en alerta máxima, pues hoy en la noche llegaba el avión a Caracas y todas las fronteras estaban empezando a cerrarse, que en la noche le volvería a escribir.
Después de un día entre colas desesperadas, peleas, gritos y manoseos en el metro, llegamos a la residencia cargadas con las compras, tiramos todo en la sala y pudimos observar lo que no se veía como un gran “kit de supervivencia zombie”, había acondicionador para el cabello, tinte, pintura de uñas, desodorante, aceite y leche…. Claro y dos botellones de 5 litros de agua embotellada.
Gracias a dios Flor si es una persona racional y compro con su Señora varias cajas de alimentos imperecederos, además de haber montado el tanque de agua, y darnos la primera arma que nunca habíamos tenido en la casa, una escopeta vieja más grande que yo, que la Señora tenía en una de sus tiendas para espantar al personal, además de unos 20 cartuchos.
No es que me considere Jill Valentine, pero se sentía bien tener algo con que defenderme en caso de alguna eventualidad, como un rio de zombies hambrientos intentado entrar en mi residencia.
No es que exagere, pero si algo me ha enseñado vivir en Venezuela es saber, que todo lo que puede salir mal, saldrá mal, y cuando no pueda salir nada peor, un pájaro pasara por encima de tu cabeza y te defecara.
Paula que estaba durmiendo cuando llegamos, pero se despertó para contarnos su travesía, parece que todo el mundo pensó lo que nosotras, y prácticamente no hay pasajes para el interior del país hasta dentro de un mes.
Decidimos irnos a dormir todas temprano y esperar noticias, ya sea oficiales o lo que nos diga el novio de Anni, prácticamente me arranque la ropa que cargaba ya pegada por el sudor y me metí a la ducha con el agua súper fría.
Me sentía tan bien debajo de ese chorro de agua, que no me di cuenta cuando Paula entro en la ducha desnuda para sorprenderme desde atrás con sus pezones erizados y su piel hirviendo del deseo.
De inmediato me voltee para quedar frente a ella y sin media palabra la pegue contra la pared de la ducha con fuerza, levante sus manos por encima de su cabeza mientras la devoraba en un beso lleno de salvaje pasión.
Mientras con una mano sostenía sus muñecas, con la otra apretaba sus pequeños pero duros senos, y pellizcaba rápidamente sus pezones, la respiración de Paula empezó a acelerarse y yo me estaba muriendo por hacerla mía.
Mi mano fue bajando hasta su entre pierna, su clítoris estaba hinchado y caliente, y cuando me acerque a su entrada esta estaba completamente húmeda con sus jugos, esperando que mis dedos se aventuraran en su interior.
Y así lo hice, primero con uno, y luego con dos dedos, entrando y saliendo rítmicamente de Paula mientras sus caderas empezaron a bailar con el movimiento de mis embestidas, solté sus muñecas y baje mi rostro hasta sus pechos para saborear cada centímetro de ellos.
Casi desfallece cuando llego al orgasmo, sus piernas fallaron y tuve que sostenerla para que no fuera a caerse, pero yo quería más, quería por primera vez probar con mi lengua el dulce néctar de su entrepierna.
Salimos de la ducha y sin secarnos siquiera la tire en mi cama, empece a besarle todo el cuerpo, desde el cuello, bajando por entre los pechos y vientre, hasta llegar a su clítoris hermosamente rosa y palpitante por todo el placer que estaba sintiendo.
Sin mucho más decoro mi lengua recorrió toda su entrepierna, su vientre se contraía cada vez que acariciaba su clítoris, y en ese momento meti otra vez un par de mis dedos para acompañar el movimiento de mi lengua.
Fueron dos orgasmos más los que tuvo esa noche, y no puedo negar que su sabor, su aroma, su calor, son completamente intoxicantes, me declaro oficialmente adicta a esa mujer.
Paula completamente agotada se rindió en un sueño profundo mientras estaba en el baño, lo que me dio la oportunidad de escribir esto, y aunque no entienda porque, hoy en particular no siento ese sentimiento de culpa de las otras oportunidades… ¿de verdad me estaré volviendo mala persona?
Y asi paso otro aburrido dia entre ataques terroristas, Kit´s Zombie, y duchas acompañadas…