Mi Diario de Un Despertar Zombie Cap. 10
Los Zombies están cada vez más cerca de nuestras protagonistas, y con cada momento que pasa, tienen que actuar más rápido y tomar decisiones al limite... décima entrega de un Invasión de Zombies en Caracas...
Es extraño, ayer cuando escribí la entrada de mi diario, tal vez por la adrenalina que todavía sentía, no entendí el grave peligro que acabábamos de pasar.
La novia de Flor se convirtió en un ser hambriento de carne humana, que fue capaz de atacar a la persona que ama sin importarle absolutamente nada, y para colmo de males, la propia Flor tuvo que matarla, o rematarla… o como sea que se diga.
Prácticamente, si no nos hubiéramos protegido como lo hicimos, con las chaquetas gruesas y en el caso de Flor su neopreno de buceo, probablemente hoy estaríamos también buscando a que pobre ser comernos.
Allí entendí la diferencia entre las películas y series, y la vida real, no basta solo de balas para sobrevivir a un apocalipsis zombie, también se necesita mucho cerebro, referencias, y sobre todo, suerte.
Y este último factor parece que es el más esquivo de todos en algunos momentos.
Yo luego de terminar de escribir mi diario caí rendida en la cama, acostumbro a dormir desnuda, pero esa noche en particular, más por el miedo que sentía que por otra cosa, me puse una piyama prácticamente nueva que tenia en mi closet.
Paula se acostó a mi lado al rato, me abrazo fuertemente y me dijo al oído. –Rosy, no quiero perderte, te quiero demasiado para vivir sin ti.
Yo medio dormida solo pude contestarle. –No me perderás, te lo prometo… yo… también te quiero…-
Ambas dormimos profundamente, hasta que como a las 6 de la mañana llamaban entre gritos y patadas en nuestra puerta.
Me levante rápidamente, movida por un instinto extraño de que algo no estaba bien, tal vez haber vivido lo que ha pasado en estos días se me desarrollo esa capacidad, pero me enfunde mis levis gruesos, mis botas y me puse la chaqueta en un abrir y cerrar de ojos.
Incluso Paula todavía no se incorporaba de la cama cuando ya yo salía del cuarto para ver lo que estaba pasando.
Llame al cuarto de Anni y ella también estaba casi lista para salir a ver, y cuando me dirigí al cuarto de Flor ya ella estaba abriendo su puerta con la escopeta en su mano y el rostro completamente demacrado de no haber dormido en toda la noche llorando por su novia.
Cuando por fin salimos pudimos ver a la esposa del policía desesperada en la puerta con la niña completamente asustada aferrada a su cuerpo.
Ella lloraba desesperadamente, pidiendo que por favor le abriéramos, así que corrí rápidamente hacia la puerta para quitar las cerraduras y que pudiera entrar.
Cuando estaba entrando, pude ver la razón de su desesperación, su esposo se había convertido ya en un zombie, y estaba a punto de alcanzarla.
Justo cuando iba a sujetar a la niña por su camiseta, choque mi pequeño y delgado cuerpo con toda la fuerza que pude contra ese monstro.
Ambos caímos al suelo, yo encima de el, en ese momento el busco morderme el hombro, y lo hubiera logrado, si no hubiera tenido puesta mi chaqueta, o hubiera durado más tiempo, porque empezaba a sentir como la presión de sus dientes hacían meya en ella.
El me tenía dominada, a pesar de todo, era un hombre maduro, en forma, mucho más grande que yo, por lo que me tenía fuertemente agarrada.
Pensé en ese momento que seria mi fin, pero Flor volvió a reaccionar para salvarme, y poniendo la escopeta directamente en su frente, jalo el gatillo sin contemplaciones.
La tapa de su cráneo voló en mil pedazos, yo tuve la suerte de que sus sesos y sangre no me cayeron directamente, por lo menos no en mi rostro.
Me tuvieron que ayudar a incorporarme, mis piernas parecían gelatina, y mis manos no dejaban de temblar del susto tan horrible que había pasado.
Tanto la madre como la niña empezaron a llorar desconsoladas, aunque Paula inteligentemente las hizo pasar de lleno a la casa para que no vieran el cuerpo de su esposo y padre.
Yo me quede en shock mirando el cuerpo sin vida de quien había sido nuestro vecino.
Era extraño a pesar de mis nervios y lo que sentía, pude entender porque se propago tan rápido en ese momento, el policía salvo por los ojos rojos (que podrían pasar por un borracho) y la herida en su brazo que tenia empapada a pesar de sus vendas, parecía una persona normal.
Podía pasar incluso como un borracho, y sus quejidos bajos, no eran tampoco algo extraño en alguien que estuviera bajo los efectos del alcohol, o enfermo por gripe/chikunguya.
Me imagine a esos zombies recién convertidos en los hospitales infectando a los doctores y enfermeras que los atendían que pensaban que solo estaban ebrios, o enfermos.
Flor me saco de mis pensamientos cuando señalándome a una de las entradas de la urbanización, pude ver a un par de zombies acercándose a la reja, atraídos por los disparos y gritos.
Entramos a la casa rápidamente para que no nos vieran, y cerramos con todos los seguros.
Dentro madre e hija se abrazaban sentadas en nuestro sofá, aunque ya no gritaban ni lloraban fuertemente, sus sollozos partían el corazón de cualquier persona.
Esperamos todas un rato a que se calmara y fue Flor la que les dio agua con azúcar para la mama, y un vaso de refresco para la niña.
-No se preocupen, acá estarán a salvo por el momento…- Les dijo Flor con voz calmada y tranquilizadora.
Realmente me sorprendió como Flor estaba manejando todo aquello, hace apenas 10 horas había tenido que matar a su novia, y ahora tenía que volver hacerlo, ambas veces reaccionando rápidamente y sin lugar a dudas salvando mi vida.
Una media hora más tarde, tanto madre como hija estaban más calmadas, y por lo menos contarnos algo de lo que había pasado.
Pero primero Paula se llevó a la niña a su cuarto, allí tenía un Ps3 y le pondría algún juego para que se entretuviera, en ese momento, la madre se terminó de romper.
-A mi José Antonio lo mordió uno de esos bichos ayer, me conto que estaba en el C.C. Sambil intentando repelerlos, pero lo mordieron, así que huyo y se vino hasta la casa.- Nos contó la mujer con la voz entrecortada, y todavía temblando.
-Perdón la pregunta, pero ¿no mordió a ninguna de ustedes verdad?- Pregunto Flor, que sin duda, era quien manejaba la situación en ese momento.
-No, no lo hizo, él se encerró en uno de los cuartos, para protegernos, pero cuando se convirtió, la puerta no aguanto mucho sus golpes para abrirla.- Su respuesta fue sincera, y para demostrarnos que no la habían mordido, se quitó la piyama que cargaba quedando prácticamente desnuda, solo con pantis.
En otro momento hubiera quedado impactada por el cuerpo de esta mujer, de tal vez unos 30 años, trigueña, de larga y rizada cabellera, de unos verdaderamente grandes senos naturales, con unas grandes aureolas oscuras, unos pezones delicados, un abdomen plano, y enormes caderas.
-Tranquila, tranquila, no era necesario, creemos en tu palabra, cúbrete- Le dije rápidamente, no es que no fuera consiente que era algo necesario, pero creo que todas estábamos apenadas por su acción.
-No tengo donde más ir, mi familia era mi esposo, y ahora el ya no está, quiero decir, no puedo estar por la calle sola con mi hija, se que apenas las conozco, pero las necesito y no puedo perderlas por simple vergüenza.- Su sinceridad fue brutal, pero tenía razón, por lo menos mientras esto pasara, ellas no podrían ir a ningún otro lado.
-Pueden quedarse el tiempo que quieran, mi nombre es Flor, esta pecosa es Rosy, la morena es Anni, y la chica que esta con tu hija es Paula, es un placer, lástima que haya sido en estas circunstancias.- Las palabras de Flor fueron en tono muy dulce, intentando tranquilizarla.
-Mi nombre es Aura, mi hija es Lisett, le pueden decir lis, gracias por recibirnos, yo puedo ayudar en la cocina, además, en casa tengo mucha comida, y creo que se dónde mi esposo escondía sus pistolas.- Eso eran buenas noticias, no solo teníamos más comida, incluso existía la posibilidad de tener más armas.
De todas maneras seria mañana que iríamos, entre todas decidimos que era mejor que nos quedáramos resguardadas hasta que los zombies fuera de la urbanización se fueran.
Nuestras nuevas residentes se terminaron de instalar, y luego de presentarnos con la chiquilla, que es un terrón de azúcar morena de cabellos igual de rizados que su madre, decidimos intentar informarnos de las noticias tanto de internet como de la Tv.
Casi todos los canales con sede en el centro de Caracas estaban caídos, pero había un par todavía funcionando, incluso un canal con sede en una colina, trasmitía en vivo desde el interior del país, como se hacían esfuerzos por contener a los zombies en la capital.
Allí entendimos todas, que si no se lograba controlar la situación pronto, tendríamos que plantearnos la necesidad de intentar salir de la ciudad, aunque sea andando.
Justo cuando estábamos viendo un mensaje del presidente de los Estados Unidos desde algún portaviones en el pacifico, se fue la luz en toda la zona.
Claro, en esta Venezuela los apagones son algo normal, incluso en esta zona se iba hasta tres veces por semana, pero este particular me dio mucho miedo, sobre todo porque no sabía si volvería la electricidad.
Como a las tres o cuatro horas, ya cuando estaba entrada la noche, regreso la luz a la zona, aunque gracias al apagón pude ver el bombillo del recibidor de los vecinos de frente a la residencia prendido, lo que me hizo recordar la bomba de corriente eléctrica a base de gasolina que habían comprado hace un par de años por estos mismos apagones.
Quedamos todas en que si podíamos salir mañana, a parte de la casa de Aura y Lis, intentaríamos entrar a la casa de nuestros vecinos, total, no sería un robo, solo se lo pediríamos prestado por un tiempo.
Cuando pudimos volver a conectarnos con el internet, leímos sobre lo que había dicho Obama, parece que la situación en el país es insostenible, y le pidió a sus habitantes a ir a las zonas seguras para resguardarse.
También hablo sobre algo importante, no hay laboratorio en Norte América trabajando en una cura todavía, o por lo menos que el tuviera en conocimiento, la situación los sorprendió de tal manera que todos sus planes de contingencia fueron cayendo uno tras otro.
Me sentía aterrada, cansada, triste, incluso rabiosa por no saber cuándo se resolvería esta situación, entre al baño a darme una ducha para refrescarme.
Cuando termine, y Salí del baño, Paula estaba sentada en la cama llorando, no lo recordaba, pero ella no había tenido la oportunidad de ver por ella misma a esos seres.
-Casi te pierdo allá afuera, y no pude siquiera reaccionar para salvarte como lo hizo Flor, tuve demasiado miedo, perdóname.- Sus lágrimas y esas palabras sinceras, me aguaron el guarapo.
La abrace fuertemente, sin importar que mi toalla se callo al agacharme en la cama para hacerlo.
-Mi Pau, tranquila, esta es una situación nueva para todas, y mucho más para ti, que fue tu primera vez frente a los zombies, estoy segura que si hay una próxima vez, tu serás mi salvadora.- Mis palabras fueron sinceras, jamás hubiera pensado que ella debía salvarme, yo misma me había quedado paralizada un par de veces ya.
-Pero, pero, casi te pierdo.- Me intento refutar, pero antes de que pudiera hacer nada, la tumbe en mi cama, no quería que siguiera pensando en ello, y sabia la forma de hacerlo.
Me pare sobre la cama justo sobre su cabeza, dándole una visión perfecta de mi sexo. –Si tanto te preocupa tu error, siempre puedes pagarme por no salvarme… quiero que me hagas llegar, como solo tú lo sabes hacer.- Jamás pensé que pudiera decir algo así luego de mi la muerte de Vanessa, pero en mi cama, entre estas paredes, el mundo no se estaba acabando, y éramos solo ella y yo, así que lo aprovechare al máximo.
Me sente sobre ella, dejando mi sexo justo en su boca, dándole campo libre para que hiciera lo que quisiera con su lengua.
Ella se puso manos a la obra, y con la maestría en lamer, chupar, y acariciar que su boca había logrado con nuestros encuentros, tenía mi sexo casi a reventar, completamente húmedo e hinchado de tanto placer.
Mi Paula me regalo dos orgasmos que me hicieron caer desfallecida en la cama, ella se incorporó para abrazarme, y justo antes de quedarme dormida, pude pararme para escribir esta entrada de mi diario, viendo los hermosos y desnudos senos de mi Paula mientras duerme en mi cama.
Creo que los diarios son para decir secretos, así que diré uno… creo que estoy sintiendo algo muy fuerte por ella, no sé si será amor, pero me da miedo aceptarlo…
Y así termino otro aburrido día, entre esposas, hijas, y secretos…