Mi Diario de un Despertar Zombie -Amor Imposible
Nueva entrega de mi diario zombie, aunque más corta de lo acostumbrado en mis últimos relatos, no tengo tanta fuerza para escribir, espero les guste y comenten!
No podía dormir, la lluvia lejos de cesar, arreciaba en cada momento, sumándole que vez que cerraba los ojos, imaginaba a miles de Zombies a nuestro alrededor, y a lo lejos, el Coronel, sonriendo con sus ojos oscuros llenos de odio y sangre.
Me incorpore, y luego de frotar mis ojos, pude ver a Juan haciendo guardia, mirando detalladamente todo a su alrededor.- ¿Cómo es posible que puedas seguir adelante?- Le pregunte, sin aguantarme la curiosidad, su fortaleza me impresionaba.
-Simple Rosy, Anni me pidió que las cuidara, y para mí no hay nada más importante… se lo debo.- Me respondió Juan, suspirando.
-Nunca entenderé eso de enamorarse, fíjate ahora, tu novia está muerta, tú eres joven, ¿y ahora qué? te toca sentirte mal el resto de tu vida.- Dijo Cassandra que pensábamos dormida, mientras se incorporaba.
-No seas tonta, Juan es un hombre apuesto, seguro encontrara novia en algún momento.- Le respondió Doyexi, terminando de sorprendernos a Juan y a mí, para luego sonrojarse al darse cuenta como la mirábamos.
-Claaaro, seguramente hay muchas mujeres disponibles en este momento, y todas querrán comérselo, pero no precisamente a besos.- Le contesto Cassandra cínicamente, mientras la encaraba.
-¿Por qué siempre eres tan odiosa?- Exclamo Doyexi suspirando de rabia.
-¿Por qué tu eres tan infantil?- Le refuto Cassandra con una media sonrisa.
-Un momento… ¿Ustedes no estaban dormidas?- Les pregunto Juan, mientras las miraba a ambas intentando calmar la situación.
-¿Quien carajos va a dormir así? No solo estamos expuestas, ya no puedo sentir mis doloridas nalgas por estar tanto tiempo sentada.- Le respondió frustrada Cassandra, cuando de pronto, volteo al ver que la otra camioneta hizo un rápido cambio de luces.- Algo pasa.- Termino de decir, mientras preparaba su arma.
Todas volteamos intentando ver algo alrededor de la camioneta de nuestras amigas, pero solo Juan pudo entender que lo que sea que habían visto ellas, no venia hacia ellas, sino hacia nosotros.
-Vista al frente- Nos Alerto Juan por lo bajo, que ya apuntaba con su fusil hacia una turba de no menos de treinta zombies que caminaban hacia nosotros.- Estecen tranquilas, la camioneta tiene vidrios ahumados, no pueden vernos.
-Pero tal vez puedan sentirnos… ¿no vieron nunca The Walking Death?- Dijo una asustada Doyexi, haciendo que la miráramos sorprendidos, tal vez sea descabellado, pero era una posibilidad.
-Bueno, si eso pasa, estamos bien jodidos.- Nos dijo Juan, mientras apuntaba al más cercano de esos seres, que ya estaba a solo un par de metros de la camioneta, una adolescente delgada, rubia con su garganta completamente arrancada a mordiscos, llevaba todavía su traje de baño.
-Puedo intentar retroceder y salir huyendo.- Le dije, mientras ponía mi mano en el encendido de la camioneta.
Justo cuando Juan iba a darme permiso de hacerlo, todas vimos como las luces de tres vehículos y unas cinco motos venían a lo lejos por la carretera.- ¡No! No podemos prender las camionetas, haría que las luces y el ruido nos delataran, y no sabemos quienes vienen allí, debemos esperar y aguantar lo que podamos, por lo menos hasta que nos pasen.- Me ordeno, mientras el sudor llenaba su frente, a pesar del frio producido por la fuerte lluvia.
Justo cuando la zombie adolescente choco contra la camioneta, dos camionetas parecidas a las nuestras, y un convoy de la guardia nacional con unos cuantos soldados pasaron a nuestro lado a toda velocidad, pero la lluvia y la densa oscuridad de la noche nos oculto lo suficiente para que no nos vieran.
-Son los hombres de mi padre, pero no entiendo como supieron que iríamos por aquí, si ya no hay sistemas satelitales para localizar las camionetas.- Nos dijo Cassandra casi hiperventilando de rabia, seguramente recordando a su padre.
-Debemos suponer lo simple, habrán llegado al pueblito de los ancianos, y los obligaron a decir a donde iríamos.- Nos dijo Juan suspirando.- Así como también debemos suponer que todos están muertos.- Término de decir, apretando fuertemente su arma mientras se mantenía apuntando a los zombies que empezaban a caminar a los lados de la camioneta.
-¿De verdad crees que hayan sido capaces de matar a los viejitos?- Le pregunto Cassandra, con su voz casi como un hilo, llena de sentimiento.
-Tú sabes la respuesta mejor que yo.- Le contesto Juan, mientras ponía su dedo en sus labios, y nos pedía silencio, mientras la adolescente, que había chocado primero con nuestra camioneta, se había detenido, mientras la mayoría de los otros zombies seguían su camino, ella seguía observando la ventana de Juan, como si pudiera vernos.
-¿Qué le pasa a esa tipa?- Pregunto Cassandra por lo bajo, mientras se sorprendía al ver a otro zombie, esta vez un hombre de mediana edad, delgado y con solo un brazo parado en su ventana, en idéntica aptitud que la adolescente.
-Vieron, pueden sentirnos.- Exclamo Doyexi, pero justo cuando Juan asintió, la adolescente se abalanzo contra la puerta de la camioneta, chocando su cabeza contra la ventana, haciendo que todas gritáramos, incluso Cassandra, ya que el hombre hizo lo propio de su lado.
-¡Las ventanas son blindadas, pero no creo que puedan resistir muchos embistes así!- Nos grito Cassandra, mientras otros zombies ahora embestían diferentes partes de la camioneta.
Yo me disponía a disparar a un hombre obeso que estaba por chocar mi puerta, cuando Cassandra tomo mi mano, y me detuvo.- Si disparas tu arma, estamos muertos.- Me dijo, mientras escuchaba como la otra camioneta encendía.
-¡Rosy! Prende la camioneta y trata de sacarnos de acá.- Me ordeno Juan, luego de ver como con la primera embestida del hombre obeso en mi puerta, el vidrio prácticamente había cedido.
Rápidamente prendí la camioneta y metí el pedal a fondo, pero el lodo que se había formado en el terreno donde estábamos estacionados por la fuerte lluvia, no me permitía arrancar.- ¡Estamos atascados!- Grite, mientras intentaba girar el volante para poder activar la tracción 4X4 de la camioneta.
Justo cuando la camioneta empezaba a moverse pude ver como el obseso zombie en mi puerta tomaba de nuevo impulso y se abalanzaba rompiendo mi ventana, mientras intentaba morder mi brazo.
-¡Rosy mueve tu cabeza!- Grito Cassandra antes de poner su pistola en la cabeza del obeso hombre y apretar el gatillo, regando los negros y viscosos sesos del zombie por todo el tablero.
En ese momento la otra camioneta que si había logrado arrancar, embistió nuestro parachoques trasero, para darnos más impulso y pudiéramos tomar velocidad, la zombie adolescente, logro abrir un poco la ventana de Juan, y metió su mano intentando alcanzarlo, a pesar de que prácticamente estaba suspendida en el aire.
Cuando di un giro brusco para tomar de nuevo la carretera, el brazo de la adolescente cedió de su tronco, y ella quedo rodando en el pavimento, hasta que la otra camioneta le pasó por encima.
-Maldita sea, casi me convertía en la cena de ese zombie, ¿Ahora qué hacemos?- Les pregunte a todos, cansada de verme y sentirme en todo momento al límite, pudiendo oler todavía el aliento de ese obeso zombie que casi me mordía.
-Debemos tomar otro camino, no ha pasado tanto tiempo desde que los hombres del Coronel pasaron, y si no escucharon el disparo, seguro verán las luces de las camionetas en el camino.- Nos dijo Juan, mientras tomaba el mapa y buscaba otra vía alterna.
-No tememos tiempo para pensar.- Contesto Cassandra mientras nos señalaba como una de las motos venia hacia nosotros, mientras el parrillero nos apuntaba con su fusil.
-Estos fusiles chinos se pegan con tanta agua, tal vez tengamos oportunidad, no te detengas por nada, acelera e intenta embestirlos.- Me ordeno Juan, mientras veía por el retrovisor como Cassandra metía a Doyexi debajo del asiento protegiéndola.
Cuando estábamos a unos cincuenta metros, el hombre del Coronel empezó a disparar, pero solo pudo hacerlo un par de veces, aunque prácticamente roso mi cabeza, antes de que su arma se atascara.
El rostro de ambos tipos se llenaron de terror cuando se dieron cuenta que los embistiera, y aunque estuve a punto de virar el volarte para esquivarlos, la imagen de Anni asesinada por el hijo del Coronel, me recordó que ellos no se detendrían hasta matarnos a todas.
El impacto fue tan fuerte que por un momento perdí la noción del momento, cuando abrí mis ojos, el rostro de uno de los hombres del Coronel estaba incrustado en el parabrisas de la camioneta.
Paula gritaba en mi puerta para que le abriera, mientras María y Flor enfrentaban los primeros zombies que empezaban a acercarse atraídos por el estruendo.
-¿Están todos bien?- Nos Pregunto Cassandra, incorporándose, mientras preparaba su arma para salir a ayudar a las chicas.
-Creo… creo que si.- Contesto Doyexi, más asustada que otra cosa.
-No calcule que el impacto sería tan fuerte... Perdónenme.- Nos dijo Juan, sangrando un poco de su boca.
-Yo me siento mareada, pero creo que estoy bien.- Conteste, intentando calmarlo.
Abrieron las puertas para ayudar a nuestras amigas, que ya estaban siendo sobrepasadas por la gran cantidad de zombies que se acercaban.
Juan desde la camioneta, empezó a disparar a los seres más cercanos, mientras Cassandra moviéndose con la gracia de una asesina profesional, se acercaba hasta cada zombie, disparándole casi a quema ropa, haciendo que cada disparo valiera.
Abrí la puerta y Paula me abrazo nada más pude incorporarme.- ¿Estás bien?- Me pregunto, mientras me daba un dulce beso en los labios.
-Tranquila, solo estoy un poco mareada.- Le conteste, mientras me separaba y preparaba mi arma para ayudar.
-Rosy, quédate aquí, si los hombres del Coronel vienen, quiero que seas la primera en verlos llegar.- Me ordeno Juan, mientras disparaba a los zombies más cercanos.
Paula no perdió más tiempo, y corrió hasta donde María y Flor estaban luchando, ayudándolas a rematar a los zombies que eran tumbados por sus golpes.
Justo cuando no faltaban más de cuatro de esos seres, a lo lejos pude ver el gran convoy todas las tropas del Coronel acercarse, pero cuando me disponía a alertarlos a todos, un grito conocido helo mi cuerpo, y me hizo voltear inmediatamente.
Paula, que intentaba ayudar a María, que estaba tomada por un zombie, había sido mordida en su mano al alejar el rostro del ser nuestra amiga.
Flor llego en ese momento, y usando la culata del rifle le dio un golpe tan salvaje en el cráneo del zombie, que sus sesos explotaron con el impacto.
-¡Paula!- Grite, ya con mis ojos cargados de lagrimas y dolor, mientras llegaba a su lado.
-Rosy… amor… yo… yo… yo no quiero convertirme en eso.