Mi destino no eres tu parte 2 y final

Este es el Final del relato, y como dice Un hombre puede hacer lo que quiere, pero no puede tener lo que quiere.

Toque el timbre.

-          Srta. Juliet que alegría verla en casa.

-          Hola Jaime, como has estado.

-          Muy bien, pero mejor al verla aquí.

-          Gracias, ¿están mis padres?

-          No, se fueron a una reunión pero volverán temprano, si hubiera anunciado su visita de seguro que la hubieran pospuesto.

-          Lo sé, pero está bien, creo que me quedare un tiempo acá.

-          Pues la felicito por ello, diré que le envíen a Ana a su habitación por si necesita algo.

-          Está bien Jaime, me daré una ducha, luego a dormir.

-          Como guste Srta. Juliet.

Jaime es mi viejo mayordomo (“¿por qué la mayoría de los mayordomos se llama Jaime?”), pero más que un mayordomo es mi amigo, ya que ha cuidado de mi toda mi vida. La ducha estaba exquisita y me relajo bastante, Ana la sirvienta me dejo una leche caliente y un pan crujiente como me gustan, la cama blanda me hizo entrar en un sueño profundo y olvidar las penas de mi alma y corazón.

La semana fue tranquila, me comunicaba con Kate y chateábamos, estaba bien trabajando a full para volver pronto a casa, la extrañaba demasiado, la necesitaba un montón, no comprendía que pasaba, no sabía que éramos y menos sabía para donde iba todo esto, lo malo, o lo bueno, que sus palabas me tranquilizaban, aliviaban mi corazón y me mantenían sumergida en un maravilloso sueño.

-          Hola ¿cómo estuvo tu día? – me conecte y salude a Kate a trabes de la cámara del Notebook.

-          Bien, bastante trabajo pero lo normal, ¿tú?

-          Bien también, ya me acosté.

-          Así veo, yo estoy en eso, me esperas, me daré una ducha, hablare con Marcos y me conecto de nuevo.

-          Ok, te espero, cuando estés listas me avisas y hablamos un rato, igual no quiero quitarte horas de descanso, tu día ha sido bien movido.

-          No para nada, me gusta tu compañía, ya vengo.

-          Ok

(Unos minutos después)

-          ¿Todo bien? – pregunte cuando la vi conectada, y sin la cámara.

-          Si.

-          ¿Ya te acostaste? – le pregunte.

-          Si, ya en cama, pero hablemos un poco aun no tengo sueño

-          Bueno, ¿pero segura? – sabía que había tenido un día duro, y aun que deseaba estar toda la noche hablando con ella, tenía claro que debía descansar.

-          Sí, quiero estar contigo un rato. (“tan solo con decirme eso, me derretía por completo y para variar me humedecía”)

-          Yo también, se te extraña por acá.

-          Como vas con tus pinturas, ¿algo nuevo?

-          Pues estoy pintando, pero vine un tiempo a casa de mis padres.

-          A ¡qué bien!

-          Si, aun que acá me miman demasiado jajajaja.

-          Jajajaja, me alegro por eso.

-          Si, y como has estado, ya queda poco para que vuelvas.

-          Sí, pero no estoy tan lejos, además me tienes cerca, siempre me tendrás muy cerca.

-          ¿Enserio?

-          Sí, que este acá no significa que esté lejos de ti.

-          Gracias por eso, pero es distinto.

-          ¿Distinto?, no, no necesito estar a tu lado para hacerte sentir bien, para acariciar tu piel o para tocarte como tanto te gusta, estamos solas ahora ¿no?

-          Así es. - Dije con un nudo en la garganta y tragando saliva.

-          ¿Sabes que me gusta? – Dijo Kate con una voz un tanto inusual.

-          No, dime.

-          Cuando acaricio tu intimidad y te humedeces mucho, y mis dedos te penetran sin dificultad.

-          Mmmmm – Y mi imaginación se echo a volar y supe que esto lo disfrutaría mucho.

-          Cuando mueves tus caderas, cuando me tocas y me aprietas.- Prosiguió Kate con su voz sensual

-          Sí que lo haces bien, me estas provocando. – Dije tratando de ahogar un gemido.

-          Sí, siento como aprietas tus piernas, y te mojas cada vez más.

-          Si ya lo estoy bastante (“debo reconocer que esta chica me provoca tan solo con tocar mi piel, pero esta conversación me tenía igualmente excitada, tiene algo inexplicable que realmente me hacía sentir que estaba cerca, allí conmigo, casi encima de mí”.)

-          Baja tu mano, se que ansias hacerlo, será mi mano, serán mis dedos lo que te tocan.

-          ¡Dios!

-          Así, siente mis dedos en tu intimidad, que está muy mojada, sientes como te acarician, sientes como entran dentro de ti.

-          Siiiiii….siiii…..aaaaah....mmmmmm

-          Sientes como mi dedo entra y sale de ti, sientes como mi dedo es succionado por tus labios vaginales.

-          Si…¡Dios!....mmmmm

-          Mis dedos desean acariciar cada rincón de tu piel, tocar tus senos, tus pezones, esas puntas duras que se ponen cuando los tengo entre mis manos.

-          Si…me encanta eso – mi mano ya había bajado a mi parte intima que estaba completamente mojada, y muy caliente, imaginando que eran los dedos de Kate los que estaban allí.

-          Llevare mi mano a tu intimidad, y te penetrare como se que te gusta.

-          Si….si…hazlo – suplicaba, mis dedos tocaban mi clítoris que estaba muy hinchado, la voz de Kate que salía de mi ordenador portátil, me transportaba a una escena en donde la sentía muy cerca de mí acariciándome y penetrándome.

-          Me gusta cuando gimes,  me gusta sentir que estas a punto de correrte, besarte y aprisionar tu lengua en mi boca, me gusta cuando dices mi nombre. Quiero que sientas mi lengua, como baja por tu ombligo en dirección a tu intimidad húmeda y caliente.

-          Oooohhh….siiiiii….sigue.

-          Quiero que sientas como mi boca entra entre tus piernas y se apodera de tus labios  y lame todos tus fluidos

-          Mmmmmm…. Aaaaaahh….siiiii

-          Y con la punta de mi lengua toco tu clítoris hinchado y palpitante y lo lamo y succiono mientras mis dedos te penetran, entran y salen rápidamente,

-          ¡Dios! Kate, me tienes a mil....aaaaahh...aaaah – esas palabras y lo amplio de mi imaginación, en conjunto con los movimientos de mis dedos en mi clítoris que estaba duro, estaban a punto de hacerme estallar.

-          Si gime y di mi nombre, mi lengua no parara hasta que acabes y poder tomar todos tus fluidos y saciarme con ellos, por que deseo que acabes sobre mí. Mis dedos te penetran mas y mas, siento como tus fluidos inundan mi mano, ¿estás a punto de acabar verdad?, mas rápido lo quieres ¿más rápido?

-          Si…Si…más…más…rápido…más…. Kate más...siiiii...Kate....me voy a correr – alcance a anunciarle antes que el orgasmo inminente llegara a mi cuerpo, mi cintura se separo del colchón y por poco se cae el ordenado que reposaba en un costado.

Pasaron unos minutos y pregunto.

-          Juliet…¿estás bien?

-          ¡Dios!....si….dame….dame….un minuto – logre pronunciar entre cortadamente mientras recuperaba el aliento.

-          Siempre estaré contigo.

-          Gracias.

Aquella noche dormí plácidamente, luego de haber tenido ese maravilloso orgasmo, después de haber escuchado a Kate despedirse de mí, solo pensaba en ella, en lo que me había hecho, en lo que sentía por ella, y nunca me di cuenta de lo que pasaría más adelante, tranquilamente cerré mis ojos, sin darme cuenta de la música que escuchaba.

…”Se que me enamore, yo caí perdida sin conocer, que al salir el sol se te va el amor, duele reconocer duele equivocarse y duele saber, que sin ti es mejor, aunque al principio no, me perdí apenas te vi, siempre me hiciste como quisiste, porque siempre estuve equivocada y no lo quise ver, porque yo por ti la vida daba, porque todo lo que empieza acaba”…

-          Srta Juliet, no desea esperar en el auto mejor, afuera está muy frio.

-          No Jaime estoy bien aquí, gracias – respondí con una amplia sonrisa a mi mayordomo que gustosamente me había acompañado al aeropuerto a buscar a Kate, era obvio que no le había dicho nada a ella ya que quería que fuera una sorpresa, que mejor que esperarla y llevarla a casa, sentada a mi lado, disfrutando de su compañía, admirándola ya que con solo verla, con solo tenerla cerca, mi corazón y alma rebosaban de una alegría indescriptible, a mi lado estaba Barbarita una pequeña niña de 10 años hija de unas de las cocineras, con la cual conversaba cada vez que tenia oportunidad, era muy simpática y a la vez muy tímida y callada, ella me sostenía un ramo de rosas que le había comprado a Kate, al igual que yo estaba emocionada, quizás por querer ayudarme, quizás por las circunstancias tan románticas de la ocasión. Ya habían informado por alto parlante la llegada del vuelo que traería a Kate de vuelta a casa, así que era cosa de segundos para verla aparecer por la puerta de salida, yo y Barbarita estábamos alejados del resto de la gente que esperaban a sus familiares, amigos y/o conocidos, y de los taxistas que con carteles en mano esperaban a la persona a la cual debían llevar a su destino final,  pero podía ver perfectamente quien salía por la puerta por lo tanto seria yo quien la viera primero y así fue, la divisé doblando unos pilares que sostenían las plataformas y separaban los pisos del aeropuerto, su maleta con ruedas la seguía, vestía jeans, zapatillas y una polera, hacía calor en esa época del año, su pelo suelto, con ese corte que me encanto desde que la vi en la exposición, mi corazón comenzó a latir más a prisa, llegue a pensar que se me saldría, y mi pecho se ensancho, mi sonrisa ilumino mi rostro, de pronto la vi sonreír y apresurar el paso, pero era obvio que no miraba en la dirección donde me encontraba, trate de seguir su mirada pero con tanta gente me fue difícil, cruzo la mampara de la puerta y la vi caer en los brazos de su esposo, soltó su maleta y sus brazos se enrollaron en su cuello, su boca busco la de él y se fundieron en un profundo beso apasionado, todo esto paso como en cámara lenta, todo lo vi muy pero muy despacio, y una sensación de tristeza y melancolía inundo mi corazón.

…“Si yo fuera él, que lo tiene todo, con una sonrisa, con mirar tus ojos, si yo fuera el otro que tiene tu cuerpo mientras yo estoy solo”…

-          Srta Juliet, ya es hora de irnos. –susurro Jaime a mi oído, el también se había dado cuenta de lo ocurrido.

-          Si – respondí y mi cuerpo casi inerte se volvió para no seguir viendo a aquella pareja que se abrazaba y reía tan feliz, ni escuchando esa canción de fondo.

-          Srta Juliet, ¿qué hago con el ramo? – me pregunto Barbarita, con su voz de niña dulce.

-          Bótalas – respondí, casi escupiendo las palabras de mi boca.

-          Me las…puedo…. ¿me las podría quedar? – pregunto una vez más, detuve mi andar y la mire – es que nunca nadie me ha regalado un ramo de rosas tan bellas.- sonreí y mis ojos se llenaron de lagrimas,  asentí con la cabeza, sus ojos se iluminaron y corrió delante de mí llegando primero al auto, Jaime me abrió la puerta y me senté, sentía una pesadez casi de muerte, y mi mente solo tenía el recuerdo de aquella escena.

-          A casa Jaime por favor – dije casi en un suspiro.

-          Si Srta.

El trayecto se hizo muy largo y silencioso, a veces me topaba con los ojos de Jaime que me miraba por el retrovisor, pero esquivaba la mirada.

-          Srta Juliet, si acepta el consejo de un viejo que ha vivido muchos años, es mejor que su corazón busque otros caminos.

-          Lo sé Jaime, pero a veces el corazón es tan terco, que no escucha la razón.

-          Comprendo.

El silencio nuevamente se apodero del auto hasta que llegamos a casa, mis padres por suerte no se encontraban y no quería que me vieran con tanta tristeza, pena que me salía por los poros, tome una ducha caliente y me acosté,  y deje escapar todo ese dolor, toda esa melancolía que sentía mi corazón, y que me quemaba el alma, todo ese amor que no podía entregar y mi mente divagaba entre los momentos que pasaba con Kate y lo que había pasado en el aeropuerto, mis lagrimas corrían por mis mejillas al no poder estar con la mujer que se había apoderado de mi ser, ¿es el amor una ilusión?, ¿acaso nunca podría ser feliz completamente?, ¿qué era lo que me estaba pasando?, ¿por qué a mí?, ¿por qué yo?, el dolor me quemaba el alma y entre sollozos me dormí.

Al día siguiente desperté como zombi, no quería comer, no quería levantarme, menos vestirme, no quería nada ni a nadie.

Pasaron dos días más, en que la pena de mi corazón fue decreciendo un poco, pero seguía sin querer ver a nadie, mis pinturas reflejaban la oscuridad de mi alma y una pena profunda inundaba mi ser, la música de fondo ayudaba aun mas a mi depresión.

…“No sé, si es todo como antes, pero a mí me falta como el aire, cuando tú no estás, cuando tú no estás, cuando tu no estas no tengo  nada, no me queda más que mi dolor, por eso envidio al mar que tiene agua, y al amanecer, que tiene el sol, nada soy sin”…

-          Srta Juliet, tiene visita.- exclamo Ana sacándome de mi ensueño.

-          Ana no deseo ver a nadie. – respondí apáticamente.

-          ¿Ni a mí? – atravesó Kate, el umbral de la sala donde estaba pintando.

-          Kate – respondí en voz baja.

-          Hola, te he estado llamando y mandando mensajes todos estos días y no he sabido nada de ti, ¿todo está bien?

(“¿Todo está bien? Crees que estoy bien, crees que después de esperarte una semana, he ir a buscarte al aeropuerto y verte a ti besándote tan apasionadamente, ¿voy a estar bien?, ¡Me estoy muriendo por dentro!, mi corazón se está despedazando lentamente, lo único que deseo es estar contigo y sé que no puedo y eso me mata, me desespera no poder estar a tu lado y agonizo pensando en que estas con alguien que no sea yo, lloro y me lamento por mi destino, y se me desgarra el alma al tenerte cerca y no poder hacerte mía y no apartarme de tu lado nunca más”)

-          Si todo está bien Kate, ya sabes, a veces cuando pinto me olvido del mundo para concentrarme solo en mis pinturas – dije suavemente.

-          Claro entiendo.

-          Y como estas tu, llegaste bien del viaje, todo bien con tu marido – (“ni siquiera quería pronunciar su nombre”).

-          Si todo bien, es más vine porque deseo darte una noticia, y quiero que seas la primera en saberlo.

-          Me intrigas dime qué pasa.

-          ¡Estoy tan emocionada!, hoy vengo de confirmarlo.

-          Pero ya dime qué te pasa.

-          ¡Estoy embarazada!

La habitación dio mil vueltas, y mi mente me llevo a la cama de Kate, allí ella y él desnudos, el sobre ella, ella acariciando su espalda, y gimiendo de placer, susurrándole al oído que la metiera más profundo, más mucho más, el jadiando y moviendo sus caderas para penetrarla aun más, sacando su mimbro húmedo por los fluidos de ella, y volviéndola a meter dentro hasta chocar con su pelvis, ella gimiendo y deseando más y más, arañando su espalda y besando su labios, el sintiendo su excitación en lo más profundo y descargando su placer dentro de ella, ella recibiendo extasiada el amor de él y deseando que no acabase nunca más.

-          ¡Pero…pero qué maravilla!, esto hay que celebrarlo.

Salí de la habitación casi a tropezones, apoyándome en la pared, porque todo me daba vueltas, quería vomitar, llame a Ana y le pedí que nos preparada dos Jugos naturales de esos que le quedan tan ricos, me faltaba el aire y solo quería llorar, tome agua, estaba pálida, creo que hasta me bajo la presión, Ana me miraba preocupada, respire hondo y me repuse lo mas que pude, debía volver y no quería que me viera en ese estado, era su hijo, ella estaba muy contenta y feliz, yo no sería la que le arruinaría la buena noticia.

Los días pasaron y seguí en contacto con Kate, salimos varias veces, todo era tan distinto cuando estábamos juntas, era una dicha tenerla cerca, caminar, disfrutar de una película, cenar en un buen restaurante, era como si nada pasara, y como si todo pasara, pero solo al despedirnos, al saber que tenía que volver a su vida, una donde no estaba yo, me desplomaba y toda la felicidad se esfumaba en un instante.

Un día la invite a mi apartamento, ya había vuelto a vivir allí y retomar mis pinturas, cocine algo simple pero que le gusto mucho y descansamos en el sofá un rato.

-          ¿Cómo te has sentido? – pregunte acariciando su vientre.

-          Bien hasta el momento todo está en orden – poso su mano sobre la mía y mi piel se erizo.

-          Me alegro mucho – quite mi mano suavemente.

-          ¿Estás bien?

-          Si por qué.

-          No sé, te noto un tanto molesta.

-          Debe ser las pinturas, me tienen un poco estresada. – mentí.

-          Deja ayudarte.

-          ¿Cómo?

-          Te hare un masaje para desestresarte un poco.

-          Mmmm eso me vendría muy bien.

-          Vamos a tu habitación allí estaremos mas cómodas.

Fuimos y me tendí boca abajo.

-          Sácate la ropa es mejor que estés desnuda.

Le seguí el juego, sabía que esto se convertiría en algo más que un masaje y lo deseaba de todas formar, aun que después me muriera de pena.

-          Ok, ¿el brasier también?

-          Si por favor

-          Ok.

Ya sin la parte de arriba me tumbe nuevamente boca abajo y sentí sus manos en mi espalda.

-          Uuuuu, están frías.

-          Disculpa.

Masajeo mi cuello, mis hombros. Y bajo lentamente por mis costillas, para luego volver a subir y apretar mis músculos.

-          Mmmmm se siente muy bien

-          ¿Te gusta?

-          Si mucho.

-          ¿Sigo entonces?

-          Si, si continua.

-          Ok.

Deslizo sus palmas por el medio de mi espalda, masajeo cada nudo que tenía en los hombros y estiro mi piel, sus manos eran suaves y fuertes, y acariciaban mi espalda maravillosamente, luego comenzó a besar mis hombros y mi nuca lentamente sentía su aliento en mi piel.

-          ¿Te gusta?

-          Si eso me gusta mucho más.

-          Apuesto que estas mojada. – me susurro al oído mientras posaba su palma en mi entrepierna

-          Porque no lo averiguas. – la rete mientras levantaba un poco mis caderas.

Desabrocho mi pantalón bajo el cierre y metió su mano, y se encontró con mis fluidos.

-          Mmmm, gane la apuesta.

-          Yo no aposte nada, mmmmm. – gemí al sentir sus dedos acariciando mi intimidad.

-          Me gusta que estés tan mojada mis dedos se deslizan fácilmente y tu vagina palpita.

-          Tú me pones así, en este estado. – respondí jadeando.

-          Quiero entrar por atrás.

-          Hazlo.

Saco su mano y bajo mis pantalones y ropa interior quedando completamente desnuda y a su merced. Me puse de lado sin antes mirarla y besarla, nos besamos apasionadamente, jugando con nuestras lenguas, acaricio mis glúteos de arriba abajo y mis muslos también.

-          Abre las piernas.

Obedecí y metió su mano entre mis piernas, mis glúteos rosaban su brazo, acaricio mi húmeda y mojada vagina lentamente con sus dedos.

-          Esta muy caliente aquí. –dijo susurrando.

-          Mmmmm….siiii mucho. – respondí agitada.

-          Puedo meter mi dedo, deseo mucho hacerlo.- Dijo Kate cerca de mi oído.

-          Claro hazlo.

Me encantaba cuando me pedía permiso, que casi me suplicara por que deseaba penetrarme, que me digiera que estaba tan mojada y que le gustaba tenerme así.

Sus dedos entraban y salían de mi vagina, mis caderas se movían al vaivén de sus envestidas, besaba mis hombros y cuello y con su otra mano acariciaba mi seno, tirando de mi erecto pezón, apretándolo y estirándolo, masajeándole y apretando mi pecho de cuando en cuando.

-          ¿Quieres más? – me susurraba Kate al oído

-          Si dame más – le respondía respirando con dificultad.

Se puso sobre mí y beso mis senos, sin sacar sus dedos dentro de mí, chupaba uno y luego el otro, y seguía moviendo sus dedos, el mete y saca me tenia loca.

-          Siiii…aaaah….siiiii….no pares Kate…no pares.

-          No lo hare, hasta que te corras.

-          Mmmmmm….que rico….mmmmm

Mis fluidos rodaban por mis glúteos, sentir sus dedos entrar y salir, su palma rosar mi clítoris, que estaba ardiendo eh hinchado, su lengua que lamia mis pezones duros y erectos, era una conjunción de sentidos y placer indescriptible.

Subió y apoyo su cuerpo en mi, sentí su peso y  me encanto la abrace y nos besamos, su lengua jugaba con la mía y comenzó a imitar el movimiento de sus dedos en mi boca.

-          Quiero que te corras Juliet.

-          Kate….¡Dios!....mmmmm….aaaahh…mmmmm

-          No parare hasta que te corras

-          Mmmmm…..siiii…mmmmm….aaaaahhh….sssiiiii

Me beso nuevamente, y sentí como una oleada de placer inundaba mi cuerpo, mis caderas se tensaron mis brazos la abrazaron mas fuerte, y el estallido fue maravilloso. Me beso lentamente, suavemente para dejarme respirar, y al abrir los ojos me miraba sonriendo.

-          ¿Estás bien? – me pregunto dulcemente.

-          Más que bien.

-          Me alegro. – y me beso tiernamente.

Saco sus dedos suavemente y  nos volvimos a besar, pero yo quería más.

Acaricie su rostro con mi mano, y lentamente desabroche los botones de su blusa, me miro y sonrió sin decir palabra alguna, me beso, acaricie sus senos y sus pezones estaban duros y erectos.

-          ¿Tienes frio? -  le pregunte sonriendo.

-          Tú qué crees – me respondió besándome.

-          Ponte de espaldas – le ordene.

Kate obedeció y la desvestí completamente, bese suavemente su espalda y pase mi lengua en dirección de su columna vertebral, sus gemidos me excitaron nuevamente, rose sus glúteos y muslos con mi lengua y sentí como se estremeció, nunca habíamos llegado tan lejos, si cruzaba la delgada línea que nos separaba no habría vuelta atrás.

Subí nuevamente besando cada rincón de su espalda, mordisqueando de vez en cuando y haciéndola estremecer al besar el lóbulo de su oreja, quería conocer sus puntos más delicados y sensibles, apoye mi cuerpo sobre ella, y deje mi peso uno momento caer en el, moví mi pelvis en sus glúteos y bese suavemente su cuello, Kate gemía silenciosamente.

-          Date la vuelta.

-          ¿Qué harás conmigo? – me pregunto

-          Llevarte al cielo – le respondí.

La bese suavemente al principio  y con mas pación después, mis manos acariciaban sus senos y baje a ellos, mi lengua los lamia y apretaba entre mis labios sus pezones duros y erectos, Kate se agito y sentía su calor bajo mi cuerpo.

-          Tu vagina está ardiendo y a punto de explotar. –le dije mientras le lamia lo senos.

-          Mmmmm.

-          ¿Quieres que pare? – le pregunte.

-          No…no pares.

-          Nunca lo hare. – le respondí con mi voz llena de placer.

Mi sangre hirvió, tenía mi muslo entre sus piernas, Kate movía sus caderas en un vaivén interminable, rosando nuestro clítoris al compas, mi vientre se movía junto al suyo, y mi vagina chorreaba fluidos en ella, era una sensación indescriptible tenerla desnuda bajo mi cuerpo.

-          Estas muy mojada, déjame secarte un poco – le dije con una mirada desafiante.

Kate me miro sin comprender, la bese y baje a sus senos engulléndolos y haciendo que arquera su espalda por el dolor al morderlos un poco, luego baje a su ombligo y abrí más sus piernas, depositando un dulce beso en su pelvis, luego otro suave en su muslo derecho y otro en el izquierdo, sabía lo que venía y ella lo deseaba aun más que yo.

Estaba completamente depilada y eso me encantaba, ya que podría distinguir el pliegue de sus labios, y al abrirlos con mis dedos aparecía su clítoris rosado y pulsante, ya duro como piedra.

Lo bese suavemente y Kate gimió, lo lamí lentamente y Kate gimió aun más fuerte.

-          Esto es delicioso – le dije ya fuera de mí.

-          Mmmmm….mmmmmm

Abrí mi boca y bese su vagina, Kate no se lo esperaba ya que permanecía con sus ojos cerrados, al sentir mis lamidas arqueaba la cabeza hacia atrás y levantaba un poco las caderas y su boca emitía gemidos cada vez más fuertes, sus labios se entre habrían para tomar aire ya que se desesperaba por cada lamida que le daba. Mi lengua chupaba y succionada sus fluidos y con mis manos apretaba sus glúteos para acercarla más a mí. Me concentre en lamer su clítoris abriendo sus labios para tener mayor acceso a él.

-          Aaaaah…..aaaaaah….aaaaaah…..siiiiiii…..aaaaaaah

Sus caderas se movían, en un vaivén sin fin, mis dedos decidieron penetrarla, lentamente suavemente se introdujeron dentro de ella, eran tantos los fluidos que no había problemas en entrar y salir al ritmo de sus caderas. Kate apretaba las sabanas y gemía.

-          Siiiii aaaaaah….siiiiiii…. mmmmmm.

Mi lengua se deleitaba con su clítoris y recorría sus labios vaginales, y los besaba  y los succionaba una y mil veces más.

-          Juliet me corro….  ¡me corro mi amor!...

¿Mi Amor?, esas palabras me descolocaron, y sentí como sus manos tomaban mi cabeza y la hundían aun mas en su vagina, sus piernas se arquearon y sentí como sus fluidos, mojaban mis mejillas y todo su cuerpo se estremecía con espasmos inacabables, su gemido ahogado en la habitación, se sentía cada vez más débil, y la fuerza de sus manos en mi cabeza, de apoco fue cediendo, bese suavemente su intimidad, y lamí una vez más toda su vagina, asiendo que temblara nuevamente todo su ser, subí besando cada parte de su sudado cuerpo, y contemple su rostro carmesí, producto del calor del momento, bese su frente ya que aun estaba su pecho agitado por la falta del aire, me miro y dijo.

-          Te amo, como nadie en este mundo te podrá amar, por Dios que te amo.

No supe que decir solo la bese y abrace fuertemente, sabía que tenía que partir pero no quería que se fuera, no esta vez, ya había cruzado la fina línea y sabía que ahora me quemaría en el infierno.

Desperté pensando que todo había sido un sueño, palpe la otra mitad de la cama y estaba vacía,  luego de apoco recordé que en la madrugada Kate se había ido, le pedí que se quedara, pero no me contesto, solo se vistió en silencio, le dije que la acompañaría, y me dijo que no, que se iría sola, sola a esa hora no la dejaría, así que de mala gana acepto mi compañía, en todo el trayecto no pronuncio ninguna palabra ni tampoco dejo que le rosara la mano, miraba por el vidrio del taxi en sentido contrario a mí, yo la miraba a ella y sabia que algo estaba mal.

-          Por aquí por favor – le pidió al taxista.

-          Pero Kate estamos a una cuadra de tu casa.

-          Está bien aquí gracias. – le pago al taxista la carrera y bajo sin decir palabra ni mirarme para despedirse.

-          Por favor de la vuelta y me deja donde nos recogió.

-          De acuerdo Srta.

Mire por el espejo como caminaba rumbo a su casa, ya eran cerca de las 03:30 de la madrugada, me preguntaba que le habría dicho a su esposo para llegar tan tarde.

Pasaron los días y no me contesto el teléfono ni los mensajes, cada vez que le pedía que nos juntáramos tenía una y mil escusas, de preferencia su trabajo, mucho que hacer, muchos informes que presentar, muchas reuniones que acudir, lo que había pasado entre las dos me tenia desesperada, no sabía que éramos, y ahora menos que sentía por mí, y esas palabras ya no sabía si eran para mí o no.

Un día nos juntamos a desayunar.

-          Hola Kate.

-          Hola Juliet, como has estado.

-          Bien y tu.

-          Bien también.

Era como si nada, como si nada hubiera pasado entre las dos, como lo que paso la otra noche realmente fue un sueño, su actitud me molesto.

-          Vengo del doctor, el bebe está bien, nos juntamos con Marcos para verlo.

-          Qué bueno aun no saben que es.

-          No, aun es muy pequeño pero en un par de semanas se podrá saber

-          ¿Y qué quieres?

-          Lo que sea, lo amaremos de la misma forma sea niño o niña, Marcos está tan emocionado, a veces pienso que más que yo jajajajaja, ya le ha comprado la cuna, el otro día vimos unas sillas para el auto y los Padrinos se lo pelean, aun debemos escoger quien será, pero parece que puede ser mas de dos, jajajaja, espero que si jajajajaja.

Solo sonreí, una vez más vi que sobraba en este mal trío, Kate y Marcos tendría un bebe, al cual amarían y cuidarían por el resto de sus vidas y yo, ¿qué papel jugaba en todo esto?, estaba claro que madrina no sería ya que ni me habían considerado en la lista, ni pensar ir a visitarla ya que no me llevaba bien con el marido y menos poder tener algún tipo de cercanía con la familia, no conocía a sus padres, ni hermanos, y cuando por si acaso nos topábamos con alguna de sus amistades, me presentaba como una amiga, sin nombre,  nadie sabía quién era yo. No existía. Me sentía tan ajena a su vida, tan poca cosa, pensaba que merecía un poco mas de atención un poco mas de reconocimiento, un lugar más privilegiado del que me había tocado estar, pero que mas podía pedir si al final no era más que su amiga, y quizás ella solo me amaba como eso, solo como amiga, quizás solo me necesitaba para cubrir lo que su esposo no podía satisfacer, quizás solo me quería para dar más vida a su monótono matrimonio, quizás solo me quería por el rato, quizás solo me necesitaba para aplacar su deseo sin querer reconocer realmente lo que sentía por mí.

-          Juliet ¿pasa algo?, he estado hablando y hablando y veo que estas metida en tus pensamientos, has oído algo de lo que te he contado. – me reprocho un tanto molesta.

-          Vámonos. – Le dije mirándola a los ojos.

-          ¿Qué?

-          Vamos lejos, solas tú y yo.

-          Que estás diciendo. – mi actitud la descoloco y me miro sorprendida.

-          Eso, que nos vallamos lejos, lejos de este lugar y empecemos una vida juntas.

-          Pero…pero ¡te volviste loca!

-          Sí, estoy loca de amor por ti Kate y eso lo sabes desde el primer día en que nos vimos en el carro del metro. – tome su mano apoyada en la mesa del restorán y la retuve entre las mías.

-          Pero Juliet. – susurro.

-          Pero nada, ya no aguanto todo esto, no soporto tenerte y luego dejarte partir, no puedo aguantar más eso, eres la persona con la cual pienso antes de dormir, y la primera imagen que tengo en mi mente al despertar, ver mi cama vacía me está matando por dentro, te necesito pero no solo una vez al mes o un par de minutos en la semana, no me basta con almorzar o ir al cine contigo, no me llena tenerte solo un par de horas, ¡TE AMO!, te necesito y quiero pasar el resto de mi visa a tu lado y sé que tu también lo deseas, no puedo soportar tenerte, hacerte feliz y luego tener que dejar que te vayas con otro y hacer como si nada, como que todo está bien y que debe ser así, ya no puedo seguir así,  no puedo, no quiero seguir a la sombra de otro amor, dime que no tendré que verte otra vez a escondidas, y que no te irás al amanecer, ármate de valor y dile de una vez que tu a mi me quieres, que ahora soy yo la que te hace feliz.

Kate retiro su mano de la mía violetamente, se levanto y miro a su alrededor, con los ojos llenos de lagrimas intento decirme algo pero sus palabras no salieron de su boca, luego apretó los puños dio media vuelta y se fue. Y fue allí que comprendí todo.

Me quede sola mirando mis manos, las lagrimas asomaron  y rodaron por mis mejillas, lo hice mal, lo hice todo mal, y ya no había vuelta atrás, Kate jamás aceptaría tenerme a su lado, jamás podría ser la mujer de mi vida, y mi destino no era estar junto a ella, nadie me conocía por que ella no quería que nadie supiera lo que yo era, Kate no tenía la valentía necesaria para enfrentar a su familia, amigos y trabajo, a la sociedad y decir lo que realmente sentía por una mujer, Kate tenía muchas reuniones sociales con sus amigos, y compañeros de oficina, pero jamás podría ir a las fiestas tomada de la mano de otra chica, su marido la acompañaba siempre, para ella era lo correcto, así tenía que ser, no tendría la valentía de presentarse conmigo de esa forma, no aceptaría nunca que la familia fuera de dos madres, ya que lo normal es un hombre y una mujer, podía concebirlo en otras parejas, en otras personas incluso conocidos, pero nunca en ella misma, sabía que es duro y difícil amar a otra mujer y no estaba preparada para llevar tanto peso en cima, simplemente no podía, aun que lo deseara, aunque se le notara en la mirada cuando nos encontrábamos, Kate no tenía el valor suficiente para afrontarlo y reconocer lo que realmente sentía por mí, yo sabía que me amaba, pero también sabía que ese amor lo mantendría oculto sin dejarlo salir para que nadie lo supiera. Lo podía disimular con amor de amiga, con que solo es un cariño para una persona especial, pero cuando estábamos solas, cuando podía dejar libre sus deseos, y dejar escapar ese sentimiento, sabía que ese amor iba mucho mas allá, Kate se daba cuenta y cuando veía lo que estaba pasando en ella, se sentía culpable y prefería evitarme, hasta que ya no podía no estar conmigo y volvíamos a vernos y volvía a sentir por mi ese deseo oculto y volvía a ser libre por unos minutos entregándome ese amor que solo yo podía sentir.

Camine sin rumbo, viendo a la gente, suspirando por cada pareja que se veía caminar feliz tomados de la mano o abrazados, pensando en el por qué ese simple gesto de afecto es tan mal visto cuando se trata de dos hombre o dos mujeres, porque “ellos” tiene el derecho a besarse en público y “nosotros” solo dentro de 4 paredes, había tanta gente y yo me sentía tan sola, no era justo, no era algo que yo hubiese querido o elegido simplemente yo era así y no tenía la culpa de serlo, yo no lo escogí, así como no escogí enamorarme de Kate, sabía que todo podía terminar mal, pero no pensé que iba a ser tan doloroso, quizás si ella no me hubiera demostrado su amor, si no me hubiera besado, si no me hubiera acariciado de esa forma, las cosas hubieran sido diferentes, me amaba pero no podía estar conmigo por temor al qué dirán, tenía una familia y lucharía por ella, sin importar lo que sintiera su corazón, y me dejaría ir así sin más, porque para ella era lo correcto. Yo no la buscaría mas, para que, para vivir otra vez lo mismo, para amarla y entregarme a ella en cuerpo y alma por un par de horas y luego dejar que viva su vida feliz en los brazos de su marido, para añorarla en Navidad o Año Nuevo y solo conformarme con una llamada o mensaje de texto, sabiendo que ella estaría dichosa compartiendo con su marido e hijos, mientras yo estaría sola pensando en ella, para no poder estar en vacaciones con ella  ya que las pasaría con su familia, y así cada evento cotidiano, cada fiesta normal, cada momento de mi vida,  no, no quería su compañía un par de horas no quería conformarme con una llamada o una visita de 5 minutos, ella podía hacerlo por que tenia donde llegar y sabia que si no estaba conmigo, su marido podría suplir el amor que yo no le daba, ella tenía a quien abrazar de noche, ella tenía una nueva vida en su vientre, ella tenía un futuro, yo no tenía nada de eso, ni siquiera la tenía a ella.


El tiempo paso, los días se convirtieron en meses y los meses en años, un día de verano de un mes cualquiera, una tarde calurosa y en la hora indicada, nuevamente todo volvió a cambiar.

“(La ducha estaba exquisita, sentía como corría el agua tibia por mi piel, golpeando mi cuerpo desnudo, la espuma se deslizaba también, de pronto sentí sus manos en mi espalda, masajeándola, una sonrisa ilumino mi rostro, - Qué bueno que te decidiste a entran en la ducha  conmigo. - Me voltee para besarla, mi cuerpo se pego al de ella, y sentí sus pezones erectos, no aguante el deseo de besarlos y baje a su encuentro, los lamí y mordisquee, asiendo que gimiera, eso me encantaba sentir su vientre agitado y sus gemidos tímidos salir de su boca, le enjabone la espalda y se dejo hacer, luego se voltio y me beso apasionadamente bajando su mano por mi vientre hasta mi intimidad, húmeda tanto por el agua que corría como por los fluidos que salían, introdujo un dedo y luego otro. - Mmmmm que rico. – gemí. Me chupaba los senos mientras metía y sacaba sus dedos dentro de mí, era una sensación exquisita, sentirla dentro de mío. - Sigue así no pares, no pares, más rápido, que me corro, siii siii siiiiiiii. - Me abrazo y contuvo mientras mi orgasmo abandonaba mi cuerpo.  - ¿Estás bien? – pregunto dulcemente. - Si. Me encanta que me penetres así. - Baje por su vientre mojado por el agua que brotaba de la ducha, su intimidad estaba caliente y palpitante. - Me encanta que te depiles así. -  Lo hago por que a ti te gusta. - ¿Te depilas para mí? - Así es.-  Bese su intimidad y sabia delicioso, abrí sus labios para dejar al descubierto su clítoris y poder lamerlo en plenitud, pose mis manos en sus glúteos para atraerla más a mi boca y ella gimió de placer, lo desea, yo sabía que si.”)

-          Señoras y Señores, estamos pronto a aterrizar, favor colocar los asientos en forma vertical e introducir y sujetar las bandejas de comida, el clima es agradable 25 grados, está despejado y son las 12.45 hrs.

-          ¿Todo en orden?, te dormiste un buen rato. – Pregunto Dianna dulcemente.

-          Si, estaremos pronto de vuelta en casa. – Le respondí, quitándome de la mente aquel recuerdo.

-          Así es.

-          Gracias por todo, no sé que hubiese hecho sin ti. – Le dije tomándole la mano.

-          No es nada cariño, sabes que tu trabajo es muy importante para mí, como tu agente de ventas debo velar por ti y tus obras se han vendido muy bien.

-          Gracias, eres la mejor agente.

-          Pues tus comisiones me dejan muy feliz te diré. – Respondió Dianna en un tono sugerente.

-          Jajajaja, así veo, pero en serio muchas gracias por todo, sé que no es fácil organizar tanto eventos y contactar clientes y todo eso.

-          No te preocupes es mi trabajo. Además disfrute mucho de tu compañía. – Expreso acariciando suavemente mi mejilla.

-          ¿Sabes si Jaime mando la encomienda que le pedí? – Le pregunte

-          Si, apenas se lo solicitaste lo hizo.

-          Bien, será mejor así.

-          ¿Lo crees? -  Pregunto con un tono de preocupación.

-          Si, no quiero volver y empezar todo de nuevo.

-          Tranquila, ya ha pasado mucha agua por el puente, todo estará bien.


Al día siguiente, en una linda mañana un pequeño niño de unos 3 años corría por las escaleras, bajando cuidadosamente y preguntando sin parar.

-          Mamá, ¿quenes?

-          Ya voy cariño. – le indico con una dulce voz su madre.

La madre atendió al encargado quien le entrego un paquete, luego de firmar el documento de recepción se retiro rápidamente.

-          ¡Degalo mama, degalo! – gritaba entusiasmado el pequeño al rededor de su madre

-          Veamos qué es esto.

La madre desenvolvió una encomienda que llego a su nombre pero sin remitente, cuando saco una especie de cuadro enmarcado su sorpresa fue impactante, tomo el retrato con ambas manos, su corazón empezó a latir apresuradamente y sus ojos se humedecieron en el acto, el pequeño gritaba alegremente.

-          Mama ¡Tú!...mamá ¡tú! ¡tú! – apuntaba el niño el cuadro y a la vez a su madre.

…“Kate salió muy temprano a la mañana siguiente, quería disculparse con Juliet por el mal rato que paso por culpa de Marcos, llego a la galería y la puerta estaba entre abierta como no había nadie entro, miro la sala y estaba completamente vacía, ya todos se habían ido y estaban terminando de ordenar, se dirigió al centro y admiro una vez más el cuadro que pinto con su imagen, en la noche estaba iluminado con una luz especialmente colocada para resaltar la pintura, a los costados dos lienzos de color rojo para darle un mayor realce.

-          Kate, que sorpresa verte acá. – expreso Juliet saliendo de unas de las salas de la amplia galería.

Kate voltio en dirección de la voz que la hizo esbozar una gran sonrisa y sin pensarlo se abalanzo a sus brazos para darle un fuerte abrazo.

-          Vine a disculparme por lo que paso anoche. – Dijo Kate a centímetros del rostro de Juliet.

-          Tranquila, está bien.

-          Es que no está bien, no sé porque reacciono así, la estábamos pasando muy bien anoche.

-          Así es. – Dijo Juliet que había mantenido sus manos en su cintura.

-          Y que harás con el cuadro, ¿ya le encontraste comprador? – Dijo Kate separándose un poco para indicar aquel bello retrato.

-          No, ese cuadro no lo vendo. – Respondió seria Juliet.

-          ¿No?, y ¿porque lo pusiste en la exposición?

-          Para que lo admiren y vean lo bella que eres -  El rubor inundo las mejillas de Kate.

-          Y ¿si lo deseo comprar?

-          Mmmmm, no sé, quizás si algún día dejara de sentir lo que siento por ese cuadro te lo regalaría”…

Kate recordó aquella mañana de primavera y dijo a su pequeño hijo.

-          Julio mi amor, trae tu mochila que vamos a salir.

-          ¿Run Run mamá? – Respondió el pequeño tranquilamente.

-          Si, vamos en el auto espera en el, voy en seguida.

-          Run Run ¡hehehehe! ¿Dónde vamos mamá?

-          A buscar a alguien muy especial para mí…. al fin has vuelto Juliet. – susurro, dejo el cuadro apoyado en la pared y lo miro nuevamente, sus  manos empezaron a temblar y se las llevo al pecho, una sensación recorrió su cuerpo, y un nudo se apodero de su garganta,  toco su anillo de matrimonio, lo saco de su dedo y unos segundos después lo volvió a poner, había esperado mucho tiempo alguna señal, y ahora sabia que nuevamente ella estaba cerca, tal como sintió su mirada aquel día en el metro, aquella sensación indescriptible que recorrió su ser la volvió a sentir, su corazón se volvió a acelerar, una oleada de sentimientos la envolvieron, y una tormenta de emociones y recuerdos la rodeo, fue a la mesita de centro y tomo las llaves del auto, miro una vez más el cuadro,  camino por el pasillo y cerró la puerta tras de sí.

“Un hombre puede hacer lo que quiere, pero no puede tener lo que quiere“.

FIN.