Mi destino no eres tu parte 1

Hay algo en ella que me da la vida, Que no he descubierto Pero me da igual Hay algo en ella que la hace distinta Y que la prefiera entre las demás. No se ni de donde viene Ni se para donde va Se que cuando no está cerca mío Todas las cosas van mal.

Creo que fue un día de Agosto cuando la conocí, iba en el metro, necesitaba comprar algunos materiales para mi trabajo, como cada día estaba repleto de gente,  no tenía más nada que hacer así que trate de observar a las personas que allí estaban, mis ojos  iban de una en otra hasta que me fije en una en especial, una chica alta, de contextura delgada, pelo lizo no muy largo ni muy corto, hasta los hombros, tez blanca  y con una sonrisa que me cautivo y embrujo y hasta el día de hoy no he podido arrancarla de mi corazón, he aquí mi historia.

La chica conversaba con un chico, no entrare a detallarlo pues poco me interesa, pero por los gestos y arrumacos se podría decir que era su pareja, a pesar de que estaba lleno de gente mayormente no le importaba lo que pensaran o dijeran, la tenía fuertemente apretada a su cuerpo y la chica entre risas le decía algo al oído, él la besó y luego le besó el cuello, ella se reía y note que trataba de alejarlo un poco, pero él no se dio por aludido, si no que al contrario la atrajo más hacia él, note como su mano descendía, mi posición no me dejaba ver más allá de su cintura hacia arriba, pero por el cambio en el rostro de la chica deduje que su mano había bajado más de la cuenta, mis ojos no la perdían de vista aun cuando subiera o bajara la gente del carro, de pronto ella me miró, nuestros ojos se toparon por primera vez y sin siquiera dudarlo mantuve la mirada, lo mejor de todo fue que me sonrió, quizás porque yo le sonreí primero y ella como toda una dama me respondió el gesto, luego de ese segundo fugas volvió a su pareja esta vez para deshacerse de él, en el sentido que se libero de sus brazos y arreglo su pelo, él algo le dijo, y ella respondió, (me hubiera gustado saber leer los labios, sería de mucha utilidad), él se despidió nuevamente besándola y se bajo en la estación que venía, la chica volvió a mirar en mi dirección y nuestras miradas se toparon otra vez, hasta que el ingreso de más gente al vagón me hizo perderla por unos minutos, me acomodé para buscarla y la encontré hablando por celular, sin ni siquiera pensarlo, en la próxima estación y con el nuevo recambio de pasajeros la empujaron mas al fondo a donde estaba yo, la chica se quejo de un golpe que le habían dado al empujarla con brusquedad y que mejor oportunidad para hablarle, ya que estaba  a mi lado.

-          ¿Estás bien? – pregunte.

-          Si…solo un empujón, nada que no sufra todos los días.

Con esta proximidad pude observarla más detalladamente, tenía unos bellos ojos color miel y como dije una bella sonrisa, bueno cuando uno está enamorada todo y digo “todo” lo encuentra hermoso, bello, divino, y claro, yo lo estaba pero aun no lo sabía.

-          Tu chico estaba un tanto "cariñoso" no…

-          Jajajajaja….si….se llama Marcos y es mi marido.

Me mostro su anillo, su mano estaba tibia y era muy suave y delgada, la tome con delicadeza para observar la joya depositada en su dedo.

-          Muy lindo, felicitaciones, y ¿Cuánto llevas de casada?

-          Un par de meses.

-          Ah….con razón…

-          Jajajaja.

-          Jajajaja.

Nueva estación y nuevo recambio de pasajeros, esta vez fue mayor el número de gente que entro y a ambas nos empujaron casi al fondo del carro, lo único que me detuvo fue un hombre que estaba a mis espaldas, ella unos centímetros más alta que yo, quedo de frente y bastante cerca, le dije que mejor me diera la espalda que así estaría más cómoda, dentro de lo que se podía en ese atestado metro, y como pudo lo hizo. A los pocos segundos el hombre de mi espalda comenzó con el típico puntéo lo que me incomodo más de la cuenta, sin poder moverme y menos aun girar intente correrme sin poder lograrlo, la chica notó mi malestar y volteo su cabeza para preguntarme qué pasaba, la mire y le hice el ademan del tipo que estaba a mis espaldas, lo miro y me sonrió, es guapo pronuncio en voz baja, yo más seria aun, le dije “pero a mí no me gustan”, su sonrisa se borro de inmediato de su rostro, el tren freno sorpresivamente y solo atine a cogerla por la cintura y atraerla a mí y claro yo quede literalmente incrustada en el tipo y lo peor fue sentir su pene en mi trasero.

-          ¡Maldición!.

-          ¿Estás bien?  -  Pregunto la chica volteando la cabeza.

-          No.

Y trate de alejarme del tipo que se notaba disfrutaba de aquel pequeño accidente, ella noto mi desesperación y se volteó rápidamente tomándome por la cintura, quedando nuestros cuerpos completamente pegados y acariciando mi rostro dijo.

-          ¿Qué pasa amor?

-          …..

Su reacción me tomo por sorpresa, la mire con un signo de interrogación del porte de un buque, abrí mi boca para responder pero no me salió palabra alguna, ella miro al tipo detrás de mí y le dijo “algún problema con mi chica”, el hombre completamente cohibido movió la cabeza en negación, el tren se puso nuevamente en marcha y sus ojos se toparon con los míos, nuestras miradas se fundieron así como nuestros cuerpos que estaban muy pegados, sentía su pecho respirar y sus senos aplastados a los míos, mis manos no sé en qué momento se había posado en su cintura, al parecer después del frenazo no se apartaron de ese lugar, bajo sus labios a mi oído.

-          Kate.

-          Ju… (carraspee) Juliet – respondí en un susurro.

El tipo ahora se incomodo  y pidió permiso para abandonar su lugar, se lo concedimos y mi espalda choco con la pared del tren, la chica de nombre Kate  mantuvo su posición me miro y sonrió, y desde ese momento se adueño de mi corazón.

-          ¿Mejor?

-          Si…(suspire aliviada) - gracias – baje mis manos de su cintura y se aparto unos centímetros.

-          Qué bueno…hubiera reaccionado antes, pero no sabía.

-          No te preocupes, no es la primera vez que pasa, en estos metros atestados de gente, pero en fin, ya paso y ¿Dónde bajas?

-          Casi al término de la línea, ¿tú?

-          También - y le sonreí y ella me devolvió esa bella sonrisa, que me cautivo por completo.

Al llegar a nuestro destino le solicite su número de celular, quería retribuirle el haberme socorrido de aquella forma, invitándola a comer, o algo así, no tuvo reparos y me lo entrego gustosa, yo le di el mío y quedamos en contactarnos algún día no muy lejano.

Es extraño como en tan pocos minutos una persona que es completamente desconocida puede calar tan hondo en tu corazón y desarticular cada célula de tu ser, es muy maravilloso, me coloque los audífonos y proseguí mi camino.

…”Ahora te estoy conociendo pequeño rincón de sorpresas, ahora ya voy comprendiendo porque pienso en ti, te quiero porque eres así y no te pareces a nadie porque eres capaz de hacerme olvidar aquellos amores de antes”…

Mi vida siguió normal, hasta que me llamó.

-          Hola Juliet como estas.

-          Hola Kate que gusto escucharte.

-          Bueno tuve que llamar ya que no lo hiciste nunca.

-          Lo lamento he estado bastante ocupada, una nueva exposición se acerca y con los preparativos me han tenido a full.

-          ¿Exposición?

-          Si.

-          Exposición de que.

-          Mmmmm….preferiría mostrarte, nos podríamos juntar un día ¿te parece?

-          ¡Claro!, dime cuando y donde.

-          ¿Mañana como ha esta misma hora?

-          ¡Perfecto!

-          Dame tu dirección para pasar por ti

-          Ok.

Coordinamos el encuentro y al otro día al salir de su trabajo pase por ella, y nos dirigimos a mi apartamento, nuevamente tomamos metro yo que trato en lo posible de evitarlos, pero con ella… con ella era todo…. Todo era diferente.

Al llegar el conserje me saludo muy afablemente y entrego un paquete de la correspondencia, tomamos el ascensor, piso 1220 y entramos.

-          ¡Wou! Que apartamento tan grande tienes.

-          Gracias.

-          Y ¿vives sola aquí?

-          Pues sí, cuando necesito olvidarme del mundo y de todo lo que lo rodea vengo para acá, es mi refugio y puedo estar tranquila, Jack el conserje me conoce hace tiempo.

-          Comprendo, ¿y tus padres?

-          Ellos están bien, viven  al otro extremo de la ciudad, los visito a menudo, papa viaja más que mama, pero son muy unidos.

-          Ok.

Noté como los ojos de Kate…bellos ojos….recorrían el apartamento, caminó por la estancia principal para luego pasar por mi habitación, cocina y llegar a la sala de trabajo, allí se detuvo en seco y contempló con asombro las pinturas y cuadros que estaban listos, los lienzos algunos aun sin terminar reposaban  en sus trípodes y butacas, los pinceles y pinturas por doquier, con las paletas mescladas de colores unos vivos y otros no tanto, la luz que entraba por la ventana principal, hacia que los colores resaltaran aun mas, como si quisieran salir huyendo del cuadro donde los tenia prisioneros, posó sus manos en los que estaban más cerca y acarició  con una delicadeza única las pinturas, pasando tímidamente las yemas de los dedos por las finas pinceladas de los lienzos.

-          ¿Te gustan?

-          Son… son preciosos, ¡maravillosos!

-          Gracias….viniendo de ti…es un gran cumplido.

-          Es enserio, pintas espectacularmente bien.

-          Jajajajaja…..gracias….gracias…

-          Y ese ¿aún no lo terminas?

-          ¿Qué? …no…ese aun no está ter…

No alcance a concluir la frase ni tampoco pude  impedir que descubriera un cuadro tapado que tenía, por lo que quede a su lado admirándolo. Su rostro que ya era de sorpresa,  no sabría como describirlo cuando descubrió la pintura, sus labios se entreabrieron, sus ojos aun más y su rostro pálido pasó a un color carmesí distribuido en sus pómulos que hacía ver sus dos mejillas ruborizadas.

-          Soy….soy… ¡soy yo!

-          Si…eres tú – respondí en un susurro.

Era obvio que no podía mentir y engañarla con alguna invención de mi imaginación, además que era demasiado obvio que era ella, la había dibujado sin ni siquiera pensarlo dos veces, los trazos salieron sin dificultad, tenía su rostro en mi mente, era como estar viéndola sentada en mi butaca posando para mi, con esa sonrisa que me deslumbraba con esa mirada que me consumía el corazón, no podía sacarla de mi mente y si no la pintaba, si no la estampaba en mi lienzo, me volvería loca.

Me miro,  y su reacción nuevamente me dejo paralizada, me abrazo, sentí su cuerpo contra el mío, sus brazos alrededor de mi espalda, su cabeza apoyada en mi hombro, su vientre descansando en el mío, mis manos sin esperar reacción de mi cabeza cubrieron su cintura y la apretaron como queriendo impedir que se alejara.

-          Debo entender que te gusto.

-          Es hermoso.

-          Qué bueno que te gusto.

Saco su cabeza de mi hombro y nuestras miradas se toparon, sentía su aliento en mis labios, sentía su corazón palpitando en mi pecho, era una sensación tan extraña tan dulcemente dolorosa. Su celular tintineo, creo que fueron dos timbradas antes que cayéramos en la cuenta que estaba sonando, mis manos abandonaron su cintura y ella se alejo de mí, y el frio cubrió mi cuerpo. Era Marcos su marido, ella le decía amor, yo me preguntaba si Marcos sabia la mujer que tenía al lado, si su mente podía comprender con que mujer  se había casado, si entendía lo que era ver esa sonrisa reflejada en su rostro y lo que trasmitía  en su corazón, y si podía percibir lo que provocaba en el alma el más mínimo contacto con su piel.

-          ¿Todo bien?

-          Sí, bueno, ya me tengo que ir.

-          ¿Tan pronto?

-          Si, quedamos en que hoy irán unos amigos a las casa y Marcos no se maneja muy bien en la recepción y ya está desesperado por que llegue a casa pronto.

-          Comprendo, podríamos organizar otro día, y tomamos onces juntas.

-          ¡Me encantaría!

-          Espérame unos segundos.

-          Ok.

Partí raudamente a mi habitación, luego salí de ella y me dirigí a la estancia, buscando en los cajones.

-          ¿Que se te perdió?

-          Una invitación.

-          A qué.

-          A mi exposición, quiero que vallas.

-          ¡Enserio!

-          Claro que sí, me encantaría verte allá,  se que la deje por acá, solo hace unos segundos la vi. Es en un par de semanas, para que puedas organizarte.

La encontré y se la entregue, nuestras manos se volvieron a rozar, y nuevamente esa sensación se apodero de mi alma, esa sensación que me electrizaba la espina dorsal, esa sensación que solo con rosar su piel hacia que me descolocara completamente y mis hormonas se revolvieran por doquier.

-          Entonces allá estaré.

-          Gracias.

La acompañe hasta el metro que quedaba a un par de cuadras de mi departamento un fuerte abrazo y nos despedimos.

En la semana la llamé y me llamó, conversamos de esto y lo otro y me preguntó que por qué no tomaba el metro, me reí de buena gana y le confesé que no soy muy adicta a que me toquen, salvo excepciones dije en un tono coqueto, y ahora ella se rió, o sus labios, o sus ojos, o su pelo, o su cara, todo lo de ella por mas mínimo que fuera me hacía vibrar, si esto no era amor, sería un embrujo, pero estaba completamente loca por ella.

Llego el día de la exposición, mis padres muy elegantemente vestidos recibían a los invitados, el champagne se deslizaba entre la gente llevado por garzones que iban y venían, así como la comida dispuesta en mesas estratégicamente posicionadas en la galería, mi atuendo también elegante para la ocasión, me hacía más visible a la vista de las personas que en ese instante se encontraban admirando y degustando las pinturas, de pronto mi madre se acerca y me dice que hay un problema en la entrada y que una pareja pregunta por mí, la acompaño y cuál no sería mi sorpresa al ver a Kate y Marcos en el umbral, ella tenía un vestido largo de color rojo, que con su tez pálida la hacía resaltar bellamente del resto, con un largo que tapaba sus zapatos, al ser alta y delgada se veía muy hermosa y esbelta su cuello descubierto lucia una cadena de oro, su pelo estaba cortado de una manera diferente y que no se por qué razón, me hizo amarla aun más, si es que se podía más, me miro y creo que admiró, note sus mejillas ruborizadas, ¿sería por mi atuendo?, yo mayormente no huso vestidos, por lo que mis pantalones eran de tela negra, mi camisa blanca, y la chaqueta que combinaba con mis pantalones y una especia de rosita que mi madre había arreglado en el cuello de la camisa, si elegante y distinguida me veía.

….”Yo te poseo sin tocar nada, y sin hablar te anuncio, voy a desnudarte, voy a estrecharte contra la pared, oleré tu cuerpo, mojare tu pelo, con suavidad”….

Sentí un leve toque en mi hombro que me hizo salir de mi ensueño y los ojos de mi madre se posaron en mí, la mire y luego mire rápidamente a Kate y descendí los escalones que nos separaban.

-          Qué bueno que has venido Kate.

-          No faltaría para nada. – nuestras miradas nuevamente se fundieron.

Un silencio un tanto embarazoso se produjo por unos segundos, el cual fue roto por el carraspeo de Marcos su marido.

-          Te presento a Marcos mi marido.

-          Hola Marcos.

-          Hola.

La mirada de Marcos no era muy agradable, quizás me vio como observaba a su mujer y como la devoraba con mis ojos, o bien estaba ofendido ya que solo le había entregado una invitación a Kate, pero juro que no me percate de tan grave error. Solucionado el entuerto ambos entraron a mi exposición

-          Juliet.

-          Si mamá.

-          ¿Quién es ella?

-          Es Kate…. una amiga.

-          Solo… ¿una amiga?

-          Aun que quisiera que fuera algo más no puede ser.

-          Juliet.

-          Lo sé mamá…lo sé.

Las madres tiene un no sé qué…un no sé cuanto….todo lo saben…todo lo adivinan…. y todo lo solucionan…¿Cómo?...hay que ser madre para descubrirlo y la mía no se queda atrás, ella sabe desde un principio lo que siento por las chicas y al igual que mi padre me han apoyado en todo, pero….¿qué madre quiere que su hijo o hija sufran?.... y la mía con tan solo ver esa escena predijo mi futuro, guardo silencio, quizás porque debía seguir mi propio camino, y madurar con lo que estaba preparado en mi destino.

-          Estás  preciosa. - Dijo Kate cuando me acerque a ella.

-          Gracias…tú también – le dije aprovechando que Marcos había ido en busca de  champagne.

-          Son simpáticos tus padres.

-          Gracias, papa se retraso un poco pero llego a tiempo, tuvo que cancelar unas reuniones de último minuto, no le perdonaría si se ausentaba de la exposición.

-          Jajajaja que mala eres.

-          Oooh ¡soy malvada! jajajaja.

-          Y ¿desde cuándo pintas? – Dijo Marcos que llegaba en ese instante.

-          Pues desde los 12 años que hago dibujos, ya ahora mayor me he perfeccionado en lo que me gusta, muchos de mis cuadros reflejan mis sentimientos y emociones, es allí donde radica lo hermoso de ellos.

-          Mmmmm.

-          Amor ¿no te gustan?

-          No… no es eso.

-          Si me disculpan los debo dejar unos momentos.

-          ¿Dónde vas?

-          Debo saludar a unos invitados de mis padres, ya vuelvo.

-          Ok.

Me aleje un par de metros para cumplir con los deseos de mis progenitores.

-          Al parecer tiene una familia pudiente y acomodada.

-          ¿Por qué dices eso amor?

-          Como que porqué, ¿viste su atuendo?, y el de su familia, y esta exposición, o sea, para levantar esto necesitas dinero, y este local, mucho dinero,

-          Pero amor, no creo que sea así.

-          ¿Qué tanto la conoces?

-          Lo suficiente para saber que tiene un corazón demasiado bondadoso, el resto no me importa.

-          Pero a mí sí.

-          Listo ya estoy de vuelta.

-          Tu familia es pudiente al parecer.

-          ¡Marcos!...disculpa Juliet…no tienes que responder a eso.

-          Pero Kate…- dijo Marcos sorprendido por la reacción de su esposa.

-          Juliet no… - Marcos no alcanzo a terminar ya que Kate le dio una mirada que descuartizaría a cualquiera, lo cual me produjo mucha alegría, pero obviamente trate….trate…trate…de no reflejar.

-          ¡Qué es eso! – exclamo Marcos en dirección al cuadro  de Kate, y  salió volando a verlo de más cerca.

-          ¡Lo terminaste! – exclamo Kate maravillada.

-          No podía no hacerlo.

-          Gracias, te quedo muy hermoso.

-          Nada que agradecer,  es lo mejor que he hecho en muchos años. - Le dije mirándola a los ojos, esos ojos color miel, que calaban muy hondo en mi corazón, y que ahora brillaban con un resplandor muy especial.

Marcos venia de vueltas y no con muy buena cara.

-          ¡¿Cuando lo pintaste?! – pregunto casi en un interrogatorio.

-          Hace una par de días.

-          ¿Dónde?

-          En mi apartamento.

-          ¡Y cuando me dirías que habías posado para ella! – Dijo a Kate y su tono me molesto.

-          Yo no he posado para nadie. – respondió Kate también un tanto molesta.

-          Como que no, ese cuadro es… ¡eres tú! - le recrimino apuntándolo.

-          Si es ella, pero Kate dice la verdad, no ha posado para mí - Dije en un tono tranquilo para aplacar los ánimos.

-          ¡Y como lo pintaste entonces! - Dijo casi golpeándome con la mirada.

-          Pintándolo, no necesito que posen para mí para poder pintar algo que siento. – Marcos nos observo un tanto descolocado y no creyendo mucho lo que decía.

-          Katherine ¡nos vamos!

-          ¡Que! – dijimos al unísono Kate y yo, y Marcos  comenzó a dirigirse a la salida.

-          Lo siento, no pensé que el cuadro pondría así a tu marido.

-          Está bien – los ojos de Kate estaban tristes, opacos, aquel brillo se había esfumado, no supe comprender si era porque se iba o por que Marcos había actuado así. Quede parada, sola, viendo como el amor de mi vida se alejaba, pensando en cómo me sentía cuando estaba con Kate y la terrible sensación que se apoderaba de mi corazón al verla partir, desde lejos, mi madre me observaba.

Una nueva semana paso, llame a Kate para saber de ella, en realidad necesitaba escucharla, al parecer la pelea había sido más grave y los celos de su marido la ponían muy triste, le pedí que viniera a mi departamento, que podíamos conversar un rato, dijo que trataría de hacerlo.

Un viernes me llamó, dijo que pasaría a verme, le conteste que ningún problema que la esperaba, un par de horas después llego, su sonrisa no era la de siempre y su rostro estaba un tanto opaco, sin ese brillo que la hacía resaltar, le pregunte que qué pasaba, era lo mismo de siempre, su marido molesto, que no le hablaba, que ni siquiera podía nombrarme o contarle algo de mí, porque no la escuchaba ni nada, le dije que estuviera tranquila que ya pasaría, nos habíamos sentado en un mullido sillón de la estancia, tome sus manos entre las mías y la atraje hacía mi, bese su frente y acaricie su pelo, tenía un aroma refrescante, le volví a repetir que todo estaría bien, me dijo que era rico estar así conmigo, le ofrecí algo de beber pero dijo que no, me acomode mejor y su cuerpo quedó aun mas pegado al mío, seguí acariciando su cabello, con una mano mientras que con la otra acariciaba sus manos, suavemente, delicadamente, posando mis yemas por todo el contorno de sus dedos, su cabeza reposaba en mi hombro, luego la levanto y nuestras miradas se cruzaron, por mi mente no paso nada más que besarla, no pensé que eso podría hacer que nuestra amistad se perdiera por siempre, que ella no estaba sola y que bien merecida tendría una cachetada por hacer algo así, en esos momentos la cabeza no piensa y el corazón se adueña de todo tu ser, y a todo lo que tu deseas el asiente y te respalda, deje de acariciar sus manos y tome su rostro, y cerrando mis ojos la bese, primero con la punta de mis labios, con ese temor al primer beso, con esa sensación de ¿“me rechazará”?, luego seguí más profundamente, note que su mano reposaba en mi cintura, mi cuerpo estaba expectante a cualquier movimiento que ella hiciera por más mínimo que fuera, el beso se fue intensificando y de pronto su lengua quiso  abrirse  paso entre mis labios y mi boca la recibió con ansias, deguste de su lengua,  la acaricie con la mía, la bese con mis labios, mis manos no pudieron mas resistir quedarse quietas y comenzaron a acariciar sus muslos, sus piernas estaban encogidas al igual que las mías, su mano abandono mi cintura y ambas tomaron mi cabeza, en esa posición nuestro besos fue aun más profundo, ella lo quería, ella no me rechazaba, ella lo deseaba tanto como yo, la tome por la cintura y atraje aun mas a mí, sentí un pequeño gemido que se escapo de su boca, deslice mi mano y acaricie sus nalgas y su muslo, luego subí y acaricie sus senos, como era verano, solo vestía una blusa manga corta, su brasier  y pantalones de tela, seguí acariciando sus senos hasta que sus pezones se erectaron, desabroche los botones de su blusa y la abrí, me separe de sus labios para besar su cuello, luego volví a su boca, con esos labios divinos, que hasta el día de hoy deseo besar, mi mano reposaba en su seno acariciándolo suavemente sobre su brasier, nuevamente me separe de sus labios, bese su cuello, mi mano desabrocho el brasier, lo subí y toque sus senos, fue una sensación indescriptible, tener su pezón en la palma de mi mano duro, mi boca lo beso con ternura y su cuerpo se estremeció, lo lamí, tenía unos senos exquisitos, de un tamaño pequeño, pero eran justos para mi, justos para mi mano y justos para mi boca y mi lengua, mis labios no se separaron de ellos y mi mano acaricio su muslo, con delicadeza le insinué que se recostara en el soba y yo sobre ella, subí nuevamente a sus labios que me recibieron con ansias, mi muslo se acomodo entre su entrepierna y comenzamos a movernos, suavemente al principio, mas rápido después, mis labios no querían apartarse de su boca y nuestras lenguas estaban vueltas locas, sus movimientos fueron más intensos, comencé a gemir, ya que estaba próxima al orgasmo, estaba demasiado excitada, mi ropa interior estaba muy mojada y aun que solo la hubiera besado y ella no me hubiera ni siquiera tocado los fluidos salían a borbotones, la deseaba demasiado. Llegamos al clímax al mismo tiempo, nuestros labios se rosaban para poder respirar, ya que jadeábamos, le pregunte como estaba y ella me respondió que bien, y me besó esta vez con mucha ternura, sentí en mi muslo el vibrar de su celular, me separe  para que contestara y me senté, ella se incorporo también, arreglo su brasier, y contestó, era Marcos, ella le pedía que no se enojara, que sabía que era tarde y que se le había pasado la hora, le volvió a decir que no se enojara y al parecer él le colgó, guardo su celular y me miro, se acerco a mí y me beso, cayó sobre mi cuerpo y yo abrase el de ella, nos besamos un rato mas, luego le pregunte, si tenía que irse y asintió con la cabeza, se separo de mi y paso al baño.

La acompañe al metro, no dijimos ni una palaba en todo el camino, yo al menos no sabía que decir, no sabía si lo que había pasado era real o solo un sueño, si era producto de mi gran imaginación o en realidad habíamos hecho lo que hicimos en el sillón, ¿Qué pasaría ahora?, ¿Qué pasaría después?, ¿Qué pasaría por su cabeza?, la mía estaba tan revuelta que no sabía por dónde empezar a preguntarme las cosas y poder dar una respuesta a lo que habíamos hecho, tan ensimismada iba que no me fije y cruce la calle, sentí el grito de Kate y no alcance a darme vuelta cuando sus brazos me empujaron, y el sonido del frenazo me golpeo al mismo tiempo que rodaba por la calle, gire en cuestión de segundos en sentido de donde estaba Kate y solo note como su brazo estaba tendido en el suelo, me incorpore como pude y corrí al frente del auto, allí tendida estaba ella, mi desesperación fue mayúscula, mi dolor fue gigantesco, y note como se me partía el corazón, estaba inconsciente y sangre botaba por sus narices, la gente se reunía alrededor, alguien debió llamar a la ambulancia y allí nos embarcamos, una paramédico me dijo que me revisaría, le dije que estaba bien, que solo se preocuparan de ella, dijo que estaría bien, que solo había sido un golpe, me dijo que estuviera quieta, no me había percatado tenía un corte en la frente y la sangre corría por un costado, la paramédico me limpio mientras mis ojos no se apartaban de la camilla donde estaba Kate, parecía que dormía, solo rogaba a Dios que llegáramos a la clínica lo más rápido posible.

En la sala de espera como su nombre lo dice estaba esperando, cada segundo se hacía eterno, las manecillas del reloj parecían que se hubieran detenido,  y el tic tac resonaba en la sala desocupada, en eso llego Marcos, desesperado buscando a su esposa, le habían llamado y dicho que había tenido un accidente, estaba como loco, me vio y se dirigió hasta mi.

-          ¿Qué paso?

-          Aun no me han dicho nada.

-          Pero que paso, porque Kate esta aquí.

No alcance a explicarle nada, pues llego el doctor, dijo que la paciente estaba estable y que necesitaba hablar con un familiar, Marcos se adelanto y se presentó como el marido, alejándose junto al doctor, en ese momento me di cuenta que no tenía nada que hacer allí, de Kate no era absolutamente nada, seguramente ni siquiera su amiga, me sentí tan sola, sola en esa fría sala de espera, con un dolor en el pecho y un vacio muy profundo en el alma.

Pase a la recepción a terminar con los datos de Kate, y cancelación de los gastos médicos, pues a pesar de todo el accidente había sido por mi culpa. A los pocos minutos salió Marcos me dirigí donde él para preguntarle cómo se encontraba, dijo que estaba bien, que solo fue un golpe, pero que tuvieron que operarle la rodilla.

-          ¿Y cuanto tiempo estará aquí? - Le pregunte preocupada.

-          No lo sé, quizás un par de semanas, luego la rehabilitación. - Dijo más preocupado aun.

-          Ya veo, pero no te preocupes esta clínica es muy buena y le darán la mejor atención.

-          Pediré el traslado. - Dijo mirándome a los ojos.

-          ¡Que! ¡porque! - Exclamé estupefacta.

-          No puedo cancelar los gastos de hospitalización.

-          De eso no te preocupes, los gastos están pagados, Kate so…..

-          ¡Que! Que…como que esta todo pagado.

-          Si…no tie…

-          Quien los pago.

-          Yo.

-          ¡Tú!...pero que te has creído, sabes muy bien que es mi esposa y es mi deber mantenerla, tú…¡tú no tienes nada que ver en todo esto! - Gritaba agitando los brazos.

-          Lo sé, pero no…

-          ¡Pero nada!, no permitiré que hagas algo así.

-          ¡Maldita sea Marcos!.....es la vida de Kate de la que estamos hablando, aquí será muy bien atendida y mejorará mucho más rápido que en cualquier otro lugar, no te pongas estúpido por uno cuantos pesos.- Grite, porque su actitud me saco de quicio.

-          ¡Unos cuantos pesos!....¡claro como a ti te sobra la plata!

-          A mí no me sobra nada y lo que hago no es por ti es por ¡Kate!, solo pienso en su bienestar.

-          Pues eso a ti no te compete, entiende YO SOY SU MARIDO.

-          Ok….haz lo que quieras, pero si la sacas de aquí, me deberás pagar hasta el último peso de la Operación.

Salí de allí casi corriendo, no quería que me viera llorar, tenía tanta rabia, tenía tanta pena, me sentía tan sola.

Al día siguiente pase a verla, rogué por que no estuviera Marcos y tuve suerte.

-          Hola.

-          Hola Juliet, ¡¿qué te paso?! – sus ojos se desorbitaron al ver mi parche en la frente.

-          No es nada…tranquila.

-          Como nada…ven acércate – sus manos acariciaron mi herida sobre el parche y luego mi rostro, le sonreí y me sonrió, pose mi mano en la de ella y la saque de mi rostro para retenerla entre las mías, acerque una silla y me senté de espaldas a la puerta y cerca de la camilla.

-          Todo bien, solo fue un rasguño.

-          Marcos me conto lo del pago.

-          Uuufff….valla tipo con que te casaste.

-          Es odioso pero bueno.

-          Mmmmm

-          Pero cuando se trata de dinero se vuelve muy inseguro, seguramente no estará tranquilo hasta pagarte hasta el último peso.

-          Yo no quiero que me pague nada…solo quiero que te recuperes, el dinero va y viene.

-          Gracias.

-          Hola amor como est…- Marcos ingresaba a la habitación y obviamente al verme se le acabo la alegría, Kate retiro sus manos de entre las mías, y yo me levante de la silla.

-          Bueno ya me tengo que ir, espero que sigas recuperándote Kate, nos vemos

-          Cuídate Juliet y gracias por todo.

-          Adiós Marcos.

-          Bye.

…”Amarte como te amo es complicado, pensar como te pienso es un pecado, mirar cómo te miro está prohibido, tocarte como quiero es un delito, yo solo quiero darte un beso y regalarte mis mañanas, cantar para calmar tus miedos,  quiero que no te falte nada”…..con los audífonos puestos, salí del hospital y el sol me dio de lleno en mi rostro.

Pasaron dos semanas, en que pude visitar a Kate en el hospital antes de que se fuera a casa, y allí solo la pude llamar, pues en las ocasiones en que fui, al irme era pelea segura entre Kate y Marcos no era una visita bien recibida y para evitar mayores problemas entre los dos, decidí no visitarla más, lo bueno que se recupero rápidamente y pronto volvió al trabajo y a su vida rutinaria, nosotros seguimos saliendo, cine, alguna comida después de su trabajo, de shopping, lo que fuera con tal de estar juntas, se que en muchas ocasiones le mentía a su marido para estar conmigo, y así evitar peleas, de noche nos despedíamos con mensajes de texto y algún beso loco por allí, cuando salíamos tratábamos de rosarnos, de sentirnos, de acercarnos lo más posible.

Debido a su trabajo tenía que visitar algunos clientes que estaba en otras ciudades por lo que tenía que ausentarse de casa por algunas semanas.

-          Y ¿cuándo te vas? – le pregunte mientras acariciaba su brazo, ese día habíamos quedado en juntarnos en mi departamento a tomar once, luego de aquello fuimos a mi pieza y nos tendimos en la cama mirándonos frente a frente.

-          El domingo en la tarde, así estaré el lunes temprano trabajando.

-          ¿Por cuánto tiempo?

-          Casi una semana vuelvo el viernes en la noche.

-          Igual no es mucho.

-          Si – su rostro estaba un poco triste.

-          ¿Qué pasa?

-          Marcos se pone un poco difícil cuando salgo, no le gusta mucho.

-          Pero si es parte de tu trabajo, no vas de vacaciones ni a pasarlo bien, ni nada.

-          Si pero igual, me quiere tener cerca.

-          Si pero no es tu dueño, apuesto que el sale y viaja y tú no le haces ningún problema.

-          Pues no.

-          Viste, si le gusta a él no más.

-          Si pudiéramos con solo su sueldo pagar todo no tendría que trabajar.

-          Y que, te quedarías en casa, ¿sin salir a ninguna parte?

-          Por él sí.

-          Claro…pero él si puede.

-          Ya tranquila no te exasperes.

-          Pero Kate, tú tienes una vida también, y tienes todo el derecho del mundo a disfrutarla con o sin él, y si sales mas que es por trabajo, el no debiera hacerte ningún lío. Es más debiera apoyarte y desearte lo mejor para que puedas trabajar bien y regresar pronto.

-          Lo sé, lo sé, pero que le vamos hacer.

-          Mmmmm

-          Porque no me rascas la espalda mejor.

-          Ok

Kate se volteo dándome la espalda y comencé a rascársela, me dijo que lo hiciera por debajo de la ropa, el contacto directo con su piel me hizo humedecerme de inmediato y trate de disimular lo más que pude, definitivamente esta mujer me tenia loca. Kate a veces gemía, producto de las caricias en su espalda, me decía que le encantaba que se la rascaran, lo malo que esos gemidos no me ayudaban en nada a mi estado y la excitación aumentaba, me acerque aun mas a su cuerpo, sus nalgas quedaron en mi vientre y mi muslo entre sus piernas, mis caricias ya no solo abarcaban su espalda sino que además su vientre y mi rostro se hundió en su nuca, aspirando el aroma de su pelo, ese aroma a frescura que tanto me gustaba, ya no hablamos sino solo nos movíamos lentamente, yo acariciándola y apretándola a mi cuerpo, ella moviendo sus caderas y  apretando sus nalgas mas a mi vientre, bese su cuello, y levante su polera acariciando su brasier y sus senos, deslice mi mano y acaricie su intimidad sobre sus pantalones, ella apretó mi mano y la retuvo en ese lugar, luego me dejo sacarla subí y desabroche su cinturón, baje su cierre lentamente, mi otra mano le acariciaba el seno ya por debajo de su brasier.

-          mmmmmm......mmmmmmmm

Gemía suavemente, sus caderas se movían mi pelvis apretaba sus nalgas, deslice mi mano por la abertura del pantalón y toque su intimidad mojada,

-          Aaaaah

Otro gemido se le escapo mis dedos recorrieron sin dificultad los labios vaginales, palpando por doquier, toque su clítoris el cual estaba hinchado y muy caliente, lo acaricie y comencé a frotarlo con delicadeza de arriba a abajo de un costado a otro.

-          Aaaahhh...mmmm...aaaah

La mano de Kate me acariciaba el muslo, luego mi trasero, sus brazos eran más largos que los míos y sus dedos….”¡hay Dios que dedos!”…..desabrocharon mi cinturón luego bajaron el cierre y entraron, yo estaba más que mojada y fue una delicia única sentirlos allí sin previo aviso me penetraron, sus dedos eran largos y mis caderas se movían buscándolos, ansiaban sentirlos dentro, yo hice lo propio y la penetre.

-          Oooh Juliet…mmmmmm – gimió Kate al sentir mis dedos dentro de ella.

-          Siiiiii....mmmmm

Le decía suavemente, al sentir sus dedos dentro de mí, me costaba concentrarme en ella, y saque mi dedo de su intimidad sin pensarlo, pues las sensaciones de sus caricias eran demasiado para mi cuerpo, solo quería sentirlos más y más adentro, mis caderas, se acercaban mas a ella, con un vaivén sin parar.

-          Kate....Kate...me correré.....mmmmm....mmmmm

Ella se voltio rápidamente y me besó, mi mano ya no estaba en su intimida, y mis dedos aun estaban mojados por sus fluidos, se puso sobre mí y me penetro más aún, mis caderas se arquearon por tal envestida.

-          Aaaaah...!Dios¡....siiiii...si...sigue así....Kate...no pares...sigue....sigue

Era maravilloso sentir como me penetraba con sus dedos, me besaba, sacaba sus dedos rápidamente de mi interior y los metía nuevamente con la misma rapidez, una y otra vez, una y otras vez hasta que no aguante más y la apreté contra mi cuerpo.

-          Aaaaaaaah!!!!.....Kate me ¡corro!

Apenas si respiraba y temblaba entera, me preguntó si estaba bien y recuperando la respiración le dije que sí, me sonrió, retiro sus dedos de mi intimidad con suavidad y me beso.

Nos quedamos unos minutos más y luego me dijo que tenía que irse, debía preparar las cosas para el viaje y ver la casa, asentí con la cabeza, la deje en el metro y volví a mi apartamento, cabeza gacha, casi derrotada, abrí la puerta y desde el umbral lo mire, se veía tan grande, tan sombrío, tan vacio, recorrí el pasillo lentamente, mire la cama, desordenada, recordando que solo hace unos minutos había tenido entre mis brazos a Kate, la mujer que me tenia completamente enamorada, mire mis manos, esas manos que solo unos segundos atrás, la habían acariciado, mis dedos que la habían penetrado, mis palmas que habían sentido sus pezones erectos y el calor y humedad de su intimida,  y la habían abrazado tiernamente, me senté al borde de la cama y una lágrima escapo de mis ojos luego otra y otra más, lloré, pero no sabía por qué, ¿por qué me tuve que enamorar de ella?, ¿por qué no podía ser mía?, ¿por qué me sentía tan pero tan sola?, ¿por qué me había fijado en ella?, ¿Por qué me sentía así, con este dolor en el pecho?, ¿por qué me dolía el alma y sentía un agujero profundo en él?, eran muchos los porqueses y no había ninguna respuesta a ellos, no quería esto y no quería sentirme así, tome mis cosas y salí de allí.....