Mi despertar sexual: mi padrino (2).

Aquí os cuento qué sucedió después de tener mi primer contacto sexual, ¡y con mi padrino! Instagram: xshuleilax

¡Hola a todos! Aquí os dejo la continuación de mi anterior relato. Primero que nada... ¡daros las gracias por los comentarios y correos! E intentado contestaros a todos, pero no me era posible.  Espero disfrutéis del relato.


Como ya sabéis los que habéis leído mi relato, soy una chica gorda que nunca había tenido ninguna experiencia relacionada con el sexo (más allá de masturbarme yo) cuando era adolescente, hasta que llegó mi padrino y me hizo volar. Para seros sincera, después de habérsela chupado a mi padrino y después de que él me masturbara hasta correrme, todo fue muy raro. Me vestí rápido y torpemente y salí de su casa sin despedirme casi. Por la noche no podía dormir pensando en lo que había hecho... pero también me excitaba el pensarlo al mismo tiempo. Tenía sentimientos encontrados y no sabía cómo afrontarlo. Mi padrino me llamaba y yo intentaba esquivar sus llamadas o esquivarlo a él. No me sentía cómoda porque no sabía qué decirle. Un día al llegar del instituto mi madre me dijo que mi padrino había pasado por casa y me había dejado un regalo para mí. Lo abrí y era un libro. Me acuerdo perfectamente que era un libro de Carlos Ruiz Zafón y que llevaba una especie de tarjeta dentro donde me pedía perdón. Ese día lo llamé y le di las gracias. Era la primera vez que hablaba con él después de lo que pasó entre nosotros.

No os voy a mentir: por las noches me masturbaba pensando en lo que había hecho con mi padrino y luego, me arrepentía por la mañana. Me decía a mí misma que no podía volver a hacer algo así y, nuevamente, me volvía a masturbar por la noche pensando en él. Así que me propuse volver a estar con él. Quería que cumpliera lo que me había dicho la última vez. Quería sentir su lengua en mi coño.

Quedé con él una tarde y le puse de excusa que necesitaba nuevamente su ordenador con acceso a internet. Recuerdo cómo me puse un vestido corto, las braguitas más de "adulta" que creí que tenía y me fui dispuesta a ver qué pasaba. Llegué nerviosa a su casa y al tenerlo enfrente no supe reaccionar. Entré y lo saludé tímidamente con un beso en el cachete. Me senté enfrente del ordenador y me dejó hacer mis tareas hasta que me interrumpió con un...

  • Oye Shule, tenemos que hablar...

  • ¿De qué, padrino?

  • Ya sabes de qué... de lo que pasó la última vez entre tú y yo.

  • No pasa nada, está bien.

  • No... sé que estuvo mal y quería pedirte perdón. No sé lo que me pasó. Cuando vi tus tetas y los duros que se pusieron tus pezones, me nublé.

Cada vez se acercaba más a medida que me iba pidiendo perdón.

  • Eres muy guapa. De verdad que lo siento. - me dijo mientras me acariciaba el pelo.

  • ¡Da igual! Te prometo que está todo bien.

  • ¿De verdad? ¿Me lo prometes?

  • Síii.

  • Anda... ¿me das un beso en son de paz?

Me levanté y me acerqué a él. Me puse de puntillas porque no alcanzaba y le di un beso. Lo besé en los labios. Él se apartó de mí y me dijo "¿qué haces?" Me hizo sentir pequeña. Me sentí estúpida por haberlo besado. Pensé que eso era lo que quería y me sentía muy tonta por haberlo hecho. Lloré en silencio. Mi padrino me vio y se preocupó. Me abrazó muy fuerte y me dijo que no pasaba nada, pero que no podíamos volver a hacer algo así. Lloré más fuerte. Me secó las lágrimas y me miró muy tiernamente. Entonces me dio un beso en la frente. Y luego otro en el cachete. Y luego me besó en los labios. Fue un beso muy dulce y tierno. Me seguió besando y nos besamos con lengua. Me puse nerviosa y empecé a tocarlo. Quise buscar su polla con mi mano. Me paró en seco.

  • Despacio. - me dijo.

Me volví a sentir tonta y me cogió de las manos.

  • Ven, vamos a la habitación.

Caminamos hacia la habitación  (juro que me pareció interminable el trayecto desde el salón hasta la habitación). Una vez allí mi padrino siguió besándome. Me tocaba el pelo, la espalda... bajaba hasta el culo y volvía a subir. Mientras me besaba con lengua metía sus manos por todas partes. Recuerdo que cuando las metió entre mis piernas buscando mis braguitas me estremecí y me alejé un poco. Sonríó y volvió a atraerme hacia él. Me tenía donde quería. Separé un poco mis piernas y volvió a meter su mano. Bajó mis braguitas. Yo estaba muy húmeda y a él le encataba notarlo. Me empezó a tocar suavemente, dando círculos en mi clítoris. A veces se paraba e intentaba introducir algún dedo... lo sacaba y volvía al clítoris. Yo gemía muy fuerte, quería que siguiera hasta volver a correrme.

  • Mmm, sigue padrino... sigue.

  • No cielo, te voy a desnudar y te voy a tumbar en la cama. Quiero lamerte entera.

Así fue. Mi padrino me quitó el vestido y luego, me desabrochó el sujetador. Me volvió a besar, bajaba a mi cuello y volvía a mi boca. Me recorría entera. Me tumbó despacio sobre la cama y se subió encima de mí. Me seguía besando. Algunas veces suavamente en el cuello... otras, lo hacía con ganas, besándome con lengua, buscando que jugáramos. Mientras me besaba tocaba mis pechos, jugaba con mis pezones que cada vez estaban más duros. Siguió bajando con su boca hasta llegar a mis pechos. Los besaba y lamía. Pasaba su lengua por mis pezones. Yo no paraba de gemir.

  • Uhm... sí... uuff... no pares...

  • ¿Te gusta, cielo?

  • Mmm, síii. Uuff, siigue... Dios...

Seguía chupando mis pezones, se los metía enteros en la boca y daba pequeñas mordidas suabes en mis pezones. Me volvía loca. Siguió bajando por mi cuerpo recorriendo cada parte de mí hasta llegar a mi coñito. Hasta ese momento, no había reparado en que no me había depilado. Me avergoncé y cerré un poco las piernas. Tenía algo de pelo y me daba verguenza el cómo mi padrino podía verme desde esa perspectiva. ¿Me estaría viendo la barriga? Tenía verguenza y excitación. Todo junto. Me daba besos suaves en los muslos y en mi monte de venus. Eran besos tiernos pero yo quería más. Quería que metiera su lengua en mi coñito y me hiciera estallar.

  • Pídemelo - dijo él. - Dime que quieres que te lo coma.

  • Uuff, sí... quiero que me lo comas, padrino...

  • Más fuerte, nena. Pídemelo más fuerte.

No sé cuánto grité, ni cuántas veces se lo pedí. Recuerdo cómo se lo pedía muchas veces seguido mientras él recorría todo mi coño con su lengua. Hundió su lengua en mi raja. Me dijo lo buenos que estaban mis jugos y me preguntó si quería probar. No me dio tiempo a contestarle. Subió y me besó con lengua. Tenía una sensación extraña en mi boca. Era la primera vez que probaba mis jugos. Era algo ácido pero me encantaba el sabor y me excitaba todo lo que hacía él. Volvió a bajar a mi coñito y volvió a hundir su lengua en mi raja. Movía su lengua despacio, al principio, mientras que yo pedía más. No aguanté mucho más sin correrme. Recuerdo que me intenté agarrar a la cama, me retorcía de placer y él no paraba de mover su lengua.

Me quedé exhausta en la cama. Mi padrino se tumbó a mi lado y me besó. Se acercó a mi oído y me susuró que preparía todo porque la próxima vez quería metérmela. Me dijo que quería estar dentro de mí, que sentiría más placer y que él lo haría especial.

  • ¿Quieres que tu padrino te folle?

  • Sí...

  • Será nuestro secreto.