Mi despertar sexual
En este relato narro como fueron mis primeras experiencias sexuales y como conocí a la mujer que se convertiría en la primera en tener una relación completa.
Me presentaré antes que nada, mi nombre es Alejandro y en los próximos relatos detallaré mi vida y experiencias sexuales, desde la primera vez hasta el día de hoy. Hago este trabajo como parte de una terapia psicológica de la que estoy en tratamiento, necesito expresar lo que llevo tantos años callado por miedo a no ser aceptado por la sociedad o tratado como un “enfermo”.
Los nombres de las personas y lugares que saldrán a continuación han sido cambiados para proteger su identidad, ya que como he dicho anteriormente, son personas reales.
Todo empezó en el curso académico 1997/98, por aquel entonces, yo cursaba 4º curso de Formación profesional de la rama de electrónica en un instituto de Tarragona. Era el mes de septiembre y hacia días que habíamos empezado las clases, mi vida dio un vuelco cuando vi entrar a la que sería nuestra profesora de lengua catalana, la Srta. Vilajoel.
Era de estatura media, de tez morena, delgada, pelo liso cortado por los hombros y ya denotaba un carácter serio. Yo contaba por aquel entonces 18 años y ella intuía que debería tener unos 50, a pesar de eso, me enamoré perdidamente de ella, hasta el punto que quería saberlo todo. Intenté averiguar todo de ella, de si estaba casada, con hijos… etc.
Por las noches en mi casa me masturbaba pensando en ella, llegando a imaginarme situaciones rocambolescas de sexo con ella por todo el instituto los días que tenía su asignatura. A mediados de curso sabía que estaba casada y que tenía 2 hijos 4 años más mayores que yo. Vivía en una urbanización dentro de la ciudad, de esas residenciales y se desplazaba al trabajo con un fiat uno de color blanco.
Ese trimestre suspendí su asignatura, en clase apenas prestaba atención, estaba imaginándome con ella teniendo sexo, ella se sentía cómoda hablando con compañeros que aprobaban su asignatura, así que me puse a ello y el segundo trimestre lo aprobé. Su cuando empecé a acercarme a ella, para preguntarle tonterías, pues lo único que pretendía era oler su perfume y que se fijara en mí.
Yo ya en el segundo trimestre había perdido la vergüenza y me masturbaba en los baños del instituto, después de su clase. Siempre he sido una persona tímida, con el tiempo fui perdiendo timidez y eso me ayudo en otros aspectos.
Solo quedaban 2 meses de clase, estábamos en el mes de abril y yo ya me las había ingeniado para pedirle, sobre todo los días de lluvia, si me podía bajar con ella hasta la ciudad, ella siempre dijo que sí, pero como he comentado anteriormente, tenía un carácter serio y nunca sabías cuando estaba de buen humor o no.
Llegó Junio a aprobé con un 6,25 su asignatura, me esforzaba pero me costaba, pero gracias a esa nota ayudó, tiempo más tarde a que ella y yo tuviéramos una relación extra matrimonial. A los que habían suspendido mandó un dossier para hacer en vacaciones y ella me recomendó hacerlo también, para así mejorar para el próximo curso, pues era el último de Formación profesional y no era plan repetir por una asignatura.
Ese verano lo pasé en el pueblo de mi madre, una localidad costera de la provincia de Tarragona, durante las vacaciones conocí a una chica con la que mantuve una relación temporal, pero fué3 la primera con la que practiqué sexo oral, para mí era un tema tabú, pero ella me dijo que me dejara llevar y gracias a Dios le hice caso, nos masturbábamos mutuamente en el rompeolas del puerto, en el chalet que sus padres tenían alquilado en verano, con ella es de Barcelona y se llama Marta. Al año siguiente la volví a ver pero ya vino con su pareja y desde entonces no la he visto más.
Llegó septiembre y fui a entregar el dossier de lengua catalana, paré en el bar del instituto a tomarme algo antes de ir y en el reservado para profesores estaba ella con otros 4 maestros. Al verla el corazón me dio un vuelco, iba vestida con un pantalón de pinza negros a pequeños cuadros marrones y una blusa de color hueso, su peinado liso y brillante. Me quedé embobado mirándola y vino a mi cabeza las felaciones y cunnilingus que había realizado el mes pasado con Marta, empecé a notar una erección en mi entrepierna y tuve que disimular e ir al baño, en mi imaginación me veía a la Srta. Vilajoel masturbándome en el baño de ese bar, un chorro de semen salió directo al wc, y durante unos segundos pensé en si porque no intentarlo, negué con la cabeza y dije que tontería y salí del baño. Al volver al bar ella ya no estaba y salí en dirección a donde había que entregar los dosier y a unos pasos delante mía, iba ella sola, con su maletín de cuero marrón, mocasines y su chaqueta echada por los hombros. Me fijé en su culo, no era completamente plano pero casi. Como me gustaba, toda ella. Desde los 10 años que me han atraído siempre las mujeres más maduras que yo, siempre he estado rodeado de mujeres amigas de mi madre y la mayoría de veces me llevaba mejor con ellas que con sus hijas.
Me esperé en la sala donde se tenían que entregar los trabajos, la Srta. Merche, ese era su nombre, aún no había llegado, se encontraba en la sala de profesores, yo estuve hablando con compañeros de clase hasta su llegaba, le entregué el trabajo y estuvimos hablando un rato sobre el verano, yo me acordaba de Marta mientras la miraba y me la imaginaba haciéndome una felación, me despedí de ella y le dije que esperaba verla como profesora este año, que era el último y que mejor que acabarlo con ella, esto le debió de hacer gracia, pues me retuvo allí unos minutos más.
Salí de la sala y me fui al bar del instituto, me tomé un zumo y una trenza de hojaldre azucarada, solo quería matar el tiempo, sin nada más. Esa hora me pasó rapidísima y antes de irme me pasé por la papelería a saludar a la estanquera, era una señora mayor y siempre era agradable con todos, nos fiaba las fotocopias muchas veces. Cuando iba a salir, Merche, que había salido del examen y venía a la papelería con un documento de secretaria y le dijo:;
- ¿aún estás aquí?
- Hola! Si, he ido al bar y he perdido el bus, ahora me tengo que esperar hora y media.
- ¿de dónde eres? Yo voy a Tarragona
- .yo también.
- Pues vamos, que llegaremos tarde los dos a comer.
Nos despedimos de la dueña de la papelería y nos dirigimos donde había aparcado ella su fiat uno de color blanco. En mi cabeza solo me imaginaba cosas que hacer con ella, pero nada de eso pasó, lo que sí ocurrió es que congeniamos, ella me dijo que la tendría como profesora ese año otra vez, yo me alegré, podría verla al menos 3 veces por semana. Estuvimos charlando durante el trayecto, siguiendo la conversación que habíamos tenido una hora y media antes en la sala. Hablamos de Marta pero yo recalqué que me gustaban más mayores, ella preguntó a que me refería y yo le dije la verdad. Se quedó un poco perpleja y me preguntó el porqué, a lo que respondí que me sentía más cómodo con mujeres maduras porque desde pequeño mi madre no me permitía que me rodeara de amigos, sino que la mayor parte del tiempo lo tenía que pasar con ella y sus amigas, a lo que me había acostumbrado a sus charlas y compañía.
Al poco rato llegamos a donde me tenía que apear de su coche, nos despedimos hasta dos semanas después. Le dije que me había alegrado de verla y gracias por haberme acercado hasta allí. Ella respondió que de nada y que este año apretara un poco, que era el último y que sería una faena repetir por una asignatura, a lo que respondí;
-Si tengo que tenerla otra vez de profesora, de acuerdo.
Se echó a reir y me dijo hasta la vista. Se fue calle arriba en dirección a su domicilio. Cogí el bus para volver a casa, y esa tardé no salí de mi cuarto, recordando cada instante de ese trayecto y en las insinuaciones que le había hecho sin inmutarme. Esto lo aprendí de Marta, quién una vez, en el rompeolas del puerto me dijo, si quieres algo pídelo, nunca te quedes con las ganas de no haber hecho algo. Esperaba que ella no se tomara aquellas insinuaciones a mal, ahora solo tenía ganas de empezar el curso 1998/99 para volver a verla en clase y admirarla de nuevo…