Mi despertar sexual 4

Los deseos se hacen realidad

Al día siguiente en clase nuestras miradas se cruzaban pero no decíamos nada, yo no sabía cómo reaccionar, hacía 24 horas que la profesora Merche me había besado en un despacho contiguo a mi clase, no sabía si eso iría a más o se quedaría en eso;  -Esto será complicado- dijo antes de besarnos. Fue una sensación extraña, una mujer madura besándome, encima era mi profesora, ha típica escena erótica la estaba viviendo yo personalmente, en ese tiempo no era consciente de la suerte que tenía, aunque la profesora para otros era una vieja, pero para mí era divina…

El viernes coincidimos a la salida del bar, ella iba con otros profesores y yo solo, se acercó a mí y me dijo;

-          ¿quieres que te lleve después Alex?

-          Ok.

Me fui directo al baño a masturbarme, ¿Qué pasaría en el trayecto hacia casa?, ¿habrían mas besos? Las dos horas anteriores a la suya fueron larguísimas… por suerte era ya la una de la tarde y estábamos todos en el pasillo, como siempre, esperando al profesor… la vi aparecer al final del pasillo, me quedaba pasmado, para mí era la mujer más guapa del mundo, intentaba disimular delante de mis compañeros, pasó por mi lado y mi corazón se aceleró… esa mujer hacia 5 días me había besado.

La clase fue larga y aburrida, yo resoplaba y ella me miraba, me sentía mal, me costaba entender su asignatura, quedaban dos semana para las vacaciones de Semana Santa, los exámenes eran a la semana siguiente… tenía claro que suspendería al menos 4 asignaturas, una de ellas la de las profesora Merche.

Terminó la clase y yo salí antes, ella se quedó mirando sorprendida, supongo que esperaba que yo me quedara en clase pero me avancé y la esperé cerca de su coche. No quería que mis compañeros me dijeran nada de si era pelota o algo parecido. Ella al verme fue hacía su coche, yo me dirigí a ella, pasé entre dos coches y me puse en la puerta del copiloto. Ella hizo un gesto para que subiera, accedí, me puse el cinturón e inició la marcha, me preguntó porqué me aburría en clase y le dije que no entendía la materia, que era complicada. Ella puso su mano sobre mi rodilla mientras conducía, cogió el desvío para mi barrio, ya en él se desvió y estacionó en un amplio parking que hay a la entrada del barrio. Quitó el contacto y desabrochó su cinturón de seguridad, puso su mano derecha en mi mejilla izquierda… nos miramos, se vino hacia mí y me besó, yo me desabroché el cinturón y la abracé.

-          He estado pensando toda la semana contigo –

-          Yo también.

Estuvimos besándonos durante cerca de 30 minutos, casi al lado de mi casa, ya no eran besos como los del lunes en el despacho, sino que ya nuestras lenguas se entrelazaban, con las manos nos hacíamos caricias cada vez más subidas de tono… yo le puse la mano en el culo, imaginando que me pegaría un bofetón, pero no, al contrario, me dijo que le gustaba que le tocase el culo. Me hizo prometerle que no diría nada a nadie, cosa que hice. Después de casi 45 minutos nos despedimos y me dijo si quería quedar el domingo por la tarde, acepté.

-          ¿A las 5 te paso a buscar aquí?

-          Ok.

Nos despedimos con un beso largo con lengua. Subí a casa con un subidón bestial, comí el plato que mí madre me había preparado y me fui a mi habitación a masturbarme… no podía ser lo que me estaba pasando…

El domingo a las 5 estaba vestido con una camisa y unos jeans, estaba esperando en el mismo sitio que nos habíamos enrolado dos días antes. Diez minutos más tarde vi su coche entrar en el amplio parking y pararse a mi lado, ella me miraba mientras entrada y me sentaba

-          Hola alex

-          Hola profesora

Nos miramos y vi que ella se inclinaba para besarme, la correspondí.

-          No me llames profesora, dime Merche solamente.

-          Vale Merche.

Nos reímos y emprendió la marcha. Me dijo donde quería ir y le dije a la cafetería donde había ido unas semanas antes.

-          Ok, pero antes tengo que pasar por un sitio

-          Perfecto.

Nos dirigimos a un supermercado que hay en las afueras y que por ser domingo estaba cerrado, entró en el recinto, se fue a un extremo, estacionó y paró el motor. Esta vez si me desabroché el cinturón pues entendía que quería hacer ella allí.

Nos besamos, primero lentamente y luego más intensamente, esta vez hubo caricias más íntimas durante los besos;

-          No sé que me has hecho

-          ¿Yo?

-          Sí, no puedo sacarte de mi mente… (beso) solo quiero estar así contigo (beso) contigo soy feliz.

Yo le acariciaba la pierna y fui subiendo hasta ponerle la mano en el pecho, ella se sentó encima de mí, cogió mis manos y las puso en sus pechos;

-          Tocámelas – decía mientras me besaba el cuello y me acariciaba la nuca.

En ese momento noté que me estaba corriendo, ella se detuvo, se pasó su media melena por detrás de su oreja y se volvió a sentar en su asiento.

-          Lo siento – dije con la voz baja al igual que la cabeza

-          No pasa nada – mientras rebuscaba en su bolso para darme un kleenex

Ella salió del coche y yo me limpié la corrida lo máximo que pude, al terminar salí del vehículo y me acerqué a ella, que estaba semi sentada en el capó del fiat uno. Me coloqué delante de ella cogiéndola por las caderas, no sé porque tenía tanta confianza con ella… supuse que ya habíamos traspasado una raya, ella puso sus manos en mi estómago.

-          Contigo me siento otra vez joven. Me haces reír.

Me agarró la cara con las dos manos y me acercó a la suya, fue un beso muy intenso y largo, yo puse mis manos en su culo y poco después ella me agarraba con sus dos manos mi culo. Nos volteamos y yo quedé apoyado en el capó, ella me besó el cuello y me acariciaba la nuca y me agarraba del pelo y el culo.

-          ¿me invitas a un capuchino?

-          Claro Merche.

Subimos al coche después de estar una hora besándonos y metiéndonos mano en el parking del supermercado. Los roces durante el trayecto fueron constantes, ya en la cafetería mantuvimos las formas, pero se notaba que ambos queríamos marcharnos de ahí cuanto antes, pues queríamos seguir con lo que dejamos en el parking. Sobre las 19:30 salimos de la cafetería y nos dirigimos otra vez a ese parking, donde estuvimos otros 50 minutos besándonos y tocándonos.

-          A la hora del recreo vente cada día al despacho del otro día y el miércoles después de clase vente al edificio de profesores, pregunta por mí en recepción.

-          Nunca hubiese imaginado esto.

-          Yo tampoco, no sé que me has hecho. Yo te veía como un alumno y de la noche a la mañana solo pienso en volver a verte.

-          Yo me masturbo pensando en Usted.

-          Y yo contigo.

Me dejó en casa a las 20:30, al día siguiente tenía que estar en el despacho donde empezó todo. ¿Cómo lo haría para que no nos vieran?  Me sentía el rey del mundo. Lo que había anhelado me estaba pasando…