Mi deseo
Un pequeño juego amoroso en la habitación, no muy pornográfico.
Estabas arropada y acostada de lado en la cama.Yo entré en la habitación, me agache y te regalé una sonrisa.Después, acaricié con suavidad tu rostro y te besé en los labios.
Te habias puesto para dormir una camiseta de algodón y unas braguitas blancas de encaje.
Me senté en una silla que habia frente a tí y me quité los zapatos, luego los calcetines. Después me puse de pie para quitarme despacio el pantalón.La camiseta me tapaba justo por depajo de las caderas, así que introduje mis manos bajo la misma y me quité el calzoncillo ante tu atenta mirada.
Después rodee la cama y me acosté detrás de tí.
Te rodeé la cintura con mi brazo y sentí tu escalofrío cuando mi cuerpo se acercó al tuyo.
Levanté tu cabello y te besé en la nuca y en el cuello, bebiendo al tiempo su sudor.
Luego mi mano quiso sentir el tacto de tus caderas, justo por debajo de tus braguitas.Quise acariciar muy lentamente tus largas piernas desnudas mientras oía tus tímidos gemidos, retiré un poco las sábanas, y te quité la camiseta con mucho cuidado. Te me ayudabas alzando los brazos.
Seguidamente te tendiste boca arriba y me sonreistes mientras mostrabas tus pechos desnudos.
Mi mano quiso acariciar tu vientre y tu cintura, para subir seguidamente y resbalar sobre el
sudor de tus axilas y sentir la suave piel de los senos.
Me quité la camiseta y después mis dos manos rodearon uno de tu senos con mucha suavidad, para después mamar del rígido pezón, mientras mi lengua saboreaba su néctar.
Mi boca quiso abarcar el otro seno y mis labios resbalaron hasta que casi el pezón tocó mi garganta, subieron lentamente hasta la punta del pezón y volvieron a bajar varias veces hasta que
empaparte totalmente.
Seguidamente, mi lengua, golosa, quiso saborear el sudor de tu cuello, y después lamer tus mejillas y tus labios abiertos que expulsaban un cálido aliento de placer.
Tenías tanto calor que retiré por completo la sábana y observé tu cuerpo solo tapado con una braga blanca casi transparente, y mojada hasta las ingles.
Tomé la braga por las caderas con ambas manos y te la quité despacio mientras me ayudabas elevando las caderas primero y después, alzando las piernas; la parte central se había pegado a tu sexo humedo y fue por ello la última parte en desprenderse.
Quise acariciar tus ardientes caderas y tus suaves nalgas mientras observabas curisa mi cuerpo desnudo.Luego mi lengua calmó el ardor de tus ingles, mientras observaba como se abria tu sexo como una hermosa flor.