Mi deliciosa estudiante de Ingeniería
Una joven estudiante y un caballero maduro deseosos de sexo y placer.
Mi deliciosa estudiante de Ingeniaría
Hola amigos, les contaré algo que aún no sucede pero que me encantaría que pasara por el deseo tan grande que le tengo a una niña linda que conocí hace más de un año, concretamente en febrero del 2005, al leer mis relatos publicados en TODORELATOS (raúl4002) y que al parecer le encantaron, esta linda personita me escribió después de leerlos esperando mi respuesta, la cual la obtuvo de inmediato, a partir de ahí comenzamos con una linda relación cibernética que pasaba de lo caliente a lo romántico o viceversa, sé de su vida y ella sabe de la mía, es del DF y tiene 21 años, aunque dice que es tímida me encanta su apertura confidencial conmigo y me ha pedido le relate como sería si algún día sostuviéramos relaciones sexuales, y como es mi deseo complacerla para ver si algún día se me hace con ella, narraré como sería nuestra primera cogida.
Conocí a una linda niña por e-mail, a ella le llamo Magui, es una chava de tez blanca y que mide 1.70 de estatura, ojos claros y grandes, cabello rizado y largo hasta la cintura, tetas medianas y un culito paradito que es mi sueño y fantasía, (descripción de ella misma), a través del Internet acordamos vernos un día sábado a las 9 de la mañana en el metro de Pantitlán de la ciudad de México, no sabía como era ella, sólo tenía la referencia por dos fotos que alguna vez me mandó y que guardo con mucho cariño, ella igual me conocía por foto, quiero decirle que soy una persona madura, complexión regular, pelo entrecano y me gusta usar barba, la cual me gustaría usarla paseándola por todo su cuerpo de mi niña linda, incluyendo sus rincones más escondidos, bueno, no se me hizo tan fácil reconocerla, ella vestía un pantalón de mezclilla muy justo y una blusa sin mangas muy primaveral, acorde al clima de verano, era más linda de en foto, tenía una sonrisa muy coqueta y encantadora, nos presentamos y nuestras miradas parecían echar lumbre por el deseo contenido, no hubo muchos preámbulos, pareciera que ya nos conocíamos desde hace mucho, hubo química de inmediato, ella estaba nerviosa al igual que yo, sin embargo sabíamos perfectamente a que íbamos, la invité a tomar un café en un Sanborns cerca de ahí para poder charlar y conocernos mejor, quise ser cortés para calmar un poco sus nervios, pero con la mirada nos decíamos lo mucho que nos deseábamos entonces no quise dar lugar para que pudiera arrepentirse y nos dirigimos a un bonito motel en Av. Zaragoza, no platicamos mucho durante el trayecto por los nervios.
Al llegar metí el auto hasta nuestra habitación asignada, el encargado nos preguntó si deseábamos con jacuzi, por supuesto que sí, le contesté, al llegar al cuarto sólo nos arrojamos el uno contra el otro, nos besamos con una pasión incontenida, ella alguna ves me había comentado como le gustaría que la amara, tenía que dejarla satisfecha y que se llevara el mejor de los recuerdos de ese día de amor, mis labios recorrían su cuello mientras mis manos estrujaban su espalda, la sentía tan mía en ese momento que mi verga empezó a crecer, ella me sentía en su vientre y se contoneaba para sentirme más, algunas mordiditas en sus labios no podían faltar, eso las caliente más, metía mis manos bajo su blusa y sentí su piel, sentí como se estremecía y su piel se erizaba con el roce de mis dedos, suaves pero firmes, pasé mis manos por sus senos, no muy grandes pero se sentían tan ricos, cálidos y suaves, retiré sus sostén después de haber arrojado su blusa por allá lejos, sus pezones ya paraditos me invitaron a morderlos suavemente, que delicia, Magui gemía al sentir mis caricias, el ritual a tan lindos senos duró más de media hora, ella estaba tan caliente que ya quería mi verga dentro suyo, la hacía sufrir pero faltaban más preliminares, mis manos desabrocharon su pantalón y se introdujeron por su vientre hasta sentir su monte de Venus, que manjar de dioses sentir su entrepierna húmeda y palpitante de deseo, fui deslizando lentamente su pantalón por sus piernas dejando al descubierto una rica tanga de algodón blanca, ya mojada por sus fluidos vaginales los cuales ya me urgían saborear, me desvestí como loco, con suavidad la recosté sobre la cama para quitarle cómodamente su pantalón, la tanga aún seguía puesta, quise admirarla primero antes de cogérmela, como quién saborea el mejor de los platillos antes de comer, me acerqué lentamente a ella y comencé un recorrido labial y lingual por toda su bella anatomía, empezando por su rostro, sus ojos, sus mejillas risueñas, sus labios, sus orejas, su cuello, comencé a descender hasta sus pechos en los cuales me entretuve otro rato más, ella jadeaba ya de ansias, proseguí con mi tarea de bajara más y más, por su obligo el cual también disfruto de mis caricias linguales, las manos de ella en mi cabeza trataban de guiarme hasta su rica femineidad, pero mañosamente para calentarla más pasé de lado hasta llegar a sus muslos, pasando por sus rodillas y llegando a sus pies, rendí honores a ellos con lamidas y mordiditas, ella no podía más, ya quería sentirme dentro pero aún no era el momento.
Le pedí se volteara boca abajo y entonces comencé el ascenso por sus piernas después de lamerle la palta de sus pies, me detuve en las corvas tras las rodilla, esa parte es muy sensitiva en la mujer, entre cosquillas y caricias y deseo, ella ya lloraba, seguí subiendo hasta sus nalgas que como ella ya me había dicho, estaban paraditas, esa era mi máxima fantasía, su culito, que rico tenerlo frente a mí, mordí ligeramente sus dos ricos montículos de carne, hice a un lado su tanguita y lentamente mis manos fueron abriéndolos hasta descubrir tan apreciado tesoro, su anito, lo admiré unos minutos pidiendo que ojala más adelante fuera mío, soy fanático del sexo anal como podrán leerlo en mis relatos.
Percibí su aroma a niña, a mujer joven, a limpio, a sexo, a deseo, no aguanté más y mi lengua atacó sin piedad, lamía lo que tanto me gustaba, ella no muy convencida trataba de resistir pero su calentura y mi delicadeza acabó por convencerla, abrió sus piernas para permitirme mejores maniobras y desde atrás pude ver su vagina, se notaba chorreante, su tanga muy empapada de sus juguitos vaginales, mi lengua recorría desde su orificio trasero hasta antes de llegar a su vagina, la que estaba destinada al final de mi paseo, se imaginas como estaba al bode de la locura mi linda Magui?
Su espalda no podía olvidarla, ahí sienten más rico, quizá menos caliente pero los escalofríos que la recorren la hacían temblar, de nuevo la puse boca arriba, había llegado la hora de hacerle los honores a lo que las damitas tienen tan rico en su entrepierna y que nos aloca a los hombres, noté su rostro, mantenía sus ojos cerrados y le escurrían lagrimas de deseo, volví a bajar por su vientre hasta colocarme entre sus muslos, los separé cariñosamente y volví a notar su tanga blanca muy mojadita por esos jugos de hembra en celo, pasé mis labios en su entrepierna derecha e izquierda, mi barba hacía lo suyo, ella sentía muy rica esa caricia, anteriormente ya había hecho el amor con su novio, a ella le encantaba el sexo oral según me dice, pero no creo que haya probado lo que en eso momento estaba viviendo mi dulce nena.
Por fin hice a un lado su tanguita y aspiré el aroma de su sexo que ya temblaba sin parar, juguitos iban y venían, comencé mordiendo suavemente sus labios mayores, los chupaba, entonces vino lo bueno, su clítoris, ese botoncito que es la parte central sexual de la mujer, mi lengua lo repasó una y mil veces, asimismo bajaba hasta su vagina y trataba de introducirse lo más posible, yo sentía como emanaban sus líquidos sexuales, tenía un dulce aroma que más me exitaba, bebí lo más que pude, ella tuvo varios orgasmos cuando con mi lengua acariciaba su botoncito mientras mis dedos de la mano derecha entraban y salían sin cesar de su cálida abertura femenina, su tanga parecía salida de la regadera, entonces fue cuando la quité y la puse en mi nariz para aspirarla y sentir ese aroma de sexo incontenido, que sabroso.
Ella mantenía el papel de sumisa el cual me encantaba, se dejaba amar, sólo escuchaba sus dulces gemidos, tímidos pero a la ves llenos de sensualidad candente, mi verga estaba ya tiesa esperando su turno, entonces me recosté encima de ella, en la posición del misionero, entre sus piernas, lentamente acerqué mi herramienta sexual hasta su gruta del amor, pasé mi glande por su clítoris y entre sus labios sin introducirme, pequeños golpecitos con la verga en ese lugar las altera, poco a poco me acerqué a su entrada demasiado lubricada y la cabecita de mi verga se empezó a deslizar muy suave en su interior, estaba muy estrecha pero tanto fluido me ayudó para llegar al final de ella, lanzó un grito cuando toqué fondo, pero fue mi mejor triunfo, sabía que la había mega excitado y esa era la culminación, inicié el vaivén profundo, mi verga sentía su interior como fuego, caliente, muy caliente y muy húmedo, señas inequívocas de su excitación lograda por mis caricias, mi triunfo.
Orgasmo tras orgasmo de mi nena, su mirada me pedía más y me agradecía tanto placer, cambiamos varias posiciones, ella encima de mía cabalgando como la mejor de las amazonas, me sentía profundo, de a perrito que a ella le llamaba la atención y me lo había dicho en alguna de sus cartas, así me sintió todavía más dentro, ella con su rostro clavado en el colchón y yo admirando sus ricas nalgas como iban y venían recibiendo a mi duro amigo, ahí fue cuando terminé saliéndome de ella y arrojando chorros de mi semen sobre su delicioso culito, mi crema blanca le escurría hasta por su sabroso anito y bajaba por sus piernas, que rico clímax verdad??
Después de esto vino la parte rica tierna y sensible, el reposo y el baño reparador en el jacuzi, una siesta en la cama abrazados y entrepiernados, que sabroso.
Continuará segunda parte