Mi Debut con Mi Tio Gerardo
Soy Nicolás tengo 24 años, esto me sucedió hace 10 años y fue mi comienzo con hombres maduros, Gracias a Mi Tio Gerardo
Mi debut con Mi Tio Gerardo
Soy Nicolás tengo 24 años, esto me sucedió hace 10 años y fue mi comienzo con hombres maduros.
Ya en esa etapa de mi vida había tenido algún que otro encuentro con amigos/as de mi edad, algunas pajas y manoseos sin penetración. Esto que voy a contar me sucedió con mi tío Gerardo, él era cuñado de mi madre, casado y con 3 hijos. En ese tiempo se dedicaba a domar caballos, profesión que lo apasionaba, tal vez por ello, su costumbre de vestir era de gaucho, creo que eso hacia aumentar mis ganas de estar con él. Gerardo de 1,70, piel muy blanca, pelo canoso, de buena musculatura debido a su oficio, llevaba muy bien sus 55 años, una hermosura de pija de 19 cm y un culo bien durito.
Yo siempre buscaba la manera de estar a su lado, acompañarlo en su trabajo, buscar la forma de tocarlo y poder aprovechar algún momento para provocarlo, quería que me hiciera suyo. Mi tío tenía una camioneta Ford cabina simple, con la cual muchas veces viajábamos con su familia, esas oportunidades yo la aprovechaba para sentarme a su lado y rozar su pierna con mi mano; la verdad que no sé qué sentía el en ese momento, si se daba cuenta que lo que yo hacía era adrede. En otras oportunidades cuando solía quedarme a dormir en su casa buscaba la manera de verlo desnudo, fue en cierta ocasión, en horas de la siesta, un día de verano, de manera impensada logre ver su cuerpo desnudo. Ese día mi calentura era tan grande que pensé en la oportunidad de acostarme con él a ver tv, recuerdo que no pude ver cuando se desvistió, aunque un rato después cuando se durmió, suavemente levante la sabana y mi sorpresa fue tan grande que me paralizo verlo totalmente desnudo; recuerdo que lo empecé acariciar con cierto nerviosismo por si se daba cuenta de mi accionar intencional y lo tomaba mal, ese momento era interrumpido permanentemente por mi tía quien entraba y salía de la habitación lo cual para mi representaba un riesgo, pero al mismo tiempo aumentaba mi adrenalina para cumplir mi objetivo. Ese día fue la gota que rebalsó mi calentura ya que necesitaba tenerlo para mí, quería que me hiciera suyo y poder tocar todo su cuerpo sin problemas ni interrupciones.
La segunda oportunidad la tuve un día que lo acompañe a llevar a sus 3 hijos a un cumpleaños, los dejamos en ese lugar y al regreso decidió pasar por una casa que tenía en construcción, llegamos hasta ese lugar entramos al terreno, estaciono su camioneta junto a la puerta de entrada de la futura casa a unos escasos metros de puerta de ingreso, descendimos de la camioneta y cuando fue a buscar la llave de dicha construcción se dio con la mala noticia que no tenía la llave, yo me lamente mucho porque vi que esa era una buena oportunidad para intentar hacer algo, cuando ya estaba desilusionado recordó que el albañil tenía otra llave y viva a unos escasos metros del lugar, me pidió que fuera y le pidiera la llave así podríamos ingresar y ver la construcción, no lo dude ni un instante y fui corriendo hasta la casa del albañil, ya de regreso con la llave busque a Gerardo en la camioneta y no estaba, en la parte trasera de la misma tampoco, voy hacia el final de la construcción y allí lo encuentro con la bragueta abierta y su gran pene afuera haciendo pis, me quede hipnotizado al ver esa hermosa imagen, cuando se dio cuenta de mi presencia me dijo que había tenido muchas ganas de orinar y que no aguanto más, me quede sin palabras y sorprendido por lo que estaba viendo, percibió en mi cara la excitación de ver esa situación, aun con su pija afuera ya habiendo terminado de orinar y sin sacarme la vista de encima comenzó a tocársela, acariciándola desde la cabeza hasta el tronco, su hermoso pene comenzó a crecer hasta que se le puso totalmente duro, cuando advirtió que estábamos afuera de la casa me pidió la llave y sin guardar su tremenda pija, caminamos hacia el ingreso, abrió la puerta y me dijo que pasara, yo estaba en otro mundo, no podía creer lo que estaba viendo lo que tanto deseaba se me estaba haciendo realidad, no caminaba flotaba, estaba tan excitado que me temblaban las piernas, apenas entramos cerró la puerta con llave, me pidió que lo siguiera por la casa, Gerardo mientras caminaba se sobaba la pija, entramos a una habitación pequeña en la que había una silla, apoyo su espalda a una de las paredes y comenzó a pajearse, sin dejar de mirarme, desabrocho su cinturón, dejo caer su pantalón y bajo su bóxer quedando medio cuerpo desnudo; yo sentado en la silla viendo ese espectáculo, comencé a tocarme la pija por encima de la ropa, la cual ya tenía dura desde un primer momento; se me acerco y me pregunto si se la quería tocar y si me gustaba, casi sin hablar le dije que sí, con su pija a escasos centímetros de mi cara me pidió que se la tocara, estire mi mano, se la agarre, observando que no cabía en la misma, era muy gorda y venosa, blanca y su cabeza rosada, tenía escasos pelos rubios que se mezclaban con algunos blancos, sus huevos eran bien redondos y de tamaño regular, era increíble, al fin tenía su preciada pija toda para mí, comencé a acariciarla con mis dos manos, recorriéndola sin dejar de tocarle un milímetro, estaba muy dura, de pronto de su cabeza apareció una gota transparente, lo mire a los ojos y si quitarle la vista acerque mi boca hasta su pija, con la lengua probé la miel que salía de su pene, me encanto tanto que abrí mi boca y como pude metí la inmensa cabeza como si fuera un chupetín, la chupaba y pasaba mi lengua por la misma, pude darme cuenta que eso lo volvió loco, me agarro de las axilas, me levanto, acerco su cara a la mía, hasta que nuestros labios se pegaron, un beso intenso, duradero y muy caliente, eso le permitió llevarme hasta un estado de excitación por el cual me entregue totalmente, con sus manos libres empezó acariciarme y sacarme la ropa; primero mi remera, luego mi short y el slip conjuntamente, él se quitó su camisa, quedando los dos completamente desnudos, nos acercamos y nos abrazamos, mientras nuestros cuerpos muy calientes se rozaban, mi mano fue directo a su pija y el con las suyas se apoderaba de mi cola, como si la masajeara con delicadeza, con un dedo tocaba mi virgen agujerito; me arrodille y comencé a lamérsela nuevamente, mientras con una mano agarraba su tremenda verga, con la otra suavemente acariciaba sus testículos, los gemidos de placer no se hicieron esperar, bramaba como un toro, parecía que ya se iba a acabar, de pronto se detuvo imprevistamente alejándose de mí, acción que no entendí porque lo había hecho, me dijo que no se quería correr, que quería jugar un poco más, al tiempo que ayudo a levantarme, mientras me besaba, quería que me subiera a la silla, me pusiera de rodillas y apoyara mis manos en el respaldo de la misma, hice lo que me pidió, se puso detrás de mí, apoyo su pija en mi cola. Su pija se sentía muy caliente y dura, estaba muy nervioso y excitado a la vez, besó mi cuello y con su lengua fue bajando hasta mi ano, una vez allí casi exploto de placer, al punto de abrir con mis manos ambas nalgas para facilitar la penetración de su larga lengua en mi ano, ya no soportaba más esperar a tener su verga en mi culo, lo mire como insinuando que lo hiciera de una vez por todas, el mensaje fue entendido y se levantó directamente a penetrarme, tomo su pija con las dos manos para dirigirla directamente a mi virgen culo, mi excitación era tan grande que perdí el miedo que siempre tuve a ser desvirgado, aunque su pija por su gran tamaño me producía temor. El comenzó a jugar con su tremenda verga alrededor de mi ano, mientras yo de manera impaciente esperaba desesperadamente la tan ansiada penetración. En el preciso instante que supuse seria penetrado, se produjo algo inesperado por mí, alguien estaba golpeando a la puerta al tiempo que se anunciaba por su nombre, era el albañil que me había entregado la llave, la respuesta de Gerardo diciéndole que ya le abría no se hizo esperar, rápidamente nos cambiamos, salimos del cuarto, mientras el abrió la puerta, yo me dirigí a la camioneta, ellos se quedaron en el interior de la construcción. Todo el placer y lo mágico que estábamos disfrutando unos minutos antes se vieron interrumpidos, todo se enfrió. Al cabo de un rato el albañil y Gerardo salieron de la casa despidiéndose, mi tío subió a la camioneta, me miro con cara de resignación y tristeza, emprendimos el regreso a su casa, no podía dejar de mirarlo, comencé a calentarme nuevamente recordando lo sucedido, me le acerque y como si nada hubiera pasado lo empecé a tocar, primero su pierna hasta llegar a su pija que con cada rose de mi mano se ponía más dura, nos habíamos quedado con ganas de seguir disfrutando, intentaba desprender su pantalón pero no podía desabrochar los botones, cambio el trayecto de regreso para prolongar el tiempo del viaje, ya que evidentemente mi accionar le producía un gran placer, seguí acariciando a través del pantalón su dura pija, hasta que un llamado a su celular volvió a interrumpir nuestra aventura, en virtud de una segunda interrupción, decidió volver a su casa, en pocos minutos llegamos, mi tía nos había preparado la merienda, minutos después ella entro a bañarse ya que tenía que salir, sentí otra vez que íbamos a tener una oportunidad para estar solos, Gerardo fue el primero en terminar de merendar y se fue a duchar; mi tía termino de arreglarse y me pregunto si quería ir con ella hasta la casa de su madre, mi abuela, le conteste que no, prefería quedarme para ducharme, era la excusa perfecta para estar nuevamente a solas con mi tío, ella se acercó hasta el baño y le dijo que salía, mi ansiedad y nerviosismo otra vez se apoderaban de mí, ella se marchó en el mismo momento que Gerardo salía del baño en short y con su torso desnudo, me pregunto si me iba a bañar, con pocas ganas le dije que sí, use el baño para relajarme y bajar mi calentura.
Estaba ante una nueva oportunidad, tal vez por fin podría sentir esa gran pija que tanto deseaba sentirla dentro mío, eso era algo que necesitaba con mucha ansiedad. Cuando salí del baño mi tío Gerardo estaba sentado en el patio viendo tv, me senté a su lado esperando el momento adecuado para volver a tocarlo, pasaron unos minutos, se podía respirar el olorcito a calentura que salía de nuestros cuerpos, decidí avanzar, me senté de costado mirándolo fijamente, estire mi mano toque su pierna y por dentro del short lo fui acariciando hasta llegar a su ansiada pija, en menos de un minuto estaba dura y caliente como la había sentido en la construcción, corrí su short hacia un costado, no tenía slip lo que me facilito la tarea, me levante de mi silla y me arrodille entre sus piernas como pude se la comencé a chupar, era tanta la excitación y aunque no me entrara en la boca trataba de metérmela de alguna manera, mi lengua lamia su cabeza y la miel que salía de ella, estábamos muy calientes, Gerardo me freno y me dijo que entráramos a su habitación, fuimos casi corriendo, ya en la habitación nos despojamos rápidamente de nuestras pocas prendas, no había que desperdiciar el tiempo, necesitábamos terminar lo que habíamos comenzado, como un loco me tiro a la cama me puso boca abajo lubrico con su propia saliva mi culo y apoyo su gran pija en mi colita, desde un primer momento supe que me la iba a meter, con un empujoncito metió su cabeza, di un gemido de dolor y placer, me dijo que me aflojara y me dejara llevar que solo el dolor seria al principio, empujaba un poquito más y me dolía, mordió mi cuello y de un empujón me la metió toda, sentí que me desgarraba por dentro, era un hierro caliente partiéndome en dos, grite de dolor, él se quedó quieto dejo que me acostumbrara a su tamaño sin moverse, pasaron los minutos y continuo con un suave vaivén para no dañarme, a pesar del dolor, el placer se adueñó de nuestros cuerpos, era un mete y saca que nos volvía locos, puso una de sus manos debajo de mi abdomen hasta que llego a mi pija y comenzó a pajearla era un placer inmenso al fin tenia a mi tío dentro mío, cambiamos de posición me puso boca arriba, tomo mis piernas y las puso en sus hombros, así con toda la furia producto de la calentura me la volvió a meter, ahora podía ver su cara, era fantástico verlo como disfrutaba, una sonrisa que marcaba su gran felicidad de ese momento, acelero las envestidas y con toda la calentura que teníamos sin tocarme empecé acabar sobre mi abdomen unos chorros que llegaron hasta mi cara, mientras el con una mano juntaba mi propio semen y me los dio en la boca, eso lo éxito de tal manera, que me hacía sentir su pija cada vez más adentro, unas envestidas muy profundas acompañadas de unos gritos de placer eran la señal de que se estaba descargando en mi virgen culo, sentí por lo menos unos 7 chorros calientes dentro de mí, el sudor de nuestros cuerpos fue tan intenso que mojamos las sabanas, estas estaban manchadas con algunas gotitas de sangre, su gran pija me había roto el culo, pero el placer no me hizo pensar, saco su pija de mi ano y la puso en mi boca para que la limpiara era un sabor muy rico una mezcla de sangre y semen, se la chupe hasta dejarla bien limpia, nos levantamos, sacamos las sabanas y fuimos a ducharnos, fue hermoso sentir su cuerpo desnudo dándome cariño en la ducha, sentí que su pija continuaba dura me arrodille, con mi boca y mis manos lo hice acabar nuevamente, esta vez su leche fue directo a mi boca, no deje escapar ni una gota. Este fue el comienzo de mi vida con los maduros y el principio de una serie de encuentros muy lindos con mi tío Gerardo.