Mi cybercolega (II y última parte)
Segunda parte de un polvo que comienza de lo más sencillo y que acaba conviertiéndose en un trío de recuerdo. Relato 100% real. Tengo 21 años, mi amigo 19 años y su colega 25 años. Agradecería comentarios de todo tipo. Un abrazo
(segunda y última parte)
Los dos desnudos. En un arrebato de pasión, lo lancé sobre la cama para continuar lo que al inicio era un simple beso. Parecíamos dos adolescentes que acaban de descubrir el amor. De repente me dijo:
-Quiero romperte ese culito y darte fuerte -dijo con firmeza y sin titubear.
-Claro- dije algo sorprendido de que de una persona tan tímida saliera eso de su boca, pero me gustaba.
Mientras nos besábamos, tirados el uno sobre el otro (yo sobre él) encima de la cama, se mojó dos dedos y lo llevó lentamente a mi culo. Ahí empezó a masajear muy despacio el ano, formando círculos a su alrededor. No llegó a meter el dedo cuando de pronto llaman al timbre. Me asusté mucho, por mí, por él, por el hecho de que nos viera alguien desnudos, follando. Estaba muy nervioso, le dije:
-¿No me dijiste que estaríamos solos?-mientras buscaba mi ropa entre la penumbra
- Tranqui tío- me dijo con toda tranquilidad.
Me extrañaba que con lo tímido que él era, no se alterara ante la llegada de algún familiar o alguien a casa. Mi única calma fue pensar que hubiera sido peor que ese pariente suyo tuviera llaves. Aun así no estaba cómodo.
-Es un colega mío-me dijo sonriendo y dirigiéndose a abrir la puerta.
-Y…-exclamé sorprendido, pues sus amigos no tenían idea de sus preferencias sexuales.
Vale, lo confieso, me costó llegar a la conclusión correcta. Era un colega, como yo, un follamigo que había conocido de igual forma. Aun así, no estaba tranquilo, ¿y si me conocía?
De pronto, mientras yo pensaba todo esto, entró en la habitación, Jorge, el chico latino con el que estaba en la cama, se lanza ante mí y me besa apasionadamente:
-Un trío –me dice con la sonrisa en la cara.
-Claro, claro, ¿por qué no? –titubeaba mientras el chico entraba en la habitación.
Recuerdo que nos sentamos un par de minutos en el borde de la cama, los tres sentados al filo. No recuerdo el nombre del tercero, creo que era Aitor, no… era Héctor, no recuerdo muy bien, da igual, pero estaba bastante bien.
-Es bisexual y tiene problemas con su novia –dijo Jorge. Le gustaría probar con un tío, y yo he pensado que quizás con dos sería un mejor inicio.
-Bueno, seguro que le gusta –dije mucho más tranquilo mientras me acercaba a besarlo. No estés nervioso, muéstrame tu cuerpo desnudo –dije esto mientras me levantaba mientras ellos se quedaban sentados en la cama.
Imaginad esta imagen, a mí me gustó mucho y fue lo que verdaderamente pasó. Mi amigo y su colega sentados en la cama, yo totalmente desnudo me coloqué encima de mi amigo perpendicular a sus piernas, como un niño cuando es azotado por uno de sus padres cuando ha hecho algo digno de reprimenda. El lubricante estaba encima de la cama, lo abrió y soltó un buen chorro sobre mi culo. Estaba frío. Empezó a acariciarme el ano muy lentamente, mientras la polla del chico novato se hacía enorme. Me la metí toda en mi boca y la humedecí toda. Esa imagen del trio siempre la recordaré. Jorge introdujo un dedo, luego dos, y me fue follando el culo con sus dedos; el otro chico estaba aturdido por tantas experiencias sexuales en tan poco tiempo, le ponía muy cachondo que jadeara con su polla dentro de mi boca. Eran gritos sordos, que salían de mi boca cerrada. Mi amigo decía:
-Cómela cabrón, ¿está rica?, ¿te gusta? –como si no supiera otras cosas que decir, parecía que le gustaba violarme.
De pronto se levantó y le ofreció su enorme polla al chico novato. Luego me enteré que lo había conocido por chat y que no se decidía a quedar, y que el chico estaba tan sorprendido del trío como yo. Se la comió como la come un tío que espera probar algo nuevo. Bueno, se la comió y le folló la boca, porque mi amigo será todo lo tímido que parezca, pero a la hora del sexo es un chico sin prejuicios.
Llegaba la hora del fuego, mi amigo se salió del trío, abrió el armario donde tenía escondidos los preservativos, sacó un par. El novato se puso de pie encima de la cama, mientras con voz maliciosa me ordenaba que siguiera comiéndole la polla.
-Abre esas piernas cabrón –me dijo mi amigo me propinaba un azote en el trasero. ¿Te gusta ehh?
Para mis adentros pensaba, ¿y yo pensaba que este estaba enamorado de mí? ¿Trataría yo de esta forma a alguien por la que sintiera amor? Bueno, eso solo lo pensé, no lo dije. Me gustaba esa especie de humillación.
-Pa’dentro –dijo mientras comenzaba a penetrarme el culo.
-Así, despacio, despacio… Aaaaahhh… espera.. Despacio –me gustaba lo que me hacía pero prefería que comenzara despacio.
-Tranqui nene, seré bueno por ahora –me dijo mientras me la metía lentamente hasta el final. Joder que culo –me decía con voz sádica.
-UFFFF…que flipe, despacio, así, despacio, ya está dentro –si comerle el culo a este tío era un placer de la vida, que me diera él, no era menos.
Comenzó a meterla y a sacarla despacio, mi culo se iba haciendo la idea de lo que le esperaba, se fue dilatando, y cada vez iba más rápido.
-Así, dame más, ahhh…joder que gustazo –decía mientras el novato golpeaba su polla contra mi cara repetidas veces y sin afán de hacerme daño, si no solo para que se mantuviera erguida su polla.
El novato estaba muy duro, cachondo como nunca vi a otro tío delante de mí, se dio la vuelta y me ofreció su culo para que se lo comiera. Se lo comía mientras jadeaba de placer.
Mi amigo me daba cada vez más caña, yo no podía más, era demasiado el estado en el que estaba, tenía el vello de punta. Sólo quería gritar de placer, y así lo hice.
Le tocó el turno al novatillo, él prefirió follarme contra la pared. Se puso el condón, y procedió a metérmela con lubricante, entro sin problemas. No creí en ese que pudiera meterla por el ano tan fácil, pero lo hizo. Él estaba acostumbrado a meterla por otro agujero más grande y más húmedo, el de su novia.
Así estuvo durante un rato, mientras mi amigo le acariciaba el culo con una mano, mientras se masturbaba con la otra. Ya llega al final mi relato, faltaba la apoteosis de la mañana, me arrodillaron, y me la metieron sin condón ya, por la boca. Las dos pollas, apenas entraban, pero les gustaba. Comenzaron a masturbarse con violencia, los dos a la vez. Los dos se miraban la polla del contrario, hasta que parecía que iban a correrse, en ese momento el objetivo de sus ojos era yo, mi cara, mi boca.
-Abre la boca Sergio –me gritó mi amigo.
Abrí la boca con algo de miedo, porque nunca había echado a la boca semen. La abrí tanto como pude y se corrieron en mi cara gritando, primero uno, y luego el otro. Ambos me dejaron la boca y las mejillas perdidas de leche caliente. Mi amigo se arrodilló y ahora, como si hubiera desaparecido el demonio que lo poseía anteriormente, me besó la boca apasionadamente, mezclándose la cara con el semen que tenía en la cara. No le importó. Es más, le gustó.
Nos dirigimos los tres a la ducha. Allí fue donde me corrí y con la ayuda de mi amigo, porque el otro no quería entrar más en el juego. No creo que no le gustara lo que hicimos los tres, creo que se sentía mal por su novia, o tal vez eran prejuicios. Bueno, en fin, lo dejo aquí, espero que les haya gustado, con solo satisfacer aunque solo sea la mínima parte de vuestra curiosidad en esta lectura, me doy por satisfecho. Mis agradecimientos más sinceros por ser testigos de una experiencia verdadera y vuestro rato de lectura. Deseo que puedas experimentar lo que yo experimenté, si hay un momento en tu vida sexual que recuerdes y sea parte de tus recuerdos más gratos, sepa el lector que así es para mí esta experiencia relatada. De nuevo, mil y una gracias por su tiempo. Un abrazo.