Mi cuñado y mi hermana 1/3

Hola la historia que relato es el descubrimiento de mi vida sexual plena y satisfactoria.

Hola esta historia no es mía, es de una amiga de mi mujer-hija, estás vacaciones hemos conocido a Virginia, su cuñado y su hermana. Yo me sentía raro por vivir como pareja con mi hija Ana, pero después de lo que nos contó esta amiga, ya no me creo tan raro, espero que os guste, como es muy larga la historia fracionaré en tres capítulos.

Hola la historia que relato es el descubrimiento de mi vida sexual plena y satisfactoria.

Me describiré; soy Virginia de 24 años, 1,68 m de altura, rubia de pelo largo, mis medidas son 85/65/92 cm y el 65 Kg. de peso, mi hermana Julia es melliza, no gemela, o sea nacimos de diferentes placentas, por lo que aunque nos parecemos, no somos iguales y la gente si nos observa un rato, sabe ver quien es quien.

Yo de pequeña era más extrovertida que mi hermana, y cuando empezamos a salir con chicos yo era más popular que mi hermana Julia, por lo que ella me pedía que le presentara algún chico para salir los fines de semanas. Un día conocí a Pablo y Andrés y se lo presenté a mi hermana, ese día salimos los cuatro juntos, Yo con Andrés y mi hermana con Pablo, Yo conocía a Andrés e iba a salir con él, pero Julia me dijo que guapo es Pablo y yo por no llevarle la contraria le dije que a mí me gustaba más Andrés.

Volvimos a salir varios fines de semana y un día compramos un boleto de lotería, Andrés y yo uno y Pablo y mi hermana otro, nos tocó la lotería y Andrés dijo de casarnos ya que según dijo era una señal de que estábamos predeterminados a estar juntos, por eso nos había tocado a nosotros. Nos casamos, yo muy convencida de que él era el hombre de mi vida, pero nuestros contactos sexuales no eran para tirar cohetes, nunca me satisfacía y acababa muy pronto, cuando le decía algo él siempre me decía que el amor era a sin, que lo que comentaban las amigas era faroles y fantasías de ciencia ficción.

Mi hermana se casó con Pablo un año después y yo la notaba feliz, le pregunté cómo iba su matrimonio y me dijo de maravilla, la verdad se le veía feliz y satisfecha, sentía envidia.

Mi hermana y yo tenemos muy buena relación, y nunca tenemos secretos entre nosotras, por eso le preguntaba por detalles de su relación sexual con Pablo.

Me dijo que tenía un gran miembro 19 cm, que podía eyacular tres veces por sesión y que le salía mucha leche. Yo le mentí, le dije que más o menos como Andrés, pero la verdad, su pene solo media 13 cm, sólo conseguía tenerla tiesa en una eyaculación y le salían unas gotas de semen. Me dijo que su marido era muy bueno en la cama, que siempre buscaba nuevas postura y conseguía excitarla mucho. Yo la escuchaba y me daba cuenta que no exageraba, que lo decía de verdad, se le notaba en la cara la satisfacción y la alegría, que a mí me faltaba, mis amigos se dieron cuenta y aunque no me dijeron directamente, mi hermana paso a ser mas extrovertida y yo mas reservada, yo decía que mi marido era un sol en todos los sentido, pero mi cara no reflejaba esa felicidad que sin embargo mi hermana radiaba.

A raíz de esas divergencias sexuales y su carácter autoritario, nuestra relación fue naufragando y un verano, me dijo que no podía irse de vacaciones como había planeado con Pablo y mi hermana, que tenía mucho trabajo.

Yo me fui con ellos a Tenerife y aunque a lo primero me lo pase bien con ellos, pero después sola en la habitación, escuchaba a ellos hacer el amor y la verdad se lo pasaba bien y duraban bastante.

Mi hermana me preguntaba como estaba, yo le decía que bien, pero ella me decía que no me creía. Un día me dijo “tú lo que necesitas es sexo”, yo le dije que me satisfacía muy bien con mis masturbaciones, ella dijo “en que piensas cuando te masturbas”, yo le dije que en una pareja haciendo el amor. Fue cuando ella dijo “pues no pienses míranos, hay una puerta que comunica las dos habitaciones, entreábrela y míranos”. Yo le dije, y si Pablo me ve, ella dijo, tranquila, no enciendas la luz, yo sólo encenderé la luz de la mesita y además a Pablo le haré que se ponga una venda en los ojos, como si fuera un juego que él me hace de vez en cuando a mí.

Esa noche cuando escuché que estaba haciendo el amor, abrí la puerta que mi hermana, no había echado con llave, y el espectáculo que vi, me impresionó. Vi que estaban en posición 69, el abajo y ella arriba. Él le metía un dedo a mi hermana en la vagina y otro en el culo, la lengua parecía no dejar de moverse y mi hermana aunque tenía la boca ocupada, gemía y temblaba. Julia le lamía el pene en toda su extensión y se lo tragaba, perecía imposible que eso entrara en la boca de mi hermana, no me había exagerado en absoluto, el grosor era considerable y con una cabeza descapullada, perfectamente dibujada, era perfecta, me mojé entera cuando la vi completa en manos de mi hermana.

Yo estaba muy excitada, me metí dos dedos en mi vagina y con la otra mano me acariciaba el pezón de un pecho, sólo llevaba puesto un camisón y las braguitas. Era impresionante como me ponía verlos disfrutar, se colocaba de varias posturas y cada vez parecía pasárselo mejor, sus gemidos y chillidos eran cada vez más fuertes, y él le decía “cariño, no grites tanto que nos van a escuchar todo el hotel y además está tu hermana en la habitación de al lado”. Mi hermana que me había visto cuando abrí la puerta, me miraba y le decía a él “no pares, dame mas placer, quiero que esta vez me riegues con tu leche, cielo”. Dicho y hecho al cabo de unos minutos, él se sale de ella y apuntándole con el pene, como su fuera una pistola, en la cara le vació una cantidad inmensa de semen, que aunque ella intentaba tragárselo, pero termina con la cara y los pechos blancos de leche, impresionante, yo me corrí cuando vi esta escena, y la comparo con el pobre espectáculo que Andrés y yo realizamos en nuestra sesiones de sexo, se diría que lo que hace esta pareja y nosotros no es lo mismo, estos están satisfaciendo sus deseos y lo nuestro es pasar el rato.

Pero Julia y Pablo continúan y yo asombrada junto a la puerta vuelvo a excitarme, esta vez mi hermana se monta encima de él y cabalga como una amazona, increíble nunca había visto a mi hermana tan salida de si, le cogía las manos y se las llevaba a sus pechos, después para que le chupara los pechos se agachaba, ella se retorcía como una serpiente, yo había conseguido otros orgasmos y me resbalaban mis flujos por las piernas y había un pequeño charco en el suelo, no me acordaba la última vez que me había corrido tantas veces, seguro que con Andrés no. Pero ellos parecían no tener límites, Julia se había corrido ya una vez en esa postura, e iba a por una segunda, cuando le dijo a su marido “quiero que te vengas conmigo, cariño déjate ir, no tardaré mucho, quiero que me riegues por dentro antes” y le besó en los labios, Pablo aceleró los movimientos de entrada y las embestidas eran más profundas, mi hermana parecía estar en un estado de éxtasis permanente, su cuerpo temblaba con cada embestida, en un momento él dijo “ahí va cariño, te lo has ganado, toma mi leche calientita” y mi hermana después de unos segundos, perecía que le fuera dado un ataque epiléptico o un calambrazo, ya que su cuerpo tembló de un manera bestial y con una voz ronca, de la que no había escuchado a mi hermana nunca, dijo ”yo también me corro, no puedo más, como me inundas, que gozada”. Pablo cogió a mi hermana con sus manos antes que esta se desplomara y se quitó la venda de los ojos que había tenido en todo momento, por lo que yo sin hacer ruido cerré la puerta sin que me viera y seguí masturbándome en mi cama.