Mi cuñado (traducción)
Tom se encuentra con un hombre encantador en la boda de su hermana. Conforme transcurre la historia, las cosas se ponen calientes y se desarrolla un lindo romance.
Le digo "mi cuñado", pero en realidad no guardamos relación alguna. Es el hombre que está casado con la hermana del esposo de mi hermana. Nos conocimos en la boda de mi hermana. Su novia se estaba comportando terrible con él, tratándolo como una basura, y el chico no podía hacer nada frente a sus ojos.
Ella tenía sobrepeso, y no era linda en absoluto. Ser poco agradable con él la hacía lucir aún peor de lo que ya estaba. Lo trataba como su esclavo personal. Mientras él la atendía con esmero, ella le decía cosas desagradables, y lo tuvo esperando a su lado toda la noche, trayéndole bebidas, más y más comida. Al parecer, no podía dejar de comer.
Terminamos en la misma mesa y comenzamos a hablar. El hombre tenía una voz suave, pero era un hombretón fornido y trabajador. Trabaja en la construcción de carreteras. Tenía esa mirada en sus ojos... Podías perderte en aquellos ojos. Eran ojos tiernos y amables; los ojos de un ángel. Con tan solo mirarlo podrías adivinar que nunca había sido grosero con ninguna alma viva.
Me agradó desde un principio. Si fuera gay, me hubiera arrojado a él aquí y ahora, pero por desgracia solo tenía ojos para ella. Mientras transcurría la noche continuamos hablando. Era alguien muy informado. Hablamos de todo, desde política a marchas del orgullo gay. Tenía una mente muy abierta, hasta esperé que fuera un poquito bisexual.
Se quedó a ayudar con la limpieza una vez que terminó la celebración. Ella debía llevar su auto a casa. Yo lo llevaría a él, vivíamos por la misma área. Cuando finalmente terminamos nos dirigimos ahí. Era un gran chico, el tipo de hombre que esperabas encontrar, enamorarte de él y hasta, con suerte, casarte.
Lo dejé en su casa, intercambiamos números de celular y le sugerí que fueramos algún día a un partido, o simplemente salieramos. Estaba encaprichado con él. Pasaron las semanas... Le había mandado mensajes unas cuantas veces, pero siempre se encontraba ocupado, así que dejé de hacerlo. Un viernes por la noche, cerca de las dos de la mañana, me encontré un mensaje de "Paul".
—Siento escribirte tan tarde, Tom, pero ¿podría ir a tu casa?
—Claro, ven, ¿o quieres que te vaya a recoger?
—¿Te importaría? Sé que es tarde, pero no me encuentro bien. Por favor, Tom. Por favor, ven a recogerme.
—Estaré justo ahí, Paul.
Me puse unos pantalones deportivos y una camiseta, salté al auto y me puse en marcha. Él estaba sentado en la entrada, con una maleta a su lado. Podías ver que lloraba. Salí y le ayudé a subir al auto. Tomé su maleta, y estabamos en camino. Las luces se encontraban encendidas. Ella estaba en casa, pero aún no sabía qué había ocurrido.
Paul era un desastre, no paraba de llorar. Tenía marcas por todo su rostro, su camisa rasgada y tenía rasguños en su pecho.
—Paul, ¿te encuentras bien?
—Lo estaré... Muchas gracias por recogerme, no sabía a quién llamarle.
Nuevamente estalló en llanto. Asumí que era ella la que le había hecho esto, como si no me desagradara antes esa mujer. Lo llevé a mi casa. Le quité la camisa para poder curar sus heridas. Nada serio, más que pequeños cortes y rasguños. Parece que ella estaba convencida de que él estaba teniendo una aventura con una mujer de su trabajo. Solo tenías que mirar al hombre, él no era ese tipo de chico. Era fiel y verdadero. Si fueras a estar con alguien como él, haría lo imposible para complacerte.
Limpié sus heridas mientras me contaba la sórdida historia. Encontró un mensaje en su celular de una compañera del trabajo. Le había escrito:
"Vamos a tomar un café."
Era todo bastante inocente. Ella lo tomó de mala manera, convencida de que estaba acostándose con esta mujer a escondidas. Más tarde me contó que era ella quien estaba viendo a otro hombre. Ese hombre se encontraba en su antiguo hogar ahora. Me encontraba perplejo... ¿Había otro hombre que quisiera estar con una mujer como ella?
Cuando estuvo arreglado le pregunté si tenía hambre. No había cenado, básicamente no había comido nada desde el almuerzo. Tenía algunas sobras de la cena: costillas, arroz con vegetales sofritos, una ensalda aparte. El hombre sabía comer, de eso estaba seguro. Sentado aquí, sin camisa, me pareció tan sexy, con su pecho velludo... sus vellos oscuros y hermosos. Tan grande y grueso... Sus pezones eran perfectos. Podía imaginarme lamiéndo todo de él, de pies a cabeza.
—¿Trajiste ropa limpia contigo, Paul?
—Sí, boté algo de ropa en la maleta, pero no estoy seguro de qué.
La ropa, completamente sucia, estaba metida a la fuerza en la maleta. No podía ponersela. Después de terminar de comer, le llevé a la habitación libre.
—Quítate la ropa, la tiraré en la carga de lavandería.
—¿Podría usar tu ducha, Tom? No tuve la oportunidad de bañarme después del trabajo.
—Paul, no tienes que preguntar. Tienes tu propio baño, encontrarás todo lo que necesites, incluyendo un nuevo cepillo de dientes.
Vi al hombre desnudo. Era un espécimen perfecto. No tenía el cuerpo de un fisicoculturista, más bien el de un hombre trabajador. Sus musculos eran perfectos. Tenía una hermosa polla, incircuncisa, con su prepucio colgando de la punta. Sus grandes bolas de toro suspendidas trás su magnífica herramienta. Tenía un culo precioso, perfectamente marcado, con una tira de vello siguiendo la raja entre sus nalgas. El vello oscuro en su píel blanca daba un maravilloso contraste.
Llevé su ropa a la lavadora. Mientras ordenaba su ropa me imaginé en la ducha con Paul. Enjabonando su bella forma, besando sus labios carnosos... Tomando su masiva polla en mis manos, girando sus grandes bolas de toro.
Metí la ropa, limpié la cocina. Escuché el agua detenerse. Comencé a apagar las luces. Paul vino a mi habitación solo envuelto en una toalla. Podía ver que había estado llorando de nuevo. Lo atrajé para abrazarlo. El hombre buscaba atención, necesitaba un abrazo. Había soportado años de abuso por parte de esa mujer. Paul lloraba mientras lo abrazaba.
—Paul, necesitas ir a la cama, te encuentras demasiado agotado. Necesitas descansar.
Tímidamente me miró a los ojos y preguntó:
—¿Puedo dormir contigo, Tom? No puedo dormir solo.
Tomé la mano de Paul y lo metí en la cama. Le quité la toalla húmeda, lo arropé y le di un beso en la frente. Me quité la ropa y me recosté con él. Inmediatamente Paul me atrajó hacia él. Estabamos abrazados. Me sentía tan seguro y cálido en los brazos de Paul. Su pecho velludo en mi espalda, su gran polla en mi culo. Podía sentir su polla pulsar mientras se ponía dura lentamente. Paul me atrajó aún más a él. Prontó estuvo dormido. Su respiración era demasiado calmada, con pequeños ronquidos involuntarios.
Me acostumbré al hecho de que su gran polla se encontraba en mi culo. Anhelaba tanto que me la metiera... Siendo viernes por la noche no teníamos que despertarnos temprano al siguiente día. Paul aún mantenía un firme agarre cuando me desperté. Su polla goteaba líquido preseminal entre mis piernas. Me agaché para tomar una prueba de su jugo. Su polla lo estaba derramando sin parar. Reposicioné su polla en la entrada de mi culo. Con todo ese líquido, su polla de macho se deslizó lentamente en mi culo. Empecé a montar su polla, follando su gran polla con cuidado. Su polla se sentía tan bien en mi culo... En algún momento Paul se despertó, su agarre era aún más intenso. Sus labios besándome la espalda...
Paúl me follo despacio hasta que se corrió. El orgasmo estremeció todo su cuerpo. Nos quedamos así hasta que la polla de Paúl comenzó a salir por su cuenta de mi culo. Hubo un silencio incómodo. Me giré hacia Paul.
—Eso estuvo grandioso, justo lo que necesitaba.
Me acerqué y le besé la mejilla. Salí de la cama para preparar café. Me encontraba en la cocina desnudo, encendiendo la cafetera, preparado para cuando apareció tras de mí. Deslizó sus manos por mi espalda y me apretó las nalgas. Me di la vuelta. Tiró de mí para besarme, un beso apasionado y varónil. Lo dirigí hacía los estantes, tomé su rostro entre mis manos. Lo besé muy suavemente, sin meter la lengua, sin forzarlo. Un beso tierno y delicado. Cerró sus ojos, soltó un pequeño gemido. Mi lengua invadió poco a poco su boca, y después introdujó la suya en la mía. Una vez más cerró sus ojos, mis manos tocando todo su hermoso cuerpo...
Nos quedamos ahí, besándonos como dos jovenes amantes mientras se elaboraba el café. Solté a Paul, busqué comida para preparar el desayuno y nos serví café. Le haría un desayuno completo a ese hombre. Mientras estaba ocupado cocinando él estaba sentando a la mesa, observándome, leyendo el periódico y sorbiendo su café.
—Tom, no estoy acostumbrado a que me traten así. Nunca tuve esto en casa, mi viejo hogar nunca estuvo así de limpio.
—Esta es tu casa, Paul, tanto como quieras o necesites. Eres un gran chico, debería ser tratado como un rey. Yo te trataré como el hombre que eres. No sientas que tienes que tener sexo conmigo. Solo vi la oportunidad esta mañana y la aproveché.
—Tom, el sexo era justo lo que necesitaba. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que en verdad tuve sexo, quiero decir, sin mí, solo masturbándome, ella nunca quería tener sexo conmigo.
Llené su plato con comida: huevos, tocino, panqueques y una tostada.
—Tom, posiblemente no pueda comerme todo esto.
—Paul, comé, necesitas fortalecer ese cuerpo sexy, y también recuperar fuerzas.
Caminé hacia él y lo besé suave en los labios. Pasé mi mano por su amplio y velludo pecho.
—Comé, no quiero que te enfermes porque no te estás cuidando.
Disfrutamos de un precioso día. Después del desayuno nos duchamos juntos, dimos un paseo por el parque, fuimos rápidamente de compras, almorzamos en un pequeño café. Era un día perfecto, Paul era la compañía perfecta. Lo extrañaría si alguna vez me dejaba.
El sábado por la noche decidimos mirar una película. Preparé palomitas, trajé nachos, dulces, refresco al igual que en el cine. Encontramos una película que queríamos mirar los dos. Nos acurrucamos bajo una gran sábana en ropa interior y terminamos abrazados. Fue una muy buena película, con un final para llorar. Terminamos llorando cuando terminó.
Ya era tarde cuando nos dirigimos a la cama. Sin pensarlo vino a mi habitación, se quitó la ropa interior, se trepó a la cama y levantó las sábanas para meterse conmigo. Nos abrazamos nuevamente... la gran polla dura de Paul, lista para entrar en mi culo.
Me aparté, levanté las sábanas y pusé la polla de Paul en mi boca. Su líquido tenía tan buen sabor... Pasé mi lengua bajo su prepucio. Él estaba que enloquecía, nunca le habían chupado la polla así en su vida. Yo no podía creer que a un hombre nunca le hubieran chupado la polla como se debía. Haría que recordará para siempre esta mamada. Pusé la polla de Paul en mi boca hasta su base.
La reacción de Paul fue de shock. Nunca hubiera pensando que alguien pudiera tragarse algo tan grande. Mantuve su polla profundo en mi boca, chupándola, frotando mi lengua en la base de su polla. Estaba virando los ojos. Sostenía mi cabeza para asegurarse de que siguierá con su gran polla en mi boca. Como si la fuera a dejar salir...
—Mierda, Tom, me corró. Oh, diablos, Tom. ¡OH DIOS, OH DIOS, OH DIOS! —gritó Paul.
Sus bolas se endurecieron mientras sacaba un chorro masivo. Su polla tiraba demasiado semen. Intenté tragarmelo todo, pero se me escapaba un poco por las comisuras de los labios. Limpié su polla mientras se contraía lentamente. Jalé su prepució con cuidado y limpié el resto. Se la chupé, la lamí, acaricié despacio su polla para ponerla dura. Tomé el lubricante, lubricándonos a los dos. Su polla se deslizó rápidamente... sus bolas en mi culo y sus vellos rozando mis nalgas.
Monté su gran polla hasta que estaba apunto de correrse por segunda vez en la noche. Acarició mi polla. Estaba apunto de correrme. Mi polla dejo salir un gran chorro y su pello velludo se cubrió de mi semen. La polla de Paul pronto llenó mi culo.
Trajé un paño, nos limpié y volví a la cama. Paúl me sostuvo cerca de él una vez más. Realmente podía acostumbrarme a tenerlo en mi cama todas las noches. Cuando me desperté la mañana siguiente la polla de Paul estaba follando la abertura entre mis nalgas. Me agaché y la introdujé en mí, su polla parecida a un pistón. Paul me folló duro, se sentía tan bien en mi culo. Prontó comenzó a disparar chorros de semen. Su polla salío lentamente de mí, y me levanté para preparar café.
Paul llegó a la cocina un poco más tarde, desnudo y con su polla dura de nuevo. Me tomó y posicionó contra la estufa, deslizándo su polla en mi culo aún con restos de su semen. Me folló duro. Estaba durando aún más que antes. De la nada, me corrí bastante sobre la puerta del horno, y él, una vez más, llenó mi culo con toda su esperma.
Paul me atrajó para un beso. Nos seguimos besando, con sus manos por todo mi cuerpo. Su pecho velludo era tan cómodo... El hombre era verdaderamente sexy, pero entonces su celular sonó. Lo alcanzó y revisó quién estaba marcando, haciendo una mueca rara.
—Hola, sí, soy yo.
Hubo una gran pausa.
—No, ya no quiero volver a pasar por eso.
Una pausa corta.
—¡Tú no me amas! ¡Nunca me amaste! ¡Ni siquiera te importaba!
Paul me atrajó aún más a su pecho velludo.
—No, no estoy viendo a otra mujer. Puedo asegurarte que no estoy con otra mujer.
Me dió una sonrisa maliciosa.
—Tengo un gran muchacho y estamos viviendo juntos. Sí, parece que soy gay, así que ya no estoy interesado en ti. No me llames, déjame en paz a Tom y a mí.
Ella nunca volvió a llamar a Paul. Eventualmente trajimos el resto de sus pertenencias. Nos dijo cosas horribles mientras estabamos ahí. Paúl ni siquiera la reconoció. Tomó sus cosas personales, déjandola con todo lo que había comprando en los años que habían estado juntos. No quería nada que le recordara a ella, o su abuso. Antes de que nos marcharmos hizo un comentario.
—Así que ahora estás con un maricón. ¿Te chupa tu diminuta polla en la noche? ¡Me enferman! ¡Malditos pervertidos!
Su nuevo hombre intentó detenerla, y ella le gritó.
—Cállate la maldita boca, esto no tiene nada que ver contigo.
Su hombre dió un paso atrás, sin decir ni una palabra, antes de que Paul se volviera hacia ellos
—No puedo creer que aguanté tu comportamiento abusivo por tantos años. Conocí a un hombre que me muestra qué es el verdadero amor, me trata como un rey, no me ofende de ninguna manera. Somos compañeros, amantes, iguales. Amo a este hombre con todo mi corazón y alma.
Miró directamente a su nuevo hombre.
—Lo siento tanto por usted, caballero. No tiene ni idea en lo que se ha metido. Puede conseguir algo mejor que ella. Ella no le ama, le está usando. Buena suerte, que tenga una vida feliz.
Él sólo se quedo ahí, pasmado, con el rostro enrojecido y la cabeza agachada.
Nos gritó obscenidades mientras nos ibamos, pero él no le hizo caso. Nos retiramos mientras nos tomabamos de las manos. Amo a Paul.
—Te amo más cada día que pasa —me dijo.
___________________
Original: Brother in Law por koksocker333. Traducción sin fines de lucro.