Mi cuñado Gonza 9

No podía dejarte aquí tirado, sin asumir este desafío de los Buscadores de Pajas.

No me lo podía creer. Si Javi había visto algo, ¿qué sentido tenía invitarme a ver nuestras cams?

Invitación cancelada de Javitxu099 <<

El mensaje había cambiado de repente. Había cancelado la invitación, ¿por qué?

Estuve un rato tirado en la cama dándole vueltas a todo lo que había ocurrido y lo que parecía haber pasado con Javi.

Llegué a dos conclusiones.

  1. Javi se habría conectado a mi partida y sin fijarse en mi cam. Al no ver movimiento por mi parte en el juego, se habría desconectado. Después habría intentado volver a jugar en partida compartida conmigo.

Llegar a esta conclusión me calmó un poco los nervios. Pero en seguida mi cabeza se inundó de la segunda.

  1. Javi se había conectado a mi partida y había visto a Gonza tirado hacia atrás gozando mientras yo le metía tralla en el rabo. En algún momento se habría desconectado, estupefacto por lo que acababa de ver. Después de un rato se habría dado cuenta de que el mensaje que me saldría en pantalla probaría que había visto todo, por lo que invitándome a una nueva partida y cancelándola, el mensaje que quedaría grabado en el historial sería una simple invitación cancelada.

Sin duda esta segunda teoría era más pesimista, pero cuadraba mucho más con lo que podía haber pasado.

Me fui al baño y empecé a llenar la bañera, necesitaba pensar y mucho. Me tumbé dentro atormentado por el embrollo en el que me había metido. Todo me daba mucha vergüenza. No había estado a la altura como hermano, ni como cuñado, ni como lo que se supone que hace un colega, que no sé exactamente lo que es, pero no creo que meterse las pelotas de tu amigo en la boca sea una de las opciones.

Encima estaba el tema de Javi, un tío que me cae de puta madre, que siempre me ha tratado con un buen rollo increíble, aunque últimamente no nos hayamos visto mucho.

Yo, en mi último año de carrera en la Elisava, apenas tenía tiempo para ver a mis amigos de siempre y normalmente solía estar con los de la Uni.

Javi trabajaba de fisio en el Palau Blaugrana, con los equipos de baloncesto del Barça.

Hacía un tiempo que era muy popular e incluso se había rodeado de gente importante del deporte de Barcelona, pero siempre había sacado tiempo para mí cuando se lo había pedido.  Al final pertenece al entorno de Isa y a ésta casi no la veo tampoco últimamente.

Pero siempre nos ha quedado la xbox para seguir en contacto.

Es muy buen tío y pensar que le he podido decepcionar así, me parte el alma. Ha tenido que haberse quedado a cuadros. ¡Qué mal todo, joder!

Poco a poco dejé de atormentarme con Javi e Isa y me acordé simplemente de Gonza. De Gonza usándome para darle placer, como si nada de lo que nos une importara, solo él y yo y ese momento. Esa sensación me recordaba a cuando te haces una paja en la soledad de tu cama y te imaginas que tienes al lado a la persona que más dura te la pone del mundo. En este caso no había tenido que cerrar fuerte los ojos para imaginar. Había sucedido y varias veces.

Empecé a enjabonarme el cuerpo, tenía los hombros llenos de surcos de trallazos secos. Me empecé a poner cachondo de nuevo y mi rabo asomó por encima del agua.

Por mi cabeza pasaban muy deprisa imágenes de estos dos últimos días. Me acordé del olor del paquete de Gonza que aún parecía conservar en la nariz, sus huevos me habían golpeado justo encima.

Noté como tenía al lado de la ceja algún pequeño resto de sus lefazos.

Me puso hiper cachondo. Pasé el dedo por encima y pude despegar fácilmente esa masa viscosa. Sin pensarlo mucho me lo metí en la boca, lo saborée.

Nunca se me habría pasado por la cabeza que acabaría probando la lefa de otro tío, nunca en la vida.

Se me puso el rabo como una estaca, me dolían un poco los huevos pero me daba igual, esto era demasiado para mí, incluso mejor que oler los gayumbos de Gonza. Me empecé a dar caña al rabo, como un loco. Me metí los dedos en la boca recordando donde habían estado las pelotas de Gonza hacía poco. Empecé a lamerme los dedos como si fuera su cipote. Estaba totalmente ido con todos esos recuerdos y esa imaginación. Con tanto ajetreo dentro de la bañera me salpiqué la cara con el agua. No podía con las cosquillas  de las gotas cayendo por mi cara así que fui a apartarlas con la mano con las que me estaba pajeando. Curiosamente preferí quitar esa mano que la de la boca, estaba muy depravado en ese momento.

También me quité el flequillo de la frente. Para mi sorpresa me quité algo más que el flequillo. Abrí los ojos y vi mis dedos cubiertos de lefazo.

Gonza me había llenado el pelo de leche. O más bien yo, que era el que dirigía ese rabazo cuando soltó semejantes chorros.

Saqué mis dedos de la boca y los puse sobre mi rabo. Acerqué los dedos lefados del flequillo a mi lengua. Empecé a lamer como un poseso cada gota viscosa que aún quedara en mi mano. Volví a pasar la mano por mi pelo y encontré aún más trallazos. Como un loco intenté recoger todos los restos de Gonza que tuviera en el pelo y lamerlos hasta casi quedarme sin huellas dactilares. Entré en éxtasis, no me podía creer el regalo que tenía en la cabeza sin saberlo. Me empecé a dar la mayor caña del mundo al rabo, hasta que empecé a soltar leche de nuevo, menos que en anteriores ocasiones en las últimas 48 horas, pero con la suficiente fuerza como para que un par de trallazos acabaran en mi mentón.

Sin pensarlo dos veces los recogí con los dedos y me los llevé a la boca. Me dio bastante morbo también, como en casa de Gonza.

Después me quedé un rato relajado en la bañera, incluso vi una bomba de baño de Lush, que le regalé a mi madre en su cumpleaños, y la tiré al agua. No podía ser más placentero ese momento. Mi rabo volviendo a su estado normal, mis pelotas moviéndose de dolor y placer por las burbujas. Me invadieron mil escalofríos, estaba en paz.

Después de media horita en la bañera, terminé de lavarme y salí.

Recogí el cuarto y encontré los gayumbos de Gonza, los que había traído hoy. No pude evitar pegarles una olida intensa. Me había enganchado a ese olor. Me hubiera hecho otra paja tan a gusto pero mis huevos estaban al borde de la extenuación.

Fui corriendo a la cocina, cogí unas bolsitas con abrefacil de los bocadillos y subí corriendo a mi habitación. Metí los gayumbos de Gonza de hoy allí y también los que encontré en mi chaqueta. Quería conservar ese olor. Podría decirse que era mi mayor tesoro.

Pasaron algunos días sin saber nada de Gonza. Por su parte Javi había intentado contactar conmigo, pero le di largas siempre, no podía enfrentarme a hablar con él de eso que podría haber visto.

En estos días volvió mi hermana a casa. Yo no podía ni mirarle a la cara. Nunca hubiera imaginado desear lo mismo que Isa hasta ese punto. Tenía que calmarme e intentar reposar lo sucedido. No podía dejar que me volviera a atormentar toda la historia.

Había estado muy apagado esos días, esta situación no me dejaba apenas ni concentrarme en las entregas que tenía que hacer para la Uni.

Isa me había notado raro y no es que tengamos mucha confianza para hablar de nuestras cosas pero aún así hizo el esfuerzo de entrar en mi cuarto, seguramente persuadida por mi madre.

-·- ¿Qué pasa germanet? ¿Y esa cara? No me has preguntado ni por el viaje a Roma. Muy bien, por cierto. Me puse como una cerda con tanta pizza y tanto gladiador jajja

  • ¿Cómo? ¿Qué? - Me incorporé de golpe en la cama.

-·- A ver tete, a los romanos solo los caté con la vista, no flipes.

  • Joder, ¿no te va bien con… ?

-·- ¿Con Gonzalo? Iker, ¿en qué siglo vives, corazón? Por tener novio, una no se vuelve imbécil y deja de valorar la belleza de los demás.

  • Ah. Ya.

-·- Bueno, a ver, te explico. No te he traído nada de Roma, peeeroooo… ¡Toma! - Sacó un sobre de su bolsillo trasero.

  • ¿Y esto?

-·- Una sorpresa, para que te animes un poco y salgas de casa, que  tienes a mamá preocupadísima. Así que vienes sí o sí, ¿Entendido?

Abrí el sobre. Dentro había unas entradas para ver al Barcelona Basket, en el Palau.

  • Ehh… ¿esto te ha costado dinero?

-·- Joe, no, pero eso es lo de menos. Nos las ha regalado Javi.

  • ¿Javi? Pero…

-·- ¡Pero el detalle es mío! Me las ha ofrecido y se las he aceptado de buena gana. Te encanta ir al Palau, ¿no?

  • Sí, bueno… Gracias Isa.

-·- Luego vengo a por ti. Y ventila un poco la habitación, joder.

Sin duda Javi había movido ficha definitivamente. Llevaba unos días respondiéndole con monosílabos a sus mensajes de Whatsapp y me había pasado a la PS2 con tal de no cruzarme con él en la xbox.

Había sido muy cantoso regalarle las entradas a Isa, se había metido en mi casa de alguna manera para obligarme a enfrentar la realidad y yo no estaba preparado para eso, sinceramente.

Vibró el móvil. Era Javi.

Q tal noi?

Te vienes al Palau? Buenos asientos, eh!

Eoo

(Dudé en si contestarle con un monosílabo o mandarle a la mierda directamente. Al final opté por ser educado).

Sí, voy. Gracias por las entradas. <<

Wow! 6 palabras seguidas!

Hoy tienes un gran día! jaja

Es coña

Tu vas? <<

Yo curro, pero sí, x ahí estaré después.

Si necesitáis algo avisas al Roger, com sempre

ok?

Ok <<

Estaba siendo un poco duro pero sinceramente no sabía cómo abordar la situación. Todo era demasiado increíble como para comenzar a ser maduro ahora.

Pasé una tarde bastante jodida pensando que probablemente en unas horas tendría a Javi delante, mirándome con cara de “Lo sé todo”. Lo peor de todo es que yo no podría defenderme. Sinceramente merecía toda la mierda que se me venía encima. Por gilipollas, por dejarme llevar con alguien con quien no debía. Mi cuñado ¡joder! ¿En qué cabeza cabe? Es como sumar 1+1, si tu hermana tiene novio, no le comas los huevos, ¡por favor!

Pero no, yo me he tenido que pasar todos estos días en mi cuarto entre llorando y pelándome la polla como un macaco, e incluso a veces, las dos a la vez.

Mi hermana y yo llevamos el coche de mi madre al Palau. No sé cómo pero me apetecía echar un rato con Isa. Al final no iba a ser tan mala idea.

Mientras Isa conducía, en los semáforos iba mirando el móvil y riéndose.

-·- Gonzalo, que ya estoy con Iker en el coche. Me comentas todo… eso… luego.

Le había mandado ese audio que me había dejado descuadrado. Me había sentido muy incómodo. Lo normal cuando sueñas con las pelotas en la boca del novio de tu hermana, vaya.

-·- A ver si encontramos dónde aparcar, encima contra el Valladolid, esto va a estar petado, nen. - Abrió la ventanilla del coche para poder otear los huecos mejor.

  • Ya, bueno, lo cierto es que cuando el equipo visitante tie…

-·- ¡Ahí está! ¡Gonza!

(No. me. puto. jodas)

Desde que se fue Isa, no había vuelto a coincidir en persona con ellos dos a la vez. Lo que me faltaba. Una bonita reunión familiar en la que todo el mundo ha hecho correrse a la misma polla.

Isa aparcó el coche en un hueco que estaba guardando Gonza.

Salió ella primero del coche y corrió a abrazarle.

— ¿Qué tal Iker? Nada como acabar la semana en el Palau, ¿eh?

  • Ya ves, sí, ha sido… una buena sorpresa.

-·- Aún me queda otra sorpresa Gonzalo, pero a ti te la doy luego. - Le susurró Isa al oído.

Ese comentario me cortó el cuerpo, no sabía que me molestaba más, si oír ese comentario saliendo de la boca de mi hermana, o que fuera dirigido a Gonza.

  • Entramos ¿o qué? - Dije serio.

— Venga sí, que llegamos al calentamiento.

-·- Muy importante, el calentamiento… sí.

Sin duda mi hermana estaba más salida que el pico de una plancha. Estaba inaguantable. La cara que había puesto Gonza era un poema, una cara de vergüenza ajena acojonante.

Entramos en el Palau y nos dirigimos a nuestros asientos. La verdad que de todas las veces que habíamos ido invitados al Palau, ésta era la vez que mejores vistas tendríamos, en plena pista.

Al llegar nos encontramos con Roger, el colega de Javi y Gonza, y Laia, su novia.

Todos empezaron a hablar, pues hacía algún tiempo que no se veían. Yo, después de saludarles, me senté y me puse a mirar el móvil hasta que se sentaran.

-·- Iker, ¿Por qué no vas a por unas birras antes de que empiece todo?

— Toma, 5 tickets, vete a la VIP y di que vas de mi parte. - Me dijo Roger.

  • Muchas gracias Roger. Ahora vuelvo.

Aparte de no pintar nada en el grupo en ese momento, ahora también era el camarero. Genial.

Fui escaleras arriba hasta llegar a la entrada VIP. No había nadie de seguridad y sin la tarjeta de abonado VIP no se podía abrir la puerta. Esperé unos minutos pero no aparecía nadie. Decidí bajar de nuevo e ir a por mi cartera para comprar en la barra normal.

De repente, al fondo del pasillo, como si de una aparición mariana se tratara, vi a Javi. Parecía un jugador más del Barça con la equipación puesta. Rápidamente di media vuelta para bajar por las siguientes escaleras.

      • ¡Iker!

Hice como que no le había oído y me apresuré a llegar a las malditas escaleras.

      • ¡ Iker!

Oí a alguien corriendo a zancadas hacia mí. Ya no podía disimular más. Me di la vuelta con cara de sorprendido.

  • Hombre, Javi.

      • ¿Qué pasa bro? ¿Buscando el baño? jajaj
  • No, bueno, sí. No, claro que no. Iba a la VIP a por unas cosas para Roger.

      • No jodas. Hoy no abre, están de obras. Tiene narices.
  • Bueno, pues nada. Voy a por pasta a mi chaqueta y subo a la barra normal.

      • ¿Qué quieres, birras?
  • Sí, 5 birras para todos. Han venido Laia y … Gonza, también.

      • Ah bueno, si son birras no hay problema. Sígueme.

Javi echó a andar y lo que más me hubiera apetecido del mundo hubiera sido darme la vuelta y salir corriendo en sentido contrario.

Pero le tuve que seguir.

Llegamos a la puerta de la zona VIP y la abrió con su tarjeta del Club.

      • Venga, vía libre, aquí hay de todo. ¿Serán 5 pues?
  • Si, 5. Muchas gracias.

Se puso detrás de la barra, cogió una bolsa y metió 5 birras que sacó de la nevera.

De pronto, volvió a meter la mano en la nevera y sacó otras dos.

Salió decidido hacia la zona de sofás y se sentó en uno. Puso las birras encima de la mesilla de cristal que tenía en frente y abrió dos.

Yo me quedé congelado. Me había metido un gol por toda la escuadra. Me acerqué hasta el sofá y me senté, ya era todo bastante incómodo como para hacerlo aún más.

      • ¿Me vas a decir qué te pasa, o voy a tener que invitarte a ver al Barça todas las semanas?
  • Joder, nada, ¡qué me va a pasar! Una racha de bajón, ya sabes, último curso en Elisava y sin tiempo para nada…

      • Claro que sí, campeón. Y un Óscar también te van a dar este año.
  • No, de verdad, no te preocupes, todo está bien.

      • Mira Iker, sabes que te tengo mucho aprecio y a veces las cosas no están bien, y no pasa nada, pero hay que contarlas, porque sino dan gases, unos gases que te cagas encima chaval.
  • Jajajja - Creo que era la primera vez que me reía en muchos días.

      • Venga dale, que tengo poco tiempo hoy, me sabe mal, porque me importas.

Esas dos últimas palabras fueron las que me hicieron decidirme a abrirme con él.

  • Estoy preocupado por algo que me pasó el otro día jugando a la xbox.

      • Vale…
  • Estoy preocupado porque vieras algo que no es lo que parecía.

      • ¿Y qué tenía que parecer?
  • Bueno, ya sabes, cosas personales.

      • No he visto nada, Gonza. No sé de qué hablas exactamente, pero si crees que te he pillado haciendo algo, o con alguna, quiero que sepas que no es así. Me conoces de sobra, es cierto que este año pasado con esto de entrar en Can Barça no he tenido mucho tiempo, pero ahora lo estoy intentando más. Me gustaría que me escribieras de vez en cuando o me llamaras, aunque sea para echar una partida en la xbox. Yo no he cambiado por todo esto que me está pasando. No cambies tú, por favor.

Se me partía el alma de oír todo eso. Había sido muy injusto con él, me había portado de manera muy inmadura. Al final lo que dice Isa de mí, iba a ser verdad.

  • Joder Javi, me entran ganas hasta de llorar. Me he portado fatal. En vez de mirar las preocupaciones de frente me ha dado miedo y me he encerrado en mí mismo. Hoy he aprendido algo muy importante, de verdad.

Se acercó a mí y me dio un abrazo fuerte acompañado de unas palmadas en la espalda.

      • Venga, anda. Todo bien, ¿sí? A ver cuando me invitas a unos porrillos de esos que te fumas con los del cole, que el otro día en mi casa ibas doblado jajaj
  • Jajaja hecho tío, vas a alucinar. Los del cole me llevan por el mal camino, pero encantado oye, jajja

De repente le sonó el walkie y le avisaron para entrar en vestuario inmediatamente.

      • Oye Iker, luego os veo ¿vale? Marcho corriendo. Quédate un rato aquí si quieres, no bajes con esa cara que te van a freír a preguntas.
  • Ah genial, gracias tío.

Se levantó de un salto del sofá y se fue hacia la puerta caminando a zancadas (como siempre).

Yo por mi parte le eché un par de tragos seguidos a la birra que Javi había abierto para mí.

      • ¡Oye tú! - Me gritó mientras abría la puerta.
      • ¡Y quítate la vergüenza, que todos tenemos una colgando!

Abrió la boca y me sacó la lengua con burla mientras tiraba de la cintura del pantalón hacia abajo y me enseñaba el rabo.

Se volvió a subir la parte de delante del pantalón, dio media vuelta y se fue corriendo.

Me quedé con una cara de póker importante. Estaba intentando procesar lo que acababa de suceder. Javi se había bajado el pantalón del equipo por delante y me había dedicado una vista de su rabo, así, porque sí.

Aunque fueran unos pocos segundos a mí se me hizo mucho más largo. Era como si hubiera vivido ese momento en slow motion.

Nunca me había parado a imaginar en cómo tendría la polla Javi, es algo que no me he imaginado nunca de mis amigos. Pero si alguna vez lo hubiera imaginado, seguro que la realidad superaba la ficción seguro.

Lo que había visto era un rabazo largo y gordo en reposo. Jamás había visto en directo algo así en reposo. Pude ver que tenía la polla sin pellejo y tenía algo de pelo, lo justo. La huevada la intuí bien abajo, pero no me acordaba bien. Seguro que tenía los huevos bien colganderos a juego con el rabo, bien colgandero también.

Me empezó a entrar un calor extremo por todos los sitios. Ese momento de bajada de pantalón me estaba poniendo el rabo morcillón, me vibraban los cojones a más no poder. Me levanté del sofá y me metí detrás de la barra del bar, allí era imposible que nadie me viera. Me bajé los pantalones hasta las rodillas, apoyé el culo sobre mis piés y me la empecé a pelar salvajemente. Tenía que ser muy rápido y Javi me había servido en bandeja el morbo suficiente como para descargar los huevos sin tardar demasiado.

Me puse a gemir como un cabrón, la habitación estaba aislada y nadie podía oírme. Tenía la polla dura como una palanca pero bastante seca, así que cogí la cerveza y me bañé el rabo con ella.

Qué gustazo, tan caliente y de repente tanto frescor. No pude evitar acordarme de los huevazos de Gonza pensando en ese frescor. Sin querer me estaba pajeando pensando en esos dos rabos a la vez.

— ¿Iker? ¿Estás ahí?

¿Qué cojones hacía Gonza allí?

  • Eh… si, estoy cogiendo las birras, voy. -Me subí los pantalones todo lo rápido que pude.

— Anda que avisas. - Gonza me estaba mirando desde lo alto de la barra.

Entonces pegó un salto y apareció en mi lado de la barra, justo en frente de mí.

Yo no sabía qué decir, estaba completamente petrificado, tirado en el suelo sujetando mis pantalones por los muslos y con el rabo tieso apuntando al techo.

— No paras ¿eh, tío? Nunca he conocido a nadie tan pajero como tú.

  • A excepción de ti. - Me lancé a decir.

— Ahí llevas razón. Somos los Buscadores de Pajas, siempre en la búsqueda incansable de nuevos desafíos.

  • Jajajja ya ves, tío. Oye, mira cómo la tengo tío, yo voy a seguir, necesito acabar antes de bajar.

Era una completa invitación por mi parte, estaba tomando la iniciativa por una vez de manera brutal, no me explicaba de dónde había sacado la valentía.

— Yo hoy no me uno, me está esperando Roger para que le devuelva la tarjeta. Me dijo Javi que estabas aquí hablando por teléfono.

  • Ah, bueno, como quieras. Ahora bajo yo, di que estoy en el baño, por favor y bájate las cervezas.

— Perfect. Venga dale caña que empieza.

  • Voy.

Gonza dio media vuelta y salió de la barra de bar dirigiéndose hacia la puerta de salida.

Había sido un buen corte, la verdad, pero toda esa situación me había encendido el motor del rabo a tope. Me volví a derramar cerveza en la cola y me impuse un ritmo frenético subiendo y bajando mi mano a lo largo de mi polla. Me volví a acordar del rabazo de Javi… ¡Santo rabazo! Menudo pollonazo se guardaba el tío, nunca lo hubiera dicho. Pero ahora lo tenía fijado en mi mente y podía disfrutar de él.

— Mira, que iba a salir por la puerta, pero te he oído ahí darte caña a tope y no podía ser que te dejara aquí tirado, sin asumir este desafío de los Buscadores de Pajas.

Gonza volvía a estar al fondo de la barra de bar. Se acercó a mí, poco a poco y cuando estaba justo en frente se arrodilló. Yo me incorporé un poco para arrodillarme también. Se abrió el pantalón vaquero y se bajó todo hasta las rodillas, como yo.

Ya tenía una buena empalmada, solo tenía que despellejarla un poco para ponerla a tope como la mía.

Nos teníamos frente a frente, los dos mirábamos hacia nuestros rabos mientras empezábamos a respirar a más velocidad, volviendo las respiraciones en susurros y después en pequeños gemidos.

Gonza subió la cabeza para mirarme a los ojos. Me derretí completamente con esa mirada.

De repente noté como agarraba mi mano pajera y me la quitaba de su sitio. Se acercó aún mas llegando a emparejar los dos rabos, uno al lado del otro. Cogió la cerveza que estaba abierta en el suelo y vertió un poco sobre las dos pollas, lo justo para no mancharnos los pantalones.

Entonces agarró las dos con una mano y empezó a pajearlas poco a poco, hasta que les dio a tope.

Entre la respiración de Gonza, tenerle tan cerca en frente de mí, las miradas furtivas que nos echábamos cada pocos segundos… No pude más, puse mis dos manos libres sobre su culazo duro, abriendo bien las manos para abarcarlo mejor. Le miré y dentro de su expresión de estarle dando a tope a nuestros rabos pude observar una sonrisa, el único permiso que necesitaba en ese momento para poder manosearle bien mientras me daba placer con su mano y con su rabo rozando el mío.

— ¡Me corro, tío! ¡Súbete la camiseta ya! - Él hizo lo mismo con la suya.

De repente soltó los rabos y me agarró del culo con sus dos manos, apretando mi cuerpo contra el suyo.

Se empezó a mover de manera que parecía que nos estábamos follando los rabos el uno al otro.

Enloquecí con ese movimiento acompasado de nuestros cuerpos frotándose, sudados, manoseándonos los culos con las manos, casi arañándolos.

Nuestras caras habían pasado a apoyarse en el cuello del otro, notando la respiración directamente en nuestra piel.

Después de un minuto largo disfrutando del calor y el movimiento de nuestros cuerpos empezamos a corrernos a tope encima del abdomen del otro. Fue una corrida larga, estuvimos más de medio minuto soltando trallazos como posesos. En esos momentos de soltar leche noté como Gonza abría su boca y pasaba su lengua por mi cuello para después morder suavemente mi piel. Así hizo mientras duró la corrida.

Yo en cambio lo único que me surgió hacer fue apretar mucho los labios contra su cuello y después soltarlos de golpe. Lo que se conoce como “un beso”.

Una vez notamos que se había acabado el derramamiento de leche, nos miramos.

—Buah, brutal nen. - En ese momento acercó su cara a mi cuello de nuevo y me devolvió el beso, a la vez que me volvía a apretar el culo con sus manos.

  • Ya ves, ahora el partidito bien descargados jaja.

— ¿Qué dices tío? Ni de coña. Se nos ha ido la pinza. Olemos a sudor y cerveza y… lefazos. Es un canteo, Iker.

  • ¿Y qué hacemos?

— Te llevo a casa y decimos que te encontrabas mal.

  • Pero tío, luego le he prometido a Javi que le esperaríamos para verle un rato.

— Iker, piensa. Se van a dar cuenta. 20 personas a la redonda de nuestros asientos en pista se darían cuenta.

  • ¿Y si me llevas a tu casa y nos duchamos rápido? Muy rápido.

— Eso nos llevaría mínimo 45 minutos…

-Decimos que hemos perdido las llaves del coche o algo y que hemos tardado en encontrarlas.

— Va, esa me gusta más. Rápido ¿eh?

  • Toma servilletas, a saco. Que no caiga nada en la ropa.

Nos limpiamos y nos vestimos rápidamente.

En un momento dado en que Gonza estaba vigilando la puerta me guardé en el bolsillo del pantalón una servilleta con bastante lefada, que había soltado Gonza.

Salimos corriendo de allí y nos dirigimos hacia el parking. Cogimos el coche de mi madre porque a la vuelta del partido yo volvería solo e Isa iría a dar una vuelta con Gonza. Era mejor no dejar pistas, ni olores.

En el trayecto en coche hasta su casa fuimos rememorando la jugada de la barra de la zona VIP, nos reímos bastante, la verdad. Nos estábamos acostumbrando a nuestro humor y empezaba a no ser nada incómoda la post paja.

No había apenas tráfico, así que llegamos a su casa bastante rápido. Allí, pasamos directamente al baño.

— Venga, ropa fuera. Hay que darse prisa. - Dijo nervioso.

Se quitó todo como un rayo y se metió en la ducha. Yo me fui quitando la ropa lentamente, mientras disfrutaba de su cuerpo a través de la mampara. No podía creer lo rápido que me había acostumbrado a manosear ese cuerpo. Hacía unos días yo estaba observando su cuerpo desnudo a través de la mampara del baño de mi casa, nervioso y alucinado. A decir verdad seguía alucinando viéndole desnudo.

Cuando me quise dar cuenta, Gonza ya salía de la ducha.

— Macho, date prisa. Y no te mojes el pelo, no da tiempo.

  • Sí, claro.

Me bajé los gayumbos y noté que volvía a tener el rabo morcillón.

— Pasa anda. Eres todo un portento ¿eh? jajaj

No se me ocurría nada que contestarle. Todo lo que pasaba por mi mente era del tipo “Normal, viendo ese culazo…” o “¿Quieres probar lo portentoso que soy?”, pero todo implicaba demasiada sinceridad por mi parte y tenía que recordar que todo esto era un simple juego de colegas.

Me empecé a duchar y Gonza, al terminar de secarse no se cubrió la cintura con la toalla. Se empezó a lavar los dientes.

De vez en cuando me miraba a través del espejo y yo hacía como que no le había visto.

Me estaba calentando muchísimo esa situación. ¿Por qué me miraba desnudo? ¿No era un simple juego pajero entre colegas? Por mi parte está claro que no lo era, pero ¿y por la suya?

Para más inri, Gonza se empezó a empalmar. ¿Se estaba empalmando viéndome desnudo?

Me daban ganas de invitarle dentro de la ducha conmigo y empezar a manosearle entero de nuevo. Pero no lo hice, obviamente.

Cuando terminé, salí de la ducha con el rabo durísimo. Me había puesto muy cachondo ese momento y no tenía sentido disimularlo, al igual que él tampoco lo había hecho.

Gonza me echó una mirada al rabo y después escupió la pasta de dientes.

Cualquier persona con algo de inteligencia emocional habría sacado conclusiones de ese gesto. Por mi parte fue como si me hubiera corrido en su boca y hubiera escupido mis lefazos.

Se me debió poner una cara de gilipollas bastante importante imaginando todo eso, porque Gonza, aún con pasta de dientes en los labios se me acercó y me dio un gran soplido en la cara.

— ¿Acordándote de tu amiguita? Va, que tenemos prisa. Toma, sécate bien con esta toalla, no vayas a mojar la ropa.

Yo ya ni me acordaba de mi amiguita, que tan bien conocía Gonza.

Había pasado unos días completamente obsesionado con él.

Acto seguido Gonza me dio un cachete en el culo y salió del baño.

Casi me corro de gusto y mira que mucho no me faltaba para hacerlo con todo lo que estaba pasando en ese baño.

Me sequé, me coloqué el rabo como pude dentro del gayumbo y me vestí.

— Iker, yo estoy. Vamos con tiempo récord, te espero en la puerta, voy a escribir a Isa para explicarle lo de las llaves. ¡Corre!

Por un momento se me había olvidado toda la estrategia, el calentón me hacía desprenderme de todas mis responsabilidades y centrarme únicamente en satisfacer mi rabo. Pero no lo hice.

Salí del baño y fui hacia el salón. De repente algo me llamó la atención. La puerta del cuarto de Javi estaba abierta y nunca me había interesado lo más mínimo asomarme a ella. Pero en ese momento hubo una fuerza que me llevó a entrar. La imagen de él regalándome una buena vista de su rabazo me volvió a invadir la mente. Nunca me había fijado en él, pero ahí estaba, en medio de su cuarto empujado por el morbo.

Recorrí rápidamente la estancia con la mirada. A simple vista todo estaba muy ordenado, nada que ver con el cuarto de Gonza.

Sin pensarlo dos veces me asomé a su cesta de la ropa sucia. Estaba bastante llena, sobre todo había ropa de deporte. Cogí una camiseta de los Chicago Bulls y me la acerqué a la cara. Inspiré profundamente. Olía mucho a sudor. Seguramente se hubiera pegado un buen entrenamiento con ella. Volví a oler la camiseta varias veces. Inevitablemente relacioné la imagen de su rabaco con ese olor y me puse cachondísimo. Nunca me hubiera puesto cachondo el olor de Javi, pero la cosa había cambiado desde hacía un rato.

Cuando fui a dejar la camiseta, vi varios gayumbos juntos en la cesta.

— ¡Vamos Iker, joder! ¿Qué haces? - Me gritó Gonza desde el salón.

Sin tiempo para reaccionar, cogí unos gayumbos y me los metí en el bolsillo de la chaqueta. Ya lo había hecho antes, en esa misma casa, así que no me asaltaron pensamientos de culpabilidad o extrañeza, mas bien me sentí triunfador.

Salí corriendo del cuarto de Javi y fui al salón.

— ¿Qué estabas haciendo?