Mi cuñado Gonza 6

Rico... ¿y tú?

Se pellizcó el glande, cogió un buen hilo de precum y se lo llevó a la boca.

-- Rico... ¿y tú?

En ese momento me quedé paralizado. Esto pasaba todos los límites que yo me había podido imaginar en esa paja.

-- Eo! ¿Que si a ti también…?

Me apreté bien el glande y con el pulgar y el índice recogí todas mis babas.

— ¡Joder, si que estás soltando lastre, sí!

  • Ya ves tío, no suelo sacar tanto. - Me acerqué los dedos a la boca y saqué la lengua para limpiarlos. Gonza se había quedado con la boca abierta mirando la escena sin querer.

  • Muy rico también, sí señor. Un buen entrante jajaj

— Jajaj que cabrón. Si te soy sincero nunca había visto a un colega comerse el precum, mola verlo con naturalidad, ¿no?

  • Pues si tío, al final a todos nos gustan cosas parecidas, no hay por qué esconderlas.

— Ya ves. Pues venga, puestos a no esconder…

De repente tiró hacia arriba de la cinta del bóxer, levantó el culo y se bajó el bóxer hasta los pies.

— Uff.. ¡qué gusto, tío! Ya era hora de airear el rabo.

Me quedé mirando fijamente la estampa sin importarme que me pillara fijándome de más.

Tenia una polla preciosa, el capullo ya lo había visto, estaba muy proporcionado con el resto. Era bastante grande y gorda, con algunas venas marcadas alrededor. Estaba totalmente depilado, me imagino por la rutina de ir al gimnasio entre otras cosas, por lo que parecía más grande aún.

— ¿Nunca has visto un rabo o qué?

¡Tremenda pillada! No sé cuanto tiempo llevaría alucinando como bobo mirando su entrepierna al aire.

  • Sí, bueno, alguna, ya sabes, lo típico de los colegas.

— Joder me has asustado. A ver si le veías algo raro a mi rabo…

  • Jejej No, no, está… bastante bien. Buena minga tío.

— Pues gracias hombre jajjaj ¿Tú qué?

En ese momento empecé a dudar de si los calambrazos extremos que me había dado el rabo a ver su material habrían acabado en corrida involuntaria o no. Así de alucinado iba (y fumado…)

  • Venga, pues. Las pollas cuñadas al aire. - Me bajé los gayumbos hasta las rodillas.

— ¡Ole! Mira que buena polla gastas Iker, campeón. Ya estoy visualizando el chochito de tu amiguita engulléndotela.

  • Jajaj ya ves tío, que pim que pam, arriba y abajo.- Mientras decía esto me agarré el rabo y subí el culo y lo bajé varias veces como si me cabalgara.

— Joder, si que la llevas seca ahora ¿no?

  • Jajaj normal, hace 1 minuto me he tragado todas las babas macho, qué quieres…

Se escupió la mano y lo empezó a esparcir por su capullo en círculos.

Le imité, pero se me había quedado la boca seca con tanta emoción. Tenía la lengua casi pegada al paladar.

— Toma anda, que los porros es lo que tienen.

Se escupió de nuevo en la mano, dos veces. Me miró y yo asentí como quitándole importancia al asunto.

Acercó su mano a mi glande y lo rodeó con sus dedos.

  • Muchas gracias caballero.

Me miró a los ojos de manera burlona y …

— De nada, hombre. - Bajó con sus dedos por mi capullo apretando el troco de mi rabo. Volvió a subir y de nuevo a bajar, para finalmente agarrarme los huevos y sobarmelos con sus babas también.

— Me debes un par de copas en el festival, que lo sepas.- dijo.

  • Joder, ¡si me has babeado hasta las pelotas, Gonza!

— Más frescor, verás qué gusto. jajajja

Justo después volvió a acomodarse en su lado de la cama, se agarró el rabo y empezó a sobarlo poco a poco mirando a la tele.

A mí se me había puesto tan dura que me agarré la polla simplemente por cumplir, porque algo me decía que la leche estaba a punto.

— Joder qué buena la Amy, siempre me saca unos pajazos de la hostia.

  • Y a mi tío… me encantaría que me diera buenos tetazos en la cara… buf…

— Ya ves… y una buena cubana ahí, entre esos dos melones…

  • Ahí entran hasta 2 rabos haciendo cubana, te lo digo yo.

— Hostia, pues fijo jajajja

Seguimos unos minutos sobándonos los rabos, Gonza empezó a darle más duro, lo normal, mientras empezábamos a oírnos respirar más fuerte y más rápido.

— Tendría que molar esa cubana doble ¿eh?

  • jajaaj a esta le caben ahí hasta 4 rabos, fíjate lo que te digo…

— ¿Probamos?

  • ¿El qué?

— La cubana doble.

  • Joder, menos mal que el fumao soy yo. ¿No crees que falta algo en esa ecuación? ¿Un par de melones, por ejemplo?

— Mira, yo creo que si juntamos los rabos, los rodeamos con las manos y los pajeamos, eso tiene que ser muy parecido a la cubana esa…

No me lo podía creer. Era lo más increíble que hubiera podido pensar jamás.

  • Bueno, por probar…

Se incorporó en la cama y vino hacia mí. abrió las piernas y se puso encima de mis muslos, de manera que las dos pollas rozaban.

— Venga, una mano cada uno.

Colocó su mano derecha rodeando el tronco y la base de los dos rabos. Me dejó la zona de los capullos, lo que yo quería.

Desde ahí arriba escupió a los dos rabos varias veces, dejando caer las babas desde su boca poco a poco.

Yo no podía estar más excitado. Tenía a Gonza encima de mí en la posición de cabalgar. Podía sentir el peso de su cuerpo, el olor de su sudor, el olor de su rabo casi en frente de mi cara.

Desde la base de los rabos empezó a dirigir la paja doble. A veces soltaba el meñique y rozaba nuestras pelotas con él, las cuales se estaban rozando todo el rato y me ponía muchísimo.

Empezamos a acompasar el movimiento de nuestras manos a una velocidad de subir y bajar bastante considerable.

Nuestros rabos sonaban con las babas que había escupido Gonza.

No podía creer que estuviera pajeando a Gonza. Sentir su rabo increíblemente duro y gordo con mi mano y con mi polla a la vez. Me volvía loco.

Sin darme cuenta con mi mano izquierda, que la tenía libre le empecé a sobar el muslo, y poco a poco, en cuestión de segundos terminé sobándole su cachete derecho del culo.

Él se echó un poco para delante y me puso la mano en las costillas.

No me había atrevido a mirarle a la cara aún.

— Joder tío, esto es nuevo, mola mil.

Entonces le miré a la cara. Le empezaba a salir sudor en la frente.

Tenía una mirada de estar gozando increíble y tenía sus ojos clavados en los míos. Sin apartarlos le respondí.

  • Buah ya ves, estoy flipando.

— ¿Si? Yo estoy hipercachondo  tío, no sé cuánto más voy a tardar.

Alucinaría si supiera lo mal que lo estaba pasando yo intentando no correrme y estirar ese momento lo máximo posible.

  • Joder, ni yo, voy a tope. Cuando quieras.

— Venga, te hago una señal y ordeñamos.

  • Va.

Gonza subió más si cabe el ritmo de nuestras manos que en este momento apretábamos contra nuestros rabos con muchísima fuerza.

Nuestra respiración se aceleró también empezando a no distinguir entre gemido o respiración.

De repente Gonza me asintió con la cara. Levantó el culo y sujetándose con el brazo en el cabecero de la cama se acercó a mí de tal manera que puso su cara en mi cuello y empezó a gemir muy fuerte.

Yo al ver que se había recolocado casi encima mío como poseído le agarré con fuerza del culo, que estaba increíblemente duro, casi clavándole las uñas.

En cuestión de segundos empezamos a gemir como locos y de repente noté como mi rabo y su rabo, como por arte de magia, se hincharon a la vez y empezaron a soltar trallazos hasta nuestro cuello y llenándonos de corridas todo el pecho y la barriga. En ese momento éramos como un sandwich de lefa.

Pude notar entre 5 o 6 trallazos míos y alguno más de Gonza, que tenía las pelotas menos secas que yo, la verdad.

Se quedó tirado encima de mí mientras me hablaba con su boca en mi cuello.

—Ahh ahhh ahhh uffff joderrrr ohhh bufff tío!

  • Ahhhhh joder que buena, buf, me cago en la puta.

—Menuda vaciada de huevos nos hemos pegado joe, lo necesitaba tío, qué buena.

  • Y yo tío, gracias por dejar pajearme en tu casa.

— Nada hombre, al final lo hemos pasado de puta madre haciendo una conjunta y todo, jajaj.

  • Ya ves, lo último que me esperaba del día de hoy, jajaj.

Nos quedamos callados un minuto o así y después Gonza se colocó de nuevo encima de mis muslos, como hacía 3 minutos.

Mientras lo hacía le empezó a resbalar lefa desde la barbilla.

  • Hostia tío, ¡que te ha llegado a la barba! jajaaj

— No te rías que ese trallazo iba para tí seguramente y lo he parado yo. Joder vaya bañera hemos hecho. Vamos al baño tío, que esto no se va ni con 2 rollos de papel.

Me levanté y le seguí hasta el baño mientras me quedaba sin habla admirando su culazo. Su culazo lleno de marcas de mis dedos por cierto. Alucino.

Nos metimos los dos en la ducha, que era bastante grande a decir verdad. Gonza abrió el agua y me dio gel y cada uno casi sin rozarnos empezamos a enjabonarnos.

— Oye Iker, que me ha gustado mucho tener esta confianza contigo hoy. Sé que parezco serio a veces con la gente, pero me caes bien y es genial tener plena confianza en tu cuñado la verdad.

  • Claro Gonza, yo igual. No te ralles que esto es lo más normal entre colegas. Yo lo veo así, vaya.

No lo veía así, para nada y menos con mi cuñado, pero bueno había que interpretar un poco para poder disfrutar de ese cuerpo al lado duchándose a centímetros del mío.

— Ay que ver… y tu hermana diciendo que eres un inmaduro. Tiene tela. Si eres ya un hombretón, joe.

  • Un hombretón con las bolas secas exactamente.

—Jajaj Dos hombretones con las bolas disecadas sí, con la guerra que les hemos dado, normal. No esperaba yo que me siguieras el ritmo con ésta ¿eh?

Según acababa la frase me agarró la polla con sus dedos y me la descapulló. Yo no me quedé atrás.

  • ¡Lo mismo digo!

En unos segundos ya teníamos los dos las pollas morcillonas.

— Vaya dos, madre mía. ¿Tenemos el día tonto eh?

      • ¡Pum! ¿Qué, Gonza? ¿Qué hacéis ahí?

Javi acababa de irrumpir en el cuarto de baño como un cabestro, abrió la tapa del váter y se puso a mear.

Gonza y yo nos miramos una milésima de segundo con preocupación.

— Pues nada tío, ahorrando agua. Se ha quedado Iker conmigo un rato, que vaya resaca llevaba. Ahora ya estoy mejor.- (Me sonrió y me guiñó un ojo) - ¡Ya salgo!

  • ¡Hola Javi!

      • ¡Hola Iker! Tienes el cielo ganado, macho. Entre tu hermana y tu cuñado, te van a amargar.
  • Nada tranqui, de momento el amargamiento es superable, jajaj.

      • Esa es la actitud. Bueno marcho al salón, ahora os veo.

Javi tiró de la cadena y se marchó.

— Bueno, salgo tío. Coge una toalla de este armario si quieres.

  • Vale, gracias.

Gonza salió de la ducha. Miles de gotitas recorrían su cuerpo perfecto y moreno. Se puso la toalla en la cintura y salió del baño.