Mi cuñado Gonza 14

Te aviso que no es dinero limpio.

Poco a poco entramos en un torbellino de sensaciones en las que  todo cada centímetro de nuestra piel entraba en juego y nuestras bocas eran incapaces de separarse. Comencé a perder la noción del tiempo, no sabía con certeza si habrían pasado tres minutos o tres horas.

Gonza se separó un instante de mi boca y me sonrió con ternura, irradiaba felicidad como jamás había visto en nadie. Acercó su boca a mi cuello y comenzó a darme pequeños besos bajando hacia mi pecho. Allí se detuvo unos segundos en mis pezones. Comenzó a lamerlos suavemente a través de la tela blanca de la camiseta mientras me miraba a los ojos, parecía que quisiera grabarlo todo en su mente, cada detalle, igual que yo.

Cuando hubo mojado tanto la tela que casi se transparentaban mis ya tersos pezones, siguió bajando poco a poco por mi abdomen hasta llegar al botón metálico de mis Levis. Sin apartar su mirada de mí, sacó su lengua y fue siguiendo con ella la estela de mi rabo, que no podía estar más duro debajo del pantalón. Como si fuera un dulce comenzó a lamer cada centímetro de él, marcando su recorrido con saliva. De repente bajó la mirada y se apresuró a  absorber mi capullo. Era evidente que yo estaba soltando mas babas que en mi vida y seguramente habría mojado el pantalón.

Con sus dedos abrió el botón del pantalón y me bajó la cremallera. Yo no podía aguantar más, necesitaba sentir a Gonza como nunca antes, así pues, bajé mis manos y tiré de la cintura del pantalón y mis gayumbos hacia abajo, de manera que mi rabo saltó como un resorte hacia arriba golpeando su cuello.

Gonza no se lo pensó dos veces, abrió bien la boca y engulló mi rabo hasta el fondo, sin miramientos. Casi me corro en ese instante y, por el gemido que solté, creo que él también se dio cuenta, pero no paró, siguió succionando como un depravado todo mi rabo, de arriba a abajo. No sabía cómo ni por qué, pero jamás me habían comido la polla de una manera tan sublime, ajustando su velocidad con lo que a mí me apeteciera en cada segundo. Cada viraje de su lengua en mi capullo fue acertado, incluso cuando se la clavó hasta la garganta y aguantó como un campeón hasta casi ahogarse y ahogarme a mí de placer. No sentí la necesidad de incorporarme y follarle la boca a saco, él solo me estaba regalando uno de los mejores polvos que había echado con el rabo.

De repente paró en seco, pude ver su cara totalmente roja, como si le acabaran de pegar una paliza, respirando muy rápido y fuerte.

— No puedo más. Mucho tiempo... No puedo más.

Y, acto seguido, se reincorporó en el sofá, se quitó la camiseta de golpe y de un salto se puso de pie. Se desabrochó el pantalón y se deshizo de él y del bóxer de un plumazo.

Yo permanecí aún en éxtasis, completamente inmóvil de lo maravillado que estaba con esa escena.

Gonza me hizo una señal con la mano para que me levantara y lo acompañara de pie con él. No dudé y salté al instante del sofá, aún con los pantalones y gayumbos por los tobillos.

Se acercó a mí en seguida y nos abrazamos mientras nos empezamos a besar sin tregua de nuevo. No podía creer que pudiera disponer de absolutamente cada centímetro de su cuerpo para explorar con mis manos, y así lo hice, por fin.

Poco a poco nos pusimos de rodillas en el suelo, me vino un flash - back de aquella vez que estuvimos detrás de la barra VIP en el Palau Blaugrana. El deseo era el mismo, pero las condiciones del contrato eran totalmente distintas. Estaba totalmente hipnotizado por la felicidad que sentía en ese momento. Por fin podía ser yo, sin tapujos.

De repente Gonza estiró sus piernas y dejó a mi merced su precioso rabazo, justo en frente de mi cara. Lo engullí al instante, tal y como él lo había hecho antes, esa ferocidad me la había traspasado y ahora era yo el que tragaba sin piedad eso que tantas veces había deseado. Cada milímetro de su polla lo disfruté intensamente mientras le sobaba los cojonazos y le miraba fijamente a los ojos. Qué placer poder saborear ese rabazo que tanto me había imaginado llenando mi boca, notando su intenso sabor, cada vena, cada palpitación.

Nunca antes había visto esa tremenda cara de placer en Gonza.

— Espera. - Me susurró mientras sacaba su cipote de mi boca.

Mi cara era un poema, me había cortado el rollo completamente en un segundo. ¿Se estaba echando atrás?

  • ¿Qué pasa?

— Necesito algo.

En su cara se podía apreciar preocupación y vergüenza en ese instante.

  • Lo que sea.- Respondí con seguridad.

Gonza me sujetó los hombros y empujó mi espalda hacia el sofá mientras me besaba con delicadeza, dejando mi cuello apoyado en el borde. Subió sus rodillas al sofá, apoyando sus manos en la pared, dejando sus pelotas a la altura de mi boca.

Me agarré la polla y comencé a pajearme como un poseso mientras abría mi boca y empezaba a lamer y succionar sus pelotas. La postura de los dos, ese parón inesperado, sus bolas en mi cara, casi como la primera vez... todo eso me encendió aún más.

Noté como Gonza poco a poco tiraba más y más de sus bolas hacia arriba, sin duda le estaba poniendo igual o más que a mí. Cuanto más tiraba de ellas, más apretaba yo mis labios para que no salieran de mi boca.

De repente pegó un tirón enorme y me las sacó. Comenzó a rozarme con ellas por toda la cara, eso me estaba poniendo cada vez más burro y él lo sabía, solo había que fijarse en el nivel de intensidad que mi pajazo estaba tomando.

En medio de sus sobadas de bolas en mi cara, hubo un momento en el que paró, las situó por encima de mi nariz y pude oler esa maravilla que ya había podido oler antes, en sus gayumbos y en la paja de la Xbox; su culazo.

Mi lengua salió como un resorte de mi boca en dirección a su agujero. Esa primera lamida nunca podré olvidarla, ese tacto tan suave, tan perfecto, ese sabor tan increíble con el que tantas veces había soñado. Lo que no me hubiera imaginado en ese momento es la facilidad con la que se iba abriendo poco a poco, pidiendo más lengua, más besos, más succiones con mi boca.

— Ni te imaginas cuánto he imaginado este momento, nen. Ni te imaginas... desde aquel día que entraste en el baño y me viste ducharme. Ufff... me matas... Desde ese día no puedo evitar jugar pensando en este momento...

No me lo podía creer. ¿Había jugado con su culazo desde aquel día en mi casa? No podía ponerme más cachondo pensar en ello. Era increíble. Todos mis pensamientos más indecentes con Gonza cobraban un nuevo sentido. Estaba fuera de mí. Empecé a lamer su agujero salvajemente mientras notaba como cada vez se iba abriendo más para mí.

Empecé a no sentirme satisfecho simplemente abriéndole el culo con mis manos y comencé a azotarlo, provocando gemidos que cada vez se parecían más a pequeños gritos. Había vuelto a entrar en éxtasis, no podía parar de imaginar su cara rebosante de placer mientras yo le follaba el culo con mi lengua, no había vivido nada parecido nunca.

Siguiendo mis instintos más salvajes, aparté mi boca de su culazo, me di la vuelta y me levanté.

  • Buff nen, no me dejas opción. - Apoyé mi rabo babeante encima de toda su raja mientras le agarraba del pelo y le hacía levantar su espalda hacia mí.

— ¿Qué haces?

  • ¿Tú que crees, eh? Voy a darte lo que tanto quieres.

— Uff... joder nen. Dámelo. Dame...

Empecé a rozar mi capullo contra su agujero, presionando poco a poco.

  • Déjate de hostias.

Acto seguido, Gonza dio un golpe de cadera hacia atrás y se la metió entera al instante, soltando un gemido bestial.

No sabía qué hacer, seguramente se hubiera dejado llevar por el momento, pero ahora estaría realmente jodido, así que me quedé quieto unos segundos.

— ¡Fóllame Iker, hostias! ¡Dame todo lo que imaginamos, joder!

Me quedé un poco descuadrado con esa frase, verbalizar esas cosas me removía todo por dentro. Pero no pude evitar seguir su consejo y vivir por una vez eso que tantas veces había imaginado.

Sin dudarlo, le cogí las caderas con las manos y se la saqué de golpe, para volver a metérsela de golpe inmediatamente. Así empecé una follada frenética en la que los dos no parábamos de gemir brutalmente. Ese culazo de mi cuñado estaba abierto de par en par para engullir todo lo que yo tuviera que ofrecerle y parecía que había preparado este momento a conciencia, lo que me ponía aún más cachondo y con más fuerza me hacía embestirle.

Volví a agarrarle del pelo y a echarle la espalda hacia mi. Le comencé a escupir, lamer, morder el cuello mientras le sobaba entero con mis manos y le follaba el culazo a saco. El puso sus manos por detrás agarrando y arañando mi culo.  Su rabo estaba durísimo y le empecé a pajear con furia.

— Suelta nen. Éste va solo ya.

Solté su rabo y le metí dos dedos en su boca, provocándole arcadas cada poco tiempo, pero no se quejaba. Estábamos los dos totalmente salidos, sudados, queriendo más y más.

Gonza empezó a gemir cada vez más fuerte, lo que entendí como un aviso. Empecé, ahora sí, a metérsela como nunca se la había metido a nadie. Las pocas fuerzas que me quedaban las concentré en hacer arder su culazo por dentro, hasta casi dejar de sentir mi rabo.

— ¡Ohhhh jodeeeeeer! ¡Siiiiiiiiiiiiiiii! ¡Máaaaaaas!

Gonza comenzó a soltar chorrazos de leche por su polla, salpicando todo el sofá.

Yo tampoco podía más y, embistiéndole el culo como un loco, empecé a correrme dentro de él durante al menos un minuto. No podía parar de metérsela y sacársela con fuerza, así que seguí follándole durante al menos cinco minutos más, hasta que me empezaron a doler las pelotas. Le agarré de la cintura con las dos manos y sin sacarle mi nabo del culo, le arrastré hasta el suelo. Ahí tirados, resoplando como caballos, sudando como animales, le abracé fuerte y le empecé a dar besos en la nuca. No quería que ese momento se acabara jamás.

Poco a poco mi rabo fue menguando y finalmente lo saqué con cuidado, notando como un hilo de leche empezaba a caer por su agujero empapándome la polla, que ya reposaba junto a su culo.

— Me ha encantado, enano.

  • Y a mí. Me explota la cabeza.

Gonza se dio la vuelta y me miró a los ojos. Me besó.

Nos quedamos sobre la alfombra tirados un buen rato sin decir nada más, hasta que nos dormimos, sintiéndonos la respiración, retomando el pulso poco a poco.

Cuando abrí los ojos vi a Gonza aún dormido, con su cara a pocos centímetros de la mía. No se me iba de la cabeza todo lo que había ocurrido hacía unas horas. Quería besarle, sonreírle y decirle que todo iba a estar bien.

Por desgracia, la realidad era muy distinta y pronto me empecé a sentir todo lo culpable que una persona se puede sentir en esa situación. Todo esto estaba abocado al fracaso más absoluto y al mayor sufrimiento que puede sentir alguien, al no poder disfrutar de lo que quiere.

De repente, el móvil de Gonza empezó a sonar, haciendo que éste se levantara del suelo de un respingo y lo cogiera de encima de la mesa del comedor. Aún aturdido, respondió.

— ¿Si? Ah, dime amor.

La única cosa que no me apetecía que sucediera estaba sucediendo. Mi hermana interactuando con Gonza en ese preciso momento, en ese salón.

— Me acabas de despertar, estábamos durmiendo.

Usar el plural en ese momento era una cagada de dimensiones épicas a mi modo de ver, la verdad.

— Iker y yo, sí. Hemos estado jugando y nos hemos quedado fritos.

Jugando, jugando... sí, la verdad. Los dobles sentidos eran imposibles de evitar en esa situación.

— Ah, bueno, ¿Y qué problema le ves? Espera, cuéntamelo todo anda, no te enfades amor, que estoy zombie.

Gonza se fue a su cuarto y cerró la puerta. Me levanté y me eché en el sofá. Volver a la realidad no podía impedir que me acordara de lo que había sucedido en ese preciso lugar hacía un rato, se me puso dura al instante.

Me sonaron de repente un par de notificaciones de WhatsApp seguidas en el móvil. Alargué la mano hasta el bolsillo de mi pantalón y lo cogí. Era Xavi.

Oye tio, que haces?

Te hace una partidita?

Buf, que va tío, no estoy en casa<<

No?

Joe tío, me apetecía jugarme una contigo ahora.

Iré luego para casa, si quieres te aviso <<

Venga va, perfect.

Vete entrenando, que voy a coger la Xbox con ganas hoy jaja <<

Jajaja eso solo puede significar dos cosas XD

El qué? Jajaj Eres adivino ahora o qué? <<

Así es, jajaj

Las dos P

Wtf? <<

Porro o Polvo

jajaj qué cabrón <<

Me equivoco? Soy el puto Rappel, tío.

Si que lo eres sí, eh? <<

Apuesto 20€  a porro.

Me debes 20€, por listo, jajaj <<

Has mojado el churrete Ikercín? Oleee

Ya sabes, 20 lereles le debes al Ikercín XD<<

jajaj Hecho. A quién has preñado fiera? Se puede ver?

Jajaj No soy tan fotógrafo como tú, no ha quedado constancia de nada. <<

Vaya hombre, tienes mucho que aprender aún, nen. Ya me metiste en la cabeza el veneno pajero cabrón.

Eso te pasa por ponerte en modo Rappel.<<

Jaja Venga noi, mándame algún vídeo que te mole de por ahí, que ya no se me ocurre nada.

Ahora mismo no ando muy fino para buscar nada, la verdad <<

Subo la apuesta de 20€ a 40€ si me mandas un vídeo que te mole. Me he levantado generoso de la siesta.

Jajajaj qué dices? En serio? Estás para encerrar.<<

Si en 5 minutos me mandas algún enlace, tienes tus 40 palos.

Que Xavi fuera un salido mental no era ninguna sorpresa, pero que me ofreciera pasta, que a él le sobraba por cierto y a mí me venía de lujo... eso era ya otro cantar.

Hecho. Espera. <<

Busqué a toda prisa algún vídeo en plan sucio a saco, de estos que seguramente le molaban a Xavi. Ya que me iba a pagar unos euros, ¡qué menos!

1 minuto... tic tac, tic tac... jajja

Yaaaa! Ahí vaaaa! <<

Esperé un par de minutos para ver si respondía algo, pero nada. Estaría ya metido en faena.

Me levanté, me puse el pantalón, y fui sin hacer ruido hasta la puerta de la habitación de Gonza, que estaba cerrada. Estaba discutiendo bastante con Isa. Algo sobre empatía. Me hubiera quedado ahí espiando tan tranquilo, pero no me apetecía absolutamente nada después de todo.

Regresé al salón y me senté en el sofá a mirar Twitter y distraerme un poco. Necesitaba pensar en cualquier otra cosa que no fuera Gonza y me valía cualquier cosa, desde las elecciones en Nicaragua, hasta una pelea de muñecos de Disney en la Puerta del Sol de Madrid.

Hey! Muy bueno tío, me está molando.

¿En serio Xavi me estaba comentando su paja por WhatsApp? Lo que me faltaba por ver...

Esos 40€ bien lo merecen. Enjoy!<<

Hey, doblo la apuesta.

Cómo?<<

40 más si te llamo.

40 más por hablar conmigo? Qué te has fumado nen? Jajaj<<

No joder. 40 más por mirarme. Ya me entiendes colega.

¿En serio Xavi me iba a pagar eso por mirarle? Este tío era un salido mental en toda regla.

Ya sabes que me mola nen. No te ralles.

Sinceramente, en ese momento solo quería escapar de alguna manera de esa casa y no podía hacerlo, debía esperar a que Gonza acabase de hablar con Isa y luego... buf... luego se venía un drama importante. Total, ya había visto a Xavi en directo, incluso me había puesto a 100 que me dejara mirarle e incluso lamerle, y no había habido nada más que buen rollo después. Tenía el rabo a tope de nuevo, era imposible bajarlo por mucho que me doliera la huevada.

80€ pues. Dale. <<

Tu si que eres un colega, joder. Solo con que mires a la cámara me va bien tío.

Me levanté del sofá corriendo y fui al baño. Me puse los cascos y me senté en la taza del váter.

Estoy. No puedo hablar<<

Llamada de Whatsapp entrante.

— Hey tío, gracias. Molas mazo. Jajaj

Xavi me había visto con los cascos puestos y no había dudado en hablar. Le hice un gesto de aprobación con el pulgar y le guiñé un ojo.

En su pantalla le podía ver sin camiseta, del pecho para arriba, mientras su brazo derecho temblaba de arriba a abajo con rapidez.

— Te importa si me alejo un poco, tío?

  • Tranqui.- Se me escapó en voz baja.

— Buff tio, así me pone más la verdad.

Xavi arrastró un poco hacia atrás la silla de ruedas de su cuarto. Apareció en pantalla un primer plano desde sus rodillas hasta su cabeza. Menudo rabazo se le marcaba en ese momento, sin duda sabía jugar bien con la perspectiva de la cámara.

Sin querer se me escapó un “Buf”. En seguida me di cuenta y tosí.

Xavi pareció no enterarse y siguió dándose caña en el rabo mientras con una mano se sobaba los pectorales.

No pude evitarlo y me metí la mano por dentro del pantalón. Tenía el rabo a reventar de duro, necesitaba acariciármelo al menos mientras Xavi me regalaba ese show.

— Nen, puedes lamerte los labios un poco tío? Eso y el vídeo me va a dejar K.O.

Abrí mis labios y saqué mi lengua levemente, empezando a lamer mi labio superior.

Me abrí el pantalón como pude y me saqué el rabo. Empecé a meneármela suavemente para que Xavi no lo notara. La situación me estaba poniendo demasiado cachondo como para no hacerlo.

De repente vi cómo Xavi empezó a sacar su lengua también y a lamerse los labios con suavidad, casi copiándome cada movimiento.  Después de unos segundos decidí probarle. Saqué un poco de saliva con la lengua y acto seguido él hizo lo mismo. Dejé que la saliva bajara por mi labio inferior y me empezara a caer por la barbilla.

Xavi empezó a darse caña en el rabo a saco e hizo lo mismo, solo que de la barbilla logró que cayera en la punta de su cipote.

Sonreí inconscientemente y Xavi hizo lo mismo. Se levantó de la silla y se acercó a la cámara del móvil, poniendo en primer plano su capullo, el cual empezó a masajear con su saliva. Volvió a escupir más saliva sobre su capullo, ahora sí lo empezó a restregar por todo su rabo.

Me puso muy cachondo y no pude evitar llevarme la mano del rabo a la boca, escupirme y meneármela con mi saliva también.

Xavi volvió a sentarse en la silla y me lanzó una sonrisa pícara.

— ¿Nos la estamos pelando juntos de nuevo, colega?

  • No sé decir que no a un pajote, jajaj. - Susurré.

— ¡Ese Iker, máquina! Date ahí bien a ese rabazo.

  • Lo mismo digo.

— ¿Que me dé bien a este rabazo dices? ¿Tengo rabazo?

  • Claro tío, tienes un buen rabazo follaputillas.

— ¿Sí, eh? ¿Y estas pelotas que te parecen?

  • No se como te caben en los gayumbos, son enormes colega.

— Son gordos mis cojonazos, ¿eh? ¿Los quieres ver de cerca?

  • Claro tio, acércalas bien.

— Mira qué bolones tío. Hazme una captura de pantalla colega y luego me la pasas.

  • Hecho. Ahí va, me flipa que un colega mío tenga esa huevada.

De repente oí pasos acercándose al baño. Se abrió la puerta y ahí estaba Gonza, mirándome con incredulidad.

Me quedé petrificado. Intenté no hacer ningún movimiento brusco. Apagué mi micrófono en seguida por si acaso.

  • Me ha entrado un calent… - Alcancé a decir temeroso.

— Shh... Sigue nen. Estás perfecto.

Se me estaba empezando a bajar del susto. Por un lado Gonza me había pillado cascándomela, aunque no fuera la primera vez, eso sí, nunca me había sucedido en su casa. Por otro lado tenía a Xavi mirándome con lupa a través de la cámara. La tensión en mis ojos era más que evidente.

Gonza dio unos pasos hacia delante y se arrodilló delante de mí, me agarró el cipote con sus manos y sin pensarlo dos veces acercó su boca y empezó a lamerlo con suavidad. En menos de 10 segundos ya volvía a tener el rabo a tope. Me había olvidado del móvil hasta que Xavi tosió. Miré en seguida a su cámara, estaba volviendo a acomodarse en la silla.

Miré a Gonza por un momento. Éste me devolvió la mirada y me hizo un gesto recriminatorio, quería que siguiera mirando el teléfono. Si hubiera sabido lo que en realidad estaba mirando hubiera flipado en colores, la verdad. En ese momento, Gonza me terminó de bajar los pantalones hasta los tobillos, me abrió las piernas y con mucha suavidad me empezó a lamerme las ingles, las pelotas, el rabo... estaba en la gloria.

Xavi por su lado me seguía mandando lamidas de labios, así que se las empecé a devolver disimuladamente, aprovechando que Gonza no tenía el más mínimo interés en mirarme a la cara esta vez, solo quería que disfrutara sin tensiones. Seguramente se habría dado cuenta de que me había puesto nervioso por su conversación con Isa y quería arreglarlo de alguna manera conmigo.

— Has quitado tu audio, colega?

  • No puedo hablar ahora, hay gente cerca. - Le escribí con cuidado.

— Tranki, me pone mucho que me escuches y que no puedas hablar también.

  • jaja

—Viéndome así estas ganando mucha pasta eh? Jajaj

— Quieres ver tu dinero?

Asentí y me mordí el labio con suavidad.

— Te aviso que no es dinero limpio.

Cogió varios billetes de 10€ y se los puso entre los dientes. Después los cogió con una mano y se los empezó a restregar por el pecho, el abdomen y por último los huevos y el rabo.

Casi me corro del gusto cuando vi eso. ¿Se podía ser más cabrón que Xavi? Aún así me ponía muy burro. Saqué la lengua y la llené de saliva de nuevo.

Xavi hizo lo mismo, se levantó de la silla y se acercó a la cámara. Empezó a escupir sus babas encima de su polla y a restregar después los billetes en ella. No pude resistirme. Abrí mi micrófono un instante, quería que escuchara. Empecé a gemir un poco.

Gonza no levantó la vista de mi polla. Entraba dentro de lo normal de nuestra situación en el baño. Cada vez me mamaba el rabo con más ansia mientras me masajeaba las pelotas, las lamía, las soplaba de vez en cuando. Estaba en la gloria.

Xavi empezó a gemir también mientras me enseñaba cómo frotaba los billetes en su rabo y los mojaba poco a poco de saliva.

— Así colega así, mira tu dinero como disfruta en este rabazo que tiene  tu colega.

  • Mmmhhh si joder... - susurré.

— Uff como te pone ver el cuerpazo de Xavi ¿eh? Y su rabazo ¿eh? Y sus huevazos ¿eh? No todos mis colegas pueden ver lo que tú ¿eh?

-Hmmm si…

— ¡Hazme capturas eh! Quiero todas las que puedas.

  • Bufff...

— Estoy a cien nen, mira tu pasta, vas a disfrutarla bien...

Xavi se levantó de nuevo y se acercó a la cámara restregándose los billetes por el rabo y las pelotas mientras se la pelaba a saco. Le empecé a sacar la lengua con babas de nuevo y empezó a jadear muy fuerte hasta que, de la punta de su rabo salieron trallazos de lefazo directos a los billetes, empapando todos por completo.

Corté la videollamada en seguida, era el momento de no cagarla. Tiré el teléfono al suelo, cogí con mis manos la cabeza de Gonza y le empecé a dirigir la mamada cada vez más fuerte. Gonza empezó a tragarla entera hasta el fondo sin rechistar, mientras oía sus arcadas me acordaba de la follada tan increíble que habíamos pegado antes, de su culazo, de cada embestida que le di.

  • ¡Ahh joder! ¡Me corro nen! ¡Me corroooo!

Hice un ademán para separarle la cabeza de mi polla, pero hizo fuerza y no se quitó. Siguió mamando con el mismo ansia hasta que no pude más.

  • ¡Ahhhhhhhhhh coñoooo!

Noté como Gonza tragaba cada sacudida de leche que pegaba mi rabo. Aguantó estoicamente hasta el final, cuando me miró aún con un hilo de lefa en sus labios, sacó la lengua y sonriendo la metió en su boca, para luego relamerse los dientes con cara de gusto.

No pude hacer nada más que abalanzarme sobre él y besarle.

— Me gusta no interrumpir jejeje

  • Has hecho mucho más que eso, me has arreglado el pajote.

— Bien está lo que bien acaba. Comemos?

  • Te has quedado con hambre?

— No me cansaría de comerte.

Nos levantamos y fuimos a la cocina para preparar la pasta con trufa que me había prometido Gonza.

Sinceramente no creo que hubiera habido mejor manera de zanjar el día que con esa mamada. No había visto arrepentimiento ni malestar, o al menos eso me había transmitido. Entendí que no quería sacar el tema más en lo que nos quedara de día. Era un día para disfrutar juntos, sin pensar demasiado en el día de mañana, solo él y yo, haciendo pasta.