Mi cuñado Gonza 11

¿Te gusta lo que tengo ahí abajo?

Abrí los ojos, ya era de día.

No notaba el cuerpo de Javi presionando el mío, ni sus brazos, ni sus piernas. Nada.

Giré la cabeza y ahí no estaba. Me había dejado solo en la cama.

Recordé todo lo que había pasado anoche y me entró un calentón increíble. Me llevé la mano al rabo, aún lo tenía muy pringado de babas, increíble.

Era ahora o nunca. Me levanté de la cama, me puse los gayumbos de Javi para ir al baño, quería hacerme un buen pajote oliendo ese rabazo.

Al abrir la puerta oí una conversación en el salón. Entrecerré un poco la puerta para poder escuchar bien. Eran Gonza y Javi, apenas podía entender nada. Salí al pasillo y me apoyé en la pared que no tenía visión desde el salón.

— ¿A ti te parece normal, en serio?

      • Vamos a ver, Gonzalo, se ha quedado a dormir, ¡No le iba a dejar en el salón!

— Tío, que es mi cuñado, Isa ha dormido aquí también. Se llega a encontrar esa estampa y le da un ataque.

      • Tiene 23 años, yo creo que ya es mayorcito para quedarse donde quiera. Incluso a su madre le pareció bien.

— A su madre le pareció bien que se quedara conmigo. Me ha llamado esta mañana y no he sabido ni qué decirle, yo no sabía nada.

      • Joder macho, eso es de primero de amistad, cubrir a otros colegas, sea lo que sea, sepas lo que sepas.

— Claro, da la casualidad de que me he preocupado y he visto que la última conexión de Whatsapp de Iker había sido tardísimo. Me he figurado que habría salido de fiesta y se había quedado en cualquier sitio. Si realmente le hubiera pasado algo ¿Cómo se lo explico a mi suegra, joder?

      • Vale, entiendo, fallo mío no avisarte. Habíamos bebido bastante y estaba todo bien, no me imaginé que su madre te llamaría por la mañana.

— Y como colofón, se me ocurre abrir la puerta de tu cuarto para preguntarte y os veo así.

      • Mira tío, no le busques 10 pies al gato, de verdad.

— Javi, que le estabas comiendo el rabo a mi casi hermano mientras estaba dormido. Joder, es lo más cerca que he estado en mi vida de una violación.

      • Te vuelvo a repetir por enésima vez, que me he levantado a por el móvil y te ha tenido que engañar la vista, de verdad.

— Joder, ¿Te piensas que soy gilipollas? ¿De verdad? Que de repente te molen los tíos, pase, pero que le tomes el pelo a Iker, por ahí no paso.

      • ¿Y me lo dices tú? ¿Qué te crees, que no te vi en su cuarto por la xbox? Se te llena la boca diciendo que se respete a tu cuñado, pero bien que gozabas cuando le tenías en el suelo dándote caña al rabo mientras le obligabas a comerte los huevos.

Gonza se quedó mudo de repente. Se dejó caer en el sofá dando un resoplido y llevándose las manos a la cabeza. Los dos se quedaron en silencio varios minutos.

— Javi, somos amigos desde pequeños, creo que me conoces un poco. Eso fue una bobada entre colegas, de verdad, no significa nada. Nos pareció divertido y se nos fue un poco de las manos, sí, pero no significó nada para ninguno de los dos. Es como cuando tú y yo nos hacíamos pajas en el invernadero del insti. Luego hemos seguido siendo los mismos, sin tapujos, riéndonos de todo, porque nos queremos y sabemos diferenciar tas tonterías que surgen en el momento.

      • ¿Estás seguro de eso? ¿Estás seguro de que Iker piensa como tú?

— Por supuesto, lo hemos hablado claramente y ha demostrado una madurez increíble.

      • ¿Ah, sí? ¿Sabes que ayer os oí por teléfono mientras me buscaba la vida para poder dejaros entrar en el Palau? ¿Sabes que mi colega de seguridad me avisó de que uno de mis amigos estaba llorando y el otro le abrazaba? ¿Sabes que te roba gayumbos?

— ¿Cómo? ¿Qué dices? Estás desvariando…

      • ¿Tienes tan claro que para él ha sido solo un juego de colegas?

— Pero, ¿Cómo…?

      • Mira Gonza, te voy a decir una cosa. No vayas dando lecciones de responsabilidad cuando tú no eres el mejor ejemplo.

Se quedaron los dos callados unos segundos. Gonza empezó a llorar.

— Joder, qué vergüenza Javi. Me arrepiento muchísimo, de verdad. Se me fue de las manos, muchas veces últimamente. Entiendo que me veas como a un enfermo y un degenerado. Me lo merezco, es como me siento en este momento.

Con las pocas fuerzas que me quedaban tras oír esa conversación, huí corriendo hacia la habitación de Javi y me metí en la cama, como si no hubiera escuchado nada.

Javi lo sabía todo, me daba muchísima vergüenza. Estaba claro que Gonza había atacado demasiado fuerte a Javi y éste había tenido que defenderse como había podido, sacando los trapos sucios que,  en teoría, parecía no conocer.

Aún con todo, Javi había hecho la vista gorda conmigo y me había hecho sentir bien, a gusto, protegido.

De repente me retumbó en la cabeza la frase que había dicho Gonza: “le estabas comiendo el rabo a mi casi hermano, mientras él estaba dormido”.

¿Era en serio? No podía ser verdad. No tengo el sueño profundo, me hubiera dado cuenta. Y más estos últimos días, que andaba super salido y el más mínimo roce me hacía reaccionar.

Oí unos pasos que se acercaban a la habitación. Me di la vuelta en la cama, dándole la espalda a la puerta, justo cuando se abría. Noté como alguien fijaba su mirada en mí y sin decir nada volvía a cerrar la puerta. Me iba a volver a dar la vuelta en la cama pero sentí como unos pasos, ahora más amortiguados, se acercaban hasta la cama.

Alguien se sentó con cuidado, se quitó el pantalón y después se tumbó. Arrastró su cuerpo hacia mí y se cubrió con la sábana con la que yo me estaba tapando. Me puso el brazo encima a la altura del pecho y me abrazó. Pude notar un buen miembro chocando contra mi culo.

No me atreví a hacer el más mínimo movimiento. Tenía demasiadas cosas en la cabeza, no me quería enfrentar a ninguna discusión en ese momento.

Empecé a notar cómo ese rabo, que me apretaba contra el culo, se iba poniendo cada vez más duro. No pude más con la tensión y con ese morbo repentino que me estaba entrando. Abrí los ojos y me giré totalmente hacia la izquierda, quedando cara a cara con Javi.

      • Buenos días, nen.
  • Buenos días…

      • ¿Cómo has dormido?
  • Bueno, bastante bien, salvo cuando te has quedado toda la sábana.

      • No suelo dormir con nadie y me he vuelto un egoísta, jajaj.

¿Cómo que no solía dormir con nadie? Pero si tenía que tener a todas las tías comiendo de su mano, o de su rabazo.

  • Quien lo diría…

      • ¿Por qué dices eso?
  • No sé, te veo tan bien rodeado que imaginaba que…

      • Que había más movimiento en mi cama que en la Ronda Litoral ¿No?
  • Algo así, la verdad.

      • Me parece que tienes una imagen de mí bastante alejada de la realidad.
  • Vaya, bueno, siento si te ha molestado.

      • Tranqui, me suele pasar. No soy muy picaflor, no me va ese rollo. A mí cuando me gusta alguien, me lo curro. Necesito algo más que meterla en cualquier boquete y pasar de pantalla.
  • Pues te felicito, eso no abunda hoy en día.

Según dije eso me volví a acordar de la frase de Gonza. Tan legal como para comerme el rabo a escondidas…

      • Bueno, yo creo que a ti te pasa parecido ¿no? Al menos esa es mi imagen de ti…

Esa frase, totalmente sacada de contexto me hizo recordar que yo había hecho algo parecido con él, manoseándole el rabazo y las pelotas mientras dormía…

  • Si, bueno, yo vivo en casa con mi madre, así que todo se vuelve tremendamente atractivo cuando no se trata de…

      • ¿Meneártela solo?
  • Algo así…

      • Cuando vivas a tu bola empezarás a filtrar mucho más lo que te apetece de lo que no, hazme caso.
  • No sé, todo se andará.

      • ¿Tienes a alguien especial en este momento?
  • Bueno, podría decirse que sí, pero nadie en concreto. Ya sabes los líos que me monto en la cabeza, lo has vivido en tus propias carnes.

      • Que te guste alguien está bien, mientras no te obsesiones demasiado. Luego escuece mucho más.
  • Sí, eso trato de hacer. No es fácil, pero ya me voy haciendo a la idea de los imposibles.

      • Nada es imposible Iker, solo hay que encontrar el momento adecuado en el que las dos personas estén en el mismo punto.
  • ¿Te ha pasado eso también?

      • Me pasa desde hace un tiempo.
  • Y ¿cómo has pensado resolverlo?

En ese momento me miró fijamente a los ojos y yo le devolví la mirada. Acercó sus labios a los míos y me besó. Abrió la boca y metió su lengua en la mía. Yo me quedé congelado, no sabía qué hacer. Hacía algún tiempo que no besaba a nadie y menos aún a un tío (por no decir, nunca).

Saqué mi lengua y la rocé con la suya. Estuvimos un par de minutos besándonos suavemente, yo podía notar cómo mi rabo se había puesto duro como una piedra y temblaba de placer. También notaba la pollaza de Javi temblando y dando espasmos contra la mía.

      • ¿Estás bien?
  • Muy bien, Javi.

      • Desde que me dejaste de hablar llevo pensando en ti de otra manera. Me di cuenta de muchas cosas que no podía ubicar, por la rutina. Nunca pensé que fuera a suceder algo así y menos con el cuñado de mi mejor amigo y el hermano pequeño de una amiga de toda la vida. Digamos que te he visto crecer desde pequeñín. Pero es lo que hay.
  • No sé qué decir.

Se acercó de nuevo a mi boca y comenzamos a besarnos intensamente. Esta vez comenzó a bajar su mano por mi cadera hasta llegar a mi culo. Lo apretó con fuerza haciendo que nos juntáramos aún mas, presionando nuestras pollas duras y ya algo mojadas.

Yo nunca había pensado en Javi de esa forma, pero desde hacía unas horas me había atrapado su forma de ser, a la vez que me había puesto muy cachondo enseñándome su cuerpo.

Cada vez respirábamos con más fuerza, llegando a gemir tímidamente en alguna ocasión. Paró de besarme y me susurró al oído:

      • Anoche me encantó sentir cómo me tocabas. ¿Te gusta lo que tengo ahí abajo?

Me ruboricé por momentos, no contaba con que Javi se hubiera dado cuenta de la inspección que le hice a su rabazo y sus bolas la pasada noche.

      • Es tuya, haz todo lo que te apetezca.

Comencé a besarle de nuevo y sin titubear, le agarré los cojonazos. Los manoseé, apreté, estiré… mientras Javi gemía de placer y seguía jugando con mi lengua.

Subí hasta su rabo y lo agarré con fuerza de la base, intenté rodearla con mis dedos haciendo presión pero era imposible.

Seguí subiendo por su tronco interminable hasta llegar al glande. Lo agarré y noté lo mojado que estaba. Cogí esas babas y empecé a pajearle, subiendo y bajando lentamente.

Javi empezó a gemir de placer mientras me besaba. Fui aumentando la velocidad de la paja y también la fuerza con la que la agarraba, haciendo botar sus pelotas.

Noté como su respiración estaba muy agitada y empezaba a gemir fuerte.

De repente me cogió la mano y me hizo parar.

      • Para. Me he imaginado esto tantas veces… No quiero acabar tan rápido.

Acto seguido se incorporó en la cama, gateó hacia mis pies, me abrió las piernas poniéndome boca arriba y se tumbó frente a mi rabo.

Me agarró las pelotas con una mano y el rabo con la otra.

      • Ufff… Todo esto que tienes aquí es una joyaza.

Me escupió en el glande y me empezó a pajear salvajemente. Yo tuve que echar la cabeza hacia atrás, me estaba dando un placer tremendo. De repente paró de pajearme, nos miramos, acercó su cara a mi rabo y mis pelotas y empezó a olerlos a saco. Me susurró:

      • Debes saber que… después de que anoche me magrearas entero… me puse muy cerdo… y tras mucho pensarlo… esta mañana… me atreví a lamerte el rabo. No parecías despierto, pero por si acaso, ahí tienes la verdad.
  • Lo sé, Javi - mentí en cierto modo, sí que lo sabía pero no de la manera que me hubiera gustado. Aún así, quise hacerle sentir bien, como tantas otras veces él había hecho conmigo. Se lo debía.

  • No quise hacerte sentir incómodo, pero me encantó.

      • ¿Me dejas repetir?- Me sonrió con ternura.
  • Por favor.

Abrió la boca y con su lengua empezó a lamer todo mi rabo, de arriba a abajo. Empecé a gemir de manera brutal. Notar la lengua de Javi rozando mi polla me estaba volviendo loco.

Se metió el glande en la boca y comenzó a succionarlo. Poco a poco se fue metiendo entero el rabo, casi hasta el fondo, provocándose arcadas.

      • Fóllame la boca, Iker, por favor.

Empecé a mover las caderas de arriba a abajo, sin control. Javi y yo nos mirábamos fijamente, casi sin pestañear, lo que me daba aún más morbo. No podía creer que lo tuviera ahí abajo, mamándome el rabo, me parecía increíble.

Después de varios minutos chocando mi polla contra su paladar decidí parar. Javi se sacó mi rabo de la boca y se metió mis cojones en su lugar. Empezó a succionármelos y jugar con ellos con su lengua mientras me pajeaba a tope.

Yo estaba en éxtasis. No sabía que se podía sentir tanto placer. Nunca antes lo había sentido.

De repente se sacó mis huevos de la boca y de un salto se puso encima mío. Acercó su boca a la mía y nos besamos intensamente. Podía notar el sabor de mi rabo y mis pelotas en su lengua, lo que me puso aún más cachondo si cabe.

Le agarré del culo como empujándole hacia el cabecero de la cama. Javi se incorporó un poco con sus brazos y acercó sus caderas hacia mi cara. Ahí lo tenía, delante de mis narices, ese rabazo enorme apuntándome directamente con esas pelotas colganderas que me rozaban el pecho. Javi me observó fijarme en ellas y se acercó aún más, me las puso a la altura de mi boca. Sin pensarlo dos veces abrí la boca y comencé a lamerlas como un loco, me las fui metiendo en la boca de una en una, eran enormes. Javi se empezó a pajear el rabazo mientras gemía de placer.

No podía más, tenía que probar ese pedazo de rabo. Saqué de mi boca el huevo que tenía dentro y fui subiendo con mi lengua hacia su polla. Él bajó las caderas para que llegara mejor. Fui lamiendo cada centímetro de su tronco, lo veía enorme, más aún ahora que lo tenía casi pegado a los ojos. Fue bajando poco a poco sus caderas hasta que llegué con mi lengua a su capullo. Retrocedió un poco con sus rodillas y me apuntó con él en la boca.

La abrí todo lo que pude y él empezó a introducir su rabo en ella, despacio. Apenas me entraba en la boca. Disfruté muchísimo notando ese trozo de carne palpitante rozando mi lengua y mi paladar. Llegó hasta la campanilla y retrocedió para después volver a metérmela. Lo hizo con cuidado, sabía que no me entraría entera así que ajustó sus movimientos de pelvis. Me empezó a follar la boca con intensidad.

Era una experiencia increíble, me podía más el morbazo de tener la polla de Javi en mi boca que el hecho de que me estuviera casi ahogando en ocasiones. No podía parar de mamar.

Después de un par de minutos mamando como un animal, derramando babas por mi cuello y sus pelotas, se echó hacia atrás rápidamente y se tumbó a mi lado en sentido inverso. Se acercó a mi rabo y comenzó a mamar como un loco mientras me manoseaba las pelotas.

Acercó su rabo a mi cara y no lo dudé, hice lo mismo. Agarré con una mano, como pude, la base de su pollón y me lo metí en la boca. En esa postura pude comprobar que me entraba más, así que aproveché para ahogarme a mí mismo frenéticamente. Estaba disfrutando como un enano lamiendo la polla de Javi mientras él me dejaba sin sentido engullendo mi nabo.

Así estuvimos un buen rato hasta que noté que la polla de Javi empezaba a convulsionar. Me imaginé su leche saliendo por su capullo y me empecé a correr a saco en la boca de Javi. Por su parte también empezó a escupir lefazos. Cerré los labios en torno a él y dejé que me sacudiera toda esa leche en mi boca, hasta tal punto que ya no me entraba más y tuve que tragar, volviendo a rellenarme la boca de lefa al instante.

Javi notó que los dos habíamos terminado de corrernos, se separó de mi rabo y me sacó el suyo rápidamente de la boca.

Se puso de rodillas en la cama y se dio la vuelta, echándose encima de mí. Acercó su boca a la mía y la abrió. Yo hice lo mismo. Empezó a derramar toda mi lefa en mi boca, metió su lengua y nos besamos con todos nuestros trallazos dentro. Poco a poco fuimos tragando y relamiéndonos las lenguas el uno al otro mientras chocábamos nuestros rabos, que aún estaban tremendamente mojados y muy duros.

Cuando acabamos de tragar todas nuestras corridas seguimos besándonos frenéticamente durante unos diez minutos, sin parar, dando vueltas en la cama y manoseándonos todo el cuerpo con las manos y las piernas.

Nos colocamos el uno en frente del otro apoyando nuestras cabezas en la almohada y nos quedamos mirándonos a los ojos y dándonos besos furtivos un buen rato.

      • No puedo creerlo, Iker.
  • Ni yo, ha sido el momento más acojonante de mi vida Javi, en serio.

      • No me movería de este momento, jamás.

Nunca me habían dicho algo tan bonito. Miré a Javi con los ojos llorosos, me abrazó y me empezó a besar suavemente por toda la cara.

Era increíble la facilidad que tenía para reconfortarme.

Nos quedamos ahí abrazados, escuchándonos respirar y sintiendo nuestros latidos. Nos volvimos a quedar dormidos.

A media tarde me desperté y Javi seguía en la misma posición, arropándome con su cuerpo. Estábamos sudados y olía a rabo intenso en toda la habitación. Me acerqué a la cara de Javi y le empecé a besar, él abrió los ojos y me sonrió.

      • ¿Cómo estás nen?
  • Muy bien, pegajoso… jejej

      • ¿Ah, sí? Eso puedo remediarlo…
  • ¿Qué?

Javi se echó encima de mí y me sujetó las muñecas contra la almohada. Me empezó a soplar la nariz, las orejas, el cuello, los pezones… Cuando llegó a las axilas sacó la lengua y comenzó a lamerlas, como un poseso. De vez en cuando me iba dando besos para compartir el sabor con su lengua.

Fue bajando por mi vientre hasta el ombligo, me estaba lamiendo entero. Me soltó las manos.

      • Ni se te ocurra moverlas de ahí. - Y me sonrió guiñándome un ojo.

Puso sus manos sobre mis pectorales y las fue bajando mientras seguía lamiendo cada centímetro de mi abdomen. Llegó a mi zona púbica y me lamió con verdadera entrega cada pelo que encontró. Bajó a las ingles, yo flexioné las piernas instintivamente, me estaba gustando mucho. Me estuvo lamiendo cada centímetro de las ingles, moviendo la lengua de un lado a otro con rapidez. El cosquilleo se había convertido en escalofríos. De repente me miró sonriendo.

      • Me encanta verte así.
  • Uff… ¿Cómo?

      • Despertando.

Tenía razón, a mi rabo apenas le había dado tiempo de reaccionar aún. Se lo metió en la boca y me mordió el prepucio, que aún guardaba el capullo por completo. Con la lengua comenzó a jugar con él, dándome tanto placer que me empezó a crecer el rabo al instante. Él aguantó con el prepucio entre sus dientes  y de repente lo soltó, dejando mi rabo libre en su garganta. Le entró casi por completo y le dieron varias arcadas pero no lo sacó, siguió apretando, intentando degustar por completo mi polla. Se estaba poniendo rojo, casi lo iba a conseguir cuando desistió y la sacó por completo, llenando de babas toda su barbilla y mi rabo.

      • Eres todo un portento, ¿eh nen?

Me cogió el rabo con la mano y comenzó a repartir suavemente todas esas babas por él. Bajó a mis pelotas y las empezó a escupir y a lamer, las recogió con una mano y se las metió a la vez, como si fuera un chupa chup con dos bolas.

De pronto , sujetándome las pelotas hacia arriba, empezó a lamer la zona de debajo de las bolas como loco, dándome pequeños mordisquitos que me hacían gemir a saco.

Justo en ese momento paró y me empezó a soplar todo lo que me había lamido en esa zona. El gusto era insuperable, me empecé a retorcer y resoplar, ya no sabía cómo expresar mi disfrute.

Sacó su lengua y la llevó directa a mi culo. Soltó mi rabo y mis pelotas y con ayuda de sus manos me abrió los cachetes del culo, dejando a la vista en su totalidad mi agujero.

No sabía cómo sentirme. Era extraño, pues nunca antes nadie me había metido la lengua ahí, pero a su vez confiaba tanto en Javi y estaba tan cachondo que le dejé seguir sin mostrar un ápice de duda.

Empezó a mover su lengua en círculos amplios, rodeando mi agujero, cosa que me hizo desear que por fin llegara al centro, pero fue poco a poco, de círculos amplios a círculos más estrechos, sin llegar nunca a donde yo quería. Me estaba volviendo loco. Se entretenía dándome besos y lametazos en los cachetes y en cualquier parte de esa zona menos ahí. He de reconocer que me empecé a desesperar por sentir su lengua en mi agujero.

Levantó la cabeza y me miró, con cara de pillo. Subió las cejas mofándose de mí y yo eché una carcajada.

Cambió su gesto de pronto, cerró los ojos como concentrándose con intensidad y bajó la cabeza de nuevo.

Sin preaviso alargó su lengua y me la metió en el agujero, con fuerza, todo lo hondo que pudo. Desde allí comenzó a hacer todo tipo de movimientos con la lengua, en todas las direcciones y con todas las intensidades imaginables. Metía y sacaba rápidamente la lengua en mi agujero, yo sentía que me estaba follando realmente el culo con su lengua. Era impresionante el gusto que me daba. Me agarré la cola y la empecé a masturbar agitadamente, cuando de repente, dio un salto, me agarró la mano y me la apretó en la almohada poniéndose de nuevo encima de mí.

Se acercó a mi cara, sacó la lengua cerrando los labios y se quedó quieto. Yo abrí la mía y subiendo la cabeza como pude, me acerqué a absorber su sabor con mis labios y mi lengua. No abría la boca, lo que me estaba poniendo enfermo y muy cachondo a la vez. De repente me sonrió y me escupió en la boca. Noté como su gapo bajaba por mi lengua hacia mi garganta y me lo tragué. Con la cara me hizo un gesto negando. Él volvió a escupir otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez. Esta vez no tragué.

Se quitó de encima de mí y se puso a mi lado, me cogió por la cintura y me giró para estar los dos cara a cara. Abrió la boca y me hizo un gesto afirmativo. No lo pensé dos veces, le escupí dentro todo lo que él me había escupido. Me volvió a hacer el mismo gesto, quería más. Volví a escupirle un par de veces, dejándome la boca completamente seca. Cerró la boca y levantó las cejas. Era increíble lo bien que se comunicaba con gestos, entendía todo a la primera. Volví a abrir la boca y me volvió a escupir todo lo que tenía con varios trallazos. Así estuvimos un par de minutos hasta que se incorporó en la cama, me volvió a abrir las piernas y se asomó a mi culo. Me abrió los cachetes con las manos todo lo que pudo y escupió todas nuestras babas en mi agujero.

Nunca había vivido algo tan morboso y tan elaborado.

Empezó a distribuir por toda mi raja esas babas y acercó un dedo a mi agujero. Empezó a restregármelas introduciéndome su dedo poco a poco, de manera casi imperceptible. Después metió otro, y otro más. Llegó un momento en el que tenía 4 dedos dentro de mi culo y ni siquiera me había enterado. Con la otra mano me agarró el rabo que lo tenía durísimo y empezó a darme caña.

Después de un rato jugando con mi culo y mi polla, me ordeñó todo lo que pudo el glande, sacándome muchísimas babas. Se puso de rodillas encima de la cama y se untó el capullo con mis babas.

Empujó mis muslos hacia mis hombros, dejándome el culo más  expuesto y abierto que nunca.

      • ¿Quieres que te meta un poquito de Willy en ese culito tan precioso que tienes, Iker?

Me puso cachondísimo que me hablara jadeando. Me mordí los labios y dejé los ojos en blanco mientras esperaba mi respuesta.

Justo al verme hacer eso empezó a presionar su capullo contra mi agujero. Lo sentí al instante. Era enorme, me había metido cuatro dedos pero su capullo ya podía ser más del doble. Me volvió a asaltar esa sensación de antes, cuando no llegaba a lamerme el agujero del todo. Estaba dando pequeños botes en mi culo, rozándolo, pero no metiéndolo. Me estaba poniendo enfermo, necesitaba sentir eso dentro ya.

  • Javi, dale, méteme ese pedazo de rabo, tío.

      • ¿Así que quieres este pedazo de rabo dentro, no?- Me iba apretando cada vez más el capullo contra mi culo.
  • Si… hmm…

      • ¿Así? - Lo metió varios milímetros.
  • Ahhh… ¡más!

      • ¿Qué tal así? - En este último golpe ya había metido la mitad del capullo.
  • Uff, sigue… ¡Por favor!

De repente Javi no dudó, presionó un poco más esta vez y terminó metiendo todo su capullazo dentro de mi culo.

  • Ohhhh ¡joder!

Javi lo dejó ahí un minuto, sin moverse, no quería hacerme daño. Era nuestra primera vez probando eso y su rabo no era el más propicio para estrenar un culo, sinceramente.

Casi no me había dolido, la verdad es que había jugado tanto con mi agujero que estaba bastante relajado.

      • ¿Qué tal nen?

Le miré con cara de poseído, me agarré el rabo y las pelotas con las manos.

  • Dame más.

Javi me puso una cara de placer alucinante al oír eso.

Se escupió la mano y me la puso debajo de mi boca. Hice lo mismo, varias veces. Se llevó la mano a su rabo e impregnó bien la primera parte del tronco. También me volvió a masajear por fuera el culo, lo que me dio mucho morbo.

Empezó a empujar muy poco a poco, era casi imperceptible. Cada vez que empujaba después retrocedía también, lo que me daba mucho alivio. Siguió empujando y de repente paró en seco. Me vio poner un gesto de dolor importante con la cara.

Jamás había sentido un dolor tan punzante e intenso en mi vida, se me bajó la polla de golpe. Era inaguantable. Respiré hondo y me calmé poco a poco.

  • Ya está.

      • ¿En serio quieres seguir?
  • Sí, vamos a probar una vez más aunque sea.

Javi sacó su rabo de mi culo y se puso a mi lado, me giré y nos besamos con cariño.

      • No hace falta forzar Iker. No te preocupes.
  • Javi, realmente quiero. De verdad.

Entonces Javi me empezó a besar muy fuerte y me subió el muslo izquierdo, haciéndome flexionar la pierna. Me metió un dedo en el culo, luego otro y otro, esta vez hasta cinco. Estaba muy dilatado. Yo le empecé a pajear el pollón, me estaba poniendo muy cachondo. Casi sin moverse, Javi apuntó su rabo hacia mi culo y empezó a rozarme a saco. Casi entraba el capullo ya solo de lo caliente que iba. Sin dejar de besarme me cogió de la cintura y me puso encima de él con las piernas abiertas. Colocó su tranca en dirección a mi culo de nuevo y empezó a presionar poco a poco, dándome muchísimo placer.

Nos empezamos a besar frenéticamente mientras movía mi culo presionando cada vez más su capullo. Podía notar como mi culo se abría por momentos, dejando entrar cada vez más esa punta.

Nos miramos por un momento con mucha atención. Empecé a hacer presión contra su rabazo para metérmelo mas. Fue entrando bastante suave. Cuando notaba demasiada presión en mi agujero, levantaba el culo y lo expulsaba lentamente, sin llegar a sacarla del todo.

Repetí este movimiento bastantes veces, hasta que me vi con las agallas suficientes como para intentar profundizar mas.

Muy lentamente fui presionando, hasta que me empezó a escocer el culo de manera increíble. Era demasiado gruesa y yo nunca me había metido nada por ahí.

      • Tchst! Tranquilo fiera… Con esto vamos ya superbien.

Me la empezó a sacar lentamente. Notaba como me vaciaba por completo, era increíble lo que podía haberme rellenado.

Antes de sacarla por completo, me miró resoplando con gusto y volvió a meterla. Y a sacarla… Y a meterla de nuevo.

Muy poco a poco me estaba follando el culo y yo tenía un cúmulo de sensaciones, entre dolor y placer, muy extraño, pero no quería parar, necesitaba sentir con más intensidad todo eso.

Comencé a mover el culo de arriba a abajo con más velocidad, abarcando hasta donde habíamos llegado, la mitad de su rabazo.

Era una sensación increíble poder notar a Javi dentro de mí, mientras me miraba a los ojos con cara de poseso, gimiendo cada vez más fuerte.

      • Así nen, sigue… ¿Te gusta sentirme dentro? A mí me está volviendo loco.

No tuve dudas en como responderle. Cogí aire y apreté mi culo contra su polla todo lo que pude, metiéndomela un buen cacho más de ese rabazo.

      • Ohhh ¡joder tío!

Sentí bastante dolor, pero era extraño, de alguna manera lo había disfrutado. Volví sacármela y a meterla de nuevo de golpe.

      • Alucino contigo, buff… ¿Te gusta así?
  • Me estás rompiendo el culo. Sigue…

Javi me cogió la cara con las manos y se la acercó para besarme como loco. Poco a poco fue subiendo y bajando las caderas, metiéndome y sacándome su rabazo.

Cada vez se movía más deprisa e iba entrando mejor. Podía oír sus pelotas golpeándose contra su culo, eso me ponía cerdísimo.

  • Quiero que me golpeen en el culo.

      • ¿Ah sí, eh?

Me cogió de la cintura y sin sacar el rabo nos dimos la vuelta, ahora era él quien estaba encima de mí.

      • ¿Quieres un buen concierto de mis cojones?
  • Uffff si tío.

De repente sacó su rabo de mi culo y se puso de pie en la cama. Avanzó hasta colocar ambos pies a cada lado de mi cabeza y, agarrándose del cabecero con las manos, fue flexionando las piernas hasta que tuve sus huevazos casi rozando mis labios.

      • Hay que abrillantarlos para que suenen mejor.

Esa frase me puso cachondísimo. Abrí la boca y fui lamiéndole las pelotas como un loco. Le colgaban tanto que le agarré con mi mano todo ese pellejo colgandero y tiré de él hacia abajo. Presionando las pelotas fui repasándolas con mi lengua y absorbiéndolas con mis labios. No podía ponerme más cachondo ese momento. Tenía un problema con las pelotas de Javi, era superior a mí tenerlas cerca y no poder comérselas continuamente.

Javi no paraba de resoplar y gemir mientras se daba una caña increíble en el rabo. Pude fijarme en que él si podía rodearlo con su pedazo de mano. En ese momento entendí lo fácil que había sido meterme su polla, después de haber jugado con esos dedazos en mi culo.

Me saqué sus pelotas de la boca casi ahogándome.

  • Ahora fóllame bien.

      • Lo estoy deseando nen.

De un salto se puso de nuevo agazapado en frente de mí, me agarró de los tobillos y me los puso casi en el cabecero.

      • Qué buenas vistas…

Escupió varias veces desde arriba, dejando caer lentamente las babas para encestar en mi agujero.

Fue acercando su polla a mi culo y lo empezó a frotar contra él.

  • Hmm joder… Métemela tío, por favor.

Toc, toc, toc.- Sonó la puerta.